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El caso Juanito (página 2)




Enviado por Claudia Quadraccia



Partes: 1, 2

Historial Clínico y
análisis

El padre de Juanito le comunica a Freud lo
siguiente:
"Estimado profesor: Le
envío otro fragmento sobre Juanito, pero esta vez,
desdichadamente, son contribuciones para un historial
clínico. Como lo leerá usted, en los últimos
días se le ha desarrollado una perturbación
nerviosa que nos tiene muy intranquilos a mi mujer y a
mí, porque no podemos hallar ningún medio para
eliminarla. Me tomaré la libertad (?)
de visitarlo mañana lo cual (?) le anticipo por escrito el
material disponible.
Sin duda ha sido una hiperexcitación sexual por ternura de
la madre, pero no sé indicar el excitador de la
perturbación. El miedo de que un caballo lo muerda por
la calle
parece entramado de alguna manera con el hecho de
que le asusta un pene grande. Como usted ya sabe por una nota
anterior, en su momento él reparó ya en el pene
grande del caballo, y entonces sacó la conclusión
de que la mamá, puesto que es tan grande, por fuerza ha de
tener un hacé-pipí como el de un caballo.
No atino a hallar nada pertinente. ¿Habrá visto en
alguna parte a un exhibicionista? ¿O el todo se anuda
solamente a la madre? (?). Salvo el miedo de andar por la calle y
su desazón al atardecer sigue siendo el mismo niño
divertido y alegre".

Freud propone dejar el juicio en suspenso y prestar
atención pareja a todo el material
comunicado.
He aquí las comunicaciones
iniciales del año 1908 cuando Juanito tiene 4 años
y 9 meses: Aparece a la mañana llorando; la mamá le
pregunta porqué llora y él dice: "Cuando
dormía he pensado que tú estabas lejos y yo no
tengo ninguna mami para hacer cumplidos" ("cumplidos" es la
expresión de Juanito para "acariciar").
En esta ocasión usa el término "pensado" en lugar
de "soñado".
Al otro día, como de costumbre, va a un parque municipal
de Viena con la niñera; en un momento empieza a llorar y
pide que lo lleve a casa, dice que quiere "hacer cumplidos" con
la mamá. Cuando en casa le preguntan por qué no
quiso seguir y se puso a llorar, no dijo nada. A la tarde
está alegre como de costumbre, pero al anochecer tiene
visible angustia, llora y no se lo puede separar de la
mamá, quiere hacerse cumplidos con ella.
En este momento no puede localizar la angustia. No dice a
qué tiene miedo, porque tampoco él lo sabe, con lo
cual, no es miedo, sino angustia; ya que su estado carece
de un objeto.
Al día siguiente, la madre lo saca de paseo, para ver que
pasa con él. De nuevo empieza a llorar, tiene miedo y no
quiere seguir camino. Finalmente continúa, pero es visible
que siente angustia. En el viaje de regreso, tras mucha
renuencia, dice a la madre: "Tuve miedo de que un caballo me
mordiera
".
Al anochecer, ya en su casa, dice llorando: "Sé que
mañana me llevarán de nuevo a pasear", y luego
dice: "El caballo entrará en la pieza".
Ese mismo día la mamá le pregunta: "Te pasas la
mano por el hacé-pipí?". Y sobre eso, él
dice: "Sí cada anochecer cuando estoy en la cama". Al
día siguiente, antes de la siesta, le previenen que no se
pase la mano. Preguntado al despertar, dice que se la pasó
durante un ratito.

Sería ese, pues, el comienzo de la angustia,
así como el de la fobia. La perturbación se
introduce con unos pensamientos tiernos-angustiados y luego con
un sueño de angustia. Contenido de este último:
perder a la madre y que él ya no pueda hacerse cumplidos
con ella. Dice Freud que, el fenómeno básico de su
estado radica en que la ternura hacia la madre se le ha
acrecentado enormemente y súbitamente, se le ha volcado en
angustia; es decir ha sucumbido a la represión.
Al anochecer, aumenta su angustia, pues antes de meterse en la
cama lo asalta, reforzada, la libido cuyo objeto es la madre y
cuya meta podría ser dormir junto a ella. Es que ha hecho
la experiencia de que en Gmunden podía mover a la madre a
que lo acogiera en su lecho y le gustaría conseguir lo
mismo en Viena.
Vale la aclaración de que en Gmunden estaba a veces solo
con ella, pues el padre no podía pasar ahí las
vacaciones íntegras.
Dice Freud, la angustia corresponde entonces a una
añoranza reprimida, pero esta añoranza no es la
misma que se puede mudar en satisfacción plena
aportándole el objeto ansiado; para la angustia esa
terapia no sirve, porque esta añoranza permanece aunque
pueda ser satisfecha. Ya no se la puede volver a mudar plenamente
en libido; es decir, ya no se la puede cancelar
aportándole el objeto ansiado.
Es lo que se muestra en
Juanito a raíz del segundo paseo, cuando la madre lo
acompaña. Ahora está con ella, a pesar de lo cual
tiene angustia, es decir, hay una añoranza de ella no
saciada. Vale decir, que ahora, la angustia, se ve precisada a
hallar un objeto. En este paseo se exterioriza por primera vez el
miedo a ser mordido por un caballo.

