Indice
1.
Fundamentos filosóficos en el
educador.
2. La educacion. ¿Transmisión del
saber…?
3. ¿Influye la formación docente
en la calidad de la
educación?.
1. Fundamentos
filosóficos en el educador.
¿Una necesidad para lograr el docente
deseado?.
La diversidad de posturas filosóficas y la
pluralidad de ideologías que coexisten en el mundo, factor
importante de discusión académica y antesala para
la creación de una definición de educación
adaptada a la vida actual, peligra en el momento en que en las
Universidades se trata de formular un planteamiento en
particular, generando actitudes y
reacciones tan diversas, que en algunos casos se corre el
riesgo de
pasar largos años de interminables discusiones, sin lograr
la deseada concertación sobre la concepción de una
educación que le permita al individuo su
realización integral y una mejor calidad de
vida.
Partiendo de una visión global, es necesario
remontarse al principio del saber con el fin de indagar y
descubrir la naturaleza del
conocimiento y
de la realidad, utilizando la razón y los argumentos
racionales. Esta actividad de conocer va a permitir actuar como
sujeto cognoscente de los objetos, para así poder explicar
lo que ocurre en su realidad; y a su vez pasar de hombre objeto
a hombre sujeto estableciendo un proceso de
pensamiento
reflexivo y luego científico. Se trata de corresponder el
pensamiento con la acción y esto es posible lograrlo, a
través de una formación profesional donde el
discernimiento intelectual vaya más allá de la
simple expectativa, concatenar las ideas del saber,
comprenderlas, internalizarlas, adaptarlas y así
aprovechar todo ese bagaje de ideas que son el eje central de un
modo de educar pertinente.
Según Tueros (1998) "Es necesario la
elección filosófica en el educador, ya que no
existe educación sin alternativa filosófica,
entendida ésta en su sentido más amplio de
afirmación de valores"
(p.2).
La acción docente necesita estar vinculada con la
finalidad de la educación, en correspondencia con el
producto que
se quiere obtener, al establecer un modelo que
conlleve al perfil del docente deseado, reflejando lo
óptimo del ser humano y acorde con las necesidades de la
sociedad. A la
par poseer una base filosófica, amplia y bien
estructurada, que le permita al docente conformar su propia
ideología. La adquisición de estos fundamentos
filosóficos se fundamentará en una formación
académica pertinente; Fourez (1994) difiere de los saberes
espontáneos, y en consecuencia plantea que: "…resulta
imposible trabajar la filosofía sin adquirir cierta
técnica y un adecuado vocabulario… para discernir sobre
las cuestiones humanas y la problemática social" (p.12).
Es así como se observa una interacción o
vínculo entre la filosofía y la educación,
unidas permiten perfeccionar y mejorar la
enseñanza.
A partir de esta premisa, es menester complementar la
formación docente con cuatro principios
fundamentales en los cuales están inmersos los siguientes
aspectos: "aprender a ser"; "aprender a aprender"; "aprender a
convivir" y "aprender a educar".
"Aprender a ser" exige la integración del pensamiento
autónomo, armónico y ético en cuanto a sus
características más resaltantes. El
"aprender a aprender" mediante la adquisición de
habilidades metacognitivas que le permitan desandar sus errores
mediante la autocrítica, siendo parte de este aprendizaje la
investigación desde la práctica y la
reflexión. "Aprender a convivir" es parte de la tarea
docente, al interactuar con su entorno logra no sólo la
integración de los elementos educativos, sino las metas
escolares que se trace a efecto de lograr una mejor calidad de vida
de los individuos inmersos en el hecho educativo. Finalmente,
"aprender a educar", mediante el
conocimiento actualizado de las disciplinas auxiliares los
enfoques educativos e interdisciplinarios pertinentes para el
tratamiento integral del fenómeno de la
educación.
El individuo cada día necesita ser educado,
formado e instruido de una manera holística que pueda
recibir, explorar, experimentar y transmitir nuevos conocimientos
significativos, donde expresa la importancia del ser en calidad
de persona hacia su
desarrollo
biopsicosocial y cognitivo, bases fundamentales para la vida,
esto sería el reflejo de una enseñanza proactiva y
dinámica, sustentada por la
adquisición de un conocimiento que permita ir de la
reflexión a la acción.
El pensamiento filosófico sustenta la
práctica educativa, de esta forma, pasa a ser parte de la
misma, permitiendo orientar la enseñanza con el fin de
forjar un individuo y una sociedad digna y coherente con la
realidad actual de un mundo globalizado.
2. La educacion.
¿Transmisión del saber…?
