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Reflexiones acerca del papel de la mujer hoy en un mundo globalizado (página 2)



Partes: 1, 2

La chilena Ximena Valdés, al referirse a este
fenómeno y su impacto dentro de las luchas de las mujeres
en América
Latina plantea:

"…los procesos de
democratización contribuyeron a la baja de perfil del
mundo no gubernamental, comparado con aquel logrado en los
ochentas. Así comienza a experimentarse el traslado de
los temas puestos en la agenda pública por parte de las
mujeres, a las agendas institucionales. Los Estados firman
convenciones, redactan informes
sobre lo avanzado en materia de
mujeres, instalan mecanismos, crean instrumentos de manera tal
que asistimos al tránsito de la temática de
la mujer
desde la sociedad civil
al los gobiernos"

Otra reflexión interesante sobre este aspecto la
hace Amélia Valcárcel desde la experiencia
de los paises desarrollados, según ella, se dan tres
rasgos característicos en la manera en cómo las
mujeres detentan poder:

  1. Las mujeres detentan el poder otorgado sin la
    completa vestidura que este supone.
  2. Las mujeres detentan el poder con los tres
    votos clásicos:
    pobreza,
    castidad y obediencia.
  3. A las mujeres les es permitido detentar este
    poder siempre que a él lleven las virtudes
    clásicamente reconocidas como aretario del sexo
    femenino, que son fundamentalmente: fidelidad y
    abnegación.

"¿Por qué ocurre todo esto?, ¿por
qué no hay completa investidura?, ¿por qué
podemos decir que se exigen los tres votos clásicos y
probar que en efecto es así? Por qué no hay
detentación del poder por parte de las mujeres en el nivel
pertinente , en el nivel simbólico
pertinente…

El poder denota masculinidad, esto es así, es un
hecho innegable que no precisa mayores desquisiones… Dado el
deber de sumisión, distinto del deber de obediencia, dada
lo no completa investidura, dada las condiciones especiales de
detentación del poder, este poder es necesariamente
inestable: lo detenta alguien, pero ese poder no se hace
extensivo como detentación al colectivo completo al que
ese alguien pertenece significativamente.

Del hecho de que una, dos, tres mujeres detenten un
poder, para el colectivo completo de las mujeres no se sigue que
el colectivo detente poder. Y para esas mujeres que lo detentan
no se sigue que eso las saque de los esquemas normativos a que su
colectivo esta sujeto. Es por lo tanto vivido y percibido
externamente como inestable, casual, accidental, moda
incluso".

El patriarcado en su versión neoliberal y
globalizado acentúa sus significados clasicos: el
individualismo, el divorcio entre
lo público y lo privado, la desigualdad natural de
género.
Como valores del
orden, no están en discusión. «Se aceptan, si
se quiere vivir y por esta razón se excluye a todo aquel
que no los acepte o luche contra ellos».

Basta leer un pequeño fragmento de los textos
para comprender la filosofía sobre la que descansa la
dominación y la discriminación de la mujer.

"El hecho trascendental es que al hombre le es
imposible abarcar un campo ilimitado, sentir la urgencia de un
número ilimitado de necesidades. Se centre su atención sobre sus propias necesidades o
tome con cálido interés el
bienestar de cualquier ser humano que conozca, los fines de que
se puede ocuparse serán tan sólo y siempre una
fracción infinitésima de las necesidades de todos
los hombres.

Sobre este hecho fundamental descansa la
filosofía entera del individualismo. Esto no supone… que
el hombre es
interesado o egoísta o que deba serlo. Se limita a partir
del hecho indiscutible de que la limitación de nuestras
facultades imaginativas sólo permite incluir en nuestra
escala de valores
un sector de las necesidades de la sociedad
entera, y que, hablando estrictamente, como sólo en las
mentes individuales pueden existir escalas de valores, no hay
sino escalas que son diferentes y a menudo contradictorias entre
si la transmutación de valores que provoca la
aceptación inconsciente o no, de la ideología globalizadora neoliberal somete a
las personas a vivir en el mundo del silencio, el miedo y la
soledad impuesto en
nombre del orden. Bajo el dominio de un
tipo de cultura que
enlata el ser, el hacer y el desear, pensar es, también,
una rebeldía.

La crisis
paradigmática que afrontamos hoy incluye la
formalización de un tipo de paradigma a
partir de un modelo y un
esquema patriarcal determinado histórico y culturalmente y
al cual la teoría
y la práctica social no ha podido superar totalmente ni en
las experiencias sociales más progresistas.

Reconstruir la imagen
creíble y atractiva de una sociedad fraterna, solidaria y
libre desde una perspectiva emancipadora de género precisa
impulsar procesos permanentes de crítica
y creación libres de actitudes o
prejuicios que atentan contra una visión genérica
cuyo sentido es la transformación de la sociedad. Estamos,
pues, urgidos de tejer entre todos y todas la imagen atractiva de
un bienestar sostenible.

Ahora bien:

Existen países como chile que la discriminación y los cambios en la economía por el
sustento afectan indudablemente a la mujer.

A cuatro años del fin de siglo, la realidad de un
mundo globalizado se ha instalado y Chile no está ajeno,
sino que enfrenta el desafío de insertarse con éxito
en el nuevo escenario mundial. La firma de tratados
comerciales bilaterales y la participación en diversos
conglomerados de países, con el fin de expandir sus
fronteras comerciales, ha sido el camino escogido. La necesidad
de participar en condiciones competitivas en esa economía
global obliga a realizar importantes cambios tecnológicos
y organizativos en los sectores productivos del país. Como
es lógico, estas modificaciones y, en particular, el
empuje empresarial hacia una mayor flexibilización del
aparato productivo y del uso de la fuerza de
trabajo
afectan al empleo
femenino. No obstante, con respecto a la forma en que le afecta
hay diferentes visiones.

Una versión catastrofista percibe la
globalización y los cambios en la estructura
productiva y del empleo de la mujer sólo como una
amenaza.

Otro enfoque visualiza que la inserción
internacional de la economía chilena en marcha no
perjudicará mayormente a las trabajadoras, puesto que un
aumento del comercio y de
la inversión incrementaría y
mejoraría el empleo.

Una tercera postura, de la cual Argumentos se siente
portavoz, es una llamada de alerta, basada en considerar que el
difícil escenario de globalización y reestructuración
competitiva de la economía nacional requiere del Estado y de
los actores laborales políticas
activas que valoren el trabajo
femenino y busquen la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres en el campo laboral.

De no darse las condiciones anteriores, la
globalización, portadora de grandes potencialidades para
generar progreso económico, social y cultural, puede
traducirse en un empeoramiento de las condiciones de trabajo de
las mujeres y un aumento de las desigualdades entre los
sexos.

Los datos sobre la
generación de empleos en Chile muestran en los
últimos años una clara tendencia de
desaceleración. Si se compara el quinquenio 1985-89 y el
de 1990-94, el descenso de la creación de nuevos puestos
de trabajo queda de manifiesto. En el primer período hubo
un crecimiento del Producto Interno
Bruto (PIB) de un
36,9 por ciento y se crearon, en promedio, 215 mil nuevos puestos
de trabajo. En el segundo período, en cambio, el
promedio de nuevos empleos fue de 115 mil, lo que representa una
disminución cercana al 47 por ciento, en circunstancias en
que el crecimiento de la economía fue muy similar. En lo
relativo a la generación de empleo femenino, se puede
constatar que en el período 1986-1990, el número de
puestos de trabajo para mujeres aumentó en un 20 por
ciento. En el período 1991-1995, sin embargo, el
incremento fue de tan solo un 16 por ciento.

De este modo, si bien en los últimos años
se ha dado una acelerada incorporación femenina al
mercado
laboral, los efectos de la mayor apertura económica que
proporcionará el conjunto de los tratados de libre comercio en
curso, pueden generar una tendencia de desaceleración de
la generación de empleo femenino, más aun, si
consideramos el probable aumento de la demanda de
mano de obra calificada y los menores niveles de
especialización técnica de la mayoría de las
mujeres.

Aunque el nivel educacional de la fuerza de trabajo
femenina en Chile supera el de la masculina, las mujeres
enfrentan la innovación tecnológica de los
procesos de trabajo desde una posición de desventaja. Ni
su formación escolar ni su formación posterior las
prepara para situarse exitosamente en un mercado laboral que
está caracterizado por una creciente demanda de
calificaciones específicas, de un nuevo tipo de
calificaciones con habilidades en materias tales como manejo de
informática y organizacional, procesos de
planificación y calidad total,
mercadeo,
etc.

La flexibilización de los procesos productivos y
del empleo en respuesta a las exigencias de la competencia
internacional, que tiende a expulsar a fuertes contingentes de
trabajadores hacia empleos precarios, podría tener un
mayor impacto en las mujeres que en los hombres, porque afecta a
los trabajadores menos calificados y aquellos que tienen menos
acceso a los programas de
capacitación. Este es el caso de las
mujeres.

De este modo, se podría decir que estamos frente
a una situación que está bastante lejos de la
equidad para
la mujer en el mundo del trabajo. Al contrario, lo que se
visualiza es una fragmentación de la clase
trabajadora, en un núcleo cada vez más restringido
de trabajadores calificados y bien remunerados con mayor
estabilidad laboral y mejor acceso a los sistemas
provisionales y de salud, que es
mayoritariamente masculino, y una periferia, cada vez más
extendida, de trabajadores en condiciones precarias de empleo,
con una mayor proporción de mujeres.

Se estima que es imprescindible una innovación en
los tipos de protección jurídica y social de los
empleos atípicos y una regulación y
fiscalización adecuada para evitar los efectos negativos
de estos procesos en las condiciones de trabajo, salud y vida de
trabajadoras y de trabajadores.

Y aquí se abre el primer interrogante:
¿qué capacidad tienen las mujeres para influir en
las nuevas estructuras de
realidad que se están creando y en qué medida
podemos modificar los nuevos escenarios sociales que se
están configurando en esta nueva época marcada por
la globalización? Si en los procesos de cambio social y
político se intenta asignar un nuevo espacio a las
mujeres, desde el feminismo
debemos reflexionar sobre el papel y el espacio social que este
nuevo mundo globalizado ofrece a la mitad de la humanidad. En
este momento histórico es crucial producir conocimiento y
reflexiones feministas que iluminen los nuevos hechos sociales
que se están gestando y que afectan las vidas de las
mujeres. Este conocimiento tiene que tener la suficiente
capacidad explicativa cómo para dar cuenta de la
complejidad de las mujeres como colectivo social y, al tiempo, tiene
que deslegitimar las configuraciones teóricas que eluden
explicar los múltiples cruces de dominación en que
están inscritas las mujeres y que tan excelentes
beneficios están proporcionando a los varones y a la nueva
economía capitalista.

No puede soslayarse que el rostro más relevante
de la globalización hoy es el neoliberal. Y que
éste proceso es el
que ha introducido cambios significativos en las condiciones de
vida de las mujeres.

Las mujeres, al ser uno de los sectores de población más pobres, son quienes
más se han beneficiado con los programas sociales y por
ello mismo son quienes más acusan las medidas de ajuste
estructural, puesto que son estos servicios a
los que se aplican los recortes en los presupuestos
nacionales. Las mujeres, invisibles como productoras, ahora con
las políticas neoliberales, vuelven a ser objetivo "del
lápiz rojo del economista al ver numerosos servicios, por
ejemplo, de salud reproductiva, tachados de los presupuestos
nacionales" 

¿Cuál es el resultado de la
aplicación de las políticas de ajuste estructural
sobre las mujeres? Lo primero que hay que subrayar es que
influyen asimétricamente sobre las relaciones de
género. Y es que el estado
redefine y expande lo ‘privado’ para así
invisibilizar los costes de desplazamiento de la economía
remunerada a la no remunerada. La necesidad de alargar el
salario para
poder hacer frente a las necesidades básicas implica casi
siempre un incremento del trabajo doméstico: más
necesidad de cocinar, cambios en los hábitos de la compra,
entre otros.

Los efectos de las políticas neoliberales son
distintos para las mujeres de los países del Norte y de
los del Sur. Las políticas neoliberales afectan más
negativamente a las mujeres de los países en desarrollo que
a las de los países del primer mundo. Y este hecho
está relacionado con el grado de desarrollo de los
derechos
sociales, de las democracias y de la formación cultural de
cada sociedad. De otro lado, no puede soslayarse el hecho de que
en los países del norte se aplican en mayor o menor medida
políticas de acción
afirmativa como resultado de la movilización política de las
mujeres en organizaciones
feministas desde hace décadas.

De todas formas, hay que señalar que la
globalización económica está haciendo crecer
el empleo y el trabajo de las mujeres. En los países
desarrollados, las mujeres se trasladan de la industria a
los servicios y en los países en desarrollo, se trasladan
del trabajo gratuito del hogar y de la agricultura de
subsistencia a la economía monetaria. Los efectos de los
programas de ajuste estructural no señalan una sola
tendencia ni tampoco producen los mismos efectos para todas las
mujeres. Los efectos varían en función de
circunstancias diversas relacionadas con los distintos contextos
económicos, políticos y culturales. Si bien la
tendencia que se observa es que cada vez acceden más
mujeres al mercado laboral mundial, también se identifican
excepciones significativas que nos tienen que empujar a
reflexionar sobre las características de esa
tendencia.

Por ejemplo, la aplicación de las
políticas neoliberales en los antiguos países
socialistas del este de Europa ha tenido
como efecto la expulsión de un gran segmento de mujeres
del mercado laboral. Asimismo se ha reducido el empleo en
Tailandia en la crisis económica del año 1997 o en
Corea cuando se elevó el nivel tecnológico de la
producción. Sin embargo, en
Centroamérica ha aumentado la tasa de participación
laboral de las mujeres, básicamente debido a su
inserción masiva en la industria maquiladora.

El papel de las mujeres en la globalización económica es crucial
por muchos motivos. Señalando dos aspectos de los que se
ha hablado:

El primero de ellos hace referencia al aumento del
trabajo invisible de las mujeres. En efecto, y
tal como se señaló anteriormente, cada vez que el
estado deja de asumir funciones
relacionadas con las ayudas sociales (y este es uno de los puntos
esenciales de los programas de ajuste estructural), las mujeres
sustituyen al estado y asumen esas tareas, casi siempre
relacionadas con salud, nutrición y cuidados.
En un momento histórico como el que estamos viviendo en el
que se recortan las ayudas sociales en casi todos los
países en desarrollo y en algunos desarrollados -como
EE.UU.- o bien no se incrementan, como sucede en una parte de los
países del primer mundo, es obvio que las mujeres trabajan
más pero en las mismas condiciones de invisibilidad de
siempre. A todo esto hay que añadir que las aportaciones
sociales del empresariado se están recortando directa o
indirectamente en casi todos los países del mundo. Lo
cierto es que el impuesto reproductivo que pagan las mujeres a
los varones se está incrementando en la misma
proporción en que se recortan las políticas
sociales. Y estas políticas son esenciales para la
supervivencia de grandes segmentos de población, sobre
todo de aquellos que son más pobres.

El segundo aspecto hace referencia al trabajo
visible
de las mujeres. La entrada de considerables
contingentes de mujeres al mercado global de trabajo en unas
condiciones de sobreexplotación difíciles de
imaginar en el mundo desarrollado es una de las condiciones de
posibilidad de aplicación de las políticas
neoliberales. La importancia numérica de mujeres en las
maquilas o zonas francas vinculadas al vestido y al montaje
electrónico significa que hay sectores económicos
ocupados mayoritariamente por mujeres.

Hay que señalar además que la
globalización de las políticas neoliberales lejos
de dejar un saldo positivo para las mujeres, significa mucho
más trabajo gratuito y mucho más trabajo mal
pagado; además, la lógica
excluyente implícita en el neoliberalismo
ha empobrecidomás a los pobres, que en su mayoría
son mujeres. Todos los datos avalan empíricamente la idea
largamente sostenida por el feminismo de la feminización
de la
pobreza.

En esta "hoguera de las vanidades" en la que creemos que
las mujeres hemos alcanzado nuestras metas reivindicativas y de
emanciapación, resulta que el 98% de las riquezas de
la tierra
están en manos de los hombres y sólo el 2%
pertenece a las mujeres. Que las 225 "personas" más ricas
del mundo acumulan el mismo capital que
los 2.500 millones más pobres, pero resulta que esas 225
personas más ricas son varones y de los 2.500 millones de
entre los más pobres el 80% son mujeres. En armamento se
gastan 780.000 millones de dólares frente a los 12.000
millones que se gastan en la salud reproductiva de las mujeres.
En la prostitución infantil, el 90% son
niñas y los beneficiarios en un 100%, hombres.

En las guerras de la
ex- Yugoslavia ha retornado el esclavismo
sexual, de modo que en Kosovo las mujeres vendidas a sus
proxenetas eran hacinadas en barracones inmundos y estaban
obligadas a recibir una media de treinta clientes por
noche, en su mayoría soldados y mandos de la OTAN,
así como miembros de las ONGs, según denunciaron en
su día James Petras y Mujeres de Negro. Y esto sin hablar
de los campos de refugiados, ocupados por mujeres y niños,
ancianos y enfermos, o de la situación desesperada de las
mujeres en Afganistán.

El empobrecimiento extremo y las guerras étnicas
y de religión son también producto o
táctica de la Globalización en relación a
una población que interesa más que se maten entre
sí o que se ocupen de sus paranoias internas de sangre,
territorios, tradición, lengua y otras
urgencias que distraen de la política económica
internacional y confunden sobre quién sea el verdadero
enemigo.

Se plantea por autores especializados en el tema que
existen tres grupos de mujeres
miradas con ojos de globalización:

  • Las mujeres que viven por debajo del límite de
    la pobreza y que no tienen acceso a la prensa,
    la
    televisión y el Internet. Su
    formación esta limitada, si acaso, a una educación escolar escasa y deficiente.
    Sus esperanzas de una vida más agradable son casi nulas,
    a pesar de que no son menos inteligentes que otras.
  • Las mujeres que trabajan en su casa o en negocios.
    Tienen acceso a la prensa y a la televisión. Especialmente la Televisión les despierta deseos
    especiales. Cuando ven con cuantos lujos viven los otros hacen
    conciencia
    de su propia realidad.
  • Las mujeres que tienen libre acceso al mundo de los
    medios.
    Ellas han llegado, saben lo quo quieren, la mayoría han
    concluido estudios superiores y muchos hombres temen sus
    habilidades y se preocupan de que puedan hacerles competencia
    por sus puestos.

En todo el mundo, lo más fácil es comparar
a las mujeres del grupo 3. Las
diferencias que existen en este grupo están condicionadas,
en primer lugar, por las distintas culturas en que viven.
Así, por ejemplo, una intelectual iraní
actúa de manera totalmente diferente a una europea o
latinoamericana, por el papel que el Islam le asigna.
Lo mismo vale para la china o la
hindú, que debe respetar sus tradiciones.

En África, en donde las mujeres forman parte de
más de la mitad de los pequeños agricultores, ellas
producen alrededor del 80 por ciento del alimento y constituyen
cerca de las tres cuartas partes de la fuerza laboral en la
producción y procesamiento de los alimentos. Pero
las mujeres todavía no tienen acceso a la tierra. Sin
derechos seguros de
propiedad,
ellas no están en condiciones de obtener ni créditos ni apoyo para la
producción.

Una mujer pierde la vida cada minuto en el mundo por
problemas en
el embarazo o en
el parto,
según afirmó el Fondo de Población de las
Naciones Unidas
(UNFPA) con motivo de la celebración del Día
Mundial de la Población. La fecha coincide con el
décimo aniversario de la celebración, en la ciudad
de El Cairo, de Conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo, en la
que los gobiernos de 179 naciones se comprometieron a "mejorar la
calidad de la
vida de las mujeres y las familias proporcionando acceso a
servicios de salud y educación, además de un
medio ambiente
no contaminado y la vigencia de los derechos
reproductivos".

CONCLUSIONES

En el mundo de hoy, la mujer desempeña un papel
que se hace cada vez más indispensable tanto en la
economía
internacional, como en la nacional y la doméstica;
pero su posición económica resulta todavía
desfavorecida si se la compara con la del hombre.

Las mujeres y niñas de todo el mundo se enfrentan
igualmente a riesgos de
salud de otra índole, como la violencia
sexual doméstica o laboral, los malos tratos, la
mutilación genital en algunos países, las enfermedades de
transmisión sexual y los trastornos
psicológicos derivados del papel que se les impone en la
sociedad.

Resumiendo, me atrevería a asegurar que
nosotras podemos ocupar una mejor posición en el mundo
globalizado. Los amplios canales de información ya disponibles permiten a las
mujeres, aún a aquellas pertenecientes a los sectores
marginados, conseguir una educación, lo cual era antes
imposible.

Olga Lucía Ramírez,
el 10 de octubre del 2006, en nota de prensa decía:
"Debemos pensar el mundo con ojos de mujer"

¡Viva la mujer trabajadora del campo y la
ciudad!

¡Viva la mujer trabajadora del mundo!

¡Abajo el machismo dominante!

¡Paremos el mundo para parar a las
guerras!

¡Paremos el mundo para cambiarlo!

BIBLIOGRAFÍA

  • Celia Amorós: «Hacia una crítica
    de la razón patriarcal» Ed. Antrhopos, España,
    1985
  • Noam Chomski: «Democracia y
    mercados en
    el nuevo orden mundial» Ed. Contrapunto. Mexico,
    1996
  • Ximena Valdés: «Rumbo al siglo XXI.
    Diversas miradas».Ponencia. Congreso REPEM, Rio de
    Janeiro, Octubre 1996.
  • Amélia Valcarcel: «La política de
    las mujeres» Ed. Cátedra, Madrid,
    1997, p. 126
  • Hayek Friedrich, «Derecho, legislación
    libertad», Unión Editorial,
    Madrid,m España, 1985, p. 47
  • Hayek Friedrich, «Derecho, legislación
    libertad», Unión Editorial, Madrid,m
    España, 1985, p. 89
  • Hayek Friedrich, «La fatal arrogancia. Los
    errores del socialismo», Unión Editorial,
    Madrid, 1990, pp. 43-44
  • La mujer y la globalización de la
    economía mundial
    Reunión del Buró Internacional Socialista de
    Mujeres, 18 y 19 de enero de 1997, Roma, Italia.

 

AUTORAS:

Lic. Raiza Trapote Fernández

MsC. Donna Baños Guerra

Lic. Carmen Torres González

Partes: 1, 2
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