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Literatura y modernidad (El Indigenismo)




Enviado por tauripiedra



Partes: 1, 2, 3

    1. Síntesis
    2. Sobre el arte
    3. La literatura
      peruana
    4. Las
      tres vertientes en la poesía mundial y la
      periodización de la literatura peruana según
      Mariátegui
    5. El
      Modernismo en la literatura americana
    6. El
      indigenismo en la literatura peruana
    7. Los
      indigenismos
    8. ¿Indigenismo
      o Indígena?
    9. Lo
      criollo
    10. Expansión
      del devenir andino
    11. Indigenismo
      y bloque histórico
    12. Oligarquía
      e indigenismo
    13. La
      "barbarie" frente a la solidaridad y reciprocidad andina
      subsistente
    14. Vargas Llosa y
      el indigenismo
    15. Confluencias y
      desavenencias. Nota marginal sobre la propuesta de
      periodización de la literatura
      peruana
    16. Notas
      bibliográficas

    Síntesis

    El presente texto es un
    capítulo del libro
    inédito Barbarie y modernidad: el
    Perú en la
    globalización capitalista
    .

    En las culturas primigenias (antiguas), los elementos
    del arte y la
    literatura se
    confundían con otros elementos, formando parte de los
    rituales mágicos religiosos, que servían de
    mediación en la acción
    humana sobre la naturaleza.
    Cuando el arte y la literatura adquieren cohesión y
    autonomía de esos rituales, proceso que
    llega a su culminación en la sociedad
    capitalista, tendremos un arte y una literatura moderna, al
    margen que de que los artistas y literatos aún puedan
    tener en su mentalidad elementos mágico religiosos, pero
    su producto, su
    creación, ya no es mediadora de la acción de la
    colectividad (sociedad) sobre la naturaleza.

    El indigenismo como movimiento o
    escuela de arte y
    cultura emerge
    en el devenir de la sociedad peruana (ecuatoriana y boliviana),
    como expresión de la cultura y mentalidad andina, a veces
    con veracidad, otras veces con fantasía. Desde sus
    orígenes (con la conquista española) hasta hoy,
    tiene continuidad, pero en esa continuidad, cuyo trasfondo es el
    devenir andino inmerso en el conjunto de la sociedad, han
    existido cambios, por lo que es congruente decir que hay
    diversidad en la continuidad. Si bien la continuidad está
    garantizada por la reivindicación de lo andino, la
    diversidad consiste en el cambio de
    visión y perspectivas a través de los
    tiempos.

    En primera instancia, en la conquista y parte de la
    colonia, los símbolos del indigenismo eran las elites
    sobrevivientes de la nobleza inca (exterminados al ser derrotada
    la revolución acaudillada por Túpac
    Amaru en 1780), y en el siglo veinte, como ruptura en la
    continuidad, el indigenismo está inmerso en las
    conflagraciones de clases en lo social (político), y en el
    arte y literatura es contemporáneo de las vanguardias, a
    las cuales pertenecen muchos de sus integrantes.

    Una corriente o escuela, por lo general se ciñe
    al arte y cultura, cohesionándose en base a manifiestos y
    caudillos. El indigenismo sobrepasa a una simple escuela o
    corriente de arte porque, como diría Mariátegui,
    representa el devenir de una nacionalidad,
    de una cultura. Aquí está la raíz de su
    larga duración y su proyección futura porque la
    formación de la nacionalidad
    se está construyendo sobre "cimiento andino".

    LITERATURA Y MODERNIDAD (EL
    INDIGENISMO)

    a.-
    Sobre el arte

    Trotsky1 decía que en el arte,
    el hombre
    busca plenitud a la existencia que las sociedades,
    sobre todo las basadas en clases
    sociales, lo niegan. Y es que el hombre por
    naturaleza, es artista o esta condenado a ser artista, si se
    entiende como fundamento del arte, a la creación, a la
    imaginación e invención, a la proyección de
    un mundo diferente. Desde esta perspectiva, el arte es rebelde
    por naturaleza, buscando un nuevo horizonte, que unos lo
    proyectan al porvenir, y otros lo encuentran en el pasado,
    condenando de una u otra manera al presente.

    Pasado y futuro rondan en la perspectiva del arte
    buscando plenitud a la existencia. Se añora del pasado la
    unidad perdida, los lazos comunales (de "parentesco") entre
    semejantes y entre el hombre y la naturaleza del tiempo de los
    orígenes, y a la vez se vislumbra un futuro diferente,
    aunque no se tenga plena conciencia de
    ello.

