Este campo, como parte sustancial de un proceso
intercultural, que da pie a las prácticas de los acuerdo
de Jomtien, Dakar, llevando acabo una verdadera educación inclusiva,
equilibrada y de calidad para
todos, aunque suene utópico, Madeleine Zuñiga,
(2003), sustenta algo desalentadora, "Los intentos de reforma del
sistema educativo
en nuestro país se han caracterizado por no llegar a
plasmarse en cambios sustantivos en el aula, que es el contexto
donde finalmente debieran ocurrir.
Los cambios en las prácticas educativas han sido
más bien producto de la
acumulación de modificaciones y de la incorporación
de algunas innovaciones, aunque no han logrado la
erradicación de formas obsoletas de enseñanza.
En consecuencia, una imagen
generalizada de la educación peruana
es la de un sistema atrasado, tradicional en el sentido de
desfasado, el cual es urgente reformar o modernizar.
Por estas razones, se puede colegir que el sistema
educativo, en el nivel nacional, no ha cambiado sustancialmente y
que una tarea pendiente es su completa renovación", se
puede inferir que la sociedad
moderna precisa que sus habitantes desarrollen capacidades para
relacionarse con miembros de diferentes culturas, y reclama la
autora, una pronta reforma educativa que apunte a solucionar los
problemas
educacionales, y que encare las deficiencias
culturales.
Modesto Gálvez, (2003), apela y reclama a las
clases sociales, "El hecho de que los grupos dominantes
y también sectores altos o diferenciados de las clases
medias , resuelvan sus intereses educativos, generan conflictos y
afectan al sistema
educativo.
En primer lugar, las élites, que serían
las llamadas a propugnar un nivel de unidad ideológica y
cultural del país utilizando, entre otros mecanismos,
instrucción pública, no lo intentan porque se
recluyen en las instituciones
privadas", descarna la dura realidad que oculta una necesidad
social, sigue el autor, "En segundo lugar, ante el
desinterés de las élites en la educación
pública, ésta queda librada al azar, a los vaivenes
de la coyuntura, sin recursos
políticos ni económicos , razón por la cual
el conjunto de la educación pública queda excluido
del proceso de desarrollo",
postrando en el atraso a las clases sociales menos
favorecida.
"En tercer lugar, se produce un vacío de poder en el
campo educativo, pues no se logra reemplazar a las
élites", se infiere que, estás llamadas
élites, no arriesgaría un cambio de
posta, hacia una cultura
abierta, ya que eso desestabilizaría su comodidad,
concluye acertadamente el citado autor, "En cuarto lugar, la
educación privada elitista alcanza altos niveles de
calidad, de forma que profundiza la escisión de carácter estamental en la sociedad peruana:
haber transitado por determinados sectores; la procedencia,
según institución educativa, da lugar a que las
personas sean valoradas en función de
las instituciones educativas donde estudiaron, al margen de las
capacidades personales", Se pone en tela de juicio que alcancen
altos niveles la educación privada, pero es pertinente
expresar que existe, una profunda escisión en la sociedad
y la exclusión de toda la educación pública,
peor aún, las escuelas rurales con mayoría
indígena.
De esta manera valorando al ser humano por las
apariencias, olvidando al verdadero ser, ávido de
conocimientos y formaciones culturales, como poseedor de una
diversidad rica. Juan Ansión , (2003), poniendo la
antropología al servicio de
una educación intercultural, "Existen en la actualidad
nuevos consensos intelectuales
en torno de la
riqueza de la diversidad. La sensación, sin embargo, que
se ha estado
construyendo un nuevo discurso
compartido por sectores universitarios y maestros, sin que ese
discurso se entronque con una práctica
consecuente.
Se da un gran paso cuando se dice que la diversidad de
lenguas y de culturas en el Perú no es un problema, sino
una gran oportunidad, pero salvo honrosas excepciones, la
búsqueda activa del encuentro intercultural solo proviene
de quienes pertenecen a los espacios culturales
despreciados.
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