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La educación como factor de desarrollo (página 2)




Enviado por alfonso



Partes: 1, 2

Fundamento sociocultural de la
educación.

A lo largo de la historia se observa una
tendencia de las sociedades a
la conservación de su cultura, es el
proceso de
socialización o enculturación de sus
miembros, lo cual es función de
la educación
a través de la cual, a nivel social, se adaptan los
individuos a los comportamientos y exigencias de su grupo social y
también se les imprime el deseo de mejora y cambio de su
propia realidad social.

Desde el punto de vista social la educación se
produce siempre en contextos sociales tales como familia, amigos,
escuela,
asociaciones, etc., que a su vez son influidas por la cultura
común de la sociedad a la
que pertenecen, y es ella la que al potenciar las relaciones e
influencias entre grupos, prepara a
los individuos para comportarse como personas y desempeñar
su función social. Esas relaciones e influencias grupales
generan un conjunto de valores y
conocimientos que se transmiten y que son asimilados desde una
perspectiva social, por ello en el proceso educativo están
presente la contradicción dialéctica entre lo
individual y lo social cuya solución es el enmarcamiento
social de la educación.

Desde el punto de vista cultural la educación
debe atender a que cada grupo social dispone de su propia cultura
que la hace ser peculiar y distinto a otros grupos, por el
conjunto de comportamientos, actitudes y
valores que conforman su modo de vida y su propia identidad. La
cultura dinamiza la estructura
social que se transmite de unas generaciones a otras, es por
ello que la socialización plena de los individuos de una
sociedad debe hacerse desde el compromiso de toda ella de educar
y culturizar a todos sus miembros. El proceso educativo es por
tanto un proceso universal inherente a toda la humanidad pero se
mueve en un determinado marco sociocultural que es el
vehículo para hacer cumplir sus funciones
sociales. Las funciones sociales de la educación se
dirigen a tres dimensiones fundamentales:

  1. Preservar la cultura social.
  2. Desarrollar la cultura social.
  3. Promover la cultura social.

La función preservadora de cultura
de la educación, garantiza la continuidad y
cohesión que permite a la sociedad perdurar mas
allá de la vida de los miembros que la conforman. La
transmisión de la cultura es condición de
supervivencia de la sociedad y se logra de una generación
a otra.

La función de desarrollo de cultura
de la educación, está en correspondencia con la
formación de personas críticas y creativas que
generen nuevos conocimientos y den respuesta desde un enfoque
histórico cultural a los problemas
presentes y futuros transformando y enriqueciendo la
sociedad.

La función de promoción de cultura de la
educación complementa las de preservar y desarrollar en
tanto logra mediar entre una y la otra, haciendo que las personas
libres y creadoras que se formen, adaptadas a las normas sociales
del grupo, estén preparadas para difundir la nueva cultura
que se va creando como una nueva cualidad a lo largo del proceso
educativo y permita así que las nuevas actitudes, valores
y patrones de conducta de la
sociedad no la desestabilicen, si no que la potencien y eleven a
un nivel superior.

A partir de estas funciones se definen los objetivos de
las políticas
educativas de la sociedad como:

  • La incidencia de la capacitación profesional, social y
    política
    de sus miembros en el progreso del país.
  • El control
    social que los dirigentes puedan ejercer sobre las ideas,
    valores y actitudes que se desean transmitir.
  • La mejora de la calidad humana
    de los individuos.
  • La democratización de la enseñanza bajo el principio de igualdad de
    oportunidades.
  • La relación entre los intereses individuales y
    los intereses sociales.
  • El perfeccionamiento continuo del sistema general
    de educación.

En la definición de estas políticas
educativas inciden factores de orden económico, pues el
proceso educativo de una sociedad precisa de recursos
humanos y materiales que
se traducen en inversiones
que se destinan a obtener resultados de carácter social superiores a los mismos,
interesa prioritariamente el desarrollo
económico del país que a su vez promueve el
desarrollo
educativo; de orden político, pues en la educación
las distintas sociedades fijan parte de sus metas de acción
políticas con objetivos como el de preservar el sistema
político, como agente de modificación y mejora
social, o como instrumento de estabilidad social; y en el orden
cultural, pues a través de la educación, la cultura
se impregna de ideales de vida, de las aspiraciones individuales
y colectivas y hasta de los más elementales hábitos
y costumbres. En la relación educación y sociedad,
se observa un par categorial que aunque con identidad propia no
pueden existir uno sin el otro, pues no existe sociedad sin
educación, ni educación sin sociedad.

