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Mochicahui (México) – Su evangelización y fundación como misión jesuita a partir de 1605 (página 2)



Partes: 1, 2

Vista panorámica de Mochicahui, al
fondo el cerro del mismo nombre.

Los
indios principales Ventura y Cristóbal
Anamei.

Tanto ventura como Cristóbal Anamei, tuvieron un
papel importante en el bautismo de sus compatriotas, vivieron y
murieron como buenos cristianos. Anamei, que sobresalía
por su valentía en toda la Provincia, que se había
ganado autoridad y
nombre en su nación,
además le respetaban en otras, fue de gran apoyo para la
conversión y bautismo de la nación
Zuaque y siendo ya cristiano, la gobernó muchos
años y ayudó a construir iglesias, muriendo como un
verdadero cristiano. En palabras de Filiberto Leandro Quintero,
Cristóbal Anamei era un Zuaque que:

… hacía punta en las batallas, era muy
afamado; razón esta última por la cual y porque
además era capaz de sublevar a otras naciones
inconformadas, el capitán (Martínez de Hurdaide)
y el Padre (Pérez de Ribas) procuraban siempre tenerlo
grato: Dicho individuo
tenía vida marital con varias mujeres, por lo que para
convertirse, de gentil en cristiano, tuvo que elegir de ellas
una sola, con quien se bautizó y casó in facis
ecclesias, a sea de manera abierta y pública en la
iglesia,
recibiendo como nombre de pila el de Cristóbal Anamei.
Una vez bautizado y regularizada su vida matrimonial, el Cap.
Hurdaide lo nombró gobernador de los zuaques y con este
motivo le regaló caballo, espada y vestido español. Durante muchos años este
indio gobernó a su parcialidad; y al padre Ribas le
prestó una colaboración muy valiosa, en la
edificación de las iglesias formales y grandes que con
orgullo llegaron a lucir los pueblos de Mochicahui y
Charay.
(Leandro Quintero; 1962: 319).

Indígena Zuaque de
Mochicahui

La edificación de la iglesia.

Todo el pueblo entusiasmado, se puso a participar en la
construcción de la iglesia, participaron
hombres, mujeres y niños.
Respecto al papel que jugaron las mujeres y los niños en
tan noble tarea, Pérez de Ribas, dice:"…Las indias
zuacas se ofrecieron con mucha voluntad ayudar a la obra; y cada
día que le había, andaban cincuenta o ciento
acarreando agua;
servíalas de no poco aliento a las bárbaras zuacas
el decirle, que aquella casa era de la Madre de Dios,
María, cuyo nombre (como ya dije) tenían por
gloriosa y amable; hasta los niños y las niñas a
ayudaban y no poco en la obra; días había que
trabajaban en ella de todas edades cuatrocientas o seiscientas
personas, aunque no duraba el trabajo
más de medio día, por no casarlos…"
(Pérez de Ribas; 1944:306)

Tal parece que la primer iglesia que construyeron en
Mochicahui, con la orientación y ayuda, tanto de
Pérez de Ribas, como del indio Zuaque Cristóbal
Anamei y gran parte de los mochicahuis, se asentó cerca
del Cerro de la Tortuga, mejor conocido en la actualidad (2006),
como el Cerro del la Cruz, precisamente donde hoy se levanta la
que actualmente funciona para el culto, justamente en frente de
la iglesia en ruinas y que tal vez fue edificada a fines del
siglo XVIII.

Iglesia católica actual de
Mochicahui (2003)

Simultáneamente a la construcción de la
primera iglesia, se construyó una ermita pequeña en
honor a la santísima Virgen, en lo alto del cerro antes
mencionado. Todo estaba listo, la iglesia y la ermita, para el
inicio de la fiesta espiritual, los zuaques, regocijados ante
tales obras, comenzarían los rituales que les había
enseñado el padre jesuita, aunque las danzas, música y cantos de su
propia cultura
también estarían presentes. F. Leandro Quintero
recrea esta pasión religiosa sincrética de la
siguiente forma:

La dedicación de la iglesia y de la ermita fue
simultánea. La noche de la víspera se colocaron
de cada parte, a fin de que alternando se correspondieran los
sones, un terno de chirimía y otro de trompeta, y se
encendieron también en una y otra parte vistosos fuegos
y luminarias. En lo alto de la iglesia ondeaban estandartes y
gallardetes de seda de china, en
tanto que, en la anchurosa plaza de enfrente, se encendieran
fuegos a la luz de los
cuales los indios con extremado regocijo se entregaron al goce
de sus danzas vernáculas. Al día siguiente una
procesión recorrió las calles del poblado, ex
profeso adornadas con follajes de árboles, y concluyó alrededor de
la plaza, en cuya cuatro esquinas se levantaron enramadas
ornamentados con ramos y en las que improvisaron altares. Hubo
misa cantada, con música, y un padre dijo el
sermón en la lengua. La
fiesta remató con regalo de abundante comida y de la que
más gustan los indios… (Leandro Quintero; 1962:
324-325)

Desde entonces el ritual católico ha ido
acompañado por las danzas, música y cantos de los
indios zuaques. El primer misionero entendió, seguramente,
que había que reencauzar las manifestaciones
autóctonas, al entender que es imposible cambiar
radicalmente la cultura de un pueblo, y mucho menos de uno tan
rebelde y guerrero como el de Mochicahui.

