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Bioy Casares y Cortázar



Partes: 1, 2

    El presente trabajo toma
    algunas obras de Adolfo Bioy Casares y de Julio
    Cortázar para establecer una comparación y
    marcar puntos de similitud y diferencia entre estos dos autores
    argentinos.

    A grandes rasgos podemos decir que estos dos autores
    comparten la admiración por otro escritor argentino como
    Jorge Luis
    Borges.

    Fue este quien realizó la primera
    publicación de Cortázar en la revista "Los
    anales de Buenos Aires" del
    cuento "Casa
    tomada" y Cortázar ha confesado reiteradamente su deuda
    intelectual con Borges, pero se
    diferencia, sobre todo, del autor de Ficciones en un matiz que
    puede ser decisivo: ambos tienen un fondo de lirismo, pero en
    tanto que Borges "es radicalmente escéptico pero cree en
    la belleza de todas las teorías" (son palabras de Enrique Anderson
    Imbert), Cortázar es más bien esperanzado y reserva
    su escepticismo para las teorías, Borges se evade hacia la
    belleza mientras que Cortázar la busca en los recovecos
    del alma
    humana.

    Borges y Bioy eran amigos personales, escribieron juntos
    obras como Un modelo para
    la muerte, El
    libro del
    cielo y del infierno y Las crónicas de Bustos Domecq, la
    mayoría de las cuales son firmadas bajo el
    seudónimo común de H. Bustos Domeq y también
    dirigieron la colección de policiales del séptimo
    círculo de la editora Emecé.

    Otro rasgo en común entre Bioy y Cortázar
    es la atracción por lo fantástico, el año de
    nacimiento, 1914 y el ser escritores de literatura
    fantástica. Al respecto el propio Bioy dice en su prologo
    del libro Historias fantásticas "Escribo
    historias fantásticas porque mi mente me las suministra,
    porque soy feliz escribiéndolas y porque desde muy
    temprano sentí como una incongruencia el hecho que esta
    vida que tenemos pueda bruscamente cesar." (
    p.5). Al respecto
    Cortázar declara: "Casi todos los cuentos que he
    escrito
    pertenecen al género
    llamado fantástico por falta de mejor nombre"
    ( Revista
    El escarabajo de oro, Buenos
    Aires, año IV, N° 21, diciembre 1963)

    Dos de las mejores y más destacadas novelas de Bioy
    por su pulida ejecución y cierta audacia en la
    elección de los nudos argumentales son: Plan de
    evasión y La invención de Morel,
    siendo esta última, entre otros cuentos, la que tomaremos
    para el presente trabajo.

    En cuanto a la obra de Cortázar creemos que fue
    Rayuela su mejor novela, sin
    embargo para este trabajo se tomarán diferentes cuentos de
    los libros
    Bestiario y Todos los fuegos el
    fuego.

    Los nexos que vinculan a Bioy Casares con la
    generación del 40 son el culto a la mujer,
    el amor, el
    interés
    por el tiempo, la
    nostalgia de la infancia como
    un paraíso perdido; se dan en Bioy Casares sobre todo a
    través de sus evocaciones personales y en Cortázar
    a través del juego, como en
    "Final de juego" o en otros cuentos donde los personajes pueden
    volver a vivir y transitar por ese paraíso perdido como en
    el caso del protagonista de " El otro cielo" que a través
    de largas caminatas por las calles porteñas termina
    entrando por el Pasaje Güemes y sale por las galerías
    cubiertas del París del siglo XIX.

    También Bioy Casares logra encimar la vida
    sudamericana y la europea, sumando y contraponiendo sus gustos,
    valores e
    imágenes como en el cuento "La trama
    celeste".

    El Buenos Aires de estos autores es falsamente realista
    como dice Javier Navascués (P.201) se valen de estas
    largas caminatas por las calles porteñas para crear una
    situación extraordinaria como ocurre en "El otro cielo" o
    en "Ómnibus" de Cortázar. También en "El
    noúmeno" de Bioy Casares el protagonista sufre un
    extravío por las calles de nuestra ciudad. Los Buenos
    Aires de estos dos autores son cotidianos y familiares para el
    lector.

    Si la caminata supone el extravío y un "ingreso"
    en otro espacio posible, alternativo al real, es porque la
    dimensión fantástica se define a través del
    "cruzar" al otro lado. (Javier de Navascués , P.203). de
    esta manera se explica la predilección por los pasajes o
    por la imagen del puente
    en Cortázar como en el cuento "Instrucciones para Jhon
    Howell" "…pensó que si lograba cruzar el
    río ( ya estaba cerca del puente de Blackfriards) se
    sentiría a salvo."
    (P.101).

    El cambio de un
    lugar al otro también permite el cambio de la
    personalidad en los personajes de los cuentos donde esto
    sucede como en el caso del protagonista de "El otro
    cielo"

    Este es un rasgo que no encontramos en las obras de Bioy
    Casares a pesar de que ambos autores pertenecen al del
    género fantástico.

    Otro punto en común para estos dos escritores es
    la estructura
    sólida que imponen para sus obras. La obra literaria de
    Bioy Casares mantiene un estilo identificable desde La
    invención de Morel (1940) hasta sus últimas
    obras publicadas por la persistencia de los temas y el ritmo de
    la frase y del párrafo, y ha logrado con la
    utilización del lenguaje
    corriente, cristalizar una técnica que permite el manejo
    de lo fantástico, lo real y lo humano, del humor sin
    menoscabo del rigor inicial, de ese tipo de verosimilitud en la
    invención que él alguna vez llamó posible "a
    fuerza de
    sintaxis". Cortázar, por su lado, ha configurado un
    universo donde
    el hombre de
    la época contemporánea se observa en sus carencias
    y posibilidades de un modo artísticamente novedoso,
    valiéndose de una pluralidad de recursos,
    lenguajes y técnicas
    muy diversas.

    José Antonio Pérez Rioja ha dicho al
    respecto: "Cortázar es un gran narrador que elabora sus
    novelas y relatos en una aguda y disparatada prosa, con
    enumeraciones caóticas, como por ejemplo en "Carta a una
    señorita en París" donde su personaje nos dice:
    "Sentí que iba a vomitar un conejito" (p. 21) y, a
    veces también, con las más violentas
    transposiciones estilísticas logrando desorganizar el
    tiempo como en el caso de "Todos los Fuegos el fuego" donde las
    dos historias que están bien delimitadas al principio
    comienzan a entretejerse y yuxtaponerse en un mismo
    párrafo "Ah, dice Roland, frotando un fósforo.
    Jeanne oye distantemente el frote, es como si viera el rostro de
    Roland mientras aspira el humo, echándose un poco
    atrás con los ojos entornados. Un rio de escamas
    brillantes parece saltar de las manos del gigante negro y Marco
    tiene el tiempo preciso para hurtar el cuerpo a la red." ( p.
    110)

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