Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Gerencia y Ética (página 2)



Partes: 1, 2, 3

2.-
Ciudadanía corporativa

Más allá de cuestiones eminentemente
terminológicas, existen un conjunto de fundamentos comunes
entre todas las definiciones y conceptos precedentes. Así,
la Ciudadanía Corporativa, en sentido amplio, puede ser
definida como los compromisos, estrategias y
prácticas operativas que una compañía
desarrolla para la implantación, gestión
y evaluación
de su Conducta
Corporativa, su Ética Corporativa y sus Relaciones
Corporativas
.
La Ciudadanía Corporativa, pues, se sustenta sobre 4
aspectos generales (Tabla 1): (a) El Comportamiento
Corporativo; (b) La Ética Corporativa; (c) Las Relaciones
Corporativas; y (d) La Política de
Ciudadanía Corporativa.

Comportamiento
Corporativo

Acción Económica

El impacto económico de la
compañía a nivel local, regional, nacional
y/o supranacional
.

Comportamiento
Corporativo

Acción Social

Implicación de la
compañía en temas sociales, incluyendo los
derechos
humanos en el
trabajo.

Comportamiento
Corporativo

Acción Medioambiental

Implicación de la
compañía en temas
medioambientales.

Ética
Corporativa

Gobierno Corporativo

La gestión ética y transparente en el gobierno de la
empresa.

Ética
Corporativa

Ética de Negocio

La producción y comercialización ética de
los productos y servicios de la
compañía.

Relaciones
Corporativas

Las vinculaciones establecidas con los
diferentes públicos de la
compañía.

Política de Ciudadanía
Corporativa

Los compromisos, estrategias y
prácticas operativas para el desarrollo, evaluación y control de la realización de los 3
aspectos anteriores.

Tabla 1: Componentes de la
Ciudadanía Corporativa

De esta manera, la Ciudadanía Corporativa no es
una actividad "agregada" a la gestión
empresarial o comunicativa de la empresa, sino que
es parte integrante de la filosofía de management de la
misma, basada en el comportamiento socialmente responsable a la
hora de realizar su negocio. La Ciudadanía Corporativa no
es un conjunto de actividades planificadas por la
organización para "calmar su conciencia",
"devolver a la sociedad parte
del beneficio", "posicionar a la compañía
socialmente", o incluso "ayudar filantrópicamente a la
sociedad", sino que es un compromiso ético y
filosófico a nivel corporativo de desarrollar su negocio
(y ganar dinero, por
supuesto) de forma socialmente responsable.

Desde la perspectiva empresarial, la importancia
creciente que adquiere la Ciudadanía Corporativa viene
marcada por el hecho de ser considerada una actividad
legitimadora de la organización frente a la sociedad (Wartick
& Cochran, 1985; Neu et al., 1998; Hooghiemstra, 2000;
Deegan, 2002). La idea central de la Teoría
de la Legitimación es que la supervivencia de la
organización es dependiente del entorno en el que opera,
dentro de los límites y
normas
establecidas por la sociedad (Deegan, 2002; Hooghiemstra, 2000).
La legitimidad social se sustenta en un "contrato social"
entre compañía y sociedad, que le otorga "licencia
para operar" en un determinado territorio. La sociedad puede
"revocar" el contrato social
con una organización, por medio de diversas evidencias:
los consumidores pueden dejar de comprar productos de dicha
compañía ó la comunidad puede
activamente manifestarse en contra de la organización.
Así, la supervivencia de la organización se
verá amenazada si la sociedad considera que la
organización no está cumpliendo con su contrato
social. En este sentido, las Relaciones Públicas pueden
ser consideradas una práctica legitimante de las organizaciones.

Las responsabilidades empresariales han estado ligadas
íntimamente a las Relaciones
Públicas. Así, se puede observar una estrecha
relación entre la práctica de las Relaciones
Públicas y la acción
de Responsabilidad Corporativa. Grunig y Hunt
señalan que "public or social responsibility" has become a
major reason for an organization to have a public relations
function" (Grunig & Hunt, 1984: 48). En este sentido, la
Responsabilidad Corporativa no sólo estaría
estrechamente vinculada a las Relaciones Públicas, sino
que sería una acción legitimadora de la propia
actividad de Relaciones Públicas en una
organización.

Por otra parte, la importancia de la Ciudadanía
Corporativa para los diferentes públicos de la
organización (consumidores, inversores, empleados,
comunidad) ha quedado demostrada en los diversos estudios
realizados sobre la valoración que aquellos realizan sobre
el comportamiento de las empresas en
relación con su CC. Un estudio realizado por IPSOS (2004)
sobre los consumidores europeos pone de manifiesto la importancia
de la ética corporativa en los negocios. En
otro estudio realizado por PriceWaterhouseCoopers (2005) en
España
señala la creciente sensibilidad de los consumidores hacia
las prácticas de RSE, existiendo casi un 75% de
consumidores que ya han penalizado o que están dispuestos
a penalizar a las empresas que no son responsables. Otro estudio,
realizado por MORI (2004) para el Institute of Public Relations
en el Reino Unido, señala que más del 75% de los
consumidores a la hora de valorar una compra consideran
importante el grado de responsabilidad
social de las empresas; casi el 90% de los empleados
considera que su empresa debería ser responsable
socialmente; casi el 40% de los analistas e inversores consideran
importante al evaluar a las empresas que una
compañía sea responsable; y más del 50% de
los periodistas y editores consideran importante la
responsabilidad social a la hora de juzgar a las
empresas.

Por último, la Ciudadanía Corporativa
tiene un impacto importante sobre la Reputación
Corporativa de las empresas, y fundamentalmente sobre la
estructuración de los atributos que conforman dicha
reputación. La Reputación Corporativa puede ser
definida como una evaluación global que los
públicos tienen de una compañía a lo largo
del tiempo (Gotsi
y Wilson, 2001; Fombrun, 1996 y 2001; Villafañe, 2004).
Los públicos realizan esta evaluación global por
medio de diferentes atributos que son asociados a las
compañías (Fombrun et al., 2000) y que conforman la
reputación corporativa. Estos atributos pueden ser
integrados en 2 grandes grupos: atributos
sobre la Capacidad Corporativa y atributos sobre la
Responsabilidad Social Corporativa. Así, podemos
vincular dichas tipologías de atributos con las
tipologías de responsabilidades empresarias:
económico-legales y ético-sociales. Por una parte,
están las asociaciones ligadas al Rol Económico
(Capacidad Corporativa), en relación con sus
responsabilidades económico-legales (realizar buenos
productos y servicios, cumplir la ley y obtener
beneficios crecientes), y por otra parte, están las
asociaciones vinculadas al Rol Social (Responsabilidad Social
Corporativa
), relacionadas con sus responsabilidades
sociales (respeto a los
derechos humanos,
cuidado del medioambiente y contribución económica
y social a la comunidad). El ejercicio de estos 2 roles, y la
forma en que tales roles sean comunicados a los públicos,
puede llegar a influir en la composición de la
Reputación Corporativa de las compañías que
tengan dichos públicos, influyendo en los atributos
asociados con la Capacidad Corporativa y la
Responsabilidad Social Corporativa de las empresas
(Brown, 1998; Brown and Dacin, 1997; Brown and Cox, 1997; Berens
and Van Riel, 2004). La política y las acciones de
Cuidadanía Corporativa contribuyen a reforzar los
atributos de Responsabilidad Social Corporativa, lo cual
permitirá expandir y reforzar la Reputación
Corporativa de las empresas.

3.- Responsabilidad social
corporativa

Responsabilidad Social Corporativa (RSC),
también llamada Responsabilidad Social Empresarial
(RSE)
, es la contribución activa y voluntaria de las
empresas al mejoramiento social, económico y ambiental con
el objetivo de
mejorar su situación competitiva y su valor
añadido.

La Responsabilidad Social Corporativa, va más
allá del cumplimiento de las leyes y las
normas, dando por supuesto su respeto y estricto cumplimiento. En
este sentido, la legislación laboral y las
normativas relacionadas con el medioambiente son el punto de
partida.

El cumplimiento de estas normativas básicas no se
corresponde con la Responsabilidad Social, sino con las obligaciones
que cualquier empresa debe cumplir simplemente por el hecho de
realizar su actividad. Sería difícilmente
comprensible que una empresa alegara actividades de RSE si no ha
cumplido o no cumple con la legislación de referencia para
su actividad.

Bajo este concepto de
administración y de gerencia se
engloban un conjunto de prácticas, estrategias y sistemas de
gestión empresariales que persiguen un nuevo equilibrio
entre las dimensiones económica, social y
ambiental.

Como parte de la RSC destaca el interés
por la sostenibilidad. Además, caben en ella las
prácticas relacionadas con el buen gobierno de las
compañías, como son: la democracia
corporativa
(las relaciones de poder al
interior de la empresa); el espíritu de cooperación
de la empresa con sus clientes,
proveedores,
competidores, gobiernos; los compromisos de transparencia que
adquieren las empresas con la sociedad y que se hacen efectivos a
través de la rendición de cuentas en forma,
normalmente, de informes o
memorias
anuales verificables por organismos externos; la
ciudadanía corporativa entendida como los derechos
y obligaciones de la empresa dentro de la comunidad a la que
pertenece.

Los antecedentes de la RSE se remontan al siglo XIX en
el marco del Cooperativismo
y el Asociacionismo que buscaban conciliar eficacia
empresarial con principios
sociales de democracia,
autoayuda, apoyo a la comunidad y justicia
distributiva. Sus máximos exponentes en la actualidad son
las empresas de Economía social, por
definición Empresas Socialmente Responsables.

La RSC puede enfocarse a mejorar: a. La calidad de
vida laboral; b. El medio
ambiente; c. La comunidad donde está instalada la
empresa; d. El marketing para desarrollar una
comercialización responsable; e. La ética
empresarial.

En los últimos años han surgido diferentes
iniciativas mundiales que han impulsado la incorporación
de la Responsabilidad Social en la estrategia
empresarial.
Diferentes instituciones
y organizaciones, formadas por multitud de Estados, han
desarrollado iniciativas para promover y fomentar el
comportamiento socialmente responsable de las empresas
mundialmente.
Generalmente todas estas iniciativas o proyectos
incluyen una serie de normas o recomendaciones que, si bien no
son de obligado cumplimento, sí incorporan un compromiso
por parte de los Estados adheridos para fomentar su desempeño en el entramado empresarial de
sus respectivos países. Conviene asimismo señalar
que, mediante estos proyectos mundiales, lo que también se
busca es uniformidad de principios, actuaciones y medidores de la
RSC de forma que la labor de las empresas en este ámbito
pueda ser reconocida no sólo en el entorno más
cercano de la empresa sino también en el ámbito
internacional.
Las iniciativas mundiales en el ámbito de la
Responsabilidad Social de la Empresa más destacables
son:

Pacto Mundial: iniciativa
lanzada por la Organización de las Naciones
Unidas con el objetivo de promover la
conciliación de los intereses empresariales con
los
valores y demandas sociales.

Libro Verde: Fomentar un
marco europeo para la responsabilidad social de las
empresas: Mediante el presente documento la
Comisión Europea creó un foro de debate
para conocer cómo la Unión Europea podría
fomentar el desarrollo de la responsabilidad social en
las empresas europeas así como también en
las internacionales, aumentar la transparencia y la
calidad informativas de las sociedades y mejorar la
contribución de las mismas al desarrollo
sostenible.

Líneas directrices de la OCDE para
empresas multinacionales:
Se encuadran dentro de la
"Declaración sobre Inversión Internacional y Empresas
Multinacionales" que la Organización para la
Cooperación Económica y el Desarrollo
(OCDE) publicó durante el año 2000. La
finalidad de las directrices es promover la
cooperación de las multinacionales al desarrollo
sostenible, así como fomentar las actuaciones
responsables de estas empresas en las comunidades en las
que operan.

Global Reporting Iniative:
Iniciativa creada en 1997 por la
organización no gubernamental CERES (Coalition for
Environmentally Responsible Economies) junto con PNUMA
(Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente), con el apoyo de numerosas
instituciones privadas, empresas, sindicatos, ONGs y otras organizaciones
«con el objetivo de fomentar la calidad, el rigor y
la utilidad de las Memorias de
Sostenibilidad».

4. Instrumentos para la Gestión
Ética

El Pacto Global (Global Compact) es
un instrumento de las Naciones Unidas (ONU) que fue
anunciado por el secretario general de las Naciones Unidas Kofi
Annan en el Foro Económico Mundial (Foro de Davos) en su
reunión anual de 1999.

Su fin es promover el diálogo
social para la creación de una ciudadanía
corporativa global, que permita conciliar los intereses de las
empresas, con los valores y
demandas de la sociedad civil,
los proyectos de la ONU, sindicatos y Organizaciones no
gubernamentales (ONGs), sobre la base de 10 principios en
áreas relacionadas con los derechos humanos, el trabajo, el
medio ambiente y la corrupción.

El Pacto Global se inserta en la lista de iniciativas
orientadas a prestar atención a la dimensión social de
la
globalización. Al presentarlo Kofi Annan
manifestó que la intención del Pacto Global es "dar
una cara humana al mercado
global".

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha tenido una
gran acogida entre empresas, sindicatos, entidades educativas y
ONGs, pero también ha sido criticada por no tener carácter obligatorio.

La Oficina del Pacto
Global está conformada por seis agencias de las Naciones
Unidas: el Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos (OACDH), el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y la Organización
de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial
(ONUDI).

El Pacto Global es un instrumento de libre
adhesión para las empresas, sindicatos y organizaciones de
la sociedad civil, para aplicar los Diez Principios que lo
integran en sus estrategias y operaciones. La
entidad que adhiere al Pacto Global asume voluntariamente el
compromiso de ir implantando los diez Principios en sus
actividades cotidianas y rendir cuentas a la sociedad, con
publicidad y
transparencia, de los progresos que realiza en ese proceso de
implantación, mediante la elaboración de Informes
de Progreso.

Los Diez Principios

Derechos Humanos

  • Principio Nº 1. Apoyar y respetar la
    protección de los derechos humanos.
  • Principio Nº 2. No ser cómplice de abusos
    de los derechos.

Ámbito laboral

  • Principio Nº 3. Apoyar los principios de la
    libertad de
    asociación y sindical y el derecho a la negociación colectiva.
  • Principio Nº 4. Eliminar el trabajo forzoso y
    obligatorio.
  • Principio Nº 5. Abolir cualquier forma de
    trabajo
    infantil.
  • Principio Nº 6. Eliminar la discriminación en materia de
    empleo y
    ocupación.

Medio Ambiente

  • Principio Nº 7. Apoyar el enfoque preventivo
    frente a los retos medioambientales.
  • Principio Nº 8. Promover mayor responsabilidad
    medioambiental.
  • Principio Nº 9. Alentar el desarrollo y la
    difusión de tecnologías respetuosas del medio
    ambiente.

Anti – Corrupción

  • Principio Nº 10. Las empresas deberán
    trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidas
    extorsión y criminalidad.

5. Racionalidad económica y
trasformación moral.

La economía moral es convocada a existir como
resistencia a la
economía del "libre mercado": el alza
del precio del pan
puede equilibrar la oferta y la
demanda de
pan, pero no resuelve el hambre de la gente.

La "radicalización" del paradigma de
la producción que, para superar sus inconsistencias,
propone György Márkus, significa partir de los
problemas
teóricos y las exigencias prácticas del presente
para reconstruir las "intenciones originales" de Marx: el
significado objetivo de su "ruptura" con tradiciones
teóricas anteriores.

También significa que la precondición de
la posibilidad de la teoría crítica
es la realidad empírica "vivida" de necesidades
radicales
que trascienden, en su contenido, el presente,
apuntan hacia una nueva organización social, y condicionan
el contenido conceptual de la teoría, puesto que la
distinción entre "condiciones materiales"
(fuerzas productivas) y "relaciones sociales" sólo se
puede trazar en función de
dichas necesidades. Las primeras son los elementos sociales que
en relación con las necesidades representan una
precondición necesaria de la vida humana, una
objetividad indiscutible (no valorativa); mientras las segundas
(que regulan la reproducción de dichos elementos) pueden
ser cambiadas y por ello tiene sentido cuestionarlas. La
teoría crítica puede volver imaginable un futuro
alternativo, dando así voz a la miseria muda del presente
y transformándola en aspiraciones radicales
concientes,
sostiene GM. La teoría crítica
como atalaya del historicismo radical de la finitud humana
,
dice GM, al analizar el presente desde el punto de vista de una
alternativa de futuro basada en necesidades radicales
definidas
, ha de probar su carácter universal: su
capacidad de conducir la unificación práctica del
género
humano.
Pero en vez de la unicidad del sujeto radical acepta
su pluralidad inevitable.

Si la pluralidad de valores se plantea como valiosa en
si misma, entonces la unidad del género humano ya no se
puede pensar ni bajo la categoría de un agente
único de transformación radical ni bajo la
noción de un consenso alcanzado; se tendría que
entender como diálogo ininterrumpido, basado en la
solidaridad práctica y la tolerancia
creativa
, entre diferentes culturas y formas de
vida.

GM concluye su obra con reflexiones
magistrales sobre la filosofía y sus conceptos
básicos: La filosofía sólo puede
sobrevivir si se asume como actividad que nos recuerda algo que
ya conocemos en la práctica de la vida -el entretejimiento
indisoluble de los 'hechos' y las 'reglas' como fundamento
incuestionable de la racionalidad humana. El paradigma de la
producción sostiene la unidad indisoluble de hechos y
reglas en la constitución del mundo vital como realidad
material humana.
GM aclara que la distinción que
tiene sentido hacer no es entre hechos desnudos y reglas
desencarnadas derivadas de
convenciones, sino entre dos elementos, dos constituyentes de la
realidad, ambos constituidos mediante reglas, pero de distinto
tipo: reglas 'técnicas'
y reglas en sentido estricto sociales, distinción que es
siempre relativa al momento histórico, a la
situación vital de los sujetos sociales que la
trazan.
Continúa así: la acción
racional sólo es posible si uno puede distinguir, por un
lado, entre sus condiciones y los medios
disponibles que se han de tomar en cuenta y utilizar, y por el
otro, los objetivos y
fines que han de elegirse y tratar de alcanzar. Cuando la
actividad social deja de ser dirigida por la tradición,
cuando su carácter poético (creativo) se
vuelve un problema conciente, surge entonces la tarea de
establecer esta distinción de manera sistemática,
general y justificada.

Ruth Levitas (RL) distingue la función
heurística y axiológica de la utopía de su
función sistemática que busca diseñar
maquetas detalladas de una sociedad futura y coincide con E.P.
Thompson (EPT) en que la importancia de Noticias de ninguna
parte
radica en que corporiza valores alternativos en un
modo de vida alternativo, pero cuya función central no es
ofrecer un modelo de
sociedad sino subvertir el presente. RL cita la idea de Abensour
que da título al capítulo: "en una aventura
así, el sentido común de la sociedad burguesa cae
en desorden y entramos al espacio propio y novedoso de la
utopía: la educación del
deseo
se trata de enseñarle al deseo a desear,
a desear mejor, a desear más y sobre todo a desear de
manera distinta
" y la complementa: Noticias de ninguna
parte
"nos invita a experimentar lo que
significaría estar en plena posesión de nuestra
humanidad
" RL narra las conclusiones a las que llega EPT: 1)
el marxismo
tardío apagó la imaginación utópica y
recayó en el utilitarismo del crecimiento
económico; 2) reivindicar a Morris reivindica al
utopismo mismo para que recorra el mundo de nuevo sin
vergüenza; 3) el marxismo, reino del conocimiento,
y la utopía, reino del deseo, son complementarios, lo que
coincide -añade RL- con la idea de Bloch de la corriente
caliente (pasión) y la fría (análisis) del marxismo.

La función de la utopía conlleva
la postulación de una escala de valores
radicalmente distinta que permite un "salto fuera del reino de la
necesidad hacia un reino de libertad imaginado en el cual el
deseo puede realmente indicar elecciones o imponerse como
necesidad", dice EPT citado por RL, quien añade
brillantemente que si "la función de la utopía
es la
educación del deseo, la función de la
educación del deseo es la realización de la
utopía
". RL cita la distinción de Raymond
Williams entre utopía (transformación deliberada) y
ciencia
ficción (transformación surgida de un cambio
tecnológico o de las circunstancias). Lo que le parece
valioso a Williams en la utopía de Morris es,
señala, el "reconocimiento del largo proceso de
desarrollo de nuevas necesidades
, condiciones y relaciones
sociales". Destaca la conciencia de Morris: "Es imposible
construir un esquema para la sociedad del futuro pues nadie puede
de verdad sustraerse mentalmente de su propio tiempo". Las obras
de EPT y Bloch han debilitado el tradicional rechazo marxista a
la utopía. Las funciones
educativa y transformadora de soñar, transformación
cuyo objetivo es superar la alienación, el papel del
arte tanto en
prefigurar dicha experiencia (Bloch) como en su
realización (Morris) son todas pretensiones de la
utopía que si no estuvieran contenidas en el marxismo son
al menos compatibles con él y son su complemento
indispensable, concluye RL. Levitas y Márkus (la
utopía y la teoría crítica) buscan por
caminos cercanos el mismo propósito: el florecimiento
humano.

6. Cuestiones éticas en la
gerencia.

Desde el momento en que se produjo el derrumbe del
mito
según el cual, el crecimiento económico
conducía de modo necesario al desarrollo social y
coincidentemente con la convergencia de resultados de
líneas de pensamiento,
que han sido críticas del colonialismo y la miseria en las
regiones pobres del mundo, se ha venido fortaleciendo una
visión ética de los problemas del desarrollo
(Ferrer, 2004).
Según Velásquez (2006), el crecimiento
económico y desarrollo
humano en Venezuela
muestra que el
crecimiento apoya el proceso de desarrollo y éste
último, a su vez, le imprime fluidez y eficiencia al
primero. Por tal motivo, la estrategia de desarrollo nacional
debe estimular la recuperación del crecimiento
económico sostenido como instrumento necesario, aunque no
suficiente, para mejorar el desarrollo humano y disminuir la tasa
de pobreza.

En este mismo orden de ideas, el desarrollo humano es un
enfoque alternativo que trata de orientar las estrategias y las
políticas de desarrollo, enfatizando que el
fin del desarrollo es la gente.  Las oportunidades que
valoran los seres humanos son infinitas y cambian a través
del tiempo. Sin embargo, independientemente del nivel de
desarrollo que tenga un país, las tres oportunidades
esenciales para la gente son: a) disfrutar de una vida prolongada
y saludable; b) adquirir conocimientos y c) tener acceso a
recursos e
ingresos
suficientes para mantener un nivel de vida decente. Así el
objetivo básico del desarrollo humano es el de generar un
ambiente adecuado para que los seres humanos disfruten de una
vida prolongada, saludable y creativa.
Los aportes recientes de Sen (2002) destacan el papel de las
libertades en el proceso de desarrollo, éste se concibe
como: "…. un proceso de expansión de las
libertades reales de que disfrutan los individuos. En este
enfoque se considera que la expansión de la libertad es 1)
el fin primordial y 2) medio principal de desarrollo…
Desde este punto de vista el desarrollo es el proceso de
expansión de las libertades humanas y su evaluación
ha de inspirarse en esta consideración".

Según Velásquez (2006) puede ocurrir que el
crecimiento económico no genere oportunamente suficientes
empleos bien remunerados, no promueva mayor equidad en la
distribución del ingreso y la
reducción de la pobreza, no
aumente la participación y la democracia, promueva la
pérdida de identidad y la
discriminación cultural, promueva la
destrucción de los recursos y el deterioro del ambiente,
poniendo en peligro el desarrollo humano de generaciones
futuras.
Esto lleva a anticipar que un país con rápido
crecimiento económico y lento desarrollo humano no
logrará mantener su nivel de actividad económica y
acelerar su desarrollo humano, de manera que el diseño
de política
económica debe ocurrir en un contexto de consistencia
temporal y sostenibilidad. Según Sen (1998), cabe
preguntar si el hecho de reconocer la importancia del "capital humano"
ayudará a comprender la relevancia de los seres humanos en
el proceso de desarrollo.
Si en última instancia se considerara el desarrollo como
la ampliación de la capacidad de la población para realizar actividades
elegidas (libremente) y valoradas, sería del todo
inapropiado ensalzar los seres humanos como "instrumentos" del
desarrollo
económico. En consecuencia, la ampliación de la
capacidad del ser humano reviste a la vez una importancia directa
e indirecta para la consecución del desarrollo.
Indirectamente, tal ampliación permitiría estimular
la productividad,
elevar el crecimiento económico, ampliar las prioridades
del desarrollo y contribuiría razonablemente a controlar
el cambio demográfico; directamente, afectaría el
ámbito de las libertades humanas, el bienestar social y la
calidad de vida tanto por sus valores intrínsecos como por
su condición de elemento constitutivo de las mismas. La
interpretación tradicional del concepto de
"capital
humano" tiende a concentrarse en la segunda función que
desempeña la ampliación de las capacidades del ser
humano, es decir, la de generar ingresos. Y aunque este aspecto
no deja de ser importante para los ingresos, se habrá de
añadir los beneficios y ventajas de tipo "directo" o
primario. Dicha ampliación es de naturaleza
adicional y acumulativa en vez de una alternativa a la actual
noción de "capital humano". El proceso de desarrollo no es
independiente de la ampliación de las capacidades del ser
humano, dada la importancia de ésta última al nivel
instrumental.
Entre los autores que sustentan la actual concepción de
una Ética del Desarrollo o Ética para el Desarrollo
se encuentran Goulet (1995), Crocker (2001) y sobre todo Sen
(2002), citados por Ferrer (2004), quienes han permitido llegar
en la época actual a caracterizar la Ética del
Desarrollo como una reflexión sobre los fines y medios que
acompañan los cambios socioeconómicos en los
países por la búsqueda de calidad de vida.
Después de los antecedentes de esta línea, que
fueron forjándose en contextos reales de pobreza y que se
remontan a la década de los años sesenta, se ha
producido un desplazamiento de las discusiones hacia la
centralidad del desarrollo como asunto ético (Sen, 2002),
problemática en la cual está involucrada no
solamente la prosperidad material, sino también las
posibilidades de cohesión social y de participación política.

Ahora bien, la complejidad de la problemática del
desarrollo no puede ser abordada desde visiones interesadamente
simplificadoras o reduccionismos sociales, o de reduccionismo
ideológico que transforman la realidad en un esquema
(Iglesias, 2001). Se hace necesario plantear con nuevo vigor en
esta perspectiva, los problemas de una sociedad, a veces, sin
horizonte social, temporal, ni ecológico o del Estado y su
papel compensador en una sociedad desigual.

Nace la formación crítica de agentes de
desarrollo y la promoción de actividades de
colaboración entre colectivos comprometidos en tareas que
permitan llegar a una propuesta de reflexión ética
que, al tiempo que desmitifique el enfoque reduccionista, fomente
un modelo de desarrollo que apunte a la sensatez por programas
sociales y planes de reformas estructurales, por el cambio de
actitud moral
del ciudadano.

Refiere Martínez (2000) como el esfuerzo no se
limita a la formación de programas y planes sociales,
requiere discutir cómo se entiende el desarrollo. Tampoco
se ciñe a la mera propuesta de un código
ético, para ser aplicado de modo inmediato por los agentes
sociales, sino que busca ofrecer una reflexión sobre el
trasfondo ético que debe ser aclarado antes de la
elaboración de códigos éticos concretos. Por
ello, después de ubicar la Ética para el desarrollo
en el campo de las éticas aplicadas y de resaltar la
importancia de conceptos claves sobre necesidades básicas,
es necesario concentrarse en metas formuladas en términos
de valores y normas necesarias para la ejecución de tareas
coherentes. Así, la compleja interdependencia entre
valores, instituciones y normas de comportamiento del ciudadano,
así como entre la respectiva búsqueda de equidad en
la distribución y para visualizar la interdependencia
entre equidad y eficiencia, entre valores e
instituciones.

Por tanto, la falta de equidad en una esfera puede
conducir a una pérdida de eficiencia y desigualdades en
otras (Sen, 2002). Por ello, al promover una reflexión
sobre los desafíos éticos del desarrollo, en
especial los que plantea el nuevo orden económico que
prevalece en nuestros días, se procura despertar la
conciencia sobre un aspecto bastante olvidado en el debate
contemporáneo: la dimensión moral que lo acontece
(Sen, 2002). Esto significa que cuando se habla de los
desafíos éticos, que plantea el proceso de
desarrollo que está viviendo la humanidad en el orden
político, económico y social, debe abocarse a
examinar sobre la búsqueda de valores universales, desde
una ética social.
Tal y como lo establece Elegido (1996), por lo general la gente
piensa en la ética en relación con las acciones
individuales, pero existen dos razones de importancia en la vida
cotidiana. En primer lugar, la postura ética de un
individuo se
ve afectada por la postura de sus grupos de referencia. En
segundo lugar, los valores éticos institucionales influyen
en modo considerable en su capacidad de desempeñarse de
manera congruente. La raíz de la cuestión es
cómo ciertas responsabilidades individuales derivan de la
pertenencia de un individuo a cierta comunidad, y esas
responsabilidades no existirían si tal individuo no
perteneciera a ella.
Tanto la familia,
como las instituciones y organizaciones sociales viven en un reto
permanente por sobrevivir. En las postrimerías de un
milenio, todavía se tienen que discutir cuestiones
esencialmente básicas para la convivencia social humana.
La necesidad de un ejercicio ético se debate en los foros
profesionales, empresariales y políticos. Muchos
argumentos se levantan para justificar actitudes y
comportamientos que dejan mucho que desear en los campos privado
y público.  
De todos modos, la responsabilidad por el rescate de los valores
y principios legítimos que pueden dar continuidad y
prosperidad a nuestra civilización sigue siendo de cada
individuo.  Por eso no apelamos ya a la
institucionalización de códigos de conducta moral
desde los estamentos de poder, ni desde  las oficinas
ejecutivas de las grandes corporaciones. La ética debe ser
parte de la educación del individuo desde su infancia,
reforzada especialmente por la educación familiar y
formal.
El desarrollo no se puede simular. Hay leyes que lo 
determinan. Una de esas leyes es la llamada "ley de la cosecha".
Sea que resulte claro o no, usted cosecha lo que siembra. 
Por eso hay que reconocer que si queremos una gerencia más
íntegra, éticamente efectiva hay que comenzar desde
ahora a educar en los principios éticos a las
próximas generaciones de gerentes.

7. Cuestiones éticas en Las
tecnologías de la información y de la
comunicación (TIC).

Las tecnologías de la información y de la
comunicación (TIC) están invadiendo
todos los aspectos de la existencia humana y están
planteando serios desafíos a valores sociales que se
consideraban firmemente establecidos. Es cierto que las
tecnologías de la computación, Internet y la World Wide Web
han creado posibilidades a nivel global que no estaban antes
disponibles ni para los individuos ni para las organizaciones.
Pero también es cierto que han surgido nuevas cuestiones
éticas porque los cambios están afectando las
relaciones
humanas, las instituciones sociales y principios morales
básicos que se espera tengan vigencia en las distintas
sociedades y culturas.

La nueva sociedad basada en las tecnologías de la
información y de la computación debería
constituirse en un instrumento para la integración social, para formar una
sociedad coherente e inclusiva. Debería tender a reducir
las desigualdades existentes y asegurar el acceso general a la
información y a los servicios. Es indudable que esta
sociedad presenta un enorme potencial y habrá de ofrecer
muchas oportunidades que es necesario identificar y para las
cuales es indispensable formarse. Su desarrollo no puede
constituir sólo una expansión de la infraestructura
de la información y de la comunicación.
Deberá tratarse de una sociedad informada y participativa
que transcienda de la noción tecnocéntrica para
adquirir una dimensión humana en la cual el conocimiento
compartido constituya la base de la cohesión
social.

El mundo está sujeto a un cambio casi permanente
originado en las nuevas
tecnologías. Muchos de esos cambios pueden ser
considerados como positivos. Y, sin duda, para algunos lo han
sido y lo serán en el futuro. Otros han sido perdedores a
lo largo del proceso. Esto ha llevado a plantear una suerte de
dicotomías vinculadas con estos procesos.
Así se mencionan los que tienen y los que no, los ricos en
información y los pobres en información, los viejos
y los jóvenes, los desarrollados y los en desarrollo, los
online y los offline, los usuarios y los
desarrolladores, los alfabetos en computación y los
iliteratos en computación, los locales y los globales. El
mundo de las TIC parece haberse segmentado en muchas
partes.

Sin embargo, también es cierto que los nuevos
problemas éticos que ya se han presentado y que siguen
surgiendo a una velocidad que
en muchos casos parece superar la propuesta de soluciones,
requiere un análisis particularizado que podría
centrarse en las cuestiones referidas a privacidad, control de
trabajadores, propiedad,
seguridad, acceso
y poder, globalización, responsabilidad moral y
profesional.

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter