MODELOS PEDAGÓGICOS Y EDUCACIÓN
PREESCOLAR
HACIA UNA COMPRENSIÓN DEL CONCEPTO
DE MODELO
PEDAGÓGICO:
Para una mejor comprensión del modelo
pedagógico es imprescindible referirse a determinados
presupuestos
teóricos que den claridad a la definición
operativa.
La pedagogía es una ciencia que
estudia la educación como
sistema de
influencias organizadas y dirigidas conscientemente.
En este cuadro comparativo se señalan tres
aspectos en los que se diferencian notablemente la
concepción tradicionalista y la humanista:
ASPECTOS | PEDAGOGÍA | PEDAGOGÍA HUMANISTA |
Concepción de la |
| Énfasis en los componentes Flexibilidad. Métodos no directivos, |
Concepción del papel del |
| Papel activo, creador, investigador y Estímulo a la Flexible, espontáneo, |
Concepción del papel del |
| Sujeto activo, constructor del Creatividad, reflexión, Implicación y |
Dentro de la Pedagogía Tradicionalista o
externalista se pueden ubicar todos los modelos
educativos y pedagógicos que, partiendo de una base
filosófica idealista asumen los métodos de la
escolástica medieval, perceptibles en muchas de las
prácticas pedagógicas que aún subsisten en
las escuelas. También pueden incluirse en este grupo las
teorías
pedagógicas conductistas, encaminadas a "formar al
sujeto" según el deseo del maestro, o las derivadas del
pragmatismo,
preocupadas esencialmente del resultado final de la enseñanza como reproducción del conocimiento considerado
valioso.
En la Pedagogía Desarrolladora pueden ubicarse
varias propuestas pedagógicas de carácter renovador como el proyecto
Reconstruccionalista de José A. Huergo, denominado
también Pedagogía de la Emancipación, la
Pedagogía Insurgente de Enrique Pérez Luna, o la
Pedagogía de la Liberación de Paulo
Freyre.
Lo que se debate
actualmente es el paso de la "Pedagogía del Saber"
(expresión de la concepción tradicionalista) hacia
la "Pedagogía del Ser", que constituiría el resumen
de la mejor tradición humanista en el campo de la educación y la
enseñanza.
Dicha Pedagogía del ser tiene como objetivo la
felicidad del hombre, su
educación para la vida plena, su integración armónica al contexto
social desde una perspectiva personal y creadora, en
oposición a una Pedagogía del saber aún
dominante, que se preocupa por asegurar la repetición de
las normas creadas,
de los saberes acuñados por otros, de la enajenación del sujeto individual en
función
de supuestos intereses sociales o grupales que no siempre tienen
igual significación para los individuos, puesto que, en
última instancia no han sido elaborados por ellos
mismos.
El modelo pedagógico es un sistema formal que
busca interrelacionar los agentes básicos de la comunidad
educativa con el conocimiento
científico para conservarlo, innovarlo, producirlo o
recrearlo dentro de un contexto social, histórico,
geográfico y culturalmente determinado. La comunidad
educativa básica, para el caso de los modelos
pedagógicos, la constituyen el docente y el discente
quienes disponen de un proceso académico para acceder al
conocimiento con el propósito de crearlo o conservarlo, el
cual será utilizado en la transformación del
hombre, en principio, y de la sociedad,
luego. Dentro de la comunidad educativa se generan unas relaciones
interpersonales y otras con respecto al conocimiento que
sirven para definir los distintos modelos pedagógicos,
para darle coherencia a todo este proceso es necesario que se
soporte con teorías
provenientes de otras disciplinas como la: filosofía,
psicología, antropología y sociología.
Para comprender los modelos pedagógicos y conocer
los principios en los
que se sustentan, es preciso considerar los elementos macro que
intervienen en los procesos de
enseñanza y de aprendizaje: los
estudiantes, los docentes, la
realidad y el
conocimiento. Cada sociedad, en múltiples procesos
históricos y culturales, ha conjugado estos cuatro
elementos según sus necesidades y exigencias,
otorgándoles diferente valor y
jerarquía. Son estos ordenamientos los que han originado
los distintos modelos pedagógicos, que se presentan,
dentro de un marco
teórico conceptual que los sustenta y confiere
legitimidad.
Es posible hablar de 3 grandes modelos
pedagógicos, los cuales corresponden a las exigencias
sociales, económicas y políticas
de sociedades
particulares: el Modelo Tradicional; el Modelo Activista y el
Modelo Histórico – Cultural. En la actualidad, estos tres
modelos todavía coexisten; los dos primeros
descontextualizados con respecto a las exigencias, necesidades y
desafíos que el siglo XXI plantea a las jóvenes
generaciones; en tanto que el tercero que cuenta con una
propuesta pedagógica acorde a la época actual,
intenta abrirse espacio en las concepciones y prácticas
tradicionales, para convertirse en una alternativa efectiva
frente a los desafíos educativos actuales.
Modelo tradicional
En este modelo pedagógico, los elementos del
proceso de enseñanza con mayor fuerza y
presencia son los docentes y el conocimiento; podría
decirse que la realidad (el entorno social)
Está ausente en este modelo. El docente es quien
tiene el conocimiento, integrado por una
Serie de datos
particulares e informaciones que se encuentran en las
enciclopedias y tex tos. Su misión es
dirigir la vida de los estudiantes y llevarlos por el camino
adecuado, convirtiéndose, en suma, en el modelo a seguir:
es al maestro a quien se debe imita r y obedecer y acostumbrarse
a asumir, como propia, su voluntad. El propósito de la
escuela,
según este modelo, es dominar los instintos humanos y
conseguir adultos, obedientes, disciplinados,
"bien educados", cultos y re p et i d o res de información .El docente deberá
transmitir el saber que posee (que es reconocido por la sociedad)
al estudiante de la forma más fidedigna
Posible, siendo las estrategias
didácticas más adecuadas para ello, la
memorización y la repetición (series continuas de
ejercicios mecánicos). La evaluación
sirve para conocer el grado de retención de la
información transmitida, utilizando, entre otros,
mecanismos tales como el premio – castigo para lograr sus metas
establecidas. La relación docente ? estudiante es una
relación entre quien sabe y quien ignora ("tabula rasa"),
al que hay que llenar de saberes enciclopédicos que se
deben repetir sin más.
