Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Funciones familiares (página 2)



Partes: 1, 2

Comunicación.

Mucho se dice sobre lo poco que conversa la familia
actual y cómo la creciente participación de padres
e hijos(as) en la vida social obstaculiza este necesario proceso; sin
embargo, el problema no radica en la cantidad de tiempo
compartido por los padres y sus hijos(as), sino en la calidad de
la
comunicación (Núñez Aragón, E,
2005).

La comunicación es el eje de toda la interacción en la cotidianidad familiar.
Mediante la comunicación y el rol que desempeñado
por los miembros de la familia se
trasmiten valores,
experiencias, hábitos, normas,
costumbres, modos y pautas de comportamiento; se aportan reflexiones,
valoraciones, vivencias y motivaciones; se propicia,
además, la incorporación correcta de patrones y
valores sociales con métodos de
gratificación y sanción; se plantean
estímulos para modificar ideas, costumbres y actitudes. La
comunicación es la expresión más completa de
las relaciones
humanas.

Pérez Martín, L.M. (2004) esboza una serie
de elementos de la
comunicación pedagógica, que bien
podrían aplicarse al proceso comunicativo desarrollado por
la familia:

  • La comunicación es un sistema, por lo
    que todos los factores que intervienen en ella se
    interrelacionan e influyen recíprocamente.
  • Es un proceso eminentemente activo, en el cual
    los sujetos participan a partir de su propia implicación
    subjetiva, por lo que en ningún caso desempeñan
    un papel absolutamente pasivo.
  • Es un proceso interactivo en el que participan
    dos personas al menos. Cada una influye en la otra como sujeto
    y, al mismo tiempo, es influida por esa segunda persona, lo que
    implica una interacción donde todos los participantes
    adoptan una posición activa, y ocurren conjugadas: la
    acción de uno depende de la del otro; lo
    que uno expresa, depende de lo expresado por el otro. Aunque es
    un proceso en el que participa más de una persona, y se
    crea de forma conjunta, cada individuo lo
    vive individualmente.

En sentido general, la comunicación humana cumple
determinadas funciones:
informativa, reguladora y afectiva, decisivas todas para
garantizar la estabilidad emocional de la familia.

La función
informativa facilita la transmisión de informaciones de
importancia vital que interesan a toda la familia, y
retroalimenta el caudal de experiencias culturales,
históricas, sociales, etc., sin otra intención que
no sea informar, aunque, sin lugar a dudas, deja huellas en todos
los miembros de la familia si la información transmite un mensaje positivo.
No es la transmisión fría de las ideas, sino la
actividad conjunta de los que participan en el proceso
comunicativo a la que se suman las actitudes que aparezcan
durante dicha actividad.

La función reguladora facilita el control y la
regulación de lo que pretendemos comunicar; es un
intercambio de acciones con
la consiguiente influencia ejercida mutuamente por los
comunicadores sobre la base de los patrones familiares ya
establecidos.

La función afectiva, de cardinal importancia,
hace posible la transmisión de sentimientos y emociones que
garantizan la estabilidad emocional de la familia porque se
vincula estrechamente a la esfera afectiva y vivencial de los
miembros participantes en el proceso comunicativo. A decir de
Núñez Aragón, E. (2005) se ha dejado poco o
ningún espacio a la función afectiva y existe la
tendencia entre padres e hijos de que prevalezca la
función regulativa de la comunicación.

En este sentido, Torres González, M (2006) apunta
que para lograr una comunicación afectiva, efectiva y
desarrolladora se debe:

  • Tener conciencia
    de la necesidad de la comunicación.
  • Comprender que comunicarse es salud, es calidad de
    vida.
  • Saber que hablarse, mirarse, acariciarse, escucharse,
    abrazarse, olerse, guardar el silencio necesario, es
    comunicación.
  • Fomentar la riqueza y la calidad de la
    comunicación en beneficio de la funcionabilidad
    familiar.
  • Negociar los estilos de la
    comunicación.

La mencionada autora señala que para lograrlo es
necesario:

  • Trasmitir mensajes claros, directos, en el contexto
    adecuado.
  • Privilegiar el contenido de las necesidades afectivas
    y los intereses.
  • Monitorear y retroalimentar permanentemente los
    aciertos y los desaciertos.
  • Respetar la identidad,
    el espacio, el tiempo, el ritmo, la intimidad y la
    diversidad.
  • Escuchar, intercambiar, estimular la crítica adecuada como un no a la violencia.
  • Buscar el equilibrio
    entre la comunicación verbal y la gestual.

