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El bien en San Agustín (página 2)



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Introducción:

En el problema del bien San
Agustín va a partir de que Dios siendo inmutable y
poseyendo la plenitud del ser, es también, el bien
absoluto e inmutable. Por haber sido creada de la nada, la
naturaleza
humana solo es buena en la medida en que es. De este modo el
bien es proporcional al ser, de donde se sigue que lo contrario
de bien es el mal, y este no puede considerarse como ser.
Estrictamente hablando el mal no existe.

San Agustín va a intentar resolver el tema del
bien en cuanto moral en
"Enquiridion", y en "Las confesiones"; y el bien moral y
físico (metafísico) en Natura Boni. Abordamos el
tema del bien en estas tres obras, haciendo la aclaración
que San Agustín habla de este tema en numerosos tratados.

Su obra
"Enquiridion", cap. 11

(''Enchiridion, ad Laurentium" o ''De fide, spe et
caritate liber".

Escrito hacia 421 d. C., es un manual de
teología según el esquema de las tres virtudes
teologales. Contiene una explicación del símbolo de
fe, del Padre nuestro y de los preceptos morales).

Aquí San Agustín habla del mal como
privación de Bien. En el capítulo 11 habla del mal
en oposición al maniqueísmo, mantenía que el
bien y el mal (la luz y la sombra)
eran fuerzas opuestas que luchaban por el dominio
absoluto.

Él afirma que lo que llamamos mal en el mundo,
bien ordenado y colocado en su lugar, hace resaltar más
eminentemente el bien, de tal modo que agrada más y
es más digno de alabanza si lo comparamos con las cosas
malas. Pues Dios omnipotente, como confiesan los mismos infieles,
«universal Señor de todas las cosas», siendo
sumamente bueno, no permitiría en modo alguno que
existiese algún mal en sus criaturas si no fuera de tal
modo bueno y poderoso que pudiese sacar bien del mismo
mal.

Pues ? dice Agustín – ¿qué otra
cosa es el mal, sino la privación del bien? Del mismo modo
que, en los cuerpos de los animales, el
estar enfermos o heridos no es otra cosa que estar privados de la
salud -y por
esto, al aplicarles un remedio, no se intenta que los males
existentes en aquellos cuerpos, es decir, las enfermedades y heridas se
trasladen a otra parte, sino destruirlas, ya que ellas no son
substancia, sino alteraciones de la carne, que, siendo substancia
y, por tanto, algo bueno, recibe estos males, esto es,
privaciones del bien que llamamos salud-, así
también todos los defectos de las almas son privaciones de
bienes
naturales, y estos defectos cuando son curados, no se trasladan a
otros lugares, sino que, no pudiendo subsistir con aquella salud,
desaparecen en absoluto.

En "De Natura Boni": DE LA NATURALEZA DEL
BIEN

(Se encuentra entre las obras que se llaman
polémicas, la escribe contra los
maniqueístas)

Agustín comienza esta obra Diciendo que Dios es
el Sumo Bien de donde procede todos los bienes "Summum
bonum, quo superius non est, Deus est", pero este Bien, que es
Dios es Inmutable "ac per hoc incommutabile bonum est". Siendo la
inmutabilidad, Dios es la plenitud del ser, es por tanto el bien
absoluto. Por haber sido creado de la nada, nuestra naturaleza
sólo es buena en la medida en que es, pero, en esta misma
medida es buena. San Agustín afirma que todo
espíritu y todo cuerpo es naturalmente bueno, "omnem
spiritum et omne corpus naturaliter bonum esse". Queda por
examinar como existe el mal en el mundo o como diría San
Agustín "et ob hoc aliam naturam maligni spiritus et
mortalis corporis", es decir como explicamos el mal moral y la
mortalidad de la criatura.

Volviendo al principio, el bien es proporcional al ser;
de donde se sigue que lo contrario del bien es el mal, y por ende
no puede considerarse como ser. En este sentido el mal
estrictamente hablando no existe. El mal sería entonces
una privación, una ausencia de un determinado bien. Toda
cosa es buena por el hecho de que es.

En cuanto a que toda creatura perece o como diría
San Agustín "quod nihil aliud est quam corruptio vel modi,
vel speciei, vel ordinis naturalis", el mal no es otro que la
corrupción: de la medida, de la forma o del
orden natural. La naturaleza es por lo tanto malo en cuanto que
es corrupto "Sed etiam ipsa corrupta, in quantum natura est, bona
est; in quantum corrupta est, mala est". A esto debemos decir que
si juzgamos las cosas desde el punto de vista del universo, la
destrucción de una cosa queda compensada con la
aparición de otra, su misma sucesión constituye la
belleza del universo. En cuanto a la moralidad,
solo se encuentra en los actos de la criatura racional. Puesto
que dependen de un juicio de la razón, tales actos son
libres; consiguientemente las faltas morales
proceden del mal uso que el hombre hace
de su libre albeldrio. El hombre es
responsable de ella no Dios.

Un planteo que se hace Agustín es si Dios hizo
bien al darnos el libre albedrío, por el cual podemos
pecar. Agustín responde diciendo que si bien como de
nuestros distintos bienes corporales podemos abusar, y sin
embargo es un regocijo tenerlos. Así también por
nuestra voluntad libre por la cual obramos mal, también
podemos hacer el bien.
ser feliz es el objetivo final
de todo ser humano; para serlo cada uno debe volverse hacia el
soberano bien, quererlo y adherirse a Él. Se impone pues
la necesidad de ser libre.

En el capitulo 20 plantea el tema del dolor, y dice que
el dolor es útil si induce hacia algo mejor e
inútil si induce a algo peor "Sed cum ad melius cogitur,
utilis dolor est; cum ad deterius, inutilis". Detrás de
todo esto esta la doctrina de San Agustín con respecto a
la trasgresión de un ley divina que se
dio en los orígenes del mundo, del pecado original, que ha
tenido consecuencia en le cuerpo y en el alma del
hombre, pero también en la naturaleza. El alma fue creada
para regir el cuerpo, pero es regida por el cuerpo, de donde
proviene la concupiscencia y la ignorancia. Esto provoca un dolor
moral en el hombre que se desvía de su fin o del orden en
que fue creado; y por otra parte el pecado original, provoca
también un desorden en la naturaleza originaria, entrando
por esta el dolor físico; por el frío o calor,
enfermedad, calamidades naturales etc.

Este estado de
caída se recupera por la gracia de Dios, el pecado ha
herido la naturaleza humana, pero no la ha destruido. Con la
gracia de Dios se vuelve a un cierto orden original. En este
sentido el dolor moral o físico es permitido por Dios para
un mayor bien espiritual; entre otras cosas por el dolor, el
hombre se daría cuenta que su fin no esta en este mundo si
no junto a su creador.

El
Bien

Cuando Agustín habla en lenguaje
religioso, el bien no es para él otra cosa que la voluntad
de Dios. Pero cuando trata de descubrir los fundamentos
más profundos, dice: "El bien se da con la ley eterna" .
Son las ideas eternas en la mente de Dios, que, como para los
platónicos, también aquí constituyen el
fundamento del conocer, del ser y del bien. Son un orden eterno.
No sólo el hombre es bueno; también los seres son
buenos y el
conocimiento es verdadero, con tal que se oriente conforme a
este orden eterno.

Sus tendencias son también las tendencias
fundamentales de nuestro espíritu. No en vano es el hombre
imagen fiel de
Dios. De esta doctrina de San Agustín se nutre la Edad
Media cuando a la "ley natural" la llama "participación
del espíritu humano en la luz divina" y ve en ello la
honda razón metafísica
de la conciencia
humana. El corazón
humano tiene su "lugar natural". Hacia él gravita, hacia
el Uno, que es la verdad y el bien: en una palabra, gravita hacia
Dios. "Nos has creado para ti, Señor, y nuestro
corazón está inquieto hasta que descanse en ti".
El amor del
hombre, si es lo suficientemente profundo, halla el verdadero
camino. También el corazón tiene su lógica.
Estas ideas forman parte de las más profundas y duraderas
convicciones del gran doctor de la Iglesia.

En
las confesiones

Esta es la obra más famosa de Agustín,
pertenece a la literatura universal. Son
trece libros en los
que nos narra su vida, su formación, su evolución interior, nos habla de la
psicología, de la filosofía, de su
concepto de
Dios y de su visión del mundo. Esta obra también es
un reconocimiento de la grandeza y bondad de Dios. Es una obra
diferente a las otras
porque no se trata un
tema del bien en particular, sino que repasa su vida y los temas
aparecen casi como "accidentalmente".

San Agustín habla del bien en cuanto Dios. Dios
es el sumo bien. El Bien por excelencia, si existe algún
bien en este mundo o en las creaturas o en el hombre, es por
participación de ese Sumo Bien.

Cap II, Libro primero:
presencia de Dios en todo, incluso en el infierno: es fundamento
de que todo es bueno y nada , ni el infierno, puede llamarse
malo. En el capitulo 12 del libro
primero
San Agustín cuenta que no le gustaba estudiar
y por ello lo que para el era malo, Dios lo convertía en
bueno "Ni tampoco me hacían bien los que me violentaban
al estudio; sino que todo el bien que se me hacía en esto
de Vos provenía, Dios y Señor
mío".

En el Cap. 20 habla de Dios como el ser sumamente
bueno "No obstante, Dios mío y mi Señor,
sumamente bueno y excelentísimo Criador y gobernador del
Universo, bien conozco que os debería dar infinitas
gracias, aun cuando no me hubierais concedido que llegase a la
edad de la juventud".

Dios es el hacedor de cosas buenas, y nos cuida en la
conservación, y por tanto es El Bien y es mi Bien"Pues
todas estas cosas son dádivas de mi Dios, porque yo no me
las di a mí mismo, y todas ellas son buenas, y yo consto y
me compongo de todas ellas. Luego es bueno mi Hacedor, y
Él es todo mi bien". "Porque aun entonces tenía
ser, vivía, sentía y cuidaba también de mi
conservación; guardaba con el sentido interior de mi alma
la integridad de mis sentidos externos".

En el capitulo 6 del libro segundo; San
Agustín habla ya expresamente del tema, que la raíz
de un pecado es por que se nos aparece en forma de bien, nadie
pecaría si apareciera bajo forma de mal, por lo tanto el
pecado es un engaño, donde la persona que lo
comete se deja engañar, en otras palabras sabe que lo que
esta eligiendo no es el bien que le compete en ese momento. Dios
es nuestro sumo bien, solo El. Y a El debe estar orientado los
otros bienes: "Las peras que hurtamos, sí que eran
hermosas, porque al fin eran criatura vuestra, Señor, que
sois hermosísimo sobre todas las cosas, Creador de todas
ellas, Dios sumamente bueno y sumo bien, y bien mío
verdadero". "No obstante, ahora, Dios y Señor mío,
indago y busco qué fue lo que en aquel hurto pudo
deleitarme, y no hallo ni descubro en él hermosura ni
bondad alguna…, Ve aquí cómo el alma se hace
delincuente, cuando se aparta de Vos, y busca fuera de Vos
aquellos bienes que no los puede hallar cabales y sin mezcla
hasta que se vuelve a Vos".

En el capitulo 10 lo dice con claridad que todo
bien está en DIOS; "En Vos es donde se halla
perfectísimamente el descanso y la vida perpetua e
inalterable. Los que entran a ser participantes de ella, entran
en la alegría de su Señor, sin tener ya que temer
ni que desear, pues se hallan sumamente bien en el Bien
sumo".

En el libro séptimo explica las ansias de
su alma, que se fatigaba en la imaginación del mal;
cómo llegó también a conocer que ninguna
sustancia era mala; y que en los libros de los platónicos
halló el conocimiento
de la verdad incorpórea y del verbo divino, pero no
halló su humildad y anonadamiento.

En el capítulo 3 se pregunta por la causa
del mal, en este capítulo desecha toda posibilidad de que
este mal podría venir de Dios "…todavía no
entendía yo bien claramente cuál es la causa del
mal o de lo malo; eso sí, conocía que cualquiera
que ella fuese, debía buscarla de tal modo, que no me
viese precisado por ella a creer que Vos, Dios y Señor
inconmutable, erais capaz de alguna mudanza o variedad, para no
hacerme yo malo a mí mismo, al indagar la causa de lo
malo".

San Agustín concluye que la causa del mal o el
mal se debe a nuestra capacidad de elección, es decir a
nuestra libertad, y
más precisamente en un error del juicio, que considera
este bien apetecible u otro tipo de bien, por encima del sumo
bien, que ordena las cosas de tal manera, que podamos seguir un
camino para alcanzarlo El. Cuando elegimos otro camino (otros
tipos de bienes, que no me llevan a Dios), error del juicio,
elegimos el mal para nosotros. Relacionándolo con la obra
anterior, "De Natura Boni", el mal es carencia de bien, por que
en si mismo no existe; cuando nos equivocamos estamos eligiendo
un bien que no debía, el bien que deberíamos elegir
es otro, y por tanto hay una carencia del bien debido y a eso
llamamos mal; por que según San Agustín es un bien
que no se ordena a Dios.

Al final del capítulo, termina probando que el
mal se encuentra en la libertad, tomando el ejemplo del
ángel caído, "Si el diablo es el autor de este
mal, ¿quién fue el que le hizo a él? Porque
si él mismo por su mala y perversa voluntad, de buen
ángel que era, se hizo y se mudó en demonio,
¿de dónde le vino a él esa mala voluntad con
la cual se hizo demonio, supuesto que todo él fue criado
bueno por el Hacedor de todas las cosas, que es infinitamente
bueno?".

