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Etnomedicina en Mesoamérica central (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

Sin embargo, antropólogos como Malinowski, Franz
Boas o Clifford Geertz han valorado el aporte original de los
miembros de las culturas. Para saber de alguien, no sólo
hay que observarlo; también hay que escucharlo hablar de
sí mismo. Para conocer una cultura ajena,
es necesario que nos la expliquen sus protagonistas. Medicinas
tradicionales amerindias y asiáticas entienden que para
entender qué le pasa a un enfermo, hay que permitirle
hablar de su dolencia, y de la vivencia obtenida a través
de esa experiencia. Algo así decía Edward Bach
(1999).

Cada etnomedicina se ubica en un asiento cultural
propio. Nunca convergerán de manera natural dos
líneas de progreso culturales si no se manipulan para que
así ocurra. La ciencia
surgió en Europa como un
hecho propio del camino evolutivo europeo. Pero otros pueblos
(amerindios, asiáticos, africanos) no tuvieron cultura
griega, ni cristianismo,
ni judaísmo, ni Renacimiento, ni
Ilustración a la francesa. Y eso no
significó, ni significa, que fueran (o que sean) menos que
los europeos. Es una cuestión política.

Los Polo (1984) narraron maravillas de progreso en
Asia cuando
Europa aún vivía en plena Edad Media.
Los Cronistas de Indias, y otros hombres inteligentes y sensibles
de la época, se quedaron boquiabiertos cuando contemplaron
la amplitud de las culturas de los pueblos conquistados en
América.

Fue el colonialismo (hablando del colonialismo
occidental en general, no sólo del español)
el que rompió el desarrollo
equilibrado de los pueblos no occidentales. Fue ese colonialismo
el que modificó la trayectoria de las líneas de
evolución sociocultural no occidentales.
Fue el mismo colonialismo el que fabricó las diferencias
que generaron complejos de inferioridad a gran escala (entre los
pueblos sometidos), potenciando a la vez los egos culturales de
los colonizadores.

El llamado Tercer Mundo es una expresión
acuñada por la cultura occidental, dominante. Es una
gradación. El Primer Mundo, es el mundo rico, por lo tanto
superior porque tiene el poder. El
Segundo Mundo es un híbrido a medio desarrollar, mal
sentado entre dos sillas. El Tercer Mundo es el de los miserables
(término con muchas lecturas, dependiendo de la óptica
de aproximación a su comprensión). La pobreza, las
enfermedades, el
hambre y todas las lacras que padecen los hombres, las mujeres y
los niños
de ese llamado Tercer Mundo surgieron después de que los
grupos humanos
que en él se desarrollaban desde la antigüedad, se
vieran invadidos y sometidos por humanos venidos de lejos. Esas
condiciones no se deben, pues, a sus particularidades
socioculturales, históricas y organizativas, diferentes de
las que condujeron a la revolución
científica europea.

En la actualidad se sigue realizando una "ayuda" al
Tercer Mundo "asistencialista", a través de ONG´s,
organizaciones
religiosos y estatales. Una ayuda, en opinión de muchos
miembros de las etnias, improductiva, estéril e incapaz de
ajustarse a la
organización autóctona de grupos y gentes. Los
miembros de esas sociedades
desean, primero, que se les respete y se les tenga en cuenta;
segundo, si se les ofrece ayuda, ésta debe ser valorada,
validada y gestionada desde las propias organizaciones locales.
Tercero, que los especialistas sanitarios occidentales y
estatales se complementen con los especialistas locales y
etnomédicos. A veces, dicen, "llegan los blancos con sus
ideas, sus medicinas y su comida para nosotros, lo cual marca
todavía más las diferencias entre unos y otros".
Mapuches sudamericanos, mayas de Chiapas o
zapotecos oaxaqueños desean poder seguir su desarrollo
desde sus organizaciones, compartiendo con el resto de los grupos
y con sus naciones un diseño
de futuro en una sociedad
plural, multicultural y en paz. Para muchos, es parecida la
imposición de las armas, de las
leyes ajenas,
de la
educación nacional, de los centros de salud estatales y de sus
medicinas. Con ninguno de los grupos locales contaron para
hacerlo. No hubo mesa de acuerdo.

Cuando los amerindios sufrieron la
desestructuración de sus sociedades en el siglo XVI.
Cuando nuevas instituciones
impusieron un orden importado de Europa, empezó el camino
de decadencia de los grupos originarios, alejados de los puertos
seguros de su
organización tradicional. Pasaron los
años, y los siglos, en América. La mezcla
amerindio-hispana creó una nueva sociedad, mixta, mestiza,
confluencia de dos fuentes
humanas y culturales distintas. Esta sociedad se
desarrolló en los núcleos urbanos, fabricando un
tipo de etnomedicina mixta, mestiza (como la podemos encontrar
hoy en el Mercado de Sonora
en México
D.F.). Dicha cultura de salud es ya una tradición
más en América. Por otra parte, los grupos
indígenas, alterados, siguieron su desarrollo
relativamente original en las áreas alejadas de las
ciudades, manteniendo con mayor o menor grado de
aculturación sus propios sistemas
terapéuticos.

El mundo en que vivimos hoy presenta otro tipo de
"colonialismo" si se quiere llamar así, caracterizado por
la sustitución, superposición y empuje de ideas. La
cultura occidental (sus iconos ideales y comerciales, la publicidad, la
música…), a través del
fenómeno de la
globalización y de la internacionalización, se
muestra
poderosa y avanza dominante, imponiéndose en todas las
sociedades, superponiéndose a las culturas locales,
sustituyéndolas (en el peor de los casos) o
mezclándose con ellas (en el mejor de los
casos).

Las medicinas tradicionales son medicinas surgidas en
sociedades y culturas con rasgos propios y diferenciados,
utilizadas con éxito
por los miembros de esas sociedades. Representantes de la
antropología médica como Robert
Hahn, Arthur Kleinman, Peter Brown o Byron Good entienden que
salud y enfermedad no se pueden separar de sus contextos
socioculturales; y que los sistemas terapéuticos,
etnomedicinas y modos de curar son el resultado de la
adecuación de la atención a dichos contextos.

La occidentalización del mundo es un hecho
palpable. La extensión de la medicina
occidental ?científica hace que muchos problemas,
entendibles dentro de un contexto cultural global puedan ser
atendidos y solucionados. Pero, no todos. Alteraciones como el
"susto" o las "mapuche kutran" (enfermedades entendibles dentro
del contexto de vida mapuche, Sudamérica), son
síndromes de nosología indígena. "Bloqueo de
Qi de Hígado-Vesícula Biliar" es un síndrome
definido en la medicina tradicional china no
necesariamente coincidente con una patología
universalmente reconocible según la ciencia
occidental. Formas de atención como la "limpia" (culturas
amerindias), acceden a la persona enferma
de forma diferente a como lo hacen las píldoras de la
medicina de patente. En ambos casos, el medio y la forma de
atención se ajustan al contexto sociocultural del enfermo
así como al modo de entender la enfermedad (por él
y por el médico), y a la manera de contrarrestarla.
Medios de
tratamiento como la acupuntura (medicina tradicional china) no
son entendidos en su verdadera dimensión si son estudiados
desde ópticas diferentes a la de su contexto de origen.
Juzgar la acupuntura desde otra posición cultural (por
ejemplo, la científica), implica necesariamente hacer
comparaciones.

Si se considera que la posición de partida del
estudio, por ejemplo la científica, es la "verdadera", al
no entenderse la acupuntura como se entiende en su contexto de
origen, se verá únicamente como una práctica
de estimulación de la reacción defensiva, y punto.
Incluso se elaborarán juicios calificándola de
placebo. Se habrá descubierto una "nueva acupuntura", una
acupuntura diferente a la de su contexto originario. Y se
habrá hecho un ejercicio de auténtico
etnocentrismo.

Siguiendo a Geertz (1990, 1993) creo que necesitamos
acercarnos al objeto del que queremos hablar. Ello implica
necesariamente, moverse, "salir de nuestro centro", conocer al
objeto en su lugar, reconocerlo. Es el ejercicio básico en
antropología; y es un ejercicio que la antropología
recomienda practicar a cualquier investigador (científico
natural o científico social). Así entenderemos que
la acupuntura tiene un significado relacionado con el contexto en
que se creó; o que la "limpia" amerindia significa algo
más allá de nuestra propia proyección
significativa exótica, hecha desde "nuestro centro". Nos
liberaremos de una incómoda y anticuada
posición estática
de observación, así como del juicio
etnocentrista, inadmisible en los tiempos que corren para
cualquier divulgador o comunicador cultural-científico que
se precie.

Las medicinas tradicionales pueden practicarse solas o
pueden ser combinadas entre sí y con la medicina
científica. Puede haber colaboración entre los
profesionales de unas y otras.

Pueden convertirse también los sistemas
terapéuticos originales en sistemas interculturales cuando
los que los conocen y practican los adaptan a las circunstancias
específicas de las personas y sus problemas
(relación con lo natural-biológico, lo social y lo
cultural).

En el futuro podremos tener: a) una gran cultura mundial
con más o menos préstamos de las culturas que ha
ido encontrando por el camino; b) una sociedad internacional
multicultural (con un dominio claro de
la cultura occidental); c) una sociedad caracterizada por la
interculturalidad; d) una dinámica imprecisa caracterizada por la
variación permanente del hecho cultural.

Mientras tanto, supervivientes y preservadas hoy como
parte de la cultura indígena por instituciones mexicanas;
reconocidas por leyes de salud en algunos Estados (Morelos, Nuevo
León); y con reconocimientos parecidos en otros (Oaxaca,
Chiapas) se practican y se utilizan las etnomedicinas
tradicionales mesoamericanas. En China, gran parte de Asia y un
número importante de países del mundo es utilizada
con éxito la medicina tradicional china.