En este estado de las cosas, Freud, propuso al padre de
Juanito internarse por el camino del esclarecimiento sexual, para
sustraerlo de su deseo de ver el hacé-pipí de la
mamá, comunicándole que ésta y todas las
personas del sexo femenino,
como podía saberlo de haber visto a Hanna, no
poseían hacé-pipí alguno.
Luego de este esclarecimiento, que el padre le hace, sigue un
período más tranquilo en que es posible mover a
Juanito, sin gran dificultad, a que vaya de paseo al parque todos
los días.
Su miedo a los caballos se muda más y más en la
compulsión a mirarlos y dice: "Tengo que ver a los
caballos y entonces me da miedo".
Después de una gripe que lo postra en cama por dos
semanas, la fobia vuelve a reforzarse tanto que no se lo puede
mover a salir.
Luego esto cede y puede volver a salir, pero se repite este
reforzamiento cada vez que por alguna afección se tiene
que quedar a reposar en la casa.
Un día, en el camino hacia la estación ferroviaria,
mientras el padre intenta explicarle a Juanito que los caballos
no muerden, él le dice: "Pero los caballos blancos
sí; en Gmunden hay una caballo blanco que muerde. Si uno
le acerca los dedos muerde".
Después cuenta la siguiente historia:
"Cuando Lizzi tuvo que partir de viaje, un carruaje con un
caballo blanco se detuvo frente a su casa; iba a llevar el
equipaje a la estación" (Lizzi es una niña que
vivía en una casa vecina, en Gmunden). "El padre de Lizzi
estaba cerca del caballo, el caballo volvió la cabeza, y
él dijo a Lizzi: "No le pases los dedos al caballo
blanco, de lo contrario te morderá
".
Entonces, el padre le dice a Juanito: "Escucha, me parece que no
es un caballo lo que tú tienes en la mente, sino un
hacé-pipí, al que no se le debe pasar la mano".
Juanito: "Pero un hacé-pipí no muerde".
Al otro día, el padre le dice: "Sabes una cosa? la
tontería perderá fuerza si sales de paseo
más a menudo".
Juanito: "¡No!, es tan intensa, porque me sigo pasando
todas las noches la mano por el hacé-pipí".
A los diez días el padre le dice: "Si no te pasas
más la mano por el hacé-pipí, la
tontería se te irá yendo".
Juanito: "Pero si no me paso más la mano por el
hacé pipí".
Padre: "Pero sigues teniendo ganas de hacerlo".
Juanito: "Sí, vaya, pero "tener ganas" no es "hacer" y
"hacer" no es "tener ganas".
Padre: "Para que no tengas más ganas, hoy te daremos una
bolsa de dormir".

Una mañana se levanta angustiado y cuando le
preguntan que le ocurre, cuenta: "Me he pasado el dedo un poquito
por el hacé-pipí. Entonces, he visto a mami toda
desnuda en camisa y ella ha dejado ver el
hacé-pipí. Le he mostrado a Grete" (una amiga de
Gmunden) "lo que hace mamá y le he mostrado mi
hacé-pipí. Entonces he sacado rápido la mano
del hacé-pipí. Ella estaba en camisa, pero era tan
corta que se lo he visto".
Freud dice que esto no es un sueño, sino una
fantasía onanista. Lo que hace hacer a la mamá
sirve para su justificación "Si mami muestra el
hacé-pipí, yo también puedo hacerlo".
Por esta fantasía, dice Freud, ya podemos averiguar dos
cosas: la primera, que la reprimenda de la madre surtió en
su momento un intenso efecto sobre él, como amenaza de
castración, y la segunda, que al comienzo no acepta el
esclarecimiento de que las mujeres no tienen un
hacé-pipí. Se aferra a él en la
fantasía.
Cuando él tenía 3 años y medio, la amenaza
de la madre de que el médico se la cortaría si
continuaba ocupándose de él, no produjo efecto
alguno. Respondió, impávido, que entonces
haría pipí con la cola.
Tal amenaza de castración adquiere vigencia ahora con
efecto retardado, y él entonces, 1 año y 3
meses después, se angustia ante la posibilidad de ser
despojado de su preciado miembro.
El esclarecimiento que Juanito ha recibido hace poco, que las
mujeres efectivamente no poseen ningún
hacé-pipí, no pudo tener otro resultado que el de
conmoverle su confianza en sí mismo y despertarle el
complejo de castración. Si realmente existen seres vivos
que no poseen un hacé-pipí, no sería
entonces tan increíble que le quitaran el suyo.

Una noche Juanito se levanta de su cama y se mete en la
de sus padres. El se duerme y luego es retirado a la suya. Al
día siguiente cuando se le interroga por qué fue a
la cama de los padres, él dijo: "En la noche había
en la habitación una jirafa grande y una jirafa arrugada y
la grande ha gritado porque yo le he quitado la arrugada".
El padre le pide que le represente la escena, Juanito accede y
luego le pregunta: "Has tenido miedo?".
Juanito: "No, seguro que
no".
Padre: "Fue un sueño el de las jirafas?".
Juanito: ""No, no lo he soñado; me lo he pensado. A todo
me lo he pensado. Ya desde antes estaba levantado".
(En su lenguaje,
aclara que fue una fantasía).
Padre: "Qué quiere decir una jirafa arrugada? Sabes muy
bien que a una jirafa no se la puede comprimir como a un pedazo
de papel".
Juanito: "Sí que lo sé. Lo he creído
simplemente. Por supuesto que no hay nada así en el mundo.
La arrugada está toda tirada sobre el piso y yo la he
quitado, la he tomado con las manos".
Padre: "A una jirafa tan grande se la puede tomar con las
manos?".
Juanito: "A la arrugada yo la he tomado con la mano".
Padre: "Y donde estaba la grande entretanto?".
Juanito: "Mira, la grande estaba parada más
allá".
Padre: "Qué has hecho con la arrugada?"
Juanito: "La he tenido un poquito en la mano hasta que la grande
dejó de gritar, y cuando la grande dejó de gritar
me le he sentado encima".
Padre: "Por qué la grande ha gritado?".
Juanito: "Porque yo le había quitado a la
pequeña".