Ahora sus tambores y danzas tenían otro
significado, ya no para convocar a la guerra contra
sus vecinos o contra cristianos celebrando triunfos con sus
cabezas cortadas, si no para celebrar fiestas a Cristo y a su
santísima Madre. En la actualidad, los indios zuaques de
Mochicahui, no tiene la ermita en el cerro, pero cuentan con una
enramada, donde realizan sus cantos y danzas relacionados al
ritual católico y desde la cual realizan la
procesión hasta la Iglesia situada, muy probablemente
donde se edificó la primera por allá en
1605.

Indígenas del Centro Ceremonial de San
Jerónimo de Mochicahui en el día de san Juan
(2003).

A la gran fiesta para solemnizar e inaugurar, tanto la
iglesia como Ermita, acudieron muchas naciones, como los ahomes y
de otras distantes del río mayo, los cuales se
sorprendían al ver a la brava nación Zuaque tan
cambiada por no ser ya belicosa. Los invitados se fueron muy
alegres a sus tierras y los zuaques que no se cansaban de admirar
su iglesia, emprendieron acciones para
la compra de algunos ornamentos y parafernalia para el culto
divino.

De este tipo de fiestas, Pérez de Ribas
manifiesta lo siguiente: "Hansen escrito aquí estas
fiestas, por que aunque no sean de triunfos de emperadores, ni de
cortes de príncipes; pero no se puede dudar, de que son
triunfos que saben celebrar los ángeles en el cielo, de
las conversiones de estas gentes…" (Pérez de Ribas;
1944: 307).

Conclusiones.

  • A) Mochicahui, es uno de los pueblos de origen
    prehispánico fundado en una fecha no determinada de la
    época precolonial.
  • B) Mochicahui, era el pueblo principal de la
    nación Zuaque, los otros dos eran Charay y Cigüini,
    éste último desapareció para favorecer la
    evangelización en sólo dos puntos de
    concentración.
  • C) Los zuaques eran una de las naciones más
    rebeldes y belicosas de toda la Provincia de Nuestra
    Señora de Sinaloa, por lo que para lograr su
    pacificación y evangelización, los misioneros
    jesuitas
    recibieron el apoyo del capitán don Diego
    Martínez de Hurdaide.
  • D) La participación de la india Luisa,
    fue de gran importancia para los primeros bautismos,
    principalmente de niños, en la región
    Zuaque.
  • E) Los indios principales, como Cristóbal
    Anamei recibieron el bautismo y apoyaron la edificación
    de la primera iglesia, así como la construcción
    de una ermita en el cerro de la tortuga, o de la
    cruz.
  • F) Fue el padre jesuita Andrés Pérez de
    Ribas, el pionero de la evangelización de los zuaques y
    de los mochicahuis y fundador del pueblo de misión
    de Mochicahui, a partir de 1605.
  • G) En la construcción de la primera iglesia,
    se destacó una gran participación de toda la
    comunidad,
    hasta de mujeres y niños.
  • H) En la fiesta para celebrar el término de
    las construcciones de la iglesia y de la ermita, se observa que
    están presentes las danzas, música y cantos
    prehispánicos. Como invitados, asistieron naciones
    cercanas y distantes que se asombraron del cambio de
    los zuaques, antes rebeldes y guerreros y que ahora estaban
    rendidos y blandos ante la religión
    católica.

BIBLIOGRAFÍA:

Leandro Quintero, Filiberto, Historia Integral de la
Región del Río del Fuerte,
(Manuscrito),
Culiacán, Sinaloa. 1962.

Pérez de Ribas, Andrés, Historia de los
triunfos de Nuestra Santa Fe, entre gentes las más
bárbaras y fieras del Nuevo Orbe;…
Ed. Layac,
México.
1944.

 

Mtro. Marco Antonio Borboa
Trasviña

Lugar de nacimiento: Los Mochis, Sinaloa

Profesor de Tiempo
Completo

Universidad de Occidente

Unidad Guasave

Sinaloa, México

RESUMEN CURRICULAR:

Marco Antonio Borboa Trasviña. Licenciado
en Sociología Rural por parte del Instituto de
Antropología de la Universidad de
Occidente. Maestro en Comunicación para el Desarrollo
Social, por parte de la Universidad de Occidente, Unidad Los
Mochis. Profesionalmente se ha desempeñado en la
Universidad de Occidente, Unidad Guasave desde 1988 hasta la
fecha actual, ocupando diferentes cargos o responsabilidades.
Actualmente es Profesor de
Tiempo Completo categoría "D" y Jefe del Departamento
Académico de Ciencias
Sociales y Humanidades, de la Universidad de Occidente,
Unidad Guasave.

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