La educación siendo el rubicón que permite
a los individuos el ascenso dentro de la sociedad y percibida
como el quehacer formador de las capacidades de las naciones para
el desarrollo
social, su aspecto excesivamente normativo debería
corresponderse con fórmulas que vayan más
allá del mero concepto
educativo y reestructurar su concepción desde una óptica
real. Con el tiempo se hizo
evidente que la educación era el medio más acertado
para la formación de la
personalidad e identidad de
los seres humanos; ésta adquirió un papel
relevante en la sociedad, llegando a establecerse
institucionalmente con el objeto de formar individuos que
respondieran a las necesidades del sistema
económico, político y social, restándole
interés
a las características individuales de los mismos y a sus
necesidades, desvirtuando así su finalidad.
En sus primeras etapas, la educación era el medio
para el cultivo del espíritu, de las buenas costumbres y
la búsqueda de la "verdad"; con el tiempo las tradiciones
religiosas fueron la base de la enseñanza. En la
actualidad el aprendizaje
significativo y la formación de un individuo reflexivo
y crítico son algunos de los aspectos más
relevantes que se plantea el sistema educativo. Aún con
los adelantos y nuevas posibilidades de apertura, es necesario
preguntarse si realmente se está educando para la vida, o
existe un desfase en la pertinencia de los aprendizajes tal como
lo plantea Esté A.(1995), "… el alumno egresado de la
Escuela
Básica, no vincula sus aprendizajes con los procesos
sociales o económicos. Poca utilidad tienen
esos aprendizajes para los requerimientos cotidianos de la
producción económica, cultural o
para la vida cotidiana y doméstica" (p.17). Cabe
preguntarse, ¿Dónde comienza el problema?,
¿Por qué esta falta de cohesión?.
La educación se ve obligada a considerar aspectos
que van más allá del simple marco de la
educación reglada o académica. La perspectiva de la
educación exige conjuntar y aunar una serie de factores
que influyen para su optimización y que deben tomarse en
cuenta. En la actualidad existe una forma de enseñar muy
particular a pesar de las imposiciones institucionales,
caracterizada por su constante referencia a la espontaneidad, y
más que a una posición de rebeldía, motivado
esto a la "incomunicación" debido a que el fundamento
teórico no se corresponde con la práctica educativa
y de esto pueden dar fe miles de educadores
venezolanos.
Uno de los puntos álgidos de esta
situación es la forma de transmitir el saber y cómo
lograr este proceso con eficacia, parte
de la exigencia de la formación del profesorado, que debe
incluir una experiencia real de la acción
pedagógica, sustentada por la reflexión
teórica, para que el docente se forme para formar con
características bien definidas, capaz de ser un
comunicador de los procesos educativos, facilitador de los
aprendizajes, constructor de técnicas e instrumentos
evaluativos del proceso educativo, orientador educacional,
administrador
y gestor de estos procesos y sobre todo, sensibilizador de los
elementos inmersos en la educación.
La educación así estará orientada
hacia la integración de la práctica educacional, en
un todo lógico, consistente y coherente, siendo
éste el "matrimonio
ideal", para lograr un producto educativo de alta calidad y la
integración del individuo a una sociedad que, aún
no siendo justa, podrá afrontar con criterios adecuados.
En procura de ese ideal, el educador requiere una
comprensión clara de lo que hace, así como un marco
complejo del hacer educativo, (aunque a veces no esté
explícito) y de creencias según las cuales su
práctica adquiere sentido; es necesario que posea
algún tipo de "idea" que sirva para orientar y explicar su
forma de enseñar. Identificar la praxis educativa, se
corresponde con el entendimiento en el cual se basa una
acción de este género. Si uno de los problemas
fundamentales de la educación es la discrepancia que
existe entre la teoría
y la práctica, es evidente que, o no existe basamento
teórico sustancial, fundamentos filosóficos e
ideológicos o el docente no ha comprendido la necesidad de
fusionar el saber teórico con la experiencia ya que carece
de herramientas.
La práctica educativa no es una forma de comportamiento
no meditado que pueda convivir separadamente de la teoría,
en cualquier caso, la conciencia
reflexiva una vez ejercitada para ésta, será la que
determine el fin esperado y el saber como expresión de una
realidad social y cultural para la vida.
3. ¿Influye la
formación docente en la calidad de la
educación?.
La calidad de la educación ha sido un tema de
larga discusión de parte de los filósofos y especialistas que han planteado
diversos problemas y soluciones a
la vez; es menester llevarla más a la práctica.
Referente a la deficiencia educativa Montes de Oca (1993) en el
artículo titulado "Nuestro Sistema Educativo entre los
más caros y malos del mundo" señala: "Nuestra
enseñanza es fundamentalmente narrativa, pasiva y
autocrática, opuesta al desarrollo de una verdadera
mentalidad científica. En vez de contribuir, desde
temprana edad, a desarrollar mentes abiertas, observadoras,
inquisitivas, críticas y creativas libres…"(p.
C-19).
"Hoy en día no hay quien duda que el docente debe
ser un hombre instruido, que conozca la forma especial de
dirigirse a los niños para educarlos e informarlos"
(Gilbert, 1983: p.15). La realidad es otra, nos encontramos con
recursos
humanos no formados para la acción educativa, inmersos
en ella, es el caso de algunos profesionales de otras
áreas, lo cual no favorece la calidad educativa, debido a
que no poseen una preparación idónea que les
facilite la labor en el aula. Sin embargo, no todo se fundamenta
en la formación ideal, sino que existen individuos que a
pesar de haber obtenido una capacitación profesoral no cumplen con los
requisitos necesarios para su rol pedagógico.
En atención a lo planteado se formulan las
siguientes interrogantes:
¿Son necesarios los fundamentos filosóficos para
educar?
¿Aceptamos las diferencias individuales o comparamos?
¿Quién es bueno para formar y educar?
¿Existe unificación de criterios?
¿Hacia qué horizonte vamos?
¿Educamos o limitamos?
Las preguntas supracitadas nos llevan a la
reflexión sobre la praxis educativa actual y su coherencia
con el deber ser. Ya en los setenta Rosenblat, (1990) consideraba
que: "La educación venezolana tiene que plantearse hoy a
fondo esa necesidad de elevar rápidamente su nivel desde
la escuela hasta la universidad" (p.
12 ).
En la sociedad contemporánea la educación
es la clave para la preeminencia del saber,
¿quiénes son los motores que
fundamentan y logran esta perspectiva? indudablemente los
educadores, a través de unos fundamentos
filosóficos que le permitan reflexionar sobre los medios y los
fines educativos; a través de una perspectiva
sociocultural y educativa mediante la cual el aprendizaje
alcance un grado intenso de interacción que procure un
orden social justo. El docente al estar formado en un
ámbito educativo integral posee una gama de recursos que
posibilitan alternativas viables a la resolución de los
grandes problemas de la educación. Una formación
basada en la libertad, el
compromiso, la autorrealización, la creatividad y
la reflexión/acción sería la pluralidad que
necesita la educación del presente siglo.
Tueros, (1998) al plantear su compendio de ideas sobre
el arte de
enseñar presenta una inequívoca reflexión,
donde afirma que:
Si no existen fundamentos filosóficos no existe
educación y esto se debe a que la existencia del hombre es
anterior a la educación, sin embargo, la existencia de la
educación nunca es anterior a ésta, lo único
que precede a la esencia de la educación es la
disposición potencial en el hombre para
ella cuando esta disposición se potencia en el
orden de la esencia,cuando deviene acto esencial es posible
entonces gozar de simultaneidad entre la educación y sus
fines, comprendiéndose esto como la afinidad entre el
pensamiento reflexivo y la búsqueda de la esencia
educativa. (p.2).
"Es menester romper los esquemas de poder que colocan en
el gobierno de las
unidades académicas a quienes no son miembros naturales de
la universidad, docentes e investigadores sino burócratas
que recuerdan los viejos comisarios celosos de toda
desviación…". (Albornoz, 1990: p.45). Sólo
desandando los errores del ayer se podrán perfeccionar las
fortalezas y mejorar las debilidades, la currícula
requiere ser adaptada a la realidad social, política,
económica y cultural, por lo tanto la pensa de estudio
implica una serie de elementos que procuren en el docente una
fundamentación apegada a lo real y no el divorcio que
se vive en la actualidad, partiendo el diseño
de una base que inmiscuya los factores actuantes, aunado a esto
la filosofía será la carta aval que
influya en un profesorado encaminado a la ejecución de una
nueva óptica educativa.
Albornoz., O. (1990). Recursos Humanos en
Educación. Caracas. Monte Avila Editores.
Castilla., Carlos. (1979). La Incomunicación. Barcelona.
España.
Editorial Península.
Esté., A. (1995). Educación para la Dignidad.
Caracas. TEBAS/Fondo Editorial Tropykos.
Fourez., G. (1994). La Construcción del Conocimiento
Científico. Filosofía y Ética de
la Ciencia.
España. Editorial Narcea S.A.
Gilbert., R. (1987). Problemas de la Formación de los
Docentes. Buenos Aires.
Argentina.
Editorial Celta.
Montes de Oca., A. (1993, noviembre 27). Nuestro Sistema
Educativo: entre los más caros y malos del mundo". El
Nacional.
p. C-1.
Rosenblat., A. (1990). La Educación en Venezuela.
Caracas. Monte Avila Editores.
Tueros., E. (1998). Temas de Educación. El Perfil del
Educador. Segundo Seminario
Virtual. Perú. Pontificia Universidad Católica del
Perú. Facultad y Departamento de
Educación.
Autor:
Lic. Cittón Carla
Venezuela, Junio/2000