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Lectura Funcional y Rendimiento Académico en Estudiantes de Educación de la Universidad del Zulia (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

 

CAPÍTULO I

EL
PROBLEMA

1. Planteamiento.

En un interesante artículo publicado
por FUNDALECTURA en diciembre del 2000, (EDUCERE, N° 4,
año 11) se sostiene que la escuela es una
institución social cuya misión
primordial es la de enseñar los usos sociales de la
lengua
escrita, pero sucede que es allí precisamente, en la
escuela, donde se lee únicamente para cumplir con las mal
llamadas actividades escolares. Partiendo de tal
afirmación y observando las dificultades que hoy por hoy
presentan los estudiantes, de cualquier grado, nivel y/o
modalidad, bien puede afirmarse que tales debilidades son
producto de la
escasa conciencia que
tiene el venezolano en general sobre la lectura y
la poca promoción que de ella hace la escuela, por
no decir ninguna.

Sean las razones antes mencionadas, y seguramente muchas
otras que especialistas e investigadores en materia de
lectura puedan
citar, es preocupante no sólo los bajos índices de
lectura del estudiantado venezolano en nuestras aulas, desde la
escuela básica hasta nuestras máximas casas de
estudio, sino que resulta más preocupante aún, que
lo poco que leen no lo comprendan o sencillamente no decodifiquen
los aspectos fundamentales de una información escrita dado que no poseen, en
muchos casos, las herramientas
básicas para una lectura, ya sea de estudio o de
placer.

En esta era llamada de las comunicaciones, donde la información
escrita es el puente fundamental del conocimiento y
del quehacer diario, resulta inquietante que los estudiantes en
general, y con mayor preocupación los universitarios,
presenten debilidades significativas en cuanto a la lectura,
más aún si se trata de estudiantes de educación, pues se
supone que en sus manos estará la formación de las
generaciones de relevo, bajo su responsabilidad quedará la posibilidad de
diseñar y desarrollar, por ejemplo, las estrategias de
aprendizaje
más convenientes para garantizar el aprendizaje de
sus futuros alumnos.

De allí la necesidad que estos
docentes en
formación cuenten con la debida preparación
académica que les permita cumplir a cabalidad con su
cometido, y obviamente, esa formación está
estrechamente relacionada a su capacidad, entre otras, de
decodificar, interpretar, analizar, debatir y cuestionar lo que
lee, las informaciones contenidas en los diversos medios
impresos, incluyendo los textos mismos que podrán utilizar
para su labor docente. Sólo a través de la lectura
se logran los primeros pasos en la redacción y composición de textos
escritos. Sólo un buen lector estará en capacidad
de expresarse con propiedad por
escrito.

Sin entrar en debates sobre estas
últimas afirmaciones, es innegable la relación
existente entre la posibilidad de escribir correctamente y
emplear el lenguaje
escrito como vehículo para expresar ideas, opiniones,
sentimientos, sin contar con la debida preparación y
capacidad, a la cual se puede llegar, principalmente, gracias a
la lectura. Por ello la escuela debe estimular, desde temprana
edad, la lectura como medio para el enriquecimiento cultural,
social, afectivo y académico del niño. Ha de ser el
docente un modelo de
lector que estimule a sus aprendices. Ya en la universidad queda
en manos del estudiante potenciar sus capacidades y destrezas
para garantizar su éxito
académico.

No obstante, es comentario generalizado entre muchos
docentes universitarios, en especial entre quienes laboran en las
escuelas de educación, el gran número
de alumnos carentes del hábito de la lectura, tan
necesario para que éstos puedan desempeñarse con
éxito en sus compromisos académicos; sin embargo,
pareciera que no les falta la capacidad intelectual para el
estudio, sino que no pueden enfrentar las demandas del discurso
universitario ni del ritmo del trabajo. Cabe
citar a William Rohwer (1984) quien sostiene que la
relación entre las actividades del estudio y el
rendimiento académico varía según las
características del curso y las características del
alumno. Es decir, el éxito académico depende en
parte de características individuales como la habilidad
intelectual, la
motivación y las experiencias previas de estudio, pero
por otra parte, depende también de los requisitos de la
tarea en los diferentes cursos. En otras palabras, las
características del alumno toman mayor importancia
mientras más autonomía se requiere en la selección,
organización, transformación e
integración de la
información.

Los alumnos que poseen hábitos de lectura tienen
más facilidad para formular hipótesis, generar soluciones y
comparar y analizar la información que se les presenta,
que aquellos alumnos que se acostumbran a memorizar y reproducir
detalles y, cuyos índices de lectura son bajos. El alumno
con hábitos de lectura tiene también mayores
posibilidades de obtener mejores calificaciones, un mejor
rendimiento académico.

A lo anterior se puede agregar que el
estudiantado venezolano en general está condicionado por
sus creencias epistemológicas, (Greybeck, 2004), al creer,
por ejemplo, que el
conocimiento surge solamente de fuentes
externas, confía plenamente en las informaciones que
consigue en los libros
básicos o más elementales de una asignatura, aun
cuando estos no sean recomendados por su profesor, y
que muchas veces son sustituidos por algún material
mimeografiado o fotocopiado, o incluso tomado de internet, sin las
respectivas fuentes bibliográficas. También cree el
estudiando venezolano que los docentes, representan la verdad
absoluta; esa creencia aunada a la comodidad que caracteriza a
estos estudiantes, no les motivará a indagar o profundizar
en otros textos, en nuevas fuentes, en diversos medios, sino que
se limitan a sostener esa verdad y repetirla las veces que sea
necesario, ya sea en una evaluación
o sencillamente en una conversación.

No obstante, el estudiante podrá
tener o presentar dificultades, pero también es cierto que
en la actualidad se requiere estar mejor informado a la mayor
brevedad posible, los lapsos de tiempo para
presentar una evaluación y otra, redactar y discutir un
informe o hacer
una exposición
oral, son reducidos, limitados; si a ello agregamos el
número de asignaturas que debe cursar un alumno regular
que desee seguir el ritmo de la carrera, hacen que la
lectura sea necesariamente más rápida, más
precisa en cuanto a la información a obtener, y de ser
posible presentada de una manera mucho más digerible,
más conveniente, más práctica.

De allí, por ejemplo, que muchos textos presenten
al iniciar o concluir un capítulo, una síntesis
del mismo, o presenten cuadros sinópticos, esquemas de
información, diagramas de
contenido, entre otros medios o recursos que
sinteticen la información sin menoscabo de su contenido;
mientras que el alumno por su parte recurre a sencillas tomas de
notas, a subrayar párrafos de interés, o
a elaborar mapas
mentales, entre otras estrategias, que le permitan obtener de
los libros, revistas y otras fuentes escritas la
información pertinente a cada caso. Muchos docentes
también conscientes de esta nueva realidad, recurren a
diversas estrategias para presentar la información de
manera más concisa y detallada a la vez, ya sea a
través de mapas
conceptuales, organigramas,
esquemas, entre otras. Para estudiantes y docentes, la necesidad
de información está estrechamente vinculada a la
producción del conocimiento como medio para
el desarrollo
personal y profesional.

Cabe mencionar, que de acuerdo a una
declaración del Banco Mundial
(1999) en su informe sobre el desarrollo
mundial titulado El conocimiento al servicio del
desarrollo
, aquello que diferencia realmente a los
países ricos de los países pobres, no es el mayor
ingreso per cápita de recursos, sino el acceso que tienen
sus pobladores al conocimiento útil para el mejoramiento
de la calidad de
vida. […] pero no sólo en la relación
mundial de países desarrollados versus países en
vías de desarrollo, sino en el interior de los grupos
poblacionales de estos últimos: las diferencias entre el
acceso al conocimiento de los diferentes estratos sociales traza
la diferencia entre la calidad de vida
de unos y de otros. La lectura es fuente inagotable de
conocimiento, tan necesario para la vida académica, como
para el verdadero y sustentable desarrollo de las actuales
sociedades.