En India y Sri
Lanka, la medicina ayurvédica. Y en otras áreas del
globo siguen vivas aún formas de curar perfectamente
válidas dentro de sus contextos y fuera de ellos; de igual
rango que la medicina occidental convencional (la más
extendida del globo). Como medicinas interculturales (adaptadas
por los profesionales y etnomédicos de distintos contextos
socioculturales) la más conocida y difundida es la
medicina china. Pero la difusión de los conocimientos y la
distribución por el mundo de los
etnomédicos originarios están haciendo que se
conozcan etnomedicinas tan antiguas e importantes como las de los
grupos indígenas mexicanos (uso del temazcal, de la
herbolaria y las limpias) o sudamericanos (herbolaria, limpia,
etc.).

El resumen que sigue corresponde a parte del trabajo de
investigación de mi tesis
doctoral, realizado en distintos lugares de los Estados de
México y Oaxaca en 2004, 2005 y 2006.

2. ENFERMEDADES
VISTAS POR LAS TRADICIONES (ORIGINARIA Y MIXTA) EN
MESOAMÉRICA. ESPECIALISTAS.

Al hablar de enfermedades vistas por las tradiciones,
las que explicaré más adelante pueden entenderse en
Mesoamérica tanto dentro de las culturas originarias
(rurales) como dentro de la cultura mixta (urbana).

Las distintas maneras de comprender y atender la salud
en las sociedades prehispánicas han llegado a nuestros
días bien conservadas, que no congeladas, ya que entre
tradición y presente hay un reajuste y una
adaptación permanentes, tal como piensan los propios
médicos indígenas oaxaqueños (Bernal,
1991-I). Muchas alteraciones y problemas de salud pueden ser
atendidos por especialistas distintos, es decir que no son
exclusivos de profesionales concretos. Otros sí, o
simplemente resulta más frecuente acudir a un tipo de
profesional que a otro.

Algunos especialistas, los que trabajan técnicas
manuales,
como: colocadores de huesos, sobadores
y otros, sobre todo en las áreas de cultura mestiza,
realizan un trabajo en el cuerpo no siempre acompañado por
rituales. En otros casos sí, dependiendo de la
etiología del problema y de las implicaciones y
relaciones. Hay curanderos-yerberos en las ciudades que poco se
diferencian de naturistas occidentales, atendiendo la inflamación de abdomen, el dolor de cabeza,
el reumatismo o la alteración menstrual con la medicina de
plantas o la
fórmula de hierbas que corresponda, más los
consejos alimenticios, de régimen de vida, etc.

Hay especialistas y sabios (más en áreas
rurales) que, viendo en la enfermedad una implicación
espiritual o simbólica, llevan a cabo una
terapéutica diferente. En México hay tantas
posibilidades de ser atendido como visiones e interpretaciones de
los problemas se tengan. En cualquier caso, se trate el cuerpo
con sobadas o hierbas, se atienda el alma con
rituales, la visión de los profesionales y especialistas
tradicionales no es parcelada. Recordemos que en la
tradición originaria oaxaqueña, la enfermedad se ve
como algo que le saca a uno del camino seguro en la
vida. Para aproximar a la comprensión occidental dicha
idea, y siempre orientado por los informantes, diré que en
el plano perceptible no se ve la enfermedad como patología
(al estilo occidental) sino como alteración básica
que da lugar a variadas manifestaciones y expresiones de
problemas (físicos, emocionales, psicosociales, mezcla).
Quien padece mareos puede tener el mismo desequilibrio
básico que otro que se preocupa demasiado, o que alguien a
quien le duele la cabeza y no logra centrarse en su vida: el
aire o el mal de ojo.

Diferentes manifestaciones pueden ser consecuencia de la
misma causa. Y, por llamarlo de alguna forma, problemas de
apariencia similar, tener orígenes distintos. En el primer
caso el médico tradicional realiza una atención
igual o parecida. En el segundo, el tratamiento será
diferente por ser diferente el origen. Algo parecido podemos
decir de la terapéutica tradicional en China. En el plano
perceptible, lo que en la óptica occidental corresponde a
una patología, por ejemplo parkinson, en la
visión asiática se vería como
síndrome de temblores, teniendo diferentes causas y
respondiendo en cada caso a diferentes tratamientos o
atenciones.

Al revés, dos situaciones diferentes como la
demencia senil o el síndrome de fatiga
crónica
, pueden encuadrarse dentro de una misma
desarmonía de fondo llamada técnicamente en
medicina china: Deficiencia de Inn de Riñón,
tratándose ambas con formulaciones parecidas o iguales (se
trata la causa o la causa y los síntomas). Quiero llegar
con todo esto a la idea de necesidad de contemplar a la persona
en conjunto y en su relación con el medio para entender su
mal y elegir el remedio adecuado, en las terapéuticas
tradicionales (como vemos, diferente del planteamiento de la
ciencia médica occidental que estandariza y etiqueta las
enfermedades, denominadas patologías y, con
pequeñas variantes, observables en cualquier persona del
mundo). En la visión de la enfermedad de los pueblos
prehispánicos se creía que, por diversas razones,
el ser humano sufría problemas en relación con las
esencias divinas circulantes. Uno de los tipos de
circulación era el contagio. Cuando alguien tenía
fiebre alta, la
enfermedad era extraída del paciente como entidad
invisible y depositada en una figurilla de pasta (un perro) que
se dejaba en las proximidades a la merced de cualquier caminante
(López Austin, 1997).

2.1. RELACIÓN ENFERMEDAD-MUERTE

En la tradición de muchas culturas siberianas, la
enfermedad es el resultado de las malas influencias
(principalmente espirituales y de los muertos aunque
también de vivos, envidias, maldiciones…), según
mis informadores rusos. M. Eliade recoge en su obra que para los
chukchis siberianos la enfermedad es provocada por los malos
espíritus (Eliade, 2001). En la tradición coreana,
a los muertos se les convida y se les tiene presente (Kwang-Il
Kim, informante). Lo mismo sucede en la cultura chatina
mesoamericana (D. Catalino, informante). Y otro tanto hacen en
las culturas norasiáticas, por miedo a posibles malas
influencias y atracciones de los recién fallecidos
(Eliade, 2001). Para los siberianos, según Eliade (2001)
los que mueren por enfermedad van a los infiernos. La
incineración del cadáver es un modo de
purificación.

La muerte para
los antiguos nahuas era el fin de un ciclo, tal como en el
maíz.
Cuando el hombre
moría, su esencia era purificada, limpiada, borrada de
recuerdos para ocupar un nuevo cuerpo (López Austin,
1997). Explica López Austin (1997) que la vida y la
muerte no eran
vistas como los extremos de una línea recta sino como dos
puntos diametralmente opuestos en un círculo en movimiento.
Tal círculo se corresponde con lo que en este trabajo
llamo: realidad amplia.

La enfermedad es una manera de provocar la muerte, paso
necesario y previo para el nacimiento y la renovación de
la vida y de los seres.

2.2. VISIÓN DEL CUERPO Y DE LA
PERSONA.

Ya hemos expuesto que los antiguos nahuas
entendían al ser humano formado por materia
densa-pesada y materia sutil. Las esencias de algunos dioses
formaron parte de la creación tras el castigo que
sufrieron por pecar. Tanto el espacio terrestre como el tiempo portan
materia divina, igual que animales,
plantas, ríos, océanos (López Austin, 1997).
Siguiendo a este autor, hablando de la tradición, el
cuerpo sería el constituyente pesado del hombre, sujeto
a la mortalidad, a la necesidad de alimentarse y de reproducirse.
El balance de energías, fuerzas y tensiones, en el ser
humano y en el medio equivale a la salud. Las esencias divinas
que se mueven por el mundo tienen que ver en la ruptura de la
estabilidad del bienestar. Las divinidades terrestres y
pluviales, oscuras, nocturnas, rigen y controlan el crecimiento y
la reproducción del ser humano (López
Austin, 1997).

Escribe León-Portilla, hablando de los antiguos
mexicanos: Debe subrayarse que al incluir el corazón en
el concepto
náhuatl de persona, se afirma que, si es importante la
fisonomía moral
expresada en el rostro, lo es con igual o mayor razón el
corazón, centro del que parece provenir toda la acción
del hombre…Se complementa así entre los nahuas mejor que
entre los mismos griegos la idea del rostro, con el dinamismo
interior del propio yo
(León-Portilla, 1983:
147).

Existe una relación directa entre la
expresión y morfología
del rostro con el corazón en la cultura china
y en su medicina, entendido dicho corazón no
sólo como órgano, estructura,
sino como un conjunto formado por elementos físicos,
funciones
fisiológicas, funciones energéticas y
características mentales-emocionales.

Sigue León-Portilla diciendo: Consecuencia de
describir al hombre como dueño de un rostro, dueño
de un corazón, fue la preocupación de los
tlamatimime por comunicar sabiduría a los rostros y
firmeza a los corazones
(León-Portilla, 1983:
147).

En la obra del médico español Juan de
Cárdenas (s. XVI), se expone con bastante sencillez, pero
bien expresado y razonado, que la vida es calor y que
dicho calor natural es conservado en la humedad sustancial del
cuerpo. La muerte natural sería el gasto progresivo del
calor vital y el consumo de su
humedad contenedora. El cuerpo vive más o menos,
dependiendo de sus actividades, de su interacción con el medio, de la alimentación y del
estilo de vida
de la persona. Para Cárdenas, los españoles nacidos
en América vivían menos que los nacidos en España
debido a la destemplanza de la región americana, que es
caliente y húmeda. El calor del aire y la
humedad, explica Cárdenas, consumen el calor humano e
inflaman los cuerpos, ahogando su calor (Cárdenas, 1591).
Esta visión del cuerpo vivo como una especie de vela
encendida, proveniente de Europa, pasó a la cultura
mestiza. Para Foster (1980), la medicina tradicional en
América se construyó con las tradiciones locales
más la cultura médica y de salud
española.

