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Etnomedicina en Mesoamérica central (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4

En primer lugar, la limpia del temazcal, realizada con
incienso de copal al entrar al recinto y con los medios y
procedimientos
propios del baño tradicional tanto dentro como fuera
(salida). Remito al lector al epígrafe correspondiente
donde encontrará toda la explicación.

En segundo lugar, limpias observadas en México
D.F. (Mercado de
Sonora) con ramos de pirul, albahaca y romero. El procedimiento
consiste en pasar los ramos alrededor del cuerpo rozando el
mismo, pronunciando las frases correspondientes. Esos ramos luego
se deben quemar o destruir.

En tercer lugar, la limpia que vi realizar en Puerto
Escondido, a base de humo de cera derretida, pulverizando a la
vez un agua especial
sobre y alrededor de la persona a limpiar
(Trinitarios Espiritualistas Marianos, dentro del área
chatina, Costa del Pacífico).

En cuarto lugar la limpia realizada por D. Erasto (S.J.
Tabaá) con la planta denominada chichicatle (o
chichicastle) de hojas grandes y urticantes. Zamora y
Barquín (1997: 87) hacen referencia a esta planta en su
estudio etnobotánico (Estado de
Hidalgo) como Urtica dioica, "ortiga de la buena", "ortiga
ancha" o "chiquicastle". Usada tradicionalmente para calmar los
nervios mediante azotes en el hueco poplíteo de la
rodilla. Otros usos: circulación y reumatismo,
regulación de la tensión, limpias. El procedimiento
de D. Erasto, previo contacto a través de determinadas
frases con las entidades del cielo y de la Madre Tierra,
consiste en golpear suavemente el cuerpo con el envés de
la hoja (una hoja grande y picosa) produciendo reacción de
rojez y pequeñas vesículas que desaparecen en unos
minutos. Esta limpia es muy potente y tiene importantes efectos
fisiológicos, apreciados por un servidor tras
recibir una sesión del terapeuta zapoteco (estímulo
del S.I., estímulo de la circulación
sanguínea y linfática, aporte a través de la
piel de
elementos fitoquímicos antioxidantes,
desbloqueo del intestino, relajante del sistema nervioso,
reequilibrio de la circulación
hídrico-térmica corporal general). La limpia que yo
recibí fue suave comparada con las que D. Erasto da
habitualmente. Aún así, tuve una reacción
fuerte en los brazos, bastante mayor en intensidad y
duración que las que me han producido las ortigas de mi
tierra (Castilla-León). Desde el punto de vista de nuestro
estudio, lo más interesante fue apreciar la
práctica terapéutica tradicional como un trabajo
integrado, atendiéndose todos los niveles de la persona,
no sólo el físico. El terapeuta tradicional
actuó sobre mi cuerpo con la planta, pero también
sobre mis otros componentes (no físicos) con sus oraciones
y fórmulas. La finalidad era conseguir mejorar mi
circulación y facilitar mi adaptación a un medio ambiente
distinto. También, sacarme el aire y pedir por
mi bienestar integral como persona.

Por último, tres limpias hechas por sanadoras
chamanas del área chatina y chatino-mixteca. Dos de ellas
correspondientes a mi segunda estancia en Oaxaca; y la tercera,
el último año. Las tres limpias me fueron
realizadas con hierbas, huevo y mezcal.

Acompañado por D. Fredy Zárate (informante
de Santos Reyes Nopala), en una mañana calurosa y luminosa
del verano de 2005, llegamos a casa de Doña Petra, que nos
estaba esperando. Nos recibió en el porche de la vivienda,
un lugar sombreado y fresco por la proximidad de las plantas de su
patio. Hablamos y hablamos sobre medicina
tradicional, costumbres chatinas, chamanismo local, plantas y
hongos. Tras
contarme sus experiencias, le pregunté si podía
practicarme una limpia. Me dijo que sí. Entonces pasamos a
un cuarto en penumbra con una mesa sobre la que se encontraban
los útiles necesarios para la intervención: vasos
con agua, huevos, mezcal. Me mandó quitar la camisa y
pronunció una oración: "Santísimo
sacramento, padre eterno y la Virgen santísima. Echen su
bendición y que salga toda la enfermedad"
. Usó
una hierba de su patio llamada floripondio. Cortó siete
hojas y las roció con mezcal. Luego me dijo que
había que hablarles y pedirles ayuda: "Hojita, la
maravilla que Dios te dio. Vas a ser remedio. Te voy a ocupar

(utilizar) para curar". Así no más le digo.
Fue pasándomelas, frotándome la piel. La curadora
comentó que los limpiadores sienten, perciben el mal que
están limpiando: Yo luego siento, siento dolorcito, se
me pega
. Después de limpiarme con la planta, lo hizo
con un huevo, previamente pulverizado con mezcal,
pronunciando: "En nombre de Dios y de María
Santísima, con la maravilla que Dios te dio
(se
refiere al huevo) sacas toda la enfermedad. Padre Eterno y la
Virgen Santísima, que lo remedie
". Luego de pasarlo
varias veces alrededor de mi cuerpo y de mi cabeza lo
cascó en un vaso de agua. Seguidamente tomó otro
huevo y, tras orar y rociarlo con mezcal, lo volvió a
pasar como el anterior. Terminado el acto, procedió a la
lectura de los huevos. El primero estaba deshecho, yema y
clara deshilachadas y parduzcas. El segundo se veía
intacto, una simple nube surgía de su clara.
Explicó que con el primero salió toda la
enfermedad. No se trataba de un mal físico pues la yema
permanecía en el fondo. Era aire, es decir, miradas de la
gente con distintos pensamientos (buenos y malos). También
veía cansancio y demasiado trabajo. Le jaló
fuerte el aire, ¿ve?
, me dijo. Deshizo la yema. El
segundo está bien. Con éste ya se
limpió
, añadió. Quise saber cómo
había conseguido los conocimientos para leer los
huevos en el agua. Me
dijo que de su madre, y de la experiencia. Para la
protección contra ojo y aire me recomendó llevar en
un saquito: un ajo, un chile y una rama de albahaca. Doña
Petra usa el huevo también como medio de
pronóstico, una primera visión sobre la enfermedad
y sobre la persona afectada, posibilidades de curación,
acciones
terapéuticas a seguir, etcétera. Le recomiendo a
usted que evite el aire
, me dijo. La propia sanadora llevaba
sus ramas de hierbas protectoras por dentro de su vestido.
Terminado el trabajo se
frotó bien manos y brazos con alcohol para
desprenderse de la energía negativa pegada.

Opina Ruth Gubler que el curandero, al estar en contacto
con la enfermedad, con la esencia del mal, también
está él expuesto al peligro por lo que, para su
bien, depende de sus espíritus protectores (Gubler,
1996).