Esta concepción del estudiante como ser pasivo,
hace que los docentes necesiten legitimar su relación
didáctica dentro de parámetros
autoritarios y jerárquicos, que niegan la
experiencia,
Opiniones e ideas de los educandos.
Este modelo pedagógico se fundamenta en un
enfoque conductista, que define el aprendizaje
como la adquisición de nuevas conductas predecibles y
observables, productos de
un mecanismo de Estímulo – Respuesta, omitiendo las
actividades mentales que ocurren en los procesos
educativos.
Modelo activista
Surge como un movimiento de
reacción al modelo tradicional, caracterizado por el
enciclopedismo y la incomprensión de las necesidades de
los estudiantes. En tal sentido, es te modelo pedagógico
rescata al estudiante en su rol de conductor activo de sus
propios aprendizajes y a la realidad, como el punto de partida y
objetivo del aprendizaje. El propósito de la labor
educativa es, preparar a los estudiantes para la vida, adaptar a
los niños
al medio social adulto.
Según este modelo es necesario organizar el
aprendizaje en función de los intereses de los estudiantes
y de lo que pueden aprender (lo asequible). El trabajo
individual se coloca en primer plano, cada uno avanza a su ritmo
y el trabajo en
grupo reúne a quienes tienen preferencias comunes e igual
nivel de progreso .El estudiante aprende a partir de la
manipulación, la experimentación, la
invención, el descubrimiento y lo va haciendo conforme su
maduración se lo permita: "manipular es aprender " .Este
modelo pedagógico sitúa al docente en un rol
marginal de facilitador, auxiliar o animador responsable de
preparar locales y mate riales concretos, para que los
estudiantes tengan la experiencia de operar sobre éstos y
"descubran", por sí solos, las leyes y re glas
que norman las ciencias, la
naturaleza y
la vida.
En este sentido, el conocimiento está dentro del
individuo y la
acción
educativa, concebida como el "operar sobre un objeto", hace que
aflore ese conocimiento innato y se reestructure
A partir de esa experiencia.
El modelo activista se fundamenta en la teoría
evolutiva de Jean Piaget,
que relaciona directamente tres grandes elementos:
La maduración, la experiencia y el equilibrio. La
maduración precede al aprendizaje, lo que quiere decir que
el niño primero debe estar biológicamente preparado
para aprender. En este contexto, Piaget
reconoció diferentes etapas ordenadas secuencialmente, por
las que atraviesa todo ser humano; estas etapas se caracterizan
por ofrecer diferentes posibilidades de aprendizaje, exclusivas
para cada fase evolutiva de la persona.
Para que estas posibilidades sean efe c t i vas debe
implicarse la acción sobre los objetos (la inteligencia
es una prolongación directa de la acción). La
experiencia de interactuar con el mundo físico; de
palparlo y manipularlo, que posibilita que ocurran los sucesivos
mecanismos de asimilación y acomodación es,
según Piaget, lo que permite el equilibrio o desarrollo de
la persona.
Modelo histórico ?
cultural
Este modelo otorga una valoración e importancia
equilibrada a los cuatro elementos macro que intervienen en los
procesos de enseñanza y de aprendizaje: retoma el rol
protagónico del estudiante como el sujeto de sus procesos
de aprendizaje; rescata al docente de la marginalidad del
modelo anterior y lo ubica como sujeto de los procesos de
enseñanza; considera el conocimiento como el legado
cultural de la humanidad, digno de ser conocido y comprendido,
considerando la comprensión de la realidad, el punto de
llegada, para cuyo estudio confluyen diferentes procesos
cognitivos adquiridos con anterioridad.
El objetivo de este modelo es formar personas pensantes,
críticas y creativas; apropiadas del conocimiento creado
por la humanidad y en constante búsqueda de alternativas
divergentes y éticas, para la resolución de los
problemas que
afecten a la sociedad.
El docente ejerce el rol de MEDIADOR de los
aprendizajes, es decir, establece una relación
intencionada y significativa con los estudiantes,
encargándose de potenciar en ellos, las capacidades que no
pueden desarrollarse de forma autónoma (Zona de Desarrollo
Próximo) y se encarga de seleccionar, organizar,
planificar los contenidos, variando su frecuencia y amplitud,
para garantizar reflexiones y procesos de "reorganización
cognitiva", con el ejercicio y desarrollo de funciones y
operaciones de
pensamiento,
que orienten la elaboración de conclusiones.
La aplicación de este modelo pedagógico
implica la participación de los estudiantes en actividades
que exijan problematización intelectual,
ejercitación y reflexión constantes, a
través del uso de la lectura y
de la escritura para
potenciar la verbalización socializadora.
Son varias las fuentes
teóricas que han alimentado y sostienen este Modelo
Histórico – Cultural: Ausubel, Bruner,
Fuerstein y sobre todo Vigotsky,
quien articula sus planteamientos alrededor de la tesis del
?origen social de la mente?. Este autor plantea que el
aprendizaje es el resultado de la interacción social intencionada del sujeto
con los demás y con el medio que lo rodea, adquiriendo
particular importancia el rol del lenguaje como
principal mecanismo de interacción.
Construcción teórico formal
que fundamentada científica e ideológicamente
interpreta, diseña y ajusta la realidad
pedagógica que responde a una necesidad histórica
concreta.
FUNCIONES DEL MODELO
PEDAGÓGICO:
Interpretar significa explicar,
representar los aspectos más significativos del objeto de
forma simplificada.
Diseñar significa proyectar,
delinear los rasgos más importantes.
Ajustar significa adaptar, acomodar,
conformar para optimizar en la actividad
práctica.
Apoyados en los presupuestos teóricos anteriores
un modelo didáctico, un modelo de instrucción, un
modelo educativo no son más que modelos pedagógicos
en los que predomina uno de estos procesos sobre otro.
El modelo pedagógico se constituye sobre una base
científica o marco teórico que depende del proceso
a modelar y del nivel de concreción del modelo.
Objetivos:
- Pretende lograr aprendizajes y se concreta en el
aula. - Instrumento de la investigación de carácter
teórico creado para reproducir idealmente el proceso
enseñanza – aprendizaje. - Paradigma que sirve para entender, orientar y dirigir
la educación.
PRINCIPIOS QUE DEBE ASUMIR UNA PEDAGOGÍA
HUMANISTA Y DESARROLLADORA:
- El educando: elemento activo del aprendizaje,
personalidad
que se desarrolla a partir de las posibilidades personales y
para la interacción con otros. - El educador: Coordinador de la actividad
educativa, guía y orientador activo del
proceso. - Los contenidos: Principios generales, campos
del saber interrelacionados en sistemas y
estructuras
para afrontar el conocimiento como proceso de cambio y
crecimiento. - Los objetivos: Dirigidos al desarrollo
integral de la
personalidad, a la adquisición de conocimientos,
hábitos y habilidades reconocidos como necesarios por el
sujeto. - El aprendizaje: Proceso en que interviene
activamente el educando y en el que influyen la madurez, la
experiencia y las relaciones sociales que
desarrolla. - La enseñanza: Dirección del proceso con el uso de las
técnicas apropiadas para el aprendizaje
grupal e individual. - Los métodos: No existe un método
único, sino la combinación de técnicas
diseñadas y utilizadas en función de los objetivos,
contenidos y sujetos del aprendizaje. - Los fundamentos: La autodeterminación,
el desarrollo de la personalidad individual integrada al
contexto social, la movilidad social, el crecimiento y la
transformación.
MODELO PEDAGÓGICO DIRIGIDO A NIÑOS Y
NIÑAS EN PRESCOLAR
La realización de este documento tiene su origen
en la necesidad de poder contar
con una serie de elementos metodológicos, conceptuales y
de contenidos en torno a la
estimulación ? intervención adecuada para los
niños y niñas entre 0 a 6 años.
Quiere constituirse en un material de referencia, para
el trabajo con niños y niñas en esta edad sea cual
sea el modelo educativo del cual se parta, tanto en lo formal
como en lo informal.
Estratégicas para la
educación preescolar en el
tercer milenio.
1ª. PRIORIDAD:
Consolidar una nueva cultura de la
infancia con
educación temprana para todos los niños,
enfatizando estrategias de "discriminación positiva" en favor de los
niños de familias pobres y en situación de
vulnerabilidad. Una nueva cultura de la infancia debiera partir
por el cumplimiento de los derechos de todos los
niños sin excepción alguna.
2ª. PRIORIDAD:
Propiciar aprendizajes en ambientes que favorezcan el
desarrollo afectivo y psicomotriz del niño, reconociendo y
estimulando las capacidades infantiles.
La rica experiencia de trabajos educativos con
niños y diversas investigaciones,
coinciden en afirmar que los niños van construyendo sus
matrices de
comunicación y aprendizaje a partir de una
organización psicomotriz desarrollada por
lo menos en cuatro ámbitos:
- el vínculo con él o los adultos
más significativos - la exploración
- la comunicación
- el equilibrio.
Se señala, con razón, que la
interacción de estos ámbitos organizadores es la
que permite al niño ir construyendo las bases
fundamentales de su educación inicial y permanente: la
representación mental, la abstracción y, por ende,
el desarrollo de su lenguaje y del denominado "pensamiento
operativo".
Para ello se deberá:
Aún con el riesgo de
simplificar la larga experiencia pedagógica se puede
afirmar que todo aprendizaje puede llevarse a cabo a
través de dos formas: por el dolor, la
compulsión estresante, la exigencia externa o por el
placer, la
motivación, el afecto.De la primera forma sobran experiencia y con malos
resultados conocidos. "Todo lo que se memoriza por
la fuerza, a nivel del córtex, sin
haber despertado ningún eco emocional, no hace
más que parasitar la
memoria. El olvido entonces es signo de salud
mental." En cambio, a través del
placer y el afecto el niño tiene menos posibilidades
de fragmentarse y puede, de esta forma, desarrollar
armónicamente sus áreas social, intelectual,
afectiva, corporal y emocional, como un todo.La opción por lo lúdico en la
educación infantil tiene aquí uno de sus
principales fundamentos. Aprovechar el
juego espontáneo del niño,
posibilitará rescatar la gran riqueza que lleva
éste al centro o programa
educativo, pues en dichas manifestaciones lúdicas se
refleja todo lo que está viviendo y su capacidad de
intercalar con los otros.Será importante, por otro lado, considerar
que los desafíos del siglo XXI tienen que ver mucho
más con la salud mental que con la
salud intelectual Por ello, la formación de
la autoestima, la seguridad
personal, la confianza en los demás, la tolerancia
con lo diferente a sí mismos, la capacidad de asumir
retos y riesgos,
será forjada en las primeras experiencias educativas
con adultos y con otros niños que representa la
educación temprana. La paz interior, la acogida ante
las dificultades y el balbuceo de la vida que se inicia
será forjada y marcada también en las primeras
prácticas educativas.- Dar la mayor importancia al mundo interno del
niño y a su núcleo psicoafectivo.La educación infantil debe ser instrumento
que, unido a su nutrición y
salud, asegure las bases de todo buen desarrollo posterior de
la persona. La calidad de
las experiencias en relación con otros niños y
con adultos que pueda ofrecerse al niño, será
fortalecida si se toma en cuenta las propias capacidades
infantiles y se alienta sus posibilidades de proyectar sus
movimientos, intenciones, inteligencia y afectos para
modificar su propio entorno ya sea familiar o
educativo. - Descubrir y alentar las potencialidades de cada
niño. - Dar particular atención
al desarrollo del lenguaje con enfoques
multiculturales.
El lenguaje se adquiere en el intercambio social.
El lenguaje
en sus diversas expresiones es imprescindible para comunicarnos
con los otros y para representar y configurar el mundo. "El
crecimiento intelectual del niño depende del dominio de los
mediadores sociales del pensamiento, esto es, del dominio del
lenguaje"
El lenguaje desarrolla el pensamiento propio, la
convivencia con los demás y es principal factor de
comunicación. Se señala, con razón, que
sin el lenguaje no sería posible construir los
pensamientos ni amar. Más, para ayudar al niño a
construir su expresión, comunicación y
comprensión a través del lenguaje, será
fundamental partir del reconocimiento de las potencialidades de
todo niño, de su creatividad y de sus capacidades para
producir.
3ª. PRIORIDAD:
Vincular más a la familia
como agente educador y socializador, propiciando la
reflexión y comprensión de su papel en el
desarrollo de la infancia.
La familia es
mediadora activa entre el individuo y la sociedad. Su importancia
es tal que se puede afirmar que es ella, de acuerdo a sus
posibilidades y limitaciones, quien facilita o limita los
procesos de desarrollo que afectan a sus integrantes. Si
su acción es adecuada, los resultados
favorecen a la propia sociedad. Es considerada,
cada vez más, como el espacio privilegiado para la
acción de las políticas públicas y aquel en
que ellas pueden tener mayor impacto.
La influencia del entorno familiar es predominante en
todos los períodos cruciales de crecimiento; por ejemplo,
los estilos de comunicación interpersonal ayudan al
niño a ir definiendo sus modelos de reaccionar ante las
experiencias, pensamientos y sentimientos de los demás.
Cuando la educación posibilita la participación de
los padres; éstos mejoran su forma de comportarse como
tales, favorecen la independencia
de sus hijos y ayudan a la autoestima de
ellos mismos, lo que repercute en el desempeño escolar de los
niños.
4ª. PRIORIDAD:
Fortalecimiento del conocimiento científico sobre
la infancia, su familia y comunidad a través de la
investigación.
Si existe el propósito de un real mejoramiento de
la calidad de la educación integral a la infancia, la
investigación científica será
fundamental para alcanzarlo. Una prioridad de la
investigación científica en el desarrollo de la
educación infantil, será tratar de conocer
realmente al niño con el que se trabaja. Partiendo del
niño real y en un mundo real, y, asimismo, procurando
tener, a través de la investigación, mayor claridad
conceptual sobre el niño ubicado en ambientes
concretos.
5ª. PRIORIDAD:
Aproximación a las nuevas tecnologías con
predominio de los criterios pedagógicos.
La historia del siglo que
termina es pródiga en ejemplos del entusiasmo con que la
educación ha acogido como potenciales medios
educativos al cine, la radio,
la
televisión, el vídeo y, más
recientemente, al ordenador. Pareciera que cada nuevo medio
significó para algunos innovadores, respuestas finales a
problemas educativos acumulados. Sin embargo, al cabo de
años de aplicación cada medio resultó
efímero en cuanto a las potencialidades que se le
atribuían, en gran medida por tratar de implantarlos como
mecanismos educativos sin antes tomar en cuenta los fines que se
persiguen con su aplicación.
Ante las nuevas
tecnologías es frecuente encontrar posiciones que van
desde las utópicas (la tecnología como
panacea resolviendo principales problemas en el aprendizaje) a
las escépticas (la televisión
y los ordenadores pueden ser nocivos para los niños y
estimulan un aprender inocuo). Ambas posturas obedecen a una
visión tecno céntrica del problema, sin considerar
elementos humanos, culturales y contextuales y privilegiando
sólo lo tecnológico, sustituyendo indebidamente un
fin por los medios. La cuestión fundamental no es
¿qué se puede hacer con el ordenador o el
televisor? O ¿qué hacen los computadores o la
televisión a los niños? Si no
¿qué pueden hacer los niños y los padres de
los niños con los computadores o la televisión?
¿Qué cosas pueden construir con ellos?
Importa partir de admitir que toda nueva
tecnología no tiende a reemplazar la anterior. El
ordenador no reemplaza a la máquina de escribir ni al
vídeo, éste no reemplaza al televisor, ni
éste a la radio. Cada una
tiene su función, sus potencialidades y limitaciones. De
lo que se trata es que los niños desde pequeños
sepan de su existencia y sean motivados para usar cada medio con
mente alerta o atenta.
6ª. PRIORIDAD:
Búsqueda del educador de excelencia para la
educación infantil.
Esta prioridad puede ser perfectamente la primera y
está asociada al buen cumplimiento de las
anteriores.
Si asumimos la hipótesis de la importancia central que
tiene para el desarrollo
humano y personal la educación temprana, admitiremos
la necesidad de optar por estrategias que posibiliten una
selección y formación inicial
rigurosas de este personal docente así como darle
posibilidades de constante evolución y puesta al día
profesional.
Tomando en cuenta el estudio de la realidad y la
opinión de los expertos consultados en investigaciones
sobre la especialización en educación infantil, se
concluye que las características personales que debe
poseer un especialista en la atención al niño son fundamentales
para su buen desempeño. Estas características
pueden agruparse en categorías como las
siguientes:
- La relación con los
niños. Esta condición es prioritaria.
Se demanda a
esta docente ser cariñoso y afectuoso con los
niños, ser paciente pero a la vez activo para poder
adaptarse al ritmo intenso de trabajo con niños. Por
ello, se señala, con razón, que es preferible
contratar a una persona que sienta amor hacia
los niños, aún cuando no posea
calificación especializada, a otra con mucha
calificación pero sin esa cualidad. - La relación con el tipo de
trabajo. Un especialista en la atención de los
niños en edad temprana, necesita tener afinidad hacia
las actividades propias de su oficio. Su vocación de
servicio
tendría que expresarse también en responsabilidad frente al trabajo, deseo de
actualizarse y de aprender para brindar mejor
atención. - La relación con los
demás. Sus facilidades de comunicación
y el manejo adecuado de las relaciones humanas, le
permitirán una buena relación con la comunidad,
con los padres de los niños y con los
compañeros de trabajo, aspecto importante para el
desempeño en el área. Por ello, en dichos
estudios se recomienda que el especialista pertenezca, en lo
posible, a la misma comunidad donde funciona el centro de
atención o programa. - La relación consigo mismo. El
equilibrio emocional y la buena salud física y mental
serán armas
importantes para enfrentarse con imprevistos frecuentes y
situaciones difíciles que demandan muchas veces
sentido común y equilibrio para la toma de
decisiones.
7ª. PRIORIDAD:
La educación inicial en el sistema
educativo: mejor articulación del nivel inicial con la
educación primaria y mayor influencia sobre
ésta.
La mayoría de los países en desarrollo
entra al siglo XXI con problemas del siglo XIX aún no
resueltos. Sus déficit en materia de
cobertura, repetición y deserción siguen siendo muy
altos. Los grandes desafíos son, precisamente, cumplir con
el sueño de una escuela efectivamente universal y preparar
a nuestras sociedades para asumir todo lo que implica el tercer
milenio en cuanto una integración exitosa y
equitativa
La educación básica integral tiene que
superar los actuales resultados de dispositivos legales que
demandan una escuela básica obligatoria. No basta ni
bastará con lograr la cobertura de las matrículas y
aproximarse al 100% de niños asistiendo a escuelas.
Será indispensable atacar los principales factores del
atraso y fracaso escolar. Se tendrá como propósito
alcanzar los mínimos necesarios para lo que nos demanda el
siglo XXI: bilingüismo; habilidad matemática
y de lectura
correspondiente por lo menos a un octavo o noveno grado;
habilidad para un trabajo en equipo
que ayude a resolver problemas; comprensión y disfrute de
la ciencia y
tecnología; utilización de informática y medios de
comunicación; tolerancia y respeto a las
diferencias.
Es en ese contexto futuro que tendrá que situarse
la importancia de una educación infantil de calidad y de
su ubicación en el conjunto del sistema educativo. El
nivel inicial por lo general ha surgido con bastante
posterioridad a los niveles clásicos de la
enseñanza y tiene como función central estimular y
acompañar los procesos de gestación de los primeros
aprendizajes. Se ha reconocido que para alcanzar los grandes
propósitos del sistema educativo, el atraso infantil es
uno de los principales factores, sino el principal, de
desequilibrio educativo, y que es el gran transmisor de la pobreza de
generación en generación. Ya se ha señalado
que, por ello, los programas deben
dirigirse prioritariamente a los niños más
vulnerables -a los de hogares incompletos, de etnias marginadas o
sostenidos por una sola mujer– y atender
las necesidades mínimas de salud, nutrición y
desarrollo psicosocial de todos los niños en edad preescolar.
FUNDAMENTACIÓN.
Consideraciones
básicas:
En la elaboración de programas para los
niños de 0 a 6 años es imprescindible considerar
algunas cuestiones generales, propias de cualquier programa
educativo; y otras particulares, dadas por las
características de los niños a los cuales se
dirigen. Entre ellas tenemos:
- El programa educativo a desarrollar ha de
corresponderse con las particularidades del desarrollo
físico, anatomofisiológico, psicomotor y
psíquico de los niños de 0 a 6
años.
Esto que parece un planteamiento innecesario o
redundante, es una cuestión de singular importancia, pues
no son pocos los programas de educación infantil que
adolecen de una correspondencia científica con las
particularidades del desarrollo de los niños en esta
etapa. Aquí se destacan algunas situaciones:
- La consideración en el programa de solamente
algunos aspectos del desarrollo, con omisión de otros, o
darle un peso excesivo a determinadas áreas del
desarrollo en detrimento de otras. Esto hace que existan
programas "cognitivos", programas "psicomotores", etc., en lo
que el énfasis se concentra teórica que los
sustenta, pues en dependencia de la misma, así se
concibe el programa, partiendo de la concepción del
desarrollo infantil que la misma señala. En este
sentido, si bien los elementos que tienen que ver con lo
físico, lo motor y lo
psíquico, suelen estar representados (aunque a veces con
un reduccionismo entre estas áreas), lo referente a lo
anatomofisiológico, las particularidades
fisiológicas, se omite con gran frecuencia en estos
programas y que, consecuentemente, adolecen de indicaciones,
procedimientos,
etc., que tengan que ver con esto. Tanto es así que
hay muchos programas en los que no hay una simple
mención al tiempo que
deben durar las actividades pedagógicas, lo cual
está estrechamente relacionado con el sistema
nervioso del niño, su capacidad de trabajo y
rendimiento intelectual, y la posibilidad de fatiga funcional
de su organismo.
- La introducción de concepciones de edades
escolares superiores en la concepción del programa y
la correspondiente organización del proceso educativo.
Esta es una problemática harto frecuente en la
elaboración de los currículos, que se manifiesta
tanto en los objetivos y contenidos, como en los procedimientos
metodológicos y el enfoque de la evaluación, en
la estructura
formal del programa; y en la
organización del trabajo educativo. La
problemática de los objetivos y contenidos tiene dos
manifestaciones importantes: la introducción de
contenidos de otras edades que se conciben dentro de la edad
(lo que tienen que ver con los criterios de la
aceleración del desarrollo) por una parte; y por
otra, el concebir el contenido semejante a las asignaturas de
la escuela primaria, tanto desde el punto de vista formal (y
así se habla de unidades, ejes temáticos, etc.),
como del enfoque del contenido (fraccionados, segmentados, no
interrelacionados u organizados como sistemas de
conocimientos). Esto, por supuesto, está estrechamente
relacionado con el poco conocimiento de las particularidades
del desarrollo del niño de esta edad, la cual se enfoca
como una premisa de la verdaderamente importante, la escolar, o
como una fase preparatoria de la misma, lo que determina que se
conciba entonces con programas, formas organizativas, de
sistematización de conocimientos, semejantes a la edad y
la escuela primaria.
En este sentido, dadas las particularidades del
pensamiento y la percepción
del niño, los contenidos han de estar dirigidos a la
formación de las capacidades y habilidades más
generales, con un enfoque globalizado, en la que los distintos
contenidos se interrelacionen y se asuman de manera general, y no
específica. Contenidos que han de concebirse con una
unidad de los procesos cognoscitivos y afectivos; y no como
áreas aisladas de desarrollo sin interrelación
alguna entre sí.
Todo ello se refleja en la organización del
proceso educativo, donde la actividad pedagógica, que
tiene sus particularidades propias, se concibe como una clase, en el
sentido estricto de la palabra, y la organización del
tiempo como el de una escuela, sin entrar a considerar los
procedimientos metodológicos y organizativos que se
estructuran igualmente con un enfoque escolar.
Todo esto hace que a veces el programa educativo
establecido, tanto por su concepción como por su
estructura y organización, entre en contradicción
con las particularidades del desarrollo, con su consecuente
perjuicio en la consecución de estos logros y la
estabilidad psíquica de los niños y
niñas.
La no correspondencia de los programas de
educación con los objetivos que a la misma se plantean,
dada la falta de una concepción verdaderamente
científica del desarrollo en esta etapa de la vida.
Esto se hace más evidente en los programas que se conciben
como sistemas de conocimientos, hábitos y habilidades,
partiendo de la idea de que esta edad es preparatoria de la
escolar, y que lo importante es darle al niño o a la
niña el mayor número de conocimientos posibles para
facilitar dicho aprendizaje escolar. El enfoque más
actual de los objetivos de la educación infantil,
consistente en lograr el máximo desarrollo de todas las
potencialidades psíquicas y físicas del
niño, transforman la concepción de los
programas, que se convierten de programas para la
formación de habilidades y conocimientos
específicos en programas de desarrollo, en lo que lo
más importante es formar capacidades generales, como
anteriormente se había señalado. Enfocar el
programa de educación infantil de esta manera lo hace un
programa más ligero, es decir, en un programa que no tiene
que tener al niño permanentemente en una actividad
pedagógica, a veces sobrepasando su capacidad de trabajo,
a un programa en que el niño juegue, desarrolle su propia
iniciativa y creatividad, busque por sí mismo las
relaciones esenciales, construya su conocimiento bajo la
apropiada orientación del educador. Lo importante no es
el conocimiento en sí, sino formar los instrumentos del
conocimiento, los procesos y propiedades psíquicas que
permitan la asimilación creadora por el propio niño
de las más importantes relaciones de la realidad
objetiva.
Son incalculables las posibilidades del desarrollo
intelectual y cognoscitivo de los niños de las primeras
edades, lo difícil es como hacerles asequibles estas
potencialidades y encontrar los medios apropiados dadas las
características de la edad. Los viejos métodos
de reforzamiento, la repetición y la asimilación
excesiva de información han de quedar en el pasado y
buscar nuevas formas de realización, que se apoyen en
un aprendizaje activo por parte del menor y en el cual a la
asimilación de los conocimientos se dé en una
actividad rica y dinámica, que posibilite al niño una
incorporación activa de las relaciones que se dan en el
mundo de los objetos y las ideas que lo rodean.
- El programa de la educación infantil ha de
partir de una concepción teórica bien
fundamentada y propia de la edad.
Si bien todo el programa de educación infantil
tiene que partir de un conocimiento profundo del desarrollo del
niño de esta edad, para que exista una correspondencia
entre los contenidos del programa y los niveles de desarrollo que
se pretende alcanzar, también lo ha de hacer de una
concepción teórica general que fundamente dicho
programa. En este aspecto se dan cuatro problemáticas
fundamentales que con frecuencia suelen observarse en estos
programas:
- Algunos programas de educación temprana no
explicitan su enfoque teórico, el cual tiene que ser
deducido a veces del estudio de sus procedimientos
metodológicos, lo cual puede llevar a inexactitudes y
confusiones.
- Otros explicitan el enfoque conceptual del cual
parten, pero luego no se da correspondencia de la
teoría con los procedimientos metodológicos que
plantean.
- Muchos programas son eclécticos y se
apoyan en varios enfoques conceptuales, a veces
antagónicos y contradictorios entre sí, al ser
asimiladas de manera mecánica las teorías que los
sustentan. En este caso se observa que los procedimientos
metodológicos son igualmente eclécticos y donde a
veces ni siquiera hay correspondencia con algunas de sus
fundamentaciones teóricas.
- Se da el caso de programas que tienden a separar
la etapa en dos sub-etapas. En este caso suele no darse
una unidad conceptual entre una edad y la otra y se recomiendan
enfoques y criterios metodológicos disímiles, que
resultan extraordinariamente nocivos para los niños
que en el tránsito de un período a otro son
sometidos a diferentes formas de organización y sistema
de aprendizaje, y complicados para los educadores, que a veces
tienen que abandonar sus procedimientos metodológicos
usados hasta el momento para apropiarse de otros en ocasiones
diametralmente distintos.
Desde el análisis de estas problemáticas, un
programa de educación para estas edades
científicamente concebido ha de explicitar la
posición teórica de la cual parte y existir
correspondencia entre lo que se argumenta teóricamente y
lo que luego se hace en la práctica pedagógica.
De este modo la teoría dirige la acción
metodológica y la práctica pedagógica ayuda
a confirmar y profundizar el enfoque teórico del que
parte, la teoría se confirma en la práctica,
que es el criterio de la verdad, y a su vez la práctica
perfecciona y consolida la teoría.
Esto es particularmente importante, porque ninguna
teoría psicológica y pedagógica puede
abarcar todas las posibles manifestaciones que la práctica
pedagógica pueda plantear al educador que, apertrechado
sólidamente de los principios teóricos, puede
solucionar de manera eficiente la diversidad de situaciones que
se le pueden presentar en su accionar cotidiano en el trabajo
educativo.
Un programa de educación infantil ha de
corresponderse teóricamente con un solo enfoque
conceptual, cualquiera que este sea y asimilar
dialécticamente lo mejor de otras concepciones que sean
compatibles con el mismo. Asimilar dialécticamente quiere
decir que cualquier forma organizativa, contenido, procedimiento,
método , puede ser integrada al propio programa siempre
que se filtre, se le decante y se conciba dentro de su
concepción teórica, haciendo las modificaciones
necesarias para permitir esta fusión .
Desafortunadamente esto no suele hacerse, y lo más
común es que se tomen estos procederes tal cual lo
establecen las otras teorías, de manera mecánica y cayendo en un eclecticismo.
Hacer un programa cerrado, que no admite la inclusión de
ningún otro proceder teórico y metodológico,
es tan perjudicial como el ser ecléctico, pues en todo
enfoque siempre hay elementos de verdades científicas, que
nutren la ciencia
psicológica y pedagógica en un haz de conocimientos
que proviene del estudio y la investigación de muchos, sin
que la verdad científica sea patrimonio de
una única escuela o posición
teórica.
- El programa de educación infantil ha de
concebirse con los principios propios de la educación y
la enseñanza de estas edades.
Realmente, cuando se habla de los principios de la
enseñanza y la educación, se dice de principios que
son generales a cualquier nivel de educación, que se
concretan y particularizan en cada edad. En el caso de la edad
que nos ocupa, considerada la misma edad desde el nacimiento
hasta la crisis de los
seis-siete años, implica necesariamente su
adecuación para estos principios generales y la
particularización del proceso educativo en la edad, dada
la obligatoria correspondencia ya señalada con las
características del desarrollo en estas edades.
La afirmación que la edad pre ? escolar
constituye una etapa fundamental en todo el desarrollo de la
personalidad del niño, resulta ampliamente compartida por
todos los pedagogos que se han ocupada desde distintas posiciones
de los problemas de la educación, el desarrollo y la
formación del ser humano.
Múltiples estudios e investigaciones han
evidenciado que en esta etapa se sientan las bases, los
fundamentos esenciales para todo el posterior desarrollo
infantil, así como la existencia de grandes reservas y
posibilidades que en ella existen para la formación de
diversas capacidades, cualidades personales y el establecimiento
inicial de rasgos del carácter.
Existen muchas razones para desarrollar un Programa de
Educación
Preescolar, entre las que destacamos:
- Los primeros años de la vida del
niño, desde el nacimiento hasta los seis / siete
años de edad, ponen los cimientos para un crecimiento
saludable y armonioso del niño. Se trata de un
período marcada por un rápido crecimiento y por
cambios que se ven influenciados por su entorno. Estas
influencias pueden ser positivas o negativas, determinando en
gran medida cómo será el futuro adulto, las
futuras generaciones y la sociedad.
- Las investigaciones demuestran que el
déficit intelectual o físico se convierten en
acumulativos. El niño con déficit existente en
los que se haya incurrido debido a las privaciones pasadas
tendrá menos posibilidades de evolucionar hasta alcanzar
niveles, aún en el caso de proporcionarle dichos
estímulos. La pronta identificación y
tratamiento/corrección de problemas relacionados con
discapacidad,
desnutrición, infra desarrollo
social, cognoscitivo y afectivo, etc., podrán
hallarse mejor durante los primeros años de vida,
proporcionando así al niño unas mejores
oportunidades en la vida, reduciendo, por otra parte, al
mínimo los costes necesarios para la adopción
de remedios.
- El cuidado y educación de los niños
pequeños mediante una acción integrada adecuada
proporciona un medio para remediar el problema evidente de la
desigualdad de oportunidades.
Coincidimos en que todos los niños nacen iguales
y deben tener igualdad de
acceso no sólo al conocimiento y la cultura de todos los
pueblos y deben crecer como ciudadanos iguales de su país
y del mundo en general. A pesar de ser una verdad universalmente
reconocida, por desgracia, existen muchos niños que aun no
pueden ejercer este derecho. Todo niño nace en una
familia cuya situación social, económica y cultural
ejerce una gran influencia en su desarrollo condiciona en gran
parte su crecimiento físico, intelectual y
afectivo. Es inevitable, por consiguiente, que las
diferencias en el ambiente
familiar tengan repercusiones fundamentales en la
educación, que la educación infantil deberá
compensar.
- La Educación Infantil complementa al hogar
proporcionando la asistencia y educación adecuadas para
la promoción del desarrollo total del
niño. Ha de ser punto de formación no sólo
del niño, sino de la familia.
- La igualdad de oportunidades para las mujeres que
tienen que compaginarse en las necesidades y derechos de los
niños. Cada vez hay más y más
mujeres que trabajan fuera de casa, lo que plantea
un problema para la asistencia y educación del
niño pequeño. La política debe
integrar y englobar estas dos dimensiones. Equilibra
los roles sociales de la pareja al ofertar servicios
que eviten el apartar a la mujer del
trabajo para atender a los niños, frente a la legitimación del papel de la mujer como
madre.
- La Educación Infantil proporciona una
valiosa experiencia y preparación para la
transición a la escolarización a nivel
primario.
- Los avances de la neurociencia, que nos demuestran
que el sistema nervioso, base y soporte de la
personalidad del adulto, se forma en los primeros
años.
- No hay segunda oportunidad para la infancia. Por
tanto con todos los conocimientos basados en las
investigaciones sobre la importancia de esos primeros,
años de la vida, es fundamental hacer todo lo que sea
posible por el bien de cada niño, su salud y
nutrición, su crecimiento, aprendizaje y desarrollo, su
felicidad.
Principios del
Programa:
Tanto el programa como el proceso de su
realización tienen el objetivo central de lograr el
desarrollo del niño, el cual no puede
lógicamente alcanzarse sin que el propio niño
participe activamente en todo el proceso.Considerar al niño como centro de la
actividad pedagógica, significa que la
organización de su vida en la institución ?
familia ? programa, la estructuración de las
actividades que se planifican, los métodos y
procedimientos de trabajo didáctico, las relaciones
que se establecen entre los ejecutores, él y sus
compañeritos tiene que estar en correspondencia con
las particularidades de su edad, con sus intereses y
necesidades, y fundamentalmente tener un verdadero
significado y sentido personal.El alcance de los fines y objetivos planteados
está condicionado por las posibilidades reales del
niño. Así, el horario de vida, la forma en que
se organizan los procesos de su alimentación.
Sueño, baño; la posibilidad de ofrecerle un
tiempo para hacer independientemente lo que desee hacer, el
permitirle el movimiento y el intercambio con otros
niños; el convertir el tiempo de las actividades
programadas en un momento de alegría y
satisfacción, como parte de sus requisitos
pedagógicos; el cambiar inclusive lo programado en un
momento específico para no interrumpir alguna
actividad, todo ello es expresión de este principio
fundamental.Además, considerar el papel
protagónico del niño en el proceso docente ?
educativo significa, que pueda participar activamente en la
determinación de qué hacer y cómo
hacerlo, es decir, que comprenda la finalidad de sus
accionesEl lugar central que el niño ocupa debe
conjugarse con otro principio de la educación, que por
las particularidades de la etapa pre ? escolar es necesario
destacar.- El centro de todo proceso educativo lo constituye el
niño.Este principio implica que es la educadora la que,
conociendo los objetivos planteados en el Programa Educativo,
las particularidades de los niños en esta edad y muy
en especial del grupo que atiende, es la responsable de
organizar, estructurar y orientar el proceso que ha de
conducir al desarrollo. La consideración del papel
mediador del adulto tiene necesariamente que conjugarse con
el lugar central que el niño tiene que ocupar en todo
el proceso. No se trata de una dirección en el que el
Ejecutor dice y hace y el niño oye y reproduce, sino
un proceso orientado hacia la participación conjunta
del Ejecutor y los niños en el que estos, al hacer se
desarrollan.El cumplimiento de este principio resulta esencial
en la edad pre ? escolar porque las experiencias de los
niños son aún limitadas, el dominio de sus
procedimientos para hacer necesita mayor orientación y
sus posibilidades para el trabajo independiente están
en su etapa inicial de desarrollo.Hay que considerar además, que el adulto o
Educador se constituye en sí mismo como un elemento de
formación, no solo por los procesos de
identificación inherentes, sino por las posibilidades
de práctica de valores
inscritos en la cotidianidad de su
práctica.Estos dos principios encuentran su expresión
en otro que los sintetiza. - El adulto desempeña un papel mediador en la
educación del niño.Mediante la realización de actividades y la
comunicación con los adultos y otros niños se
produce, para cada niño, el proceso de
apropiación de la experiencia histórico ?
cultural, en correspondencia con las particularidades
específicas de su edad.En el transcurso de los diferentes tipos de
actividad y en las formas de comunicación e
interrelación que se establece entre los niños
y los que los rodean, se forman diversas capacidades,
propiedades y cualidades de su personalidad. Aunque las
diferentes actividades contribuyen al desarrollo infantil,
existen algunas que resultan más significativas en una
determinada etapa: la comunicación emocional con el
adulto, en la lactancia,
la actividad con objetos, en la edad temprana y el juego, en
la edad pre ? escolar propiamente dicha, por lo que devienen
medio esencial al estructurar su enseñanza y
educación.La comunicación esencialmente afectiva del
ejecutor con sus niños constituye fundamento del
proceso educativo; La libre comunicación entre los
niños, no solo cuando el adulto lo propicie, sino
cuando ellos sientan la necesidad de hacerlo, es un elemento
importante a tener en cuanta durante toda su vida en la
institución y no solo en las actividades
independientes.La afectividad en todos los momentos del proceso, en
la actividad, en la comunicación, en toda la vida del
niño, constituye la piedra angular de la
educación en esta etapa del desarrollo. Sin amor, sin
afecto, no hay lugar para el desarrollo. - La integración de la actividad y la
comunicación en el proceso educativo.Este principio que se encuentra en la base de todo
programa educativo, deviene elemento central en la etapa pre
? escolar, ya que en este periodo de la vida el niño
aprende, se forma y desarrolla mediante las experiencias que
vive, y las relaciones directas que establece con los
objetos, con las personas. Es en el contacto con su medio,
con su tiempo y con su espacio que el niño, en un
acercamiento a su realidad siente el deseo de comprenderla,
hacerla suya, amarla y al apropiarse de ella se enriquece y
se desarrolla.Es necesario que se entienda que no se trata de
sobre cargarlo con una serie de conocimientos acerca de su
medio natural y social, sino de vincular todo el proceso
educativo con el medio donde el niño vive y se
desarrolla; aprovechar las posibilidades de ese medio para
estructurar el proceso resulta imprescindible. - La vinculación de la educación con el
medio circundante.Es en la etapa pre ? escolar donde se sientan las
bases para el desarrollo de cualidades personales, por lo que
este principio, que expresa la unidad entre lo instructivo y
lo formativo en el proceso docente ? educativo, cobra
particular importancia.En todos los momentos de la vida del niño
deben propiciarse la formación de sentimientos de amor
y respeto a su familia, sus compañeros, sus
educadores; hacia su patria, y los símbolos que la representan; hacia el
trabajo que realizan las personas que lo rodean y la
satisfacción de cumplir con sencillas tareas,
así como cualidades personales como la bondad, la
veracidad, la honestidad
y la perseverancia, entre otras.La formación de estos sentimientos debe estar
en correspondencia con las particularidades y posibilidades
de los niños de acuerdo con su edad, explotando las
situaciones de la vida cotidiana y las relaciones
interpersonales, para que todo esto cobre una
verdadera significación en la vida del
niño. - La unidad entre lo Instructivo y lo
Formativo.Las influencias educativas que el niño recibe
en el hogar y en la institución, deben guardar una
estrecha unidad. Ello determina que los ejecutores y los
padres debe trabajar en conjunto, plantea tareas comunes,
utilizar formas similares de tratar al niño de
enseñarlo, de ofrecerlos ejemplos adecuados para
labrar su futuro.La vinculación familia ? institución,
presupone una doble proyección: la institución
proyectándose a la familia para conocer sus
posibilidades y necesidades, las condiciones reales de la
vida del niño y orientar a los padres para lograr la
continuidad de la tarea educativa. La familia
proyectándose a la institución para ofrecer
información, apoyo, sus posibilidades como potencial
educativo. Se trata de una vinculación que se plasme
en un plan de
intervención común, con objetivos y estrategias
similares; en una conjugación de intereses y acciones.La formación pedagógica de los padres,
insoslayable tarea de la institución, resulta en esta
estrategia
un medio esencial que garantiza la estrecha
comunicación entre ambos padres y educadoras como
vía para lograr un desarrollo pleno y una mayor
satisfacción y alegría en los
niños. - La vinculación de la institución
infantil y la familia. - La sistematización de los diferentes
componentes del proceso educativo.
La expresión de esta sistematización se da
en distintas formas de relación:
- Entre las distintas áreas de desarrollo para
un mismo ciclo o año de vida. - En una misma área de desarrollo, en un ciclo
determinado o para toda la etapa pre ? escolar. - Entre los distintos ciclos de toda etapa.
- Entre la culminación de la etapa pre ? escolar
y el inicio de la educación primaria.
Estas relaciones hay que tenerlas en cuenta para todo el
proceso educativo: los objetivos que se plantean, los contenidos
de las diferentes áreas, los procedimientos y medios
didácticos que se utilizan como parte del tratamiento
metodológico de acuerdo a las particularidades de las
edades y áreas de desarrollo, así como la forma de
valorar los resultados alcanzados.
Otra consideración de gran importancia se refiere
a la unidad de lo afectivo y lo cognoscitivo en todo el proceso,
ya que constituyen elementos del desarrollo que tienen que
lograrse en integración, de tal forma que todo momento de
este proceso sea al propio tiempo instructivo y educativo, o sea,
desarrollador de la personalidad en su integridad.
Bibliografía
– Ausubel, David , Joseph D. Novak y Helen Hanesian,
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Un punto de vista cognoscitivo, Trillas, México,
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1973
– Metts, Ralph, S.J., Ignacio lo Sabía, ITESO.
México 1997
– Novak, Joseph D., Teoría y práctica
de la Educación, Alianza Universidad,
Madrid, 1995
– Zubiría, Julián de, De la escuela
nueva al constructivismo,
Aula Abierta,
Magisterio, Bogotá, 2001
Realizado por:
Nubia Astrid Torres Herrera
Estudiante de licenciatura en preescolar
Bogotá, Colombia. Mayo 27
de 2007
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