Influencia de la sociedad en la
educación.

La cultura de cada sociedad es el elemento dinamizador e
integrador de todos sus miembros dando cohesión y
consistencia a los grupos humanos, que al concientizarlo, lo
preservan, desarrollan y promueven, educando a las nuevas
generaciones que se capacitan para asimilar sus formas de vida y
se integran al grupo, aceptando, asumiendo y promoviendo, a su
vez esa cultura. El proceso de integración de los miembros de la sociedad
a través de la educación, que sobre la base de
la
comunicación y la transmisión cultural realiza
esta labor, garantizan la estabilidad de la sociedad.

Así la sociedad se convierte en educadora porque
persigue su atoconservación y subsistencia, esto explica
como ella presiona a los sujetos en distintas instancias y dicta
normas para organizar la educación sistemática,
también se explica porqué en cada comunidad la
educación adquiere formas diferentes persistiendo
así culturas distintas en el mundo. La sociedad es por
tanto, la que marca las pautas
de acción de la educación, que a su vez forma a las
personas capaces de integrarse a la sociedad brindándole
las posibilidades de realización personal, social
y profesional.

La
calidad y pertinencia del proceso formativo en la
sociedad.

En correspondencia con la relación sociedad-
educación debe asociarse el concepto de
calidad del proceso formativo que trae como consecuencia el
resultado de la educación. El proceso formativo
está conformado por etapas a través de las cuales
la persona adquiere
su plenitud, tanto desde el punto de vista instructivo, educativo
y desarrollador, estas constituyen sus dimensiones, con identidad
propia, pero con gran interrelación dialéctica que
totaliza la formación. Aquí la instrucción
nos da los conocimientos y habilidades necesarias para
interpretar la realidad y transformarla, la educación
(como dimensión de la formación) nos da lo
axiológico, o sea los valores o
significados sociales que otorgamos a lo que aprendemos; y lo
desarrollador nos da lo capacitivo, o sea la formación de
capacidades creativas de transformación. Las personas se
forman a lo largo de su vida y en este proceso la sociedad va
perfilando su accionar de socialización con vista a su
consolidación, buscando calidad.

Por calidad de la educación
entendemos el conjunto de propiedades inherentes al proceso
formativo de las personas que se determinan a partir de las
necesidades sociales y con el compromiso de todos los que se
integran y asocian al mismo, buscando un aprendizaje
transformador que permita a los sujetos que en él
intervienen crear, recrear, producir y aportar de forma
consciente, equilibrada y eficiente los conocimientos, valores y
capacidades, haciendo posible la construcción de un modelo social
de cualidad superior. La calidad sin embargo encuentra
importantes obstáculos que en las distintas sociedades
aparecen en relación con factores de tipo
económico, cultural y político, entre los que
podemos señalar:

  • Falta de conciencia
    política del significado social de la
    educación.
  • El proceso formativo no se relaciona con las
    características económicas, sociales y culturales
    del medio.
  • Problemas materiales para el desarrollo del proceso
    formativo.
  • Asistematicidad en la evaluación de los resultados en busca de
    la calidad.
  • Modelos pedagógicos tradicionales
    academicistas y memorísticos.
  • Disminución del tiempo
    destinado a la atención educativa del
    sujeto.
  • Falta de idoneidad de los docentes.

Sin embargo, las posibilidades de buscar una verdadera
calidad educativa se favorecen en tanto se logra:

  • Una adecuada planeación educativa con objetivos
    marcadamente sociales con amplia cobertura.
  • El desarrollo de nuevos paradigmas
    educativos dirigidos a dar valor a los
    aprendizajes, donde el que aprende sea parte del proceso,
    incorporando al mismo el papel del encargo social.
  • Incremento del papel del estado.
  • Currículos más flexibles que
    condicionen aprendizajes pertinentes y relevantes.
  • Internacionalización de la
    educación.
  • Cooperación financiera
    internacional.

En su proyección educativa, visualizando el
desarrollo educativo, cada sociedad debe buscar alternativas que
permitan hacer cumplir la función social de la
educación, dentro de las que se pueden presentar algunas
como:

  • Creación del Sistema de Mejoramiento de la
    Calidad de la Educación.
  • Sistemas novedosos de evaluación educativa a
    todos los niveles.
  • Capacitación de todos los actores sociales del
    acto educativo acerca de su papel en la
    educación.
  • Perfeccionamiento curricular.
  • Acceso a la información para su
    transformación.

Al construir un futuro, en el que tengamos en cuenta,
por su importancia social, la calidad de la educación, es
necesario plantear ciertos objetivos que deben ser rectores en el
proceso de mejoramiento de la calidad en cualquier sociedad:
objetivos estratégicos, políticos y
pedagógicos que condicionen que desde el análisis de los factores de cambio, se
puedan construir colectivamente escenarios futuros que acerquen
cada vez más lo deseable a lo posible.

Como se ha señalado, la calidad de la
educación implica resultados de cambios y transformaciones
sociales buscando el incremento de la calidad de
vida de una determinada sociedad, muy asociado a las
transformaciones que se producen en el orden individual de cada
uno de los miembros de la sociedad, de ahí que calidad y
pertinencia son categorías inseparables. La pertinencia en
esta relación se manifiesta en los cambios que se operan
en la sociedad a partir del proceso educativo que se desarrolla,
o sea, como desde la formación estructurada y organizada
en todo el ecosistema de
estímulos que inciden en la educación de los
individuos (familia, amigos, comunidad, medios de
comunicación, escuela) se da solución a los
problemas humanos mas apremiantes, se resuelven necesidades de la
vida económica y cultural y se logra un adecuado
vínculo con el mundo del trabajo, no
solo para dar respuesta a los requerimientos del momento, sino
para generar nuevas fuentes de
trabajo útiles, para elevar la calidad de vida en cada
sociedad.

Para hablar de un proceso formativo del futuro de
nuestras sociedades, no se puede desconocer, por tanto, la
proyección dentro de éste de los parámetros
que se han de asumir en términos de calidad y pertinencia;
ambas categorías ya son inherentes al concepto de
educación, pues esta no existe realmente sino es de
calidad y si esta no genera una pertinencia donde el elemento
dinamizador es la transformación, con trascendencia, que
se da en los individuos y en la sociedad en general buscando el
bienestar social. A decir de Faure(1980) existe, en efecto, una
correlación estrecha, simultánea y diferida, entre
las transformaciones del ambiente
socioeconómico y las estructuras y
las formas de acción de la educación. Pero
además nos parece que la educación, por el
conocimiento que proporciona del ambiente donde se ejerce,
puede ayudar a la sociedad a tomar conciencia de sus propios
problemas y que, a condición de dirigir sus esfuerzos a la
formación de hombres completos, comprometidos
conscientemente en el camino de su emancipación colectiva
e individual, ella pueda contribuir en gran manera a la
transformación y a la humanización de las
sociedades. (p.116)

Este análisis nos da la medida de esa
relación obligatoria que casi como manifestación de
ley se da
entre la educación, su calidad y pertinencia.

En este proceso la escuela en sus distintos niveles
tiene una misión
especial al ser considerada la institución educativa por
excelencia (aunque no la única). En la escuela se
desarrolla un proceso sistémico de formación que
debe darse de forma eficiente, contando para ello con personal
capacitado para desarrollarlo. Sin embargo, los procesos de
calidad y pertinencia atribuidos en muchos casos a las instituciones
escolares formales, no son privativos de estos, aunque por el
carácter sistémico del proceso de formación
que en ellos se ejecuta, su proyección, desde el modelo
pedagógico que los orienta, debe estar dirigido al
mejoramiento de ambos. No obstante no es posible cubrir todas las
necesidades de formación de la sociedad valiéndose
de las actividades formales. También estas
categorías de calidad y pertinencia deben ser aplicadas y
proyectadas para la educación informal que es un proceso
que dura toda la vida y en el que las personas adquieren y
acumulan conocimientos, habilidades, actitudes y modos de
actuación a través de las experiencias diarias y su
relación con el ambiente, de forma que en la
dialéctica entre educación formal e informal, la
sociedad pueda lograr trazar una estrategia de
educación con calidad y pertinencia.

El
desarrollo de los factores de bienestar social y
preparación ideológica.

La calidad del proceso formativo debe darse
además atendiendo a las respuestas que el mismo da al
desarrollo de la sociedad. En este sentido asumimos que el
desarrollo es una categoría social dirigida a significar
el perfeccionamiento, el proceso de mejoría de la
sociedad, que se da en relación con la base
económica, que busca el incremento de la eficiencia del
sistema social de producción, pero que se complementa con la
respuesta que se da a la satisfacción de las necesidades
elementales de la población y la consecución de
objetivos a los que aspiran grupos dominantes de la
sociedad.

En términos generales la categoría
desarrollo ha sido muy trabajada en relación con el
crecimiento
económico y en los últimos tiempos se ha estado
haciendo mucho énfasis en el llamado desarrollo
humano, que debe ser objetivo vital
de cada una de las sociedades. En estos análisis se puede
constatar que no siempre marchan unidos crecimiento
económico y desarrollo humano e incluso en ocasiones
tienden a contraponerse. Y es que la interpretación epistémica se
manifiesta de forma relativa y esta en correspondencia con el
significado ideológico que otorgamos a dichas
interpretaciones.

Así por ejemplo, desde nuestro punto de vista el
desarrollo, o sea, el perfeccionamiento y evolución de la sociedad debe estar
determinado por el bienestar de la mayoría de los grupos
sociales, o sea, a la satisfacción de vivir como seres
sociales, lo que no necesariamente debe estar asociado a cosas
materiales, sino a la condición de libertad para
crear y sentir plenamente que debe gozar el ser humano. Por tanto
el concepto de bienestar social derivado de desarrollo
estará muy asociado a la concepción que tengamos de
calidad de vida según los valores o significados que
otorgamos a las cosas que nos rodean y que forman parte de
nuestra realidad cotidiana. El concepto de bienestar social se
relaciona de forma directa a la preparación
ideológica que tengamos para asumir el desarrollo, o sea
la conformación de una concepción del mundo con
ideas propias, que en la relación entre lo individual y lo
social, permitan a los grupos sociales proyectar un sistema de
valores o significados que se conviertan en la esencia de la
interpretación y transformación de la
sociedad.

La propia satisfacción de necesidades elementales
de los seres humanos, esta en correspondencia directa con las
ideas y el valor que le otorgamos a dichas necesidades, de
ahí que la concepción de bienestar y calidad de
vida estén estrechamente relacionadas con la
preparación para asumir la vida y desarrollarla a
plenitud, felizmente en un lapso en el que la plena
realización del ser humano, es el centro del problema y no
su condición de productor. Los seres humanos deben
conocerse a sí mismos y a los demás y estar
preparados para asumir la evolución social, el desarrollo,
fundado en la participación activa y responsable de todos
los miembros de la sociedad.

Claro que este accionar requiere de una
preparación ideológica que ha de lograrse a
través del replanteamiento del proceso educativo que
permite al ser social sentir una realización vital que se
genere el bienestar social. En nuestra concepción, el
desarrollo hoy debe asociarse a la reconstrucción de un
sistema de valores, que en un contexto de desigualdades marcado
en lo económico, político y cultural, permitan
buscar alternativas de satisfacción de las necesidades
vitales del ser humano, tanto en el plano material como
espiritual, para lo que debemos capacitarnos, prepararnos y
propiciar así un cambio dirigido al real y verdadero
desarrollo humano.

La
educación como agente de cambio y promotoras del
desarrollo.

En este marco contextual actual en el que el desarrollo
nos da la evolución o involución de nuestra
humanidad, se requiere de un perfeccionamiento prioritario del
proceso educativo, pues la educación puede ser a
través del incremento de su calidad y pertinencia, un
importante factor de cambio, desde sus finalidades ideales de
formadora de personas que se acerquen lo máximo a la
perfección del ser humano. La función de la
educación como preservadora, estabilizadora y controladora
de la existente situación social permite transmitir,
conservar, promover y consolidar los patrones de conducta, las
ideas y valores socialmente aceptados, creándose en este
proceso una cualidad superior, traducida en nuevos valores para
la interpretación de nuevas realidades que construye cada
generación.

El proceso educativo tiene una incidencia vital en el
cambio de conducta de las personas, procurando desarrollar sus
máximas potencialidades. Las sociedades que busquen el
desarrollo deben modernizar sus estructuras, sus procesos de
producir sus valores, y potenciar una educación donde
prime la formación de hombres creativos, innovadores,
libres, atendiendo a todos los sectores sociales.

Asumir una actitud
proactiva hacia su sistema
educativo propicia a la sociedad convertir la
educación en agente de cambio y factor de desarrollo
impulsora de una renovación de valores, normas y patrones
de comportamiento, así como innovadora de las
propias estructuras sociales (instituciones, economía,
política), se convierte en dinamizadora y promotora de
cambios. Es evidente que los cambios sociales no los origina de
forma directa la educación, pero si es ella la responsable
de dotar a la sociedad de personas capacitadas para que promuevan
el progreso y prepararlas para adaptarse a la vertiginosa
renovación tecnológica.

Son retos de la educación actual formar personas
críticas, con conciencia de los problemas que afectan a la
sociedad y sus miembros con entrenamiento en
técnicas de discusión y debate,
capaces de criticar los propios modelos
sociales en los que se les forma y de proponer modelos sociales
superiores. Tradicionalmente se ha considerado a la
educación como factor fundamental de promoción
socioeconómica, pues a través de ella se acreditan
conocimientos, habilidades y capacidades para el desempeño de una profesión u oficio,
o sea, se capacita a la persona como productor. Los estudios y la
superación se convierten en fuente de reconocimiento
social y de acceso a determinadas fuentes de trabajo. Una
formación elevada, según los valores que hemos
formado, es la mejor garantía de un empleo
estable. La búsqueda de igualdad de oportunidades para
acceder a la educación en su mayor acepción la
convierte de hecho, y bajo estas motivaciones en un agente de
movilidad social y por tanto la convierte en promotora de nuevas
alternativas socioeconómicas y modelos sociales
diferentes. La educación es factor principal de desarrollo
a su vez que es promotora de este.

El desarrollo va de la mano de la formación de
recursos humanos,
es por ello que la educación es considerada hoy como un
bien tanto de consumo como
de inversión, como bien de consumo, porque se
da para el crecimiento personal del individuo,
como inversión tratando de rentabilizar el gasto que se
produce, pero con la diferencia entre este y la inversión
en bienes
materiales, de que éste último se puede recuperar
total o parcialmente por la venta de esos
bienes, mientras que en la primera la recuperación de lo
gastado es lenta y exige de la cooperación y el compromiso
de la persona que es objeto de la misma.

Hoy asociado a una concepción de desarrollo,
debemos aceptar que la educación es tanto un bien de
consumo como una inversión. Como bien de consumo las
personas deben sentir satisfacción personal al margen de
los beneficios económicos que esto pueda suponer y debe
formar parte del concepto individual y social de calidad de vida
y de beneficio social. Se debe invertir en educación
esperando obtener una rentabilidad
macrosocial de este gasto. Esto se da en la relación entre
lo personal y lo social. Un individuo puede ser sujeto de
educación buscando satisfacción personal al margen
de que ello pueda suponer beneficios de carácter
económico.

Al invertir en educación tanto individual, como
socialmente, se espera obtener rentabilidad de ese gasto. La
sociedad invierte en educación porque espera obtener
mayores beneficios, sean estos sociales (educación para la
vida y satisfacción del individuo educado) o
económico (alta producción generada por
científicos, técnicos y mano de obra cualificada).
Estos beneficios, al ser producidos por la persona educada,
adquieren la connotación de Capital Humano,
porque se invierte en las personas para que sean más
productivas y generen mas beneficios que los gastos generados.
En términos generales el desarrollo de las distintas
sociedades genera mayor atención a la educación,
pues esta constituye factor determinante y dinamizador de
prosperidad socioeconómica y es mediadora en la
relación base económica- superestructura,
condicionando la búsqueda de alternativas para la
construcción de un modelo social adaptado a las exigencias
del futuro deseable. La educación se dirige al ser humano
como finalidad del desarrollo.

Una concepción de educación durante toda
la vida es condición de un desarrollo armonioso, pleno y
continuo de la persona. En la relación Educación-
Desarrollo, se presentan importantes retos del presente que
sirven de base a la construcción colectiva del futuro,
entre los que podemos señalar:

  • Educación permanente.
  • Formación económica.
  • Desarrollo del espíritu creativo.
  • Formación para el autoempleo y
    espíritu empresarial.
  • Orientar para una formación
    profesional.
  • Formar de acuerdo con la realidad de cada uno pero
    con responsabilidad
    social.
  • Formar en el creciente respeto por
    la persona.

Estos retos deben contribuir a los cambios
socioeconómicos y de promoción del desarrollo
sostenible, al perfeccionamiento de las estructuras sociales
y por tanto a una mejor adaptación a los cambios que se
avecinan tal y como ha señalado la UNESCO en innumerables
documentos que
abordan esta problemática. La problemática de la
educación del futuro para lograr un desarrollo humano
más coherente que permita ampliar las opciones humanas,
exige un replanteo de las formas de enseñanza y
aprendizajes actuales y de los sistemas
tradicionales de educación, los que deben ser
diseñados de acuerdo con el enfoque prospectivo de la
sociedad futura.

Por ello es necesario incrementar el debate mundial
sobre alternativas para la educación desde la perspectiva
de sus fines, por lo que se hace necesario evaluar
prospectivamente los sistemas educativos que implica un
análisis de cobertura, aplicación de modelos
pedagógicos, financiación, gestión
y la propia prospectiva. Este debate debe atravesar cada
sociedad, cada país y convertirse en un debate
social.

Palabras finales.

Como señala Delval J. (1990) una reflexión
sobre los fines de la educación es una reflexión
sobre el destino del hombre, sobre
el puesto que ocupa en la naturaleza,
sobre las relaciones entre los seres humanos (p.47); bajo estos
principios
hemos realizado las reflexiones aquí expuestas teniendo
presente que ese destino se enmarca en el futuro que estamos
abocados a construir y en el que de una u otra forma debemos
tener presente:

1ero. Que la educación es un proceso que
presupone avance y progreso social, que busca el
perfeccionamiento del individuo a lo largo de la vida, es por
tanto una función de la sociedad que permite capacitar a
las personas para comprender su realidad y
transformarla.

2do. La educación tiene a su vez ciertas
funciones sociales que debe cumplir, en relación con la
cultura, que es la dinamizadora de la estructura
social, la de preservarla, desarrollarla y promoverla buscando
para la sociedad una cualidad superior.

3ro. Para cumplir sus funciones sociales las
categorías calidad y pertinencia serán claves si se
busca construir un nuevo escenario educativo en cualquier
sociedad.

4to. La educación es un importante agente
de cambio social y promotora de desarrollo, cada sociedad esta
abocada a asumir una actitud prospectiva con respecto a su
sistema educativo, condicionando a través de ella el
bienestar social y la preparación ideológica para
asimilar los cambios y buscar nuevas alternativas que conduzcan a
un nuevo modelo social en correspondencia con el desarrollo
socioeconómico de la humanidad que tribute a un desarrollo
humano sostenible.

Por lo antes señalado la educación en
cualquier sociedad requiere de mayor atención pues
constituye factor determinante y dinamizador de prosperidad
socioeconómica y de un desarrollo humano más
coherente que permite ampliar las opciones humanas.

Bibliografía

Alvarez de Zayas, C, M. (1999). La Escuela en la
Vida
. La Habana. Editorial Pueblo y
Educación.

Dewey, J (1971). Democracia y
Educación. Una introducción a la filosofía de la
Educación. Buenos
Aires.

Durkheim E. (1975). Educación y Sociedad.
Peninsula, Barcelona.

Delval J. (1990) . Los fines de la educación,
Siglo XXI, Madrid.

Delours J. (1996) La Educación encierra un
tesoro. UNESCO. Madrid.

Faure, E. (1980). Aprender a ser. Alianza Universidad,
UNESCO, Madrid.

Nassif, R. (1980). Teoría
de la Educación, Cincel, Madrid.

Quintana, J.M. (1989). Pedagogía Social, Deykinson,
Madrid.

 

 

 

Autor:

Dr. Pedro Alfonso Alemán

Doctor en Ciencias de la
Educación.

Teresa Díaz Domínguez

Doctora en Ciencias
Pedagógicas.

Centro de Estudios de Ciencias de la Educación
Superior.

Universidad de Pinar del Río. Cuba.

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