En este trabajo defino dos ámbitos de
expresión de la cultura tradicional de salud: el de los
grupos originarios (rural) y el de la sociedad mestiza (urbano).
Las ideas que expone Cárdenas (1591) sobre el cuerpo, la
vida, la enfermedad, la curación, la influencia del medio,
siguen existiendo hoy en la cultura mixta mexicana,
transformadas, mezcladas, compaginadas con otras provenientes de
las distintas tradiciones indígenas. La idea de la vida
como calor conservado en la sustancia húmeda del cuerpo,
relacionada a su vez con la luz de las
divinidades tiene que ver con el desarrollo de la cultura
tradicional urbana. Por ejemplo, todas las informaciones que me
han dado sobre el susto coinciden, considerándolo
enfermedad por pérdida o robo de una energía vital
de la persona; y relacionado con lo físico y espiritual de
la naturaleza y
el medio.

Las observaciones de Cárdenas le llevan a la
conclusión de que el medio ambiente
del Nuevo Mundo (calor-humedad) influye sobre ciertas
características de los cuerpos que hacen que éstos
duren más o menos. Diferencia, pues, por nacimiento e
influencia del medio, no sólo a indios y españoles
sino a españoles nacidos en España y
españoles nacidos en las Indias. Al indio lo considera de
naturaleza flemática permanente y opina que, debido a su
cultura y por seguir una vida más ordenada y menos ociosa,
su pelo encanece menos que el del español a quien
considera flemático accidental. El autor explica por
qué el español pierde el pelo mientras que el
indígena nunca se vuelve calvo; o por qué el
europeo tiene barba y el indio es lampiño. En todo caso se
tiene en cuenta la constitución, la herencia y el
medio. Resalto esa dedicación de Juan de Cárdenas
al estudio del medio como influyente a veces decisivo sobre
cambios físicos y fisiológicos. Se puede tildar la
medicina occidental de la época de ecomedicina. Ese
aspecto era un punto de aproximación a las medicinas
tradicionales locales, tremendamente ligadas al ambiente; y, a
mi juicio, uno de los modos de unión-mezcla con
tradiciones locales.

En este estudio nos interesan las opiniones de los
mesoamericanos, pero su contraste con las de los primeros
españoles viviendo en estas tierras resulta muy
útil a la hora de ver precedentes de la cultura
tradicional mestiza. Por otra parte, fueron observadores,
testigos e informadores de unas culturas (las originarias, en
este caso) algunos de cuyos rasgos, quinientos años
más tarde, todavía se aprecian en las tradiciones
indígenas actuales.

La visión del cuerpo que tienen los
otomíes está asociada a elementos simbólicos
que lo unen con el cuerpo amplio de la naturaleza (Galinier,
1997).

Entre los tibetanos, el conocimiento
del cuerpo humano
se basa en consideraciones mágicas y simbólicas

(Ayala, 1999: 187). Antony Tao (2003) habla de visión
cosmobiológica en la cultura chamánica arcaica
asiática. Los médicos tibetanos consideran el
cuerpo humano como un microcosmos asociado al gran cosmos

(Ayala 1999: 187). La idea de macroespacios-macrosistemas y
microespacios-microsistemas se encuentra presente en la cultura
china. En su medicina, el tratamiento acupuntural puede dirigirse
al cuerpo como unidad y sistema o a
partes de éste consideradas como microunidades y
microsistemas en los que se refleja la unidad
corporal.

Observando el trabajo de
los médicos tradicionales oaxaqueños aprecié
tres cosas:

-La primera, que siempre había una referencia
explicativa ecológica de los procesos
potológicos humanos. Por ejemplo, la dificultad
circulatoria, tanto sanguínea como linfática
tenía relación, por coincidir el hábitat
de la persona enferma, con lugares de mala circulación
hídrica (zonas de aguas estancadas, balsas, humedales,
áreas de escasa o mala ventilación, casas o
habitaciones oscuras y húmedas).

-La segunda, que se podía atender en determinadas
ocasiones y para determinados problemas el todo desde la parte,
acercándose así a la tradición
asiática de los microsistemas y macrosistemas.
Pregunté sobre posibles explicaciones. La idea general era
que todo en la naturaleza está conectado, tanto lo que se
ve como lo que no se ve. Por ello, lo que afecta al todo afecta a
las partes, y lo que afecta a la parte también afecta al
todo. Un médico tradicional zapoteco, mixe o chatino
actuando desde la tradición, sabe que se puede resolver lo
grande desde lo pequeño porque todo está unido y
penetrado por el espíritu de Dios. Cuando D. Erasto
(informante zapoteco) fabrica una muñeca con la ropa del
asustado, entiende que la prenda contiene la impronta de identidad de
su propietario y que, si la luz correspondiente al alma o parte
energética del asustado, que se ha perdido, salta de
la tierra a la
ropa, el enfermo la recibe y se cura.

-En tercer lugar, que también hay referencias
explicativas culturales (religiosas, mágicas,
simbólicas…) de las enfermedades. El cuerpo, al verse
incluido en una unidad mayor, dispone de componentes
estructurales (explicados desde el simbolismo y desde la
analogía) por los que puede influir en los demás o
en otros ámbitos de la realidad, a la vez que ser influido
por ellos. De esta manera, llegan las piedras de la
enfermedad al cuerpo. Para mixes, zapotecos y chatinos,
según observé y escuché de algunos de mis
informantes, el cuerpo es el soporte de la persona en el mundo.
Debe estar bien para tener salud. Pero no sólo él,
también los sentimientos, las emociones, las
relaciones, los pensamientos. Cuando preguntas por la
concepción del cuerpo, las respuestas son sencillas y muy
claras: una parte de la persona, pero no toda la
persona
.

Al hablar del concepto del hombre en la sociedad
huichol hay que distinguir entre la estructura corporal
orgánica y el aspecto espiritual. Es este último el
que tiene mayor importancia para los huicholes, puesto que es a
través de las entidades que conforman el espíritu
como los dioses infunden la vida al hombre. Del equilibrio de
las partes del espíritu dependerá la salud

(Vázquez, 1992: 94).

Para los huicholes, el cuerpo humano está
compuesto por el corazón o iyari, consolidado a
través de las peregrinaciones a los lugares sagrados;
la memoria,
procedente de kauyumari; el nierika que es el
espejo donde se refleja la apariencia divina de los dioses; el
kupuri o alma, que no desaparece con la muerte; y el
tukari que vendría a ser la energía vital o
la vida, sinónimo de día (Porras, 2003).

Algunas partes del cuerpo son tenidas en cuenta de
manera especial en la cultura chamánica y tradicional,
desde Mesoamérica hasta el Tibet. Tal es el caso del
esqueleto, de los huesos, cargados de un simbolismo enorme y
antiguo relacionado con el trance extático y con las
ceremonias iniciáticas chamánicas. El valor del
esqueleto se aprecia en la cultura hindú, en la tibetana,
en la china, en la esquimal, en la mesoamericana.

Para Eliade (2001) tiene que ver con un chamanismo
arcaico relacionado con la caza. Budistas y esquimales meditan
sobre el esqueleto con objeto de extraer el alma de su propio
cuerpo con miras al viaje místico. Eso es el
éxtasis
(Eliade, 2001: 337). La cultura tradicional
china diferencia, dentro del cuerpo, entre Jing
congénito
y Jing adquirido. El primero reside
en el Sistema Energético Riñón y
gestiona la energía con la que se nace. De él
dependen directamente: huesos, articulaciones,
dientes, médulas (ósea y espinal) y cerebro, entre
otras estructuras (y
funciones) corporales. La terapéutica china señala
que el gasto, consumo, pérdida de esa esencia implica
decadencia para el cuerpo y pérdida de energía
vital. El Jing congénito es insustituible, pero se
puede evitar su gasto usando el Jing adquirido, fabricado
a partir del alimento, del agua y del
aire. De esta forma se puede vivir más. El Jing es
el Qi de la vida, materializado en el cuerpo y en sus
capacidades funcionales así como en la esencia,
heredada de los padres. Galinier (1997) habla de ciertas
relaciones entre los huesos y la sustancia sexual, para los
otomíes. En la tradición asiática, las
actividades sexuales se relacionan directamente con el Sistema
Energético Riñón
y con la sustancia
Jing, por tanto, con las estructuras que lo componen,
entre ellas los huesos. Según esa tradición un
exceso de práctica sexual implica debilidad,
envejecimiento prematuro (en los hombres, principalmente).
Según Galinier (1997), los otomíes hablan de
pleurer des os ("llanto de los huesos")
refiriéndose a la emisión de líquido
seminal.

En la antigua cultura chamánica, los huesos y el
esqueleto, despojados del ropaje de la carne, conducían al
chamán a través de su viaje extático. En la
ceremonia de iniciación, tras separar la carne del
esqueleto, éste se volvía a recubrir y recomponer
dando a entender el nacimiento del nuevo
chamán.

En Oaxaca y México vi muchos elementos de la vida
cotidiana relacionados con el esqueleto. La Santa Muerte
es un cuerpo descarnado. En fiestas de muertos, procesiones,
celebraciones, etc., utilizan el símbolo del esqueleto,
como en la cultura chamánica, para conectar distintos
planos y dimensiones de la realidad amplia (el mundo sensorial de
los vivos con el mundo de los muertos y otras entidades),
según me informó la Dra. M.A. (informante de
Oaxaca). La conexión de los otomíes entre
líquido seminal y huesos se aproxima a la china. Los
huesos, pues, tanto en Asia como en Mesoamérica, tienen
una connotación vital, más que de muerte,
proveniente de tradiciones arcaicas que relacionaban a su vez al
chamán con el grupo y su
supervivencia. Muerte y reproducción están
íntimamente ligadas en la tradición mesoamericana
hasta el punto de creerse que de los huesos de los ancestros
nacen los nuevos seres; y que de los huesos surge el esperma, por
lo que los huesos de los muertos fertilizan la tierra
(López Austin, 1997).