Por su parte, Botella, L y Vilaregut, A (1999), al
analizar la perspectiva sistémica en la terapia de
familia, se refieren a conceptos comunicacionales necesarios a
tener en cuenta, a saber:

  • Es imposible no comunicar.
  • En toda comunicación cabe distinguir entre
    aspectos de contenido (nivel digital) y relaciones (nivel
    analógico).
  • La definición de una interacción
    está condicionada por la puntuación de las
    secuencias de comunicación entre los
    participantes.
  • Toda relación es simétrica o
    complementaria, según se base en la igualdad o
    en la diferencia respectivamente.

Con frecuencia, se observa un retraimiento en el trato
habitual con las personas con diagnóstico de RM, lo cual afecta la
comunicación por desconocimiento, al no considerarlos como
personas. En el seno familiar, la comunicación se afecta
igualmente; en ocasiones por situaciones extremas – tales
como el silencio absurdo o la comunicación excesiva con
matices de ofensas y discriminaciones injustas –
provocadas, entre otras causas, por la ausencia de
preparación de la familia y el impacto del nacimiento del
niño y de la niña con diagnóstico de
RM.

Autores como A. Espinosa Rabanal, A. Gimeno Manzanedo,
R. Martínez Estrada, E. Ordoño Sobrado, J. Ortega
Muñoz y P. Relaño Fernández son del criterio
de que cualquier discapacidad
puede crear, indudablemente, un problema de comunicación
que trasciende los lenguajes, los idiomas y las hablas
particulares.

La comunicación, por tanto, es un problema de
ajuste personal que va
más allá de los objetos físicos para entrar
en lo que los objetos significan para el que habla y
actúa. Para comunicarnos con otros, hay que compartir
previamente los valores de
la realidad objetiva en sí, y lo que esta realidad
representa para la persona que escucha o habla.

Conviene señalar que, para comprender la
situación de la familia ante el nacimiento de un hijo(a)
con diagnóstico de RM, con la consiguiente
afectación de las relaciones
interpersonales y, por ende, del flujo adecuado de la
comunicación, se hace necesario alcanzar no sólo el
nivel de la comprensión, sino también el de
compromiso y ayuda a esa familia. Así, es imprescindible
ubicarse en la situación de los integrantes de ese
grupo social,
compartir sus sentimientos y disponerse a ayudarlos, sin olvidar
que el niño(a) es un miembro más de la familia
igual a todos los demás. Los distintos son los
adultos.

Al analizar la comunicación en las familias con
hijos(as) portadores de RM, valdría la pena tener en
cuenta los dos tipos propuestos por Pérez Martín,
L.M (2004):

  • La comunicación que considera al otro como
    sujeto, o sea, respeta su personalidad, su individualidad y reconoce sus
    derechos, sobre
    todo, el de ser distinto y opinar diferente.
  • La comunicación que considera al otro como un
    objeto, como un medio para alcanzar los objetivos
    personales propios, sin respetar su individualidad y su derecho
    a ser diferente, o, en todo caso, con un respeto
    condicionado por los fines que persigue.

Entre ambos cabe distinguir el primero, porque
además de garantizar una verdadera relación humana,
favorece el respeto a la diversidad entendida como el gran
desafío del nuevo milenio; diversidad que incluye la
tolerancia, la
aceptación de las diferencias y la integración de las mismas en metas comunes
que satisfagan las necesidades de todos, que permitan a estos
pequeños y sus familias encontrar su lugar en el mundo y
ejercer sus derechos como parte de la sociedad.

Comprenderse, tolerarse y aceptarse es la finalidad y el
contenido de la comunicación en el marco de la
familia. Así, las disímiles circunstancias
de la vida actual exigen cada vez más de sus miembros, y
en particular de los padres, el esfuerzo por ampliar y lograr al
máximo la comunicación adecuada con los
hijos.