Ahora bien, no podemos supeditar la lectura
al ámbito meramente académico; ya sea una agenda de
trabajo, un itinerario, un plan de clases,
un menú en la cafetería, un flujograma de
cualquier proceso, una
tabla
periódica o un anuncio en la prensa, la
lectura comprende todos y cada uno de los ámbitos del
quehacer humano; puede ser una simple frase, un eslogan, una
noticia o unas instrucciones, todo ello está escrito, y se
requiere de la habilidad necesaria, no sólo para leerlo,
sino para comprenderlo y, más importante aún, para
darle la debida utilidad. Para
ello se requiere de un proceso cognitivo que permita comprender,
utilizar y transformar la información presentada en textos
escritos o en forma gráfica no convencional a la del
texto. Es
allí donde se requiere de la habilidad de una lectura
funcional.

Bajo esta perspectiva, se define como lectura funcional
a la que tiene como propósito permitir al lector acceder
al contenido de mensajes elementales, mínimos, necesarios
o imprescindibles para su propia utilidad, interés o
seguridad, a
partir, fundamentalmente pero no exclusivamente, de
representaciones gráficas y visuales, recursos ampliamente
difundidos en el ámbito educativo, sobre todo,
universitario.

Otro aspecto a considerar es la posible
correlación entre la lectura y el índice
académico del estudiante, su rendimiento; se da por hecho
que quien más lee obtendrá mayor
información, la información conlleva a un mayor
conocimiento y esto a su vez le conllevará a mejores
calificaciones como evidencias de
un mejor desempeño. Sin embargo, hay estudiantes que
sostienen que "sin leer tanto obtienen
buenas
", e incluso, excelentes
calificaciones; expresiones como: "con la clase es
suficiente"
o "con dar un repaso rapidito a lo que dieron
en clase basta"
, se evidencia que hay alumnos que al parecer
consideran que la lectura no es, necesariamente, un medio para
alcanzar un óptimo desempeño
académico.

Hay alumnos que afirman que para obtener una buena
calificación ni siquiera es necesario leer, y que pese a
ello mantienen promedios de calificaciones que bien pueden
considerarse buenos en comparación con el resto de los
estudiantes de educación. El tal sentido se percibe que
los alumnos dejan a un lado la lectura completa del material de
apoyo o texto recomendado por el profesor, para abocarse a
repasar algunas líneas de apuntes tomados en clase, o a
intercambiar ideas, conocimientos y experiencias sobre la
asignatura a evaluar; más significativo aún, es que
algunos docentes facilitan material en forma gráfica o
esquemática, donde la información se encuentra
condensada y los estudiantes pocas veces recurren a este tipo de
material, al que por lo general encuentran poco
comprensible.

Cabe preguntarse: ¿se puede, realmente, obtener
una calificación sobresaliente sin necesidad de recurrir a
la lectura como medio de estudio?, ¿es que los estudiantes
no consideran necesario obtener una calificación
sobresaliente y por ende no hay necesidad de leer? o
¿aquello que se lee debe memorizarse sin necesidad de
interpretarlo, menos aún buscarle una aplicación
válida? Sea como sea, en la mayoría de los
artículos publicados y en las investigaciones
realizadas sobre rendimiento académico, como las de Romero
García (1985), Páez de Marín (1987), Irureta
(1990), entre otras, en todas ellas, la lectura aparece como una
variable necesaria a considerar. Suponer que los alumnos no ven
la necesidad de lectura para mejorar su rendimiento
académico bien puede considerarse una inquietante
situación dentro de la educación
actual.

1.1. Formulación.

¿Existe relación entre el
índice de lectura funcional y el rendimiento
académico de los estudiantes del primer semestre de
educación, en las menciones Básica Integral y
Matemática
y Física, de
la Universidad del Zulia?

2. Justificación.

El presente trabajo parte de algunos
datos
obtenidos e informaciones proporcionadas en investigaciones
previas y en publicaciones hechas en diversas regiones e instituciones
del país, donde abordan diversos puntos y aspectos
estrechamente relacionados con el problema de la lectura, y en
particular sobre el problema que representa la comprensión
lectora en estudiantes y profesionales, quienes, tal como lo
señala Morles (1992), presentan serias dificultades para
lograr la comprensión de lo leído, lo que se
evidencia en los niveles de interpretación, retención,
organización permanente y atención.

Esa realidad constituye una significativa parte de la
preocupación manifiesta por organismos e instituciones, en
especial por las universidades, quienes con frecuencia abordan
este importante tema a través de sus investigaciones o
eventos, donde
en reiteradas oportunidades se ha cuestionado los bajos niveles
de expresión oral y escrita de los estudiantes, afectando
así su rendimiento académico. Muchos coinciden en
que gran parte del problema evidenciado en la expresión
oral y escrita es precisamente la carencia del hábito de
la lectura, y más aún de la nula, poca o indebida
comprensión que éstos hacen de un texto.

Por otro lado está el uso, cada día
más extendido, de los medios
electrónicos, así como la asiduidad con la que
docentes y estudiantes recurren a medios que permitan sintetizar
información, como mapas mentales
y/o conceptuales; otros medios que permiten sintetizar
información son, por ejemplo, las infografías
utilizadas por la prensa escrita y electrónica, las digitografías en la
web y los
flujogramas en
las organizaciones,
todos estos medios conllevan necesariamente a: primero, aceptar
que el uso de las representaciones gráficas y visuales
además de comunes y frecuentes, como formas de lectura de
requieren de un debido proceso de identificación,
ubicación y utilización de la información en
ellas contenidas; y segundo, a preparar a alumnos, y lectores en
general, para comprender y aplicar oportunamente la
información que transmiten estos medios. De allí,
en principio, la necesidad de diagnosticar cómo
actualmente los alumnos universitarios interpretan la
información que se ofrecen a través de textos y
formas de representación esquemática o
gráfica, y la incidencia que esta pueda tener en su
desempeño académico; en síntesis, se percibe
la necesidad de precisar los aspectos relacionados con el uso que
dan los estudiantes universitarios a la lectura
funcional.

Por último, cabe destacar
también, que este tipo de investigación permitirá ofrecer
datos e informaciones sobre uno de los aspectos más
interesantes en la formación de todo profesional, en
especial, quienes cursan la carrera de educación, como lo
es su habilidad para la decodificación – y su
aplicación – de información de carácter visual, más allá de
los grafemas, palabras, frases y oraciones, aquella presentada en
forma de textos o representaciones gráficas de distinto
tipo, y con ello la obtención de información que es
necesaria para orientarse y desenvolverse exitosamente en su
ámbito académico, laboral o social
en general.

3. Objetivos.

3.1. Objetivo
General.

Determinar el grado de relación
entre la Lectura Funcional y el Rendimiento Académico en
estudiantes del primer semestre de Educación, menciones
Básica Integral y Matemática y Física de La
Universidad del Zulia durante el primer período
2005.

3.1.1.
Objetivos Específicos.

  • Identificar el índice promedio de Rendimiento
    Académico en estudiantes del primer semestre de
    Educación, menciones Básica Integral y
    Matemática y Física de La Universidad del Zulia
    durante el primer período 2005.
  • Describir el actual Proceso Cognitivo de Lectura
    Funcional en estudiantes del primer semestre de
    Educación, menciones Básica Integral y
    Matemática y Física de La Universidad del Zulia
    durante el primer período 2005.
  • Detectar el nivel de habilidad en el uso de la
    lectura funcional presente en estudiantes del primer semestre
    de Educación, menciones Básica Integral y
    Matemática y Física de La Universidad del Zulia
    durante el primer período 2005.
  • Analizar las posibles correlaciones entre el nivel de
    lectura funcional y el rendimiento académico de los
    estudiantes del primer semestre de Educación, menciones
    Básica Integral y Matemática y Física de
    La Universidad del Zulia durante el primer período
    2005.