    Los ancestros del hombre actual, a la vez que parte
    integrante de la naturaleza, la parte más activa,
    "dialogaban" o se "comunicaban" con ella, en su mentalidad
    panteísta-animista, del modo más "normal" y
    cotidiano, inmersos en el sometimiento y la enajenación, de la cual atrevidamente
    intentaban a la vez compenetrarse y sacudirse, al inicio por
    mediación de los rituales mágico religiosos, donde
    ya aparecían elementos de lo que posteriormente
    serían las artes, la ciencia y
    la técnica, intentando compenetrarse y someter a la
    naturaleza, buscando mejorar su condición de vida, en
    armonía con ella.

    Aun hoy, los hombres (modernos) del siglo veintiuno,
    "rememoran" -sin darse cuenta- el pasado primigenio,
    particularmente mediante la música y canciones,
    donde hacen referencia a la naturaleza -cielo, estrellas, luna,
    sol, mar, flores, ríos, animales,
    plantas,
    etc.-, como si se tratara de seres vivos y como si entendieran su
    mensaje.

    El ser humano se resiste, inconscientemente, a romper
    definitivamente su cordón umbilical con la naturaleza, de
    la cual había sido parte pasiva, transformándose
    luego en la parte más activa. El parentesco en tiempo de
    los orígenes no era solamente entre semejantes (humanos),
    sino también con el universo
    (naturaleza) en su conjunto. La tierra era
    la madre y todo lo que existía en ella -animales y cosas-
    guardaba relaciones de parentesco con el hombre. (Por ejemplo
    existían relaciones de "hermandad" entre una persona y un
    árbol o un animal).

    Todo ser humano tiene contacto con el arte desde las
    canciones de cuna, y aun antes, en el vientre materno, donde los
    estudiosos consideran que (el no nacido) puede percibir
    cotidianamente estímulos de diversa índole, entre
    ellos los artísticos.

    Lo que hoy se considera arte, no siempre ha tenido la
    misma acepción y el mismo lugar en la sociedad. En sus
    inicios, cuando no era arte propiamente dicho (si lo comparamos
    con el arte actual), sus elementos se confundían en el
    mundo de la magia y la religión, siendo su
    función
    principal, mediante ritos y ceremonias, acrecentar su
    relación de "parentesco" con la naturaleza, intentando
    "domesticarla" para su bienestar utilizando sus recursos. Todos
    los hombres tenían o podían tener aptitudes
    artísticas, pero no existía arte propiamente dicho
    … ni ciencia
    propiamente dicha, que van surgiendo y cohesionándose,
    diferenciándose entre sí paulatinamente, proceso
    que culmina con la aparición del capitalismo y
    de la sociedad moderna.

    El arte surge con la vida, pero no todos los seres
    humanos tienen las mismas cualidades artísticas, por lo
    que, debido a diversas circunstancias, que van desde la
    predisposición natural, a las oportunidades que encuentran
    en la sociedad, ocupan un lugar determinado, de manera activa o
    pasiva en el hacer o percibir el arte.

    Por su mismo carácter de creación que integra lo
    racional con el subconsciente, el espíritu de un pueblo,
    la identidad de
    un pueblo, vive o supervive y se proyecta, principalmente por sus
    artes, particularmente en sus creaciones más
    líricas, más íntimas, entre ellas la
    música, la poesía,
    las canciones.

    En las culturas primigenias, las diversas actividades,
    entre las cuales estaban latentes los elementos
    artísticos, por ejemplo los rituales con danzas y
    canciones, tenían carácter colectivo, y las
    "creaciones" eran hechas las más de las veces, por
    diversas generaciones. El autor individual no sobresalía
    aún del ente comunal al cual pertenecía, ya que
    sólo existía en tanto parte de la totalidad hombre
    naturaleza.

    Cuando surge la división social del trabajo y
    posteriormente hacen su aparición las clases sociales, el
    mundo de la colectividad se va desmoronando y van sobresaliendo
    individuos, entre ellos los brujos o hechiceros, que hacen de
    intermediarios entre la colectividad y la naturaleza, de la que a
    la vez forman parte, temerosos de sus fuerzas (lluvias, terremotos,
    movimientos de los astros, animales, montañas,
    ríos, etc.) a las que pretenden conjurar con sus rituales
    mágico religiosos, esperando literalmente lo que hoy
    conocemos como milagro: que cambien las cosas por
    mediación de poderes sobrenaturales y mágicos. Este
    elemento mágico, de esperar el milagro, sobrevive en
    rituales de las religiones actuales, sobre
    todo en los creyentes más ingenuos. Así, en la
    religión católica, se dice que el sacramento del
    bautizo, "borra" el "pecado original", o sino, el que confiesa
    sus pecados, luego de cumplir con alguna "penitencia" ordenada
    por el sacerdote, se purifica de ellos.