En el tomo quinto de la obra "Testimonios de vida de
médicos indígenas tradicionales", dedicado a la
terapeuta Vicenta Parra, de la cultura mayo de Sonora podemos
leer: conocer las concepciones del cuerpo humano es entender
los efectos de éstas en el tratamiento de
salud-enfermedad-ecosistema

(Parra, 1999: 23).

Para la doctora M.A. de Oaxaca (informante,
farmacéutica y homeópata) el cuerpo en el pensamiento
tradicional forma parte de la unidad de la naturaleza y del
universo. La
tierra es un elemento fundamental que lo conecta y ayuda a modo
terapéutico. El contacto de los pies con el suelo es una
manera de restablecer el equilibrio que significa la salud y el
bienestar. Por medio de ese contacto circulan las energías
naturales entre el cielo y la tierra a través del ser
humano.

En China, la tierra es Inn y el cielo
Iang. Los pies son partes Inn del cuerpo y la
cabeza, parte Iang. El contacto de los pies con la tierra
introduce al ser humano en la unidad de la que forma parte,
reequilibrando sus energías, haciéndolas circular
de arriba a abajo y viceversa. Las tradiciones mesoamericanas
dotan a los humanos de características duales
(masculino-femenino) definidoras de los seres superiores
según la cosmovisión (o las cosmovisiones). Sin
hablar de Inn/Iang, según la tradición
mesoamericana se puede decir que la tierra es más
femenina-fría y el cielo más
masculino-caliente
. Nuestra mitad superior tiene más
proximidad y relación con el cielo mientras que nuestra
mitad inferior se relaciona directamente con la tierra.
Corrigiendo estos aspectos (cuantitativa y cualitativamente) si
están alterados, se puede también conseguir o
devolver la salud.

El chamán en los pueblos tradicionales se ocupaba
de proteger tanto el cuerpo y el alma de los individuos como el
cuerpo social. Una de sus finalidades era asegurar el bienestar
de todos (Eliade, 2001).

Visité con uno de mis informantes principales
(cultura mestiza), Rogelio Delgado el museo Dolores Olmedo,
situado en la delegación de Xochimilco (México
D.F.). En la parte dedicada al arte popular
tradicional se exponen motivos alusivos a la Fiesta de la Muerte:
esqueletos formando parte de la vida cotidiana, vivos, en
actitudes
normales, vestidos con ropas normales, realizando actividades y
labores cotidianas (trajineras típicas de los canales de
Xochimilco conducidas por esqueletitos). Se observan distintos
tipos de objetos, fabricados con diferentes materiales.
Hay bellas piezas de barro policromado cocidas a altas
temperaturas. Se ven calaveras con
versos de fin de año que mezclan simbolismos de vida y de
muerte. Todo envuelto en un ánimo grotesco, surrealista y
de broma. Se representa un muro de calaveras como se hacía
entre los aztecas: el
tzompantli de los guerreros prehispánicos.
Aún sigue, pues, arraigada en la cultura popular mexicana
(de las etnias y de las ciudades) la costumbre de incluir entre
los invitados a la fiesta de la vida, símbolos ambivalentes como los huesos y el
esqueleto. Muerte y vida forman parte del cotidiano devenir de
los mexicanos, según Rogelio Delgado. Se habla de ambas
con toda normalidad y naturalidad. Se entienden sus
símbolos dentro de una forma de ver la vida y el mundo
heredada de antaño. A nadie le asustan. Se bromea con la
muerte, se hacen chistes. No
hay un tabú al respecto como ocurre en otras culturas (la
occidental entre ellas). Y tuve ocasión de comprobarlo
bastantes veces, sentado a la mesa en alguna reunión o
fiesta, andando por la calle o escuchando los relatos de mis
informantes. Es una forma de cura, una manera de alejar el
infortunio, o de aceptarlo como algo que coexiste con la suerte.
El cuerpo vivo y el cuerpo muerto finalmente se convierten en
recuerdos, en fotografías e imágenes
de los que vivieron y compartieron su existencia con nosotros. Su
paso por este mundo permanece vivo en la memoria
colectiva, principalmente en la de las familias.

2.3. YERBEROS: DIARREA,
DISENTERÍA, ESPANTO O SUSTO, GRIPE O GRIPA,
CALENTURA.

Los yerberos se suelen ocupar de:

Diarrea.- Tiene que ver con la ingestión
de alimentos
sucios, en mal estado, en
exceso, en mal momento para el cuerpo o para la digestión,
cuando hace frío, por permanecer demasiado tiempo a la
intemperie, por tomar bebidas frías, por comer tierra o
por falta de higiene en las
manos, por comer después de manejar tierras (niños
jugando, campesinos, etc.), por usar utensilios sucios, por beber
agua sin hervir, por contacto con heces y basuras, por exponerse
en la noche, por miedo y terror, por coraje y emociones, por
sentimientos fuertes, por nervios y tensión (una prueba,
un acontecimiento personal…), por
beber algo frío o por lavarse con agua fría cuando
se tiene la regla.

El llamado "Mal de Moctezuma" se suponía la
venganza del soberano mexicano de los invasores españoles.
La inadaptación al alimento, al agua, al clima y al
espacio dieron lugar a la imagen: "Mal del
Viajero" en México. La diarrea del turista (y de
los naturales también) se produce por una bacteria (E.
Coli
) cuyos efectos beneficiosos, según actuales
investigaciones, serían la
protección natural contra el cáncer
de colon. La medicina tradicional mexicana ve la diarrea como una
manera natural de limpiarse por dentro, de desintoxicarse. En
sí, es un favor que se nos hace. Durando mucho o teniendo
otras implicaciones, se convierte en problema
(deshidratación, anemia,
desnutrición, deficiencia inmunitaria,
pérdida de energía vital, complicaciones
infecciosas…). Una diarrea fuerte con sangre y moco
puede ser canícula, en temporada de lluvias. Las
culturas oaxaqueñas tienen un gran número de
remedios contra la diarrea peligrosa y para reponer
posteriormente a la persona. Uno de ellos es el baño de
manos y pies (maniluvios y pediluvios) en agua con ortigas y
malvas. La diarrea puede darse en terreno de calor o en
terreno de frío (principios
básicos de la etnomedicina mesoamericana). En el primer
caso habrá fiebre y en el segundo, escalofríos,
palidez, debilidad, decaimiento. Para evitar esos casos, la
tradición recomienda no comer demasiado, tomar alimentos
limpios y bebidas naturales, además de agua hervida. La
persona, los niños, deben lavarse con agua tibia y
mantener unas mínimas condiciones higiénicas en la
casa (éste es un punto importante destacado por todos los
profesionales a los que pregunté. Se interesan mucho por
los niños y ven la necesidad de educar también a
los mayores, a los padres, con el fin de evitar los malos
hábitos y las malas condiciones higiénicas en las
que muchos viven). El té de guayaba es la
recomendación principal de D. Alfonso, de Tabaá. La
ingestión de la fruta entera también. Yerba santa
recomienda D. Catalino, informante de Tiltepec. Tanto para el
empacho como para la diarrea, D. Erasto recomendaba sobar con
aceite al
aquejado, sobre todo a los niños. Otras plantas usadas:
salvia, hierbabuena, semilla de maguey, orégano, canela,
ortiga, hojas de espino de zarza, raíz de bistorta,
manzana en puré, etcétera. La diarrea se ve
más como síntoma que como enfermedad. Suele formar
parte del cuadro que presenta un asustado, alguien con mal de ojo
o afectado de mal aire; pero también puede ser una
consecuencia natural de la acumulación de suciedad por
mala vida de la persona (ingestión de comida en mal
estado, enfriamiento y humedad, gérmenes patógenos,
alteraciones nerviosas fuertes, otros).

Entre la gente circula el remedio más conocido,
simple, rápido y eficaz contra el "Mal de Moctezuma": el
suero mexicano, consistente en: jugo de limón (lo
que en España llamamos lima) recién exprimido,
hasta medio vaso, sal y agua de soda. Y doy fe de su eficacia.

Como la suciedad acumulada puede ser el origen de
alteraciones diarreicas, Rogelio Delgado (informante de la
cultura mixta) me habló de la necesidad periódica
de limpiarse por dentro. Me dio varias fórmulas
tradicionales. He aquí una de ellas: Picar y licuar: media
piña, cuatro tallos de apio, dos limones exprimidos
(opción: cáscara de uno de ellos), dos ramilletes
de perejil, un pedacito de jitomate. Mezclarlo con dos litros de
agua. No colarlo. Beberlo a lo largo de 1-2 días. Explica
Rogelio que esta fórmula facilita el tránsito
intestinal, aumentando la evacuación. Se controla
así la limpieza interior sin llegar a que lo haga el
cuerpo de forma automática (diarrea). Se puede tener
sensación de cansancio como efecto de la limpieza, pero
desaparece cuando uno se reincorpora a la alimentación
normal.

Y, dado que según la tradición
mesoamericana el cuerpo está animado, como todos los seres
de la naturaleza, los etnomédicos recomiendan las limpias
de vez en cuando. La limpia elimina suciedad espiritual evitando
que ésta se transforme en suciedad orgánica, origen
de problemas diversos, entre ellos, la diarrea.