Los sanadores son conscientes de que ellos mismos son
muchas veces el medio terapéutico para curar los males. En
todo caso, al concebir al enfermo como parte de una realidad en
la que ellos también se encuentran, el tránsito, la
dinámica energética constante,
hacen, o puede hacer, que los problemas a
los que se enfrentan se trasladen a ellos o transiten por su
persona. Algunos opinan que lo que reciben en realidad son
sólo reflejos, imágenes
de la enfermedad, copias sin capacidad para dañar. Otros
pueden llegar a sentir los síntomas del paciente durante
un periodo variable de tiempo. En el
primer caso, la percepción
del mal ajeno le da al experto la posibilidad de calibrar el
nivel de fuerza o
potencia de la
terapéutica, adaptándose a cada persona
según las especificidades de su problema. En el segundo
caso, el mal que siente el terapeuta, no es de la misma naturaleza que
el de su paciente ya que las circunstancias que ocasionan uno y
otro son distintas. El médico también puede adecuar
el trabajo terapéutico a su cliente y
sólo tiene que esperar el tiempo necesario para que el
estancamiento de la dolencia ajena en su persona desaparezca sin
más. En todo caso, ninguno de los profesionales de la
medicina tradicional que he conocido, y que conozco, tiene miedo.
Dicen que son cosas que pasan, en unos más que en otros,
pero que no suponen un riesgo o un
problema para el médico. Médicos tradicionales de
la tradición mixta (postconquista) en México,
así como sanadores y médicos naturistas y
tradicionales europeos también me han explicado lo
mismo.

Para algunos chamanes, la utilización de huevo en
la cura no está bien vista. Supone, según ellos,
acercarse a lo oscuro y a lo sombrío, bajar de nivel y de
categoría. La propia María Sabina ejerció
como curandera lo cual no la satisfizo. El uso del huevo asociado
a la tierra
(enterrado) le hacía estar cerca de la podredumbre
física
(gusanos) y por ello lo dejó (Estrada, 1997). La cultura
tradicional de salud mesoamericana se basa
en el equilibrio de
lo dual. El hecho de utilizar huevos en las prácticas
curativas no necesariamente va asociado a actitudes y
actuaciones negativas, sucias, oscuras y dañinas de los
practicantes. Algunos son polivalentes, es decir, se adaptan a lo
que el cliente les pide. Si les piden venganza, actúan en
consecuencia (lo que implica causar daño a
terceros por encargo). Si les piden ayuda para curar a un
familiar, trabajan para conseguir su restablecimiento. Hay
quienes son especialistas para conjurar y ocasionar males (en la
tradición prehispánica y en la
posthispánica).

Por último están los sanadores,
generalmente etnomédicos indígenas, que
jamás actúan para perjudicar, que nunca se ven
movidos por fines lucrativos o de venganza. Todos pueden usar
plantas, huevo, rituales parecidos. La diferencia está en
la finalidad y en el concepto que de
sí mismo y del trabajo sanador y curador tenga cada cual.
He conocido a algún curandero extraño y ambiguo,
pero la mayoría de chamanes y etnomédicos que he
observado, en México, en Oaxaca y fuera, son personas
honestas, íntegras, profesionales o expertos practicantes
interesados por sus pacientes y con prestigio en su comunidad. He de
decir, que el objetivo de
este estudio es la cultura de salud y la etnomedicina, por tanto,
lo que se piensa y se hace para ayudar a estar bien y para
contrarrestar el mal. Por esa razón también es
lógico que hable bien de los etnomédicos que he
conocido, porque previamente los he escogido para poder hacer el
trabajo. Considero que otros estudios, abiertos a las acciones e
influencias de todo tipo de curanderos, podrían aportar
las perspectivas de quienes actúan no precisamente en
favor de la salud y el bienestar. Tal vez María Sabina se
refiriera, más que al uso de elementos tradicionales
concretos como el huevo, a actitudes específicas de
quienes los usan, asociando el elemento al mal profesional
(éticamente hablando) o al hechicero.

El hecho de dirigirse a las plantas a la hora de curar
se da en muchas tradiciones amerindias. La planta en
cuestión no es cualquier hierba sino una en especial,
conocida desde antiguo para el menester que sea. Tiene alma, o es la
apariencia de un ser superior de la naturaleza. Por ello se le
habla y se le pide ayuda e intermediación. María
Sabina hablaba a sus hongos antes de tomarlos. Antes de
comerlos los hablé, les pedí favor…Tu sangre
tomaré. Tu corazón
comeré. Porque mi conciencia es
pura, es limpia como la tuya. Dame la verdad, que me
acompañen San Pedro y San Pablo
. (Estrada, 1997: 43).
La Sabia mazateca siguió la línea y el camino del
chamanismo ancestral. Cuando de éste se desprendieron
prácticas adaptadas a la evolución y organización compleja de los grupos, cada uno
de esos nuevos saberes conservó el fondo común de
la matriz
cultural arcaica y manifestaciones, rasgos y elementos expresivos
de la antigua cultura. Los especialistas como D. Erasto hablan a
las plantas que van a utilizar (ocupar), hablan a la
tierra y a los lugares, hablan al cielo, al agua, al viento y a
la lluvia donde, como expone Marcia Trejo, habita un universo de
fuerzas y energías (benefactoras y perjudiciales)
visualizadas desde antiguo y transmitidas por la tradición
(Trejo, 2004).

Volviendo a Nopala y a las limpias, para contrastar, el
verano de 2005 nos fuimos (Fredy y un servidor) a otra sanadora
que vivía en una localidad próxima dentro de un
área mixta chatino-mixteca. Había sido tomadora de
hongos durante muchos años, pero ya no ejercía como
chamana, o al menos eso fue lo que nos dijo. Conversamos con ella
durante largo tiempo. Luego le pedimos que nos realizara una
limpia y contrastamos los resultados con el trabajo de
Doña Petra La nueva especialista no usó humo ni
roció el huevo con mezcal. Lo frotó con un
líquido de hierbas y lo pasó por nuestro cuerpo
como hizo Doña Petra, iniciando el trabajo en esta
ocasión con la señal de la cruz sobre nuestras
cabezas. Los blanquillos (huevos) salieron intactos, tanto en el
caso de un servidor como en el de mi acompañante. Tan
sólo una nube sobre la clara del mío que
volvía a indicar aire. La experta me hizo unas
recomendaciones personales, entre ellas mucho descanso.
También me aconsejó protegerme de las miradas. En
cuanto al cuerpo, no vio ningún problema.

La técnica de la segunda sanadora era diferente,
más informal aparentemente. Se movía con mucha
soltura y con menos ceremonia que la primera. Sólo
utilizó el huevo, sin plantas. Realizó la
señal de la cruz sobre nuestras cabezas y frotó el
huevo repetidamente de forma lineal y en círculos sobre
cabeza, sienes, cuello, brazos, espalda, pecho, abdomen y
piernas; volviendo a la cabeza donde insistió un rato
antes de terminar.

Haciendo una comparación de los trabajos, podemos
decir que sus resultados se correspondieron. Una y otra sanadoras
dijeron lo mismo, acertando en mi caso, y acertando, según
el Sr. Zárate, en el suyo. Personalmente, me sentí
satisfecho con lo que me dijeron y con lo que me hicieron.
Ninguna sabía de nuestra visita a la otra. Realmente, me
impresionó. Tanto Fredy como un servidor nos sentimos
aliviados y revitalizados. A mi entender, el procedimiento en
ambos casos surge de la misma tradición o de tradiciones
hermanas. Ambas curadoras demostraron conocer bien su trabajo,
actuaron con destreza, sinceridad, honestidad, gran
experiencia, confianza y fenomenal ojo clínico.
Además, no hubo en sus trabajos una finalidad
económica o de quedar bien. Trabajaron de forma sencilla
y, diría yo, rutinaria, dentro de la más absoluta
naturalidad, incluso Doña Petra con su ritual un poco
más ceremonioso. No nos pidieron dinero, ni
nada. Sin embargo, colaboramos con un donativo. Algunos sanadores
me han explicado que el dinero es
energía, y debe circular. Si alguien recibe un bien, se
debe compensar o equilibrar con otro. Puede ser dinero o puede
ser otra cosa (principio elemental del trueque). Nuestras
terapeutas se sintieron satisfechas atendiéndonos. Lo que
les ofrecimos lo aceptaron de buen grado, pero sin darle
demasiada importancia. El valor, desde
el punto de vista antropológico es la muestra de una
tradición, no como algo exótico, desconectado de la
persona y del medio sino como algo vivo, dinámico,
presente en la cotidianeidad de esas gentes, una forma ancestral
y actual de atender necesidades de las personas de un grupo,
necesidades que incluimos aquí dentro de la salud, pero
que habría que incluir mejor dentro del bienestar en
sentido amplio (personal,
familiar, social).

La última limpia la recibí de Doña
Petra en nuestro encuentro de 2006. Ese verano fue tormentoso y
lluvioso en la costa del Pacífico, al menos el tiempo que
estuve allí. Contrastaba con los dos veranos anteriores,
tranquilos y apacibles. Cuando fui a ver a la curadora, llevaba
la cara hinchada por picaduras terribles de mosquitos que no me
habían dejado dormir la noche anterior. En realidad, la
noche había sido una batalla contra esos rápidos y
escurridizos voladores que había terminado en un
desasosiego total. Por supuesto, la contienda la perdí yo;
y me costó soportar el lento paso de las horas en aquella
quietud tropical, sólo rota por el silbido repentino de
los mosquitos. Se me hizo eterno el paso de la noche al
día. Aún fresca la mañana, subí el
camino cimentado que conducía a la casita sombreada de
Doña Petra. Allí daba gusto estar.

Encontré a la terapeuta tradicional más
envejecida y cansada. Me saludó con agrado, recordando
todo lo que habíamos hablado el año anterior. Me
confesó que ya no curaba, que estaba enferma y se
sentía débil. Al lado, su hija, una mujer joven,
intervenía en la conversación con ganas de
protagonismo. Era, al parecer, la sucesora de su madre en la
tarea terapéutica.. Pregunté si todos los
curanderos de allí dejan a alguno de sus hijos o
familiares la herencia de los
conocimientos para seguir la profesión. Me dijeron que no,
que ocurre en casos contados (como el de ellas), y cada vez
menos. Quise saber la razón y me respondieron que a veces,
los descendientes no quieren, pero también ocurre que la
gente no tiene la misma confianza en la hija o hijo del
curandero; y que cuesta tiempo hacerse un nombre. Hay que
demostrar que también se tiene don para curar. Quise saber
más del susto y de la limpia local, o al menos de la
practicada por Doña Petra, o Petrona, como es
llamada en el lugar. Me habló la sanadora-chamana en esa
ocasión de tres técnicas
para curar el espanto. La primera, con hierbita de espanto: se
muele, se cuela y se rucea. Después de eso, se le untan
tres huevitos, bien, bien, bien bien y se quiebran. Ahí
sale lo que tiene usted. La segunda, se barre bien la casa. El
enfermo se sienta en medio, donde hace cruz la casa. Ahí
se le untan 14 huevitos, o hasta que no salga nada.
Después lo rucean
(con mezcal). El tercer
procedimiento de Doña Petrona es con un nido de pajarito.
En un tepazcate, se echa brasa, un nido de pajarito, palma
bendita y rabo de ajo. Entonces se llama
(al enfermo) por
su nombre. Por ejemplo, si se llama Juan, se dice: -Vente, Juan;
-¿Dónde estás, Juan? Y se da vuelta al
enfermo llamándolo. Si arde la lumbre solita, ¡ya
llegó! Si no arde, vuelvo a hacer más, otra vez,
hasta que arda y vuelva el espíritu.
Petra y su hija
me explicaron que se llama por su nombre a la persona (a su alma
perdida) porque, generalmente, los espantados se asustan lejos
por diversas razones (accidente, miedo, soledad,
caída…). Muchas veces, ni el propio enfermo sabe que se
asustó o cuándo pasó. Todos estos
comentarios, aclaraciones y explicaciones coinciden con los dadas
por médicos tradicionales y conocedores de otras
tradiciones, mixes, zapotecas y mixtas estudiadas en este
trabajo. El modo del "nido de pajarito" se usa para los asustados
muy lejos. Se reclama al alma perdida para que vuelva a la
persona. Los espantados en las proximidades pueden ser atendidos
y curados con el procedimiento de la hierba y el huevo. El de los
14 huevos sirve también para casos difíciles. Me
relató Petra que uno de sus hijos se estaba bañando
una vez en las proximidades cuando dos toros se dirigieron
corriendo al lugar. Petrona pudo desviarlos, pero el chico se
asustó y le dio calentura que no se le quitó. Lo
trataron con la técnica de 14 huevos y sanó. Para
quien tiene susto y no lo sabe, el "ojo clínico", las
preguntas y el análisis de la situación hecho por
el curador determina qué procedimiento escoger. El
profesional refuerza al enfermo preparándole,
explicándole lo que le va a hacer y aportándole un
apoyo dirigido a la curación. Pregunté por el caso
de los niños.
Ellos, que no saben lo que les pasa, que no saben explicar lo que
sienten, cómo son vistos por el médico tradicional,
cómo hace éste para saber cuándo
están afectados de espanto. Petra y su hija me
respondieron que cuando un niño está asustado,
llora y llora. No se fija en nada, no toma alimento, no come
golosinas, está triste, no bebe. Se le trata poco a poco
según se vaya viendo cómo va. Le pedí a
Doña Petra que me hiciera una limpia un poco más
fuerte que la que me hizo el año anterior pues esos
días no me sentía bien, sumándose la noche
horrible que había pasado peleándome con los
mosquitos.

Ella me dijo que el lugar donde yo me hospedaba era un
lugar de por sí sucio y espeso (al lado del río).
Me recomendó cambiarme a otro. Se sorprendió un
poco de mi petición súbita, pero se
compadeció de mi cara hinchada. Al principio no
quería atenderme pues no trabajaba mucho. Sus hijas se
iban ocupando de los casos que llegaban. Finalmente,
accedió. Pasé a la habitación en la que
estuve el año anterior y Petra, concentrada y seria,
procedió al tratamiento, un poco diferente esta vez.
Comenzó rociándome mezcal, insistiendo en mi cabeza
y en mi pecho. A las frases habituales, sumó el paso de un
huevo, incidiendo sobre mi cara hinchada. Cascó el huevo
en el agua y me pasó otro concienzudamente.
Depositó su interior en otro vaso y esperó antes de
emitir su diagnóstico. Se lavó y miró
detenidamente los dos vasos. En el agua, los huevos mostraban
claramente la yema envuelta en nubes ascendentes de clara que
llegaban hasta la superficie del agua. Allí podía
verse también un conjunto de burbujas. El aspecto general
era turbio, no tan bueno como el año anterior. La
médica tradicional me dijo que tenía aire y que me
había dado muina. Estaba asustado de lo ocurrido con los
mosquitos. Me recomendó volver esa noche o a la
mañana siguiente si me seguía encontrando mal y si
mi cara seguía hinchada.

Hablamos poco más y me fui pues había
clientes
esperando. Pasé el día bien y, con las marcas de los
picotazos en el rostro, dejé de sentir la presión de
la inflamación, que cedió. Mis
molestias gastrointestinales se corrigieron con la dieta
adecuada: agua de soda, lima exprimida y sal. En general,
sentí una sensación de frescor, alivio y
distensión, como las veces anteriores que me había
dado limpias.