4. Delimitación.

Desde el punto de vista espacial y
temporal, la presente investigación se centró
geográficamente en el Municipio Maracaibo,
específicamente en la escuela de Educación, de la
Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad del
Zulia; en el tiempo comprendido entre enero y octubre de
2005.

En cuanto a la delimitación
poblacional o universo,
éste estuvo conformado por sesenta (60) estudiantes de la
Escuela de Educación, de la ya mencionada universidad y
facultad, específicamente, treinta (30) alumnos de la
mención Educación Básica Integral y otros
treinta (30) estudiantes de la mención Matemática y
Física.

En relación a la delimitación conceptual,
este estudio se sustentan en los postulados y planteamientos que
sobre lectura funcional sostienen Salvia y Hughes (1990), y
Feliú y Rodríguez (1994).

CAPÍTULO II

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

  1. 1. 1. Sobre Lectura.

    Zambrano (2003), con la investigación:
    "Estrategias de Estudio y Comprensión Lectora y su
    relación con el Desempeño del Futuro Docente"
    determinó, en un grupo de
    estudiantes del noveno y décimo semestre de
    Educación Básica Integral de La Universidad
    del Zulia, la relación existente entre las
    estrategias de estudio y la comprensión lectora, y
    cómo ambos aspectos influyen en el desempeño
    del futuro maestro. Dicho trabajo, de tipo descriptivo, en
    la modalidad de campo y con diseño no experimental y
    correlacional, utilizó como instrumento un cuestionario cerrado con escala
    Lickert, diseñado por la investigadora, lo cual le
    permitió concluir, en relación con la
    lectura, que en materia de organización del pensamiento se evidenció un uso
    favorable de estrategias de comprensión lectora,
    conjuntamente se destacan las fortalezas en cuanto a
    secuencia, discriminación, diferenciación
    y asociación , mostradas por el grupo.

    En dicha búsqueda de información,
    partiendo de la lectura, también se evidenciaron
    debilidades relacionadas con el surgimiento de ideas
    espontáneas, desarrollo de esquemas de contenido,
    toma de notas de ideas importantes y selección de
    textos según el índice de contenidos. Como
    resultados, la autora afirma que la investigación
    determinó una correlación significativamente
    alta/positiva entre las variables objeto de estudio, en particular
    la relación existente entre las estrategias de
    estudio y la comprensión lectora.

    Torres de Márquez (2002), en
    su trabajo titulado: "Bases Teóricas para la
    Comprensión Lectora Eficaz, Creativa y
    Autónoma", plantea la preocupante situación
    de los estudiantes ingresados a la Escuela de
    Educación, quienes evidencian dificultades en dicha
    comprensión lectora, por lo cual se permite asegurar
    que uno de los problemas más preocupantes del
    sistema
    educativo venezolano, en todos sus niveles, estriba en
    la dificultad tenida por los estudiantes para comprender
    textos escritos.

    En cuanto al tipo de investigación
    realizada por Torres de Márquez, ésta es de
    carácter experimental con estudios de caso. En una
    evaluación diagnóstica efectuada a 38 alumnos
    del taller de lengua, que equivale a un 75% de la población estudiada, se presentaron
    dificultades para construir significados, no
    definían esquemas de representación y
    evidenciaron disociación del signo. A lo largo del
    taller la investigadora aplicó estrategias basadas
    en la teoría de los esquemas, considerando
    éstos como estructuras abstractas, las cuales
    representan lo que uno piensa acerca del mundo, Sustentando
    estos postulados teóricos en Shallert (1982),
    Rumelhar y Norman (1978) y Palmer (1975). Al finalizar el
    taller, que permitió a la investigadora realizar su
    análisis, un 86.8% de los estudiantes
    demostró que, a partir de la definición de
    los esquemas de representación, se logra una
    óptima comprensión de la lectura; el 10.5%
    logró una comprensión considerada buena y
    sólo el 2,6% logró una comprensión
    regular de la lectura. Concluye su investigación
    estableciendo la relación de asociación y
    conocimiento previo del signo lingüístico
    (dualidad y síntesis informativa), la operatividad
    con los signos
    al definirlos como esquemas de representación e
    integración del signo en sus elementos
    constitutivos, lo cual proporciona los elementos
    básicos, iniciales y operativos del lector,
    permitiendo el análisis, la relación y
    combinación de los signos, pues estos conforman el
    texto al extraer significados que conlleven a la
    comprensión del mismo.

    Olivares (2000), llevó a cabo
    una investigación titulada "Dominio del
    Lenguaje
    en Estudiantes de Biología de la Universidad del
    Zulia", con el objetivo de detectar el dominio y manejo que
    los estudiantes universitarios poseen de su lengua escrita.
    A través de esta investigación se han
    recopilado casos concretos, los cuales evidencian
    dificultades presentadas por un grupo de bachilleres para
    producir textos coherentes. Para ello se
    diseñó y aplicó un instrumento, el
    cual permitió recolectar la información
    deseada; dicho instrumento estuvo orientado a la
    elaboración de un resumen sobre un texto escrito,
    ejercicios de puntuación y acentuación y
    realización de una redacción sobre un tema
    dado.

    Este proyecto
    permitió detectar que las dificultades más
    frecuentes presentadas por los estudiantes fueron:
    desconocimiento de las reglas de puntuación y
    acentuación, incoherencia discursiva, deficiente
    manejo de la ortografía, uso excesivo de
    muletillas y expresiones coloquiales, bajos niveles de
    comprensión lectora
    , deficiente manejo de la
    ortografía y dificultades en la redacción.
    Tales resultados ponen de manifiesto que las concepciones
    tradicionales sobre la enseñanza del español como lengua
    materna haciendo énfasis en lo reiterativo y
    memorístico, está descuidando el fin
    último de su función, enseñar
    lengua.

    Castillo (2000), realizó una
    investigación titulada: "Procesamiento
    Sintáctico en Estudiantes Universitarios", basada en
    el principio de que durante la lectura concurren cuatro (4)
    subprocesos en la comprensión del texto: procesos
    perceptivos, léxicos, sintácticos y
    semánticos, pero específicamente el
    procesamiento sintáctico permite agrupar las
    palabras de la oración en unidades jerarquizadas
    para posibilitar la asignación de significados, como
    fin último de la lectura. Para este estudio se
    tomó como muestra
    un número de veintisiete (27) estudiantes del tercer
    semestre de ingeniería del Instituto
    Universitario Politécnico "Santiago Mariño",
    extensión Valencia. Para la obtención de
    datos e informaciones, se elaboró un instrumento
    cuyo propósito fue establecer cómo estos
    estudiantes empleaban diferentes claves sintácticas
    en la comprensión de oraciones
    sintácticamente ambiguas.

    Los resultados de la investigación
    permitieron precisar, en lectura y redacción, que
    las respuestas emitidas por los estudiantes privilegian los
    grupos de claves sintácticas como: orden de las
    palabras y significado de las mismas, aun cuando ello
    conduzca a frecuentes interpretaciones erróneas. Los
    altos porcentajes de error relacionados con el uso de estas
    claves, así como los bajos porcentajes de otras,
    hacen necesario determinar si estos datos están
    estrechamente relacionados con las deficiencias en la
    comprensión de textos, independientemente de la
    presentación de los mismos.

    Romero (1999), en su trabajo de grado
    titulado: "Incidencia de la Producción de Textos en
    el Desarrollo de la Comprensión Lectora en alumnos
    de 5° de Educación Básica",
    demostró que la producción de textos como
    medio o estrategia incide significativamente en el
    sentido de la comprensión lectora de los sujetos
    participantes favoreciendo de igual manera la
    espontaneidad, imaginación, creatividad, análisis y
    expresión verbal, capacidades todas necesarias para
    el proceso de socialización e integración de
    los niños hacia sus similares.

    Para la obtención de los resultados, el
    autor mencionado aplicó la prueba de lectura,
    diseñada por la Dirección de Educación Especial y la
    Organización de Estados Americanos (OEA) en
    su estudio de "Niveles de Lectura y Escritura en Niños Alfabetizados"
    (1983-1985) a treinta (30) niños, escolares, de
    ambos sexos y cuyas edades oscilaban entre los nueve (9) y
    catorce (14) años, todos cursantes del 5° de la
    Escuela Básica "Amanda Jesús Bravo" de
    Maracaibo. Con este estudio se evidenció la
    relación existente entre la capacidad creadora y de
    producción de textos como mecanismo que permite la
    comprensión de los mismos, favoreciendo la
    opinión de quienes sostienen que solo se aprende a
    leer en la medida del desarrollo de la propia
    escritura.

    Lozada (1999), presentó una propuesta
    constructivista llamada "Estrategias Metacognitivas en
    Lectoescritura". Dicho trabajo
    determinó el uso de estrategias metacognitivas en la
    lectura y escritura de un grupo de cincuenta y siete (57)
    estudiantes de la asignatura Lectoescritura, del tercer
    semestre de la carrera de educación Integral,
    Universidad Pedagógica El Libertador (UPEL),
    extensión Sabana de Mendoza, estado
    Trujillo. Para ello empleo
    tres (3) cuestionarios, los cuales le permitieron concluir
    que este grupo de estudiantes universitarios no emplean
    estrategias metacognitivas en la lectura ni en la
    escritura, es decir, no tienen control
    ni uso consciente de sus capacidades, lo cual repercute
    directamente en su rendimiento académico.

    González de Bauza (1999), presentó
    una investigación titulada: "Estrategias de
    Autoaprendizaje para Desarrollar Habilidades en la
    Redacción". Consciente de la estrecha
    relación entre la expresión escrita y la
    lectura, la investigadora comenzó por determinar los
    niveles de comprensión lectora de la
    población objeto de estudio, conformada por ochenta
    y seis (86) estudiantes de Educación Integral,
    cursantes del Programa de
    Profesionalización Docente (PPD) de
    la Universidad Nacional Experimental "Rafael María
    Baralt".

    Entre los resultados obtenidos, al aplicar un
    pretest destaca que la estimación del índice
    de comprensión lectora en los estudiantes apenas
    alcanzó un 27,33%, lo cual mejoró
    significativamente tras la aplicación de su
    propuesta de autoaprendizaje. Los resultados del
    post-test
    señalaron que este grupo mejoró un 65,12%,
    significativo avance pero aún evidenciaban
    determinadas limitaciones en cuanto a la lectura,
    incidiendo significativamente en la redacción dentro
    del grupo.

    Por último, resulta
    conveniente señalar una publicación realizada
    por Salazar y Ponce (1999), "Hábitos de Lectura",
    producto de una exhaustiva investigación, y cuyo
    propósito fue caracterizar las condiciones y
    prácticas de lectura en los niños de sexto
    grado de los centros educativos estatales en Cajamarca,
    Perú. Dicha investigación arrojó, que
    un 65% de escolares poseen una tendencia de
    valoración, la cual hace considerar al libro
    como un objeto de utilidad práctica
    (realización de tareas escolares), y a la lectura
    como un acto que debe generar resultados productivos
    (conocer cosas nuevas); este grupo respondió
    también que un libro sirve para
    entretenerse.

    El estudio muestra la importancia que están
    dando los niños a la lectura funcional; es decir,
    leer, no para sí, para expresarse y disfrutar, sino
    para otros – el maestro, los padres – y para obtener
    calificaciones aprobatorias. Ésta es una
    contribución directa de la escuela, cuyo esfuerzo
    por asegurar el aprendizaje de la lectura, una vez que
    ésta se ha logrado, se transforma en exigencia,
    generando la enajenación del valor
    afectivo que toda lectura pueda propiciar. Sumado a ello la
    escasa disponibilidad de textos y materiales que respondan a las expectativas
    y tendencias naturales de los niños.

    1. 2. Sobre Rendimiento
    Académico.

    Bustamante (1.981), en la investigación
    "Necesidad de Logro, Locus de Control y Rendimiento
    Académico", inició una serie de estudios
    orientados a la motivación a través de un
    análisis descriptivo y el impacto a ocasionar en la
    educación; en esta investigación
    abordó a cuarenta y dos (42) estudiantes de la
    Facultad de Ciencias
    de la Salud de la
    U.L.A., quienes fueron seleccionados sobre la base de los
    puntajes extremos obtenidos a partir de una
    combinación de dos medidas: el Test de
    Apercepción Temática (TAT), para medir
    fantasías con respecto al logro y la Escala de
    Ansiedad Sarason, la cual mide temor al fracaso.

    Cabe destacar que todos los sujetos fueron
    equivalentes en cuanto a su edad, status
    socio-económico y cociente intelectual. Los
    resultados obtenidos señalaron que los sujetos con
    alta necesidad de logro difieren de los estudiantes con
    baja necesidad de logro en cuanto a su percepción del control conductual y
    en su rendimiento académico, siendo los primeros
    significativamente más orientados a la internalidad
    y presentando promedios de calificaciones parciales
    más altos.

    Pico y Bustamante (1.985) realizaron un importante
    trabajo titulado "Necesidad de Logro, Rendimiento
    Académico y Autoestima" con el objetivo de determinar el
    posible grado de relación entre las variables
    mencionadas. Para esta investigación, se emplearon
    las Escalas MEHRABIAN y AESTIGE para medir Necesidad de
    Logro y Autoestima, respectivamente, y fueron aplicadas a
    ciento treinta y nueve (139) estudiantes del Instituto
    Universitario Pedagógico Experimental de Maracay,
    Estado Aragua, hoy Universidad Pedagógica El
    Libertador (U.P.E.L.), de los cuales ochenta (80) eran de
    sexo
    femenino y el resto masculino.

    En cuanto al análisis estadístico,
    este se realizó a través de la "t" de Student
    para muestras independientes. Se encontró que los
    estudiantes con alta necesidad de logro, quienes obtuvieron
    mayores puntajes en la Escala AESTIGE, con un promedio de
    calificaciones mayor que los estudiantes con baja necesidad
    de logro y bajo puntaje en dicha escala. Las autoras
    indican, sobre las calificaciones de los estudiantes, tanto
    con alto como bajo rendimiento académico, fueron
    equivalentes en AESTIGE.

    En relación a los resultados, estos fueron
    interpretados en términos de la
    pobreza motivacional característica del
    estudiantado venezolano, lo cual evidencia, que la
    necesidad de logro (factor motivacional) tiene poder
    discriminador para diferenciar los estudiantes con alto y
    bajo rendimiento académico y con alta y baja
    autoestima, pues ésta última no se ve
    afectada por el fracaso, actuando esta variable como un
    mecanismo de protección (o mecanismo de defensa del
    yo), permitiendo al estudiante venezolano sentirse bien a
    pesar de su bajo rendimiento académico, quien tiende
    a ser conformista, e incluso en oportunidades, justifica su
    pobre desempeño académico.

    Para Romero (1.985), los estudios y las diversas
    investigaciones llevadas a cabo por el Centro de
    Investigaciones Psicológicas (C.I.P.) de la
    Universidad de los Andes (U.L.A.), en Mérida, le
    permitieron participar en una Conferencia
    llevada a cabo en el Instituto Politécnico de
    Barquisimeto, hoy Universidad Nacional Experimental
    Politécnica "Antonio José de Sucre",
    Núcleo Lara, que luego publicase bajo el
    título de "Motivación y Rendimiento del
    Estudiante y Evaluación al Profesor", exponiendo la
    necesidad de identificar los patrones motivacionales
    prevalecientes tanto en el profesorado como en los
    estudiantes venezolanos, con la finalidad de evaluar el
    impacto sobre sus propias ejecuciones y
    actuaciones.

    Arapé y Guillén (1.992),
    evidenciaron que aquellos alumnos cuyos maestros les
    motivaban frecuentemente a través de palabras y
    expresiones consideradas motivacionales y estimuladoras
    obtenían promedios de calificaciones
    significativamente más altos con respecto aquellos
    cuyos docentes no estimulaban a sus alumnos a través
    del diálogo diario en el aula. Ambos
    autores, de la Escuela de Psicología de la U.C.V., presentaron
    un trabajo titulado "Importancia de las Palabras
    Estimuladoras e Incentivantes en el Discurso Diario de los
    Docentes en relación al Rendimiento Académico
    en Niños de Sexto Grado".

    Las mencionadas investigadoras, aplicaron el
    Programa de Atención al Niño (P.A.N.)
    diseñado por el extinto Consejo Venezolano del
    Niño (C.V.N.) y promovido por el Ministerio de
    la
    Familia durante el Gobierno
    de Luis Herrera Campins (1.979), donde se capacita a los
    docentes en el manejo del vocabulario utilizando palabras y
    expresiones alentadoras, motivantes, gratificantes, las
    cuales de una u otra manera incentiven el
    trabajo en el aula, lo cual implica mayor y mejor
    rendimiento académico.

    Asimismo, el programa fue aplicado a tres docentes
    de una escuela de Maracay, Estado Aragua, quienes durante
    el segundo lapso pusieron en práctica las
    estrategias sugeridas. El promedio académico
    aumentó significativamente: de 13.6 a 14.9, de 14.2
    a 15.3 y de 13.8 a 16.4, en los tres cursos
    respectivamente. En cuanto a los postulados para el manejo
    de la variable motivación, estos se centraron en los
    planteamientos de Maslow
    (1970).

    Barboza (1.992), de la Escuela de
    Psicología de la Universidad Católica
    Andrés Bello (U.C.A.B.), Caracas,
    presentó un trabajo titulado "Necesidad de Logro,
    Necesidad de Poder y Rasgos de la
    Personalidad", con la intención de descubrir si
    es atribuible o no al rendimiento académico, la
    relación existente entre necesidad de poder,
    necesidad de logro y rasgos de la personalidad. Dicha investigación
    estudió una población de 199 estudiantes de
    la Escuela Militar de Venezuela, cursantes del 2do. y 3er.
    Año, cuyas edades oscilaban entre 19 y 25
    años, de sexo masculino, solteros, venezolanos y
    bachilleres.

    Debido a este trabajo, el investigador
    concluyó que las necesidades de logro, poder y
    rasgos de la personalidad no pueden ser considerados como
    predictores del rendimiento académico; no obstante,
    cabe señalar de estos estudiantes, que en los
    ítems del instrumento aplicado, el Cuestionario
    Mogollón y Pérez (1.975), medidores de las
    motivaciones intrínsecas como
    autorrealización y expectativas, obtuvieron puntajes
    levemente mayores, coincidencialmente, el 56% de ellos
    tienen un rendimiento académico ligeramente superior
    al promedio. Sin embargo, este hecho no comprueba ni
    demuestra que, en este caso, la necesidad de logro pueda
    considerarse como un elemento clave en el rendimiento
    académico del estudiantado. Esta
    investigación centró sus bases
    teóricas en los postulados de McClelland.

    Walter (1986), realizó una
    investigación titulada "Influencia de la
    Disposición Positiva hacia la Lectura y la destreza
    en la misma en el Rendimiento Académico", para lo
    cual se tomó una muestra de 231 estudiantes
    cursantes de la asignatura Estudio y Comprensión del
    Hombre,
    del ciclo general del Núcleo Cabimas, de la
    Universidad del Zulia. Este estudio destacó, a pesar
    de no tener suficientes evidencias, las cuales permitieran
    sostener, la inexistencia de una disposición
    positiva hacia la lectura, se demostró que los
    alumnos "leen más" por exigencias internas que por
    motivación propia.

    En conclusión, la disposición
    positiva hacia la lectura y la destreza hacia la misma
    influyen en el rendimiento de los estudiantes. Para
    corroborar este punto la investigadora conformó dos
    grupos a partir de una evaluación
    diagnóstica: un primer grupo de 133 alumnos cuyos
    resultados en el test inicial respondieron correctamente en
    término promedio el 83% de los ítemes
    propuestos; el segundo grupo constituido por 98 estudiantes
    obtuvieron en la misma evaluación un promedio del
    42% de respuestas correctas. A partir de estas primeras
    identificaciones se prosiguieron con las actividades
    planificadas para la asignatura, y llevando debido registros
    de las evaluaciones de cada grupo.

    Por último, es conveniente
    mencionar las conclusiones presentadas por Schiefelbein,
    Valenzuela y Vélez (2001) en su informe sobre los
    Factores que Afectan el Rendimiento Académico en la
    Educación Primaria; si bien es cierto que este
    informe no abordó el nivel superior de la
    educación, tanto este nivel como la educación
    primaria en América Latina, son un reflejo de las
    sociedades actuales y de sus respectivos sistemas
    socio-políticos, de allí que se considere
    pertinente en esta parte de la investigación citar
    ese estudio. En palabras de los autores mencionados, las
    conclusiones específicas, en términos de los
    doce factores alterables relacionados con el rendimiento,
    son las siguientes:

    1. Los métodos de enseñanza activos
    son más efectivos que los métodos
    pasivos.

    2. El acceso a libros de texto y otro material
    instruccional es importante para incrementar el rendimiento
    académico.

    3. La educación formal que recibe el
    maestro, previa a su incorporación al servicio
    profesional, es más efectiva que la capacitación y/o actualización
    tradicional de profesores en servicio.

    4. La provisión de infraestructura
    básica (por ejemplo, electricidad, agua y
    mobiliario) está asociada con el rendimiento, en un
    tercio de los estudios revisados.

    5. La experiencia de los profesores y el
    conocimiento de los temas de la materia están
    relacionados positivamente con el rendimiento.

    6. El período escolar y la cobertura del
    currículo están asociados
    positivamente con el rendimiento, mientras que el
    ausentismo de los profesores está relacionado
    negativamente.

    7. Las actitudes de los estudiantes hacia los
    estudios son importantes para incrementar el
    rendimiento.

    8. La atención preescolar está asociada
    positivamente con el rendimiento.

    9. La repetición de grado escolar y el ser
    de mayor edad están relacionados negativamente con
    el rendimiento.

    10. La distancia entre el lugar de residencia y la
    escuela está asociada con el rendimiento, entre
    más cerca mayor rendimiento.

    11. El tamaño del grupo parece no tener
    efecto en el aprendizaje, pero el tamaño de la
    escuela está relacionado positivamente con el
    rendimiento.

    12. La práctica de tareas en casa que
    incluye la participación de los padres está
    relacionada con el rendimiento.

    El segundo de los factores mencionados por
    Schiefelbein, Valenzuela y Vélez (2001),
    están vinculados a la lectura, y las limitaciones
    que representa para el estudiante el acceso al material
    bibliográfico necesario para su
    formación.

    Sin duda alguna, existen innumerables factores que
    pueden incidir en el rendimiento académico de
    cualquier grupo de estudiantes, las primeras
    investigaciones citadas se orientaron a descubrir los
    factores intrínsecos e inherentes al estudiante,
    mientras el último estudio abordó los
    factores exógenos y relacionados al medio o
    contexto, fuera de la realidad del estudiante; en este
    sentido, la presente investigación trata sobre la
    lectura funcional, un aspecto estrechamente relacionado con
    el estudiante, dada la necesidad de comprensión
    lectora del alumno, cuyo objeto de análisis parte de
    su mundo exterior: el texto.

