La interculturalidad y la construcción de una identidad nacional (Perú)
¿Acaso es difícil y paradójico
construir un identidad
nacional, ante tanto pluralismo multicultural y bilingüismo,
en una sociedad
altamente intolerante?, Se cree que valdría tal
reflexión si apunta a buscar, quizás, no soluciones,
pero mostrar ciertos caminos que conduzca a resolver algunas
aristas del esquema social, diseñado por las
minorías que poseen el timón de gobernarla, y es en
esta línea que se inscribe, la reconocida investigadora,
Claudia Briones, (2003), "En principio, reconocer capacidades de
acción
para fijar la currícula, más que tomar la "lengua y
cultura"
indígenas como base indiscutida de la misma, podría
verse como una forma de evitar esencializar por anticipado los
anclajes de pertenencia grupal, esto es, habilitar a los mismos
pueblos a decidir qué contenidos y métodos
utilizar los deja en libertad de
determinar qué recursos,
propios, diferentes, combinados, movilizar para alcanzar las
metas propuestas.
No obstante, podría también verse como una
estrategia que
abre las puertas para tomar otros puntos de partida, aun cuando
los Proyectos
Interculturales vienen reclamando antes que nada respeto a lenguas
y culturas que han sido históricamente estigmatizadas,
como condición necesaria para una
autoidentificación positiva", naturalemente pasa por una
elección legítima, y se apuesta la de insertar esos
conocimientos interculturales que cimentarán una
sólida base heterogénea en el marco de respeto
cultural, agrega Briones, apropósito mostrando una
realidad donde existe poca presencia étnica
indígena, "En Argentina, la educación
bilingüe e intercultural", opera hoy como principio aceptado
por la mayor parte de los discursos
públicos, adoptando a veces la forma de un slogan que
parece incluso uniformar las propuestas nacionales, provinciales
y mapuches de reconocimiento de la capacidad y valor de "la
lengua y cultura indígenas" para la autoafirmación
y reproducción de diferencias
legítimas.
Sin embargo, no son menores las luchas de sentido que
operan en el nivel de anclar el particular que acabe llenando
semejante universal", agrega dramática la
autora,
"Así, estas luchas se dan fundamentalmente en el
nivel de la construcción de aboriginalidad que opera
como tropo del sujeto asistido/reconocido, y también de la
imagen
más amplia de "país multicultural,
pluriétnico y multilingue" que oficia de marco de
contención de la heterogeneidad reconocida".
Cabe resaltar, a lo largo de la exposición
de la autora, la construcción de un discurso
flexible y abierto, no sólo aquello que se requiere en el
país con fuerte presencia étnica, sino
también en sociedades
como la Argentina, donde es necesario un desarrollo
intercultural, seguramente para lograr un desarrollo equitativo y
armonioso, buscando respuestas a la interculturalidad, visto como
lo hace, Rosaleen Howard-Malverde, (1996), "La interculturalidad
es la clave en el Pensamiento y
en discurso de los planificadores y educadores que buscan
formular e implementar políticas
educativas basadas en ideales de diálogo,
comprensión, tolerancia y
democracia",
fundamentales ejes transversales a llevarse a cabo no sólo
en la educación básica, sino, con fuerza en la
superior, si se pretende construir una nueva sociedad con
identidad propia, agrega la investigadora, la validez de, "La
Interculturalidad nos sirve para caracterizar las
prácticas sociales y culturales de las personas mismas,
(los "sujetos" o "actores" según la terminología
vigente), miembros de aquellos sectores de la sociedad
latinoamericana donde predominan la diversidad cultural y el
multilinguismo.
Desde esta perspectiva, enfocamos la interculturalidad
como una realidad subjetivamente vivida, realidad que es
construida mediante la expresión de actitudes,
valores,
prejuicios, creencias, en los discursos y los comportamientos que
conforman la interacción personal".
Resalta Malverde, la importancia de ver a este
fenómeno como una vivencia que permite la convivencia,
afirma, "Esta interacción personal sirve para hacer
visible las estructuras
sociales existentes, para consolidarlas y recrearlas, y a veces
para ponerlas a punto, abriendo paso a eventuales cambios en el
orden social establecido", claro está, valorarlas
respetando su propia identidad.
Aquí se agrega, la idea fundamental de la citada
investigadora, "La interculturalidad vivida, es una realidad
conflictiva, un constante proceso de
contestación entre partidos cuyas relaciones son
asimétricas y desiguales en términos de poder social,
económico y político. Es un proceso que se expresa
en tensiones al nivel de la interacción personal, en forma
a veces violenta aunque sea simbólicamente hablando", "Uno
de los ejes más marcados de esta diferenciación,
según lo que se ha observado y lo que comentan los mismos
actores, es el que opone la gente del campo a la gente del
pueblo. Tal contraste se observa también en discurso
científico y políticos al emplearse los
términos "campesino" o
"indígena" versus "mestizo" o "blanco". En el discurso de
los propios actores, los vocablos utilizados no son siempre estos
mismos; intervienen también otros términos propios
del habla local (ya sea del castellano o del
quechua), que indican la perspectiva del hablante particular,
frente al orden social.
El modo de empleo de
estos términos en contextos de interacción
concretos sirven para recordar al observador forastero, que las
categorías sociales llamadas "étnicas", "raciales"
o "de clase social"
no son categorías fijas no armoniosamente coexistentes,
sino que son contestables y cargadas de valor", se resalta estas
ideas, porque se cree que resume en cierta parte el problema de
fondo, el de la construcción de la identidad
intercultural, concluye la autora, apelando al valor humano, "La
concientización como componente bien integrado a los
cursos de formación de los maestros rurales
ayudaría para que la educación intercultural
bilingüe lleve de hecho a una revalorización de las
lenguas vernáculas en el ambiente
rural, y a su eventual expansión funcional dentro de la
sociedad moderna nacional.
Hasta entonces, parece que se tratara siempre de dos
interculturalidades: la una proyectada, la otra vivida", es
decir, el desarrollo consciente de cada actor social en forma
integrada, poniendo en práctica sus respectivas
potencialidades. Vivenciando este fenómeno expuesto por la
anterior investigadora.
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