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El carácter; temperamento y voluntad




Enviado por latiniando




    1.
    Introducción

    2.
    Religiones
    orientales


    4.
    Islam

    5. Significado
    Social

    6.
    Voluntad

    7. Enfoques
    Filosóficos

    8. Enfoques
    Psicológicos

    9.
    Formación Y
    Desarrollo

    10.
    Tests

    11.
    Percepciones

    12. Teorías
    Clásicas

    13. Investigaciones Actuales

    1.
    Introducción
    Carácter (psicología), conjunto
    de reacciones y hábitos de comportamiento
    que se han adquirido durante la vida y que dan especificidad al
    modo de ser individual.

    Junto con el temperamento y las aptitudes configura
    la
    personalidad de un individuo. Con esta noción se hace
    referencia a disposiciones permanentes, profundas y
    difícilmente modificables. La génesis y
    estructuración del carácter han sido objeto de
    diversas investigaciones y
    propuestas teóricas. Muy conocidas son las de Klages,
    Lersch, Wellek, Rothacker, Lewin y Freud. Todas
    ellas tienen en común la idea de que el carácter no
    se manifiesta de forma total y definitiva en la infancia, sino
    que pasa por distintas fases hasta alcanzar su completa
    expresión al final de la adolescencia.
    En cierto modo, y en tanto que aprendido, uno es responsable de
    su propio carácter; de ahí que el concepto se vea
    muchas veces teñido de una valoración moral (se ha
    calificado como bueno o malo) y haya sido objeto de
    reflexión en la educación.

    Temperamento (psicología) (del latín
    temperamentum, ‘medida’), peculiaridad e intensidad
    individual de los afectos psíquicos y de la estructura
    dominante de humor y motivación.

    Médicos de la antigüedad como
    Hipócrates y Galeno distinguían cuatro tipos de
    temperamentos, considerados como emanación del alma por la
    interrelación de los diferentes humores del cuerpo:
    sanguíneos, las personas con un humor muy variable;
    melancólicos (véase Melancolía), personas
    tristes y soñadoras; coléricos, personas cuyo humor
    se caracterizaba por una voluntad fuerte y unos sentimientos
    impulsivos, en las que predominaba la bilis amarilla y blanca, y
    flemáticos, personas lentas y apáticas, a veces con
    mucha sangre
    fría, en las cuales la flema era el componente
    predominante de los humores del cuerpo.

    Actualmente se acepta que ciertas características del temperamento se deben a
    procesos
    fisiológicos del sistema
    linfático, así como a la acción endocrina de
    ciertas hormonas. El
    temperamento tiene, por tanto, un porcentaje genético nada
    despreciable. También se acepta, de forma general, que los
    efectos intensos y permanentes del entorno pueden llegar a
    influir de forma importante en la formación del
    temperamento de cada individuo.

    Hipócrates (c. 460-c. 377 a.C.), el médico
    más importante de la antigüedad, es considerado el
    padre de la medicina. Nacido
    probablemente en la isla de Cos, Grecia,
    realizó numerosos viajes antes
    de establecerse definitivamente en la isla para dedicarse a la
    enseñanza y la práctica de la medicina.
    Murió en Larissa, Grecia, y poco más se sabe de
    él. Su nombre se asocia al juramento hipocrático,
    aunque es muy posible que no fuera el autor del documento. De
    hecho, de las casi setenta obras que forman parte de la Corpus
    hippocraticum, es posible que sólo escribiera alrededor de
    seis. La Corpus hippocraticum probablemente es lo único
    que queda de la biblioteca
    médica de la famosa Escuela de
    Medicina de Cos. Sus enseñanzas, su sentido del
    distanciamiento y su capacidad para la observación clínica directa
    quizá influyeran a los autores de esos trabajos y, sin
    duda, contribuyeron en gran medida a desterrar la
    superstición de la medicina antigua.

    Entre las obras más importantes de la Corpus
    hippocraticum está el Tratado de los aires, las aguas y
    los lugares (siglo V a.C.) que, en vez de atribuir un origen
    divino a las enfermedades, discute sus
    causas ambientales. Sugiere que consideraciones tales como el
    clima de una
    población, el agua o su
    situación en un lugar en el que los vientos sean
    favorables son elementos que pueden ayudar al médico a
    evaluar la salud general
    de sus habitantes. Otras obras, Tratado del pronóstico y
    Aforismos, anticiparon la idea, entonces revolucionaria, de que
    el médico podría predecir la evolución de una enfermedad mediante la
    observación de un número suficiente de
    casos.

