Quizás a simple vista parezca sencillo avizorar
este fenómeno de la actitud que se
tiene frente a la interculturalidad, sentado en un escritorio,
teniendo como nexo con el mundo una fría computadora,
no obstante esta limitación, se tratará de citar a
autores que han ahondado en este tema.
Nonato Chuquimamani Valer, (1996), sostiene, "Si se
trata de construir una sociedad
intercultural ante todo tendría que existir un diálogo
entre las culturas en contacto (en conflicto), de
lo contrario, no hay democracia, y
sin democracia no hay interculturalidad, enfatiza los principios
básicos para una convivencia en el marco de la tolerancia,
continua el autor, "Por "aula" entendemos el espacio
geográfico o el escenario donde se desarrollan las
enseñanzas y los aprendizajes.
Estos ámbitos pueden ser realmente esas cuatro
paredes denominada aula, donde se encarcela a los escolares u
otro espacio; pues los aprendizaje se
dan también en las calles, en el centro de trabajo, en la
casa,, en el camino, en todo lugar, en todo escenario.
Precisamente, el escenario en el que se producen los aprendizajes
es para nosotros el aula. En los espacios geográficos en
los que coexisten 2 ó más sociedades con
sus respectivas culturas hay continuo conflicto entre sus actores
sociales que son los "nosotros " y "los otros".
A pesar de que en estos espacios (comunidad,
pueblo, ciudad, país) pareciera que los días
transcurre muy tranquilo y sin problemas, al
interior, sus actores sociales están en permanente lucha",
es allí dónde debe buscarse consensos de
convivencia repensando las individualidades, que no debe perderse
en las sociedades de cultura ajena
para los demás.
Nancy Eugenia Quishpe Sevila, (2002), "Por
interculturalidad entendemos un ideal que busca una convivencia
pacífica y democrática entre los diferentes actores
sociales, pertenecientes también a diferentes sociedades
cada una con sus respectivas culturas. En otras palabras, el uso
de los elementos culturales como producto de
una negociación social.
Esta negociación tendría que darse en un
plano horizontal, en el que se practiquen tanto el
bilingüismo como el cambio de
bienes
culturales de doble vía", está muy bien redefinida
el tema de la interculturalidad en su dimensión más
humana.
Asimismo la investigadora Gloria Rojas Ruiz,
catedrática de la Universidad de
Granada, España,
plantea estrategias para
fomentar actitudes
interculturales positivas en el aula.
"Asumir la responsabilidad de dar una respuesta adecuada a
esta diversidad del alumnado. Lo que es evidente es que la
institución escolar por sí sola no es capaz de
completar un proyecto
pedagógico intercultural, sino que necesita de un proyecto
social global en el que la interculturalidad no quede
ceñida al ámbito escolar y que se aporten ideas y
acciones desde
todos los ámbitos de gestión
y trabajo de la sociedad, la influencia de la multiculturalidad
se refleja en el sistema
educativo, pero aunque las acciones en el ámbito de
la
educación formal son necesarias, no son suficientes
para pasar de la coexistencia a la convivencia intercultural",
continúa la autora, "Para que la respuesta educativa sea
completa es necesario que haya una total coordinación entre los profesionales de la
enseñanza, las familias y el entorno
cultural y social que rodea al centro escolar, puesto que la
educación
actual exige una preparación suficiente para que el alumno
forme parte de una sociedad variada y plural".
Suficiente razón sustentada para asumir una
actitud de cambio en las labores cotidianas que en cierta forma
enriquece una percepción
actitudinal.
Ana Teresa Martinez, (1996), se hace la pregunta,
"¿Quién dialoga, cuando hablamos de diálogo
entre culturas?,¿Quiénes son los voceros,
quién los autoriza? ¿Cómo se configuran el
espacio en el que se desarrolla el diálogo?,
Tal vez en ningún como en el bilingüismo se
perciban con tanta claridad los límites de
la aproximación que se trata de exponer, y la necesidad de
dar unos pasos hacia atrás para pasar de una
fundamentación formal, al planteamiento no sólo de
las posibilidades teóricas, sino de las verdaderas
dificultades que un diálogo intercultural debe
superar.
La diglosia es, si dudarlo, una de las experiencias que
pone en evidencia, del modo más crudo posible, cómo
la palabra puede, en el sentido de un intercambio
simbólico, ocultar la dominación en el corazón
del esfuerzo del conocimiento",
frente a estás interrogantes, se abren tantas otras que no
bastaría las páginas ni el tiempo para
desarrollar investigaciones.
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