Disentería.- Los médicos
tradicionales señalan que comer muchos chapulines o
jitomate puede producir disentería. También el
frío, las comidas en mal estado (pasadas de fecha o
sucias), el agua
contaminada y los enfados (coraje). En todo caso, la
tradición terapéutica mesoamericana distingue entre
disentería en terreno de calor y disentería
en terreno de frío (como pasa en la
terapéutica tradicional oriental). Para su cura se
combinan: la higiene alimentaria, las bebidas naturales, el agua
hervida, la no de ingestión de frutas coloradas (en
terreno de calor). Los colores tienen
una relación con las enfermedades y con la
terapéutica.

Según el principio analógico, para
enfermedades de calor, de exceso, de rojez y
acumulación sanguínea se tomarán mejor
alimentos de colores no cálidos. Para enfermedades en
terreno de frío, habrá que calentar por lo
que se buscarán alimentos energéticos que aporten
calor por su color (los de la
gama roja son los mejores). Se disminuirán las frutas
verdes para caso de disentería en frío. Son
aconsejados: tés diuréticos y limpiadores como el
té de cola de caballo, té de hojas de fresno,
limón hervido con agua (refrigerante, rehidratante,
limpiador de lodos internos, ayuda a eliminar el calor
tóxico), té de aloe- sávila y
otros.

Espanto o susto.- Resumiré aquí
diciendo que mixes, chatinos y zapotecos lo entienden como un
padecimiento producido por la interacción de la persona
con el medio (físico-natural, sobrenatural,
atmosférico, social, tecnológico). En el tomo
nº 3 del INI dedicado a los testimonios de vida de
médicos indígenas se puede leer: Aunque existe
duda sobre su origen, el espanto es otro concepto de la
cosmovisión nahua; es el resultado de sufrir un temor
súbito. Puede ser originado por un peligro repentino, una
pesadilla o un susto severo. La persona puede perder la sombra o
el alma; se siente muy débil y languidece
(Alberto
1999: 45). Villaseñor, Aceves, Reyes y Rojas expresan en
su artículo: para los nahuas del Alto Balsa en el estado de
Guerrero, el susto se debe al robo del tonalli hecho por alguno
de los "aires" lo cual se desencadena como mera reacción
por el temor ante alguna circunstancia imprevista, es decir, por
un miedo intenso
. (Villaseñor, 2003). Ya hemos hablado
del tonalli. Para los nahuas era una parte de la energía
del ser, entidad anímica localizada en la cabeza.
Concepción De la Garza escribe: Il se caracterise par
la perte partielle de l´énergie vital individuelle
contenue dans le coeur central. La théorie indigène
du "susto" apparaît d´abbord comme analogue dans ses
grandes lignes à celle-freudienne- de la névrose
d´effroi ou de la névrose d´accident: un
événement extérieur vient faire effraction
dans la vie psychique de la personne et le choc
d´énergies antagonistes de cette éffraction
se manifeste à travers une série de
sympthômes
.-"Se caracteriza por la pérdida
parcial de la energía vital individual contenida en el
corazón central. La teoría
indígena del susto aparece como análoga de la
froidiana de neurastenia de sobresalto o de neurastenia de
accidente: un acontecimiento exterior es el causante de una
ruptura en la vida psíquica de la persona y el choque de
energías antagonistas de dicha ruptura se manifiesta a
través de una serie de síntomas"- (Trad.:
A.J.A.M.).

Para C. De La Garza, L´énergie vital
individuelle est mobile comme le souffle et le vent. Elle est
capable de circuler dans le corps, dans la communauté et
dans le cosmos. Ces circunstances énergétiques
s´opèrent au sein d´un systhème
cosmique clos qui enserre à la fois la societé
humaine et la nature. Les circulations et les échanges
s´y ordonnent dans une complémentarieté et
des interactions constantes
-"La energía vital de cada
uno es móvil como el aliento y el viento. Es capaz de
circular dentro del cuerpo, dentro de la comunidad y
dentro del cosmos. Tales circunstancias energéticas se
operan dentro de un sistema cósmico cerrado que aproxima a
la vez la sociedad y la naturaleza. Ahí se ordenan las
circulaciones e intercambios en complementariedad e interacciones
constantes"-(Trad.: AJAM). Explica López Austin de la
cosmovisión nahua que ciertas partes (anímicas)
podían abandonar el cuerpo durante la embriaguez o el
sueño; e incluso ser capturadas por seres sobrenaturales
(López Austin, 1997: 46).

En el pensamiento tradicional mesoamericano, en el
asiático y en el de otros ámbitos tradicionales, el
hilo de la vida conecta la persona con el medio. De ahí
que éste tenga capacidad para influir sobre todos los
seres vivos, influencia entendida de forma diferente en cada
tradición; entre amerindios hablamos de entidades
anímicas de la naturaleza; entre asiáticos, una
línea perteneciente a la cultura popular se expresa
también así; y otra, la de la medicina tradicional
china, habla de Qi, una energía difícil de
definir (algunos la aproximan al Quantum) llegando a
alterar su salud y sirviendo a la vez como medio para restablecer
el equilibrio. En el pensamiento occidental científico la
naturaleza se clasifica en: seres vivos y seres inertes.
Aquéllos corresponden al reino vegetal y al reino animal.
Los inertes son los minerales y el
agua. Los seres vivos se diferencian de los inertes por cumplir
las tres funciones vitales: nutrición,
relación y reproducción. Animales y plantas nacen,
crecen, se reproducen y mueren. Los seres inertes, no. La
noción de vida, pues, en la cultura occidental
atañe sólo a animales y vegetales. En el
pensamiento occidental uno puede tropezar con un objeto inerte en
el campo y caerse, pero nunca considerará responsable al
objeto. Tal idea se extiende incluso a vegetales, incapaces de
causar un daño,
al carecer de voluntad. Los animales, aunque puedan atacar,
siempre tienen un comportamiento
ligado al instinto.

Ciertas creencias amerindias hacen temer ante las
tormentas, los lugares aislados, los espacios poco o mal
iluminados, los accidentes del
terreno, la visión de un fantasma, la aparición de
un muerto, las sorpresas inesperadas, la ciudad, los
vehículos y las luces de colores, otras personas, gente
desconocida, estanques y lagos, animales, la soledad, las
riñas, etc. Si la persona se cae en un estanque, si
tropieza en el suelo, si percibe un rayo, si entra en un tumulto,
si aparece de pronto un animal (por ejemplo las víboras,
según D. Erasto), si le dan una noticia inesperada, puede
caer en un estado de desánimo, tristeza, apatía,
desgana, inapetencia, deseo de estar aislada. Puede tener
inflamación al beber agua, miedos, amoratamiento de la
piel,
hinchazón de los ojos, pérdida de la voz, suspiros,
acidez y regurgitaciones, cambios de humor, sollozos y llanto,
mal dormir, etc. Se dice entonces que la persona está
asustada, es decir, que un constituyente anímico de su
persona (alma, luz, chispa vital…) se quedó en el
lugar en que se asustó en el momento en que se produjo el
choque, emocional, caída, encuentro, susto en
definitiva.

El miedo dio paso al desasosiego o al decaimiento.
Debido a ello, deambula por la vida y por el pueblo sin esa parte
necesaria. No puede concentrarse, no puede relacionarse, no puede
hacer bien su trabajo, no le sienta bien lo que come y lo que
bebe. La intensidad del impacto en el asustado varía de
unas personas a otras, y de unas circunstancias a otras. Hay
quien se asusta y no se percata, pero al pasar el tiempo va
cayendo en la enfermedad. Hay quien se asusta e inmediatamente lo
nota, poniendo remedio rápidamente. En todo caso, lo que
hay que hacer es proceder a la recuperación de esa chispa,
del alma que se ha quedado en el lugar del susto. Los procedimientos
son variados, dependiendo de los profesionales, de las
tradiciones concretas, del lugar, del tipo de susto,
etcétera.

Algunos los hemos expuesto al hablar de los
protagonistas de las culturas. López Austin subraya que
para los antiguos nahuas las entidades anímicas
podían moverse de unos seres a otros y obrar con independencia
de los soportes físicos (árbol, montaña,
agua, animales, cuerpo humano) ?López Austin, 1997-.
Cuando la luz (alma) del asustado vuelve a él, se produce
la curación. En cualquier caso, el susto lo produce tanto
la situación temerosa y débil de la persona
(predisposición natural, según D. Erasto) como la
acción de las fuerzas sobrenaturales (suelos malos,
chaneques y gente inmaterial de la naturaleza). Por ello, el
médico tradicional instará a la persona a
fortalecerse, a ser menos miedosa, a no tener en cuenta las
influencias y opiniones ajenas que le puedan perjudicar, a la vez
que tratará con las entidades del terreno para que le
devuelvan el alma. Para D. Alfonso, de Tabaá, el susto se
reduce a un estado deficiente de la persona que se puede
solucionar, al menos en parte, con rehidratación (suero),
una alimentación adecuada y medicamentos
(alopáticos y herbales). A una parte mínima de los
sustos, los relacionados con víboras por ejemplo, los
añade una explicación complementaria
tradicional.

En la obra sobre chamanismo, de Mircea Eliade (2001) se
dice que los norasiáticos constatan la pérdida del
alma en toda enfermedad. Se atribuye entonces la enfermedad al
extravío o vuelo del alma, y el tratamiento se reduce, en
suma, a buscarla, a capturarla y a reintegrarla al cuerpo del
enfermo
(Eliade 2001: 180). Referencias muy similares me
dieron tanto terapeutas populares como otras personas en Oaxaca y
México. En toda Mesoamérica se conserva esta vieja
idea proveniente de la cultura chamánica. Es un rasgo
vivo, pues, de una época que no sabemos exactamente a
cuándo se remonta.