En ese intercambio comunicativo, esencialmente con los
niños y
las niñas con diagnóstico de RM, es necesario tener
en cuenta no sólo el lenguaje
verbal, sino otras formas que facilitan la comunicación
entre ellos y sus familiares y amigos; entre ellas, el lenguaje de
los gestos; de las expresiones de la boca y de los ojos (facial);
los movimientos de las manos; la postura; la mímica
corporal, y el lenguaje tonal, referente al tono de voz empleado.
Todas estas formas del lenguaje, capaces de sustituir el lenguaje
oral, reflejan reacciones emocionales y ofrecen una
información adicional de interés
enorme y, por lo general, son indicador de la activación
emocional del individuo. La comunicación gestual, el
contacto piel a piel
son a veces más necesarios que la propia
palabra.

La primera responsabilidad de la familia es fomentar el amor y el
ejemplo provenientes de las mejores tradiciones hogareñas
reforzando una cultura de
vida donde se respire una atmósfera de
intercambio de opiniones, experiencias y sentimientos, que
propicien el diálogo y
la democracia
entre sus miembros (Castillo Suárez, S, 1997).

En el caso de las familias con un niño o una
niña con diagnóstico de RM, el proceso comunicativo
no es posible sin el afecto ni el amor, sobre
todas las cosas. Según Clavijo Portieles, A. (2002): El
afecto es interpersonal por definición. Y la familia es
crisol y objeto principal de los afectos.

Atinadas las palabras del especialista, porque el afecto
que los padres sean capaces de expresar a sus hijos(as)
motivará en buena medida la capacidad de amar de
estos.

José Martí
Pérez (1975), maestro de maestros, ha dado lecciones de lo
que significa el amor:

Por el amor se ve. Con el amor se ve. El amor es
quien ve. Espíritu sin amor, no puede ver (…) Por
el respeto entra el amor, a quien se desdeña, no se puede
querer (…) El amor es el lazo de los hombres, el modo de
enseñar y el centro del mundo. (…) La única
verdad de esta vida, y la única fuerza, es el
amor. En él está la salvación y con
él está el mundo.

No es posible entender la palabra amor si se restringe
su significado al término exclusivo del sentimiento del
padre, la madre, el hijo, el familiar cercano, el religioso, el
esposo, la esposa. Visto en sentido universal, el amor humaniza,
contribuye al progreso de la sociedad, es el eje del desarrollo de
los valores sensibles, útiles, vitales, estéticos y
morales.

En las familias, y en especial en los niños y las
niñas con diagnóstico de RM, el amor confiere
atributos de ternura, entrega, interés, generosidad y
confianza; indispensables para la creación y el desarrollo
de valores positivos. El amor insustituible en todo acto de la
vida humana; cuando se ausenta, se ausenta también la
tranquilidad familiar, laboral, social y
mundial.

El amor, hecho realidad en la familia del niño y
la niña con diagnóstico de RM, se trasluce en
sonrisa, bondad, ternura, en desapego de ideas egocentristas, en
tolerancia, sinceridad, responsabilidad, humildad, honestidad y
compromiso.

En lo que se refiere a la comunicación, es muy
importante ser tolerantes con las formas de pensar del otro, lo
cual no significa renunciar al mejoramiento personal continuo en
la relación, sino basarla en el respeto y la
aceptación (Núñez Aragón, E,
2005).

Funcionamiento familiar.

Los resultados, es decir, tener una familia funcional o
disfuncional, dependen de la comunicación y del papel
desempeñado por los miembros de la familia.

Una familia es funcional cuando las interrelaciones
personales de sus miembros están matizadas por el
equilibrio y la armonía emocional; además, cuando
se satisfacen todas las necesidades materiales,
afectivas, culturales y educativas con la consiguiente
formación y transformación de cada uno de sus
integrantes. Así, la comunicación se torna franca,
abierta y espontánea.

Si se afectan algunas de sus funciones y se rompe, en
cierta medida, la comunicación interfamiliar y las
disímiles necesidades no se satisfacen, aparece, entonces,
la disarmonía y el desequilibrio emocional y, por ende, la
disfunción familiar. En estos casos no se logra la
formación y la transformación de los miembros de la
familia e incluso, en ocasiones la disfuncionalidad trasciende
los límites de
la familia nuclear y llega a la extendida y a otros elementos de
la comunidad.

La familia del niño y la niña con
diagnóstico de RM, no está exenta de asumir en su
dinámica uno de estos tipos. La experiencia
como especialistas e investigadores en la esfera de
diagnóstico y la orientación y preparación a
la familia, nos condujo al fundamento teórico de que el
nacimiento de un niño o una niña con
diagnóstico de RM, afecta, sin lugar a dudas, la
comunicación interfamiliar y, a la par, su
funcionalidad.

