Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Eliminación de todo tipo de prejuicios para conseguir la unidad orgánica de toda la Humanidad (página 2)




Enviado por jesus gonzalez garcia



Partes: 1, 2

Con respecto al prejuicio
económico, es evidente que cuando quiera que se
fortalezcan los vínculos entre las naciones y se acelere
el intercambio de mercancías, y que en algún
país se establezca algún principio
económico, ello finalmente afectará a los
demás países y se obtendrán beneficios
universales. Luego, ¿por qué este
prejuicio?

En cuanto a los prejuicios políticos, debe
seguirse la política de Dios, y
es indiscutible que la política de Dios es más
grande que la política humana. Debemos seguir la
política divina, y ello es aplicable por igual a todos los
individuos. Él trata a todos los individuos del mismo
modo; no hace distinción, y este es el basamento de las
Religiones
Divinas. (Selección
de los Escritos de Abdul-Bahá).

Las Revelaciones de Dios no difieren una de otra en
ningún aspecto esencial, aunque las necesidades cambiantes
de las que se ocupan, de época en época, han
exigido de cada una de ellas respuestas especiales para cada
caso.

Todos los Profetas de Dios, Sus favorecidos, Sus santos
y escogidos Mensajeros, son sin excepción los portadores
de Sus nombres y las personificaciones de Sus atributos.
Sólo difieren en la intensidad de Su revelación y
en la potencia relativa
de Su luz.

Se advierte a los que estudian la religión que no
permitan que los dogmas teológicos u otros prejuicios les
lleven a hacer discriminaciones entre aquellos a quienes Dios ha
utilizado como canales de Su luz:

Cuidado, OH creyentes en la Unidad de Dios, no
seáis tentados a hacer distinción alguna entre las
Manifestaciones de Su Causa o menospreciar los signos que han
acompañado y proclamado Su Revelación. Éste
es ciertamente el verdadero significado de la Unidad Divina;
ojala seáis de los que comprenden esta verdad y creen en
ella. Además, estad seguros de que
las obras y hechos de todas y cada una de estas Manifestaciones
de Dios, más aún, todo lo que a Ellas atañe
y todo lo que manifiesten en el futuro está ordenado por
Dios y es un reflejo de Su Voluntad y
Propósito.(Baháulláh).

La insistencia en los prejuicios de cualquier tipo no
sólo está dañando los intereses de la
humanidad, sino que también es una violación de la
Voluntad de Dios para esta época:

¡OH pueblos y razas contendientes de la Tierra!
Dirigid vuestros rostros hacia la unidad y dejad que el fulgor de
su luz brille sobre vosotros. Reuníos y, por amor a Dios,
decidíos a extirpar todo lo que sea fuente de discordia
entre vosotros. No puede haber duda alguna de que los pueblos del
mundo, de cualquier raza o religión, derivan su
inspiración de una única Fuente celestial y son los
súbditos de un solo Dios. La diferencia entre las
ordenanzas a las que están sometidos debe ser atribuida a
los requisitos y exigencias variables de
la época en la que fueron reveladas. Todas ellas, excepto
unas pocas que son producto de la
perversidad humana, fueron ordenadas por Dios y son el reflejo de
Su Voluntad y Propósito. Levantaos y, armados con el
poder de la
fe, despedazad los dioses de vuestras vanas imaginaciones, los
sembradores de disensión entre vosotros.

LA BÚSQUEDA
INDEPENDIENTE DE LA VERDAD

Cuando un niño nace de una familia
cristiana, él es automáticamente un cristiano,
cuando los padres son musulmanes, los niños
serán musulmanes; si son hindúes, los hijos
serán hindúes. ¿Por qué? Porque la
mayoría de la gente continúa imitando a sus
antepasados, y ciertamente si esta ciega imitación
continúa, la gente nunca podrá unirse. Todos pelean
sobre sus imitaciones. Todos dicen que ellos son los que conocen
la verdad y que los otros están errados. La gente muy
rara vez se detiene a pensar que si hubiera nacido dentro de una
familia diferente, con diferentes creencias, habría
pensado en forma muy diferente de lo que ahora cree ser el
único camino a la verdad.

Bahá'u'lláh nos enseña que la
Verdad es Una. Si la gente del mundo dejara de imitar a sus
padres y buscara la verdad por ella misma, llegarían todos
a una sola conclusión y se unirían. Las distintas
clases de gentes son como niños que viven en casas
diferentes y miran al sol bajo vidrios de colores.
Así como el color de los
vidrios difiere, según la casa por la que se mire,
así un niño al mirar al sol a través de un
vidrio verde,
creerá que el sol es verde,
mientras que aquel que mire al sol a través de un vidrio
de color rojo creerá naturalmente que el sol es rojo; y
otro que mire al sol, a través de un vidrio azul
creerá que el sol es azul. Estos niños pueden
discutir el color del sol, cada uno creyendo que lo que ve es el
color verdadero. Pero si ellos dejasen de ver a través de
sus diferentes vidrios de colores, y salieran afuera, entonces
todos verían el verdadero color del sol y dejarían
de discutir.

Bahá'u'lláh está haciendo un
llamado a los hijos del hombre para
que salgan de sus casas; las casas que han heredado ellos de sus
antepasados, y dejen de mirar al sol a través de distintos
vidrios de colores, porque el sol al que miramos es el mismo sol,
y una vez que nos quitemos el lente de colores de nuestros ojos,
entonces veremos al sol en su verdadero color.

Dios espera que nosotros pensemos en lo que creemos en
vez de seguir ciegamente nuestras creencias solamente por el
hecho de que nuestros antepasados han creído de esa manera
durante muchas generaciones. Si es que buscamos la verdad por
nosotros mismos, veremos que la verdad es única, y que nos
puede unir y hacernos olvidar las diferencias que hayan existido
en el pasado.

'Abdu'l-Bahá dice:

". . Las religiones
divinas de las Manifestaciones de Dios son realmente una sola
aunque difieren en nombre y nomenclatura.
El hombre debe
amar la luz sin importarle en qué día ella
aparezca. Debe amar la rosa sin importarle en que tierra crezca.
Debe buscar la verdad, sin importarle de que fuente provenga.
Sentir apego a la linterna no es amar la luz, sentir apego a la
tierra no es propio, pero disfrutar de la rosa que crece en la
tierra eso sí vale la pena. Sentir devoción hacia
un árbol es infructuoso pero participar de sus frutos es
beneficioso. Los frutos deliciosos de donde quiera que ellos
provengan o de donde se los haya recogido deben ser apreciados.
La palabra de la verdad, no importa la lengua que la
pronuncie, debe ser escuchada. Las verdades absolutas, no importa
el libro en que
se hallen escritas, deben ser aceptadas. Si es que amparamos el
prejuicio este será la causa de depravación e
ignorancia. La contienda entre religiones, entre naciones y razas
se debe al malentendido. Si investigamos las religiones y
descubrimos sus principios
básicos, veremos que todas encierran no varios, sino un
solo fundamento y que todas se hallar de acuerdo. Por este medio
todos las religiones del mundo entero llegarán a
comprenderse y alcanzarán la unidad y la
reconciliación. . ."

En otro lugar 'Abdu'l-Bahá dice:

"¡Ay! la humanidad está totalmente
sumergida en imitaciones y en falsedades; sin embargo, la verdad
de la religión divina siempre ha permanecido igual.
Supersticiones han oscurecido la realidad fundamental, el mundo
se halla en tinieblas y la luz de la religión no se hace
aparente.

Esta oscuridad conduce a crear diferencias y
desacuerdos; se hallan por miles los dogmas y los ritos; por lo
tanto el desacuerdo se ha levantado entre los sistemas
religiosos a pesar de que la religión tiene por objeto la
unificación de la humanidad. La verdadera religión
es la fuente de amor y acuerdo entre los hombres, la causa
principal del desarrollo de
cualidades elevadas; pero la gente está acostumbrada a lo
falso y a las imitaciones, y descuida la realidad que unifica;
así son despojados y privados de la luz de la
religión. Siguen las supersticiones heredadas de sus
padres y antepasados. Esto ha prevalecido hasta tal grado que han
opacado la luz celestial de la verdad divina y se sumergen en la
oscuridad de la imitación y de las imaginaciones. Lo que
fue el motivo de la vida ha sido causa de la muerte; lo
que debería ser una evidencia de sabiduría, se
convierte en una prueba de ignorancia; aquello que fue factor en
la sublimidad de la naturaleza
humana se ha convertido en degradación. Por lo tanto,
la esfera del religionario se ha ido cerrando y oscureciendo
gradualmente y el círculo del materialismo se
ha ido ensanchando y avanzando; porque el religionario se ha
adherido a la imitación y lo espurio, descuidando y
descartando la santidad y la sagrada realidad de la
religión. Es cuando el sol se pone que los
murciélagos empiezan a volar. Ellos aparecen porque son
criaturas de la oscuridad. Cuando la luz de la religión se
oscurece, los materialistas aparecen. Ellos son los
murciélagos de la noche Es en la declinación de la
religión cuando ellos se vuelven más activos; buscan
la sombra cuando el mundo se halla a oscuras y las nubes se han
esparcido sobre él.