Si bien el argumento de San Agustín se encuentra
entendido en las preguntas, no esta de manera explícita.
Pero todo aquel que lee estos escritos concluye que el mal
está en la libertad, ya que el diablo que era un
ángel bueno mudó, eligió el mal, este
cambio se debe
a su libertad y no a quien le haya creado. El argumento
está aquí de manera implícita.

Podemos concluir que para San Agustín Dios es el
Sumo Bien y causa de todo bien, si bien en el relato de su vida
su acercamiento a ese Sumo Bien se fue dando paulatinamente fue
en su bautismo donde se da esta entrega o como El le llama su
conversión plena. "Finalmente recibimos el Bautismo; y
luego al punto se nos quitó aquel cuidado en que nos
tenía la memoria de
nuestra vida pasada… Aquellas voces se insinuaban por mis
oídos y llevaban hasta mi corazón vuestras
verdades, que causaban en mí tan fervorosos afectos de
piedad, que me hacían derramar copiosas lágrimas,
con las cuales me hallaba bien y contento".

Pero el gozo pleno de ese Sumo Bien se dará en la
otra vida.

CONCLUSIÓN

Tenemos que decir que San Agustín aborda el tema
"del bien" en estas tres obras de distintas maneras; aunque
esencialmente diga lo mismo. Por ejemplo en las confesiones, hay
una historia de su
corazón; las confesiones tienen que ver con su vida
pecaminosa pero también con búsqueda de la verdad y
de la alabanza de un alma que admira la obra de Dios dentro de
sí misma. Por ello el tema del bien se toma de manera
accidental en esta obra. No así en Natura Boni que es una
obra de la que se llaman controvertidas o de controversia contra
los heréticos; aquí se desarrolla el tema del bien
en un sentido físico (metafísico) y moral,
principalmente lo que se quiere probar es que el origen del bien
se encuentra en Dios y el origen del mal en la libertad
humana.

En ''Enchiridion, ad Laurentium" es un manual de
teología según el esquema de las tres virtudes
teologales. Contiene una explicación del símbolo de
fe, del Padre nuestro y de los preceptos morales. El tema del
bien esta simplificado; el mal existe para hacer resaltar al
bien.

Tanto en Natura Boni como en "Las Confesiones" presenta
a Dios como hacedor de todo bien, y vuelve a relacionar el mal
con el pecado. Solo en Dios esta todo el bien, por tanto no puede
ser la raíz del mal.

En las confesiones se pregunta por la raíz del
mal, esto tiene que ver con la intención de la obra, que
es contar su vida alejada de Dios, eligiendo lo que no
debía (el mal) hasta encontrarlo a Dios (Sumo Bien); en
este sentido hay un solo responsable él mismo, no Dios, si
bien él buscaba la verdad y el bien, pero lo buscaba en
donde no debía, es decir hay una mala elección, hay
un mal juicio, un mal uso de la libertad, la raíz del mal
esta en la libertad del hombre, no en Dios.

En definitiva toda su obra esta fijada y centrada en
Dios, lo bueno para el hombre es encaminarse hacia Dios y lo malo
es caminar por el sendero opuesto, la mala elección, el
mal, que es el pecado. Si bien San Agustín aborda temas
filosóficos de diferente índoles; en su inteligencia y
en su corazón no tiene otra cosa que ha Dios. Todo el
pensamiento de
San Agustín se puede ejemplificar en una de sus frases
"Nos has creado para ti, Señor, y nuestro corazón
está inquieto hasta que descanse en ti".

Bibliografía

Enquiridión, cap. 11 San Agustín (en C.
Fernández, Los filósofos medievales, 2 vols., BAC,
Madrid 1979,
vol. 1, p. 445-446).

Enciclopedia Encarta en CD– ROM
1996.

Las Confesiones, de San Agustín. ( traducidas
según la edición latina de la
congregación de San Mauro, por el R. P. Fr. Eugenio
Ceballos).

Internet: ,

Internet; http://www.arbil.org/(31)sagu.htm,
comentario a la obra "Las Confesiones" de San Agustín,
Nestor Martínez.

Diccionario de Filosofía en CD- ROM 1996.
Empresa
Editorial Herder S.A., Barcelona.

Comentario a las Confesiones de San Agustín,
Liceus, el portal de las humanidades, http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/4805.asp

De Natura Boni, San Agustín. Agustín
de Hipona – Wikipedia, la enciclopedia
libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_de_Hipona.

Ramón Clemente Saracho, nacido en Posadas
Misiones, Argentina.

Profesor de Filosofía, recibido en el Instituto
Rojas de la Ciudad de Moreno Provincia de Buenos Aires.
Haciendo actualmente La Licenciatura en Filosofía en la
Universidad de
Morón.

La Monografía fue escrita en el año
2006, en Moreno. Pcia. Buenos Aires.

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