En la familia del niño y la niña con
diagnóstico de RM hay una disfuncionalidad si:

  • Se pierde el control con facilidad y con ello el
    equilibrio emocional.
  • Las manifestaciones de irritabilidad son
    frecuentes.
  • Existe un incorrecto manejo de la depresión que tiende al rechazo, el
    desprecio al niño(a) y hasta a algunos de sus
    familiares
  • Se responde agresivamente.
  • Suelen haber víctimas y
    victimarios.
  • Se culpan unos a otros.
  • Las expresiones de afecto son limitadas.
  • Se expresan sentimientos acumulados del
    pasado.
  • Decrecen las relaciones entre los miembros de la
    familia.
  • Se evidencian dificultades para hallar y poner en
    práctica las soluciones
    ante los problemas.
  • Se hace difícil el establecimiento de reglas,
    límites y distribución de las funciones
    hogareñas.
  • Hay falta de responsabilidad ante un
    problema.
  • Se observa inconsistencia al regular los
    límites y el cumplimiento de las reglas.
  • La comunicación se caracteriza por ofensas y
    discriminaciones injustas.

Cabría referirse al criterio de Martínez
Gómez, C. (2005) dada la importancia que reviste para la
familia del niño y la niña con diagnóstico
de RM porque a nuestro juicio favorece la comprensión
desde una perspectiva mucho más funcional que resume en
gran medida, la intención de las funciones familiares en
este tipo de familias, es decir, brindar afecto, garantizar la
seguridad y la
protección, servir de ejemplo, estimular la identidad
individual, desarrollar la identidad psicosexual, fomentar la
capacidad de adaptación, incrementar la socialización, ampliar el aprendizaje y
la creatividad, y
aliviar las tensiones.

Bibliografía.

ARÉS MUZIO, PATRICIA. (1990) Mi familia es
así.-Ciudad de La Habana: Editorial Ciencias
Sociales.

______________________. (1999) Eventos vitales
y desarrollo infantil. ¿Riesgo o
daño
irreparable? (Conferencia
especial). ¿En qué tiempo puede cambiar$e la
mente de un niño?- La Habana: Casa Editora
Abril.

______________________. (2000) Abriendo las puertas a
las familias del 2000.-Ciudad de La Habana: Editora Política.

CAÑEDO IGLESIAS, GISELA MILAGROS. (2004) El
desarrollo científico-tecnológico, la evolución en las perspectivas
sociales-humanistas y la atención de las necesidades educativas
especiales. Vía Internet
http:/
www.monografías.com

____________________________________. (2002) Familia y
necesidades educativas especiales. Tesis en
opción al Grado Científico de Doctora en Ciencias
Pedagógicas. Madrid.

____________________________________. (2007) La
familia y la cultura de la diversidad. Vía Internet
http:/ www.monografías.com

CASTRO ALEGRET, PEDRO LUIS. (1995) Familia, sexualidad y
discapacidad.- Ciudad de La Habana: Pedagogía 95.

____________________________________. (2004) El
maestro y la familia del niño con dificultades.- La
Habana: Editorial ICCP. Save Children.

____________________________________. (1996)
Cómo la familia cumple su función educativa.- La
Habana: Editorial Pueblo y Educación.

____________________________________. Familia,
sexualidad y educación. (2003) / Pedro Luis Castro
Alegret, Ana Rosa Padrón Echevarría, Aurora
García Gutiérrez.- La Habana: Ministerio de
Educación.

DUANY TIMOSTHE, MIRIAM. (2005) La
educación familiar como premisa para la capacitación de padres con hijos
retrasados mentales.- La Habana: [sn], [sa].- (Material
Mimeografiado).

 

Autores

MSc. Angel Luis Gómez Cardoso.

Profesor Auxiliar Universidad
Pedagógica José Martí.
Camagüey, Cuba. Master
en Investigación Educativa. Master en Trabajo
Social.

MSc. Olga Lidia Núñez
Rodríguez.

Profesora Asistente Adjunta Universidad
Pedagógica José Martí. Camagüey, Cuba.
Master en Investigación Educativa. Directora del
Centro de Diagnóstico y Orientación.

Elizabeth Gómez
Núñez.

Psicopedagoga del Centro de Diagnóstico y
Orientación de Camagüey.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter