Resumen
Las mujeres, al ocupar una posición inferior en
la sociedad,
constituyen las victimas más frecuentes de todas las
formas de violencia en
la sociedad. Una de las expresiones de las conductas violentas lo
es la Violencia Sexual, como forma de discriminación por razón del
género;
dentro de ésta aparece el Acoso Sexual,
manifestado en hechos recurrentes y con poca relevancia en los
estudios sobre el tema, teniendo en cuenta la dificultad en su
definición.
El presente artículo brinda definiciones del
acoso sexual, un breve recorrido histórico por los
principales estudios realizados sobre el tema y los resultados de
una investigación realizada en un Municipio de
la Ciudad de La Habana, Cuba.
El objetivo
fundamental del mismo es denunciar una de las formas de violencia
menos conocidas por lo sutil de sus manifestaciones para que la
población en sentido general y los
profesionales en particular trabajen por erradicarla.
Palabras claves.
Género, violencia, acoso sexual
Acercamiento teórico
necesario.
El acoso sexual, tema sobre el cual queremos compartir
con Ud., es considerado como una forma de discriminación por razón del
género, tanto desde una perspectiva legal como en su
concepto. Si
bien los hombres pueden ser también objeto de acoso
sexual, la realidad es que la mayoría de las
víctimas son mujeres. El problema guarda relación
con los roles atribuidos a los hombres y a las mujeres en la vida
social y económica que, a su vez, directa o
indirectamente, afecta a la situación de las mujeres en el
mercado del
trabajo.
El género es una construcción social que define lo masculino
y femenino, responde a una época histórica y a una
cultura
determinada, articula diferentes rasgos de la
personalidad del individuo,
sienta pautas para el comportamiento
a asumir en tanto se sea hombre o
mujer, y conforma
un sistema de
exigencias sociales que el ser humano incorpora y cumple a
través del proceso de
socialización; lo que quiere esto decir,
que las construcciones de género implican por
definición la superación del dato biológico
(sexo), por el
dato sociocultural (género).
La construcción social jerarquizada de los
géneros, promueve el ejercicio del poder para
unos y lo reprime para otros, con ciertos matices. Una
manifestación evidente lo constituye el derecho que creen
tener muchos hombres de invadir la intimidad de las mujeres,
obligándolas a asumir y aceptar actos en contra de su
voluntad.
Así mismo la sociedad ha enmarcado formas
competitivas de comportamiento. La sociedad contemporánea
patriarcal y machista en la que vive la mayoría de la
población mundial, incluidos los cubanos, educa a hombres
y mujeres de manera diferente, lo masculino es lo aceptado, lo
mejor; lo que les otorga a los hombres la supremacía y el
poder.
Esta forma competitiva impone diferencias importantes en
el modo de vivir la sexualidad, ya
que las mujeres no pueden expresarla libremente y deben, como
subordinadas del hombre, estar "a sus órdenes", lo que
implica también que la sexualidad sea utilizada por
éste como forma de dominación hacia la mujer. Esto se
debe en gran medida a que se les enseña a usar su cuerpo
como instrumento de cuidado para otros, ya sean niños/as, hombres o ancianos/as.
Valores como la feminidad y la receptividad llegan a
convertirse en la vida de las mujeres no sólo en recursos para la
procreación, sino en recursos para la seducción del
hombre. Ser cuerpo autónomo para el placer y la vitalidad
de sí mismas, como expresión de una vitalidad que
es permeable a toda relación o acción
no es la vivencia común en el caso de las mujeres. Ellas
deben limitarse a la mera sexualidad, pero a una sexualidad que
tampoco es suya porque existen, sobre todo, como objetos de la
sexualidad de los hombres y dependientes de lo que ellos quieran
o puedan dar.
A las mujeres se les educa dentro de un código
sexual en donde su propio cuerpo se desconoce y no le pertenece;
mientras que a los hombres se les educa a que su deseo no puede
ser cuestionado, por lo que es difícil que acepten un
rechazo.
Se puede decir que el destino femenino y su sexualidad
han estado
dirigidos y controlados, generalmente, para los requerimientos
culturales y de satisfacción erótica masculina;
factores que han permitido el sometimiento femenino al papel de
madres, esposas y amantes.
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