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Fraternidad Agustiniana (página 2)



Partes: 1, 2

Origen de la Fraternidad de San
Agustín

  • Antes de su conversión intenta fundar un
    cenobismo laico, al estilo de la escuela
    filosófica de la antigüedad. Intentaba dedicarse a
    la búsqueda de la sabiduría en comunión de
    vida con un grupo de
    amigos. Romaniano acariciaba este proyecto; pero
    se vino abajo al pensar si participaban o no las
    mujeres.
  • Una vez convertido, se abrían dos
    caminos:

Los anacoretas: que se distinguían por
el desprecio al mundo, una mortificación cruenta
"multitud de cristianos, desimanados por todo el mundo,
principalmente en oriente y en Egipto, que
viven una vida de suma continencia"." Estos
hombres…modestos, humildes, sufridos, ofrecen a Dios
esta vida de perfecta concordia,
contemplación…nadie posee nada propio, ni es
carga para los demás…"
.

La vida cenobítica: (Cenobium,
koinós,
Común; bios, vida) la vida
común, la comunidad de
amigos, de hermanos, entregados a la búsqueda de la
vida feliz, de la sabiduría, de Dios.
Agustín hecho para la amistad elige
este camino: un grupo de amigos que buscan en comunidad la
verdad; este estilo de
vida lo ensaya antes de bautizarse en Casiciaco, en
Milán y lo implanta más tarde en
Tagaste.

2.- Fuentes de
inspiración de la Fraternidad de San
Agustín

Fundamentalmente son 4

1.- Inspiración filosófica:
Búsqueda de la sabiduría en comunidad, optó
por Pitágoras, de buscar la sabiduría en grupo,
conforme refleja Cicerón en el Hortensio. Antes de
convertirse identifica a la Sabiduría con Cristo, fuerza y
sabiduría de Dios "lugar" donde hay que buscar la
sabiduría.

2.- Inspiración bíblica:
la lectura de
ciertos libros
marcó la vida de San
Agustín, todos sus pensamientos están
intercalados de citas bíblicas, por eso diríamos
que su fuente primordial de inspiración es la Palabra de
Dios. El fundamento teológico de la fraternidad
agustiniana es la comunidad cristiana primitiva, la que
surgió de Pentecostés. La fraternidad es la
consecuencia de la caridad, del amor,
él no necesita retirarse al desierto para luchar contra
las legiones de demonios, Agustín levanta la tienda de la
fraternidad donde habite Dios, el amor, la
caridad, la amistad y quede sometido el egoísmo, el
poder, la
riqueza, todo lo opuesto al amor.

3.- Inspiración eclesial:
Agustín conoce maravillosamente y con detalles la vida de
los monasterios de la época; para él fue una grata
sorpresa cuando descubrió que en la Iglesia ya se
vivía el ideal que soñaba: la vida en grupo, en
comunidad. Los parámetros monásticos,
oración, vida común, concordia de los corazones,
trabajo,
libertad bajo
la Gracia, estudio, búsqueda de la
Sabiduría…constituyen otra de sus fuentes de
inspiración a la hora de configurar su
fraternidad.

4.- Inspiración apostólica:
Primeramente para él lo vertebral, lo esencial, los ejes
ni son otros que la comunidad de vida y de amor. La tarea fuera
de la comunidad siempre queda relegada a un segundo plano.
Ordenado sacerdote y consagrado obispo siente la urgencia de las
"necesidades de la Iglesia", las comunidades cristianas solicitan
sacerdotes preparados, santos…y llaman a las puertas de la
fraternidad. Pero ya antes de ser ordenado sacerdote, la
fraternidad de Agustín se había hecho
apostólica: sentía la necesidad de compartir y
comunicar a los demás los hallazgos de su búsqueda
en la oración, en el estudio, en la meditación de
las Sagradas escrituras. Agustín establece un principio
lúcido y una indispensable condición: el hermano de
la fraternidad debe estar disponible para cubrir las necesidades
de la Iglesia.

3.-
Originalidad de la Fraternidad de San
Agustín

Al anhelar y proyectar un ideal de vida humana y social,
cristiano, eclesial, lo hace desde un postulado fundamentalmente
de la psicología
humana, de la reflexión filosófica del momento
histórico en que vive y de la teología
apostólica. Su proyecto de vida se centra en la
comunión, en la amistad, en la fraternidad, abierta y
significada por la Trascendencia.

La razón última por la que se reúne
en grupo es para vivir en fraternidad, para buscar y conseguir la
unión de almas y de corazones hacia Dios: "lo primero
porque se han congregado en comunidad es para que vivan en la
casa unánimes, con un sola alma y un solo
corazón
hacia Dios".

Ahí radica la originalidad de la fraternidad de
Agustín: busca la unión de alma y corazones, hace
fraternidad para buscar la Sabiduría, para perfeccionarse
humana y cristianamente. En san Agustín no se hace
profesión de votos; pero si existe la profesión de
la vida común.

El carisma agustiniano estriba en la fraternidad, en la
comunión de vida; ello constituye lo
específicamente agustiniano. Agustín plantea y
sitúa la fraternidad en "el alma única de la
Iglesia".
El hermano de la comunidad de Agustín tiene
que dar testimonio de unidad en medio de la Iglesia y del
mundo.

4.- Características y elementos de la
Fraternidad de Agustín

1.- Ideal de unidad y de comunión, fruto
del amor:
No existe unidad, ni comunión sin amor,
sino se desarrollan actitudes de
caridad. "porque el hombre no
se mueve por los pies, sino por los afectos y el amor; y si este
es maligno se llama codicia o lujuria, en cambio si es
bueno, caridad".

El hombre o
la mujer que ama
está habitado por personas y entonces crece
sustancialmente en el SER y sigue contemplando y viviendo desde
el AMOR. En cambio, el hombre o mujer que no ama,
se deja atrapar y está habitado por las cosas: dinero, poder,
alcohol,
sexo,
fama…que, a lo sumo, le hace crecer en el TENER y en
PODER. "Todo el que ama, sabiéndolo o
ignorándolo ama a Dios".

La concordia es una de las condiciones para vivir y
permanecer en comunidad. No se puede vivir en ruta hacia Dios si
falta la armonía entre todos. "allí
preceptuó Dios la bendición ¿En
dónde? En los hermanos que habitan en
unión…; allí bendicen al Señor los
que viven en armonía, porque en la discordia no bendices
al Señor".

Vivir en castidad, esta fue la opción radical de
San Agustín, después de su conversión. Era
condición indispensable para lograr ese ideal de unidad y
se entregó a él en radicalidad. "El
guardián de la castidad es el amor. La morada de este
guardián es la humildad. Ahí habita quien dijo que
sobre el humilde, pacífico y temeroso de sus palabras
descansaba el Espíritu".

Tampoco hay fraternidad sin contemplación, sin
interioridad, ésta fue otra de las grandes intuiciones de
Agustín maestro de la interioridad: "Si no quieres ir
fuera, entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior
habita la verdad".

2.- No hay fraternidad sin humildad, ni
sencillez:
Agustín subraya y afirma con toda
fuerza la humildad como virtud básica y necesaria para ser
y vivir, como hermanos, sin distancias, diferencias, ni
privilegios, para crear el sentido de igualdad
dentro de la fraternidad, para aprender a respetarse, a amarse,
porque donde hay humildad suele haber amor: "No busques para
alcanzar y perseguir la verdad otro camino que el que ha sido
garantizado por Dios y había visto la debilidad de
nuestros pasos. Ese camino es: primero, la humildad; segundo, la
humildad; tercero, la humildad; y cuantas veces me preguntes,
otras cuantas te diré lo mismo…".

3.- La comunión de bienes, signo y
medio de unidad en la fraternidad: Poner lo propio, lo personal, al
servicio de la
comunidad, constituye para Agustín no solo una
condición indispensable, sino también uno de los
mejores medios para
potenciar la vida comunitaria, la koinonía, la
comunión. La primera norma de su fraternidad: "No
tengan cosa alguna como propia, sino que todo sea de
todos…Se distribuya lo necesario, no igualmente a todos,
porque no todos tienen las misma fuerzas, sino a cada uno
según sus necesidades".

La comunión de bienes y
la pobreza
evangélica se entiende como una superación
egocéntrica, como una liberación personal, "a cada
uno según sus necesidades", de esta forma se personaliza a
la comunidad, cuando se toma en cuenta a la persona tal cual
es y se entablan relaciones verdaderamente personales; crea
sensibilidad y exigencia por compartir los bienes con los pobres,
compartiendo los bienes como hermanos.

4.- La fraternidad se alimenta en la
oración común:
"ustedes Agustinos, sena
"pedagogos de la interioridad" al servicio de los hombres del
tercer milenio a la búsqueda de Jesucristo. A El no se
llega un camino superficial, sino por la vía de
interioridad".

La oración en comunidad como medio y camino para
llegar a la unidad en la caridad, la oración en
común es meta y es medio; por una parte se hace
expresión religiosa de la unión fraterna; pero, por
otra parte se constituye en medio de crecimiento comunitario. Por
eso insiste Agustín en su regla, en el capítulo II,
"aplíquense con instancia a la oración, en las
horas y tiempos señalados…y cuando recen, sientan
en el corazón lo que dicen con los labios".

5.- La responsabilidad comunitaria:
consistiría en estar pendientes y preocupados los unos de
los otros para lograr el objetivo de la
unidad en la caridad, para hacer el bien y evitar el mal y
ayudarnos mutuamente. La responsabilidad comunitaria
también se expresa y realiza en la corrección
fraterna, tan en desuso hoy, que urge recuperar. Este tema
está en el capítulo VI de la regla de
Agustín, se debe corregir desde las exigencias de la
verdad, de la justicia y de
la caridad, tiene que hacerse siempre con amor, en el tiempo
oportuno, en las circunstancias más favorables, del modo
más humano y correcto para no herir y evitar los efectos
contrarios que se buscan en la corrección fraterna.
Finalmente, debe corregirse con coraje, aunque de ello se siga
impopularidad y hasta rechazo.

6.- La amistad en la fraternidad: toda la
vida de la comunidad en Agustín está marcada,
configurada por un sello específico, por una impronta
peculiar de amistad. Agustín pone la esencia de la amistad
en la confianza total, que nos lleva a compartir y a confiarle
nuestro interior, nuestras convicciones profundas, nuestras
actitudes y conducta ante la
vida, sentimientos: "la plena amistad se da cuando podemos
confiarle a otro todas nuestras ideas".

La auténtica amistad no es exclusiva en el
sentido riguroso de la palabra, desde esta experiencia de amistad
nos sentimos impulsados a la comunidad, el amigo nos hace
más comunitarios, más comunicativos, más
sociales, estamos en condiciones de ser para los demás,
para la fraternidad, nos lleva a la superación de todo
egoísmo, nos coloca en la plataforma de hacer el bien. La
amistad es el centro de humanización y
personalización de la historia y de la
creación, la amistad destraba a la persona, la explicita,
la libera, descubriendo en ella capacidades y fuerzas ocultas,
valores
insospechados. "Ante todo, el amor de amistad tiene que ser
gratuito. Por ello, no debes amar al amigo, o buscarlo, porque
que te dé algo….el amigo ha de ser amado
gratuitamente, por sí mismo, no por otra
cosa".

La amistad es la puerta que se abre en muchas
direcciones, que da paso a todo un mundo, al mundo de Dios,
Misterio y Cercanía, y al mundo del hombre, sorpresa,
conflicto,
anhelo. La amistad mueve suavemente en una doble dirección: desde la vida hacia Dios y desde
Dios hacia la vida. Un lugar de encuentro con lo absoluto
está precisamente en la amistad. "Nos hiciste
Señor para Ti y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en Ti".

7.- Fraternidad para la misión y
la liberación:
La vida de comunidad tenía
un ideal, la vida apostólica, el ministerio. La
fraternidad era para la misión; y lo propio de los
apóstoles era servir a la Iglesia y difundir el
Evangelio.

La actividad misionera se realiza desde un planteamiento
en grupo, en equipo, mediante una distribución de tareas y funciones, desde
unos objetivos,
medios e instrumentos pastorales, programados, revisados. El
objetivo es claro: pensar, rezar, proyectar que somos
fraternidad para la misión
.

La realidad social y el compromiso liberador de
Agustín: en el campo existía el latifundio en manos
de unas cuantas familias ricas; en la ciudad Hipona tenía
dos barrios: el de ricos y de pobres viviendo en pésimas
condiciones; las clases marginadas, los esclavos iban
progresivamente desapareciendo porque la iglesia por todos los
medios presionaba y fomentaba la liberación de los
esclavos. La Iglesia de Hipona conciente de la injusticia social,
crea un fondo para remediar las necesidades: "Cuando estaban
vacías las arcas de la Iglesia, faltándole con que
socorrer a los pobres, luego lo ponía en conocimiento
del pueblo fiel. Mandó fundir los vasos sagrados para
socorrer a los cautivos y otros muchísimos
indigentes".

Agustín recomienda la limosna; pero era la forma
de restituir a los pobres aquello que les había
correspondido por derecho: "las cosas superfluas de los ricos
son las necesarias de los pobres. Se poseen bienes ajenos, cuando
se poseen bienes superfluos".

Agustín visita a las autoridades, en nombre de
los pobres, le resulta penoso y muchas veces,
infructífero; pero por la causa que busca y le motiva
venciendo su timidez, va a su encuentro. El mismo nos relata:
"…nos quedamos mucho tiempo esperando en la antesala y
nos reciben con gran dificultad. ¡Cuántas
humillaciones! Nos vemos obligados a suplicar para obtener
satisfacción y muchas veces volvemos para casa con las
manos vacías…".
Sus denuncias llegan hasta los
mismos obispos, que clasifica en dos tipos de pastor: los buenos
y verdaderos pastores y los viles y aprovechados.

El testimonio de Agustín y de su fraternidad a
favor de la liberación de todo pecado, esclavitud,
opresión e injusticia es evidente, por eso Agustín
es un testigo audaz de la opción preferencia por los
pobres, que en nuestro tiempo se ha hecho conciencia viva,
sobre todo después del Concilio Vaticano II donde la
Iglesia se ha hecho más consciente de su misión
para el servicio de los pobres y marginados.

5.-
Propuesta para vivir hoy la fraternidad

Como Agustino, me siento parte de esta fraternidad y me
cuestiono con sencillez e interpelo con seriedad cómo
seguir avanzando con hondura evangélica en comunidad y
cómo hacer realidad la fraternidad en los espacios
eclesiales, sociales, etc. Como punto de partida creo que debemos
tener como Jesús y Agustín una mentalidad
incluyente, aceptar e incluir a todos, porque en la fraternidad
valga la redundancia caben todos.

Para ello el religioso agustino primeramente debe ser
una persona bien humana, un testigo creyente, convencido y
practicante de la fraternidad, capaz de fomentar la comunidad en
todos los ámbitos, vivir en común unión, en
solidaridad sin
excluir a nadie. Este es el esfuerzo, el don de Dios, la tarea de
los agustinos: edificar y construir fraternidad, entre todos,
ésta es nuestra misión, ése fue y sigue
siendo el carisma de la fraternidad de Agustín.

En este momento que nos toca vivir: de soledad,
exclusión…, etc. la responsabilidad de todos es
tejer puentes, ir creando contextos fraternos y creativos, es
crear actitudes de colaboración, participación,
trabajo en conjunto de todas los actores sociales; ayudar a
recuperar en las personas, las instituciones,
grupos,
comunidades, movimientos eclesiales; el rostro atrayente de la
fraternidad. Colaborar en ir creando pequeñas
fraternidades, donde ayudemos a crecer a las personas, mediante
el acompañamiento, la oración, formación,
testimonio.

En este mundo fragmentado, hay que ir testimoniando la
fraternidad viviendo en armonía con los demás: Ej.
Los teologados agustinianos internacionales, las organizaciones de
agustinos por continentes, la presencia de los agustinos en las
áreas de educación, justicia y
paz en comunión con las demás organizaciones, la
presencia de la Orden en la ONU, etc. es
testimonio valioso de trabajar y vivir en armonía,
cultivando buenas relaciones con los demás, fomentando la
unidad en la diversidad.

"el capitulo está convencido que si nosotros
Agustinos no conseguimos una renovación de vida
común, a la luz del Nuevo
Testamento y del espíritu de San Agustín, el resto
de nuestros problemas
(crisis de
vocación, crisis de identidad,
problemas apostólicos, etc.) no se resolverán ni
surgirá una nueva vitalidad en la Orden
"

La comunidad agustina debe irse renovando desde los
gestos o espacios pequeños como las convivencias, dejando
que el otro sea el mismo, así aceptamos a las personas con
su manera de ser y no como a nosotros nos gustaría que
fueran. Como la convivencia o fraternidad es hoy la más
celebrada, en ella se valora mucho la calidad de las
relaciones humanas. Evidentemente el diálogo,
la
comunicación de fe y la experiencia de la vida son de
capital
importancia.

La comunidad no debe ser una comunidad mecanizada
bajo la autoridad, ni
una colmena de trabajo o comunidad empresa, ni una
comunidad estufa de convivencia llena de felicidad y
satisfecha de sí misma; pero sin proyección
exterior, ni una comunidad política con equilibrio de
fuerzas en lucha, ni una comunidad corporativa que parece
un organismo vivo pero no va más allá. La comunidad
que al principio es sólo un conjunto de individuos debe
convertirse en grupo y finalmente, en un conjunto de amigos de
Jesús al servicio de la Iglesia.

Bibliografía:

CASTELLANOS FRANCO, Nicolás

¿Responde la Iglesia a los desafíos de
hoy?

Talleres gráficos Peñalara, S.A. Madrid,
1993.

Capítulo General de la Orden de San
Agustín 1989

Regla y Constituciones de los hermanos de la Orden de
San Agustín

Edic. Religión y cultura,
Madrid, 1991.

PIO de Luis

Las Confesiones de San Agustín
comentadas

Ed. Monte Casino, Valladolid, 1994.

 

Fr. Hugo Reynaldo Erazo Rojas, OSA

 

Partes: 1, 2
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