    La idea de la medicina preventiva, concebida por primera
    vez en Régimen y en Régimen en enfermedades agudas,
    hace hincapié no sólo en la dieta, sino
    también en el estilo de vida del paciente y en cómo
    ello influye sobre su estado de
    salud y convalecencia. La enfermedad sagrada, un tratado sobre la
    epilepsia, revela el rudimentario conocimiento
    de la anatomía que imperaba en la antigua Grecia.
    Se creía que su causa era la falta de aire,
    transportada al cerebro y las
    extremidades a través de las venas. En Articulaciones,
    se describe el uso del llamado banco
    hipocrático para el tratamiento de las
    dislocaciones.

    Galeno (129-c. 199), fue el más destacado
    médico de la antigüedad después de
    Hipócrates. Sus estudios sobre la anatomía de los
    animales y sus
    observaciones sobre el funcionamiento del cuerpo humano
    dominaron la teoría
    y la práctica de la medicina durante 1.400 años.
    Galeno nació en Pérgamo, Asia Menor
    (entonces parte del Imperio romano),
    de padres griegos. En el templo de su ciudad dedicado al dios de
    la salud Asclepio, el joven Galeno observó cómo se
    empleaban las técnicas médicas de la época
    para tratar a los enfermos o heridos. Obtuvo su formación
    médica en la cercana Esmirna, y a continuación
    viajó mucho ampliando sus conocimientos. Alrededor del
    año 161 se estableció en Roma, donde
    alcanzó gran renombre por su habilidad como médico,
    sus disecciones de animales y sus conferencias en público.
    Alrededor del año 169 el emperador Marco Aurelio le
    nombró médico de su hijo, Lucio Aurelio
    Cómodo.

    Galeno diseccionó multitud de animales, en
    especial cabras, cerdos y monos, para demostrar cómo los
    distintos músculos son controlados a diferentes niveles de
    la médula espinal. Desveló las funciones del
    riñón y la vejiga e identificó siete pares
    de nervios craneales. También demostró que el
    cerebro controla la voz y que las arterias transportan sangre,
    poniendo fin la idea vigente durante cuatrocientos años de
    que lo que transportaban era aire. Galeno describió
    también las válvulas del corazón, e
    indicó las diferencias estructurales entre las arterias y
    las venas, pero no llegó a concebir la circulación
    de la sangre. En su lugar, defendió la errónea
    creencia de que el órgano central del sistema vascular era
    el hígado , y que la sangre se desplazaba desde el
    hígado hasta la periferia del cuerpo para formar la
    carne.

    Galeno también alcanzó gran renombre en su
    tiempo como
    filósofo. En su tratado Sobre los usos de las partes del
    cuerpo del hombre
    compartía la opinión del filósofo griego
    Aristóteles de que nada en la naturaleza es
    superfluo. La principal contribución de Galeno al pensamiento
    filosófico fue su idea de que es posible comprender los
    designios divinos estudiando la naturaleza.

    Sus observaciones sobre la anatomía fueron su
    aportación más duradera. Sus escritos
    médicos, traducidos por pensadores árabes durante
    el siglo IX, gozaron de una gran consideración entre los
    médicos humanistas de la Europa del
    renacimiento.
    Durante su vida escribió alrededor de quinientos tratados sobre
    medicina, filosofía y ética.

    Alma, en muchas religiones y
    filosofías, elemento inmaterial que, junto con el cuerpo
    material, constituye al ser humano individual. En general, el
    alma se concibe como un principio interno, vital y espiritual,
    fuente de todas las funciones físicas y en concreto de
    las actividades mentales. La creencia en alguna clase de alma que
    puede existir independiente del cuerpo se encuentra en todas las
    culturas conocidas. En muchas culturas contemporáneas de
    tradición oral, se dice que los seres humanos tienen
    varias almas (a veces hasta siete) localizadas en diferentes
    partes del cuerpo, cada una con distintas funciones. La
    enfermedad es descrita a menudo como la pérdida del alma;
    lo que puede ocurrir, por ejemplo, cuando las brujas roban el
    alma o los espíritus del mal lo apresan.

    2. Religiones
    orientales

    En Oriente, la creencia en el alma humana es crucial en varios
    sistemas
    filosóficos y religiosos. Así, por ejemplo, a
    comienzos del hinduismo el alma (atmán) estaba
    considerada como el principio que controla todas la actividades y
    define la identidad de
    uno y su conciencia. Las
    obras filosóficas hindúes, los Upanisad,
    identifican el atmán con lo divino (Brahman),
    añadiendo una dimensión eterna al alma. Vinculado
    estrechamente a ello, el alma humana es atrapada en el ciclo de
    la reencarnación hasta que alcanza la purificación
    y el
    conocimiento se funde de nuevo con la realidad última.
    El budismo es
    único en la historia de las religiones
    porque afirma que el alma individual es una ilusión
    producida por diversas influencias psicológicas y
    fisiológicas. No tiene concepción de un alma o ser
    que pueda sobrevivir a la muerte. El
    punto de vista budista sobre la reencarnación no es otro
    que el de una cadena de consecuencias mediatizadas por cualquier
    identidad continuada, aunque en la creencia popular esta sutileza
    se suele perder y los seguidores consideran a los muertos como
    almas transmigratorias.

    La religión china postula
    un alma dual, dividida en una parte más baja, más
    material (el p'o) y una parte mental más elevada (el hun).
    La primera muere con el cuerpo y la última sobrevive a la
    muerte y se
    convierte en el foco de adoración de los
    antepasados.

    3. Judaísmo Y
    Cristianismo
     

    En el judaísmo primitivo se define la personalidad
    humana en su conjunto, sin hacer una clara distinción
    entre el cuerpo y el alma. Hacia la edad media,
    sin embargo, el alma era definida como el principio de vida, y
    era considerada capaz de sobrevivir a la decadencia corporal. La
    doctrina cristiana del alma se apoyó en las
    filosofías de Platón y
    Aristóteles. La mayoría de los cristianos cree que
    cada individuo tiene un alma inmortal y que la personalidad
    humana en su conjunto, compuesta de alma y de cuerpo resucitado,
    debe, a través de la fe, garantizar la presencia de Dios
    después de la vida. La teoría neoplatónica
    del alma como prisionera en un cuerpo material prevaleció
    en el pensamiento cristiano hasta que el teólogo del siglo
    XIII santo Tomás de
    Aquino aceptó el análisis de Aristóteles sobre el
    alma y el cuerpo como dos elementos conceptualmente distinguibles
    de una sola sustancia. De ahí, el cristianismo
    luchó durante un largo periodo contra el gnosticismo, el
    maniqueísmo y sectas análogas que consideran el
    alma como exiliada de los reinos espirituales de luz en un
    universo
    material completamente corrupto.

    4. Islam
     

    Las enseñanzas del islam sobre el
    alma relacionan las del judaísmo y las del cristianismo.
    Según el Corán, Dios dotó de alma al primer
    ser humano, y a la hora de la muerte el espíritu de los
    creyentes es llevado ante Dios.

    5. Significado Social
     

    La fe en la existencia de las almas puede tener efectos sociales
    importantes mediante el reforzamiento de los deberes morales y
    servir como principio guiador en la vida. El significado cultural
    de la creencia en las almas refleja la universalidad de los
    problemas para
    los cuales representa una respuesta: la compleja cuestión
    de la personalidad humana, las experiencias morales y
    espirituales de la vida, y la eterna cuestión de la
    inmortalidad.

    Melancolía, estado emocional que se caracteriza
    esencialmente por una profunda tristeza. La lancolía surge
    sin razón aparente o como consecuencia de un gran
    pesar.

    El psiquiatra alemán Emil Kraepelin
    relacionó la melancolía con la psicosis
    maníaco-depresiva (véase Depresión), trastorno que puede aparecer
    después de un periodo prolongado de melancolía. Los
    accesos maníacos y melancólicos se alternan de
    forma regular, aunque son más frecuentes los segundos. El
    primero en estudiar la melancolía fue el psiquiatra
    francés del siglo XIX Jean-Étienne Esquirol, que la
    integró en el grupo de las
    monomanías, enfermedades mentales que poseen un
    núcleo central predominante (como, por ejemplo, la
    obsesión).