"Su Santidad Bahá'u'lláh se ha levantado
por el horizonte oriental. Como la gloria del sol, ha venido al
mundo. Ha implantado la realidad de la religión divina, ha
disipado la oscuridad de las imitaciones, ha sentado las bases de
nuevas enseñanzas y ha resucitado al mundo.

"La primera enseñanza de Bahá'u'lláh es
la investigación de la realidad. El hombre
debe buscar la realidad por sí mismo, desechando las
Imitaciones y las adherencias a meros formulismos hereditarios.
Como las naciones del mundo se hallan tan apegadas a las
imitaciones llamándolas verdades, y corno tales son
variadas, las diferencias en el credo han producido las
contiendas y las guerras.
Mientras estas imitaciones continúen, la unidad del mundo
es Imposible. Por lo tanto, debemos investigar la realidad para
que, mediante su luz, las nubes y la oscuridad puedan disiparse.
La realidad es una sola, no admite multiplicidad o
división. Si las naciones del mundo investigaran la
realidad, se pondrían de acuerdo y llegarían a
unirse. Mucha gente ha buscado la realidad a través de las
enseñanzas y de la guía de
Bahá'u'lláh. Han llegado a unirse y ahora viven de
acuerdo, amándose unos a otros; entre ellos no hay ya la
más pequeña traza de enemistad o
desunión".

Prejuicios raciales y
patrióticos:

Ha llegado a ser objeto de una condena tan universal
en principio que ningún grupo se
permite identificarse con el impunemente.

No es que se le haya dado la espalda a un turbio pasado
y que un mundo risueño ocupe súbitamente su lugar.
Grandes sectores de la población continúan soportando los
efectos de arraigados prejuicios de etnia,
genero,
nación,
casta y clase. Todas
las evidencias
señalan que semejantes injusticias perduraran durante el
largo periodo de lenta progresión en el que las instituciones
y criterios que la humanidad esta gestando han de ir cobrando el
cuerpo y la fuerza
necesarios para construir un nuevo orden de relaciones y aportar
alivio a los oprimidos. La cuestión es que hemos cruzado
un umbral al que ya no cabe ninguna posibilidad creíble de
retorno. Se ha identificado, articulado y difundido ampliamente
toda una serie de principios fundamentales que de modo progresivo
están cobrando cuerpo en instituciones capaces de
imponerlos en la conducta
ciudadana. No hay duda de que el efecto, por muy prolongado y
doloroso que sea el esfuerzo, será el de revolucionar las
relaciones entre todos los pueblos en las bases mismas de la
sociedad.

(Casa Universal de Justicia, a
las autoridades religiosas del mundo)

A la par que los pueblos del mundo se ven impulsados
ineludiblemente hacia la formación de una sociedad
planetaria, se les insta a que, desembarazados de limitaciones y
prejuicios culturales, abracen el mensaje de Dios, pues
éste es el único medio capaz de unir sus corazones
y sus mentes.

(Casa Universal de Justicia, EL KITÁB-I-AQDAS –
Su Lugar en la Literatura
Bahá'í).

Shoghi Effendi nos dice que Bahá'u'lláh
hace "referencia especial a 'los periódicos que
están apareciendo rápidamente', los describe como
'el espejo del mundo' y como 'un fenómeno asombroso y
potente', y prescribe a todos los que son responsables de su
producción el deber de estar santificados
de malicia, pasión y prejuicio, ser justos e imparciales,
ser esmerados en sus investigaciones y
averiguar los hechos ciertos de toda
situación".

(Casa Universal de Justicia, La libertad de
expresión).

El orden mundial puede fundarse solamente sobre la
conciencia
inquebrantable de la unidad de la humanidad, verdad espiritual
que todas las ciencias del
hombre confirman. La antropología, la fisiología y la psicología reconocen
una sola especie humana, aun cuando sea ésta infinitamente
variada en los aspectos secundarios de la vida. El reconocimiento
de esta verdad requiere el abandono de los prejuicios -prejuicios
de todo tipo- de clase, color, credo, nacionalidad,
sexo, grado de
civilización material, todo lo que pueda permitir a la
gente considerarse superior a otros.

La aceptación de la unidad de la humanidad es el
primer requisito fundamental para la reorganización y
administración del mundo como un solo
país, el hogar de la humanidad. La aceptación
universal de este principio espiritual es esencial para cualquier
intento efectivo de establecer la paz mundial.

La ignorancia es indiscutiblemente la razón
principal de la caída de los pueblos y de la
perpetuación de los prejuicios. Ninguna nación
puede lograr el éxito
si no educa a todos sus ciudadanos. La falta de recursos limita a
un gran número de naciones para cumplir esta necesidad,
imponiéndose cierto orden de prioridades. Los organismos
decisorios correspondientes harían muy bien si
consideraran dar prioridad a la educación de las
mujeres y niñas, ya que por medio de madres educadas se
difunden por la sociedad más eficaz y rápidamente
los beneficios del conocimiento.
Atendiendo a las necesidades de la época, se debe dar
prioridad a enseñar el concepto de
ciudadanía mundial como parte de la
educación
habitual de cada niño

(Casa Universal de Justicia, La
Mujer)

Los adelantos científicos y tecnológicos
logrados en este siglo extraordinario presagian un gran salto
hacia adelante en la evolución social del planeta e indican los
medios para
resolver los problemas
materiales de
la humanidad. En realidad, estos adelantos constituyen los medios
mismos para la
administración de la compleja vida de un mundo unido.
Pero los obstáculos todavía existen. Las dudas, los
conceptos erróneos, los prejuicios, las sospechas y las
mezquindades acosan a los pueblos y naciones en sus relaciones
mutuas.

Un reconocimiento sincero de que el prejuicio, la
guerra y la
explotación han sido la expresión de etapas de
inmadurez de un vasto proceso
histórico, y que la humanidad experimenta hoy el
inevitable tumulto que indica la llegada colectiva a su
mayoría de edad, no es razón para desesperarse,
sino un requisito previo para emprender la formidable tarea de
construir un mundo pacífico. Que semejante empresa es
posible, que existen las fuerzas constructivas que se necesitan
para tal fin, que es posible levantar estructuras
sociales unificadoras, si se hace un sereno examen de las
verdaderas aseveraciones de los Fundadores de las grandes
religiones, y de los medios sociales en que se vieron obligados a
realizar sus misiones, no hay nada que apoye las contiendas y
prejuicios que trastornan a las comunidades religiosas de la
humanidad y, por lo tanto, a todos los asuntos
humanos.

(Casa Universal de Justicia, La Promesa de la Paz
mundial).

La causa de la educación universal, en la que ya
presta sus servicios todo
un ejército de personas abnegadas de todos los credos y
países, merece el mayor apoyo que le puedan dar los
Gobiernos del mundo, pues, indiscutiblemente, la ignorancia es la
razón principal de la decadencia y caída de los
pueblos y de la perpetuación de los prejuicios. Ninguna
nación podrá alcanzar el éxito si no pone la
educación al alcance de todos los ciudadanos. La falta de
recursos limita la capacidad de muchas naciones para cumplir con
esta necesidad, lo que impone un cierto orden de prioridades. Los
estamentos responsables deberían considerar la necesidad
de dar prioridad a la educación de las mujeres y
niñas, puesto que es a través de madres formadas
como se pueden transmitir, más efectiva y
rápidamente a la sociedad, los beneficios del
conocimiento. Para cumplir con los requisitos de nuestro tiempo, debe
prestarse atención también a la
enseñanza del concepto de ciudadanía mundial como
parte del programa
educativo de cada niño.

(Casa Universal de Justicia, La Promesa de la Paz
mundial).

Estamos convencidos de que la eliminación de la
discriminación y el prejuicio raciales es
uno de los imperativos más urgentes de nuestro tiempo y de
que la comunidad
internacional debe adoptar ahora medidas concretes para tratar en
forma urgente, directa y plena al problema mundial de la discriminación racial.

(Comunidad Internacional Baha'i, Combatiendo el Racismo).

El principio de la unidad racial

Los principios de igualdad
racial y unidad racial son centrales en las enseñanzas
bahá'ís. Los bahá'ís procuran
establecer una civilización mundial orientada por los
principios fundamentales de la unidad de la humanidad y del logro
de la unidad en la diversidad. Por una parte, estos principios
implican un reconocimiento del valor y la
dignidad de
todo ser humano y de su contribución a la sociedad,
independientemente de su raza, color o antecedentes
étnicos o culturales. Los bahá'ís consideran
a todos los seres humanos iguales ante los ojos de Dios. Como
consecuencia de esta creencia, los bahá'ís
reconocen la igualdad de todas las razas y procuran eliminar
todas las formas de prejuicio y discriminación
raciales.

En las clases impartidas por las comunidades

bahá'ís' en más de 100
países se instruyen a los niños en los principios
de la unidad y la igualdad raciales y se despierta su conciencia
acerca de los problemas del prejuicio y la discriminación
raciales. En las clases impartidas por las comunidades
bahá'ís' en más de 100 países se
instruyen a los niños en los principios de la unidad y la
igualdad raciales y se despierta su conciencia acerca de los
problemas del prejuicio y la discriminación
raciales.

Combatiendo el Racismo

Declaración presentada a la Segunda Conferencia
Mundial para Combatir el

Racismo y la Discriminación
Racial.

Ginebra, Suiza

1­12 de agosto de 1983

La Comunidad Internacional Bahá'í se
complace en participar en esta

Segunda Conferencia Mundial para Combatir el Racismo y
la Discriminación

Racial. Estamos convencidos de que la eliminación
de la discriminación y el prejuicio raciales es uno de los
imperativos más urgentes de nuestro tiempo y de que la
comunidad internacional debe adoptar ahora medidas concretas para
tratar en forma urgente, directa y plena al problema mundial de
la discriminación racial. Movidos por esas convicciones
nos proponemos bosquejar en esta declaración el punto de
vista bahá'í acerca de la discriminación y
la igualdad raciales, resumir las múltiples medidas que ya
han adoptado los bahá'ís de todo el mundo para
eliminar la discriminación racial y, finalmente, proponer
un programa práctico para la eliminación de la
discriminación racial que los gobiernos puedan aprobar y
aplicar ahora.

El principio de la unidad racial

Los principios de igualdad racial y unidad racial son
centrales en las enseñanzas bahá'ís. Los
bahá'ís procuran establecer una civilización
mundial orientada por los principios fundamentales de la unidad
de la humanidad y del logro de la unidad en la diversidad. Por
una parte, estos principios implican un reconocimiento del valor
y la dignidad do todo ser humano y de su contribución a la
sociedad, independientemente de su raza, color o antecedentes
étnicos o culturales. Los bahá'ís consideran
a todos los seres humanos iguales ante los ojos de Dios. Como
consecuencia de esta creencia, los bahá'ís
reconocen la igualdad de todas las razas y procuran eliminar
todas las formas de prejuicio y discriminación raciales.
Los bahá'ís creen en que:

«Discriminar en contra de cualquier raza en
razón de ser socialmente atrasada, políticamente
inmadura y numéricamente una minoría, constituye
una violación flagrante del espíritu que anima la
Fe de Bahá'u'lláh…si se ha de tolerar
discriminación alguna debe ser una discriminación
no contra, sino más bien a favor de la minoría, sea
ésta racial o de otro orden».

(De los Escritos Bahá'ís)

Los principios de la unidad de la humanidad y de la
unidad en la diversidad requieren, por otra parte, que se haga
hincapié en el desarrollo de la unidad entre los seres
humanos de todas las razas, colores y orígenes
étnicos. Los Escritos Bahá'ís
aconsejan:

«Cierra tus ojos a las diferencias raciales y
acoge a todos con la luz de la unidad».

Como los bahá'ís asignan tan gran
importancia al estímulo de la unidad, todos los
bahá'ís, si bien se enorgullecen de su herencia racial,
étnica o cultural única, procuran por sobre todas
las cosas reconocer y alentar los lazos humanos y espirituales
comunes que unen a la familia
humana, una familia rica en la diversidad de las razas y culturas
que la componen.

Esfuerzos realizados por los bahá'ís para
promover la unidad racial

En todo el mundo los bahá'ís y las
comunidades bahá'ís procuran poner estos principios
en práctica. En las clases impartidas por las
comunidades

bahá'ís' en más de 100
países se instruyen a los niños en los principios
de la unidad y la igualdad raciales y se despierta su conciencia
acerca de los problemas del prejuicio y la discriminación
raciales. Las comunidades bahá'ís de todo el mundo
han colaborado con los programas de las
Naciones Unidas
en la esfera de la erradicación de la
discriminación racial. Han participado en conferencias y
seminarios de derechos humanos
y han patrocinado activamente las conmemoraciones del Día
de Los Derechos

Humanos y del Día de la Unidad de la Raza en sus
localidades.

Los principios cotidianos que orientan la vida de los
bahá'ís y de las comunidades bahá'ís
constituyen un nuevo testimonio del profundo compromiso que
sienten los bahá'ís con el principio de la unidad
racial.

En las comunidades bahá'ís en los planos
local y nacional los individuos de todas las razas se asocian
periódica y libremente, en total amistad y
concordia. En Las elecciones bahá'ís no se hace
campaña y se exhorta a todos los bahá'ís a
votar en secreto por los individuos mejor calificados,
independientemente de su raza; como consecuencia, los
órganos rectores de las comunidades bahá'ís
manifiestan una composición racial diversa.

Además, el principio bahá'í de
consulta asegura que se oiga la voz de cada individuo y
que se tome seriamente en consideración. Finalmente, la
variada composición racial y cultural de la Comunidad
Internacional Bahá'í, que incluye a representantes
de muchas poblaciones autóctonas demuestra la
realización práctica del principio de la igualdad y
la unidad raciales dentro de la comunidad bahá'í a
escala mundial.
Hoy en día hay más de 2.000 tribus y grupos
étnicos representados en más de 100.000 comunidades
locales bahá'ís en los 165 países
independientes en que residen bahá'ís.

En suma, los bahá'ís han dado grandes
pasos hacia la meta,
enunciada en el Programa de 1973 para el Decenio de la Lucha
Contra el Racismo y la Discriminación Racial, de promover
«los derechos humanos y las
libertades fundamentales de todos, sin distinción alguna
de raza, color, linaje u origen nacional o étnico,
especialmente por medio de la erradicación del racismo, la
discriminación racial y los prejuicios
raciales…». Además, han hecho una
contribución a esa «enérgica campaña
mundial de información destinada a hacer desaparecer
los prejuicios raciales» que se solicitó al comienzo
del decenio.

La importancia de la educación
espiritual

Todas las numerosas actividades bahá'ís'
en favor de la igualdad y la unidad raciales son manifestaciones
de un objetivo
fundamental: la promoción de la unidad racial por medio de
la eliminación del prejuicio racial. Los
bahá'ís reconocen que la discriminación
racial se puede eliminar sólo eliminando el prejuicio
racial y, además, aboliendo el prejuicio en su fuente, el
corazón
humano. Los bahá'ís consideran que el prejuicio es
un problema espiritual y que, por consiguiente, requiere una
solución espiritual. El prejuicio sólo puede
erradicarse mediante un despertar espiritual, un despertar
nutrido, por una parte, por la investigación independiente
de la verdad y, por la otra, por la orientación y la
dirección apropiadas. En consecuencia, lo
que se requiere para eliminar el prejuicio racial es una
educación espiritual apropiada, educación cuyo
objetivo es fomentar ese espíritu de investigación
libre, que es el único que puede romper los estereotipos
raciales inculcando a la vez en los corazones y mentes humanas el
principio fundamental y la verdad de la unidad orgánica de
la humanidad. Esta educación espiritual debe iniciarse
desde los más tempranos años de la formación
de la
personalidad del niño, antes de iniciarse la
enseñanza formal; además, el desarrollo de una
conciencia espiritual debe estimularse fuera de la sala de
clases, en la familia, en el hogar y en la comunidad.

Un programa modelo sobre
la unidad de la humanidad

La Comunidad Internacional Bahá'í
considera que constituiría un primer paso importante para
el establecimiento de la educación espiritual universal la
elaboración y aplicación en todos los países
de un programa de estudios universal, aunque adaptable en lo
cultural, acerca de la unidad orgánica de la humanidad.
Dicho programa de estudios debe inspirarse en un reconocimiento
de que el prejuicio racial no se eliminará
únicamente estudiando el problema de la
discriminación racial; más bien la
erradicación del prejuicio racial requiere el desarrollo a
una edad temprana de una conciencia de los lazos humanos y
espirituales fundamentales que unen a los pueblos de diferentes
razas, colores y orígenes étnicos. Lo que hace que
un programa de estudios de este tipo sea práctico es que
estos lazos no son meramente idealistas, son reales, y en dicho
programa de estudios puede recurrirse a los más recientes
conocimientos que las ciencias biológicas, sociales,
antropológicas, económicas y políticas
pueden brindar como testimonio de la realidad de la unidad y la
interdependencia humanas.

Proponemos concretamente que en tal programa modelo de
estudios se incluyan los siguientes temas: la unidad
biológica de la raza humana como una especie humana,
con diferencias entre las características físicas e
intelectuales
de las razas que son el resultado de factores evolucionarios,
históricos y ambientales, poseyendo todas las razas las
mismas características biológicas humanas
fundamentales y la misma capacidad intrínseca para los
logros intelectuales; las necesidades, deseos y emociones humanas
fundamentales compartidos por todos los seres humanos; la
búsqueda universal por cada individuo de su identidad
propia; la institución universal de la familia como unidad
básica de la sociedad; la necesidad universal de
pertenecer a una comunidad mayor y participar en su vida y de
desarrollar un sentido de identidad cultural; la interdependencia
social, económica, cultural y política de todos los
pueblos; la necesidad universal que el hombre experimenta de una
finalidad espiritual y su búsqueda mediante la
religión.

En el estudio de cada una de estas esferas pueden
examinarse y reconocerse las diferencias culturales como
diferentes expresiones y manifestaciones de esas mismas
características y necesidades humanas universales.
Además de dichos temas básicos podrían
incluirse los siguientes: comprensión de la forma en que
el prejuicio racial se deriva de la falta de comprensión
de los lazos que unen a todos los pueblos; la importancia del
contacto con la gente de otras razas como medio de romper con los
prejuicios y de percibir los lazos humanos compartidos; las
diferentes formas y manifestaciones del prejuicio racial en
nuestra vida cotidiana; y las acciones de
las Naciones Unidas en el ámbito de los derechos humanos y
las normas relativas
a los derechos humanos ya establecidas por las Naciones
Unidas.

La Comunidad Internacional Bahá'í
considera que la formulación y aplicación de un
programa de estudios acerca de la unidad de la raza humana,
orientada hacia las etapas más tempranas del desarrollo de
la personalidad
del niño, brinda una esperanza realista de
eliminación del prejuicio racial y de progresos reales
hacia los objetivos del
Primer

Decenio de la Lucha contra el Racismo y la
Discriminación Racial, objetivos que deben revivirse y
enfrentarse con espíritu fresco y renovada
decisión. Sobre la base de sus principios y la experiencia
que han acumulado en la promoción práctica de la
unidad racial, los bahá'ís están convencidos
de que las actitudes
humanas pueden cambiar; de que, mediante el reconocimiento de la
unidad orgánica de los pueblos de todas las razas y
colores, pueden abolirse el prejuicio racial y el mal social
consiguiente de la discriminación racial. Expresamos la
sincera esperanza de que esta Conferencia comparta ese optimismo
y determinación.

Grandes sectores de la población continúan
soportando los efectos de arraigados prejuicios de etnia, genero,
nación, casta y clase. Todas las evidencias señalan
que semejantes injusticias perduraran durante el largo periodo de
lenta progresión en el que las instituciones y criterios
que la humanidad esta gestando han de ir cobrando el cuerpo y la
fuerza necesarios para construir un nuevo orden de relaciones y
aportar alivio a los oprimidos. La cuestión es que hemos
cruzado un umbral al que ya no cabe ninguna posibilidad
creíble de retorno. Se ha identificado, articulado y
difundido ampliamente toda una serie de principios fundamentales
que de modo progresivo están cobrando cuerpo en
instituciones capaces de imponerlos en la conducta ciudadana. No
hay duda de que el efecto, por muy prolongado y doloroso que sea
el esfuerzo, será el de revolucionar las relaciones entre
todos los pueblos en las bases mismas de la sociedad. (Casa
Universal de Justicia, a las autoridades religiosas del
mundo).

La doctrina bahá'í de unidad del género
humano ataca directamente la raíz de otra de las causas de
guerra: el prejuicio racial. Ciertas razas presumen de ser
superiores a otras y han presupuesto, en
base al principio de "supervivencia del más apto", que esa
superioridad les da el derecho de explotar y aun de exterminar a
las razas más débiles. Gran número de las
más negras páginas de la historia son ejemplo de la
cruel aplicación de este principio. De acuerdo con el
punto de vista bahá'í, las gentes de todas las
razas son iguales ante Dios. Todos tienen maravillosas
capacidades innatas que sólo requieren una buena
educación para su desarrollo, y cada uno puede
desempeñar un papel que, en vez de empobrecer,
enriquecería y completaría la vida de los
demás miembros del cuerpo de la humanidad.
'Abdu'l-Bahá dice:

Tocante al prejuicio de raza: ¡es una
ilusión, una pura y simple superstición! Porque
Dios nos creó a todos de una sola raza… En el principio
tampoco hubo límites ni
fronteras entre las diferentes tierras; ninguna parte de la
Tierra perteneció más a unos pueblos que a otros. A
los ojos de Dios no hay diferencia entre las razas. ¿Por
qué ha de inventar el hombre tal prejuicio?
¿Cómo podemos sostener una guerra basada en una
ilusión?

Dios no creó a los hombres para que se
destruyeran entre sí. Todas las razas, tribus, sectas y
clases disfrutan por igual de las bondades de su Padre
celestial.

La única diferencia real radica en los grados de
fidelidad y de obediencia a las leyes de Dios.
Hay algunos que son como antorchas encendidas, otros que brillan
como estrellas en el cielo de la humanidad. Los amantes del
género humano, éstos son los hombres superiores,
cualquiera que sea la nacionalidad,
credo o color que tengan.

El racismo se origina no en la piel, sino en
la conciencia de las personas. En consecuencia, los remedios
dirigidos a atajar los prejuicios raciales, la xenofobia y la
intolerancia han de abordar primero y ante todo las ilusiones
mentales que durante tantos milenios han dado lugar entre los
pueblos a los falsos conceptos de superioridad e
inferioridad.

(Comunidad Internacional Baha'i, Una misma sustancia
Crear conscientemente una cultura
mundial de unidad).

Tan dañino como el prejuicio racial es el
prejuicio político o patriótico. Ha llegado el
tiempo en que los estrechos patriotismos nacionales deben
sumergirse en un amplio patriotismo cuya patria es el mundo.
Bahá'u'lláh dice:

Anteriormente se decía: "Amar a la patria es un
elemento de la Fe de Dios…" La Lengua de Grandeza ha dicho en
el día de Su Manifestación: "Gloria no es de aquel
que ama a su patria, sino de aquel que ama a sus semejantes". Por
medio de estas palabras Él dio un nuevo impulso y
estableció una nueva dirección a las aves de los
corazones de los hombres y borró del Libro Sagrado de Dios
toda restricción y limitación.

Ambiciones Territoriales:

Son muchas las guerras en que se ha combatido por un
pedazo de territorio cuya posición era deseada por dos o
más naciones rivales. La codicia de posesión ha
sido una causa de lucha tan fértil entre naciones como
entre individuos. De acuerdo con el punto de vista
bahá'í, las tierras pertenecen, en justicia, no a
personas o naciones individuales, sino a toda la humanidad. Es
más, ellas pertenecen a Dios solamente, y los hombres no
son sino inquilinos.

Las novedades sobre la batalla de Benghasi atormentan mi
corazón. Me asombro del salvajismo humano que aún
existe en el mundo. ¿Cómo es posible que los
hombres combatan de la mañana a la noche, matándose
los unos a los otros, derramando la sangre de sus
hermanos? ¿Con qué objeto? ¡Para ganar la
posesión de un pedazo de tierra! Hasta los animales, cuando
se pelean, tienen una razón más inmediata para sus
ataques. ¡Cuán terrible es para los hombres,
pertenecientes al reino más elevado, el descender tan
bajo, matando a sus semejantes por la posesión de un
pedazo de tierra! ¡El ser más elevado de la
creación peleando para obtener la materia
más baja, la tierra!

La tierra no pertenece a un pueblo, sino a todos los
pueblos. Esta tierra no es el hogar del hombre, es su tumba.
¡Y es por sus tumbas por lo que los hombres
pelean!

Por grande que sea el conquistador, por muchas que sean
las naciones reducidas a su esclavitud,
él no puede conservar más que una parte
insignificante de tierra, ¡su tumba! Si es necesario
adquirir mayor extensión de terreno para el mejoramiento
de sus habitantes, para el crecimiento de la
civilización… seguramente podría conseguirse
pacíficamente la necesaria extensión de territorio.
Pero ¡la guerra se hace para satisfacer la ambición
de los hombres, por un motivo de ganancia material para unos
pocos, causando la miseria a innumerables hogares, destrozando
los corazones de centenares de hombres y
mujeres!…(Abdul-Bahá).

Prejuicios
Religiosos, de credo:

Las religiones divinas deben ser la causa de
unión entre los hombres, y el instrumento de amor y
unidad; deben promulgar la paz universal, liberar al hombre de
todo prejuicio, conferir alegría y felicidad, practicar la
bondad hacia todos los hombres, y suprimir toda diferencia y
distinción. Tal como dice Bahá'u'lláh
dirigiéndose al mundo de la humanidad: "¡OH pueblo!
Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una misma
rama". A lo sumo se trata de que algunas almas sean ignorantes y
deben ser educadas; algunos están enfermos y deben ser
sanados; algunos son todavía de tierna edad, y se les debe
ayudar a alcanzar la madurez, y debe mostrárseles la mayor
bondad. Esta es la conducta del pueblo de Bahá.

Vosotros quienes sois siervos de la raza humana,
esforzaos con todo vuestro corazón por rescatar a la
humanidad de esta oscuridad y de estos prejuicios, los cuales
pertenecen a la condición humana y al mundo de la naturaleza,
para que la humanidad encuentre el camino hacia la luz del mundo
de Dios (Abdul-Bahá, Selección de los
escritos).

Para que podamos ver claramente cómo puede
establecerse la Más Grande Paz, examinaremos primero las
principales causas que en el pasado han provocado guerras, y
veamos cómo Bahá'u'lláh propone tratar cada
una de ellas.

Una de las más prolíficas causas de guerra
han sido los prejuicios religiosos. Con respecto a este punto,
las enseñanzas bahá'ís muestran claramente
que la enemistad y conflicto
entre los adeptos de las diferentes religiones y sectas han sido
siempre causados, no por la verdadera religión, sino por
la falta de ella, y por su sustitución por falsos
prejuicios, imitaciones y falsedades.

En uno de Sus discursos en
París, 'Abdu'l-Bahá dijo:

La religión debe unir todos los corazones para
borrar de la faz de la tierra las guerras y las disputas, dar
nacimiento a la espiritualidad, confiriendo vida y luz a cada
corazón. Si la religión se convierte en causa de
aversión, odio y división, sería mejor no
tener ninguna, y separarse de tal religión sería
un verdadero acto religioso. Pues es claro que el
propósito de una medicina es
curar, pero si la medicina sólo sirve para agravar la
enfermedad, mejor es no usarla. Cualquier religión que
no sea causa de amor y unidad no puede ser
religión.

De nuevo repite:

Desde el comienzo de la historia de la humanidad hasta
nuestros días, varias religiones del mundo se han
anatematizado entre sí y se han acusado unas a otras de
falsedad. Se han despreciado entre ellas severamente, ejerciendo
mutua aversión y rencor. Consideremos la historia de las
guerras religiosas. Una de las mayores de ellas, la de las
Cruzadas, se extendió durante un período de
doscientos años. Algunas veces los cruzados eran los
victoriosos, matando, saqueando y haciendo cautivos a los
musulmanes; otras veces los musulmanes eran los victoriosos,
infligiendo, en su turno, matanzas y ruina sobre los
invasores.

Así continuaron durante dos siglos,
alternativamente luchando con furia o cediendo en su debilidad
hasta que los religiosos europeos se retiraron del Oriente,
dejando tras de ellos las cenizas de la desolación y
encontrando sus propios países en una condición de
turbulencia y rebelión. Y ésta fue solamente una de
las "Guerras Santas".

Las guerras religiosas han sido muchas. Novecientos mil
mártires de la causa protestante fue el precio del
conflicto entre esta secta del cristianismo y
los católicos. ¡Cuántos se consumieron en las
prisiones! ¡Qué despiadado el tratamiento a los
cautivos! ¡Y todo en nombre de la
religión!

Los cristianos y los musulmanes consideraban a los
judíos
como satánicos y como enemigos de Dios. Por lo tanto, los
maldijeron y persiguieron. Gran número de judíos
fueron muertos, sus casas incendiadas y saqueadas, sus hijos
llevados al cautiverio. Los judíos por su parte
consideraban a los cristianos como infieles y a los musulmanes
como enemigos y destructores de las leyes de Moisés; por
lo tanto, clamaban venganza contra ellos y los maldicen
aún hoy día.

Cuando la luz de Bahá'u'lláh
apareció en el Oriente, Él proclamó la
promesa de la unidad de la humanidad. Se dirigió a
todo el género humano diciendo: "Vosotros todos sois
frutos de un solo árbol. No hay dos árboles, uno de la divina misericordia y
otro de Satanás". Debemos, pues, tener el más
grande amor los unos por los otros. No debemos considerar a
ningún grupo como la gente de Satanás, sino
considerar a todos como siervos de un solo Dios. A lo sumo es
esto: algunos no saben y deben ser guiados y enseñados.
Otros son ignorantes y deben ser informados. Algunos son como
niños y deben ser ayudados para que alcancen madurez.
Otros están dolientes, su condición moral es mala,
y éstos deben ser tratados hasta
que su moral sea purificada. Pero el hombre enfermo no debe ser
odiado a causa de su enfermedad; el niño no debe ser
apartado porque es un niño; el ignorante no debe ser
despreciado por su falta de conocimiento. Todos deben ser
curados, educados y ayudados con amor. Debe hacerse todo con el
objeto de que la humanidad entera viva bajo la sombra de Dios, en
la más grande seguridad, en la
más elevada felicidad.

Cuando la religión ha sido fiel al
espíritu y al ejemplo de las Figuras trascendentales que
dieron al mundo los grandes sistemas de creencias, ha despertado
en pueblos enteros las capacidades de amar, de perdonar y de
crear al tiempo que los ha impulsado a mostrar arrojo, a superar
los prejuicios, a sacrificarse por el bien común y a
disciplinar los impulsos del instinto animal. Es
incuestionable que la fuerza seminal en la civilización
del ser humano la ha aportado la sucesión de estas
Manifestaciones de lo Divino y que esta fuerza se remonta al
alba de la
historia. (Casa universal de justicia, a las autoridades
religiosas del mundo).

No pasa un solo día sin que aumente el peligro de
que las hogueras del prejuicio religioso prendan una
conflagración mundial de consecuencias inimaginables. Las
autoridades civiles no pueden, por si solas, conjurar semejante
riesgo.
Tampoco deberíamos engañarnos creyendo que los
llamamientos a la tolerancia mutua
puedan extinguir por si solos animosidades que se arrogan el
refrendo Divino. La crisis exige
de los dirigentes religiosos una ruptura con el pasado tan
resuelta como las que permitieron que la sociedad se zafase de
los prejuicios igualmente corrosivos de raza, genero y
nación. Toda justificación para ejercer influencia
en asuntos de conciencia yace en el servicio al
bien de la humanidad. En este momento, el más decisivo en
la historia de la civilización, las exigencias de tal
servicio no pueden ser mas claras. Inalcanzables así reza
el encarecimiento de Bahá'u'lláh hasta que su
unidad este firmemente establecida.

Así pues, es evidente si la religión ha de
hacer frente a los múltiples desafíos que la
apremian, ella misma debe estar limpia de ignorancia, prejuicios
y animosidades.

Tras abandonar toda tendencia a promover una
salvación puramente personal o
limitada al grupo, la religión debiera recalcar que el
bienestar y la realización espiritual de la persona
están estrechamente ligados al progreso de la comunidad
mundial entera. Los valores de
servicio y compromiso activo con la justicia y la unidad hacen
que la religión pueda convertirse en una fuerza
enormemente positiva en cuestiones de desarrollo
social.

Por consiguiente, la Comunidad Internacional
Bahá'í insta a que la

Declaración y el Programa de Acción
planteen de forma cabal el papel constructivo que le cumple
desempeñar a la religión en materia de desarrollo
social.

El sistema
administrativo Bahá'í provee los medios para la
consecución de las enseñanzas bahá'ís
y para la abolición de todos los prejuicios, ya sean estos
basados en raza, religión, clase social, nacionalidad o
sexo y está orientado hacia el establecimiento de un orden
mundial, en el cual la contribución de todos es valorada y
recibida como la contribución hacia el desarrollo de una
civilización mundial.

El Papel de la religión en el desarrollo
social:

En algunas áreas de África, cuando se les
explica a los habitantes bahá'ís de los pueblos que
ambos mujeres y hombres son elegidos en nuestras Asambleas dado
que no tenemos prejuicio, muy a menudo mujeres son elegidas a su
nueva Asamblea Local aun cuando ellos puedan ser todos
bahá'ís muy nuevos.

Promoción de la unidad de la humanidad. La paz y
el bienestar de la humanidad dependen del establecimiento de la
unidad, incluso la igualdad racial y la eliminación de
todas las formas de prejuicio. Durante más de 140
años, los Bahá'ís han estado
construyendo comunidades caracterizadas por su diversidad y por
su compromiso por la causa de la unidad. La creación de
comunidades unificadas y diversificadas exige el abandono de los
prejuicios de todo tipo y estimula a los seguidores a aprender a
trabajar juntos por el bien de todos. Los consejos dirigentes
elegidos localmente favorecen la cooperación entre los
distintos elementos de la comunidad al fomentar, gracias a la
consulta, una gran participación en la toma de
decisiones.

Prejuicios
de sexo:

Igualdad entre hombres y
mujeres
:

La Fe Bahá í enseña que los
hombres y las mujeres son iguales:

Al nacer una criatura lo primero que todos preguntan es
su sexo. En los primeros días de su vida la diferencia
puede ser puramente anatómica pero a medida que el
niño crece comienza a comportarse como varón o
hembra .Este comportamiento
no se debe a razones biológicas si no que se aprenden; las
diferencias de comportamiento son aprendidas y dejando de lado
las obvias discrepancias fisiológicas los hombres y las
mujeres son iguales."Sabe; OH sierva ,que a los ojos de Baha las
mujeres se consideran igual que los hombres, y DIOS ha creado a
toda la humanidad a su propia imagen y
semejanza, Esto significa que los hombres y las mujeres revelan
igualmente sus nombres y atributos. Y desde un punto de vista
espiritual no hay diferencia entre ellos. Quien se acerque mas a
DIOS es el más favorecido, sea hombre o mujer. (Abdu
´ l-Bahá).
Desde el momento en que nace un bebe, le hacemos saber, de mil
maneras sutiles y no verbales, que es un niño o una
niña. La mayoría de las personas sostienen en
brazos a los niños y las niñas de forma diferente.
En nuestra sociedad y aun a muy tierna edad, los niños
suelen estar sujetos a un trato más brusco que las
niñas. Cada vez que un niño o una niña
actúa en la forma que concuerda con nuestra convicciones
sobre como debe proceder un varón o una hembra reforzamos
su comportamiento. Ese refuerzo puede ser algo tan sutil como la
inflexión del tono de voz o una fugaz expresión de
aprobación en el rostro,"a sin deben hacer los
niños o las niñas, aunque suele ser mas tajante y
duro para los niños Podremos en pocas ocasiones no
reñir a los niños por querer jugar a las
muñecas, muñecos(educando hacia la paternidad)o ser
sensibles hacia la naturaleza, gustarle las flores, la no
violencia las
artes o cualquier otra cualidad mal llamada femenina, pero rara
vez los alentamos a que lo hagan ,tal vez la total ausencia de
respuesta, la falta de vibraciones positivas le hagan saber al
niño que esta haciendo algo que los varones no deben hacer
.(del libro la comunicación no verbal-Flora
Davis).

Cuando condicionamos a una persona a un determinado rol
o papel marcado por lo que hasta ahora mal se ha creído en
llamar injustamente y en desigualdad cualidades femeninas y
masculinas, estamos limitando enormemente el desarrollo del
potencial humano, tanto intelectual como espiritual. Tenemos que
tener muy en cuenta que no existen ni cualidades masculinas ni
femeninas si no potencialidades a desarrollar (de Jesús
R.G.G), como ejemplo podemos ver la vida de Abdu ´
l-Bahá, su ternura, amabilidad, comprensión,
sensibilidad, delicadeza, amor. Los hombres han podido
desarrollar, debido a su mala, limitada y prejuiciosa
educación, su parte intelectual mas que la
humana-espiritual, referente a sentimientos tales como,
delicadeza sensibilidad, ternura amor ,etc. Al varón se le
ha prohibido llorar, expresar sus sentimientos y desarrollar su
espíritu. Las mujeres al contrario habiendo tenido una
educación mas emocional ha podido desarrollar mas su parte
humana-espiritual(mal llamada cualidad femenina), que son y
están tan innatas tanto en la mujer como en el hombre y a
la mujer le ha sido negado en su educación su desarrollo
intelectual. Por lo cual no vamos a decir que unos son superiores
a otros; cuando debido a la educación y la cultura lo que
se le ha negado en la educación al hombre se le ha
afirmado a la mujer y lo que le ha sido negado a la mujer se le
ha afirmado al hombre, por ello hay desigualdad por parte de
ambos.

Aunque hay que reconocer que el dominio, el poder
la violencia; del hombre hacia la mujer ha sido y sigue siendo,
desgraciadamente, un mal que no se puede justificar y que hay que
eliminar, para que nadie domine a nadie y halla un respecto e
entendimiento mutuo, y colaboración entre ambos sin
ningún tipo de rol.(Jesús. R. G. G-(del
artículo: no femenino no masculino si no potencialidades a
desarrollar).

Normas Culturales: Lo que es femenino en unas culturas
en otras es masculino y al revés. Esto demuestra que la
persona es condicionada según el sitio donde nazca y se
eduque .Lo que llamamos masculinidad y feminidad esta sujeto con
la asociación de un determinado papel de comportamiento en
función
del molde Socio-Cultural." En Nueva Guinea tanto los hombres como
las mujeres de la tribu Arapesh, tienen características
emocionales que en nuestra sociedad caen más bien dentro
del patrón femenino: ambos son cooperadores, no agresivos,
gentiles y no
competitivos. En la tribu Munduyumur; por el contrario, tanto las
mujeres como los hombres son violentos, agresivos, rudos y
competitivos. En la tribu de los Tchambulli, las mujeres son
prácticas, activas, dominantes; nada sensibles. En
cambio los
hombres se dedican a actividades artísticas o no
utilitarias; danzar esculpir, pintar y son delicados
tímidos y muy sensibles y susceptibles"(Margaret Mead
antropóloga).Las cualidades humanas no están
marcadas por la biología, sino por la
cultura y la educación y se aprenden en la niñez.
La madre es la primera maestra del bebe, a medida que el bebe
crece y se vuelve mas independiente, la naturaleza relativa de su
relación con su padre y madre cambia y el padre puede
desempeñar un papel mas importante.

El padre en la religión bahái tiene el
deber y la responsabilidad de educar junto a la madre a sus
hijos. "En un futuro la educación comenzara con el primer
parpadeo de vida en el vientre de la mujer. Esta será la
señal para el esposo y la esposa de empezar a orar por el
embrión para exponer la nueva vida a la belleza y a
hombres y mujeres atentos y de ideas nobles. La etapa del
embarazo en el
desarrollo
humano requerirá la atención amorosa de ambos
padres. Los padres continuaran orando por el; cubriéndole
de amor, pero también trataran de observar en el los
signos de sus potencialidades particulares. La educación
contemplara también el ayudar a los jóvenes a
descubrir, liberar y desarrollar sus atributos divinos cualidades
como el amor la
compasión un carácter reflexivo, la humildad. Los
atributos divinos están latentes en todas las almas. A
partir de esta experiencia; el, la, joven desarrolla una
conciencia moral y aprende a conocer y amar a DIOS, que es
según el descubre, el propósito de la vida. Educado
en la Revelación Divina: Krishna. Abraham. Moisés.
Zoroastro. Buda. Jesucristo. Muhammad. El BAB. y BAHAULLAH.
(Revelación progresiva).
Los varones se sentirán liberados de tener que desplegar
la imagen de "macho" y habrán desarrollado muchas de las
cualidades propias de un corazón tierno, que normalmente
se asocian a las mujeres (como dijimos anterior mente lo han
podido desarrollar y el hombre no).como la compasión, la
paciencia y fiarse de la intuición. Las mujeres a cambio
se habrán escapado de la jaula del estereotipo
manifestando algunas de las cualidades mas enérgicas que
suelen identificarse con los hombres" (Nathan ruststein. Al
Buscador).
Es difícil ser uno mismo, es difícil ser hombre,
ser mujer (ser un ser humano). Por miedo al rechazo al
ridículo, a las criticas , pero si no actuamos de acuerdo
a nuestra personalidad no podremos desarrollarnos como personas y
siempre aunque no nos demos cuenta inconscientemente seremos
infelices y seremos los primeros, debido a nuestra
insatisfacciones, en criticar, murmurar y no ser tolerantes ,
comprensivos y justos con los demás como sucede en nuestra
sociedad que no se admite al que piense distinto a nosotros
,tenga diferente religión ,raza, manera de pensar o actual
etc.

Una de las terapias de la superación de la
mística masculinidad , pasa, en primer lugar por moderar
aquellos valores de
dureza, dominio, represión y competitividad, realzando en cambio los de
cooperación , servicio, amor, ternura, responsabilidad
social, empatía, socializar a los hombres ,
espiritualizarlos, educándolos en valores y atributos
DIVINOS.

Dándoles responsabilidad, en la práctica
del cuidado, empezando por sus propios hijos, porque la
participación de los padres en la crianza es un freno en
el uso de la violencia, primero en ellos mismos, y después
en sus hijos.

Se trata en definitiva de introducir la expresión
del cariño en la vida de los hombres y de que no repriman
la empatía, para a si aumentar su responsabilidad sobre el
coste humano y social de sus actos tanto en la vida familiar,
como en la sociedad en general

Educación universal para la
eliminación de los
prejuicios:(obligatoria y
gratuita):

Ya que la ignorancia es la causa principal para la
caída y decadencia de los pueblos y de la
perpetuación de los prejuicios, no hay nación que
pueda llegar el éxito a menos que todos sus habitantes
reciban una educación, tanto mujeres como hombres. La
educación debe promover la unidad esencial de la ciencia y
la religión. Un idioma auxiliar internacional. A medida
que el mundo se haga cada vez más interdependiente, debe
adoptarse y enseñarse en las escuelas del mundo entero
un idioma y escritura
universal auxiliar acordado universalmente como complemento al
idioma, o idiomas, de cada país. La adopción
de tal idioma mejorará la
comunicación entre las naciones, reducirá los
costos
administrativos y promoverá la unidad entre los pueblos
y las naciones. En nuestra opinión, como se cita en los
Escritos Bahá'ís, «la religión es
verdaderamente el principal instrumento para el establecimiento
del orden en el mundo y de la tranquilidad entre sus
pueblos», hay desde luego en la búsqueda de la paz
y de la comprensión de su interrelación con el
desarrollo, la necesidad de reconsiderar, sin los prejuicios
que inspire una sociedad secular, la naturaleza de la
religión y de los valores religiosos. (Comunidad
Internacional Baha'i, La Paz y el Desarrollo).

Los verdaderos enemigos no son otros estados naciones,
sino la ignorancia, el prejuicio, la codicia, la pobreza y la
enfermedad.

(Comunidad Internacional Baha'i, la Relación
Entre el Desarme y el Desarrollo)

Creemos que despojar al ser humano de sus identidades
accidentales de raza, nacionalidad, religión, clase o sexo
y hallar en cada persona las necesidades y las potencialidades
intelectuales, emocionales y físicos básicos es un
proceso necesario que lleva a la erradicación de todos los
prejuicios que impiden que los seres humanos trabajen juntos para
construir una paz mundial.