    Para finalizar es conveniente señalar, que
    en la revisión de antecedentes realizada para la
    presente investigación, no se hallaron estudios
    directamente vinculados con la lectura funcional, lo que
    permite afirmar que este tipo de lectura no ha sido
    debidamente abordada, ya sea por desconocimiento,
    desinterés o desinformación, por tratarse
    sólo de un tipo específico de lectura,
    mientras que existen numerosos proyectos e investigaciones cuyo alcance, en
    relación a la lectura, es mayor, al abordar otros
    importantes aspectos de este tema.

  2. Antecedentes.
  3. Bases Teóricas.

2.1. Lectura. Definiciones y Tipos.

Para Freinet, cuyos estudios y teorías
se consolidan en 1957, y hoy por hoy continúan vigentes,
leer es buscar el sentido de lo leído, de allí su
interés en indagar y profundizar sobre las técnicas y
las teorías de Decroly (1963), para quien la
percepción del texto no es sintética, es decir,
letra tras letra, sino global, como lo establece la
psicología de la forma. Por consiguiente, en el
aprendizaje de la lectura es preciso utilizar la propiedad
natural de ésta percepción; el aprendizaje que va
de las palabras, percibidas y reconocidas globalmente, a la
sílabas, producto de la descomposición de las
palabras mediante el reconocimiento de las similitudes, hasta
llegar a los sonidos descubiertos de la misma manera
analítica.

A partir de ésta percepción de la lectura,
llamada global en palabras de Freinet, puede pasarse a la
composición de palabras nuevas y a la escritura.
Definiéndose el método
analítico-sintético que Freinet descubre y en el
cual se inspiró, superando la perspectiva original. El
acceso al texto escrito debe ser, ante todo, la búsqueda
de su sentido. Siguiendo en esto las intuiciones de Rousseau,
Freinet considera que el texto es ante todo el producto de una
voluntad de comunicación. Y éste es precisamente
el punto de consenso de los mencionados autores: la lectura es un
acto comunicativo entre el texto y su lector.

En este sentido, la lectura se hace inseparable de la
escritura, siempre y cuando este escrito de palabras y frases
tenga un significado y no sonidos abstractos. Por esta
razón, Freinet y posteriormente Rousseau, utilizaron el
método global desde su propia perspectiva, donde el texto
libre o funcional figura, de manera más primitiva, como
expresión oral libre: los niños cuentan y el
maestro escribe de manera sencilla lo contado, en la pizarra se
lee la narración, la cual se copia y se resume en
fichas que se
guardan para ser utilizadas al preparar otras narraciones. En
este caso aparece también la oposición fundamental
que Freinet hacía entre el aprendizaje sistemático
construido abstractamente y el aprendizaje espontáneo,
práctico y funcional a base de pruebas,
ensayos y
errores rectificados para alcanzar el objetivo.

Si bien Freinet empleó el término
funcional, hay que destacar que no lo hizo bajo la perspectiva de
esta investigación; quise acuñar con ese
término la propiedad que tiene la lectura de ser
transferible al medio, de la practicidad de la misma, e incluso,
de la aplicación que el lector puede hacer de la lectura
y, sobre todo, la importancia que debe dársele a estos
aspectos al momento de iniciar al niño en la lectura, que
él sienta y perciba la lectura como un medio que funciona
para satisfacer, entre otras, sus necesidades comunicativas y
afectivas.

Considerando los principios antes
señalados, Eveline Charmeux (1992), en su libro titulado
"Cómo fomentar los hábitos de lectura", distingue
dos tipos o clases de lectura: una, denominada lectura
funcional
y, otra denominada lectura de placer. De
acuerdo a tal clasificación, mediante la primera, los
lectores obtienen información, solventan situaciones. Es
la lectura necesaria para resolver un problema, para conocer las
reglas de un juego o un
deporte, o para
saber cómo se instala, por ejemplo, una máquina,
estrechamente relacionada a la practicidad y funcionalidad de las
cosas. Mediante la segunda, se lee para entretenerse o
divertirse, para pasar el rato, para explorar nuevos mundos. Es
el tipo de lectura en la que el lector se deja llevar por las
palabras, sin ningún tipo de propósito concreto que
no sea el puro placer de sumergirse en un libro, disfrutar del
carácter o sentido estético del texto y de la
lectura misma.

Ahora bien, en cuanto a los tipos de
lectura, existe diversidad de clasificaciones, muchas de ellas
dependen, obviamente, de la posición
teórico-conceptual, del contexto, e incluso de los
intereses que cada autor desea expresar. Para la presente
investigación se consideró la clasificación
presentada en el Foro Mundial de
Alfabetización celebrado en Montevideo, Uruguay, en
marzo de 1996, pues ésta resume la clasificación
que hacen varios autores.

  • Lectura funcional.

Es aquella que tiene, como objetivo básico,
permitir al sujeto acceder al contenido de mensajes elementales,
mínimos, necesarios o imprescindibles para su propia
utilidad, interés o seguridad. Existe una lectura de estas
características cuando la persona lectora
sólo es capaz de llegar a la interpretación de
palabras o cortas frases de uso común en señales
y letreros colocados en la vía o lugares públicos.
Estos mensajes, además, suelen estar representados por
caracteres sencillos, de grandes dimensiones y de fácil
lectura, sin las complicaciones, como es obvio, de estructuras
gramaticales. También está presente en cuadros,
esquemas, mapas conceptuales. Se estima que aún en
personas con poca destreza lectora, este tipo de mensajes, a la
larga, resultan rápida y fácilmente descifrables
por su estructura,
ubicación y proximidad a iconos referidos al contenido de
los mismos. Algunos autores sostienen que la lectura funcional
conlleva un cierto aspecto de "pasividad", puesto que los
mensajes se muestran al lector sin que este tenga una
intencionalidad de buscarlos.

  • Lectura consultiva.

Representa un modo de leer más activo e
intencional, tendiente a buscar mensajes cuyos contenidos son
puntualmente necesarios o conllevan un cierto interés o
curiosidad, y por medio de los cuales el lector intenta recabar
una información mayor que la que posee sobre algo. Sin
embargo, la consulta, casi siempre, precisar  sólo
frases cortas, mensajes escuetos, datos sencillos y un tiempo de
dedicación generalmente corto. Ejemplos de este tipo de
lectura se pueden encontrar en la consulta de saldos bancarios,
tarjetas de
visita, definiciones en el Diccionario,
etc. El lector precisa un nivel mayor de destrezas lectoras que
en el apartado anterior.

  • Lectura complementaria o de
    ampliación.

Se lleva a cabo cuando en el desenvolvimiento ordinario,
en el trabajo o en el estudio, se precisa buscar fuentes
adicionales o aclaratorias de alguna información.
Generalmente, tiene lugar siempre que se hace uso de citas,
referencias bibliográficas, listados, relaciones, etc. No
representa la lectura habitual ni en el tiempo que se le dedica
ni en la extensión de los textos que se leen. Dentro de
las denominaciones empleadas, podría catalogarse de
lectura intensiva, aunque no extensiva.

  • Lectura habitual.

Podríamos calificarla de extensiva o prolongada.
Es aquella con la que accedernos de manera rápida,
fácil y cómoda al contenido
de textos y mensajes amplios. Como algunas opiniones afirman, en
la lectura habitual todos los esfuerzos se encaminan no para el
descifrado de los signos, sino para la comprensión de los
mensajes. Precisa, por tanto, una velocidad
adecuada. Otros autores señalan que, una vez adquiridas
las habilidades y destrezas necesarias, la lectura habitual puede
llegar a considerarse lectura  natural.