    Ya con el establecimiento de sociedades claramente
    diferenciadas en clases, el arte se va no sólo
    diferenciando del quehacer cotidiano del conjunto social, sino
    también especializándose e
    individualizándose y el anonimato en las creaciones
    persiste en el conjunto social, como una tradición y
    recreación por ejemplo en festividades
    colectivas, pero sobre ellos surge el creador, el autor
    personificado en un individuo, que
    sigue siendo un crítico en potencia,
    progresivo o retrógrado respecto del orden
    imperante.

    b.- La literatura peruana

    La literatura, un arte basado en la palabra, oral o
    escrita, no escapa a los criterios expuestos, entre otras cosas,
    en que hubo una época donde no era literatura propiamente
    dicha, sino que elementos de lo que sería la literatura,
    estaban entrelazados con otras actividades y elementos en los
    rituales mágico religiosos, de los cuales fue emergiendo
    hasta alcanzar cohesión intrínseca propia, al igual
    que otras artes, en las sociedades modernas.

    Mariátegui en su estudio de la literatura peruana
    hizo la distinción entre la "literatura propiamente dicha"
    que trajeron los conquistadores, y la literatura anterior
    aborigen, que se confundía con la religión y los
    rituales mágicos. Como se sabe, hasta hoy, su propuesta no
    ha tenido fortuna en los medios
    académicos, y al contrario la crítica, (incluyendo de "mariateguianos"),
    lo ha acusado no solamente de negar la existencia de las artes y
    literaturas orales precolombinas, sino de negar la cultura
    aborigen en general. En realidad una crítica sin
    ningún sentido, ya que Mariátegui, más que
    nadie en su tiempo, reivindicó a las culturas
    aborígenes en todas sus vivencias, elevándolas al
    grado protagónico del cambio al socialismo, en la
    revalorización de las comunidades campesinas subsistentes
    a inicios del siglo veinte.

    El fundamento de los que critican a Mariátegui,
    es cuando dice: "La civilización autóctona no
    llegó a la escritura y,
    por ende, no llegó propia y estrictamente a la literatura,
    o mas bien, ésta se detuvo en la etapa de las aedas, de
    las leyendas y de
    las representaciones
    coreográfico-teatrales
    2".

    Sin embargo, sus críticos no reparan en que,
    líneas después afirma: "La infancia de
    toda literatura, normalmente desarrollada, es la lírica.
    La literatura oral indígena obedeció, como
    todas, esta ley
    3". (El subrayado es
    nuestro).

    En otras palabras, para Mariátegui, antes de la
    llegada de los conquistadores, hubo literatura oral, que aun no
    se constituía en "literatura propiamente dicha", ya que
    para eso, entre otras razones, a su criterio, debe existir
    escritura.

    La cuestión está aclarada. La propuesta de
    Mariátegui no deja de lado las culturas aborígenes,
    menos su literatura oral. La falta de comprensión por
    parte de sus críticos, se debe en gran parte, a que sus
    propuestas o enunciados en Mariátegui son un esbozo, que
    no fueron desarrollados por su temprana muerte. Por
    otra parte, su obra fue silenciada cuando no tergiversada por la
    corriente stalinista (que intentó "Acabar con el
    Amautismo").

    Lo que es pertinente aclarar, es de que la literatura
    propiamente dicha no se reduce a la escritura, como
    equivocadamente pensaba Mariátegui, sino que puede ser
    oral, siempre y cuando logre cohesionarse así misma, con
    sus métodos de
    creación autónoma, independientes de otras
    disciplinas y al margen de rituales mágicos religiosos. Si
    es así, es evidente que estamos ante una literatura oral
    "propiamente dicha". De lo contrario, si la literatura oral forma
    parte del mundo ceremonial de la magia y religión, donde
    también hay elementos de lo que posteriormente
    sería la técnica, la ciencia…, no constituye
    "literatura propiamente dicha". Pero la respuesta concreta se
    tiene que particularizar de acuerdo al devenir de las culturas.
    En el caso peruano antes de la llegada de los conquistadores, la
    literatura oral, en palabras de Mariátegui, estaba en la
    "etapa de las aedas, de las leyendas y de las representaciones
    coreográfico-teatrales", cuesti
    ón que ha sido
    corroborada por otros estudiosos.

