Discutiendo la extinción prematura de los miles de
millones de dólares que amasaron los Vanderbilt y
aún los Morgans, los Rockefellers y los Kennedy — lo que
lograron en menos de tres generaciones de heredar el dinero
acumulado por los fundadores de esas dinastías familiares
— John Messervey, Director del National Family Business
Council en Northbrook, Illinois, dice lo siguiente: "El
dinero que se hereda se usa para especular en la segunda
generación y para dilapidar en la tercera… por esta
simple razón, [la fortuna] o cambia de manos o
termina."
Los hijos de ricos, también carecen del elemento del
éxito
obtenido, que deriva del haber tenido una visión, la cual
fuese llevada a cabo y realizada. "Faltándoles un campo de
batalla donde templar sus carácteres, los hijos de ricos
(añade Messervey) pierden su tiempo dedicándose a
deportes y a
actividades, claramente decadentes para sentirse superior…
esto, por supuesto, no garantiza que es lo mismo jugar polo [o
golf] como un experto, para rehacer o para aumentar el monto de
la fortuna familiar."
Los hijos de Wade Ferguson quienes recibiesen su fortuna a los
treinta años, recuerdan vívidamente los deleites de
tener "más dinero de lo que se puede gastar…
(Decía la hija mayor Sybil.) ¡Imagínense, no
tener que preocuparse para nada ni de dónde venía
ni a dónde se iba mi dinero… eso es vida!"
Sybil y su hermano Roger le dieron la vuelta al mundo dos
veces, viajando Primera Clase en el
Concorde, donde solamente existía la Primera Clase.
Compraron varios Mercedes convertibles y dilapidaron sumas
enormes en hacerle regalos a amigos y a allegados.
Los padres, exhibían satisfacción patente, ya
que ellos querían que sus hijos "Gozaran de la vida, antes
de comenzar a dirigir los negocios de la
familia".
Lo que no se anticipara fue el "secreto" que el destino les
revelaría a Roger y a Sybil unos cinco años
más adelante… La fortuna de su familia entró
el estado de
las leyes que se
entienden con la bancarrota de los grandes negocios en los
EEUU.
Habiendo enterrado a sus padres durante el transcurso de ese
lustro, Sybil y Roger, viviendo ahora (en la pobreza) como
nunca hubiesen vivido de ricos decían: "Seiscientos
millones de dólares… a dónde fueron…
y nuestros padres nos garantizaban que nos durarían para
siempre… ninguno de nosotros dos sabe cómo ganarse
un centavo".
Como decíamos en una presentación en Chicago
acerca de la educación y de la
disciplina de
los niños:
"Los padres indulgentes [y que malcrían] son asignados
[por los hijos mismos] a los lugares más atroces del
Infierno de Dante.
En resumen
Este artículo pertenece el área de la
psiquiatría de la juventud, ya
que el carácter comienza a forjarse muy temprano
en la vida.
Muchos padres permiten a sus hijos todos los antojos que a sus
mentes les vienen. Mientras condonan, aplaudiendo, por no saber
poner límites,
todos sus comportamientos antojadizos y pocos convencionales.
Liposucciones a niñas con un diagnóstico confirmado de la anorexia
nervosa. Implantes de senos, a otra, porque su novio deseaba
"más que tocar". Reducción gástrica a un
tercero porque rehusaba abandonar sus hábitos alimenticios
debocados, logrando pesar unas cuatrocientas libras a los diez
años… y cosas por el estilo, que a nadie nos
sorprenden.
La fortuna sin amor, es peor
infortunio que el tener padres firmes, aunque no pudientes, que
saben enseñar a sus hijos, el arte de vivir.
Como hacen los llamados "vertebrados superiores".
Enseñando a su cría a "ganarse
la vida"…
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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