- San Agustín maestro y
testigo de la fraternidad - Fuentes de
inspiración de la Fraternidad de San
Agustín - Características
y elementos de la Fraternidad de
Agustín - Propuesta
para vivir hoy la fraternidad - Bibliografía
La participación breve en este curso de pastoral
vocacional nos a ayudado bastante en la profundización de
nuestra fe, en nuestro caminar vocacional y a valorar aún
más nuestro carisma agustiniano. Somos conscientes que no
podemos apropiarnos de este carisma ya que es un don del
Espíritu, más bien queremos compartirlo con
todos.
En las siguientes líneas abordaremos dos temas
primero intentaremos volver a las fuentes de
nuestra espiritualidad: Jesús, la Palabra de Dios y la
experiencia de San
Agustín quien da mucha importancia a la fraternidad
como para ir a Dios y servir a la humanidad. Luego también
de forma sucinta tocaremos el tema del servicio o
acción
pastoral que realizamos los agustinos actualmente.
Creemos que los Agustinos de hoy "…tenemos un
don especial que compartir con el mundo, una manera muy
particular de anunciar la Buena Nueva: en comunidad, como
comunidad, en círculos cada vez más amplios, hasta
abarcar toda la familia
humana" (CGO, 2001, B – 1).
I) FRATERNIDAD
AGUSTINIANA
1.- San
Agustín maestro y testigo de la
fraternidad
(Fr. Hugo Reynaldo Erazo Rojas,
OSA)
Nació el 13 de noviembre del año 354 en
Tagaste, a los 32 años se convierte a la fe
católica, cuando tenía 37 años es ordenado
sacerdote, a los 41 años es consagrado como Obispo, y
muere el 28 de agosto del año 430 a los 76 años de
edad.
San Agustín figura universal, maestro, testigo de
la fraternidad. Es herencia y
patrimonio
común de la Fe, de la cultura, de la
humanidad. Todos podemos beber y enriquecernos en su hontanar y
legado universal.
¿Dónde radica su perenne actualidad?,
¿Porqué se le ha llamado "el primer hombre
moderno". Fundamentalmente por su visión integradora
del hombre. Nos ofrece una visión del hombre dinámica, en crecimiento
continuado.
En su tiempo fue el
maestro de la interioridad, en esa dimensión profunda en
el ser y en el amor y en
la hondura contemplativa de la vivencia de Dios en el hombre y en
el mundo.
Hoy que estamos marcados por la separación
nefasta entre conducta
económica y conducta ética, por
una crisis de
valores, por
falta de motivos o razones para vivir, por la civilización
del tener y del consumismo que por la del ser y la del amor. Entonces
si contemplamos a Agustín y a la mujer y al
hombre agustiniano en sus dimensiones de interioridad, de
tendencia, de fraternidad, y de amistad, en
seguida descubrimos al Obispo de Hipona como maestro y testigo
para el hombre y mujer de nuestro
tiempo.
Los motivos históricos, culturales y eclesiales
nos hacen volver a San Agustín y su experiencia puede
ayudarnos a responder al reto de construir efectiva y realmente
la fraternidad empezando en el ámbito de la Iglesia. La
comunidad según la entendía San Agustín, se
hace fraternidad desde la contemplación para la misión.
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