    Los primeros síntomas son la astenia (debilidad,
    cansancio), falta de apetencia e insomnio. Posteriormente, el
    enfermo inhibe su pensamiento y ralentiza los procesos
    intelectuales. Cada vez habla menos, pudiendo llegar a enmudecer
    del todo. A veces acompañan a estos síntomas la
    anorexia y la
    amenorrea. Su tratamiento, que puede durar unos seis o siete
    meses, consiste básicamente en antidepresivos y sales de
    litio que reducen su duración y previenen la reincidencia.
    La melancolía puede llegar a ser una enfermedad peligrosa,
    ya que el deseo de muerte es constante y existe la posibilidad de
    que el enfermo cometa actos desesperados, como el suicidio.

    6.
    Voluntad

    (psicología y filosofía), en
    filosofía y psicología, capacidad de elegir entre
    caminos distintos de acción y actuar según la
    elección tomada, en concreto cuando la acción
    está dirigida hacia un fin específico o se inspira
    por ideales determinados y principios de
    conducta. La
    conducta de voluntad contrasta con la conducta derivada del
    instinto, impulso, reflejo o hábito, ninguna de las cuales
    implica una elección consciente entre distintas
    alternativas.

    7. Enfoques
    Filosóficos  

    Hasta el siglo XX, la mayoría de los filósofos concebían la voluntad como
    una facultad distinta con la que toda persona
    nacía. Discrepaban, sin embargo, sobre el papel de esta
    facultad en la composición de la personalidad. Para una
    escuela de filósofos, notablemente representados por el
    filósofo alemán Arthur Schopenhauer, una voluntad
    universal es la realidad esencial y la voluntad de los individuos
    forma parte de ella. En su visión, la voluntad domina
    todos los demás aspectos de la personalidad del individuo:
    conocimiento, sentimientos y dirección en la vida. Una forma
    contemporánea de la teoría de Schopenhauer se halla
    implícita en algunas clases de existencialismo, como el enfoque existencialista
    expuesto por el filósofo francés Jean-Paul Sartre, quien
    considera la personalidad como el producto de
    opciones, y los actos como demostraciones de la voluntad
    encaminadas a conferir sentido al universo.

    Otros filósofos han estimado la voluntad como
    similar o secundaria a otros aspectos de la personalidad.
    Platón creía que la psique se dividía en
    tres partes: razón, voluntad y deseo. Para
    filósofos racionalistas, como Aristóteles, santo
    Tomás de Aquino y René Descartes, la
    voluntad es el agente del alma racional que gobierna los apetitos
    puramente animales y las pasiones. Algunos filósofos
    empíricos, como David Hume, no cuentan con la importancia
    de las influencias racionales en la voluntad; consideran la
    voluntad dirigida sobre todo por la emoción.
    Filósofos evolucionistas como Herbert Spencer y pensadores
    pragmáticos como John Dewey, conciben la voluntad no como
    una facultad innata sino como el producto de la experiencia que
    evoluciona de una forma gradual como las ideas y la personalidad
    individual en la interacción social.

    8. Enfoques
    Psicológicos  

    Los psicólogos actuales tienden a aceptar la teoría
    pragmática de la voluntad. Consideran la voluntad como un
    aspecto o cualidad de la conducta, más que como una
    facultad diferenciada: es la persona la que dispone. Este acto de
    voluntad se manifiesta: primero, en la fijación del
    interés
    sobre metas más o menos distantes y modelos y
    principios de conducta abstractos hasta cierto punto; en segundo
    lugar, al ponderar vías alternativas de acción y
    efectuar acciones
    deliberadas que parecen mejor calculadas para servir a principios
    y metas específicos; tercero, en la inhibición de
    impulsos y hábitos que pudieran distraer la
    atención, o entrar en conflicto con
    un principio o un fin, y, por último, en la perseverancia
    frente a obstáculos y frustraciones en la
    persecución de metas y en la adhesión a principios
    establecidos previamente.

    Entre los defectos comunes que pueden conducir a la
    debilidad de la voluntad figuran la ausencia de objetivos que
    exijan esfuerzo o de ideales y modelos de conducta que merezcan
    ser considerados, atención vacilante, incapacidad para
    resistir los impulsos o romper hábitos, y la incapacidad
    para decidir entre alternativas o asumir una decisión, una
    vez tomada.

    Aptitud, rasgo general y propio de cada individuo que le
    facilita el aprendizaje de
    tareas específicas y le distingue de los
    demás.

    Las aptitudes aparecen en las distintas etapas de
    maduración individual, aunque no comienzan a precisarse
    hasta aproximadamente los 10 años de edad. Pueden ser de
    muy diversos tipos: intelectuales, sensoriales, motrices… El
    concepto de inteligencia,
    como combinación de determinadas aptitudes que contribuye
    a la realización de una amplia gama de actividades,
    está muy relacionado con el de aptitud. Esta
    relación fue analizada por el psicólogo inglés
    Charles E. Spearman, quien postuló que el éxito en
    cualquier tarea se halla determinado por una "aptitud general
    única", común a todas, y una "aptitud
    específica" de esa habilidad.

    El conocimiento y la medición de las aptitudes
    mediante la realización de tests es hoy común en la
    orientación
    vocacional, la asignación de empleos o los programas de
    selección. Estos tests se aplican para detectar problemas
    o pronosticar el éxito de una persona en una determinada
    profesión, tarea u ocupación. Por otro lado, es
    también fundamental el conocimiento de las aptitudes del
    niño para orientar su trabajo escolar. Los tests suelen
    clasificarse en función de los factores que se desean
    medir. Existe una gran variedad: hay tests de vocabulario, de
    comprensión y atención, de aptitudes musicales,
    orientación espacial, rapidez de percepción, destreza manual y
    otros.

    Personalidad, pautas de pensamiento, percepción y
    comportamiento relativamente fijas y estables, profundamente
    enraizadas en cada sujeto.

    La personalidad es el término con el que se suele
    designar lo que de único, de singular, tiene un individuo,
    las características que lo distinguen de los demás.
    El pensamiento, la emoción y el comportamiento por
    sí solos no constituyen la personalidad de un individuo;
    ésta se oculta precisamente tras esos elementos. La
    personalidad también implica previsibilidad sobre
    cómo actuará y cómo reaccionará una
    persona bajo diversas circunstancias.

    Las distintas teorías
    psicológicas recalcan determinados aspectos concretos de
    la personalidad y discrepan unas de otras sobre cómo se
    organiza, se desarrolla y se manifiesta en el comportamiento. Una
    de las teorías más influyentes es el psicoanálisis, creado por Sigmund Freud,
    quien sostenía que los procesos del inconsciente dirigen
    gran parte del comportamiento de las personas. Otra corriente
    importante es la conductista, representada por psicólogos
    como el estadounidense B. F. Skinner, quien
    hace hincapié en el aprendizaje por
    condicionamiento, que considera el comportamiento humano
    principalmente determinado por sus consecuencias. Si un
    comportamiento determinado provoca algo positivo (se refuerza),
    se repetirá en el futuro; por el contrario, si sus
    consecuencias son negativas —hay castigo— la probabilidad de
    repetirse será menor.

    9. Formación Y
    Desarrollo
     

    Herencia y
    ambiente
    interactúan para formar la personalidad de cada sujeto.
    Desde los primeros años, los niños difieren
    ampliamente unos de otros, tanto por su herencia genética
    como por variables
    ambientales dependientes de las condiciones de su vida
    intrauterina y de su nacimiento. Algunos niños, por
    ejemplo, son más atentos o más activos que
    otros, y estas diferencias pueden influir posteriormente en el
    comportamiento que sus padres adopten con ellos, lo que demuestra
    cómo las variables congénitas pueden influir en las
    ambientales. Entre las características de la personalidad
    que parecen determinadas por la herencia genética, al
    menos parcialmente, están la inteligencia y el
    temperamento, así como la predisposición a sufrir
    algunos tipos de trastornos mentales.

    Entre las influencias ambientales, hay que tener en
    cuenta que no sólo es relevante el hecho en sí,
    sino también cuándo ocurre, ya que existen periodos
    críticos en el desarrollo de la personalidad en los que el
    individuo es más sensible a un tipo determinado de
    influencia ambiental. Durante uno de estos periodos, por ejemplo,
    la capacidad de manejar el lenguaje
    cambia muy rápidamente, mientras que en otros es
    más fácil desarrollar la capacidad de entender y
    culpabilizarse.

