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¿Qué hacer con el resto de nuestras vidas?




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

    1. ¿Qué puede hacer
      mamá?
    2. Nuestro tema
      aquí se visita de nuevo en: "Farida, ¿qué
      deseas hacer con el resto de tu
      vida?
    3. Los aprietos
      y los obstáculos que a veces, nosotros nos
      imponemos
    4. Las crisis
      existenciales revividas
    5. En
      resumen

    Llegamos a la edad cuando el último de nuestros
    hijos se ausenta para ir a la universidad
    todos ya empezaron carreras, se mueven hacia el futuro, mientras
    que la vida nuestra, como padres, ahora parece ser que
    termina.

    Papá todavía tiene sus negocios con
    qué ocuparse y aún hay empleados que lo respetan
    — aunque sean menos y menos.

    Papá terminará, si sigue la ruta de tantos
    empresarios exitosos dominicanos, controlándolo todo y criticando a la
    generación que viene, a quienes acusará de tratar
    de administrar el negocio sin saber nada más que lo que le
    enseñaran en la escuela de
    administración de empresas en
    Boston — lugar predilecto del universitario dominicano
    pudiente.

    Pero, para mamá es diferente.

    Mamá se mantuvo en un estado de
    hibernación intelectual mientras llenaba sus papeles de
    esposa y de madre y, ahora, encuentra que sus hijos — todos la
    consideran superficial.

    Madre inca en Urubamba

    ¿Qué
    puede hacer mamá?

    Responder a una pregunta particular usando reglas
    generales sería tan acertado como aplicar los mismos
    métodos de
    terapia a todos nuestros pacientes que sufren de bulimia
    hay que tratar, primero al paciente, y después a la
    enfermedad que en ella reside.

    Farida

    Conocimos a esta señora de modo fortuito.
    Veníamos de Miami en el mismo vuelo, cuando ella, sentada
    en el asiento contiguo, reparó que en la pantalla de mi
    laptop había una referencia a la bulimia
    nervosa.

    Mi esposa y yo, que por necesidad terminamos sentados a
    ambos lados del pasillo, nos reímos, cuando Farida
    ofreciera mudarse a donde se sentaba mi esposa, para que
    estuviéramos juntos — pero había una
    condición, ella se mudaba de asiento, solamente si le
    contestaba algunas preguntas que deseaba hacerme acerca de la
    bulimia.

    Le dije que sí. Terminé sentándome
    junto a mi esposa.

    Días después Farida y su hija Olga,
    vinieron a consultarnos cuando vivíamos en la
    sección de Los Lagos en Casa de Campo.

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