A medida que se profundiza en el estudio de los
procedimientos terapéuticos tradicionales y de quienes los
ponen en práctica, uno se da cuenta que, tras la fachada y
tras la apariencia sencilla de personas del pueblo, humildes,
algunas iletradas, trabajadoras y anónimas, se descubren
personalidades robustas e influyentes, personas muy bien formadas
(en los conocimientos de su tradición) y experimentadas en
la curación a través de la experiencia de
años. El
conocimiento de estas personas, genera confianza. No entramos
aquí a analizar el valor de los procedimientos. No les
podemos comparar más que con otros de su entorno. Como
tales, pertenecientes a un contexto cultural propio, tienen la
misma validez que los nuestros en nuestro contexto occidental.
Esas personas tienen una mente ágil. Relacionan muy bien,
son rápidos. Utilizan el conocimiento
de la experiencia y el análisis del momento en cada caso y
en cada situación. Te aportan seguridad. Son
buenos psicólogos. Saben preguntar. En el caso de
Doña Petra, con sencillez y elegancia, comenta, explica,
piensa, te mira, te estudia y se adapta al interlocutor en la
medida en que la conversación requiere equilibrio. Uno se
va satisfecho tras el encuentro. Son sabios del pueblo,
estudiosos de la vida, de la naturaleza, de las tradiciones;
cumplidores y generosos. No necesitan quedar bien, al menos los
que he conocido, sobre todo los mayores. No buscan tu aplauso
pero se sienten bien (importantes) atendiendo a alguien de fuera,
sobre todo si el resultado es bueno. El caso de los nuevos que
acceden es otro cantar. Al lado de Doña Petra, su hija,
con brío, con deseo de emular a su madre, explicaba
haciendo ver que también tenía experiencia. Deseaba
demostrar su validez, hacerse un hueco en el espacio ocupado por
su madre.

La limpia es un procedimiento ancestral adaptado a cada
momento y lugar. Forma, a mi juicio, uno de los pilares sobre los
que se asienta la terapéutica tradicional de raíz
chamánica.

3.3. SOBAR.

En la cultura de salud mesoamericana, existe la
tradición de tratar ciertos problemas físicos o
funcionales con las manos, aplicando un masaje sobre las zonas
entumecidas, doloridas o molestas. Desde antiguo, una
línea de la terapéutica popular se
especializó en este trabajo. A los profesionales que
atienden al enfermo con masaje se les llama sobadores, y se dan
en prácticamente todas las culturas y pueblos de
Mesoamérica. Sobar consiste en pasar la mano por el cuerpo
de una forma especial, y teniendo en cuenta las
características de la edad, el estado de
salud, la resistencia
corporal, la mayor o menor masa muscular, el sexo, el tipo
de enfermedad, la localización de la dolencia o problema,
etcétera. Se puede sobar para mantener el estado del
bienestar físico-muscular, para mantener la forma, para
atender problemas en brazos y piernas, en espalda, en abdomen,
dolencias deportivas, tirones; también otros males
derivados de la actividad laboral, para
ayudar a solucionar el malestar postural… El sobador,
según la tradición, tiene que tener un tacto
especial y un toque terapéutico. Los dedos del sobador
ayudan a dibujar en su mente los problemas descubiertos en la
topografía corporal del paciente, problemas
que hábilmente trabaja, con petición de ayuda (a
Dios, a los santos, a entidades tradicionales) a través de
oraciones o frases.

D. Erasto, de Tabaá, soba el abdomen en caso de
empacho. En los niños, señala, da muy
buenos resultados
. El sobador suele ser una persona fuerte (a
nivel de constitución energética) con
capacidad para resistir las influencias negativas. Por eso
popularmente se piensa que los males de aquellos a quienes toca,
no le pasan a él. Además, se prepara de diversas
formas para impermeabilizarse y ser útil a los
demás.

3.4. CHUPAR.

Los chupadores son especialistas de salud en las
culturas tradicionales de Mesoamérica, aunque
también se dan, o el procedimiento de chupar se realiza,
en otras culturas del continente como las amazónicas
peruanas estudiadas por Carlos Junquera (1999) y Juan Carlos
Ochoa (2003). Chupar, como ya hemos explicado, consiste en
eliminar-neutralizar por succión elementos dañinos
y perjudiciales del cuerpo del enfermo, que allí han ido a
parar por magia, hechicería o procedimientos rituales
contra esa persona.

Las envidias y malos quereres pueden ser lanzados sobre
la persona en cuestión, creándole la enfermedad.
Tales elementos (piedras mágicas) pertenecen a la realidad
no sensorial y, aunque en ciertas ceremonias, el chupador muestra
objetos visibles después de proceder a la succión;
según D. Erasto, de Tabaá, son otras cosas. Para
él, lo importante es que con el procedimiento se saca el
mal del cuerpo.

La succión es una práctica muy antigua que
nos muestra la manera de acceder al "espíritu" de la
enfermedad. Para los médicos tradicionales, hay males y
problemas cuyo tratamiento, desde el punto de vista físico
exclusivamente, no es suficiente. En algunos casos, ni siquiera
es el correcto.

3.5. PALPAR.

La palpación forma parte de los métodos de
diagnóstico en la medicina tradicional indígena,
pero también sirve para curar. Médicos como D.
Aristeo, D. Erasto y otros la usan frecuentemente. A este
procedimiento también se le llama pulsar. A su vez, a
través de ese medio, también puede influir sobre el
estado de la gente, apoyando al cuerpo en su misión de
reequilibrio tras sufrir un mal. Según Ignacio Bernal, de
la Comisión Nacional para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas, el uso de técnicas parecidas
a la digitopresión asiática en la medicina
tradicional mexicana establece semejanzas a nivel
terapéutico entre sistemas
médicos tradicionales tan distantes en tiempo como en
espacio. Los yoremes de Sonora pulsan las partes afectadas de los
enfermos, como por ejemplo el estómago en los sustos
(Parra, 1999). A veces, palpar, sobar y jalar (tirar) se
complementan y entremezclan en las prácticas tradicionales
oaxaqueñas, acercándose a lo que se hace en otras
culturas tradicionales del continente.

3.6. ASISTENCIA AL PARTO Y
OTROS.

Las parteras son conocedoras de un saber ancestral y
especialistas de una tradición muy antigua en
Mesoamérica. En tiempos aztecas,
después de asistir al parto, se dedicaban a dar al
niño consejos y a narrarle los sufrimientos y sinsabores
de este mundo (Alcina, 1999). Tal actitud,
moralizante y pedagógica, se incluía entre sus
obligaciones.
En S.J Tabaá, localidad zapoteca, D. Alfonso,
médico tradicional local, atiende a sus pacientes y a
veces a otras enviadas a su consultorio desde el centro de salud
comunitario. La tradición zapoteca de las parteras
proviene, como toda la cultura tradicional de salud, de la vieja
cultura chamánica, o está muy emparentada con ella.
La partera no sólo ayuda a nacer sino que tiene la
misión de regular las energías, tanto del
recién nacido como de la madre.

Otros procedimientos tradicionales para sanar son:
utilización de hierbas y plantas en tinturas, decocciones,
infusiones (tés), microdosis, enteras, de uso interno
(ingeridas), de uso externo colocando emplastes, fabricando
ungüentos y cremas, etcétera. También destaca
el uso de barros, arcillas y procedimientos espiritualistas con
aguas y bálsamos especiales (para beber y para frotarse).
Se asiste a reuniones en centros espiritualistas (D.
Isaías, Puerto Escondido) con el fin de seguir las
orientaciones e indicaciones de los guías espirituales.
Hay procedimientos chamánicos específicos, como los
de los chamanes chatinos, oponiéndose a acciones de
terceros, contrarrestando los efectos negativos de la naturaleza
y de los lugares. Hay rituales de colocación de amuletos y
elementos curativos y protectores. Todo esto se suele
acompañar de visitas a los cerros y lugares sagrados
(tanto iglesia
cristiana como lugar tradicional de su cultura).

3.7. MÚSICA, DANZA,
REPRESENTACIONES TRADICIONALES.

Según Linda Schele, hablando de la cultura maya, la
danza y otros rituales llevaban a la transformación de los
danzantes o de los chamanes en su espíritu animal
protector o acompañante (Schele, 1997). Para los huicholes
y para otros pueblos, entre ellos los mapuches sudamericanos, el
tambor y diversos instrumentos
musicales producen sonidos que pueden curar. Los
especialistas conocen las técnicas para lograr sonidos
terapéuticos. A veces, a través de un toque
rítmico específico, los chamanes se trasladan a la
realidad no sensorial, a la realidad mágica de los
sueños con el fin de actuar en beneficio de la comunidad o
de alguien. El fin siempre es buscar el equilibrio, hacer que
nada se descomponga, que la vida siga y las desgracias no acaben
con el mundo o con las personas a través de las enfermedades.

El folklore
tradicional mesoamericano tiene rasgos terapéuticos
arcaicos que nos recuerdan las acciones chamánicas
descritas por Eliade (2001) en pos de conciliar los elementos de
la realidad amplia permitiendo el progreso de la comunidad y la
supervivencia del grupo. En la fiesta de la guelaguetza
oaxaqueña se dan cita gran cantidad de grupos
étnicos mostrando sus bailes, sus desfiles, el colorido de
sus vestimentas, la gastronomía y otros aspectos de la riqueza
cultural de los pueblos originarios. Muchas de las
manifestaciones folklóricas dan fe de la vitalidad de
costumbres y tradiciones arcaicas en las que los danzantes
representan aspectos de la vida familiar, social o de pareja
relacionando distintos elementos de la realidad amplia. Pero la
percepción de esta festividad no es igual en todos los
miembros de los grupos indígenas. En julio de 2004,
acompañé accidentalmente a una de las guelaguetzas
alternativas (grupo de protesta y oposición a la fiesta
oficial y su patrocinio oficial) que se desarrollan paralelamente
a la fiesta grande oaxaqueña. Mi taxi quedó
bloqueado en medio de las personas que marchaban. Así es
que, durante unas dos horas, seguimos a paso lento el itinerario
del desfile alternativo. Observé personas de diversa
procedencia, la mayoría pertenecientes a grupos
indígenas. Mi taxista me iba asesorando. Golpeaban
cacerolas, coreaban frases, cantaban y expresaban sus ideas en
favor de una guelaguetza no comercial. Todo ello se
resumía en un pasquín en el que se decía:
luchamos por la paz, la defensa de nuestros derechos como pueblos,
defendemos el maíz
criollo y nuestra forma de vivir como indígenas,
además nos oponemos a los grandes proyectos y
acuerdos comerciales donde participan muchos países del
mundo y que sólo sirven para robarnos en las
comunidades
. Sobre la fiesta, en el comunicado se
podía leer: Estos días en que se
realizará la guelaguetza, máxima fiesta de los
pueblos indígenas y que el gobierno ha
vuelto mercancía donde venden la música, bailes, ropa,
comida y toda la cultura de nuestras comunidades, quitando todo
el sentido de convivencia comunitaria que originariamente tiene,
las comunidades indígenas no permitiremos continúe
la prostitución de nuestras fiestas. Por ello
convocamos a todas las personas dignas a que hagamos de la
guelaguetza un ejercicio de autonomía y convivencia por la
paz con justicia y
dignidad
En México es frecuente ver
asociadas reivindicaciones, en este caso de los grupos
indígenas, a las fiestas populares.

Para los miembros de los grupos que conozco en Oaxaca,
la expresión creativa, musical, teatral, es un medio de
armonizar la vida comunitaria. A través de la
música o de las representaciones folklóricas, se
practica una especie de terapéutica social que recuerda a
las personas quienes son, cuales son sus orígenes, el
valor de su individualidad cultural y su identidad como
grupo. En tanto y cuanto los miembros de los grupos originarios
se asientan en su marco de referencia social y tradicional, la
seguridad, el equilibrio, la sensación de
protección y el bienestar en comunidad aportan elementos
en favor de su salud. Ya he expuesto anteriormente que fue la
ruptura de la unidad estructural y funcional de los grupos en su
medio y en su natural línea de progreso y evolución
la que los hizo más vulnerables influyendo en sus
capacidades naturales para resistir a las
enfermedades.

3.8. SUEÑO.

A través de él, se reciben mensajes y
acciones a realizar para lograr la curación. El
sueño es un medio de diagnóstico. Natural o
inducido, sirve a los expertos de las culturas originarias, y a
otros de la tradición mestiza, para determinar las causas
que produjeron la enfermedad así como para orientar las
acciones terapéuticas. En los sueños no se recibe
información evidente. D. Isaías me
explicó que ciertos sueños tienen una
significación sólo descifrable en el contexto de la
tradición o en el de grupos cuyas claves se transmiten
entre sus miembros.

Otros terapeutas me informaron que la comprensión
del sueño depende de lo aprendido del maestro o de
la familia. En
el chamanismo y en la etnomedicina, los sueños revelan no
sólo aspectos de los males y causas dentro del mundo
natural, sensorial, sino también otros correspondientes a
esferas anímicas de la naturaleza y de la vida social. El
momento del sueño prepara a la persona, y especialmente a
los expertos, para el diálogo
con lo inmaterial, con el cielo, con el inframundo y/o con sus
seres. M. Trejo (2004) muestra en su obra una gran cantidad de
formas y seres mitológicos y fantásticos de la
tradición mexicana quienes en el pasado, en épocas
en las que las tradiciones aún conservaban su fuerza
originaria, se comunicaban, influían, contactaban,
actuaban desde las esferas del mundo de los sueños, del
mundo espiritual, sobre el mundo y sobre la vida de hombres,
animales, y
naturaleza en general.

A través de los sueños se encuentran
respuestas, se realizan acciones en planos no sensoriales que
tienen repercusión en el mundo físico. D.
Isaías propone la cirugía espiritual a personas
aquejadas de graves enfermedades como el cáncer.
Dicho procedimiento simbólico se realiza dentro del
sueño con una preparación previa de la persona y
del entorno. Las vivencias dentro del sueño también
pueden afectar a terceros. El dominio de los
sueños corresponde a quienes tienen un entrenamiento
especial en ese ámbito. El toque del tambor, los hongos,
las plantas psicotrópicas, las bebidas especiales o la
concentración transportan a sanadores y terapeutas
indígenas especializados a espacios en los que conectan
con el pasado y relacionan el presente con acontecimientos
futuros o posibles acontecimientos futuros (adivinación).
Hay personas pertenecientes a las comunidades originarias (mixes,
zapotecos, chatinos) que visitan a los "descifradores de
sueños". La gente cuenta su sueño y el sanador lo
interpreta. A veces se ayudan de medios de predicción como
el maíz (Efraín Reyes, informante) para informar
sobre requerimientos de salud, bienestar en general o temas
específicos de la economía o de las
relaciones
interpersonales.

3.9. HIDROTERAPIA.

En Oaxaca se ha apreciado desde antiguo el uso del agua
con fines terapéuticos. Además del baño
temazcal existen otras tradiciones relativas a la cura y a la
conservación del equilibrio de la salud a través
del agua. No lejos de la capital, cerca
del sitio arqueológico de Mitla, se encuentra un
área llamada: Hierve el agua. Se trata de una zona
de aguas azufradas que han desgastado las montañas
produciendo formas de cascadas. El agua se embalsa de manera
natural en albercas en las que es posible tomar baños. La
disolución de azufre aporta un agua usada por los antiguos
pueblos para atender diversos problemas y enfermedades. La
bebían para ayudar a la limpieza renal y hepatobiliar.
Como baño, la utilizaban para ayudar a limpiar y eliminar
las impurezas de la piel. Los baños rituales en los
ríos también constituían un medio para el
mantenimiento
de la salud entendida como equilibrio de los diversos componentes
de la realidad amplia. Entre los huicholes, nos dice el diccionario de
la medicina tradicional mexicana (1994), la diosa del nacimiento
prescribe un baño ceremonial realizado con agua sagrada
para dar término al estado sagrado de los caminantes al
regreso de la peregrinación del peyote.

El agua puede ser vista como origen de males tales como
el susto cuando alguien cae por accidente en ella. Pero
también puede ser entendida como medio reequilibrador,
revitalizador y terapéutico, no sólo a nivel
físico sino a nivel espiritual y energético. Los
canales de Xochimilco eran capaces según la
tradición de devolver la alegría y el bienestar a
quien navegaba por sus aguas, reintegrándolo a la
comunidad y despejando su cabeza y cuerpo de malestar y dolor
(Arturo Marín, informante). Aún hoy se puede ver a
la gente celebrando acontecimientos con comida, música y
gran algarabía; o reuniéndose para pasear sin
más en las trajineras (barcas planas y curvadas) navegando
por la "Venecia mexicana". El ámbito acuático,
según la tradición, está lleno de
energías y seres fantásticos, como recoge M. Trejo
(2004) que pueden atraer a personas y animales,
causándoles desgracias, pero que también aportan
ayuda a quien se la solicita. Así es que un mismo elemento
de la naturaleza tiene dos caras, dos lecturas, dos polos. El
agua, como el viento, como la roca o la montaña en las
tradiciones amerindias se muestra dual, característica que
define las culturas originarias mesoamericanas,
característica que se encuentra también en las
viejas (y actuales) culturas asiáticas.

Para profesionales de la salud indígena y para
los miembros de las culturas originarias mesoamericanas, el hecho
de rociar, pulverizando con la boca, líquido (mezcal,
aguas especiales) sobre elementos de la limpia como el huevo o
las plantas, o hacerlo directamente sobre las personas, simboliza
un baño eliminador de suciedades y adherencias
energéticas que uno adquiere por sí o que lugares y
personas pueden pegarle. En todo caso, la limpieza a nivel
energético impide el progreso del mal hacia el interior
del cuerpo, siendo un excelente medio de prevención. La
limpia con líquidos es habitual en todo México,
realizándose tanto a mayores como a bebés, como
tuve ocasión de comprobar y como me contó Fredy
Zárate. Según el fotógrafo-etnógrafo
del área chatina, la gente acostumbra a llevar a los
niños a los sanadores para que les extiendan
protección (desde pequeños). Él mismo lleva
a sus propios hijos cuando lo ve necesario. Los baños
rituales (diferentes del temazcal) tienen la misión de
purificar, y en muchas ocasiones los realizan familiares de
personas recientemente fallecidas con el fin de prevenir algo
más que la muerte
física: la desgracia y la mala fortuna.

3.10. MEDIOS: PULQUE, MEZCAL. SANTA Y
HONGUITOS.

Provocando una percepción especial de la
realidad, los llamados por Wasson enteógenos (Estrada,
2003) son usados para ir más allá de donde la vista
y el pensamiento
racional alcanzan, como me relataron en Oaxaca las personas
que los han usado y conocen, con el fin de obtener
información, respuesta y/o solución a problemas de
salud y otros. Para el caso de los huicholes, Porras escribe:
permiten al maraákame acceder a la memoria
étnica al conocer el código
de las visiones que generan y cómo desplazarse en el viaje
hasta alcanzar la meta
deseada
(Porras, 2003: 12). En la cultura chatina los
especialistas tomadores de nanacates o de santa
también dan a tomar a sus pacientes o a quien necesita de
sus servicios
considerando que son los implicados en los problemas quienes
mejor pueden hallar la solución a los mismos. El tema de
los hongos requiere un estudio y una exposición
propios. En este resumen tan sólo me limito a hacer esta
referencia simple. En cuanto al pulque y al mezcal, ambos son
licores espirituosos capaces de intervenir e intermediar en
procedimientos y procesos,
rituales o no, de sanación y cura, siguiendo la
tradición. Los mixes hacen el tepache fabricado con pulque
y piloncillo. El pulque se bebe mucho en el área de
Teotihuacán. Es una bebida lechosa resultante de la
exudación interna del cactus maguey (Agave
atrovirens
) al que se le ha vaciado el corazón para
que la savia se almacene en el interior. Según Rogelio
Delgado, en época prehispánica se fabricaba un
pulque especial para las clases dirigentes y para los
considerados dioses, entendidos como tales también los
destinados a encarnar temporalmente la deidad para ser
sacrificados luego y proceder a la renovación de dicho
dios. Por eso era denominado: bebida de los dioses.
Señala López Austin (1997) que en la
tradición mítica mesoamericana se hablaba de seres
terrestres con mayor presencia de la esencia de los dioses. Uno
de ellos: el pulque, que daba acceso a la interioridad divina a
través de los efectos maravillosos de la embriaguez. Cita
López Austin a Durán (Historia de las
Indias
) quien señala que el pulque era tenido por los
indios, él mismo, como un dios (López Austin, 1997:
33-34). El pulque en sí es la savia fermentada del maguey
(doble fermentación, láctica y
alcohólica) cuyas propiedades biológicas se parecen
a las del kefir, yogur de leche de cabra
fabricado en el Cáucaso con el hongo que lleva el mismo
nombre. La diferencia está, además de en su origen,
en que el maguey produce un vino con capacidad embriagante y el
kefir indoeuropeo no. A nivel biológico, ambas bebidas
aportan beneficios para la salud: función
antioxidante y coadyuvante en los procesos básicos del
equilibrio oxidación-reducción. Localmente ambos
trabajan como colaboradores enzimáticos en los procesos
gastrointestinales, ayudando a mejorar la absorción de
nutrientes y la eliminación de residuos (entre ellos,
moléculas inestables causantes de enfermedades y problemas
intestinales). Cuando probé el pulque, me supo a yogur
líquido. Dependiendo de su preparación, resulta
más fuerte o más suave.