Ese día, el padre encuentra la resolución
de la fantasía de la jirafa y se la comunica a Freud
diciéndole:
"La gran jirafa soy yo o, más bien, el pene grande (el
cuello largo); la jirafa arrugada, mi mujer o más bien, su
miembro.
El todo es la reproducción de una escena que en los
últimos días se desarrolla casi todas las
mañanas. Juanito siempre acude temprano a nosotros y mi
esposa no puede dejar de tomarlo por algunos minutos consigo.
Sobre eso yo siempre empiezo a ponerla en guardia, que es mejor
que no lo tome consigo, y ella replica que eso es un absurdo, que
unos minutos no pueden tener importancia. Entonces, Juanito
permanece un ratito junto a ella".

Freud, agrega a la interpretación del padre, que el "sentarse
encima" es probablemente la figuración de Juanito para el
"tomar posesión". Esta fantasía se anudaría
con una satisfacción por el triunfo sobre la resistencia
paterna y se leería de esta manera: "Grita todo lo que
quieras, lo mismo mami me toma en la cama y mami me
pertenece".

Otro día Juanito le dice al padre: "Escucha, hoy
me he pensado dos cosas. La primera, que he estado contigo en
Schönbrunn junto a los carneros, y entonces nos colamos por
debajo de las cuerdas y le hemos dicho eso al guardian de la
entrada del jardín y él nos ha atrapado". La
segunda la ha olvidado.
Explicación del padre acerca de esto: "Cuando el domingo
quisimos ver a los carneros, ese recinto estaba cerrado con una
cuerda y no pudimos pasar. Juanito se asombró mucho de que
un recinto se cerrara solo con un acuerda por debajo de la cual
uno puede deslizarse fácilmente. Le dije que los hombres
decentes no se deslizan por debajo de esa cuerda. Opinó
que no obstante es facilísimo, a lo cual repliqué
que entonces puede venir el guardián y arrestarnos.
En otra fantasía ha pensado que viajaba con el padre en el
ferrocarril, han roto una ventanilla y el guardia los ha
llevado.

Esa tarde lo visitaron a Freud en su consultorio y, en
broma, le preguntó a Juanito, si sus caballos llevan
gafas, cosa que él negó, luego si su padre las
llevaba, cosa que también negó, contra toda
evidencia, le preguntó si con lo negro alrededor de la
boca del caballo quería significar el bigote. Entonces,
Freud le reveló que tenía miedo a su padre
justamente por querer él tanto a su madre y que aunque
creyera que su padre le tenía rabia, eso no era cierto,
sino que el padre le tenía cariño y podía
confesarle todo sin miedo.
Padre: "Por qué crees tú que te tengo rabia, acaso
te he pegado o insultado alguna vez?".
Juanito: "Sí, tú me has pegado".
Padre: "Cuándo?".
Juanito: "Hoy por la mañana".
El padre se acordó que Juanito, desprevenido, lo
chocó con la cabeza en el vientre, tras lo cual, su padre,
por reflejo le dio un golpe con la mano. Freud explica, que
quizá la interpretación de Juanito de ese hecho
estaba afectada por la necesidad de recibir un castigo del
padre.

El padre cuenta que, a los pocos días, se
comprueba la primera mejoría sustancial. Mientras que
hasta entonces no se lo podía mover a que permaneciera un
tiempo largo
ante la puerta de calle y siempre que se acercaban caballos
trotaba hacia adentro con todos los signos del
terror, esta vez permanece una hora allí, aunque pasen
carruajes.
Como quiera que fuese, solo subsiste un resto de angustia, y es
inequívoco el progreso realizado desde el esclarecimiento.
Al anochecer, Juanito dice: "Si ya vamos a la puerta de calle,
también iremos al parque".

Una mañana Juanito va a la cama de los padres,
luego de unos días que en que se había abstenido de
hacerlo. El padre, intenta averiguar el motivo sobre los
sentimientos de Juanito hacia él y le dice: "Cuando
tú estás solo tienes nostalgia de mí y
vienes a mí".
Juanito: "Cuando te has ido, tengo miedo de que no vuelvas a
casa".
Padre: "¿Alguna vez te he amenazado con no volver a
casa?".
Juanito: "Tú no, pero mami sí. Mami me ha dicho que
no vuelve más".
Padre: "Te lo ha dicho porque te portabas mal".
Juanito: "Sí".
Padre: "Entonces tienes miedo de que yo me vaya porque te portas
mal, por eso vienes a mi".
El padre cuenta que después del desayuno se levanta de la
mesa y Juanito dice: "¿Papi, no te trotes de
mí!".
Padre: "Tienes miedo de que el caballo se trote de ti". A lo cual
Juanito ríe.