Porque es convicción de la Comunidad
Internacional Bahá'í, como se expresa en los
Escritos Bahá'ís, que: «la gloria del hombre
se basa en sus conocimientos, su recta conducta, su
carácter encomendable, su sabiduría, y no en su
nacionalidad o su rango».

Y, además, que: «quienes estén
dotados de sinceridad y fidelidad deben asociarse con todos los
pueblos y personas afines de la tierra con alegría y
esplendor en la medida en que relacionarse con personas ha
promovido y seguirá promoviendo la unidad y la
armonía, que a su vez son conducentes al mantenimiento
del orden en el mundo y a la regeneración las
naciones.»

La Comunidad Internacional Bahá'í opina
que la lucha de un grupo, clase o raza por el control o la
ventaja sobre otros a fin de obtener un beneficio
económico sirve sólo para aumentar la
división, profundizar los prejuicios y fomentar el aspecto
competitivo de la naturaleza humana. Valiéndose del
espíritu creativo de la participación de las bases,
los bahá'ís de cierto número de
países han establecido comités de unidad racial,
compuestos por personas de diferentes razas, gracias a los cuales
se han desarrollado programas destinados a combatir el prejuicio
racial y a crear lazos de respeto mutuo
entre los pueblos de diferentes razas de entre sus comunidades
locales.

(Comunidad Internacional Baha'i, Una misma sustancia
Crear conscientemente una cultura mundial de unidad).

Los antiguos principios de materialismo y
egoísmo, los antiguos prejuicios sectarios y
patrióticos y sus hostilidades, están
desacreditados y pereciendo entre las ruinas que han causado en
todos los países; vemos los signos de un nuevo
espíritu de fe, de fraternidad y de internacionalismo que
está rompiendo las viejas ligaduras y traspasando las
antiguas fronteras.

La búsqueda de la verdad, la unidad del
género humano, de las religiones, de las razas, de las
naciones, de Oriente y Occidente, la reconciliación de la
religión y la ciencia; la
eliminación de prejuicios y supersticiones; la igualdad
del hombre y la mujer; el establecimiento de la justicia y la
rectitud; la
organización de un Tribunal Supremo Internacional; la
unificación de idiomas; la difusión obligatoria del
conocimiento; éstas, y muchas otras enseñanzas
similares, fueron reveladas por la pluma de
Bahá'u'lláh durante la segunda mitad del siglo XIX,
en innumerables libros y
epístolas, varias de las cuales fueron dirigidas a los
soberanos y gobernantes del mundo.

(Libros Baha'is, Baha'u'llah y la Nueva Era JE
Esslemont).

Todos deben abandonar prejuicios y aun visitar las
iglesias y mezquitas de unos y otros, pues en todos estos sitios
de veneración el Nombre de Dios es mencionado. Si todos se
reúnen para adorar a Dios, ¿qué diferencia
puede existir? Ninguno de ellos adora a Satanás. Los
musulmanes deben ir a las iglesias de los cristianos y a las
sinagogas de los judíos, y, viceversa, los otros deben ir
a las mezquitas de los musulmanes. Se separan los unos de los
otros sin más causa que infundados prejuicios y
dogmas.(Abdul-Bahá).

Ocurre cien mil veces, ¡ay!, que los ignorantes
prejuicios, las diferencias no naturales y los principios
antagónicos son aún desplegados por las naciones
del mundo, unas en contra de otras, causando así el atraso
del progreso general. Este retroceso ocurre porque los principios
de la civilización divina están completamente
abandonados y las enseñanzas de los Profetas
olvidadas.

(Libros Baha'is, Baha'u'llah y la Nueva Era)

Prejuicio:

Si algún hombre meditare sobre lo que han
revelado las Escrituras enviadas desde el cielo de la santa
Voluntad de Dios, reconocerá fácilmente que el
propósito de ella es que todos los hombres sean
considerados como un alma

Bahá'u'lláh.

La causa fundamental del prejuicio es la ciega
imitación del pasado, imitación en religión,
en actitudes raciales, en tendencias nacionalistas, en intereses
políticos.

'Abdu'l-Bahá.

Dios no mira a las diferencias… Él observa a
los corazones. Aquel cuya moral y virtudes son dignos de alabanza
es preferido en la presencia de Dios; quien tiene devoción
hacia el Reino es el más amado…

'Abdu'l-Bahá.

No permitáis que la diferencia de opinión,
o la diversidad de pensamiento os
separen de vuestros semejantes…

'Abdu'l-Bahá.

El hombre debe liberarse de todo prejuicio y de los
resultados de su propia imaginación, para que pueda
investigar la verdad sin obstáculos.

'Abdu'l-Bahá.

Para encontrar la verdad debemos abandonar todos
nuestros prejuicios, todos nuestros conceptos triviales; una
mente abierta y receptiva, es esencial.

'Abdu'l-Bahá.

A menos que hagamos en nuestra mente una
distinción entre dogma, superstición y prejuicio,
por un lado, y verdad, por el otro, no podremos
triunfar.

'Abdu'l-Bahá.

Seamos…humildes, sin prejuicios, prefiriendo el bien
de nuestro prójimo antes que nuestro propio
bien.

'Abdu'l-Bahá.

Mi esperanza radica en que durante este siglo iluminado,
la Divina Luz del amor difunda su resplandor sobre el mundo
entero, buscando la sensibilidad inteligente del corazón
de cada ser humano…para que se despojen de todas las cadenas
del prejuicio y de la superstición…

'Abdu'l-Bahá.

No consideren a nadie como a un enemigo, o como deseosos
de su mal, sino piensen que toda la humanidad es como sus amigos,
contemplando al forastero como a un allegado, al extraño
como a un compañero, permaneciendo libres de todo
prejuicio, sin hacer distinciones.

'Abdu'l-Bahá.

El mundo está, en este momento, en una
condición espiritual sumamente oscura; odio y prejuicio de
cada clase están literalmente despedazándolo.
Nosotros, en cambio, somos los portadores de las fuerzas
opuestas, las fuerzas de amor, de unidad, de paz e integración, y debemos constantemente estar
alertas, ya sea como individuos, como Asambleas o como
comunidades, para que estas fuerzas negativas y destructivas no
entren en medio de nosotros a través nuestro… El amor
entre nosotros y el sentido profundo de que somos un nuevo
organismo, los Rompedores del Alba de un Nuevo Orden Mundial,
debe constantemente animar nuestras vidas bahá'ís,
y debemos orar para ser protegidos de la
contaminación de una sociedad que está tan
enferma con prejuicios.

Shoghi Efendi.

(Libro: La Fuente de Todo Bien).

No debemos permitimos olvidar la continua y espantosa
carga de sufrimientos bajo la cual millones de seres humanos
están gimiendo siempre, carga que han soportado siglo tras
siglo, la que es misión de
Bahá'u'lláh eliminar al fin. La causa principal de
este sufrimiento, que se puede contemplar a cualquier lado que
mire, es la corrupción
de la moral
humana y el predominio del prejuicio, la sospecha, el odio, la
desconfianza, el egoísmo y la tiranía entre los
hombres. No sólo es el bienestar material lo que la
gente necesita. Lo que necesitan desesperadamente es saber
cómo vivir sus vidas, necesitan saber quiénes son,
cuál es el propósito de sus existencias, y
cómo deberían actuar el uno con el otro; y, una vez
que sepan las respuestas a estas preguntas, necesitarán
ayuda para aplicar gradualmente estas respuestas al
comportamiento cotidiano. Es hacia la solución de este
problema básico de la humanidad que debemos dirigir la
mayor parte de nuestras energías y
recursos…»

(Casa Universal de Justicia; de una carta escrita a
la Asamblea Espiritual Nacional de Italia,
19/11/1974)

(Libro: Luces de Guía).

Eliminar todo prejuicio

«Bahá'u'lláh nos dice que los
prejuicios, en sus diferentes formas, destruyen el edificio de la
humanidad. El Mensajero Divino nos ordena eliminar toda clase de
prejuicios de nuestras vidas. Nuestra vida externa debe reflejar
nuestras creencias. El mundo debe ver que, a pesar de cualquier
capricho pasajero o de la moda en uso entre
la generalidad de la humanidad, el bahá'í vive su
vida de acuerdo con las ordenanzas de su Fe. No debemos permitir
que el temor al rechazo de parte de nuestros amigos y vecinos nos
desvíe de nuestra meta de vivir la vida
bahá'í. Esforcémonos por borrar de nuestras
vidas toda huella de prejuicios, sean éstos raciales,
religiosos, políticos, económicos, nacionales,
culturales, de tribu o clase, y los que se basan en las
diferencias de educación o edad. Nos distinguiremos de
nuestras relaciones no bahá'ís si nuestras vidas
están embellecidas por este principio.» (Casa
Universal de Justicia).

Un espíritu libre de prejuicios, de amorosa
camaradería hacia los demás, será lo que
abra los ojos de la gente más que muchas
palabras.»

(Shoghi Effendi.

Las palabras, los hechos, las actitudes, la carencia de
prejuicios, la nobleza del carácter, el elevado sentido de
servicio hacia los demás; en resumen, las cualidades y
acciones que distinguen a un bahá'í deben sin falta
caracterizar su vida interior y su conducta exterior y su
interacción con amigos y enemigos. Shogui
effendi.

El Gran anuncio a la
humanidad:

La proclamación de
Baháulláh.

En 1864. Bahá'u'lláh, Fundador de la Fe
Bahá'í, anunció, en lenguaje claro
e inequívoco, a los reyes y gobernantes del mundo, a sus
dirigentes religiosos y a la humanidad en general que, por fin,
la era de paz y hermandad, prometida desde hace tanto tiempo,
había llegado, y que Él Mismo era el Portador del
nuevo mensaje y del poder de Dios, que habrían de
transformar el sistema vigente de antagonismo y enemistad entre
los hombres y crear el espíritu y la forma del orden
mundial predestinado.

En aquel tiempo, el esplendor y la pompa de los monarcas
reflejaban el amplio poder que ejercían, en su
mayoría de forma autocrática, sobre la mayor parte
de la Tierra. Bahá'u'lláh, exiliado de Persia, su
país natal, por sus enseñanzas religiosas, estaba
prisionero del tiránico y todopoderoso Sultán del
Imperio Otomano. En esas circunstancias se dirigió
Él a los gobernantes del mundo. Sus Tablas dirigidas a
determinados reyes y al Papa, aun habiéndoles sido
entregadas, fueron ignoradas o rechazadas, no se prestó
atención a sus sabios consejos y sus sombríos
avisos, y en una ocasión su portador fue torturado y
muerto.

Bahá'u'lláh, viendo aquel mundo ya viejo
"a merced de gobernantes tan embriagados de orgullo que no pueden
discernir claramente lo que más les beneficia a ellos
mismos", declaró que "…la disensión que divide y
aflige a la raza humana crece día a día. Los signos
de convulsiones y caos inminentes pueden ya distinguirse, por
cuanto el orden prevaleciente demuestra ser deplorablemente
defectuoso." Aun cuando describió en tono sombrío
el "castigo divino" que sobrevendría a la mayoría
de aquellos gobernantes y sumiría en la ruina a los
pueblos del mundo, sin embargo Él no dejó duda
alguna acerca de su resultado. "Pronto -declaró
Él-, el orden actual será enrollado y uno nuevo
desplegado en su lugar." Desde la ascensión de
Bahá'u'lláh en Tierra Santa en 1892, el
enrollamiento del orden viejo se ha convertido en la experiencia
diaria de la humanidad, y no se percibe merma alguna en este
proceso. La esencia del Orden Mundial de
Bahá'u'lláh es la unidad de la raza humana. "OH
vosotros, hijos de los hombres", escribe Él, "el
propósito fundamental que anima a la Fe de Dios y a Su
Religión es salvaguardar los intereses de la raza humana y
promover su unidad…" Y advierte: "El bienestar de la humanidad,
su paz y seguridad, son inalcanzables a menos que su unidad sea
firmemente establecida." El logro de esta unidad es la
misión declarada por Bahá'u'lláh y el
objetivo de toda actividad bahá'í. En el siguiente
pasaje de los escritos de Shoghi Effendi, bisnieto de
Bahá'u'lláh y Guardián de la Fe
Bahá'í, se hace un esbozo de esa unidad y se
delinea su estructura:

"La unidad de la raza humana, tal como la concibe
Bahá'u'lláh, implica el establecimiento de una
mancomunidad mundial en la que todas las naciones, razas, credos
y clases estén estrecha y permanentemente unidos, en que
se salvaguarden completa y definitivamente la autonomía de
sus estados miembros, la libertad
personal y la iniciativa de los individuos que la componen. Por
lo que podemos captar de ella, esta mancomunidad tiene que contar
con una asamblea legislativa mundial, cuyos miembros, en calidad de
albaceas de toda la humanidad, controlarán definitiva y
enteramente los recursos de todas las naciones que la compongan y
promulgarán aquellas leyes que sean necesarias para
regular la vida, satisfacer las necesidades y ordenar las
relaciones de todas las razas y pueblos. Un ejecutivo mundial,
respaldado por una fuerza internacional, llevará a la
práctica las decisiones que se tomen, aplicará las
leyes aprobadas por esta asamblea legislativa mundial y
salvaguardará la unidad orgánica de toda la
mancomunidad. Un tribunal mundial juzgará y dictará
sentencia firme y vinculante en todas y cada una de las disputas
que surjan entre los diversos elementos que componen este sistema
universal. Se ideará un mecanismo de
intercomunicación mundial, que abarcará todo el
planeta, estará libre de las trabas y restricciones
nacionales y funcionará con maravillosa rapidez y perfecta
regularidad. Una metrópolis mundial actuará como
centro nervioso de una civilización mundial, como foco
hacia el que convergerán las fuerzas unificadoras de la
vida y del que irradiarán las influencias energizantes. Se
inventará o se elegirá entre los idiomas existentes
un idioma mundial y se enseñará en las escuelas de
todas las naciones federadas como auxiliar del idioma materno.
Una escritura mundial, una literatura mundial, un sistema
monetario, de pesas y medidas uniforme y universal
simplificará y facilitará el intercambio y el
entendimiento entre las naciones y razas de la humanidad. En una
sociedad mundial así, la ciencia y la religión, las
dos fuerzas más poderosas de la vida humana, se
reconciliarán, cooperarán y se desarrollarán
armoniosamente. Bajo tal sistema, la prensa, al mismo
tiempo que dará plena libertad a la expresión de
los diversos puntos de vista y convicciones de la humanidad,
dejará de ser maliciosamente manipulada por intereses
creados, sean éstos privados o públicos, y se
liberará de la influencia de los gobiernos y pueblos
contendientes. Se organizarán los recursos
económicos del mundo, se explotarán y
utilizarán al completo sus fuentes de
materias primas, se coordinarán y desarrollarán sus
mercados y se
regulará equitativamente la distribución de sus productos.

Las rivalidades, los odios y las intrigas nacionales
cesarán, y la animosidad y el prejuicio raciales
serán reemplazados por la amistad, el entendimiento y la
cooperación interraciales. Las causas de la lucha
religiosa serán definitivamente eliminadas, las barreras y
restricciones económicas serán completamente
abolidas y la excesiva diferencia entre las clases será
suprimida. Desaparecerán la pobreza extrema,
por una parte, y la exagerada acumulación de bienes por la
otra. La enorme energía disipada y derrochada en la
guerra, ya sea económica o política, se
dedicará a aquellos fines que amplíen el alcance de
las invenciones y el desarrollo técnico humano, al aumento
de la productividad de
la humanidad, al exterminio de las enfermedades, a la
extensión de la investigación científica, a la
elevación del nivel de salud física, a la
agudización y refinamiento del cerebro humano, a
la explotación de recursos no utilizados e insospechados
del planeta, a la prolongación de la vida humana y al
fomento de cualquier otro medio que pueda estimular la vida
intelectual, moral y espiritual de toda la raza
humana.

Un sistema federal mundial, que gobierne toda la
Tierra y que ejerza una autoridad
incuestionable sobre sus recursos inimaginablemente vastos y que
combine y encarne los ideales de Oriente y Occidente, liberado de
la maldición de la guerra y sus miserias y dedicado a la
explotación de todos los recursos energéticos
disponibles sobre la superficie del planeta; un sistema en el que
la Fuerza se transforme en sierva de la Justicia, un sistema cuya
vida se base en el reconocimiento universal de un solo Dios y por
su lealtad hacia una Revelación común; ésta
es la meta hacia la cual avanza la humanidad, impulsada por las
fuerzas unificadoras de la vida."

El mensaje de Bahá'u'lláh es un mensaje
de esperanza, de amor, de reconstrucción práctica.
Hoy cosechamos las pavorosas consecuencias del rechazo de Su
llamamiento divino por parte de nuestros antepasados. Pero hoy
día hay nuevos gobernantes, nuevas gentes, que
quizás oigan y eviten o mitiguen la severidad de una
catástrofe inminente. Con esta esperanza, y considerando
que es su deber sagrado, la Casa Universal de Justicia, la
institución internacional que gobierna la Fe
Bahá'í, proclama nuevamente, mediante la
publicación de estos pasajes seleccionados, la esencia de
aquel poderoso llamamiento hecho hace un siglo. Con la misma
esperanza y la misma fe, los bahá'ís de todo el
mundo harán todo lo posible, durante este período
centenario, para llamar la atención de sus semejantes
hacia la característica redentora de esta nueva
efusión de guía y amor divinos. Creemos que no se
esforzarán en vano.

A la par que los pueblos del mundo se ven impulsados
ineludiblemente hacia la formación de una sociedad
planetaria, se les insta a que, desembarazados de limitaciones y
prejuicios culturales, abracen el mensaje de Dios, pues
éste es el único medio capaz de unir sus corazones
y sus mentes.

LA TIERRA ES UN SOLO PAIS Y LA
HUMANIDAD SON SUS CIUDADANOS
(BAHÁULLÁH).

 

Jesús Rafael González
García

http://www.bic-un.bahai.org/espanol/i-s.htm

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter