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Ancianidad, Vejez




Enviado por ramosju



    1.
    Ancianidad


    3. Efectos del
    Envejecimiento

    4. Problemas económicos, sociales,
    habitacionales y de
    vínculos

    5. Instituciones al servicio de la
    ancianidad

    6. Más sabe el diablo por
    viejo…

    7. Pérdida De
    Memoria

    8.
    Lucidez

    9.
    Sabiduría

    10.
    Dignidad

    11. Un viejo amor, siempre
    nuevo

    12. Bibliografia

    1.
    Ancianidad

    Ancianidad o vejez. Es
    descripta muchas veces como un estado del
    espíritu. Es difícil afirmar cuando comienza, dado
    que el envejecimiento varía de persona a
    persona.

    Según la OMS, el envejecimiento no es simplemente
    un proceso
    fisico, sino mas bien un estado mental
    y en ese estado mental estamos presenciando el comienzo de un
    cambio
    revolucionario.

    2. Razones y
    Consecuencias

    Razones

    La edad a partir de la cual se considera que una persona
    ha entrado en la vejez se ha
    ido elevando a través de los siglos, y marcadamente en lo
    que va del actual.

    Durante el imperio romano el
    limite de la vida oscilaba alrededor de los 23 años; en el
    siglo pasado, una mujer de 30
    años se hallaba en los umbrales de la vejez, y a comienzos
    del siglo XX el promedio de vida no pasaba de los 47
    años.

    Sin embargo, durante los últimos años esa
    cifra aumento en forma notable. En 1930 la expectativa media para
    los varones sobrepasaba los 60 años, en 1940 los 63 y en
    1970 los 70 a 75.

    Las ultimas proyecciones demográficas
    establecidas en Europa indican
    que para este año, uno de cada veinte habitantes
    tendrá 75 años o más, lo que representara un
    aumento del 100% sobre años anteriores. El aumento de la
    longevidad permite prever una evolución semejante en otros lugares del
    mundo.

    Gerontología

    El aumento de vida dio motivo de importante rama de la
    medicina moderna,
    la Gerontología, que se ocupa de estudiar y tratar los
    fenómenos fisiológicos y patológicos propios
    de la vejez. Además se ha logrado desarrollar métodos
    eficaces para atender los trastornos psico-fisicos de quienes
    pasan sobradamente los limites de la
    maduración.

    Conjuntamente con estos progresos biológicos ha
    ido cambiando la opinión general, y en la actualidad ya no
    se considera que una persona exagenaria sea de edad tan avanzada
    como se pensaba en la mitad del siglo.

    Consecuencias

    La rapidez con que la familia
    esta evolucionando en los países en desarrollo,
    obliga a dedicar atención muy especial a los problemas
    referentes a la ancianidad.

    Las necesidades de salud de las personas de
    edad no quedan solucionadas con el aumento de institutos
    geriátricos. Es necesario hacer un estudio de las
    necesidades de los ancianos en las sociedades
    modernas y organizar servicios de
    asesoramiento, readaptación educacional, recreo, para
    obtener una integración funcional de la sociedad.

    En la era moderna el fenómeno generalizado de la
    jubilación, o retiro, juntamente con los adelantos
    científicos y técnicos determinaron un cambio en la
    naturaleza del
    trabajo. El retiro de la actividad es considerado como una etapa
    normal del ciclo de la vida. Este hecho hace sentir al anciano
    desplazado de la sociedad que lo
    relega.

    3. Efectos del Envejecimiento

    ÓRGANO O
    SISTEMA

    EFECTOS NATURALES DEL
    ENVEJECIMIENTO

    FACTORES ACELERADORES

     

     

    Piel

    Pierde espesor y elasticidad (aparición de
    arrugas)

    Se contusiona más fácilmente al
    debilitarse los vasos sanguíneos cercanos a la
    superficie

    Proceso acelerado por el tabaquismo y la excesiva exposición
    al sol

     

     

    Cerebro/Sistema nervioso

    Pierde parte de la capacidad de
    memorización y aprendizaje a medida que las células mueren

    Mayor lentitud de reacción ante los
    estímulos (los reflejos se debilitan)

    Proceso acelerado por el consumo excesivo de alcohol y otras drogas, y por repetidos golpes en la
    cabeza

     

     

    Sentidos

    Se hacen menos agudos al irse perdiendo las
    células nerviosas

    Proceso acelerado por el tabaquismo y la exposición
    constante a ruidos altos

     

     

    Pulmones

    Se reduce su eficacia al disminuir su
    elasticidad

    Proceso acelerado por el tabaquismo, la contaminación del aire y la falta
    de ejercicio

     

     

    Corazón

    Bombea con menos eficacia, dificultando el
    ejercicio

    Proceso acelerado por el consumo excesivo de alcohol y tabaco, y por malos hábitos
    alimenticios

     

     

    Circulación

    Empeora y aumenta la presión
    sanguínea al endurecerse las arterias

    Proceso acelerado por lesiones y
    obesidad

     

     

    Articulaciones

    Pierden movilidad (rodillas, cadera) y se
    deterioran debido al desgaste y presión constantes
    (la desaparición del tejido cartilaginoso entre
    las vértebras provoca el "encogimiento"
    típico de la ancianidad)

    Proceso acelerado por lesiones y
    obesidad

     

     

    Músculos

    Pierden masa y fortaleza

    Proceso acelerado por la falta de ejercicio y la
    desnutrición

    Unidos a su envejecimiento físico se suman en el
    anciano hechos que perturban su tranquilidad, como ser la
    desafectividad, la inactividad laboral, la
    perdida de seres queridos, el aflorar de los recuerdos, el
    aislamiento (se desapega a la persona de edad, se la
    deslocaliza), los cambios en su capacidad intelectual, la
    carencia de dialogo, la
    concentración en sí mismo que lo lleva a ser
    reservado o indiferente y tantos otros factores.

    4. Problemas
    económicos, sociales, habitacionales y de
    vínculos

    En las sociedades
    preindustriales los ancianos seguían realizando tareas
    útiles mientras podían.

    Los países industrializados se enfrentan con tres
    problemas:

    1. Los sistemas
      actuales de trabajo no tienen tareas que ofrecer cuando los
      individuos pierden sus energías.
    2. Es cada vez mayor el numero de personas que salen de
      la etapa productiva antes de considerárselos
      ancianos.
    3. Las familias no pueden hacerse cargo de los mismos
      por razones económicas y de espacio
      habitacional.

    Todos estos problemas causan la marginación de
    los ancianos, pues la sociedad considera al hombre un poco
    por lo que hace y produce y no por lo que es.

    En países ricos y altamente especializados han
    surgido modernos centros residenciales para ancianos con
    asistencia medica y psicológica de vanguardia,
    con jardines, centros recreativos, talleres, etc.

    Estas podrían ser soluciones
    pero no debemos olvidar que es necesario dar al anciano
    además de asistencia y confort un ambiente
    familiar y humano, que no es fácilmente
    reemplazable.

    Muchos de los cambios que se están produciendo
    son inevitables pero es necesario compatibilizar las
    modificaciones de las estructuras
    sociales y la planificación de los servicios de
    salud y
    asistencia social que permitan la atención de las
    necesidades de la familia y de sus
    miembros.

    La sociedad moderna esta impregnada de materialismo y
    el trabajo es
    considerado como productividad y
    no como formación humana.

    5. Instituciones
    al servicio de la
    ancianidad

    1. Hogares Geriátricos, de orden estatal o
    privado, acogen a los ancianos de día o como internos.
    Reciben atención médica, espiritual, laborterapia y
    recreación. Están destinados a ancianos sanos (en
    algunos, mixtos, pueden vivir matrimonios).

    2. Clínicas Geriátricas, con iguales
    características, están dedicadas a
    la atención del anciano enfermo o postrado. Cuentan con
    médicos especialistas, kinesiólogos, foniatras,
    terapeutas ocupacionales, enfermeras y demás.

    3. Clubes de la tercera edad, se ofrecen como
    ámbitos de paz y serenidad; los ancianos participan de
    "charlas", conferencias, paseos, bailes, coros, juegos, con
    alegría comunicativa y sincera.

    6. Más sabe el
    diablo por viejo…

    Hoy día, más personas de la tercera edad
    luchan por mantenerse activos dentro de
    la vida moderna, siendo útiles a la sociedad.

