- Los impulsos
incontrolables - ¿Qué
es lo que suelen pensar las personas con dificultades para
controlar sus impulsos? - El
rol del psicoanálisis freudiano - Apéndice:
La plantación de la adormidera en
Tasmania
Las personas que son adictas y que sufren de
dependencias, a menudos son personas que igualmente sufren de
problemas de
control de
impulsos. Personas que, frecuentemente como niños
fueran hiperactivos, inquietos e incapaces de modular sus
reacciones afectivas — tendiendo a estallar con poca
provocación.
Los niños que padecen de trastornos en la
satisfacción de sus necesidades básicas, encuentran
que les resulta difícil posponer sus respuestas negativas
al ambiente.
Habiendo carecido de la nutrición emocional
adecuada, que ambos padres deben siempre proveer, crecen
sufriendo de privaciones narcisistas y recubiertos de un tipo de
rabia, asimismo narcisista.
Rabia y dependencias que son difíciles para ellos
controlar. Su inclinación y propensión a los
comportamientos de dependencias en las drogas y de
codependencias en relaciones, son debidas a una necesidad a
controlar sus ansiedades usando las drogas y/o las
relaciones patológicas para borrar un dolor insoportable
y, muy a menudo, para llenar un vacío emocional de
proporciones devastadoras e intolerables.
Los impulsos
incontrolables
Las personas que tienen dificultades para controlar sus
impulsos se encuentran incapaces de dejar de hacer algo que les
es imposible no hacer — aunque sepan que no deben
hacerlo o que haberlo hecho, resulte perjudicial para sí
mismos o los demás.
En las adicciones
(alcohol,
drogas, tabaco, juego, gastar
el dinero,
sexo) el
adicto se siente impulsado a beber, fumar, jugar, comer, y lo que
sea, siéndole imposible encontrar la manera de dejar de
hacerlo.
Tiene que obedecer su impulso y satisfacerlo aunque,
hacerlo, le duela más a largo plazo.
De acuerdo a lo que hemos comentado en el apartado de la
psicoterapia
psicoanalítica, para entender porqué estas personas
no son capaces de "resistir sus impulsos" tenemos que observar
qué está pasando por sus mentes en ese momento y
qué se están diciendo a sí mismos — ya que
son pensamientos los que regulan la conducta.
Pensamientos que siempre se originan en el pasado dinámico
de los conflictos
reprimidos. Por ejemplo, antes de abrir la puerta de casa y salir
a la calle, hemos pensado algo parecido a "se antoja salir a dar
una vuelta" o "voy a la tienda de la esquina". Sin embargo, a
menudo sucede que las personas tienen la sensación de que
no han pensado nada. Simplemente sienten la "necesidad" de
fumarse un cigarrillo o beberse un vaso de vino. Esto es debido a
que este tipo de pensamientos aparecen de forma rápida y
automática, pudiendo conformar patrones de reacción
aprendidos en la infancia. Es
decir, forman parte del modo particular que tiene cada persona de ver el
mundo.
Ese modo particular de ver el mundo en que se vive, se
construye en la infancia como resultado de la interacción de las fuerzas del entorno con
las agencias emocionales que regulan nuestras mentes.
A veces, pueden surgir como respuesta a una necesidad
fisiológica. Por ejemplo, si alguien tiene la
sensación de hambre, lo primero que piensa es "tengo
hambre". Después evalúa lo que eso significa y toma
una decisión respecto a cómo actuar. En función de
cuál haya sido esta decisión actuará de un
modo u otro. Es decir, si piensa "voy a comer ahora mismo, aunque
me engorde y sea por el mero placer de hacerlo" irá
derecho a la nevera. Si piensa "voy a esperar hasta la hora de
cenar; puedo aguantar el hambre perfectamente, no comeré
el azúcar", su conducta será muy
diferente. Y si piensa "necesito comer algo ahora mismo y no
puedo soportar no hacerlo", y así lo piensa muy a menudo,
es muy probable que sea un comedor compulsivo a quien le resulta
casi imposible esperar para comer a sus horas.
Resultado, será un gordo amargado. ¿Por
qué? Porque come como respuesta a una idée
fixe, una monomanía que controla toda su vida
emocional. (Lectura
oportuna: Counseling Addicted Families, por G. Juhnke y W.
B. Hagedon).
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