Trabajo realizado para el Seminario de
investigación Clínica de los nombres
del padre, de Miquel Bassols, para el Instituto del Campo
Freudiano – Sección Clínica de Barcelona en del
curso 2004-05. Consta de dos partes bien diferenciadas:"Análisis de la fobia de un niño de
cinco años", Sigmund Freud
(1909) y el análisis de la articulación que hace
Jacques Lacan del desarrollo de
la estructura de
los mitos en la
observación de la fobia de Juanito.
Libro 4 "La
Relación de Objeto" (1957).
En rigor, dice Freud, que el
historial clínico y terapéutico que expone de
Juanito no proviene de su observación, sino que él
solo se ha limitado a orientar el plan de
tratamiento y hasta intervino una vez en una plática con
el niño; pero el tratamiento mismo fue llevado a cabo por
el padre del pequeño, quien confió a Freud todas
sus anotaciones acerca de las confesiones de Juanito.
Este historial, publicado en 1909 y titulado "Análisis de
la fobia de un niño de cinco años" le sirvió
a Freud, fundamentalmente para corroborar los supuestos
teóricos acerca de la sexualidad
infantil, en cuyos componentes cree haber hallado las fuerzas
pulsionales de todos los síntomas neuróticos de la
vida posterior. Tales supuestos los había presentado Freud
en "Tres ensayos de
teoría
sexual" publicados en el año 1905.
Las primeras comunicaciones
sobre Juanito datan del tiempo en que
aún no había cumplido tres años. A
través de diversos dichos y preguntas, exteriorizaba ya
entonces un interés
particular por la parte de su cuerpo que tenía la
costumbre de designar como "hacé-pipí".
Así, cierta vez hizo esta pregunta a su madre:
Juanito: "Mamá, ¿tú también tienes un
hacé pipí?".
Mamá: "Desde luego, ¿porqué?".
Juanito: "Por nada; se me ocurrió".
Su interés por el hacé-pipí no es, sin
embargo, meramente teórico, sino que ese interés lo
estimula también, a tocarse el miembro. A la edad de tres
años y medio, su madre lo encuentra con la mano en el
pene. Por lo cual, ella lo amenaza: "Si haces eso, llamaré
al doctor para que te corte el hacé-pipí. Y
entonces, ¿con qué harías pipí?".
Juanito: "Con la cola".
Él responde todavía sin conciencia de
culpa, pero es la ocación en que adquiere el "complejo de
castración", que con tanta frecuencia se infiere en los
análisis de neuróticos, aunque muestren renuencia a
admitirlo.
Más o menos a la misma edad exclama: "He visto el
hacé-pipí del león!".
La curiosidad sexual de Juanito lo convierte en un investigador,
le permite unos correctos discernimientos conceptuales.
A los 3 años y 9 meses, en la estación ferroviaria
ve cómo de una locomotora tiran agua y
dice:"Mira la locomotora hace pipí! Y donde tiene el
hacé pipí?".
Reflexiona y al rato agrega "Un perro y un caballo tienen un
hacé-pipí, una mesa y un sillón, no".
Así ha descubierto un signo esencial para distinguir entre
un ser vivo y una cosa inanimada.
La curiosidad de Juanito se extiende muy en particular a sus
padres y dice: "Papá, ¿tú también
tienes un hacé-pipí?".
Padre: "Sí, naturalmente".
Juanito: "Pero si nunca te lo he visto cuando te
desvestías".
En otro momento, tenso, ve como su madre se desviste para meterse
en la cama. Ella pregunta: "¿por qué miras
así?".
Juanito: "Solo para ver si tú también tienes un
hacé-pipí".
Mamá: "Naturalmente, ¿no lo sabías?".
Juanito: "No, pensé que como eres tan grande
tendrías un hacé-pipí como el de un
caballo".
El gran acontecimiento en la vida de Juanito es el
nacimiento de su hermanita Hanna, que se produjo cuando Juanito
tenía 3 años y medio. Su comportamiento
en esa ocación fue anotado enseguida por su padre:
A las 5 de la mañana, cuando empezó el trabajo de
parto, la cama
de Juanito fue llevada a la habitación contigua;
allí despierta a las 7 y escucha el gemir de la madre que
estaba pariendo, sobre lo cual pregunta: "¿por qué
tose mamá?". Luego de una pausa añade: "Es seguro que hoy
viene la cigüeña".
En los últimos días se le había dicho que la
cigüeña traería una niña o un
varoncito, por eso conecta el gemir con la llegada de la
cigüeña.
Juanito se muestra muy
celoso con la recién venida. Los primeros días
quedó muy relegado y de pronto contrajo una angina. En
medio de la fiebre se le
oyó decir: "Pero si yo no quiero tener ninguna
hermanita!".
Un día Juanito presencia el baño de su hermana de
una semana de edad y dice: "Pero su hacé-pipí es
todavía pequeño" y agrega, a modo de consuelo: "Ya
cuando crezca se le hará más grande".
A la misma edad Juanito da el primer relato de un sueño y
dice: "Hoy cuando estaba dormido, he creído que estoy en
Gmunden con Mariedl".
(En el verano anterior a la llegada de su hermana, Juanito estuvo
en Gmunden, donde jugaba con los hijos del propietario de la casa
donde se hospedaban, Mariedl es la hija del propietario de la
casa, tiene 13 años y ha jugado a menudo con
él).
Cuando el padre le cuenta a la madre su sueño en presencia
de él, Juanito le observa, rectificándolo: "No, con
Mariedl; yo completamente solo".
Por otro lado desde que tiene a la hermanita fantasea que dos de
sus amigas de Gmunden (Berta y Olga) son sus hijas y dice:
"También a mis hijas Berta y Olga las trajo la
cigüeña".
Un día, el padre le dibuja una jirafa y Juanito
le dice: "Dibújale también el
hacé-pipí". El padre le responde: "Dibújalo
tú mismo". Entonces él agrega a la figura de la
jirafa una raya, que primero hace corta y después le
agrega un tramo. A lo que Juanito señala: "El
hacé-pipí es más largo".
A los 4 años y tres meses, Juanito, como todas
las mañanas, es bañado por su mamá. Luego,
cuando la madre le entalca el pene, y por cierto con cuidado para
no tocarlo, Juanito dice: "¿por qué no pasas el
dedo por ahí?".
Mamá: "Porque es una porquería".
Juanito: "Qué es? Una porquería? Y por
qué?".
Mamá: "Porque es indecente".
Juanito (riendo): "Pero me gusta!".
Dos días más tarde, Juanito tiene un sueño,
se lo cuenta al padre y dice: "Escucha, hoy a la noche he pensado
esto: "Uno dice: ¿Quién quiere venir conmigo?
Entonces ella dice: "Yo". Entonces tiene que hacerlo hacer
pipí".
El sueño imita a un juego de
prendas, que Juanito juega con sus amigos en la casa de veraneo
de Gmunden, solo que en el sueño desea que quien tenga la
prenda no sea condenado a los usuales besos o bofetadas, sino a
hacer pipí.
El padre deduce que "ella" es, evidentemente, Berta u Olga, con
quienes ha jugado. Entonces ella tiene que asistirlo a orinar,
cosa que evidentemente le resulta grato a Juanito.
El día anterior a este sueño, cuando el padre lo
lleva a hacer pipí, Juanito le dice por primera vez que
debía conducirlo detrás de la casa para que nadie
pudiera mirarlo y agregó: "El año pasado, cuando he
hecho pipí, Berta y Olga han mirado". El padre refiere
esto a que el año pasado le era grato ese mirar de las
niñas, pero ahora ya no lo es.
El placer de exhibición sucumbe ahora a la
represión.
Página siguiente |