Cabe señalar que esta
clasificación obedece, fundamentalmente a los tipos de
lectura de acuerdo al propósito del lector, no obstante si
se hiciera un recorrido por la diversidad de definiciones que
aparecen en innumerables publicaciones de diferentes autores,
podría concluirse que, "tras aquellas que definen la
lectoescritura como un proceso de simbolización, de
representación y de expresión-comprensión,
casi todas ellas podrían coincidir en que significa un
eslabón importante en las relaciones sociales, a
través de la
comunicación" (Foro Mundial de Alfabetización).
Es decir, los símbolos gráficos, los grafemas, los sonidos
articulados, todos los aspectos inherentes al proceso lector
sólo justifican su existencia en la medida que éste
sirven para intercambiar mensajes comprensibles y, por lo
consiguiente, para establecer pautas de relación en el
comportamiento
y desarrollo humanos, bajo esta perspectiva la función
social del lenguaje es la más importante. Sin embrago para
efectos del presente estudio, este relevante aspecto queda en un
segundo plano considerando que se ha de estudiar la lectura como
medio o vehículo de aprendizaje por parte del lector, en
este caso, estudiantes universitarios.

Ahora bien, la presente investigación se centra
en la lectura funcional, dado que ésta permite al
estudiante captar toda aquella información que se presenta
de una manera menos convencional que la palabra escrita, y
considerando, el uso cada día más recurrente que
hacen los medios y los docentes a la hora de exponer algunas
ideas por escrito, deseando a su vez, sintetizar gran parte de la
información, o condensar la misma para su utilidad
práctica.

2. 2. Lectura Funcional

Es necesario, en primer término, mencionar a
Célestin Freinet, cuyos postulados inician en gran parte
de lo que hoy se define como lectura funcional. La
definición de lectura funcional, en su concepción
actual mantiene las aportaciones originales de este pedagogo
francés, destacando que si bien Freinet no establece el
término de lectura funcional, fueron sus investigaciones y
planteamientos la base que hoy por hoy permite conocer tal
término.

Es indudable la importancia de la lectura funcional y su
aplicación en el medio escolar y fuera de él,
señalan Rodríguez Trujillo y Salazar; desde luego,
las técnicas de lectura rápida y las aportaciones
de la psicolingüística, al destacar, por ejemplo, la
importancia del movimiento
ocular como vector de la anticipación semántica, han permitido profundizar las
intuiciones del ya antes mencionado Decroly, médico,
psicólogo y pedagogo belga, padre de la llamada escuela
racionalista que inspiró a Freinet; pero la idea de situar
la lectura, desde el momento de su aprendizaje, en un flujo de
comunicación, al igual que la idea de utilizar la lectura
documental en todos los actos de la vida escolar, se deben
directamente a Freinet, quien sostenía que con ello
hacía de la lectura una realidad funcional.

Josefina Peña de Barboza (1993), define la
lectura, en general, como un "proceso que debe comenzar con un
texto en forma gráfica; el texto debe ser procesado como
lenguaje, y el proceso debe terminar con la construcción del significado. Sin
significado no hay lectura, y los lectores no pueden lograr
significados sin utilizar el proceso." Pese a que la
definición de Peña de Barboza, no pretende esbozar
una definición específica de lectura funcional, es
indudable como bajo su perspectiva un concepto de forma
gráfica, va más allá de los grafemas, pues
plantea el texto como una forma gráfica en
general.

Más recientemente, Salvia, J. y Hughes, Ch.
(1990) definieron a la lectura como el proceso de
transición de símbolos escritos a palabras y
obtener significado de la secuencia de esas palabras. Los mismos
autores afirman que la lectura funcional ha sido reconocida como
un objetivo educativo por todas las organizaciones que han
promulgado objetivos de educación, y que es considerada
como la más importante área curricular. En tal
sentido, la ejecución académica de un alumno
dependerá en gran medida de sus capacidades para la
lectura, similarmente, la eficiencia social
de cada persona estará determinada por su nivel funcional
de lectura. Esa ejecución académica se ve
reflejada, entre otros aspectos, por la modificación de la
conducta del
estudiante y en particular por su rendimiento académico.
Ambos autores conciben a la lectura, en general, como un proceso
interactivo que, sin embargo requiere analizarse en tres aspectos
centrales: la habilidad de formar palabras a través del
uso de las letras, el reconocimiento de palabras y la
comprensión de la lectura. Para cada aspecto brindan
guías de análisis de errores y destrezas, que
permiten decidir si la lectura es funcional en cada estudiante y
si un currículum determinado está logrando sus
objetivos en esta área.

La lectura, entonces, considerando lo expuesto por
Salvia y Huhges está –obviamente- supeditada a los
procesos cognitivos o cognoscitivos de cada lector, no puede
existir una lectura sin el lector y sin los debidos procesos
mentales que implica la decodificación y ubicación,
comprensión, interpretación y transformación
de la información, aspectos considerados por
Rodríguez Trujillo y Salazar al elaborar el la Prueba de
Lectura Funcional (PLF12) empleada en este trabajo. La secuencia
y/o combinación de tales procesos, definida como metacognición, supone el logro del lector
al leer, es decir, en la medida que el lector construye su propia
esquema de información partiendo de lo leído,
habrá entonces una completa información o un
verdadero aprendizaje a través de la lectura.

2. 2. 1. Proceso Cognitivo de Lectura
Funcional.

Ahora bien, tanto Salvia y
Hugges (1990), como Trujillo y Salazar (1995), consideran que las
etapas del proceso cognitivo involucrado directamente con la
lectura funcional, son las siguientes:

  • Ubicación de la
    Información.

Proceso que implica precisar los datos, dígitos,
palabras claves, números, códigos, entre otros
elementos que puedan o no estar contenidos en un texto, en
especial, en una ilustración gráfico-visual, son los
aspectos básicos que definen este proceso cognitivo; para
ello se requiere evidenciar rapidez en la obtención de la
información, así como certeza en la misma; una
estrechamente relacionada con la otra, pues de nada vale una
información rápida e imprecisa, o una que es
precisa pero que demoro mucho en obtenerse.

El principal aspecto a considerar en la lectura
funcional es precisamente la ubicación de la
información contenida y el medio empleado para ello; la
ubicación de la información opera como un
interruptor que inicia la secuencia de análisis y
procesamiento de la información. La ubicación de la
información está vinculada estrechamente a la
ejecución del lector, la ejecución de la lectura
funcional.

  • Comprensión de la
    Información.

La comprensión de la lectura por si, para el
lector, no resulta un reto, lo que realmente puede constituir un
verdadero reto es el uso de la información que se lee,
pues ello constituye la evidencia clara de que lo leído
fue realmente comprendido. En la medida que los estudiantes, por
ejemplo, progresan en sus carreras, los requerimientos sobre el
lenguaje tienden a incrementarse significativamente, surgen mas
abstracciones y también mucha mas información,
tanto del texto mismo como de otros medios y fuentes, y la
necesidad de depender mas en destrezas de orden
metalingüísticos, que permitan analizar y aplicar la
información que el medio o contexto nos ofrece, crece. La
comprensión se percibe en la medida que el sujeto lector
no solo infiere y predice determinada información, sino
como también logra transferirla a otras situaciones, logra
confrontarla, debatirla, reconstruirla; para lo cual es necesario
utilizar los conocimientos y las experiencias de las que se
dispone anteriormente, y que conllevarán a entender
aún mejor lo leído. Comprender la
información es, obviamente, que haya comprensión
lectora por parte del sujeto lector.

  • Interpretación de la
    Información.

La interpretación de cualquier lectura, ya sea
comprensiva o funcional, implica un análisis de la misma,
es decir, el lector ha de ser capaz de ir más allá
del registro de la
información, ya sea que se concrete a través de la
observación directa o a través de
materiales específicos. Comprender una realidad a partir
de un texto y de su lectura implica la construcción de un
modo de elaborar esa realidad. Esto significa utilizar la
información de manera que se pueda distinguir entre, por
ejemplo, un dato objetivo, un juicio de valor, una opinión
y/o un prejuicio.
Para la debida interpretación de la información,
debe considerarse la actividad lectora como medio o
vehículo que permite la transferencia de la
información del texto al cerebro, a
través de mecanismos perceptivos y sensoriales que se dan
durante la lectura.

En cuanto a la lectura funcional, y particularmente a la
lectura que puede hacerse a textos que parten de una
representación gráfica, puede afirmarse que tales
representaciones constituyen una de las herramientas más
útiles en el estudio de la mayoría de las
disciplinas, ya que permite una visión de conjunto del
fenómeno sometido a investigación, más
rápidamente perceptible que la observación directa
de los datos numéricos o simbólicos. No sólo
es conveniente o necesario ubicar y comprender la
información, el paso más significativo en la
lectura funcional lo representa, precisamente, la
interpretación dada por el lector a la misma, pues este
tipo de lectura trata de transmitir un unívoco mensaje,
una interpretación de carácter prácticamente
lineal, unidireccional, y conveniente al momento de estandarizar
la información.

  • Transformación de la
    Información.

Adquirir y generar conocimientos son en realidad
aspectos inherentes a la información, no se puede dar
ninguna de estas dos situaciones si no se tiene un acceso fluido
a la información, pero más allá de la
adquisición y/o generación del conocimiento,
está al aplicación del mismo, y con él, el
de la información obtenida. La transformación como
proceso cognitivo en el individuo se
percibe cuando éste logra modificar, cambiar, adaptar
conocimientos ya adquiridos y/o experiencias ya desarrolladas, en
conocimientos útiles y prácticos. Para ello
requiere la capacidad que le permita, por ejemplo, no producir
(repetir) conocimientos ya existentes, sino más bien
tomarlos y adecuarlos a determinadas necesidades
específicas y a los requerimientos que le surgen bajo
determinadas circunstancias. La capacidad lectora se evidencia o
se manifiesta a través de la transformación que el
lector hace de la información, dándole utilidad y
practicidad a la misma.

Transformar la información equivale a procesar la
información obtenida, discriminar lo útil y lo que
no lo es, y aplicar a una situación ese mismo
conocimiento, esa información, esa experiencia. Como
afirma Jarbas Novelino "los aprendizajes significativos
sólo ocurren cuando los alumnos transforman informaciones
disponibles en conocimiento adecuado para la solución de
un problema o la creación de un nuevo
producto".

Finalmente, plantean Salvia, J. y Hughes,
Ch. (1990) que la lectura funcional brinda la posibilidad, no
solo de capacitar al estudiante para el contexto actual, si no
que éste logra potenciar sus habilidades comunicativas, a
partir de la integración mental de los elementos que
componen o integran una representación constituida en
unidad informativa y, aplicar, la información allí
contenida. La debida aplicación de la información
en aquellos ámbitos que el lector considere necesarios,
evidencian la comprensión de lo leído, fin
último de la lectura.

En este sentido se define como lectura
funcional aquella que tiene, como propósito permitir al
lector acceder al contenido de mensajes elementales,
mínimos, necesarios y/o imprescindibles para su propia
utilidad, interés o seguridad. Existe una lectura con
estas características cuando la persona lectora
sólo es capaz de llegar a la interpretación de
palabras o cortas frases de uso común en señales y
letreros colocados en la vía o lugares públicos.
Pero también incluye esta definición a aquellos
mensajes, que suelen estar representados por caracteres
sencillos, de grandes dimensiones y de fácil lectura, sin
las complicaciones, como es obvio, de estructuras gramaticales.
También está presente en cuadros, esquemas, mapas
conceptuales, flujogramas, tablas, y otras representaciones
gráficas y visuales que requieren de complejos procesos
metacognitivos para una acertada, adecuada y provechosa
comprensión de los mismos.

Al procesar la información, partiendo de la
definición dada a la lectura funcional, el lector debe
poner en práctica una serie de conductas, que
incluyen:

a) La percepción de la simbología impresa,
y con ella la interpretación de un determinado código.

b) Dicha interpretación se ejecuta sobre la base
de conocimientos previos y de esquemas cognoscitivos.

c) La integración a la matriz
conceptual.

d) La transformación del mensaje en una nueva
forma de información.

e) La determinación de su aplicación
inmediata o no a la solución de un problema o a una
situación potencialmente conflictiva cuya evitación
o resolución depende de la oportuna aplicación de
lo leído.

Rodríguez Trujillo y Salazar (1995),
investigadores y autores del instrumento utilizado en la presente
investigación, afirman que tales conductas implican a su
vez una serie de procesos metacognitivos, dichos procesos exigen,
como es natural, una serie de habilidades, que no son obvias de
manera inmediata; por ejemplo, interpretar la información
contenida en una tabla de doble entrada, exige que el lector
analice, en principio, un estímulo visual, gráfico,
y posterior a ello, pero inmediato, establezca bajo qué
condiciones se encuentra organizada la información en cada
una de las variables y en el cuerpo completo de la tabla; luego
debe ponderar lo que significa esa organización para
aplicarla a una determinada situación. Para que la lectura
sea práctica, útil y funcional debe permitirle al
lector ubicar, comprender, interpretar y transformar la
información que en sí contiene, dando por obvio que
tales procesos son inherentes al sujeto lector.

Kaufman y Rodríguez (1993) elaboraron una
clasificación sobre los textos de mayor circulación
social considerando, a partir del tipo de texto, dos (2) aspectos
básicos de los mismos: función del lenguaje
predominante y trama discursiva predominante; consideran a la
primera, a la función del lenguaje, la principal finalidad
comunicativa del texto, dicha finalidad puede ser informativa,
expresiva, literaria o apelativa; mientras que la segunda, la
trama discursiva, se refiere a la forma en que se haya organizado
el discurso, destacando sus características
lingüísticas dominantes, a saber: descriptiva,
narrativa, argumentativa y conversacional. (Ver Anexo
1).

Esta clasificación presenta siete (7) tipos de
textos: literarios, periodísticos, de información
científica, instruccionales, epistolares,
humorísticos y publicitarios.

Cabe preguntarse ¿qué
relación puede haber entre la mencionada tipología
de textos y la lectura funcional? Dadas las definiciones
anteriores y considerando los aspectos antes tratados, toda
lectura funcional está estrechamente relacionada a la
función informativa y apelativa del lenguaje,
independientemente de la trama discursiva, que en el caso de la
lectura funcional tiende a ser narrativa y descriptiva,
coincidiendo con las definiciones utilizadas por Kaufman y
Rodríguez (1993) en su clasificación del
texto.

De acuerdo a esta afirmación los
textos de mayor circulación social son los textos de
información científica, los literarios y los
periodísticos; del material impreso, los textos de
información científica y los periodísticos,
representan el 41,6% de la producción (Kaufman y
Rodríguez, 1993), que si a ello sumamos el porcentaje que
representan los textos instruccionales, será entonces un
54.16%, es decir, que más de la mitad de la
producción impresa de textos está orientada a
satisfacer las necesidades específicas del lector en
cuanto a contenidos de carácter científico y/o
técnico, noticioso o de estudio, y seguramente este
porcentaje será mucho mayor si se considerase el medio
electrónico, la internet.

Sobre estos datos, la presente investigación, no
sólo se justifica una vez más, sino que permite
abrir y explorar nuevas posibilidades sobre la lectura, los tipos
de lectura, el material disponible en los mercados, y
muchos otros aspectos de sumo interés para quienes laboran
y se desenvuelven en el medio académico
particularmente.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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