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El fundamentalismo religioso (página 2)



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2- Los cambios sufridos en la sociedad
después de 1990:

Hasta 1989, existían dos grandes bloques el mundo
occidental, el capitalismo y
el mundo comunista, pero al caer el muro de
Berlín, se calló el un sistema bipolar
en el mundo. Aquí surgen conflictos
religiosos que estaban latentes, pero al darse un espacio de
libertad
dentro de una vivencia política–social, surgen antiguos
conflictos geográficos, sociales, culturales y religiosos.
Surgen los fundamentalismos regionales, Ej. Yugoslavia, los
países del este soviético, los naciones
árabes e Israel
(aún con sus conflictos internos), el Libano (sus
tensiones de facciones), de una u otra manera las naciones ricas
se encuentran en un común enfrentamiento con los Estados Unidos.
Europa se
fortaleció con "la Comunidad
Europea", son 25 naciones muy variadas algunas, pero con
único sistema económico, social y
cultural.

"Pese a esto, los fundamentalistas islámicos
y
la extrema
derecha religiosa judía son hoy el mayor
obstáculo para que esos esperanzadores pasos hacia la
paz y el entendimiento intercultural logren efectos
duraderos".

Pero volviendo al concepto religioso, de una u
otra manera tiene proyección socio-política, no
tolerar un equilibrio de
centro entre fe y vida, entre vivencia individual o colectiva,
todo está dentro "espíritu literal":

"El fundamentalismo rechaza firmemente este
típico de suavización de las exigencias
religiosas. El fundamentalismo se encuentra en muchas religiones, aunque no
todas con el mismo vigor. En nuestros tiempo, el
fundamentalismo está en apogeo en el islam".

Con la invasión norteamericana y sus aliados en
1991 a Iraq. Pero el
conflicto de
agudiza en con la acción
del 2003, es una clara confrontación entre el mundo
occidental y el mundo islámico más fundamental. La
nueva invasión y ocupación norteamericana ha
llegado a provocar más de 3.400 soldados muertos
(2003-2007), y un promedio de 50 a 80 civiles no contendientes
diarios, en cuatro años nos arroja un promedio de 97.600
hombres, mujeres y niños.
Mueren 25 contenientes iraquíes diarios, que serian un
promedio de 40.500 muertos, sobre todo son jóvenes menores
de 25 años. Estas cifras son conservadoras sí
lleváramos una estadística más exacta comparado con
el conflicto de Afganistán, que se endureció a
partir de 11 de setiembre de 2001 con el atentado de Nueva
York.

"Estados Unidos gasta unos US$183.000
dólares por minuto en la guerra de
Irak o lo
que es lo mismo, US$11 millones por hora, lo que asciende a
unos US$264 millones diarios que salen de los bolsillos de los
estadounidenses para financiar un conflicto que está por
cumplir cuatro años.

Hasta el momento, el país ha gastado un
total de US$378.000 millones por concepto de
gasto militar en Irak, según cifras el gobierno
estadounidense, y todo parece indicar que seguirá
haciéndolo por un largo rato"
.

Una de las luchas internas de Afganistán es la
religiosa, pero en el mundo existe un fondo político de
dominio
occidental, el valor agregado
de la producción de opio, que es la subsistencia
diario de mucha gente. El producto se
comercializa y se intercambia por armas,
combustible y alimentos.

"Los agricultores empezaron a cultivar opio en la
década de los 80, con la guerra. Y la producción
se generalizó con la caída de los talibán,
después de que este régimen prohibiera el cultivo
del opio en el primer semestre de 2001 y el precio de
esta droga se
disparara y llegara a los 600 dólares el kilo [510
euros]». Ahora el precio del kilo oscila entre los 100 y
los 200 dólares [entre 85 y 170 euros], pero,
según Sardar, es mucho mejor que el de otros
cultivos".

3-
La faceta de la guerra política religiosa en Centro
América

El conflicto político en Centro América
de la década de los 80, es uno de los temas más
apasionantes para los estudiosos de los fenómenos
religiosos.

En 1979 surge el Sandinismo en Nicaragua con un proceso
claramente marxista, pero que llegó al poder con
ayuda de Venezuela,
Panamá,
Cuba y
Costa Rica,
bajo el silencio del Jimmy Carter.

"Un cuarto de siglo atrás, a
comienzos de la década de los 80, el destino de
Centroamérica parecía ya sellado. Los sandinistas
habían tomado el poder en Nicaragua en julio de 1979 y
las guerrillas se extendían velozmente en El Salvador y
Guatemala,
mientras que Honduras y Costa Rica estaban profundamente
desestabilizadas…

Curiosa fue la actitud de
los Estados Unidos durante esta época. El Gobierno de
Carter no sólo alentó la caída de Somoza
en Nicaragua y del general Romero en El Salvador, sino que
impulsó una confiscatoria reforma
agraria en este país (con el vano pretexto de
"quitar banderas a los comunistas") e impuso un embargo de
armas a Guatemala y El Salvador que dificultó
enormemente la lucha contra la insurgencia. Pero la marea
cambió ya al año siguiente…

Centroamérica, finalmente, pudo evadir la
amenaza comunista, aunque al costo de
muchas vidas y de una lucha que hizo retroceder abiertamente la
economía
de varios países. Nadie invertía entonces en
estas tierras, y eran muchos los exiliados que sacaban
–cuando podían– sus capitales de
países que no parecían tener ningún
futuro. A lo largo de los años 80, y a veces por medio
de un proceso largo y complicado, la región logró
reestablecer la paz y encaminarse hacia la democracia,
tal como sucedió en el resto de América
Latina durante ese mismo período".

El sucesor de mister Carter fue Ronald Reagan, con una
clara mano de hierro hacia
todo el fundamentalismo político, esto llevó a un
fomento de la "guerra de baja intensidad", pero el valor agregado
de control fue el
fomento del protestantismo fundamentalista en el Istmo
Centroamericano.

El fomento, promoción y consolidación de las
"Sectas evangélicas". Crecieron como el café,
la caña o el maíz. La
idea era debilitar por un lado la Iglesia
Católica que toleraba a los grupos
insurgentes, por otro neutralizar la acción caritativa
hacia los pobres fomentando "instituciones
confiables" y al finalizar las acciones
aniquilar cualquier foco alternativo social, la Iglesia
Católica en la región en esto era muy fuerte:
comunidades eclesiales de base, cooperativas,
educación
de adultos, salud alternativa y fomento
de la originidad cultural.

Las operaciones de
los "Cristianos" fueron fomentadas y financiadas por la Agencia
Central de Inteligencia.
Para esto promovieron la llegada de "misioneros" pentecostales de
derecha.

"Pero la rapidísima
implantación de este movimiento
tiene más que ver con la situación interna de las
sociedades
centroamericanas. El fundamentalismo religioso de
América Central es una manifestación
autóctona que responde a las profundas necesidades de
muchas personas".

La estrategia
norteamericana fue, la primera fomentar un falso ecumenismo,
segundo tomar líderes políticos ambiciosos, en el
caso de Guatemala, El Salvador y Honduras tomar el poder por
medio de acciones militares o en eyecciones fraudulentas. El
comunismo
está contra Dios, la familia y
la patria. Otro elemento táctico fue la influencia en los
mandos medios y altos
de las fuerzas armadas. Se financiaron escuelas y centros de
formación militar de contrainsurgencia, como las
"Águilas" en Honduras de clara formación
militar-religiosa.

Tambien se seguía todo movimientos de sacerdotes,
religiosos, religiosos y laicos que tendían a un proyecto
más evangélico o alternativo. Muchos fueron
desaparecidos, muertos o expulsados de los países del
istmo. Existe todo un martirologio católico
centroamericano.

Otro elemento importante fue la instalación de
emisoras de radio y compra de
espacios de primera en las televisoras de Centroamerica con
importante tele predicadores, que a la vez regalaban "biblias",
curso o seminarios para empresarios, dirigentes políticos,
comunales y religiosos, en hoteles de lujo o centros creados para este
fin. Se fomentaron redes de "defensores de la
verdad". Todos tenían en común un odio hacia la
Iglesia Católica, las comunidades religiosas e
instituciones sociales. Surgen centros educativos: escuelas,
colegios y universidades.

El lenguaje y la
agresividad hacia la Iglesia Católica de los grupos
fundamentalistas hoy en día, se ha ido
modificándose, ya que la situación
socio-política de la región ha cambiando. Usan
otras estrategias
proselitistas: mayor visitas a lugares lejanos,
consolidación de los grupos existentes, mayor
formación de los pastores y dirigentes. Penetración
en grupos profesionales y constante uso de radio y televisión.

Por otra aparte en América Latina la presencia
del fundamentalismo islámico es muy poco, sobre todo en
México,
Panamá, Colombia,
Brasil,
Venezuela y Argentina, ha ido en crecimiento moderado. Se han
formado comunidades y dan servicios en
los países centroamericanos y el Caribe, construyendo
Centros Islámicos Culturales.

Una lectura

Fundamentalismos
religiosos

Casiano Floristán
Especial/La Voz Católica

El fundamentalismo religioso surgió en medios
protestantes de Estados Unidos a finales del siglo XIX, basado en
una actitud antimodernista y una interpretación literal de la Biblia.
Pretendía el retorno a los fundamentos inamovibles del
cristianismo,
al creer que peligraban por la agresividad del modernismo y
liberalismo.
Cobró un nuevo auge en los años setenta del siglo
XX, tiempos de secularización y de rápidos avances
en la interpretación bíblica. Actualmente cabe
hablar de fundamentalismo en todas las religiones de
nuestro entorno: protestantismo, anglicanismo, catolicismo,
ortodoxia oriental, judaísmo e islam.

El fundamentalista cree que tiene en exclusiva la verdad
religiosa. Reivindica la autoridad de
una sagrada tradición y sitúa públicamente a
la religión
como centro de la política, el derecho, la cultura y la
ética.
De ahí su actitud hostil o de oposición a la
modernidad
secular, al creer que ésta socava los fundamentos de la
fe. Recordemos que la modernidad defiende las libertades
individuales, la emancipación humana de la tutela
jurídica religiosa, la soberanía procedente del pueblo, la
igualdad entre
el hombre y
la mujer, el
derecho de todo ciudadano al voto y la constitución estatal no confesional. El
fundamentalista rechaza el pluralismo político y religioso
por su carácter relativizador y se opone a la
evolución biológica y al desarrollo
histórico.

Obvio es decir que los fundamentos relacionados con
la tierra,
familia,
religión e historia son para todos
indispensables. Defender unos fundamentos no significa ser
fundamentalista. Los fundamentalismos religiosos surgen en
tiempos de crisis
institucional, mutación de valores
éticos, secularización radical religiosa,
críticas a la religión y cambios profundos en la
sociedad. No olvidemos que el ser humano es frágil y
está necesitado de seguridad.
Pensemos además que la sociedad es compleja y que todos
buscamos claves sencillas de interpretación, sin que a
menudo las encontremos.

Los fundamentalistas, al apoyarse firmemente en las
Escrituras sagradas y defenderlas con ardor, toman al pie de la
letra el texto sagrado,
al que consideran inmune a todo error. No admiten ninguna
hermenéutica o interpretación, a
saber, rechazan los métodos
histórico-críticos, ya que, según ellos,
ponen en peligro las certezas religiosas bíblicas. Es
decir, quedan anclados en una actitud fijista,
inamovible.

Les caracteriza una visión apocalíptica
del mundo, al intuir que ha crecido desorbitadamente el poder del
ser humano en detrimento del poder de Dios y, en consecuencia,
juzgan que la sociedad actual está desviada y corrompida.
Por eso desean ingenuamente volver hacia atrás, a una
situación anterior, considerada ideal por su estabilidad y
firmeza, regida por la autoridad con mano dura en lo doctrinal y
lo disciplinario.

Lo más peligroso de los fundamentalistas es el
rechazo de cualquier opción divergente de la suya. De
ahí su proclividad al totalitarismo, con una dosis elevada
de tradicionalismo, autoritarismo y fanatismo. En una palabra,
tienen espíritu sectario y, con frecuencia, son
intolerantes. Por estas razones propenden al idealismo, les
seduce el lenguaje
radical y llevan dentro, aunque inconscientemente, un escaso
bagaje de comprensión. El grupo sectario
no admite ninguna novedad, interpretación o reglas de
funcionamiento. No hay que cambiar nada.

El fundamentalismo invadió hace años
ciertos sectores de la Iglesia Católica y de muchas
Iglesias cristianas. Sin duda alguna, el Vaticano II nos ha
ayudado a superarlo al comprender mejor el Evangelio, pedir
perdón por las atrocidades cometidas con nuestros
adversarios –llamados a veces "inicuos enemigos"–,
ver lo positivo del mundo, aceptar el ecumenismo, dialogar con
todos y tomar en serio la fe y la caridad.

Recientemente nos asalta el fantasma de un nuevo
fundamentalismo religioso, al presenciar en algunos emigrantes
musulmanes rasgos de intolerancia. Admitamos honestamente que,
por el contrario, ellos ven en nosotros incomprensiones y
rechazos. Necesitamos conocer mejor el islam, cuyo centro es el
Corán, como el pueblo es para los judíos
y Jesucristo para los cristianos. Bueno es igualmente que los
islámicos emigrantes conozcan mejor el cristianismo en su
vertiente católica.

Valoremos lo que tienen de positivo los musulmanes, como
es su fe en el Dios "clemente y misericordioso", la
oración diaria, la hospitalidad, la generosidad, la
vigencia del Ramadán. Hay, sin embargo, otros aspectos que
chocan con los derechos humanos
y la dignidad
personal, como
la autoinmolación personal terrorista, la sumisión
de la mujer al
varón, los castigos y mutilaciones corporales, la pena de muerte
para los que critican el Corán y la identidad
entre religión y sociedad política.

Frente al fanatismo de algunos musulmanes, hay
islámicos críticos que defienden un Corán
justamente interpretado, son partidarios de un mayor reparto
entre todos los "hermanos" de las riquezas del petróleo árabe, se muestran
tolerantes con los fieles de otras religiones, defienden los
derechos humanos
y dialogan con el pueblo judío en su contencioso palestino
y con los occidentales de herencia cultural
cristiana. La esencia de las grandes religiones no es la violencia sino
la paz, una paz sin resentimientos y opresiones. En una palabra,
el fundamentalismo pervierte el rostro verdadero de las
religiones.

El padre Casiano Floristán es profesor de
teología pastoral y de eclesiología en la Universidad
Pontificia de Salamanca; es también profesor del SEPI en
Miami. Fue consultor del Concilio Vaticano II.

Bibliografía
Fundamentalismo

Brandon S. G. F. Diccionario de Religiones
comparadas
, Tomo I (A-H). Ed. Cristiandad,
Madrid 1975.
Ref. Fundamentalismo, Págs. 673-674

Consejo Pontificio de la Cultura. Para una pastoral de
la Cultura. Librería Editorial Vaticana. Ciudad del
Vaticano 1999. Cfr. # 22-24

Floristán Casiano (Dir). Diccionarios
San Pablo. Nuevo Diccionario de
Pastoral. Ed. San Pablo, Madrid 2002. Ref. Fundamentalismo.
José María Mardones. Págs.
634-646.

Galindo CM Florencio. El "fenómeno de las
sectas" fundamentalistas. La Conquista evangélica de
América Latina
. Verbo Divino 2ª. Estalla
(Navarra), 1994. Ref. El fundamentalismo. Procesos
históricos. Págs. 161-178. El fundamentalismo
militante. Ref. 229-296.

Gellmer Ernest. Pos modernismo, razón y
religión
. Ed. Paídos. Barcelona, 1994. REf.
Fundamentalismo religioso: Págs. 14-37.

Juan Pablo II. Carta
Encíclica «Ut unum sint" (que todos sean uno), sobre
el empeño ecuménico. Ciudad del Vaticano,
25-05-1995.

Müller-Fahrenhorlz Geiko. El Espíritu de
Dios. Trasformar un mundo en crisis
. Sal Tarrae, Santander
1993. El fundamentalismo: la desesperación de los
impotentes. Pág. 102-109.

Toffler Alvín y Heidi. La creación de
una nueva civilización. La política de la
tercera
ola. Plaza & Janés Editores, s.a.
Barcelona. 1996

 

Prof. Oscar Lobo Oconitrillo

2007

Partes: 1, 2
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