Este modo discursivo de dar referencia de una realidad
nos aproxima a la visión amplia e integrada que los grupos
tradicionales tienen de aquélla. Es, por otra parte, el
desequilibrio que más he observado en personas enfermas,
del que más he oído
hablar, el que más he visto tratar a los profesionales
durante mis estancias en México y Oaxaca. Observé
en la costa Pacífica en días de calor intenso
durante el verano de 2005 unos casos que entrarían dentro
de la etiqueta discursiva amerindia de susto en tres adolescentes
cuyos síntomas formaban un cuadro complejo con
manifestaciones de debilidad, pérdida del equilibrio,
falta de fuerza en las
piernas, cansancio al hablar y al hacer cualquier ejercicio,
molestias gastrointestinales, inapetencia, mareos,
vértigos, náuseas. Podríamos decir que las
bacterias
tropicales tenían mucha culpa. Una alimentación
inadecuada, sudoración profusa, el calor y la humedad
unidos a temores hacían el resto. El tratamiento
consistió en rehidratación. En uno de los casos,
incluso a nivel hospitalario: profilaxis antibiótica y
antiparasitaria. Por otra parte, también recibió
homeopatía, probióticos e infusiones de diferentes
hierbas.

Los resultados fueron excelentes. Nótese que he
expuesto un abanico terapéutico amplio, variado y bien
complementado en los tres. Estimo que uno solo, o una parte de
los medios teapéuticos empleados no hubiesen dado
resultado en aquellas circunstancias, o no lo hubiese dado del
todo, o no lo hubiese dado en el mínimo tiempo.
Aprecié el valor y la eficacia de todos esos recursos bien
articulados. Volvemos a la idea de unidad dentro de la variedad;
de percepción y actuación
holística, en este caso claramente intercultural.
Según la óptica de la terapéutica
tradicional, una situación ha de resolverse teniendo en
cuenta la circunstancia específica que la envuelve.
Variando la circunstancia, ha de variar la terapéutica.
Los nuevos terapeutas interculturales disponen de los recursos
tradicionales y de los modernos.

En el pasado prehispánico existían
remedios de origen herbario, mineral y animal con función
antibiótica y antiparasitaria a los que se unían
los procedimientos culturales, sociales y ecológicos
correctores. Pero eran tiempos de unidades sociales estructuradas
y equilibradas; tiempos en los que lo relatado por Sahagún
o De la Cruz en sus libros
mostraba el alto nivel de desarrollo y el equilibrio de
civilizaciones como la azteca. El contacto no pactado de aquel
mundo con el occidental (a partir del siglo XV) produjo la
ruptura del equilibrio natural y del progreso autóctono de
los pueblos mesoamericanos. Con la ruptura, llegaron otras
enfermedades a los cuerpos de los indios, a sus almas, a sus
comunidades y a su medio ecológico. Desde entonces, opina
Gina (informante de Puerto Escondido, investigadora de las
costumbres alimenticias indígenas mexicanas), la pobreza, la
miseria y la tristeza han sido y siguen siendo las
características que definen a sociedades desarraigadas y
desestructuradas dominadas por la cultura occidental (aún
desde los gobiernos de los propios países iberoamericanos)
y por la aún más desestabilizadora sociedad de
consumo.

En Chile tal situación ha llevado a facciones de
los grupos indígenas al enfrentamiento y al conflicto con
el poder dominante. En Chiapas también. Para algunos
miembros de las culturas originarias, como quienes componen el
CSEIIO por ejemplo, existe una alternativa de integración intercultural pacífica
sobre la que trabajan con éxito. El susto, pues, puede ser
visto desde la óptica tradicional prehispánica,
desde la mixta o desde una visión intercultural. En
cualquier caso, lo importante son los resultados. Y el
éxito terapéutico lo he apreciado con medicina
indígena, con medicina mixta y con medicina intercultural
(fusión
de medicina occidental y medicina tradicional). Para el Dr.
José Medina tanto valor tiene un sistema como otro si
todos responden eficazmente a las necesidades de salud de sus
poblaciones. Antropológicamente hablando diríamos
que la idea de susto entra dentro de las representaciones
discursivas de las culturas mesoamericanas. Es una manera e ver
la realidad.

Según Ayala entre los indios del norte se
creía que las energías espirituales también
podían ocasionar enfermedad. Los espíritus
malvados, muchos provenientes del hijito de los difuntos
interferían aquí y allá. Podían
provocar náuseas, dolores de cabeza y otros males a
parientes que no les hubieran honrado debidamente en las exequias
fúnebres (Ayala, 1998). El hijito es entendido como el
aliento encargado de animar a la persona desde el interior
proporcionándole resistencia y
vitalidad. No abandona el cuerpo mientras éste tiene vida,
pero puede agotarse por diversas causas. Las sanadoras que
observé en el área chatina, y con las que
hablé, utilizan para tratar el susto la hierba de espanto
molida con chili y guaco. Todo ello se cuece y se toma como un
té (infusión). Para tratar el susto hacen
también limpias con hierbas y blanquillos
(huevos).

La Dra. M. A. es farmacéutica y homeópata.
Conocedora de la terapéutica tradicional mesoamericana,
representa a un sector de población no indígena trabajando en
el área de salud. Pensé en ella para completar,
junto con las aportaciones del Dr. Medina y del Dr. Bernal, un
espacio de opinión de profesionales científicos
conocedores de tradiciones terapéuticas mesoamericanas y/o
inmersos en esa sociedad. Esta farmacéutica, vecina
mía en Oaxaca, me aportó información sobre dos casos de susto por
caída en alberca. El primero, de su propio hijo cuando
tenía 3 años. Por accidente, el niño
cayó al agua, permaneciendo en la piscina hasta que
alguien se dio cuenta y lo sacó. Aparentemente estaba
bien, pero a los pocos días empezó a palidecer y a
no comer, sintiéndose triste y con una diarrea que no se
le quitaba. Le vieron pediatras y estuvo hospitalizado, pero el
tratamiento exclusivo de la medicina occidental no lo
curó.

Por indicación de una compañera, la madre
lo llevó a una sanadora zapoteca quien le dio a beber
tisanas diversas y le puso aceites especiales. También le
tiró (jaló) de la piel de la espalda en la
zona baja lumbar (técnica similar a la usada por curadores
zapotecos de susto en las montañas). Según la
farmacéutica, bastaron tres días para recomponer a
su hijo quien recobró el ánimo, el apetito y el
dinamismo propio de los niños.

El segundo caso se refiere a un compañero de su
hijo quien, en tercero de primaria cayó también a
una piscina en una excursión escolar. Aparentemente
salió bien, pero al poco empezó a enfermar con los
síntomas típicos del susto: falta de fuerza,
palidez, deseo de estar solo, tristeza, falta de apetito y
desinterés por lo que le rodeaba. Lo vieron diversos
especialistas en Oaxaca, fue internado en clínicas,
tratado con medicamentos, pero la fiebre no se le quitó.
Finalmente, el niño falleció. Los médicos no
tuvieron una respuesta. D. Erasto, de Tabaá, me
insistió mucho en esto, hablando del susto. Conocía
muchos casos tratados en
hospitales, sin éxito. Hasta que no intervenía el
especialista de la medicina tradicional, el problema no se
resolvía.

Para la Dra. M. A. el contexto de influencia de las
tradiciones abarca prácticamente toda la sociedad
mexicana. El susto es bien conocido entre la población.
Los médicos tradicionales y sus procedimientos son cada
vez más estimados y valorados, incluso por los estamentos
oficiales (IMSS). Sea
como sea, el susto se da, y la terapéutica tradicional es
efectiva, en opinión de la farmacéutica.

En resumen, según la tradición, al simple
hecho de tropezarse en el campo y caer, al hecho de toparse con
un animal o al de percibir una tormenta no se les asocia un
sentimiento de indefensión o de inseguridad
sin más, se les asocia la participación o posible
participación de entidades que, como el chaneque,
intervienen de manera directa o indirecta en los acontecimientos,
bien provocándolos, bien participando.

En consecuencia, según el pensamiento popular, es
decir, según está estipulado en los contenidos
culturales transmitidos por la tradición oral, el
consiguiente susto o espanto debe ser atendido en la misma
línea de percepción y comprensión de los
hechos. Caerse en el monte o en una alberca para zapotecos, mixes
o chatinos no es sólo un accidente fortuito sino un hecho
vivencial cultural que requiere de la atención de un
experto: el médico tradicional o el chamán quienes,
de acuerdo con las características del susto, del lugar y
del estado del asustado actuarán en consecuencia poniendo
en práctica una terapéutica simétrica, es
decir, que atienda lo físico, lo biológico, lo
social, lo ecológico y lo cultural del enfermo en
relación con su accidente o encuentro, y siguiendo el/ los
procedimiento/s marcado/s por la tradición
para tales casos. De esta forma podemos comprender cuando nos
dicen que la atención desde la medicina alopática
puede resultar ineficaz o incompleta. No se atienden todos los
niveles del problema, paralelos a los niveles de la persona. En
el caso de los tres adolescentes, antes relatado, los buenos
resultados se debieron a la atención global e
interrelacionada.

Desde niños, en las familias del medio
tradicional (medio incluso de titulados universitarios) en
Mesoamérica se conocen y circulan estos contenidos de
manera que se tiene cuidado (aunque sea por la inercia de la
costumbre) de que los chicos no caigan a estanques o los
caminantes no sean sorprendidos por una tormenta. Los
pequeños absorben toda la información y la integran
en su vivencia. Cuando ocurre el problema, la gente piensa en los
especialistas tradicionales puesto que ellos tienen las claves
para deshacer el entuerto. Quienes reciben la atención se
sienten asegurados y protegidos y, si todo sucede como nos
explica D. Erasto, los resultados suelen ser
satisfactorios.

