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Metodos cientificos de investigacion aplicados al diseño de planes de
seguridad




Enviado por investigaciones



Partes: 1, 2


    1.
    Introducción

    2. La
    victimología


    4. Criminología y
    victimología

    5. Tipologías de
    víctimas

    6. Víctimas
    vulnerables

    7. Miedo al
    delito

    8. Victimización
    secundaria

    9. Estudios de
    victimización

    10. Métodos de
    investigación
    científica

    11. Ciencia e
    Investigación

    12. Método
    científico

    13. Tipos de
    Investigación

    14. Momentos de la
    Investigación

    15. Cifra negra de
    víctimas, vulnerabilidad, miedo al delito, grado de
    confianza en el sistema e imagen
    de las instituciones como objeto de la
    investigación

    16. Planteamiento del
    problema

    17. Propuesta
    metodológica

    18.
    Conclusión

    19.
    Bibliografía

    20. Anexos

    1.
    Introducción

    Las estadísticas delictivas policiales de los
    años 1996-1998 correspondientes al ámbito de la
    ciudad de Neuquén y su zona de influencia, tienen
    correlato con la sensación de inseguridad
    que afecta a la población. El tema de la seguridad (o la
    ausencia de seguridad) es constantemente tratado por los medios de
    comunicación y, en el común de los casos, el
    peso de la responsabilidad es cargado en la Policía o
    en la Justicia.
    Aún cuando se reconozca que el problema de la seguridad
    involucra a toda la comunidad, no se
    debe soslayar que es el Estado
    –a través de sus distintos órganos- el
    único responsable del diseño de Políticas
    de Seguridad.

    Las Políticas (o planes) de Seguridad
    deberían estar basadas en la prevención de las
    conductas antisociales, delictivas y no delictivas, más
    que en soluciones de
    tipo represivo. Es más, el problema de la seguridad
    debería ser abordado desde políticas sociales que
    contemplen en su diseño la participación activa de
    toda la sociedad. Los
    planes de prevención que no cumplen con los requisitos
    básicos de tener en cuenta la realidad, la
    dimensión social del problema, la articulación con
    otros planes y el monitoreo periódico,
    están destinados al fracaso. Pero –sobre todo-
    fracasarán si no están formulados sobre la base de
    un diagnóstico que esté dentro de un
    marco
    teórico adecuado.

    La Criminología, en tanto ciencia cuyo
    objeto de estudio son las conductas antisociales, es una
    herramienta idónea sobre la cual puede basarse un plan o proyecto de
    prevención del delito. La
    Victimología, que es una rama de aquella ciencia y cuyo
    objeto de estudio es la víctima, ha tenido un notable
    desarrollo en
    la moderna Criminología. Las investigaciones
    victimológicas han puesto en evidencia que se puede
    prevenir el delito operando sobre la víctima potencial o
    sectores sociales con alto riesgo de
    victimización y no exclusivamente sobre el infractor
    potencial.

    Las investigaciones sobre victimización
    realizadas en países como México y
    España,
    entre otros, ponen de manifiesto que existe un volumen
    significativo de delitos que no
    llega a conocimiento
    de las autoridades: es la llamada "cifra negra". Esto implica que
    la cifra real de delitos no se corresponde con la estadística oficial. Los planes de
    prevención del delito que se basan únicamente en
    las cifras oficiales, parten de una realidad formal,
    distorsionada, que los torna ineficaces. Por otra parte, otros
    factores –como los medios de
    comunicación masivos- pueden influir en la
    distorsión de la realidad.

    El objeto del presente estudio es demostrar que a
    través de la aplicación de un Método
    Científico de Investigación es posible efectuar
    conceptualizaciones válidas acerca del problema de la
    victimización. Estas conceptualizaciones, que no son otra
    cosa que la aprehensión de la realidad, permitirían
    efectuar un diagnóstico certero para el diseño de
    planes o proyectos de
    prevención del delito. Obviamente, si partimos de la
    premisa de que el delito es un problema plurifactorial,
    concluiremos con que estos planes no excluyen a otros que tienen
    el mismo objetivo, sino
    que los complementan.

    2. La
    Victimología

    3. Concepto

    Algunos autores consideran a la Victimología como
    una rama dentro de la Criminología. Otros sostienen que es
    una disciplina
    independiente. Así, según Soria Verde, la
    Victimología es el análisis y prácticas diversas
    focalizadas en torno a la misma
    categoría de problemas: la
    víctima del delito, así como su fenómeno
    social: la victimización.

    Al hablar de Victimología es necesario referirse
    a su objeto de estudio, la víctima. Respecto de ella se
    han formulado muchas definiciones. Para lo que interesa a nuestro
    estudio, sólo tomaremos la que nos proporciona Soria
    citando la definición dada por la ONU en 1986,
    según la cual víctima es "…aquella persona que ha
    sufrido un perjuicio (lesión física o mental,
    sufrimiento emocional, pérdida o daño material, o
    un menoscabo importante en sus derechos), como consecuencia
    de una acción u omisión que constituya un delito
    con arreglo a la legislación nacional o del derecho
    internacional…".

    4. Criminología y
    Victimología

    Ya sea que se considere a la Victimología
    como una ciencia independiente o como una rama de la
    Criminología, conviene hacer un distingo –aunque sea
    muy somero, por las limitaciones del presente estudio- entre
    ambas disciplinas y precisar sus respectivos alcances, objetos de
    estudio y sus relaciones.

    Para García Pablos la Criminología es
    "…la ciencia
    empírica e interdisciplinaria que se ocupa del crimen, del
    delincuente, de la víctima y del control social
    del comportamiento
    desviado…". Por su parte, Rodríguez Manzanera la define
    como una ciencia sintética cuyos componentes
    mínimos (o ramas) son:

    Antropología criminológica 2. Biología
    Criminológica

    3. Psicología
    criminológica 4. Sociología criminológica

    5. Criminalística 6.
    Victimología

    7. Penología

    Sin embargo, Penología y Victimología
    siguen un camino distinto del de Criminología ya que han
    nacido con una gran independencia.

    La Criminología tradicional centraba su estudio
    en el delincuente. La víctima no era tenida en cuenta
    más que como un mero objeto que no aportaba absolutamente
    nada para la explicación del hecho criminal. Por el
    contrario, la Criminología moderna, de corte
    sociológico, desplaza el centro de interés a
    la conducta
    delictiva, a la víctima y al control social.

    Este desplazamiento se debió, en gran parte, al
    aporte de Von Hentig y Mendelsohn (teoría
    del interaccionismo), quienes –en la década del 40-
    demostraron que la víctima no es un sujeto pasivo y
    estático, sino que interactúa con el autor del
    hecho. La víctima es capaz de influir en la estructura, en
    la dinámica y en la prevención del
    delito. Por otra parte, el interés por la víctima
    reconoce otros factores, tales como: a) el desarrollo de modelos
    teóricos en Psicología
    Social, b) los aportes experimentales de Latané y
    Darley, c) el perfeccionamiento y credibilidad de las encuestas de
    victimización y d) los movimientos feministas que llamaron
    la atención sobre la violencia
    ejercida contra la
    mujer.

    Como fruto de ese "redescubrimiento" de la
    víctima, las legislaciones de distintos países han
    receptado iniciativas y propuestas como son los programas de
    compensación, de restitución y de auxilio a la
    víctima. Tal es el caso de nuestra provincia, en cuyo
    Código Procesal Penal se ha incorporado la figura del
    Querellante como nuevo sujeto procesal y, en el Art. 96 bis., se
    reconocen expresamente los derechos de la
    víctima.

    5. Tipologías de
    víctimas

    El enfoque "interaccionista" de Von Hentig
    postula que víctima y victimario se comportan como
    verdaderos socios. Es la víctima la que "moldea" al
    victimario y da forma al delito de éste. Este autor
    propone un análisis categorial de víctimas muy
    amplio, en el que utiliza criterios de clasificación tales
    como edad, sexo y
    capacidad mental. Toma como eje de estudio los delitos de estafa
    y contrapone víctimas "resistentes" y
    "cooperadoras".

    Mendelsohn, también con un enfoque
    interaccionista, diferencia a las víctimas según su
    posición en una escala que va
    desde la menor a la mayor contribución de la
    víctima en la etiología del hecho delictivo.
    Así, diferencia cinco tipos principales de
    víctimas:

    Víctima totalmente inocente (o víctima
    ideal).

    Víctima de culpabilidad menor o ignorante: el
    comportamiento irreflexivo de la víctima desencadena el
    delito.

    Víctima voluntaria (tan culpable como el
    infractor): suicidio por
    adhesión, eutanasia,
    etc.

    Víctima más culpable que el infractor:
    víctima provocadora, imprudente, etc.

    Víctima únicamente culpable:
    víctima infractor, víctima simuladora,
    etc.

    Por su parte, Elías Neuman centra su
    clasificación en el sistema social
    básico afectado. Establece varios criterios
    clasificatorios: actitud
    jurídico-penal de la víctima, tipología
    delictual y aspectos personales. Establece cuatro grandes
    grupos de
    víctimas (con sus respectivos subgrupos):

    Individual: sin actitud victimal.

    Familiares: malos tratos a menores, mujeres,
    etc.

    Colectivos: comunidad como Nación,
    etc.

    Víctimas de la sociedad o sistema social:
    enfermos, ancianos, etc.

    6. Víctimas
    vulnerables

    Los estudios sobre victimización permiten inferir
    que la victimidad no se reparte homogéneamente entre todas
    las personas, i. e., no todos tienen la misma capacidad para ser
    víctima.

    Algunos estudios han permitido constatar dos datos: 1) la
    existencia de factores objetivos
    determinantes del riesgo y, 2) índices de
    victimización repartidos en forma desigual entre distintos
    grupos y subgrupos sociales.

    Otros estudios indican que la mayor propensión a
    ser víctima depende de tres factores:

    Factores personales: entre los que figuran los
    estrictamente biológicos, como la edad, el sexo, la
    debilidad corporal, la escasa capacidad de defensa, la salud, etc., y los
    psicológicos, como la agresividad, la alienación,
    etc. En esta categoría, cabría incluir el factor
    "estilo de vida". Este concepto hace
    referencia a las actividades cotidianas del individuo y a sus
    pautas de conducta, tanto en el ámbito ocupacional como de
    esparcimiento.

    Factores sociales: en los que es la misma sociedad la
    que victimiza a determinados grupos y minorías
    (marginados, inmigrantes, etc.)

    Factores situacionales: en los que se tiene en cuenta la
    infraestructura urbana, ecológica, ambiental, etc.
    Determinados espacios tienen marcada influencia en el aumento del
    riesgo de victimización.

    Dentro de la primera categoría se pone en
    evidencia que el estado de
    indefensión física se deriva, entre otros, de
    factores biológicos. Queremos poner de relieve, en
    forma especial, las variables
    edad, sexo y salud, que inexorablemente nos remiten a cuatro
    grupos de víctimas vulnerables: la variable edad contiene
    –en un extremo- a los niños, porque tienen menos
    posibilidades de buscar ayuda y protección frente a los
    delitos más comunes, como son el maltrato físico y
    sicológico, los abusos sexuales, el abandono, etc. En otro
    extremo encontramos a los ancianos, cuya escasa capacidad de
    defensa los hace más vulnerables frente a delitos como el
    hurto, robo, abandono, etc. En cuanto a la variable sexo,
    obviamente nos referimos a la mujer, cuya
    vulnerabilidad está dada frente al maltrato
    –especialmente en los casos de violencia conyugal- y al
    abuso sexual.
    Por último, dentro de la variable salud, interesa el mayor
    riesgo que asumen los discapacitados en un rango de delitos
    similar a los anteriores.

    Otras investigaciones agregan, independientemente de los
    factores personales, sociales o situacionales, la vulnerabilidad
    de la víctima de hechos violentos en el ámbito
    familiar. En este caso, la víctima integra el mismo
    grupo familiar
    que el autor y es precisamente por esa circunstancia que resulta vulnerable.

    7. Miedo al delito

    El miedo al delito constituye otro de los
    problemas estudiados por la Victimología. Este temor
    está directamente relacionado con la sensación de
    inseguridad y con la desconfianza en el sistema encargado de
    brindarla.

    Las consecuencias que trae aparejadas el miedo al
    delito, ya sea miedo fundado o infundado –aspecto que
    desarrollaremos más adelante- se traducen en reacciones
    individuales o sociales a veces desproporcionadas. Por una parte,
    las reacciones de tipo individual implican que el ciudadano
    común pretenda asumir la defensa de su propia seguridad:
    los vecinos se arman, cambian sus hábitos de vida, los
    mejor posicionados económicamente contratan servicios
    privados de seguridad, etc. Por otro lado, la reacción
    social se materializa en un doble aspecto: en un extremo, surgen
    actitudes de
    discriminación y culpabilización de
    sectores sociales minoritarios o de las clases
    sociales más deprimidas. En otro extremo, la misma
    presión social influye en la toma de
    decisiones de coyuntura, apresuradas, de carácter
    emocional, que confluyen en el endurecimiento de la
    legislación penal y en la restricción de derechos
    ya consagrados en la legislación procesal penal. De hecho,
    ya hay proyectos –en el ámbito nacional- en ese
    sentido. En resumen, el miedo al delito no controlado
    preventivamente, cuando adquiere dimensión social,
    necesariamente confluye en la adopción
    de medidas de corte netamente represivo.

    El miedo al delito reconoce como componentes
    etiológicos dos aspectos:

    La experiencia de victimización, ya sea como
    víctima directa o a partir del conocimiento indirecto de
    la experiencia de un tercero (familiar, vecino, etc.)

    El miedo difuso e irracional que no es consecuencia de
    situaciones objetivas pero influye en las personas como si fuera
    una experiencia real.

    Según Soria Verde, las encuestas de
    victimización realizadas en España demuestran que
    la multiplicación de los delitos menores y la
    difusión informal de los mismos (rumor) es lo que provoca
    el incremento de la inseguridad ciudadana. Para este autor, se ha
    producido una "construcción mitológica de la
    realidad", mito que se
    basa en dos componentes:

    Base real: Incremento de la delincuencia,
    dificultades del sistema jurídico penal, etc.

    Base irreal: Convicción de no poder
    conseguir la seguridad y, por lo tanto, estar condenados por el
    "mito".

    La "construcción mitológica de la
    realidad" se realimentaría a partir de cuatro principios:

    Percepción subjetiva de la realidad: Lo que
    sucede no es igual a lo que la gente cree que sucede.

    Componentes personales: Reacciones de tipo emocional,
    reacciones individuales de autoprotección, etc.

    Componentes colectivos: Creación de sistemas de
    autoprotección colectivos, crecimiento de la industria de
    seguridad privada.

    Incidencia de los medios de comunicación:
    Actúa como fuente creíble, la forma y contenido de
    su mensaje y predisposición del receptor.

    Creemos que los aspectos relacionados con la percepción
    subjetiva de la realidad están directamente relacionados
    con la influencia de los medios de comunicación, cuya
    importancia es indiscutible en cuanto a la creación de
    estados de opinión, a la credibilidad y al protagonismo
    dentro del sistema social.

    Un hecho, por importante que sea, si no es difundido por
    los medios, no existe en el cúmulo común de
    conocimientos. No es aprehendido como realidad más que por
    aquella porción de la comunidad directamente afectada.
    Como contrapartida, un hecho trivial puede adquirir dimensiones
    espectaculares (en el sentido más estricto de la palabra),
    conforme como sea manipulada la información. Este fenómeno de
    mediatización tiene la particularidad de atravesar todos
    los sectores de la sociedad con objetivaciones de una realidad
    que no le es propia, es decir, que tiene el poder de construir
    realidades.

    Adherimos a los postulados de la teoría del
    constructivismo
    social, según los cuales el orden social es producto de la
    actividad humana en el sentido de que la subjetividad del
    hombre
    está continuamente externalizándose en actividad.
    Esta actividad se transforma en realidad objetiva accesible a
    toda la comunidad. La relación entre el hombre
    productor y su producto (la realidad social) es
    dialéctica, i. e., el producto vuelve a actuar sobre el
    productor. Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se
    sustentan por la significación lingüística ya
    que el sistema de signos es decisivo para la transmisión
    de experiencias. El lenguaje
    tiene la capacidad de trascender el "aquí y ahora" y
    tiende puentes entre distintas zonas de la realidad de la vida
    cotidiana. Esa trascendencia tiene dimensiones espaciales,
    temporales y sociales. La realidad objetiva puede "traducirse" en
    realidad subjetiva y viceversa, en un proceso
    continuo de interacción, por intermedio del lenguaje.

    Esta postura es relevante a la hora de explicar, por lo
    menos hipotéticamente, por qué el miedo al delito
    se instala, en determinados periodos, en sociedades en
    las cuales los índices delictivos se mantienen
    relativamente estables. Es significativo que el miedo al delito
    esté directamente relacionado con la sensación de
    inseguridad y con la desconfianza en las instituciones
    encargadas de prevenirlo. Poco importa –de momento- que
    estos aspectos guarden entre sí una relación causal
    o que mancomunadamente sean determinantes del miedo, lo cierto es
    que en la desconfianza juega un papel
    primordial la mala imagen de las
    instituciones (policía y justicia, fundamentalmente) en
    cuanto a su ineficiencia y grado de corrupción. Resulta interesante observar de
    qué modo una realidad acotada espacialmente al
    ámbito de Buenos Aires se
    traslada a otro espacio (como nuestra Provincia) donde, ni
    remotamente, se alcanzan los niveles de corrupción
    observados en aquel lugar. A nuestro criterio, con una
    apreciación muy superficial del problema, esta
    subjetivización social de realidades "ajenas" está
    dada por la gran influencia de los medios de comunicación
    como vehículo de significados objetivamente accesibles,
    que son integrados dentro de un todo significativo para una
    comunidad. Es decir, que nuestra realidad cotidiana se integra
    con la "otra" realidad que –en última instancia- es
    un producto del mercado
    informativo que a diario consumimos.

    8. Victimización
    secundaria

    La victimización secundaria es "…el choque
    entre las expectativas previas de la víctima y la realidad
    institucional…" El daño que experimenta la
    víctima no se agota en la lesión o peligro del bien
    jurídico. En ocasiones, las instituciones que tienen a su
    cargo la prevención y la represión de las conductas
    delictivas, multiplican y agravan el mal que produce el delito
    mismo.

    La victimización institucional se da,
    generalmente, en dos ámbitos: el policial y el judicial.
    La víctima se siente maltratada, y en ocasiones humillada,
    por un sistema legal que ignora sus expectativas, sentimientos y
    necesidades. Los factores que inciden en esta segunda
    victimización son múltiples, pero vale la pena
    mencionar algunos:

    En el área policial:

    Comportamiento rutinario derivado del cúmulo de
    tareas,

    Poca consideración a las necesidades afectivas de
    la víctima debido a la "toma de distancia" del funcionario
    para evitar transferencia de sentimientos negativos.

    La víctima sólo es vista como un objeto
    únicamente útil como fuente de
    información.

    Luego de una primera impresión favorable,
    transcurrido un tiempo, la
    víctima ve frustradas sus esperanzas debido a que no se le
    informan los resultados de las pesquisas o bien porque en un
    primer momento se le crearon falsas expectativas.

    Prolongados tiempos de espera, en sitios
    incómodos, en las comisarías.

    Excesivo número de agentes que interroga a la
    víctima, a cada uno de los cuales debe dar una
    versión de los hechos.

    En el área judicial:

    Falta de información a la víctima de los
    ritos y tiempos procesales (especialmente cuando el victimario no
    es detenido).

    Frustración de sus expectativas cuando no se
    llega a la condena.

    La víctima debe dar la versión de los
    hechos en presencia del victimario.

    Lentitud procesal.

    9. Estudios de
    victimización

    La Criminología moderna acepta
    pacíficamente que no todos los delitos que ocurren son
    denunciados. Por consiguiente, la cifra real de delitos no se
    corresponde con la cifra oficial. Este rango de delitos no
    denunciados es la que se conoce como cifra negra. Una de las
    grandes preocupaciones de los criminólogos ha sido
    estudiar esta cifra, para lo cual se desarrollaron distintos
    métodos
    estadísticos, entre ellos los informes de
    autodenuncia ("self reporter survey") y las encuestas de
    victimización ("victimization studies"). Se parte de la
    premisa de que las estadísticas oficiales "…no son un
    instrumento idóneo para informar sobre el volumen,
    estructura, dinámica y desarrollo del fenómeno
    delictivo real…"

    Por el contrario, las encuestas de victimización
    permiten averiguar el volumen global y la naturaleza de los
    hechos delictivos cometidos durante un periodo de tiempo en un
    ámbito espacial determinado. Ofrecen una valiosa
    información sobre las características personales y perfil de la
    víctima, "modus operandi" del autor, actitud de la
    víctima y relaciones de ésta con el autor, alcance
    del daño, tiempo y lugar de comisión, en fin, todos
    los datos que normalmente aporta una víctima que denuncia.
    Por citar un ejemplo, un estudio llevado a cabo en México
    por los alumnos de pos-grado de la Universidad de
    Veracruz, determinó que la mitad de los entrevistados
    (2.405 personas) dijo haber sido víctima de algún
    delito en 1975, pero sólo uno de cada cinco fue denunciado
    a las autoridades.

    Si tenemos en cuenta la importancia de la víctima
    como la principal fuente de información para la
    investigación de los hechos delictivos y que sobre esa
    información se elaboran los planes de prevención
    del delito, comprenderemos la importancia que adquiere un estudio
    de esta naturaleza. Un estudio de victimización que, con
    un adecuado diseño metodológico, incluya los
    aspectos antes desarrollados (Vulnerabilidad, miedo al delito,
    grado de confianza en el sistema, causas de la mala imagen de las
    instituciones e índice de victimización)
    aportaría una herramienta sumamente eficaz para el
    desarrollo de planes de prevención, tema que abordaremos
    en el Capítulo 3.

    Cuando hablamos de diseños metodológicos
    adecuados, nos referimos a los métodos de
    investigación que aseguren la representatividad de la
    muestra, la
    correcta obtención de datos, la selección de la
    unidad muestral, los criterios de interpretación de datos,
    etc., que nos darán un mayor grado de fiabilidad de la
    encuesta. En
    el capítulo siguiente, aunque sea de un modo bastante
    restringido, desarrollaremos este tema.

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