    Don Humberto es un señor de 90 años que
    sigue viviendo su vida tal y como lo hacía cuando
    tenía 50: maneja, sigue al frente de su propio negocio,
    viaja y lleva personalmente sus cuentas de
    gastos.
    ¿Será esto posible o don Humberto es una
    excepción? Dentro de nuestra sociedad existe la creencia
    de que con la vejez las facultades mentales se pierden, pero
    nuevos estudios tratados por J.
    Schrof, especialista en el tema, demuestran que estas facultades
    no se pierden, sino que se transforman cuando el cerebro
    envejece.
    Es una realidad, actualmente más personas de la tercera
    edad se esfuerzan por mantenerse activos dentro de
    la vida moderna.
    Demostrando que son capaces de realizar muchas tareas y que
    pueden seguir siendo útiles a la sociedad.
    Por desgracia hay todavía quienes ven a la vejez como una
    enfermedad.
    Muchos piensan que cuando la persona envejece tiene menos
    capacidad intelectual.
    Las conclusiones a que llegaron investigadores de la Universidad de
    Harvard después de realizar algunos estudios es que la
    mayoría de las personas conservan intactas sus facultades
    mentales por lo menos hasta los 70 años y un 30% llegan
    sin ningún problema a los ochenta o noventa
    años.
    Se cree que es de gran influencia para que la persona se conserve
    lúcida el tener una preparación académica y
    llevar una vida productiva con diferentes intereses y
    pasatiempos, entre otras cosas.
    Por el contrario, quienes tienen una vida sedentaria o quienes no
    tienen metas por las cuales luchar, muestran un deterioro
    prematuro de su inteligencia.
    He ahí que podemos encontrar que hay personas viejas antes
    de haber cumplido los cincuenta años.
    Es recomendable que la persona mayor trate de mantenerse al
    día en su ocupación, profesión, actividades
    o deporte que
    practique, pues además de tener la capacidad para hacerlo
    esto le ayudará a mantenerse lúcido.

    7. Pérdida De
    Memoria

    Otra de las creencias es que cuando se llega a viejo
    comienza a perderse la
    memoria.
    Durante muchos años se ha pensado que al envejecer, las
    neuronas mueren más rápido que antes y se va
    perdiendo la memoria.

    Un estudio realizado en la Universidad de
    Boston demuestra que con la edad lo que se atrofia son los
    canales de comunicación de las neuronas, pero todos
    los datos almacenados
    permanecen intactos.
    Esto quiere decir que los ancianos pueden seguir siendo muy
    inteligentes aunque la velocidad de
    su pensamiento
    sea menor.
    A más edad se conoce más y se tienen más
    experiencias.

    8.
    Lucidez

    No es una garantía que quien ejercite su cerebro lo
    mantendrá lúcido, aunque en muchos casos puede ser
    de gran ayuda para que este se conserve sano al llegar a la
    vejez.
    Para ayudarlo a mantenerse joven, muchos geriatras hoy día
    recomiendan a los ancianos a aprender cosas y oficios nuevos.
    Aquí se puede poner en práctica el viejo adagio de
    que " nunca es tarde para aprender".
    Las nuevas experiencias ayudan al cerebro a desarrollar nuevos
    canales de comunicación en las neuronas y quienes son
    más flexibles en su pensamiento y
    son creativos favorecen en gran parte su agudeza mental.
    Otro factor que ayuda a mantener en forma el cerebro es vivir una
    vida emocionalmente estable.
    Esto ayuda no sólo a los ancianos, sino a cualquier
    persona, a realizar sus actividades intelectuales con más
    calma y precisión.
    Quienes creen que sólo gozando de salud física pueden
    mantener una salud mental no
    necesariamente están en lo cierto, pues muchas veces los
    padecimientos de enfermedades físicas
    no atrofian para nada la capacidad intelectual de las
    personas.
    Pero no hay que olvidar que hay padecimientos que sí
    afectan las facultades mentales, tales como la arteriosclerosis y
    la hipertensión, aunque éstas no afectan
    sólo a las de edad avanzada sino también a personas
    jóvenes que tienen malos hábitos.
    Se ha demostrado que personas de la tercera edad que padecen
    parálisis de algunos de sus miembros no ven afectada su
    capacidad mental y pueden desempeñar muchas actividades de
    carácter intelectual.
    Por otra parte, es recomendable hacer ejercicio en forma moderada
    pues el sobre ejercitarse no es garantía de conservar la
    lucidez.

    9.
    Sabiduría

    Existe una gran realidad que hoy día parece ser
    olvidada: La vejez está llena de sabiduría.
    Por fortuna no todas las sociedades modernas consideran que los
    ancianos son personas limitadas intelectualmente.
    Tal es el caso de lugares como China, donde
    ser viejo es ser sabio y las personas mayores gozan de una alta
    jerarquía en la sociedad.
    Otros estudios realizados han demostrado que las personas mayores
    tal vez sean más lentas en realizar actividades
    intelectuales, pero las hacen con mucho más
    perfección que personas jóvenes y aunque tarden
    más tiempo en tomar
    decisiones se equivocan menos.
    Los expertos geriatras afirman que el cerebro de un anciano no es
    inferior al de un joven, sino simplemente son distintos, al igual
    que el de un niño y un adulto.
    Mientras las personas jóvenes son más
    rápidas para pensar y hacer las cosas, tienen grandes
    huecos en información y los ancianos suplen la falta
    de rapidez con su experiencia y sabiduría.

    10.
    Dignidad

    En nuestra sociedad muchas veces el anciano es
    considerado como material de desperdicio que ya que en apariencia
    no tiene nada bueno que aportar al mundo activo y se cree que son
    carga para la sociedad, incluso mucha gente se sorprende de ver a
    personas de la tercera edad realizando actividades físicas
    y de trabajo como si fuera algo imposible.
    Mas ingrato aún, es que se imponga a la persona una fecha
    de caducidad al llegar a los sesenta años,
    obligándolos muchas veces a dejar sus trabajos y
    actividades para que sean ocupados por alguien "más joven
    y capaz".
    Existe hoy día muy poco respeto y poca
    conciencia de los
    derechos que
    deben gozar las personas mayores.
    Es necesario que la sociedad actual retome aquel refrán:
    "Más vale el diablo por viejo que por diablo" y devolverle
    al adulto mayor su dignidad, reconocer y aprovechar sus
    experiencias, pues aquella sociedad que no sabe darle un lugar
    digno y respetable a sus viejos, muy poco podrá lograr en
    la búsqueda de derechos para "otros
    miembros de su sociedad" por mucho que se esmera

    11. Un viejo
    amor, siempre
    nuevo

    ¿Cómo pagar a mis abuelos todo lo que de
    ellos recibí? Tal vez la única forma sea dejando
    ese mismo legado a las generaciones que siguen.

    Hace tiempo me
    encontré un letrero con una frase que me llamó la
    atención "Adopta un Abuelo". Después vi cómo
    ese lema cambió por el de "Apoya un Abuelito". Ambos
    mensajes me hicieron reflexionar en la importancia que tiene la
    figura de los abuelos y del amor que se
    profesan frente a sus hijos y nietos.
    Sin duda para cualquiera de nosotros que hayamos tenido la suerte
    de convivir con nuestros antecesores, alguno de ellos ha
    representado un elemento importantísimo en nuestra
    formación.
    Hace muchos años, quizá demasiados, cuando yo era
    apenas un niño, buscaba pasar la mayor cantidad de tiempo
    posible en compañía de mis abuelos.
    Entonces me preguntaba el por qué me gustaba su
    compañía. Ahora pienso que probablemente era por la
    paz que ellos me proporcionaban y la gran sabiduría que
    ellos sabían trasmitirme en base a su experiencia.
    Mi abuelito, por ejemplo, sabía distraerme
    enseñándome cosas tan útiles como aprender a
    barrer, a lavar el auto y a preparar un delicioso jugo de
    naranja.
    Con ellos aprendí también a construir castillos de
    barajas, casitas de dominó y otros muchos de esos juegos que
    parecen intranscendentes, pero que nos hacen convivir en familia
    disfrutando de momentos imborrables en nuestro recuerdo.
    Y así podría seguir con una lista interminable de
    momentos felices que seguramente son imborrables. Por ejemplo, el
    día en que aprendí a jugar dominó, las
    múltiples lecciones de mi abuelita para jugar canasta
    ¡con desastrosos resultados!, etc.
    Pero independientemente de todos esos momentos que se guardan
    como un tesoro en la vida, existe también otra riqueza de
    mucho más valor: el
    ejemplo.
    Nunca podré olvidar el inquebrantable testimonio de
    trabajo de mi abuelo, cuando salía desde muy temprano
    acompañado de su bastón, por el daño que le
    había causado una bala en su rodilla en los tiempos de la
    Revolución.
    Recuerdo como mi abuelita se despedía de él con un
    cariño envidiable permaneciendo en la puerta de la casa
    por largo rato.
    Mi viejito volteaba siempre desde lejos para hacerle la
    señal de adiós a mi abuela, con la seguridad de que
    ella siempre estaría esperando para responderle hasta que
    lo perdiera de su vista al final de la calle.
    De la misma manera era indescriptible la alegría de toda
    la familia
    cuando escuchábamos la señal característica que hacía mi abuelito
    al llegar a la casa.
    Todos corríamos a recibirlo, pero siempre nos
    encontrábamos con la sorpresa de que mi abuelita ya se nos
    había adelantado.
    Una cosa que me es muy difícil recordar, es si él
    alguna vez regresó con las manos vacías, porque
    aún mantengo con mucha claridad la imagen del
    viejito quitándose el sombrero para recibir tiernamente un
    beso de mi abuelita en la frente, e inmediatamente después
    empezar a hacer entrega de los diversos detallitos que nos
    había traído.
    Estos podían ser desde unos sencillos dulces de esos de
    color verde en
    forma de perita hasta un cochecito o algo parecido, en algunas
    ocasiones.
    Esto sin fallar nunca y principalmente a mi abuela, a la que
    invariablemente le traía un detalle de su agrado y ella lo
    recibía con manifiesta alegría.
    Sus regalos siempre estaban llenos de sencillez y con ellos
    buscaba desarrollar nuestra inteligencia y
    nuestra imaginación.
    De forma muy especial, los abuelos participaron también en
    nuestra formación. Recuerdo cuando mi abuela me
    enseñó mis primeras oraciones, de esas que todos
    conservamos en la
    memoria.
    Recuerdo también que poco a poco ella iba formando en
    nosotros una conciencia recta,
    enseñándonos a distinguir con claridad y justicia,
    entre lo bueno y lo malo.
    Pero lo que dejó entre todos mis hermanos y primos una
    huella indeleble, fue que todos los días al anochecer,
    antes de ir a dormir, mi abuelita nos llevaba a realizar nuestras
    últimas oraciones y así entre la mística y
    el juego nos
    conducía a un cuarto en que existían diferentes
    divisiones para cada uno de nosotros.
    Ahí al abrir unas puertas había una pecera de
    cristal vacía que tenía al lado otras dos peceras
    más pequeñas en las que se contenían en una,
    canicas de color negro y en
    la otra, canicas de color blanco.
    Mientras cada uno rezaba tenía que hacer un examen de
    conciencia y por cada cosa mala que hubiera hecho, debía
    depositar en la pecera de en medio una canica de color negro y de
    la misma forma por cada cosa buena una canica de color blanco.
    Después de esto nos retirábamos a dormir.
    Al día siguiente, al levantarnos, existía en todos
    la gran ilusión de regresar a este sitio, ya que las
    canicas de la noche anterior; se habían "convertido" por
    manos de mi abuelita en montoncitos de paja, más grandes o
    más chicos según hubieran sido nuestras obras del
    día.
    Esa paja, día con día era guardada por nosotros con
    un profundo respeto en un
    cajón debajo de la división donde estaba la pecera
    de las canicas.
    Al final del año, en compañía de los
    abuelos, todos esperábamos con ansiedad el día de
    poner el pino de Navidad y
    sobre todo las figuras del Nacimiento. Así mismo
    experimentábamos una inmensa alegría cuando cada
    uno de nosotros llevaba consigo el bultito de paja que se
    había conseguido por la obras buenas durante todo el
    año, para con él construir el pesebre del
    Niño Dios.
    Así se nos fue enseñando que por cada obra mala que
    hacíamos o por aquellas buenas que dejábamos de
    hacer, indirectamente hacíamos menos cómodo el
    pesebre del Niño Dios y esta era una gran responsabilidad.
    Otro de sus ejemplos, quizá el más valioso, nos lo
    dieron en el campo del amor y de su verdadero significado.
    No del "amor" que se nos presenta actualmente en la
    televisión o en las películas de cine, sino de
    aquel amor que se puede alcanzar cuando la pareja está
    unida por la voluntad de seguirse amando, aún cuando ya
    han pasado los llamados "mejores momentos de la vida".
    Cuando la belleza física deja lugar a
    la belleza espiritual. Cuando se ha perdonado todo y se sigue
    perdonando única y exclusivamente por amor.
    Así recuerdo cómo, cuando era niño, me
    deslizaba secretamente para poder observar
    a mis abuelitos en sus momentos de convivencia.
    Poco a poco, sin ser sorprendido, llegaba hasta esconderme
    detrás de la puerta y podía observarlos sentados en
    una pequeña mesa junto a la ventana que daba al
    jardín, ahí se ponían a jugar dominó,
    y podía yo ver entre la rendija de puerta como mi abuelito
    tomaba tiernamente de la mano a su esposa, la otra mitad de su
    vida, y la acariciaba con una ternura que hasta la fecha no puedo
    olvidar.
    Después, como si se hubieran hecho novios apenas ayer, mi
    abuelito como el más romántico de los hombres le
    cantaba una canción con su entonada voz en la que se
    hablaba de un árbol y una niña, la niña
    grababa su nombre en la corteza del árbol y el
    árbol le dejaba caer a la niña una hermosa
    flor.
    Al final de la canción, mi abuelito le decía que el
    era el árbol en el que ella había grabado su nombre
    y que lo guardaba en su tronco y le preguntaba a ella que
    había hecho con su pobre flor.
    Así fui viendo casi sin darme cuenta cómo
    transcurrían los últimos días en ese
    clima llena de
    amor que siempre se profesaron mis viejitos.
    Quizá por eso, cuando mi abuelo murió, no tuvo que
    pasar más de un año para que mi abuelita lo
    alcanzara.
    El murió como lo había previsto siempre: "el
    día en el que yo ya no pueda trabajar, voy a morir de
    inactividad, porque la vida está hecha para servir y, si
    no se vive para servir, no se sirve para vivir".
    Durante el último año de vida de mi abuela, mi
    abuelo nunca dejó de estar a su lado, aunque fuera en el
    recuerdo. Ella siempre le preparaba la cama para dormir como si
    él siguiera viviendo, le ponía su lugar en la mesa
    y a veces hasta se le escuchaba hablar con él.
    Así se fueron mis abuelitos, pero sólo se fueron
    corporalmente, porque su ejemplo, su imagen y sobre
    todo su testimonio, sigue ocupando entre sus hijos y sus nietos
    un lugar muy importante, un verdadero ejemplo a seguir.
    Ahora me pregunto de qué forma se le puede pagar a unos
    abuelitos como los míos el inmenso legado que me han
    dejado sobre el verdadero significado del amor.
    Tal vez la única forma sea dejando ese mismo legado a las
    generaciones que siguen, quizá de esta manera nuestros
    hijos y nietos puedan vivir, en carne propia, "UN VIEJO AMOR,
    SIEMPRE NUEVO".

    … "Bellísimos son los años en que el
    sosiego de la edad
    invade el alma, para entregar a los hijos y a los nietos
    la experiencia transformada en comprensión" …

    …"Después de dar años a la vida
    es necesario dar vida a los años"…

    12.
    Bibliografia

    • Educación para la salud – Copello/
      Perés

    Editorial Estrada 1988

    • Educación para la salud – D´Aiello de De
      Elia / Wille

    Editorial Plus Ultra 1981

    • Educación para la salud – Barderi / Cuniglio /
      Fernandez / Nahabedian / Querol

    Editorial Santillana 1997

    • Enciclopedia Encarta 1998
    • Diversas paginas de Internet
    • Anécdotas y diálogos familiares tomados
      en cuenta.

     

     

    Autor:

    Julia Ramos y Norali Petroff
    La Plata – Escuela
    Secundaria
    5to año Colegio del Centenario
    ramosju[arroba]netverk.com.ar

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