Significación en el seno de
la familia del
niño y de la niña con diagnóstico de retraso
mental
Resumen:
Las funciones
familiares en las familias con hijos(as) con diagnóstico
de retraso mental cobran una significación muy especial,
precisamente por el papel que deben desempeñar en el
desarrollo
integral de estos menores.
Introducción.
Aspecto clave en el debate sobre
familia es el
relativo a las funciones que ésta ejerce. En plena
coincidencia con Castro Alegret, P.L (1995) el concepto de
función
familiar, común en la sociología contemporánea, comprende
para nosotros la interrelación y transformación
real que se opera en familias a través de sus relaciones o
actividades sociales, así como por efecto de las
mismas.
El análisis histórico concreto de la
familia como institución social indica que en cada
formación económico-social la misma cumple deberes
que emanan de la base de la sociedad.
Existe diversidad de criterios en relación con la
tipología de las funciones familiares; no obstante, se
observan algunas regularidades conceptuales en las cuales la
familia desempeña funciones de tipo económicas,
biosociales, espiritual-culturales y educativas, comunes para
todas las formaciones económico- sociales.
La familia del niño y la niña con
diagnóstico de RM, desempeña los mismos roles
mencionados anteriormente, pero con matices que la diferencian,
en aras de establecer las bases para la futura preparación
del menor frente al mundo que lo rodea, y buscar una adecuada
integración social y un medio menos
agresivo para su desarrollo como persona.
Funciones familiares.
La función económica
garantiza, en sentido general, la satisfacción de las
necesidades materiales,
individuales y colectivas, matizadas por el sentido de
pertenencia de cada uno de los integrantes de la familia ante
las tareas del hogar, con particular énfasis en la
distribución de las tareas a
desempeñar por el niño y la niña con
diagnóstico de RM. Estas actividades, cuando se realizan
de manera consciente y voluntaria, propician un clima de
satisfacción personal y
colectiva que redunda en beneficio de la formación y la
transformación positiva de cada uno de sus miembros.
El estímulo sistemático para el desempeño de las tareas favorece
extraordinariamente el nivel de responsabilidad
compartida, con la consiguiente satisfacción de
sentirse útil y necesario.
La función biosocial (reproductora
o biológica), asegurada o bien dirigida, propicia la
estabilidad conyugal de la pareja y con ello el
establecimiento de patrones de conducta
adecuados de fácil trasmisión a los hijos(as),
a fin de sentar las bases para la seguridad emocional y la
identificación de éstos con la familia.
La satisfacción de las necesidades culturales, en
sentido general, se manifiestan en la función
espiritual-cultural, con la inclusión de todo lo
relacionado con la educación de los
hijos(as); es por ello que algunos autores la consideran como la
función educativa. En ella está
presente el legado cultural generacional que, sin lugar a dudas,
establece las bases educativas que comienzan desde el nacimiento
y no finalizan hasta la
muerte.
Núñez Aragón, E. (1999) puntualiza
atinadamente que la familia funciona como la primera escuela del
niño y que sus padres, quiéranlo o no, asumen el
rol de sus primeros maestros de mejor o peor forma, de manera
consciente o inconsciente, sistemática o
asistemática y de la forma en que se comporten y
relacionen todos estos factores, estará cumpliendo con
mayores o menores resultados su función
educativa.
Es innegable que para lograr el correcto cumplimiento de
la función educativa, los padres deben prepararse para
desempeñarla, porque es en la familia donde los hijos(as)
aprenden a vivir, valorar, dialogar, trabajar, escuchar y sobre
todas las cosas a amar, aprenden, además, a comportarse
socialmente con hábitos y actitudes
dignas en correspondencia con los patrones de conducta de su
propia familia acordes con la sociedad contemporánea. La
preparación implica la actuación ejemplar de los
padres.
Esta función educativa, primordial para la
educación
de los hijos(as), como se ha expresado con anterioridad,
actúa de manera interactiva con las otras funciones.
Castro Alegret, P.L. (2003) plantea acertadamente que es
¨(…) una especie de doble carácter¨ con respecto a las otras
funciones, porque facilita también la forma de
enseñar ante cada hecho de la cotidianidad familiar, donde
la
comunicación adquiere particular importancia por la
influencia que ejerce en los motivos, los valores y
las decisiones de los miembros de la familia.
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