    (Por otra parte, está aún por descifrar el
    significado de los Quipus en la cultura incayca. Se suele aceptar
    que se limitó a ser un sistema contable,
    estadístico, pero hay cronistas, entre ellos el sacerdote
    jesuita Bernabé Cobo en su Historia del Nuevo
    Mundo
    , quien afirma que además de sietmas contables,
    eran registros del
    devenir social, es decir, de la historia social
    económica en sus diversas facetas. En el supuesto que esto
    sea cierto, no cambia la concepción sobre la "literatura
    propiamente dicha".)

    Queremos plantear dos cuestiones sobre la literatura
    oral. La primera es la creada luego de la conquista
    española, en la lucha de resistencia
    contra el colonialismo donde, junto a la literatura escrita, por
    ejemplo de los Comentarios Reales de los Incas de
    Garcilazo de la Vega, se propaga una literatura oral, para
    perpetuar en la memoria
    popular el pasado autóctono, pero junto a este proceso y
    formando parte de él, surge una literatura oral
    anticolonialista, por ejemplo en los mitos y
    relatos revolucionarios mesiánicos y milenaristas que se
    propagan de generación en generación (por ejemplo
    Incarri). También adjuntemos aquí, a los cuentos,
    leyendas, .., trasmitidos de generación en
    generación. Dejamos la pregunta de si esta literatura
    oral, (que en gran parte es diferente a la literatura oral de
    antes de la conquista), puede ser catalogada de propiamente
    dicha.

    Por lo demás, danzas y canciones para las labores
    agrícolas subsistieron tiempo después de la
    conquista, y hoy, en gran parte es rememorado, pero sin su
    función original, transformándose en parte del
    folklore y
    costumbres populares.

    La otra cuestión que queremos hacer referencia,
    ligado a lo anterior, es de que no es necesario retroceder en el
    tiempo para verificar que la literatura no se reduce a lo
    escrito, sino que además, en sus formas elementales
    está inmerso en la oralidad, no solamente por la
    subsistencia de pueblos o regiones iletradas en el proceso de
    desenvolvimiento desigual y combinado, sino también por
    otra razón fundamental, de que el arte y la literatura
    está inmerso en la vida cotidiana del conjunto de la
    sociedad, (en sus formas elementales), por ejemplo en el tarareo
    de canciones, en las representaciones teatrales, en los
    recitales, en las fiestas populares denominadas
    "folklóricas", en los medios de
    comunicación, en los centros de enseñanza, etc., Universo a partir
    del cual emerge la literatura más elaborada. Pero hay que
    decirlo que la oralidad literaria de los tiempos primigenios no
    es lo mismo que la oralidad de los tiempos presentes (que es
    moderna).

    La oralidad del arte en los países andinos
    actuales, se puede decir que está en gran parte dentro de
    lo moderno, en tanto su creador o sus creadores (que pueden ser
    anónimos), ya no forman parte del mundo mágico
    religioso, aunque en sus creaciones (en su "inspiración"),
    estén permeados de esa tradición, pero ya no existe
    el vínculo ritual afectivo, práctico, en la
    sociedad. Distinto es que supervivan rituales antiguos,
    desvinculados de la vida diaria, por ejemplo en ciertas
    festividades folklóricas, muchas de las cuales ya no
    tienen su significado original, sino que se han "modernizado", ya
    que su función no es estrechar vínculos con la
    naturaleza sino divertir, adquiriendo un carácter
    hedonista, aunque mantenga en gran parte sus rituales
    tradicionales.

    Mariátegui se hacía la pregunta:
    ¿Desde cuándo existe literatura peruana? y explica
    que la literatura que trajeron los españoles, pensada y
    sentida como españoles, aunque escrita en el Perú o
    sobre el Perú, no es literatura peruana, sino parte de la
    literatura española en sus colonias, la que deja su estela
    en el colonialismo de la literatura y cultura que supervive
    durante la república.

    El primer valor signo de
    la literatura peruana para Mariátegui es el Inca Garcilazo
    de la Vega, el autor de Los Comentarios Reales de los Incas, del
    cual dice que es "el primer peruano, sin dejar de ser español",
    resumiendo o sintetizando toda una concepción, donde la
    conquista "escinde" el devenir de desarrollo
    autónomo, [una ruptura en la continuidad],
    originándose otro proceso, donde dominadores
    (conquistadores) y dominados forman una unidad en las relaciones
    sociales, en la cual los dominados hacen suyo para liberarse, los
    elementos libertarios de lo autóctono y de la modernidad,
    constituyéndose en el "cimiento" (andino) en la
    formación de la nacionalidad, contrariamente a los
    dominadores que para perpetuarse en el poder, hacen
    suyo el lado siniestro y bárbaro de la modernidad bajo una
    mentalidad de casta racista.

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