La angustia de Juanito, dice Freud, es de doble
articulación: angustia ante el padre y angustia por el
padre. En él luchan el amor al
padre con la hostilidad hacia él a consecuencia de su
papel de competidor ante la madre.
En el verano el padre partió repetidas veces de Gmunden
para Viena, pues así lo exigía su profesión.
Entonces, en relación a esto concluye que el hecho de que
Juanito, a lo sumo, se atreva a llegar a la puerta de calle, pero
no a alejarse de la casa y vuelva atrás a mitad de camino
ante el primer ataque de angustia, está motivado por el
miedo de no hallar a los padres en casa por haberse alejado de
ellos. Y agrega que hay un deseo reprimido de que su padre viaje
a la estación, pues así Juanito se queda solo con
la madre. Este deseo deviene luego en angustia ante el partir de
viaje los caballos.
Además, el padre agrega que, esta nueva pieza (el
ánimo hostil hacia el padre) sólo pudo salir a la
luz
después que supo que no le tiene rabia por tener tanto
cariño a su mamá.
Cuando el padre le pregunta por qué tiene tanto miedo a
los caballos, Juanito le responde: "Tengo miedo de que los
caballos se tumben cuando el caballo da la vuelta".
La situación en que está la puerta de calle de la
casa de Juanito es la siguiente: Enfrente, el depósito de
la Oficina
Impositiva para Artículos de Consumo, con
una rampa de descarga por la cual durante todo el día
desfilan carruajes para retirar cestas, etc. Hacia la calle una
verja cierra ese patio. En línea recta frente a la casa
está el portón de entrada al patio. Desde hace ya
unos días el padre de Juanito nota que tiene particular
miedo cuando salen o entran del patio carruajes, para lo cual se
ven precisados a virar.
Otro tanto teme cuando los carruajes, estacionados frente a la
rampa de descarga se ponen de repente en movimiento
para seguir viaje. Además tiene más miedo a los
caballos de tiro grandes, que a los caballos pequeños, a
los rústicos más que a los elegantes, a los
caballos que van rápido que a los de trote
corto.

Una mañana Juanito va la cama de sus padres y su
padre le dice: "Mientras sigas viniendo al dormitorio por la
mañana temprano, no mejorarás de tu angustia a los
caballos". Pero él desafía y responde:
"Vendré aunque haya de tener miedo".
Otro día, el padre le pregunta: "A qué caballos
tienes más miedo".
Juanito: "A todos".
Padre: "No es verdad".
Juanito: "Tengo más miedo a los caballos que tienen algo
así en la boca".
Padre: "A qué te refieres? Al hierro que
llevan en la boca?".
Juanito: "No, tienen algo negro en la boca" (se cubre la boca con
la mano).
Padre: "Qué? Acaso un bigote?".
Juanito (ríe): "Oh, no!".
Padre: "Todos lo tienen?".
Juanito: "No, solo algunos".
Luego, Juanito le dice: "También a un carro mudancero le
tengo más miedo".
Padre: "Por qué?".
Juanito: "Yo creo que si los caballos de mudanzas tiran de un
carro pesado se tumban".
Padre: "Entonces, un carro pequeño no te da miedo?".
Juanito: "No, con un carro pequeño o un coche correo no me
asusto. También cuando viene una diligencia tengo
más miedo".
Padre: "Porque es tan grande?".
Juanito: "No, porque una vez un caballo de carruaje así se
tumbó".
Padre: "Cuándo?".
Juanito: "Una vez cuando salí con mami a pesar de la
tontería, cuando compré el chaleco".
Padre: "Qué pensaste cuando el caballo se
tumbó?".
Juanito: "Ahora eso será siempre. Todos los caballos se
tumbarán siempre".

Luego el padre le pregunta: "En esa época ya
tenías la tontería?".
Juanito: "No, sólo ahí la he cogido. Cuando el
caballo de la diligencia se ha tumbado, me he asustado
muchísimo, de verdad!. Esa vez que he ido, me la he
cogido".
Padre: "Pero si la tontería era que te habías
pensado que un caballo te mordería, y ahora dices tener
miedo de que un caballo se tumbe".
Juanito: "Se tumbará y morderá".
Padre: "Por qué te asustaste tanto?".
Juanito: "Porque el caballo hizo así con las patas". (Se
tiende sobre el suelo y le
enseña el pataleo). "Me he asustado porque él ha
hecho un barullo con las patas".
Otro día el padre le pregunta que aspecto tiene eso negro
en la boca de los caballos y Juanito dice: "Es como un
bozal".

La mejoría de Juanito es constante, aumenta su
radio de
acción
con la puerta de calle como centro; incluso emprende la
demostración, hasta entonces imposible para él, de
cruzar corriendo a la acera de enfrente. Todo el miedo que le
resta se entrama con la escena de la diligencia. Más
tarde, dirá que también le tiene miedo a un carro
carbonero, porque tiene una carga muy pesada y los caballos
tienen que tirar tanto que pueden caerse fácilmente.
Luego hay una situación con los calzones amarillos que la
madre se había comprado en donde a Juanito le da mucho
asco cuando ella se los muestra al padre, lo mismo le
había ocurrido con unos negros.
Cuando el padre le pregunta por qué le da asco, Juanito le
responde que porque ha creído que tenía que hacer
"Lumpf". Luego dice que ha visto a la madre ponerse y sacarse los
calzones.
El padre dilucida que el ponerse y sacarse la madre los calzones
pertenece al contexto del Lumpf, porque Juanito a menudo ha
estado presente en el baño mientras su madre hace Lumpf o
pipí, a lo que Juanito luego agrega que le gusta mucho
presenciar eso.

Luego el padre intenta averiguar la cuestión de
ver y ser visto en relación al "hacé-pipí",
entonces, Juanito le cuenta que ha visto el del caballo y que
además ha entrado al baño con Berta cuando ella
hacía pipí y ella también ha mirado cuando
él lo hacía en la huerta de la casa de Gmunden.
Luego el padre le pregunta si ha deseado que Berta le pase la
mano por su "hacé-pipí", a lo que él
responde que lo ha deseado muchas veces. Enseguida el padre le
dice: "Siempre que tú has hecho pipí ella ha
mirado; quizá tenía curiosidad por saber como haces
pipí".
Juanito: "Quizá tenía curiosidad por saber
cómo era mi hacé-pipí".
En relación al Lumpf, cuando el padre le pregunta si le
dio asco cuando vió el calzón de la mamá,
él contesta que él escupe, porque el calzón
negro es tan negro como un Lumpf y el amarillo como un
pipí y cuando la mamá lleva los calzones él
no lo ve, pues ella tiene el vestido delante.

Otro día Juanito cuenta una fantasía y
dice: "Escucha lo que me he pensado: Yo estoy en la
bañera, entonces viene el mecánico y la
destornilla. Entonces toma un gran taladro y me lo mete en la
panza".
Unos días más tarde, la madre le cuenta al padre de
Juanito que, el niño estuvo en el balcón y luego
dijo: "He pensado que Hanna estaba en el balcón y se ha
caído". El padre le había dicho con frecuencia que
si Hanna estaba en el balcón, él debía
vigilar que no se acercara mucho a la balaustrada.
Luego la madre le pregunta si preferiría que Hanna no
estuviera y él responde que sí.
Ya había manifestado varias veces que había que
darle dinero a la
cigüeña para que no traiga ningún niño
más de la gran cesta donde ellos están.

Un día el padre le pregunta: "Cómo fue, en
verdad, que Hanna llegó, tras su nacimiento a la cama de
mamá".
Juanito describe la teoría
de la cigüeña y dice: "En fin, Hanna llegó y
la señora Kraus" (la comadrona) "la puso en la cama. Claro
que ella no podía caminar. Pero la cigüeña la
trajo en el pico. Caminar, claro que no podía. La
cigüeña llegó hasta el pasillo sobre la
escalera y entonces golpeó, todos estaban dormidos y ella
tenía la llave justa, abrió la puerta y puso a
Hanna en tu cama y la mami estaba dormida? no, la
cigüeña la puso en la cama de ella. Ya era
todo de noche, entonces la cigüeña sin hacer ruido la puso
en la cama, sin patalear, y después se puso el sombrero y
después volvió a irse. No, sombrero no
tenía".
Padre: "Quién se puso el sombrero? El doctor,
quizá?.
Juanito: "Después la cigüeña se alejó,
se fue a casa y después llamó por teléfono y toda la gente de la casa ya no
durmió más. Pero no se lo cuentes a mami, ni a
Tinni" (la cocinera). "Es un secreto".
Más tarde Juanito aclara que antes de que Hanna viniera a
la casa con ellos ya estaba desde hacía mucho tiempo con
la cigüeña, incluso podía caminar y que luego,
la misma cigüeña la trajo en una cesta pintada de
rojo.

Unos días más tarde, Juanito, ha jugado
toda la mañana con una muñeca de goma a la que
llamó Grete. Por la abertura en que alguna vez estuvo
fijado el pito de latón ha introducido un pequeño
cortaplumas y luego le abrió las piernas a la
muñeca para hacer que el cortaplumas cayera. Entonces,
dijo a la niñera, señalándole entre las
piernas de la muñeca: "Mira, aquí está el
hacé-pipí".
El padre le pregunta: ""En verdad, a que has jugado hoy con la
muñeca?".
Juanito: "Le he separado las piernas, sabes por qué?
Porque ahí dentro había un cuchillo que mami
tenía. Se lo he metido adentro donde chilla el
botón y luego le he separado las piernas y de ahí
ha salido".
Un día el padre lo ve jugando a Juanito con sus hijos
imaginarios y le pregunta: "Cómo es que todavía
viven tus hijos? Ya sabes que un varón no puede tener
hijos".
Juanito: "Lo sé. Antes yo era la mami, ahora soy el
papi".
Padre: "Y quién es la mami de los niños?".
Juanito: "".
Padre: "O sea, te gustBueno, mami; y tú eres el
abueloaría ser tan grande como yo, estar casado con mami y
que ella tuviera entonces hijos".
Juanito: "Sí, eso me gustaría y la de Lainz" (su
abuela) "es entonces la abuela".
Dice Freud, en lugar de eliminar a su padre, le concede la misma
dicha que ansía para sí; lo designa abuelo y
también a él lo casa con su propia
madre.

Otro día; Juanito, cuenta una fantasía al
padre y le dice: "Escucha, me he pensado hoy una cosa, ha venido
el instalador y con unas tenazas me ha quitado primero el trasero
y después me ha dado otro, y después el
hacé-pipí. El ha dicho: "Enseña el
trasero
", yo he tenido que darme vuelta y él lo ha
quitado y luego ha dicho: "Enseña el
hacé-pipí
".
Padre: "El te ha dado un hacé-pipí más
grande y un trasero más grande".
Juanito: "Sí".
Padre: "Como los de papi, porque te gustaría ser el
papi?".
Juanito: "Sí y también me gustaría tener
unos bigotes como los tuyos y ese pelo" (señala el del
pecho).

En los días siguientes Juanito se reestablece de
su fobia.

El análisis de Lacan del caso
Juanito

Lacan, en el seminario 4, en
el cap.15, postula que la fobia es una tentativa de
solución a la confrontación con la
castración materna y que el objeto fobígeno tiene
una función
significante y supliría cierta falla a nivel del padre
real. En ese sentido, la fobia opera como suplencia de la
función del padre real, en la medida en que este no se
sitúa como agente de la castración,
operación que permitiría anudar el deseo a la
ley.

Juanito primero padece de angustia y hay como un
llamado, una apelación a la castración, es decir,
un llamado a un padre que no castra. En la constelación
familiar de Juanito, es notoria la figura del padre muy
permisivo, que se obstina en no castrar. La madre se lo lleva al
niño a la cama desoyendo al padre en sus reclamos de que
no es recomendable para el niño. También se lo
lleva al baño, pero el padre no hace ninguna
objeción a ello. No solo muestra una tolerancia muy
peculiar, sino que podemos juzgar que está fuera de la
situación, pues diga lo que diga él, las cosas
siguen su curso decididamente, mientras la madre en
cuestión no tiene en cuenta, en lo más
mínimo, las observaciones sugeridas por el personaje del
padre.

El pertenecía al círculo intelectual de
Freud. Estaban los dos, padre y madre, al tanto del psicoanálisis.

Juanito, como vemos es un niño amado sin
frustraciones, su vida transcurre en armonía en donde
él es feliz, hasta que en esa felicidad irrumpe la
angustia.

Freud distingue la angustia y el miedo. Dice que en la
angustia es un afecto que no se puede localizar, con lo cual el
miedo viene a sustituir a la angustia para acotar su
imprecisión, viene a situar algo allí. El miedo
conduce a un objeto perfectamente localizable.

Lacan, dice que incluso permite una cierta
localización de los espacios, en cuanto a que sitúa
precisamente en primer plano la función de un interior y
un exterior. Hasta ese momento el niño estaba en el
interior de su madre, acaba de ser rechazado y esto lo angustia,
pero con ayuda de la fobia instaura un nuevo orden, una serie de
umbrales que se ponen a estructurar el mundo.

Lacan parte de una pregunta: Qué es un
padre?
Y dice que un padre no es tan simple. Su existencia en
el plano simbólico con el significante padre y todo lo que
ese término supone es profundamente problemático,
en cuanto a cómo ha llegado a estar esta función en
el centro de la
organización simbólica.

Se trata de que el niño asuma el falo como
significante y que haga de él instrumento del orden
simbólico de los intercambios, rector de la constitución de los linajes.

Juanito, se encuentra en un juego de
señuelo imaginario en relación a la madre, antes de
la eclosión de la angustia. Juega a ser el falo de la
madre. También hay una cierta identificación a
ella, en tanto juega a que tiene niñas. Nunca es
absolutamente una relación dual con la madre, porque
circula el falo. Juanito cuando acude a consulta con Freud
llevado por su padre, en ese momento, estaba interesado por la
premisa fálica. Dentro de esta constelación y en la
investigación que hace Juanito le pregunta
a la madre si ella lo tiene. La respuesta afirmativa de la madre
la coloca en una posición donde reniega de la
castración.

Lacan se pregunta cual es el lugar que ocupa este
niño para el deseo materno, es decir cual es la
función del niño para la madre y postula dos
posibilidades: Una que el niño encarne la metáfora
del deseo de la madre por el padre, y la otra posibilidad es que
encarne la metonimia del deseo de la madre por el falo, que no
tiene y que no tendrá nunca.

Todo en el comportamiento
de la madre con Juanito, a quien se lleva a todas partes, desde
el baño hasta la cama, indica que el niño es para
ella un apéndice indispensable, dice Lacan. Vemos que la
madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que
le falta, a saber el falo que no tiene. Es decir, este
niño ocupa el lugar de la metonimia del deseo de la madre.
Este es un lugar muy incierto y caprichoso, además tiene
la dimensión del engaño, porque el niño
juega a ser algo que no es. Se manifiesta en un plano
narcisístico, pasa de ser todo para ella a ser nada, en
tanto que, ese "hacé -pipí" no satisface a su madre
y con lo cual, queda fuera del circuito.

Hasta el momento de descompensación, Juanito
jugaba con el falo deseado por la madre, es decir, con el falo
convertido para él en un elemento de deseo de la madre, y
en consecuencia, en algo por lo que se debía pasar para
cautivar a la madre. Pero la irrupción de la
excitación del órgano trastoca el paraíso
imaginario de Juanito, en tanto la madre manifiesta horror ante
su virilidad. Este es el desencadenante de la angustia, Juanito
se ve confrontado con un goce para el cual no tiene un
significante apropiado. No puede simbolizar eso real que le
está pasando. A partir de allí va a ir
entretejiendo fantasías para elaborar esto. Hasta este
momento el falo solo tiene un valor
imaginario. Ahora el niño ha de advertir que este elemento
imaginario tiene valor simbólico.

Hay otro factor que le viene a complicar la
situación y que influye en el estallido de la fobia, a
saber, el nacimiento de su hermana, por lo que él es
expulsado y queda excluido de la situación. En medio de
esto, Juanito cuenta a su padre que ha soñado que estaba
con Mariedl, cuando el padre le cuenta a la madre el
sueño, Juanito le rectifica y dice "No solamente con
Mariedl, completamente solo con Mariedl
". Esta era la
situación de partida de las relaciones del niño con
la madre. Es decir, él dice no solo completamente solo,
sino completamente solo con, es decir que se puede estar con ella
totalmente solo sin tener, como ocurre desde hace tres meses, a
esa intrusa con su madre.

Juanito encuentra una tentativa de solución en la
fobia, porque no había podido construir el sistema de
relaciones del significante en toda su envergadura solo en base
al hecho de que algo a lo que se ama está o no
está. Es decir, a la presencia y ausencia de la madre. No
podemos conformarnos con dos términos, se necesitan
más. El Edipo, desde luego, nos da tres, pero sin duda
implica un cuarto término, porque el niño ha de
franquear el Edipo. Por lo tanto aquí ha de intervenir
alguien y este es el padre.

Para nosotros todo se ordena en función de que
para el niño determinadas imágenes
tienen un funcionamiento simbólico.

Para él se trata de conciliar el mundo de la
relación materna, que había funcionado en
armonía hasta entonces, es decir, hasta el momento en que
irrumpió la excitación a nivel del pene real, con
aquel elemento de abertura imaginaria o de falta, es decir, aquel
elemento que introduce una falta en la madre.

Para ello encontramos constantemente el franqueamiento,
la elevación de lo imaginario a lo simbólico y esto
no puede producirse sin una estructuración en
círculos por lo menos ternarios.

Esto lo presenta así Juanito cuando reacciona con
la fantasía de las jirafas ante la
comunicación del padre de que las mujeres no tienen
falo y que es inútil que lo busque. Luego Juanito fantasea
una situación en donde: ahí hay una jirafa grande,
aquí, una pequeña y arrugada en forma de bola. Le
preguntan al niño qué es eso y él lo muestra
tomando un trozo de papel y haciendo con él una
bola.

Para el niño se trata de recuperar la
posesión de la madre para mayor irritación del
padre. Esta cólera
nunca se produce en lo real, el padre nunca se deja llevar por la
cólera y Juanito se lo señala "Tienes que
enfadarte, has de estar celoso
". En suma, le explica el
Edipo.

Por otra parte, hay una jirafa grande y una jirafa
pequeña y, a la vez, son semejantes, la una es el doble de
la otra. Así, cuando se trata de restituirle a la madre su
falo, el niño faliciza a la madre entera, bajo la forma de
un doble. Fabrica una metonimia de la madre.

Luego vemos aparecer otro término, lo perforado.
En una fantasía, el mismo Juanito está perforado,
luego la muñeca está perforada. En sus ficciones
introduce el falo como algo que no está agarrado y que
necesita de una mediación que permita ponerlo, quitarlo y
volverlo a poner. En resumen, ha de ser amovible. El
mecánico viene y le destornilla, después el
instalador y con unas tenazas le quita el pene para ponerle otro
mayor.

Esta ficción lo conduce a la verdadera
solución del problema, a través de la noción
de que el falo es también algo incluído en el juego
simbólico, donde está fijo cuando está
puesto, pero es movilizable, por lo tanto ha de
circular.

De ahora en adelante, el niño está a punto
de conseguir un pequeño respiro en su búsqueda
frenética de mitos
conciliadores, nunca satisfactorios hasta llegar a la
última solución que encuentra.

Vemos que el progreso de lo imaginario a lo
simbólico constituye una organización de lo imaginario como mito. Juanito
va inventando teorías, fantasías donde se ponen en
juego permutaciones significantes.

Se trata de pensar como el niño va a hacer una
construcción, un anudamiento que permita
representar su goce, para ello Juanito construye una
ficción.

Él inventa la fantasía del instalador y el
mecánico donde se efectiviza en forma de ficción la
operación de castración. Donde Juanito
diría, a falta de un padre un destornillador, el cual
puede venir al lugar de agente de la
castración.

La fantasía tiene la función del mito. El
mito es una ficción simbolizada donde se mantiene una
estructura,
aunque varíen los personajes. Este mito encierra una
verdad, en la medida de que implica un intento de elaborar
simbólicamente una hiancia. Intenta elaborar el enigma de
la diferencia de los sexos, la vida, la muerte. No
es solo cubrir una falta, sino elaborar un enigma. Hay algo que
se presenta enigmático, como sin respuesta. A ese lugar va
el mito.

Lacan agrega que hay algo logrado en el caso, a nivel de
la fantasía de castración y Juanito va a ser un
heterosexual, pero va a quedar identificado al ideal materno y no
al emblema paterno. En el sentido de que un sujeto puede ser
heterosexual, pero sin embargo no se va a consolidar la
posición viril si no se elabora la paternidad. Esto
significa que no basta con que elija a una mujer como objeto,
sino que hay un esfuerzo más que lo conduciría a la
paternidad.

Lic. Claudia Viviana Quadraccia

Setiembre del 2004, Barcelona, España.

REFERENCIAS:

Libro 10 "Análisis
de la fobia de un niño de cinco años", Sigmund
Freud (1909)

Libro 4 "La Relación de Objeto", Jacques Lacan
(1957).

DATOS DEL AUTOR

Publicaciones de la lic. en psicología Claudia V.
Quadraccia, de nacionalidad
argentina.

www.espacioclinico.com.ar

¨Las intervenciones del analista"

"Sobre el trabajo de
duelo"

"La incidencia del tatuaje en la adolescencia"

También en el periódico virtual de la
Sección Clínica de Barcelona

Compendio del texto de
Sigmund Freud,
"Análisis de la fobia de un niño de cinco
años"
(1909) y desarrollo del
anàlisis de Lacan del caso Juanito en el Seminario 4 "La
Relaciòn de Objeto". En el 2004.

Análisis del artículo de Jacques-Alain
Miller en Finisterre freudiano nº7, "La Ponencia
del Ventrílocuo"
. durante el curso 2003-04.

Comentario de la primera parte del texto de Sigmund
Freud "Pegan a un niño". Contribución al
conocimiento
de la génesis de las perversiones sexuales

(1919), enero de 2003.

Anàlisis del artículo de Sigmund Freud,
"Sobre la más Generalizada Degradación de la
Vida Amorosa" (1912).
En abril del 2002.

ESTUDIOS CURSADOS

Nivel Universitario: Licenciatura en
Psicología
. Graduación: Año 1999.
"Universidad
Argentina John F. Kennedy" Cdad Aut. de Bs As. Título
homologado en España.

CURSOS DE POSGRADO, JORNADAS Y
SEMINARIOS

Psicólogos y Psiquiatras de Buenos
Aires.

Año 2006 Asistencia y participación
en los siguientes seminarios:

"Síntoma y Fantasma" Lic. Jorge
Aisicoff.

"Variantes clínicas del discurso
psicoanalítico" Lic. Horacio Manfredi.

"Las variantes del goce en la cura" Lic. Horacio
Manfredi.

"Las intervenciones del analista" Lic. Jorge
Balmaceda.

Año 2005 Asistencia y participación
en los siguientes seminarios:

"Clínica con niños" Lic. Jorge
Aisicoff.

"Patologías actuales. Preguntas de la
clínica de hoy" Lic. Clara Zylbersztajn.

Curso de posgrado en clínica
psicoanalítica Instituto del Campo Freudiano –
Sección Clínica de Barcelona

Años 2003/4 Asistencia y
participación en los siguientes
seminarios:

Seminarios Teóricos: "¿Qué es el
Deseo Inconciente?"; "La Pulsión de Freud a
Lacan".

Seminario Práctico: "Elucidación de las
Prácticas Terapéuticas, Cómo Hablan Hoy los
Síntomas".

Seminario de Investigación: "La Ley del
Deseo".

Seminario de Textos: "Subversión del Sujeto y
Dialéctica del Deseo en el Inconsciente
Freudiano".

Seminario de Casos: "Localización del
Sujeto".

Años 2002/3 Asistencia y participación en
los siguientes seminarios:

Seminario Teórico: "Fórmulas del Deseo
en la Neurosis
Histérica y Neurosis Obsesiva".

Seminario Práctico: "La Variedad de las
Consultas".

Seminario de Investigación: "Los Objetos del
Fantasma".

Año 2001/2 Asistencia y
participación en los siguientes
seminarios:

Seminarios Teóricos: "Avatares de la Sexualidad
Femenina" y

"La Emergencia de la Cuestión del
Goce".

Seminario Práctico: "La Envoltura Formal del
Síntoma".

Seminario de Investigación: "Deseo y Goce dos
Axiomáticas en Lacan".

Seminario de Textos: "La Etica del
Psicoanálisis".

Seminario de Casos: "Satisfacciones del
Síntoma".

Seminario de Fundamentos: "El
Inconsciente".

OEDIPUS Núcleo
PsicoanalíticoAño-2000- Seminario: "Las Adicciones: Una
Clínica de la Complejidad".

Centro Dos (Asociación Civil para la
Asistencia y Docencia en
Psicoanálisis) Año-1999-Ciclo de
Conferencias:

"Pulsión y Represión Primaria"
Dictado por: Lic. Roberto Harari y Lic. Norberto.

"Inconsciente y Represión Secundaria"
Dictado por: Lic. Oscar Sawicke y Lic. Hector Braun.

"Fantasma" Dictado por: Lic. Isidoro Vegh y Lic.
Silvia Amigo.

"Forclusión" Dictado por: Lic. Rafael
Skiadaresis y Lic. Osvaldo Delgado.

"Renegación" Dictado por: Lic. Alfredo
Eidelsztein y Lic. Cristina Marrone.

"La Neurosis y sus Bordes" Dictado por: Lic.
José Zuberman y Lic. Isidoro Gurman.

"La Psicosis y la
Locura Histérica"
Dictado por: Lic. Hector Rupolo y
Lic. Elida Fernández.

"La Perversión y los Rasgos Perversos en la
Neurosis"
Dictado por: Lic.Francisco Gonzalez y Lic. Pablo
Kovalovsky.

Universidad de Buenos Aires

Año-1999- Seminario "El Duelo, Paradigma en
la Clínica I y II".

Dictado por: Lic. Eduardo Bernasconi

Lic. Martín Smud.

Universidad de Buenos Aires Año-1999- Curso de
Postgrado
: "Neurología
Infantil".

Dictado por: Dr. Héctor Waisburg.

 

Claudia Quadraccia

 

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