El mezcal se destila del maguey mezcalero, planta muy
grande y robusta de hojas carnosas y gruesas terminadas en lanzas
que impresionan. Los magueys más punzantes los vi en
Tepuxtepec, mixe. Oaxaca es tierra de mezcal. Los expertos y
cultivadores destacan tres variedades de las que obtienen licores
con matices diferentes. Las variedades espadín y
arroquense se cultivan. El tobalá es
silvestre y muy apreciado. Los procedimientos de
extracción y obtención de dicha bebida
varían de unos fabricantes a otros. En Oaxaca hay
distintas empresas
mezcaleras así como campesinos que en el mercado o en las
calles te ofrecen mezcal hecho de forma artesanal. Según
éstos, el secreto de la bebida radica en la manera de
llevar a cabo los procesos tradicionales. La verdad es que existe
diferencia entre bebidas industriales y bebidas artesanas,
domésticas. En muchos casos, al final se le añade
un gusano de maguey para aportar al alcohol un sabor ligeramente
salado. Simbólicamente, el gusano expresa la proximidad
del mezcal al nivel de vida animal, siguiente del vegetal. El
toque salado diferencia gustos y calidades de unos mezcales a
otros. Con el propio gusanito machacado se hace una sal muy
apreciada para ser tomada a la vez que la bebida.

En Oaxaca se oye decir que el mezcal es una bebida con
alma, lo que le convierte en un ser con el que se puede entablar
diálogo. Lo he visto utilizar en las limpias,
pulverizándolo con la boca, tanto sobre la persona a
limpiar (incluso sobre mi mismo en algunas de las limpias que me
hice dar) como sobre las hierbas limpiadoras o el huevo. Se trata
de un medio purificador y aislante. Elimina las impurezas de los
útiles de apoyo y aísla a la persona del contacto
con el medio corriente con el que puede mantener conexiones
desequilibradoras (impuras en términos energéticos,
sucias, tóxicas en términos de salud natural
tradicional). Los pueblos y culturas mezcaleros entienden que
dicha bebida no sólo forma parte de su cultura alimentaria
sino que es un medio especial, por su naturaleza superior, para
relacionarse con la parte de la realidad no tangible, allí
donde coinciden entidades, energías, seres y elementos
influyentes en el espacio (multidimensional) que habitamos. Los
efectos del mezcal en tomadores expertos que lo utilizan para
curar sitúan al sanador en un plano perceptivo capaz de
unir los elementos y útiles terapéuticos naturales,
las referencias materiales
(huevo después de la limpia, hojas de plantas limpiadoras,
granos de maíz, aceites, cacaos, etc.) a las claves
tradicionales que abren las explicaciones de las enfermedades,
precisan las causas, diferencian los síndromes y
posibilitan la elaboración de un
pronóstico.

Existen diferentes preparaciones con el mezcal, ya
muchas de ellas comerciales. Hay un mezcal llamado de pollo que
conocí y probé entre los mixes, verdaderamente
fuerte. Sobre su obtención he oído
versiones diferentes, desde quienes me han dicho que se obtiene
del goteo de fluidos del pollo corrompido y en
putrefacción, hasta los que dicen fabricarlo
añadiendo al licor pechuga de pollo. Hay mezcal puro,
licor de mezcal, mezcal con hierbas… En los casos que lo he
visto usar para curas, rituales de limpias, tratamiento de susto,
otros, los especialistas han utilizado el natural, destilado del
maguey sin añadidos, por ser el puro y apto para tales
procedimientos. Algunos sanadores mezcaleros van más
allá, usando el mezcal como medio para el paso de la
barrera de la realidad tangible. En ese estado obtienen visiones
y percepciones que, al estar dentro de un contexto cultural
ordenado (acto, ritual o no, organizado y con un fin) dan
respuesta, siguiendo códigos tradicionales y aprendidos, a
lo que se les consulta a través de lo que ven y perciben.
Es por eso por lo que dicha embriaguez especial, preparada,
controlada y dirigida dentro de un procedimiento tradicional
establecido y conocido pertenece sólo a los que saben,
aquellos que han heredado a través de la enseñanza de sus padres o abuelos los
conocimientos y el saber necesarios tanto para llevar a cabo los
procedimientos de uso del mezcal para ver como los de descifrar
el significado de las visiones. Pero éste es un oficio que
se pierde. La mayoría de los etnomédicos y chamanes
oaxaqueños que utilizan el mezcal en sus trabajos, como
comprobé sobre el terreno, lo hacen de manera
simbólica o en pequeñas cantidades en muchos casos
no ingeridas, sólo sopladas para limpiar, eliminar,
aislar, regenerar, recuperar, proteger, fortaleciendo y dando
sentido al conjunto de la acción
terapéutica.

3.11. MATERIAS CORRECTORAS.

Sería muy largo enumerar, analizar y explorar a
través de la opinión de los miembros de las
culturas estudiadas todas las materias (animales, vegetales y
minerales)
usadas principalmente en la alimentación como
medios correctores de las alteraciones de la salud en
Mesoamérica. Esto constituye el objeto de otro trabajo.
Citaré algunos ejemplos comparándolos con el
ámbito asiático. Dentro del reino animal, son
utilizados en distintos preparados: insectos, peces,
aves de corral
y aves salvajes, murciélagos, mamíferos pequeños
domésticos, mamíferos pequeños salvajes,
mamíferos grandes domésticos, mamíferos
grandes salvajes, reptiles, lombrices.

Algunos animales se pueden cocinar y tomar como alimento
ordinario, caso del caldo mixe, base alimenticia tradicional de
este pueblo, preparado con chile y acompañado con
tortillas. Aporta una base de proteínas,
hidratos de carbono
(tortillas) y grasa junto a elementos antioxidantes de los
chiles. Es un plato sencillo y nutritivo. Se toma caliente, lo
que aumenta su capacidad y función energética. En
otras tradiciones como la china se usa
el caldo de gallina negra cuya ingestión tiene como fin:
nutrir el Inn de Riñón, que quiere decir
aportar elementos fortalecedores esenciales del cuerpo, lo que
afectará (positivamente) al sistema defensivo
y a la capacidad funcional (según la ciencia
asiática). Dentro del grupo de los insectos, los
chapulines (saltamontes), en Mesoamérica, aportan
proteínas y energía. El color rojo,
similar al de la sangre, proporciona fuerza.

Algunos insectos voladores, dependiendo de culturas,
ayudan a la expulsión del aire, mejoran las circulaciones
(sanguínea, linfática, energética) y
restablecen el equilibrio general (homeostasis).
En la tradición china, los insectos voladores tienen la
capacidad de eliminar el factor patógeno viento por
su analogía con la movilidad de este elemento
atmosférico. Aclararé que, al lado de esta manera
de entender y tratar aparentemente ingenua de la
tradición, subyace un sólido conocimiento
contrastado con la experiencia que da fundamento a la
terapéutica tradicional. Su nomenclatura no
tiene nada que ver con la occidental. Culebras, serpientes,
zorrillos forman parte de materias curativas tradicionales en
Mesoamérica y Asia. Utilizadas
en problemas y alteraciones que no se corresponden con
patologías en la comprensión occidental de la
enfermedad sino con síndromes o procesos biológicos
de fondo que pueden coincidir o no con la catalogación
occidental de la expresión patológica pero que
muchas veces aluden a procesos de alteraciones interrelacionadas
que abarcan diversos planos y manifestaciones de la persona,
tanto el biológico como el psicoafectivo, el social o el
espiritual. En Oaxaca y en México capital he visto
serpientes y zorrillos desecados aconsejados para tumores.
Comenta Cárdenas (siglo XVI) en su obra: Problemas y
secretos maravillosos de las Indias
, que algunos comparan en
América
las propiedades contrapuestas del cacao (perjudicial, natural;
beneficioso, tostado) con las de la víbora, por sí
sola, veneno mortífero; pero mezclada con ciertas
medicinas, ayuda incluso contra los daños que causa como
animal (Cárdenas, 1591). Escribe el mismo autor que las
materias tienen distintos efectos según se consuman tal
cual se dan en la naturaleza o transformadas. Cita el caso de
ciertos frijoles grandes de la costa de Colima los cuales,
comidos al natural despachan al que los come; mientras que
cocidos y hechos pan (thamales) son de muy buen
sustento y no cessa aquí el mysterio
que ellos
mismos formados en este pan sirven contra veneno al que primero
los comió crudos
(Cárdenas, 1591: 4).
También dice que el zumo de yuca, crudo, mata; pero
cocido, es bueno. Resalta las propiedades del cacao y del
chocolate, buenas-malas, dependiendo de personas, de momentos del
día y de las transformaciones-modificaciones que se le
hagan al producto
así como de las formas en que se presente la bebida. Habla
Cárdenas del uso tradicional de tortugas, erizos,
armadillos y barros. Distingue entre: virtudes manifiestas y
virtudes ocultas de las materias medicinales. Las primeras se
pueden explicar. Las segundas se conocen por sus efectos:
Realmente ay propiedades y virtudes admirables secretas y
maravillosas en yervas, piedras y animales las quales se llaman
occultas por ser conocidas, no por si mismas sino por sus
effectos, que podemos dezir ser estas virtudes occultas como las
formas sustanciales d los cuerpos naturales, las quales ellas de
por si no se conocen, y assi las conocemos y rastreamos por sus
effectos y accidentes
propios (Cárdenas, 1591: 192).

Determinadas partes de los ciervos en la montaña,
huesos de
toro, tendones y cartílago, también forman parte de
las materias terapéuticas de origen animal usadas por las
etnias oaxaqueñas para tratar problemas osteoarticulares,
dolores reumáticos, deformaciones degenerativas,
reestructuración del tejido de las juntas, etc. Con
elementos de origen animal también se fabrican cremas,
aceites, ungüentos y otros remedios de uso tópico, en
muchos casos mezclados con hierbas y plantas (veneno de abeja y
arnica para atender molestias y dolores osteomusculares y
reumáticos, aceite de
vibora y otros). Fray Bernardino de Sahagún escribe,
referido a los mexicanos: Ay unos gusanos como los de españa que
tienen muchos pies (…) son para medicina estos gusanos en esta
tierra molidos secos y mezclados con resina puestos sobre el
lugar donde duele la gota quitan el dolor. Tambien son buenos
para los que se comen los dientes o las moelas molidos como esta
dicho y mezclados con tinta y puestos en la quexada dondesta el
diente que se comen o duele, quitase el dolor. Estos gusanos en
todas partes hay
(Sahagún, 1994).

Las materias herbales tienen mayor difusión y
conocimiento pudiéndose usar de muchas maneras:
decocciones, infusiones (uso interno), apósitos, friegas
(externo), etc. A ellas me refiero en diversos apartados del
trabajo. Para D. Alfonso los conocimientos sobre plantas
constituyen la mayor riqueza que los antepasados han legado a su
cultura. En el Códice Florentino Fray Bernardino de
Sahagún expone y describe una amplia variedad de plantas
(junto con sus representaciones pictóricas) para
diferentes usos. Se puede hablar de un importante y alto
conocimiento de plantas y hierbas así como de sus usos
entre los aztecas y otros pueblos de Mesoamérica.
Finalmente, las materias pertenecientes al reino mineral han
constituido y constituyen en las culturas mesoamericanas y
asiáticas otra fuente de recursos
terapéuticos única.

Los conocimientos del uso de minerales para restablecer
la salud pasan a veces de abuelos a nietos en una familia de
terapeutas resultando un secreto que no quieren desvelar. D.
Aristeo me habló del uso de arcillas para diversos
tratamientos de humedad (dolores e inflamación
articular). Algunas piedras son usadas por el color, por la
forma, por la textura; y su aplicación al enfermo
varía, entremezclada con elementos rituales. En las
tradiciones de los tamiles y de los zingaleses (Sri Lanka) se
usan piedras negras para absorber el calor
tóxico del cuerpo, calor que no sólo daña
resecando líquidos y generando acumulación de
materias insanas y densas, sino que puede ofuscar la mente y
alterar la paz del corazón (emociones),
según las tradiciones ceilanesas.

Según Soustelle (1984), los aztecas colocaban
emplastos emolientes sobre los abscesos, y obsidiana finamente
molida sobre las heridas. Su farmacopea comprendía
algunos minerales, la carne de ciertos animales y, sobre todo, un
gran número de plantas
(Soustelle, 1984: 195). Cita a
Sahagún quien afirma que había unas piedras
llamadas eztezl cuyas propiedades eran frenar las
hemorragias nasales.

Frutos secos, hongos, excrementos, incluso animales
muertos y otras materias de la naturaleza componen el amplio
conjunto de recursos que las tradiciones terapéuticas
amerindias y asiáticas heredaron de una antigua cultura
matriz y que aún hoy siguen vigentes en esos espacios (con
sus adaptaciones culturales individuales). La concepción
de una realidad amplia en la que el ser humano se relaciona con
los demás elementos que la componen se refleja en la
creación de sistemas terapéuticos que, encuadrados
en aquélla, atienden todos los ámbitos del ser: el
físico-.biológico (alimentación,
técnicas manuales,
fitoterapia mixta), el cultural-espiritual (rituales, limpias,
oraciones…) y el social. De ahí que junto a la
terapéutica física se recomienden rezos o se
prendan velas en los cerros. Todo forma parte de la visión
completa e integrada del ser y del mundo en las culturas
tradicionales mesoamericanas (J. Medina, informante).

4.
CONCLUSIÓN.

He recogido un conjunto de observaciones, referencias y
explicaciones, generales y partuculares, de la cultura
tradicional de salud en Mesoamérica, de sus etnomedicinas,
de sus etnomédicos y de sus usuarios. Entiendo que el tema
es muy amplio y requiere profundización en cada uno de los
aspectos vistos. Este trabajo lo realizo en mi tesis
(Cultura tradicional de salud en Mesoamérica. Del
chamanismo arcaico a la etnomedicina
). Mi intención,
al sacar de mi estudio general el apartado aquí expuesto
es dar a conocer la riqueza y la variedad, no sólo de
expresiones culturales relacionadas con la salud y la
curación en los grupos originarios mesoamericanos sino la
solidez de unos sistemas antiquísimos, usados por las
poblaciones amerindias antes de la llegada de los europeos y que,
a pesar de la ruptura que supuso para aquéllos la
intromisión de éstos, se han conservado y, como el
caso de la cultura de salud mestiza, fruto de su mezcla con la
cultura europeo-hispana, han dado lugar a otros nuevos como la
etnomedicina urbana.

Considero que las etnomedicinas amerindias y mestizas no
sólo son una parte vital de las culturas de sus sociedades
sino que además, curan; es decir, que pueden servir por
sí mismas en determinados casos y situaciones para
restablecer el bienestar, y que pueden ser complementadas con la
medicina convencional-moderna-occidental para llevar al pueblo
medios de cuidado de la salud, transmitiendo a las generaciones
futuras conocimientos y formas expresivas que permitan mantener
las identidades de sus grupos en el mundo global.

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Autor:

Alfonso J. Aparicio Mena

Doctor en Antropología (Universidad de
Salamanca).

P. Dr. En Medicina Tradicional China (Oxford Int.
University).

Partes: 1, 2, 3, 4
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