José Medina, médico alópata y
homeópata, opina que la intervención tradicional en
el problema de susto es necesaria. Él mismo, conocedor de
procedimientos y técnicas sanadoras tradicionales, las ha
puesto en práctica en diversas ocasiones, sobre todo
cuando se ha enfrentado a problemas de índole espiritual y
espiritualista. Muchos profesionales de la medicina
alopática en México, y otros no pertenecientes al
ámbito laboral
sanitario, se dan limpias frecuentemente. Es algo natural y
saludable, opinan. Eso sí, insisten en buscar a
médicos tradicionales expertos, serios y conocedores del
oficio curador. El susto es uno de los problemas más
reconocidos dentro de las enfermedades de nosología
indígena, y nadie de los profesionales no indígenas
que he conocido tiene reparos en recurrir a la ayuda de los
terapeutas tradicionales si llega el caso.

Gripe o gripa.- Es el resfriado o la gripe. Los
amerindios oaxaqueños los ven como un estado de malestar
en el que asciende el calor (terreno de exceso) o se siente
frío (terreno de deficiencia), la lengua
está roja o se ve pálida y con saburra abundante;
moquea la nariz o escuece y está seca; se ven afectadas la
garganta y la voz, hay pocas ganas de comer, molesta el sol, molesta
el viento, molesta la frescura del bosque.

Proviene de la exposición
a la lluvia o al fresco cuando la persona está cansada o
sudorosa; también, cuando la persona no ha dormido
suficiente o ha bebido y comido demasiado, o cuando ha estado al
lado de personas griposas. Se cura tradicionalmente con descanso,
guardando cama y sudando, tomando tisanas (flor de saúco,
menta, escabiosa, flor de violeta, estigmas de maíz,
raíz de bardana, raíz y hoja de verbena, hierba del
pastor, canela) y, dependiendo del terreno de la persona (exceso
o deficiencia), se beben líquidos en mayor o menor
proporción (calientes o templados), con limón
(refrigerante, limpiador de mucosidades amarillo-puruentas),
manzanilla y otros vegetales. El ajo es un gran antigripal,
combinado con infusión de romero.

A veces, hay males que parecen gripas, pero que no lo
son. Tradicionalmente, los males que cursan con mucosidades
abundantes, males provenientes de la ruptura del equilibrio del
calor y del agua en el cuerpo (males que afectan a las mucosas),
si perduran en el tiempo, se ven como procesos de
eliminación de suciedad energética que la persona
ha adquirido, bien de la naturaleza o de otros lugares, bien de
personas (al acercarse a gentes que tengan mala energía,
por la proyección de envidias, malos deseos y malos
pensamientos, por la absorción del mal de otro consciente
o inconscientemente), mal aire, o bien de la propia persona por
edad, cansancio, tristezas, melancolía, enfermedades
repetidas, mala vida, mala alimentación,
desnutrición, excesos… Esas mucosidades casi siempre son
sucias, es decir, amarillentas y pegajosas; y suelen descargarse
por la nariz (aunque no siempre). El temazcal es un buen medio
para limpiarlas. Según Norma Yescas, (informante), la
limpia del temazcal es de las más eficaces, pero se
necesita que acompañe un cambio de
actitud en la
vida de la persona enferma.

Calentura.- Se entiende como un mal ocasionado
por otros, cuando a alguien le hacen mal de ojo, por envidias de
otras personas, por malos deseos y malos pensamientos (D. Erasto,
D Aristeo). También lo desencadena una fuerte
exposición al sol; o la reacción del cuerpo a un
frío repentino o a la humedad. La no adaptación a
cambios bruscos de tiempo y de temperatura
puede ocasionar calentura. Un trabajo y un esfuerzo apresurados
calientan el corazón, desgastan la energía vital y
dan, o pueden dar, una reacción de calentura. Algunos, a
la calentura le llaman temperatura (ya nos hemos referido
a ella). La persona puede tener calor en la mitad superior y
frío en la inferior, escalofríos y malestar; dormir
mal, tener malos sueños. Se recomiendan baños de
pies, baños de asiento, tomar alimentos limpios y
hervidos, no bañarse con agua fría ni muy caliente.
Tomar hierba de Yucuayuyo, estafiate, colocar hoja de mulato con
agua en la tripa (Bernal, 1991), usar hoja de negrillo bajo una
cinta en la frente (Timoteo).

2.4. PARTEROS/AS: HINCHAZÓN Y RETENCIÓN DE
LÍQUIDOS, HEMORRAGIAS ANTES DEL PARTO,
DIFICULTAD PARA EXPULSAR EL FETO, DOLORES
DE COSTADOS, INFECCIONES DERIVADAS DEL
PARTO.

Las parteras suelen atender todo lo relacionado
con el embarazo y el
parto:

Hinchazón y retención de
líquidos
.- En el tomo I de las Memorias de
encuentros de médicos tradicionales indígenas de
Oaxaca (Bernal, 1991-I) las parteras opinan que se produce
inflamación en el embarazo fundamentalmente por el peso
que se adquiere con el mismo. También por comer en exceso,
por trabajar en el campo o por la mala posición del feto
(ellas dicen niño). Para solucionarlo o ayudar a la
embarazada, recomiendan sobarle todo el cuerpo, disminuir el
ejercicio o parar el trabajo. También, disminuir el
consumo de sal, tomar té de romero, descansar con los pies
en alto y matar una gallina en el lugar (campo) donde se
sintió mal trabajando o andando. Como se ve, a una
visión natural unen otra tradicional; y a soluciones
naturales y físicas unen otras rituales, por considerar
que con la sangre del pollo, el espíritu del lugar
dañino no causará más mal y retirará
el ocasionado. La realidad se ve como dualidad
natural-sobrenatural, atendiéndose en ambos
sentidos.

Hemorragias antes del parto.- Según se
recoge en las Memorias de encuentros de pueblos indígenas
de Oaxaca (Bernal, 1991-I), se pueden producir hemorragias por
causa de caída (resbalón) y susto, por exceso de
trabajo, por levantar pesos y cargas pesadas, por no alimentarse
bien, por coraje, por desnutrición. Se tratan con consejos
(evitar el coraje, no asustarse), descanso, buen alimento,
tés de hierbas, no hacer ejercicios físicos
pesados, no trabajar duro y evitar las relaciones
sexuales.

Dificultad para eliminar el feto o simplemente para
facilitar el parto
. En el códice De la Cruz (1996)
recomendaban en 1552 comer carne de zorra y colgarse del hombro
una esmeralda muy verde al igual que una perla, también
muy verde. Otra receta: bañarse la vulva con
líquido preparado con tallos de xaltomatl, cola de
tlacuatzin y hojas de cihuapahtli,
molidas.

Dolores de costados.-Tienen lugar cuando le
entra aire a la embarazada. O cuando el niño no
está bien colocado. Así se ven también en
otras culturas tradicionales como la coreana o la china. Se
pueden manifestar como dolores erráticos, es decir, que
cambian de lugar, lo cual se atribuye a la causa del aire y del
viento que, al entrar en el cuerpo, se mueven. El tratamiento se
hace a base de pomadas y masajes en zona o puntos. Entre los
cuidados que hay que tener, están los siguientes: no tomar
productos
fríos ni demasiado líquidos, no mojarse los
días de más dolor y no tener relaciones
sexuales, lo que D. Catalino (informante) llama:
cuidarse.

Infecciones derivadas del parto. Para evitar que
el cordón o parte de él se absorva con la placenta
después del parto provocando infecciones, D. Alfonso,
médico tradicional zapoteco me refirió su método
consistente en cortar el cabo unido al bebé y anudar a la
pierna de la madre el resto, haciéndola pasear hasta que
baje la placenta.

2.5. HUESEROS Y SOBADORES: QUEBRADURAS (ROTURAS),
DOLORES, MOLESTIAS Y PROBLEMAS REUMÁTICOS, DOLOR COSTAL.
OTROS.

Los hueseros y sobadores se suelen ocupar
de:

-Quebraduras (roturas).- Los hueseros
oaxaqueños (Bernal, 1991-I) tratan las fracturas
acomodando los extremos del hueso roto, luego colocan una venda
con trementina, resina de cera consuelda, copalillo o chamizo
pegajoso para inmovilización. Se tiene unos veinte
días.

Dolores, molestias y problemas
reumáticos
.- Aquí, refieren los hueseros
(Bernal, 1991-I) que una de las causas del reumatismo es pisar la
humedad. También, mojarse cuando está caliente el
cuerpo o trabajar bajo la lluvia o entre la niebla. En todo caso,
lo que un servidor ha
recogido en las localidades de la montaña oaxaqueña
respecto a los dolores reumáticos es que se trata de
humedad estancada en una zona del cuerpo, humedad exterior que ha
penetrado en momentos de cansancio (trabajo), enfado o
alteración del sistema inmunitario (moverse, trabajar en
condiciones de cambios bruscos de temperatura y lloviendo o
cuando asciende la humedad del suelo tras salir el sol).
También puede penetrar la humedad cuando la persona se
tiende a descansar y se queda dormida en el suelo al lado de un
riachuelo o en una zona sombría. La humedad es uno de los
peores males pues se agarra en el interior y resulta
difícil de sacar.

Según los médicos tradicionales, la
tristeza es como la humedad. La visión simbólica de
enfermedad por humedad en Oriente (China y Corea) tiene las
mismas connotaciones, penetra lentamente y sale también
lentamente. Puede aludir tanto a las manifestaciones
reumáticas del cuerpo como a los bloqueos emocionales
(tristeza, melancolía, obsesión, depresión). En México se trata (el
cuerpo) con sobadas de resinas, con hojas de chepito, hojas de
naranjo o carrizo, y también con
vaporizaciones.

Respecto a los problemas reumáticos y a las
enfermedades causadas o relacionadas con la humedad (física y
energética) hay mucha similitud entre la medicina
tradicional mexicana y la medicina tradicional china, no
sólo en la manera de entenderse el problema (en ambos
casos íntimamente relacionado con la naturaleza y con las
vivencias) sino en el enfoque de la terapéutica. Humedad,
simbólicamente hablando, quiere decir en la
tradición china, estancamiento de algo, situaciones
emocionales, bloqueos circulatorios, adherencias del Qi de
la naturaleza (por ejemplo dormir en una habitación con
humedad en las paredes o habitar una casa poco saneada). En la
tradición mexicana, con variaciones en la expresión
discursiva, existen imágenes similares, visiones de la
humedad relacionadas con la lluvia, con la niebla, con la
evaporación, con los cambios de temperatura del cuerpo en
relación con el ambiente, con el cansancio, con el coraje
y la emocionalidad. La humedad física conlleva la parte de
energía fría proveniente de la tierra. Es esa
energía la que anima y dirige la actuación de la
humedad natural como enfermedad. El baño temazcal es uno
de los medios más completos de la medicina mexicana para
desbloquear el cuerpo, la mente y el espíritu, sacar las
impurezas y hacer correr de nuevo la energía vital. Con
otros procedimientos se busca también limpiar, desobstruir
y hacer circular el Qi en la medicina china. Hay una
humedad que proviene de la propia persona, de desarreglos y
alteraciones metabólicas, así como de
preocupaciones en exceso y de bloqueos interiores debido a
vivencias no exteriorizadas.

Dolor costal.- Molestia para la cual está
indicado sobar con las manos y reposo, con una
alimentación sana evitando grasas y
picantes.

Otros dolores y problemas atendidos por hueseros
y sobadores son: dolores de espalda en general, torceduras y
falseaduras (lesiones de tejidos blandos),
dolores y falseaduras de cintura. En todos los casos se combina
la habilidad del conocimiento manipulativo del cuerpo con la
colocación de emplastes de barros y hierbas, así
como con recomendaciones de reposo y alimentación limpia.
Se pueden combinar otros procedimientos terapéuticos
tradicionales tales como la limpia y los pedimentos en los
lugares sagrados si la enfermedad proviene de una acción
directa de la realidad sobrenatural (acciones de
fuerzas ancestrales, acciones malignas de hechiceros,
maldiciones…).

2.6. CURANDEROS: MAL DE OJO, ESPANTO, EMPACHO,
CORAJE, MAL DE AIRE, MUINA, MALDICIONES, DIARREAS.

Los curanderos atienden problemas diversos,
algunos de ellos relacionados con la cultura y el mundo de
creencias. Se ocupan de:

Mal de ojo.- Según Timoteo (informante)
hay personas que inducen el mal por la mirada. Las madres mixes
apartan a sus hijos de los extranjeros y extraños con el
fin de evitar que aquéllos se asusten o reciban mal de
ojo. A través de la mirada se puede traspasar mal a una
persona según la creencia tradicional en toda
Mesoamérica.

En las Memorias de encuentros de médicos
indígenas del INI (Bernal, 1991-I) se expresa que el mal
de ojo cae sobre alguien cuando otro le mira con una mirada
pesada. Es cuando el enfermo, por lo general los niños,
lloran mucho, se tuercen, brincan, les da vómito, huelen a
coco, les dan espasmos, alferecia y los ojos se les vuelven
azulitos, además ensucian verde y se vacían

(Bernal, 1991- I: 79). Los curanderos reconocen el mal de ojo
tomando el pulso al aquejado, que suele llorar (niños),
tener calentura y estar agitado. Según D. Aristeo y D.
Erasto, el pulso informa del estado interior de la persona, no
sólo físico (sangre) sino anímico y
espiritual (susto, mal de ojo, coraje). Los médicos
tradicionales mesoamericanos usan la pulsología como medio
de diagnóstico y conocimiento de la
progresión de los males en el cuerpo.

La pulsología es una ciencia fundamental en la
medicina de otras tradiciones como la china. A través de
los pulsos chinos se perciben calidades de la circulación
del Qi por las que se puede determinar la
característica de los problemas funcionales así
como la localización de su repercusión
física. D. Aristeo y D. Erasto nos explicaron de
qué manera toman el pulso en el brazo y para qué. A
través del pulso, D. Aristeo es capaz de calificar el tipo
de problema y la evolución del mismo. Sanadoras chatinas
me informaron que se produce mal de ojo cuando alguien mira a un
niño o niña que le gusta, que le llama la
atención por su sonrisa o por otra cosa. Las madres se
preocupan siempre por proteger a sus hijos de la mirada de
envidia de otros. Eso respondió a mi pregunta de por que a
veces los ocultaban de mi presencia. Si a mi me parecían
niños bellos o graciosos, eso preocupaba a sus madres pues
los pequeños podían enfermar por mi causa. El
diccionario de
la medicina tradicional mexicana (1994) define como
Gendaroyá (palabra zapoteca) la enfermedad que
afecta principalmente a los niños, originada por un adulto
que siente atracción hacia el infante y que reprime el
deseo de acariciarlo. La víctima presenta fiebre,
vómito y diarrea. Como medida preventiva, el causante del
daño debe pellizcar al niño
.

Para tratar el mal de ojo se usa el huevo, la
hierbabuena, el copal, la hierba de bandolera y el candó.
Todo ello se bate con nuez moscada y con huaco. Se baña al
niño y se le dan siete sopladas en forma de cruz (Bernal,
1991-I). También se le puede hacer limpias con huevo y
copal; con huevo y plantas como el romero, la albahaca y la ruda
o pirul. Vi usar sopladas en forma de cruz a D. Isaías
para tratar el susto.

Teniendo en cuenta que el mal de ojo es un mal
relacionado con la parte de la realidad no sensorial, las limpias
están muy indicadas. El humo del copal y la
vaporización de la soplada alrededor del aquejado no
sólo ayudan a eliminar la suciedad energética y
maligna sino que restablecen la circulación de la
energía vital y con ella la normalidad, poniendo en
función la barrera protectora natural. Dependiendo de las
regiones, hay distintas modalidades de limpieza. En todas ellas
(se haga de una manera o de otra), el objetivo es
limpiar, sacar el mal, alejarlo, diluirlo, proteger a la persona,
reponer sus barreras defensivas y atacar si es posible a la
fuente de origen del mal (a través de rituales, rezos,
oraciones…).

Espanto.- De este mal ya hemos hablado antes.
Las diversas enfermedades pueden ser vistas, entendidas y
tratadas por distintos especialistas. Salvo aquellas que
requieren un tratamiento estrictamente físico como
roturas, torceduras, dolores articulares y problemas relacionados
con estructuras anatómicas principalmente, el resto puede
ser atendido por unos u otros médicos tradicionales, o por
combinaciones de varios de ellos.

Empacho.- Mal ocasionado por comer alimentos en
estado de descomposición o pasados; o por tomarlos en
momento inadecuado. En ocasiones, los niños toman exceso
de comida y se empachan. A veces, se produce empacho por comer
productos secos o por comer muchas galletas y alimentos
elaborados con grasas (D. Erasto, Tabaá). Los
parásitos (lombrices) también pueden originar
empacho. Después de tener calentura o gripa (gripe,
resfriado), puede enfermarse de empacho. El empacho suele
asociarse a vivencias emocionales especiales o fuertes como el
coraje. Con el empacho se inflama y duele el abdomen. A veces,
molesta la cabeza y la zona de los ojos. Hay náuseas,
aversión a la comida, sensación de plenitud,
malestar, pocas ganas de salir y de relacionarse,
estreñimiento o diarrea (dependiendo del terreno, si es
empacho en terreno de calor o empacho en terreno de frío y
deficiencia). En el empacho se suelen pegar los alimentos al
interior de los intestinos (D. Erasto). El sol, los baños,
el viento, las vivencias, unidos a la mala alimentación
pueden ser causas de empacho, tradicionalmente.

El empacho se cura de diversas formas, dependiendo de la
persona empachada, de dónde viva, de sus costumbres y del
médico que la atienda. También ha de cuidarse la
alimentación, no tomar grasas, no tomar frijol negro
cuando se hace coraje, no tomar alimentos en mal estado, no comer
a horas en que el cuerpo no hace bien la digestión, no
beber alimentos fríos; lavar el intestino con flor de
muerto, sobar suavemente la tripa, rezar y encender velas, usar
hierbas de espina y diversos otros tés. Se puede hacer una
cocción de corteza, hojas de guayabo, menta, manzanilla y
canela, tomada durante 3, 4 días.

Coraje: Alteración, enfado que llevado al
extremo puede producir problemas y enfermedades. Se explica en
los encuentros y charlas con los etnomédicos que expongo
en el apartado correspondiente. También se cita a lo largo
de toda la tesis. En
síntesis, el coraje es un desequilibrio
emocional fruto de una vivencia. Por coraje se puede formar
Buche o inflamación del cuello. En la medicina
china se conoce este problema como bloqueo del qi
hepático
por causas emocionales. En la
terapéutica mexicana el coraje suele asociarse a otras
alteraciones (susto, mal de ojo, empacho, molestias musculares,
etcétera) y es propio de personas coléricas,
sanguíneas, demasiado calladas que explotan, preocupadas,
obsesivas, nerviosas, movidas, ansiosas, dominantes; o a estas
características manifestadas en determinados momentos en
cualquier ser humano. Se trata con diversas hierbas, con limpias,
con ofrendas en el
lugar donde se produjo el enfado o el coraje, con huevo y copal,
con cuidado alimenticio, con descanso, con respiraciones, con
baño de agua de ruda; evidentemente, con temazcal y con
una prevención de control de los
impulsos (ejercicio físico, ejercicios respiratorios,
descanso, hablar los problemas…), según los
médicos tradicionales locales.

Partes: 1, 2, 3, 4
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