Encaminaré una pequeña discusión
sobre el TLC a
enfatizar en la esfera de la Ciencia y
la Tecnología de nuestro país, para
sugerir una ampliación de perspectivas en este terreno
antes de las respectivas tomas de decisiones en las mesas de
negociación del TLC. Pretenderé
mostrar en breve la importancia de este debate para
una sociedad, por
qué es importante para Colombia, por
qué la mirada debe proyectarse un poco
más.
I
Hoy en día es usual que cuando la economía de un
país siente la necesidad de expandirse para tener una
mayor capacidad de inversión y ahorro
internos, le apueste a que la solución se encuentra en
incentivar un mayor intercambio comercial con otras naciones,
solución cuya frecuencia quizás se deba a una pauta
marcada por diferentes directrices expresas de los
últimos tiempos. Para lograr esa estructura
existen mecanismos como los tratados internacionales, que
consisten finalmente en buscar establecer garantías
legales acerca del papel económico del Estado, y
también en un conjunto de decisiones sustentadas en la
premisa de que un correcto rango de restricciones puede
incrementar flujos de bienes,
servicios e
inversiones de
una forma conveniente y predecible para las naciones
firmantes del acuerdo. Y pensando en que podría darse la
situación de que haya un desbalance de ventajas en esos
acuerdos por no tener en cuenta todos los factores involucrados,
algunos sugieren expandir las mesas de negociación a que
incluyan puntos sobre regulaciones laborales, financieras,
tributarias, etc. de los distintos países.
Alrededor de toda esta tendencia hay numerosas
implicaciones o consecuencias, siendo muy importantes la
supresión de barreras económicas nacionales, la
propagación internacional de actividades comerciales,
productivas y financieras, y el poder
creciente de las empresas
transnacionales y de los organismos financieros internacionales.
Estos resultados tienen distintos grados de ventajas para los
distintos suscritos del convenio, así que es natural que
se encuentren posturas a favor y en contra de los tratados. Incluso
algunos intentan atacar una de las raíces de esos
desbalances a través de un cuestionamiento acerca de la
forma como se dan los debates. En esto, varios de los distintos
orígenes de aquellas iniciativas que han fracasado en
materia de
liberación de mercancías, factores, etc., se pueden
adjudicar a conflictos de
intereses entre los suscritos.
II
Hay un tema que merece especial interés
acerca del TLC, y es el de la Ciencia y la
Tecnología, cuya discusión es una necesidad que he
identificado al escuchar diferentes posturas en este
ámbito. Veamos el siguiente apartado:
(Tomado de [3])
Como puede verse, en la entrevista
[3] la postura de Hernández es bastante cauta. Sin embargo
quisiera controvertir el apunte de Hommes, ya que representa un
pensamiento
muy común, y ello cobra una importancia algo mayor al
recordar que Hommes fue ministro de gobierno, para
mostrar que este pensamiento que puede tener implicaciones de
gran escala si se rige
a una sociedad con base en él. Su comentario sin duda
apunta al sector de la tecnología, pero relega su
importancia a un segundo plano en nuestro país.
Para entender la necesidad de pensar en el dinamismo
económico del sector tecnológico en el país
con mayor reparo, propongo el siguiente experimento mental.
Imaginemos un barrio en el que la comunidad se
reúne unos días a vender productos
caseros con motivo de la Navidad. Unos
producen adornos navideños, otros anchetas y postres; y
están los que prestan servicios como un salón de
belleza improvisado, etc. Un individuo hace
una canasta navideña que le vende a otra persona, y por lo
tanto obtiene un ingreso que le reporta una utilidad
mínima para poder comprar las meriendas caseras que le
venden sus vecinos y sobrevivir así.
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