    La mayoría de los expertos cree que las
    experiencias de un niño en su entorno familiar son
    cruciales, especialmente la forma en que sean satisfechas sus
    necesidades básicas o el modelo de
    educación que se siga, aspectos que pueden dejar una
    huella duradera en la personalidad. Se cree, por ejemplo, que el
    niño al que se le enseña a controlar sus
    esfínteres demasiado pronto o demasiado rígidamente
    puede volverse un provocador. Los niños aprenden el
    comportamiento típico de su sexo por
    identificación con el progenitor de igual sexo, pero
    también el comportamiento de los hermanos y/o hermanas,
    especialmente los de mayor edad, puede influir en su
    personalidad.

    Algunos autores hacen hincapié en el papel que
    cumplen las tradiciones culturales en el desarrollo de la
    personalidad. La antropóloga Margaret Mead convivió
    con dos tribus de Guinea y mostró esta relación
    cultural al comparar el comportamiento pacífico,
    cooperativo y amistoso de una, con el hostil y competitivo de la
    otra, pese a tener ambas las mismas características
    étnicas y vivir en el mismo lugar.

    Aunque tradicionalmente los psicólogos sostienen
    que los rasgos de la personalidad de un individuo se mantienen
    estables a lo largo del tiempo, recientemente se cuestionan este
    enfoque, señalando que los rasgos existían
    sólo en la óptica
    del observador, y que en realidad la personalidad de un individuo
    varía según las distintas situaciones a las que se
    enfrenta.

    10. Tests
     

    La entrevista
    personal, el
    método
    más utilizado para conocer la personalidad, es el medio
    para obtener un informe sobre el
    pasado, presente y previsibles reacciones futuras de un individuo
    en concreto. La mayoría de las entrevistas
    son desestructuradas, pero algunas emplean una serie de
    ‘preguntas tipo’ siguiendo una secuencia dada. Los
    entrevistadores más experimentados ponen atención
    en lo que manifiesta verbalmente el individuo entrevistado, pero
    también atienden a otros elementos de expresión no
    verbal, como gestos, posturas, silencios, etc.

    La observación directa, ya sea en su contexto
    natural o en laboratorio,
    trata de recoger sistemáticamente las reacciones del
    individuo ante situaciones cotidianas, y sus respuestas
    típicas hacia las personas, o bien de manipular
    experimentalmente situaciones artificiales para medir su
    respuesta frente a esas condiciones controladas en laboratorio.
    Como fuente de información, también son
    útiles los relatos de aquellas personas que han observado
    al individuo en el pasado.

    Los métodos
    codificados de evaluación
    psicológica de la personalidad (los tests de
    personalidad), se basan generalmente en cuestionarios de
    preguntas cerradas sobre hábitos personales, creencias,
    actitudes y
    fantasías (pruebas
    psicométricas), o bien en técnicas proyectivas, en
    las que el individuo responde libremente ante estímulos no
    estructurados o ambiguos, a través de las cuales
    reflejará los aspectos más profundos y menos
    controlados de su personalidad. El test de
    Rorschach, la prueba proyectiva más famosa, consiste en
    una serie de manchas de tinta sobre las que el sujeto manifiesta
    sus percepciones. Del análisis de sus manifestaciones, a
    través de complejos sistemas de codificación y de
    interpretación, el analista deduce aspectos esenciales de
    la dinámica de la personalidad del
    individuo.

    Los trastornos de la personalidad suelen ser afecciones
    duraderas, que se pueden caracterizar por falta de flexibilidad o
    inadaptación al entorno, que ocasionan frecuentes
    problemas laborales y sociales, y generan molestias y
    daños a la propia persona y a los demás. Hay muchos
    tipos de trastornos de la personalidad: la paranoide, por
    ejemplo, es característicamente suspicaz y desconfiada; la
    histriónica tiene un comportamiento y una expresión
    teatrales y manipuladores hacia los que conviven con ellos; la
    personalidad narcisista tiende a darse una gran importancia y
    necesita de una constante atención y admiración por
    parte de los demás; por último, las personalidades
    antisociales se caracterizan por su escasa conciencia moral,
    violando los derechos ajenos y las
    normas
    sociales, incluso sin beneficio para ellos mismos.

    Percepción, proceso
    mediante el cual la conciencia integra los estímulos
    sensoriales sobre objetos, hechos o situaciones y los transforma
    en experiencia útil. Por ejemplo, y a un nivel muy
    elemental, la psicología de la percepción investiga
    cómo una rana distingue a una mosca entre la infinidad de
    objetos que hay en el mundo físico. En los seres humanos,
    a un nivel más complejo, se trataría de descubrir
    el modo en que el cerebro traduce las señales visuales
    estáticas recogidas por la retina para reconstruir la
    ilusión de movimiento, o
    cómo reacciona un artista ante los colores y las
    formas del mundo exterior y los traslada a su pintura.

    11. Percepciones
     

    Los psicólogos de la percepción reconocen que la
    mayoría de los estímulos puros desorganizados de la
    experiencia sensorial (vista, audición, olfato, gusto y
    tacto) son corregidos de inmediato y de forma inconsciente, es
    decir, transformados en percepciones o experiencia útil,
    reconocible. Por ejemplo, un automóvil que circula por una
    carretera se ve de tamaño real, sin tener en cuenta lo
    pequeña o grande que sea la imagen formada en
    la retina del observador. Del mismo modo, un tema musical puede
    ser seguido a través de un conjunto de notas individuales,
    sin importar cuántas veces haya cambiado el compositor la
    clave musical. El proceso de percepción no se limita a
    organizar los estímulos sensoriales directos en forma de
    percepciones, sino que éstas, por sí mismas,
    recuperadas de la experiencia pasada, también se organizan
    favoreciendo una más rápida y adecuada
    formación del proceso de percepción
    actual.

    El estudio y la teoría de la percepción
    superan a la psicología teórica y tienen
    aplicaciones prácticas en el aprendizaje, la
    educación y la psicología clínica. Una
    percepción deficiente implica experimentar el mundo como
    un caos, mientras que una ‘extrapercepción’
    —eliminar estímulos que no se ajustan a los esquemas
    de la percepción o percibir estímulos
    inexistentes— puede llevar a experimentar el mundo
    inadecuadamente, con sentimientos de depresión en el
    primer caso y de alucinación o delirio en el
    segundo.

    A pesar del papel fundamental que la percepción
    cumple en la vida de las personas y de los organismos más
    sencillos, sus procesos permanecen poco claros por dos razones
    principales: primero, porque los investigadores sólo han
    obtenido un éxito limitado al intentar descomponer la
    percepción en unidades analizables más simples, y,
    segundo, porque las evidencias empíricas,
    científicamente verificables, se hacen difíciles de
    repetir e incluso de obtener, con lo que el estudio de la
    percepción sigue dependiendo en gran medida de informes
    introspectivos, con un alto grado de subjetividad.

    12. Teorías
    Clásicas  

    Un fenómeno que los investigadores han tratado de explicar
    reiteradamente es el principio de la constancia perceptiva. Una
    vez que un objeto ha sido percibido como una entidad
    identificable, tiende a distinguirse como un objeto estable, de
    características permanentes, a pesar de las variaciones en
    su iluminación, situación física observable o
    distancia a la que aparece. En consecuencia, aunque un objeto
    situado a una distancia de 100 metros produzca en la retina una
    imagen notablemente inferior que a una distancia de 20 metros,
    tenderá a percibirse como si tuviera un tamaño
    intrínseco.

    Según la teoría clásica de la
    percepción que el fisiólogo alemán Hermann
    Ludwig Ferdinand von Helmholtz formuló a mediados del
    siglo pasado, la constancia en la percepción, al igual que
    la percepción de la profundidad y la mayoría de las
    percepciones, es resultado de la capacidad del individuo de
    sintetizar las experiencias del pasado y las señales
    sensoriales presentes. A medida que un animal o un niño
    recién nacido explora el mundo que le rodea, aprende
    rápidamente a organizar sus observaciones dentro de un
    esquema de representación tridimensional, basándose
    en los descubrimientos de Leonardo da
    Vinci: la perspectiva lineal, la ocultación de un
    objeto lejano por otro más cercano o una menor
    precisión visual a medida que los objetos se
    alejan.

    Partiendo también de la estimulación
    táctil y auditiva, un niño aprende con rapidez un
    sinnúmero de asociaciones específicas que se
    corresponden con las propiedades de los objetos en el mundo
    físico. Tales asociaciones, o percepciones, se forman
    automáticamente y a tal velocidad que
    ni siquiera un adulto bien entrenado puede descifrar —con
    un grado fiable de aciertos— las señales visuales de
    las que proceden.

    Los defensores de la teoría clásica de la
    percepción creían que la mayoría de ellas
    procedían de lo que denominaban ‘inferencia
    inconsciente a partir de sensaciones no advertidas para el
    sujeto’. Sólo cuando se tiene una ilusión o
    una percepción deformada, como cuando las casas y los
    automóviles aparecen como juguetes desde un avión,
    el sujeto se hace consciente de tales sensaciones y accede a
    comprender su papel en la
    organización de las percepciones. Precisamente, gran
    parte de la investigación experimental sobre la
    percepción consiste en examinar a los sujetos con material
    de estímulo ilusorio, en un intento de diferenciar las
    unidades individuales de percepción del proceso
    global.

    Teoría De La Gestalt
     
    Según la escuela de psicología de la Gestalt,
    célebre en la década de 1920, la percepción
    debe estudiarse no analizando unidades aisladas como las
    sensaciones simples, sino tomando en cuenta configuraciones
    globales (en alemán, Gestalten) de los procesos mentales.
    En este sentido, la unidad perceptible real es la forma: una
    estructura mental que toma sus atributos de una estructura
    correspondiente a los procesos cerebrales. Los experimentos de
    los partidarios de esta teoría muestran que la
    percepción de la forma no depende de la percepción
    de los elementos individuales que la constituyen. En
    consecuencia, la cuadratura se puede percibir tanto en una figura
    hecha con cuatro líneas rojas como en otra hecha con
    cuatro puntos negros. Del mismo modo, la mente percibe la
    música no
    como una suma de notas individuales de varios instrumentos y
    voces, sino según las leyes de organización que hacen que el individuo
    perciba una unidad simple y organizada de principio a
    fin.

    Aunque esta escuela hizo importantes contribuciones al
    estudio del aprendizaje y de los procesos creativos, los informes
    introspectivos de los que dependía para explicar la
    percepción continuaron siendo demasiado subjetivos. Es
    más, los procesos fisiológicos innatos, a los que
    la psicología gestáltica atribuía las leyes
    de organización de la percepción, han sido
    ampliamente refutados.

    13. Investigaciones Actuales
     

    Desde el inicio de los estudios sobre la percepción, los
    psicólogos han intentado diferenciar en el proceso
    perceptivo lo innato de lo aprendido. Los experimentos en los que
    ingenuos animales y bebés huían de los llamados
    ‘acantilados visuales’, se diseñaron para
    demostrar que la percepción de la profundidad es innata. A
    través de experimentos similares, los teóricos de
    esta escuela intentan calcular las proporciones de lo innato y lo
    aprendido en el comportamiento perceptivo.

    Recientemente, sin embargo, muchos psicólogos han
    llegado a la conclusión de que esta aproximación
    dicotómica apenas tiene base científica y aporta
    muy poco al estudio de la percepción, por lo que desde un
    enfoque más clásico proponen que la capacidad
    perceptiva proviene de la capacidad animal y humana de organizar
    la experiencia global de los individuos, lo que significa incluir
    las múltiples experiencias fisiológicas del
    desarrollo en la experiencia formal del aprendizaje. Argumentan
    que, aunque el recién nacido pueda carecer de experiencia
    visual, tiene sin embargo otras experiencias sensoriales que
    pueden contribuir a su capacidad para percibir la profundidad en
    los ‘acantilados visuales’. A través de las
    primeras experiencias de ese tipo, los animales y los seres
    humanos aprenden, por así decirlo, cómo
    aprender.

    En un descubrimiento reciente que muestra
    prometedores avances para desentrañar el misterio del
    proceso perceptivo, los investigadores de la psicología
    experimental han descubierto que ciertas células
    nerviosas y las células de la retina de anfibios y
    mamíferos pueden reconocer formas y movimientos
    específicos, en vez de reaccionar simplemente a cantidades
    dadas de energía luminosa reflejada por los objetos. Estas
    células responden a configuraciones concretas como discos
    y anillos, a movimientos concretos de los objetos y a la
    estimulación simultánea de otras ubicadas
    también en la retina del ojo.

    Material de consulta: revistas y apuntes de
    psicología y de ciencias de la
    educación…

    Área: psicología

    Trabajo enviado y realizado por:
    José Luis Dell’ordine

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