Monografias.com > Religión
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La iglesia solidaria, signo de comunión




Enviado por ceam89



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Perspectivas

    2. Horizonte
    Metodológico

    3. Elementos de
    analisís

    4. Implicaciones y
    proyecciones

    5.
    Conclusiones

    6.
    Bibliografia

    1.
    Perspectivas

    Estado de la Cuestión

    El camino de la eclesiología actual ha ido
    presentando, en América
    Latina, la figura de Jesucristo como la manifestación
    del misterio salvífico de Dios. En otras palabras, es
    preciso decir, que el Nuevo Testamento y su Buena Nueva es la
    base para el estudio de la realidad. Así lo manifiestan
    los siguientes textos bíblicos: "Bajo sus pies
    sometió todas las cosas y le constituyó Cabeza
    suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo
    llena todo en todo (Ef. 1,22)"; "porque el marido es cabeza de
    la mujer, como
    Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del cuerpo (5,23)";
    "Él es también las Cabeza del Cuerpo, de la
    Iglesia: Él es el principio, el Primogénito de
    entre los pueblos, para que sea él el primero en todo (Col
    1,18)". Y la Iglesia como heredera y partícipe de este
    Mensaje debe estar inmersa, cada día más, en la
    problemática que se presenta en su entorno.

    Es así como la Iglesia Latinoamericana a partir
    de la recopilación de experiencias propias, en el anuncio
    y denuncio de situaciones injustas, en asumir lo acordado en el
    Concilio Vaticano II, Medellín, Puebla, Santo Domingo, se
    ha ido involucrando con realidades cada vez más complejas
    como es el caso de los desplazados, los migrantes los más
    pobres dentro de la problemática propia de cada uno de los
    países. "El llamado a la libertad
    implica que el ser humano sea más. Esto es precisamente lo
    que le niegan la explotación, la opresión y la
    humillación. Lo más contrario al plan liberador de
    Dios es la deshumanización de los oprimidos".

    La Iglesia en su desarrollo
    histórico afirma que su vida no sólo se convierte
    en Misterio e Institución, sino también forma
    comunidad en
    íntima unión con Cristo y comunica los valores
    dados desde la Palabra para el desarrollo de su misión y
    vocación como mandato para construir justicia,
    servicio y
    fraternidad. "Pero el actuar sacramentalmente en todos los
    momentos de la historia es fruto del
    Espíritu, del Espíritu de Cristo, ya desde el
    comienzo. Porque la experiencia de Pentecostés clarifica
    la experiencia anterior de los apóstoles e inicia algo
    nuevo, que llamamos Iglesia".

    La Iglesia comprometida con la realidad, en su diario
    acontecer, va aglutinando una comunidad de hermanos que cada
    día crece con la fuerza del
    amor y del
    compromiso hacia los más despojados, olvidados y sufridos;
    misión que realiza con el anuncio salvífico de Dios
    por medio de su Hijo. El cual anuncia el Reino de su Padre signo
    de vida y ese Reino no debe ser lo contrario: "El Reino de Dios
    no está allí donde hay poder,
    prestigio y gloria; aunque sea el poder, el prestigio y la gloria
    de la Iglesia de sus instituciones
    y de sus jerarquías. El Reino está allí
    donde hay gozo para los pobres y en los que luchan y mueren por
    los derechos de los
    pobres" .

    Este anuncio pleno del Reino de Dios como proyecto de
    Jesús para la comunidad descubre su intención
    verdadera para la vida de ésta y como iniciativa de Dios:
    " Para el proyecto de Jesús, la utopía
    llegará a su plenitud, pero más allá de las
    fronteras de la historia. Es así, no hay que quedarse
    pasivos mientras tanto: la utopía del Reino de Dios, no
    está en discontinuidad con esa misma historia empecatada:
    ésta tiene dentro de su seno el propio Reino de
    Dios".

    Esa convivencia de hermanos, es posible gracias a
    presencia de Dios Padre y a la Palabra dejada por Jesús en
    donde hace una invitación muy clara y precisa, así:
    "vosotros, en cambio, no os
    dejéis llamar Rabí, porque uno solo es vuestro
    Maestro; y vosotros sois todos hermanos (Mt 23, 8)". Este llamado
    es uno de los pasos principales para que la Iglesia se encamine
    hacia una búsqueda del Reino en las diferentes culturas en
    las que se ha ido adentrando o en las que ya está inmersa.
    Aunque en las culturas se han encontrado valores y
    buenas nuevas, la Iglesia con el anuncio del Evangelio ha llevado
    la presencia de Cristo a los marginados y, en muchas ocasiones,
    su testimonio se ha volcado hacia el servicio como fruto del amor
    de esa comunidad establecida por Él. "Nuestro Dios es el
    que nos reconstruye como humanidad; la reconstrucción del
    hombre la
    hacemos nosotros mismos en comunidad. El pan de vida, el pan de
    los pobres es lo que estamos pidiendo, ese pan lo alcanzamos
    cuando volvamos a nuestras tierras con la ayuda de Dios. Dios es
    el pan de los pobres, en Él tenemos nuestra esperanza en
    medio de esta guerra, de
    este desplazamiento. Él es el pan que nos alimenta, el que
    le da vida a la vida".

    Cuando la Iglesia actúa en la forma antes
    descrita, se hace realidad la trilogía de la acción
    de Dios: Iglesia misterio, Iglesia institución e Iglesia
    comunidad, Iglesia – Misión como núcleos de
    servicio y entrega para quienes merecen ser parte del anuncio
    verdadero de Jesús. "La Iglesia es, al mismo tiempo,
    Institución de Cristo (fundador Histórico) y
    acontecimiento de gracia, porque viene de la Encarnación y
    de la vida Histórica de Jesús y también de
    pentecostés" .

    El modelo de
    Iglesia que fue establecido por Cristo debe ser fundamento de
    entrega y práctica de la experiencia que significa hacer
    memoria de la
    Encarnación dentro de las estructuras
    culturales, promoviendo el sentido de lucha al integrar las
    dimensiones sociales; para dar un anuncio verdadero de
    liberación y construcción de comunidad, pese a los
    engaños, las falsedades y las injusticias que golpean a la
    Iglesia se restablece un camino de fidelidad para realizar los
    valores del Evangelio purificándose. "Es profundamente
    cristiano orientar esfuerzos en el sentido de superar rupturas
    entre lo divino y lo humano, lo espiritual y lo material, lo
    celeste y lo terreno, lo eclesial y lo mundano; el culto a Dios
    reducido y limitado al templo y el culto verdadero, basado en la
    justicia y el servicio a los hermanos. Este es el sacrificio vivo
    y santo que agrada a Dios".

    El documento de Puebla N° 1142 habla de los pobres
    como hombres y mujeres que son imagen de Dios,
    que buscan recuperar su amor de Padre; y que como tal él
    los define como verdaderos seguidores: "hechos a imagen y
    semejanza de Dios para ser sus hijos; esta imagen está
    ensombrecida y aún escarnecida. Por eso Dios toma su
    defensa y los ama. Es así, como los pobres son los
    primeros destinatarios de la misión y su
    evangelización es por excelencia señal y prueba de
    la misión de Jesús".

    2. Horizonte
    Metodológico

    Así mismo, la Iglesia es consciente de su
    estructura
    jerárquica y la aceptación de sus propios pecados
    "Si decimos 'No tenemos pecado', nos engañamos y la verdad
    no está con nosotros. Si reconocemos nuestros pecados,
    fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y
    purificarnos de toda injusticia (1Jn 1,8-9)". Sin embargo, ella
    no olvida que debe ser formada comunitariamente y que una de sus
    estructuras básicas está dada en el servicio y
    anuncio de la manifestación de Dios en los hombres.
    Tampoco se puede reducir la obra de Cristo en la historia
    constituyente de la revelación Bíblica y de la
    Encarnación, ya que siempre puede haber iniciativas del
    Espíritu. "En la actualidad a nadie le queda la menor duda
    acerca de la necesidad de una reflexión serena y
    discernida, rigurosa y comprometida, fundamentada y pastoral,
    sobre la Iglesia, sobre lo que es y ha de ser hoy la Iglesia de
    Jesús" .

    Jesús es el fundador histórico visible de
    la Iglesia, – el Espíritu Santo es la vida que corre por
    sus venas -, no viene animar una institución totalmente
    determinada en sus estructuras; sino que su presencia, por el
    contrario, es la que hace que aquella se estructure y se renueve
    para responder a los desafíos de la misión. "La
    Iglesia no se define en primer lugar como cuerpo de Cristo, sino
    como sacramento de salvación y pueblo de Dios, animado por
    el Espíritu Santo el que destaca más lo que une lo
    que diferencia a sus miembros que intentan descubrir su rostro".
    El nuevo surgimiento de los modelos de
    Iglesia es una tentativa continua de enfrentar con valor y
    fortaleza los hechos que piden una vitalidad.

    Existe una luz que
    guía y alimenta un estilo de vida emergente hacia los
    desposeídos que son parte del Reino, en la presencia de un
    Dios Padre que cuestiona y desafía para abrir las
    estructuras que tienden a desembocar en un encerramiento, para
    crecer en una experiencia de Iglesia viva dada desde el Vaticano
    II para lograr una forma concreta y progresiva de ser testimonio
    de fraternidad, igualdad y
    comunión. "No tiene nada de extraño este amplio
    trabajo eclesiológico si se advierte que para América
    Latina esta época ha sido de gran vitalidad eclesial: el
    impulso recibido del Vaticano II; el reto, afrontado por
    Medellín, de realizar un "aggiornamento" eclesial en las
    tierras de despojo y la desigualdad, de la miseria, de la
    opresión y la injusticia; el éxodo de sacerdotes y
    laicos, religiosas y religiosos, hacia las periferias y los
    lugares donde viven los pobres" .

    El irrumpimiento histórico que hace la Iglesia al
    auténtico desafío de ser signo liberador apoyando
    causas que forman una fuerza de vida, en asumir los valores del
    Evangelio que Jesús proclama en su diario vivir,
    así mismo intenta adquirir un carácter
    profético en la gracia del Espíritu sobre la
    comunidad. Esta emergente y progresiva vitalidad eclesial
    hicieron, ya desde los años setenta, y cada vez con
    más fuerza, se fuera experimentando la necesidad de
    repensar la Iglesia. El despertar en la Iglesia es una
    decisión apta para ser implementada en el contexto
    latinoamericano, que ve con alegría la cercanía de
    un Dios profundamente solidario y fraterno en su vivir diario;
    así ha podido experimentar una respuesta de Iglesia en
    camino de fidelidad hacia los más abandonados.

    Cuando el pueblo cristiano se reúne como Iglesia
    para celebrar su fe, reafirma su compromiso y solidaridad en la
    construcción de la justicia, exigencia fundamental del
    Reino de Dios. Por eso, las fuerzas de la muerte que
    conspiran contra el pueblo se sienten amenazadas por este gesto
    fraternal de comunión. Una comunidad que comparte el pan,
    se solidariza en la solución de los problemas, se
    ayuda mutuamente y camina con sus manos unidas, no deja de ser
    una denuncia ante un sistema de
    relaciones egoístas cuya meta es la acumulación y
    la voracidad de unos pocos.

    Es ahora el momento histórico que la Iglesia
    permite vislumbrar su desarrollo tratando de superar esos modelos
    eclesiales donde se ha manifestado la jerarquía
    simplemente como poder que ocasiona y sigue una total
    apatía frente a la comunidad, no existiendo en ella
    ningún tipo de compromiso por el pobre, donde se ha
    convertido en ostentación de poder sin lograr sembrar
    semillas de nuevos caminos que interrogan su quehacer frente al
    pueblo de Dios, quedándose en una actitud
    cerrada que no permite dar participación sino que se
    centra en ella misma para realizar todas las funciones de su
    ser. " Las eclesiologías clásicas, de corte
    más bien deductivista y ahistórico, clericalista y
    jerarcológico, se juzgaban suficientes para dar
    razón de la fe y de la vida eclesial en medio de esta
    situación, en medio de la praxis cristiana que ahí
    iba creciendo y desarrollándose".

    Se presenta allí una gradualidad en los distintos
    cargos, haciendo una total discriminación hacia los fieles que
    debían conformar la comunidad eclesial reduciéndose
    a un aspecto clerical, de despojo y pérdida de
    participación en los procesos de
    una acción pastoral liberadora y constructora de
    humanidad, era ya indispensable narrar de nuevo la vida creyente,
    iluminarla a la luz del Evangelio, impulsarla hacia una ulterior
    entrega y compromiso. Por lo que significo que ese compromiso se
    fuera realizando tanto como comunidad e Iglesia en el testimonio:
    "El testimonio de la Iglesia al ayudar a solucionar los problemas
    de los pobres es un signo de la presencia del Reino de
    salvación y liberación; la misión de la
    Iglesia es también servir a la humanización de la
    sociedad".

    El Texto del
    Evangelio de Lucas Lc 10,25-28 señala una Iglesia
    más revelada en la persona de Dios,
    en el hermano. Pero la Iglesia no quiere callar. Al oír
    los alaridos del Evangelio y de las vidas prohibidas. En todos
    los pobres de la tierra,
    Dios los salva compartiendo con ellos la casa y la mesa, la paz y
    la oración, arrastrados con todos y todas, hermanados y
    libres, por las corrientes de esa historia nueva que el Dios de
    la vida sigue soñando para la humanidad entera.

    Ya en 1965 el Concilio Vaticano II, escribía
    estas palabras que iluminan la realidad de la Iglesia: "Habiendo
    tantos oprimidos como hay actualmente por el hambre en el mundo,
    el sacro Concilio urge a todos, particulares y autoridades, a que
    acordándose de aquella frase de los padres: "alimenta al
    que muere de hambre, porque, si no lo alimentas, lo matas",
    según las propias posibilidades comuniquen y ofrezcan
    realmente sus bienes,
    ayudando en primer lugar a los pobres, tanto individuos como
    pueblos, a que puedan ayudarse y desarrollarse por sí
    mismos" (G.S 69).

    3. Elementos de
    analisís

    Teológico:

    Los pobres de la tierra son los
    primeros en recibir la Buena Nueva del Salvador. En el Evangelio
    de Lucas encontramos los pastores, representantes de los pobres
    como los primeros sorprendidos por el Ángel de Dios ante
    la noticia Lc 2,8-20.

    Con Jesús empieza la una "gran alegría
    para todos": El ha escogido a los más pobres, los que no
    cuentan nada para los poderosos del mundo, pero para los ojos de
    Dios son los preferidos. La preferencia de Jesús por los
    pobres, tiene un fundamento teológico en Dios mismo; este
    se manifiesta como una profunda solidaridad con sus problemas y
    en un compromiso con el mensaje de vida en el proyecto de Dios
    para con la comunidad.

    Es significativa la manera como Jesús anuncia su
    Misión en el Evangelio de Lucas, con la lectura de
    un texto del libro de
    Isaías dado en Lc 4,18-19. Teniendo como fuente este
    Evangelio de Lucas, efectivamente la actividad pública de
    Jesús, se va desenvolviendo en un movimiento
    hacia el pobre, para que en este contacto se proclame la Buena
    Noticia de la venida del Reino de Dios a través de la
    Iglesia encargada hoy de realizarlo en la comunidad.

    En la Iglesia brota la realidad del pobre, los
    sacramentos juegan un papel
    importante ya que son signos de liberación, puesto que no
    se reducen a la edificación de la Iglesia, sino que se
    orientan hacia el Reino uniendo el sacramento del altar y el
    sacramento del pequeño, para así formar una
    verdadera síntesis de amor en la misma.

    La Iglesia es una comunidad conformada por personas
    vivas y reales, históricas y concretas; convocadas y
    reunidas por pura gracia y amor en la institución de la
    Iglesia, para realizar el plan, economía o misterio
    de salvación.

    Esta Iglesia en la práctica del seguimiento de
    Jesús realiza una opción hacia los más
    pobres, buscando realizar el sentido de compromiso no idealizado
    sino practicado. Se dice que la Iglesia debe asumir el testimonio
    apostólico en la dimensión latinoamericana con
    seriedad y responsabilidad de realizar la misión del
    anuncio al pueblo de Dios que debe sumergirse en el contexto
    social.

    "En efecto ahí confesamos que el Espíritu
    Santo llena de vida a esta Iglesia a la que mantiene enraizada en
    aquella que fue fortalecida en pentecostés. Es él
    quien conserva en ella la misión de los apóstoles,
    la tarea de hacer llegar la Buena Noticia a todos los hombres".
    Todo eso fue preguntando la conciencia
    cristiana latinoamericana en medio de una vitalidad eclesial que
    redescubrio las dimensiones proféticas del anuncio del
    Evangelio, que recordó que la persecución y el
    martirio son formas culminantes de vivir en el seguimiento de
    Jesús, que encontró en las comunidades reunidas en
    torno a la
    Palabra y viviendo en forma nueva el mensaje evangélico el
    surgir la fuerza del Espíritu.

    La acción pastoral liberadora visible en el
    Espíritu de comunidad, rechaza el poder para ser parte de
    el, así se convierte en testimonio en su quehacer, dando
    un pregón de no ocultarse en medio de la opresión,
    que mantienen una esperanza de seguir a Jesús en la cruz,
    esta es una Iglesia servidora, que abandona los privilegios para
    ser el pilar de actuación ante la justicia.

    Esta Iglesia nace de la Fe del pueblo, cuando él
    se da cuenta y experimenta que toda injusticia que vive no es
    castigo de Dios, sino que a los ojos de Dios es pecado, y Dios
    Padre no quiere que el hombre viva
    esa situación, hay que cambiar la estructura de pecado. El
    compromiso de la comunidad nace de la de la reflexión de
    fe y celebración de la vida.

    Sin duda alguna hoy se dice con sinceridad que estos
    modelos de Iglesia y sus organizaciones
    son el empleo real e
    indiscutible de construcción de Iglesia desde los pobres y
    con los pobres, como verdadero impulso del renacer pastoral, da
    un mayor sentido a su estructura que se orienta al servicio y
    la
    comunicación de una fe que construye y realiza un
    modelo emergente en la persona del Jesús histórico
    y místico, con la eficacia del
    instrumento de la oración en la comunidad en Dios
    Padre.

    "En esta misma línea eclesiológica de la
    liberación ha formulado que la construcción de una
    Iglesia de comunión hace superar la estructuración
    verticalista, autoritaria y cerrada de un modelo de Iglesia
    piramidal y jerarcocéntrico que no se adapta a los
    contenidos básicos de la categoría Bíblica
    pueblo de Dios". Sólo la Iglesia y sus miembros han sido
    capaces de comprender la inspiración del Evangelio que
    transmite una experiencia liberadora y misericordiosa de ver a
    Dios en un rostro humano, para darse cuenta del dolor, y la
    reflexión y acción de la comunidad de
    hermanos.

    La Iglesia supera el encerramiento para formar el
    sentido de comunión en todo su ser, en América
    Latina, hacerse Iglesia de los pobres no se vive como la
    construcción de una alternativa, sino como
    realización de una vocación. Nace el pueblo en
    fidelidad y conversión con una respuesta humilde a la
    llamada del Señor como Palabra viva. Por esto se convierte
    en llamado en el ser enviado por Dios el profeta es responsable
    directamente ante Dios, y de ahí la imperiosa necesidad de
    pronunciar la Palabra, exigencia que no puede ser acallada por
    ninguna otra consideración, ni siquiera
    eclesial.

    La Iglesia actual ha reconocido la necesidad de esta
    dimensión de la profecía al mencionar los signos de
    los tiempos como medio indispensable para conocer la voluntad de
    Dios. El profeta no tan fácilmente hace nombrar en
    concreto esos
    signos de los tiempos. Quizás lo hace a niveles
    importantes, como sería la conflictividad que vive la
    humanidad. El profeta nombra en concreto esa
    deshumanización a través de la presencia de la
    Iglesia .

    En la conflictividad hay que saber reconocer el propio
    pecado y hay que saber comprender que no es tan fácil que
    la Iglesia asuma esta voluntad liberadora de Dios, en cuya
    conciencia se ha ido construyendo esta eclesiología. Hoy
    la Iglesia sabe qué tan difícil es su camino en su
    interior y desde este discernimiento inicia una labor
    profética en su Palabra a través de Monseñor
    Romero y otros mártires latinoamericanos se evidencia este
    desafío perenne en ella. La palabra profética de
    Monseñor Romero tuvo esa profunda dimensión
    teológica. Habló en la Iglesia, pero como profeta
    habló en nombre de Dios. Por los contenidos concretos de
    su palabra profética y por el hecho de hablar
    proféticamente planteo dos preguntas teológicas
    fundamentales ¿en qué Dios cree la Iglesia y si
    cree en Dios?.

    La respuesta del propio Monseñor Romero y de
    otros tantos mártires fue clara. La Iglesia da gritos
    proféticos en impulsar que permanezcan unidos en los
    criterios como comunidad de hermanos, que implementan su llamado
    a trabajar por completo en zonas de gran riesgo y con ese
    dinamismo proclamen que su opción por los pobres se
    mantiene ante el escaso interés de
    nuestra sociedad, en sectores que se interpelan ante el papel
    imperante que asume la Iglesia. "La Iglesia no puede entenderse
    en si y por si mismo, porque está al servicio de unas
    realidades que trascienden el Reino y el mundo. Mundo y Reino son
    los pilares sobre los que se asienta todo edificio de la
    Iglesia".

    La Iglesia gestora de unidad y de interés en Dios
    Padre presente en la realidad como signo profético en la
    lucha de los derechos humanos,
    donde la opción por las víctimas de los poderes,
    como una opción del mismo Dios, se observa la
    construcción del Reino de Dios anunciado y testimoniado
    por Jesús, cuyos contenidos son aquellos que nos
    involucran en ese quehacer. Centrado en el reconocimiento mutuo
    de la solidaridad, la libertad condicionada por la vida de todos,
    y búsqueda y proclamación de la verdad, contra toda
    forma de ocultamiento e injusticia.

    El desafío esta marcado en la Iglesia que debe
    prepararse para asumir el proyecto de compromiso que responda a
    la realidad particular de una comunidad, exige tener como punto
    de partida su situación, porque no se trabaja con gentes
    desconocidas, sino pertenecientes a un lugar con costumbres,
    comportamientos y celebraciones y dificultades que les son
    propias; es vivir desde la experiencia del momento con la
    convicción de que transformar esa realidad pasa por la
    iluminación con la Palabra de Dios y la palabra de la
    Iglesia. Asumiendo una pedagogía de Jesús como
    pedagogía de la vida en celebración; creativa,
    receptiva de búsqueda, exigente, adecuada al pobre,
    esencialmente vivencial y testimonial.

    Escriturístico:

    El pensamiento
    sobre la praxis de liberación en la Iglesia
    latinoamericana va en conjunto de visión con el testimonio
    apostólico puesto la comunidad es sujeto de
    decisión y orientación en el horizonte del Reino en
    Mt 18,15-18. El texto señala bien con fundamento la
    necesidad de poner los medios
    indispensables para lograr realizar una plena fraternidad en que
    no llegue a separarse de la realidad en la vida de comunidad,
    sino que debe conducir a una actitud mucho más
    constructiva.

    La Iglesia es instrumento eficaz para realizar y apoyar
    los procesos de paz, la cual debe construirse a través de
    una serie de acciones que
    van desde la educación y defensa
    de los derechos humanos y la eliminación de las causas de
    los conflictos.
    Promovido por la Iglesia las iniciativas planteadas de anunciar
    la Buena Nueva en personas de buena voluntad, en que el amor debe
    trascender los limites de la
    comunidad. Este se manifestará en diversas formas por el
    mundo. Al mismo tiempo se corren riesgos y
    peligros en seguir anunciando este amor que alcanza a los duros
    de corazón.
    "Bendice a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos
    con los que se alegran; llorad con los que lloran (Rm 12, 14-15)
    ".

    La Iglesia desde el testimonio apostólico se
    remite al hoy en el ver y reflexionar sobre una Iglesia al
    servicio, llena de más autonomía frente a una
    estructura que no depende de ella sino del fundamento de su ser
    ante una identificación con Jesús, que expresa el
    ser de su misión y constitución para renovar especialmente la
    misión del Reino y desde ahí impulsar la presencia
    de Jesús en ella. Por otra parte cada vez que se afirma en
    la fe la apostolicidad de esta Iglesia se siente cuestionado por
    su fidelidad al Espíritu que le da vida, a la
    misión de acuerdo con la cual ha de configurarse, al
    proseguimiento de Jesús que constituye su tarea
    definitiva. Pues la Iglesia no es principio de vida, lo es el
    Espíritu. Ni es ella la que se da a sí misma la
    misión; más bien es la misión la que da
    origen a la Iglesia.

    Con esto se pregunta y se confronta la Iglesia debe
    estar siempre en referencia a la presencia de Jesús, como
    entrega total y exclusiva a los más necesitados como
    misión indispensable desde las necesidades que sobresalen
    en la realidad para poder guiarse en la persona del Padre en el
    que revela Jesús como signo de pertenencia a él,
    ese es el objetivo
    principal del anuncio de Cristo por esto el libro de 1Cor 3,
    21-23 este texto muestra el
    sentido de identidad, que
    se debe asumir en la centralidad a Cristo cada seguidor sin hacer
    alarde de él, por lo que implica también que Cristo
    tiene como centro a Dios.

    La Iglesia debe sembrar las semillas de la
    manifestación de su ser, está orientada no a
    teorizar, sino practicar originalmente el anuncio del Reino,
    donde su diseño
    abarca a la totalidad de una comunión, que expresa
    incesantemente en hacer evidente la radicalidad del Evangelio
    insertándose en la historia, sobre todo que el Reino de
    Dios es dar a conocer el cuerpo de una comunidad que es
    Jesús a través de la Iglesia del texto de Ef 2, 4
    -7. Que muestra la gracia y la misericordia de Dios en la
    humanidad que se aparta de él. Si embargo Dios procura que
    su amor permanezca en ellos para manifestar su acción en
    la comunidad.

    Un principio vital que empeñe la Iglesia para
    atestiguar contra todo aquello que atenté contra la vida,
    proclamando un poder en la creación de una nueva
    humanidad. Es una realidad presente entre los hombres que toma
    cuerpo en una comunidad que la vive y la proclama como
    Jesús. "El Espíritu del Señor esta sobre
    mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la
    Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la libertad a los cautivos
    y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y
    proclamar un año de gracia del Señor (Lc 4,18-19)".
    Esta es la respuesta de Jesús para toda comunidad, la cual
    no debe cerrarse a la acción del Espíritu que
    irrumpe con valentía para anunciar el misterio de Dios
    revelado en él a través de su
    acción.

    Desde la fe, la realidad de Dios y la existencia se
    hallan vinculadas a la vida concreta de los otros. Por eso,
    cuando se esta comprometiendo a la defensa concreta de los
    hombres. La fe supone que se ha vuelto capaz de descubrir y
    valorar el rostro del hermano, el valor y la exigencia de nuestro
    prójimo. Este es un llamado a caminar en unidad como
    verdadera y auténtica comunidad Trinitaria que desde el
    Evangelio cuestiona para así transparentar la
    acción de Dios como Iglesia, y sentirse uno con el Padre
    en la misión como elegidos para ser verdaderos seguidores
    y conserven la unidad. "Para que todos sean uno. Como tú,
    Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno
    en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
    enviado". (Jn 17,21).

    Es bueno reconocer con humildad que también
    nuestro ministerio es un servicio a la comunidad y que es exigido
    por la comunidad. La misión no es una propiedad;
    pertenece a la Iglesia y a todos les corresponde el deber de
    hacer que el servicio sea asumido en todo el pueblo de Dios para
    tomar parte en la misión salvífica. Por eso la
    importancia de formular hoy a la Iglesia unas preguntas de
    carácter fundamental que logre cuestionar y abrir en
    concreto su ser, el planteamiento vale la pena en cuanto que el
    contenido profético y por el hecho de hablar
    proféticamente el ser de la Iglesia: ¿en qué
    Dios cree la Iglesia y si cree en Dios?. La Iglesia en su
    experiencia debe discernir y participar en la misión que
    es la experiencia del Espíritu que sopla donde quiere y no
    se niega a nadie. "Entonces Pedro tomó la palabra y dijo:
    Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de
    personas " (Hch 10,34).

    Por tanto es importante la autoridad y el
    poder como principios
    visibles de unidad en las Iglesias locales y, dentro de la
    comunión de Iglesia, derivan los principios generadores
    espirituales y sacramentales de la Iglesia. Los ministros son
    sucesores de los apóstoles deben ser en su existencia
    ejemplo de servicio en la Iglesia local y universal, generando
    una actitud de solidaridad en la sociedad, debe convertirse en
    signo de entrega y compromiso de fidelidad en la comunidad,
    sirviendo siempre con donación para esa nueva
    opción de seguir a Cristo. La Iglesia retoma el servicio
    como signo de amor a los pequeños Mt 20, 25–28.
    Jesús invita concretamente a asumir la condición de
    la naturaleza de
    servir signo de la absoluta confianza como anuncio de una nueva
    vida.

    Magisterial

    El magisterio esta íntimamente ligado a la
    humanidad el cual se pregunta sobre la misión del hombre
    en el universo,
    sobre el sentido de sus esfuerzos individuales y colectivos,
    sobre el destino último de las cosas del hombre. Este sin
    lugar a dudas es el momento por el cual el hombre encuentra en
    parte que la Iglesia esta conectada con el desarrollo de su vida.
    "Por eso el Concilio, como testigo y portavoz de la fe de todo el
    pueblo de Dios congregado por Cristo, no puede dar prueba mayor
    de solidaridad, respecto y amor a toda la familia
    humana, que la de dialogar con ella acerca de todos estos
    problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y poner a
    disposición de la familia humana la
    fuerza salvadora que la Iglesia, guiada por el Espíritu
    Santo, recibe de su Fundador" (G.S 3)

    El continuo preguntar del hombre hace referencia a su
    vida, por lo que implica encontrar respuesta a todos sus
    cuestionamientos de la problemática transcendental que se
    siente desprovista la existencia humana y que como tal su
    significado representa un inconformismo, pero que en el mismo
    plano se permite aclarar que la Iglesia presenta la figura de
    Jesús que responde a los interrogantes planteados. " Pues
    bien, la Iglesia cree firmemente que Cristo, muerto y resucitado
    por todos (cfr. 2Cor 5,15), ofrece al hombre, por su
    Espíritu, luz y fuerzas que le permitan responder a su
    altísima vocación, y que no hay otro nombre bajo el
    cielo, dado a los hombres, en el que deben salvarse (cfr. Hch 4,
    12)" (G.S 10).

    La visión de la Iglesia es cambiante puesto que
    logra integrarse a la comunidad en su nuevo significado de pueblo
    de Dios, adquiriendo un modo de ser mas real y posibilitando la
    nueva relación que se descubre, allí indudablemente
    el sentido de Iglesia llega a integrarse desde la vivencia del
    Bautismo dando participación al pueblo en este misterio
    que se desarrolla como preparación de este sentido de
    comunidad. "En todo tiempo y lugar son aceptos a Dios los que le
    temen y practican la justicia (cfr. Hch 10,35). Sin embargo,
    quiso el Señor santificar y salvar a los hombres no
    individualmente aislados entre sí, sino constituyendo con
    ellos un pueblo que lo conociera en la verdad y lo sirviera
    santamente. Eligió como pueblo suyo el pueblo de Israel, con quien
    estableció un pacto, y a quien instruyó
    gradualmente, manifestándosele a Sí mismo y sus
    divinos designios a través de su historia y
    santificándolo para Sí " (L.G 9).

    Ante esto el magisterio recuerda que a través del
    llamado de Jesús la Iglesia se remite a la vivencia de la
    comunidad el sentido del bautismo que debe participar en el
    continuo ofrecimiento de su vida como donación para el
    pueblo. "Cristo Señor, Pontífice tomado de entre
    los hombres (cfr. Heb 5,1-5), hizo de su nuevo pueblo 'un reino y
    sacerdotes para Dios, su Padre' (cfr. Ap 1,6;5,10). Pues los
    bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio
    santo por la generación y por la unción del
    Espíritu Santo, para que por medio de todas las obras del
    cristiano ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien las
    maravillas de quien los llamó de las tinieblas a su luz
    admirable (cfr. 1Pe 2,4-10)" (L.G10).

    Así el pueblo de Dios entra a participar en la
    comunión de Cristo para dar testimonio de la fe que los
    une como comunidad para que por medio de este difunda ,el don d
    la vida como signo de una experiencia. "El pueblo santo de Dios
    participa también del don profético de Cristo,
    difundiendo su vivo testimonio sobre todo por la vida de fe y de
    caridad y ofreciendo a Dios el sacrificio de la alabanza, el
    fruto de los labios que bendicen su nombre (cfr. Heb 13,15)"
    (L.G12) .

    Sistemático

    Se aprecia como en la persona de Jesús Dios se
    hizo pueblo, Dios con Nosotros, rompiendo con el mundo del
    privilegio y formando el mundo de la fraternidad, por el don de
    ser familia de Dios, el precio que se
    pago para este nuevo mundo es la propia vida del
    inocente.

    La revelación del misterio de la cercanía
    de Dios ha sido confiado a la Iglesia para que revele al mundo.
    Como este misterio del amor de Dios ha sido revelado al hombre,
    especialmente a los más pequeños, la Iglesia para
    reconocer la cercanía de Dios al hombre, debe caminar
    junto a la comunidad.

    El compromiso de la Iglesia esta en presentar a
    Jesús mismo, quien hace la invitación asumir en
    toda plenitud su vida. Esta es la enseñanza y
    actuación de Jesús a favor de los más
    débiles, el cual va revelando su actuar de cómo
    Dios los eligió en él definitivamente como lo
    señala en el texto de Colosenses: "Él es el
    principio, el primero que resucito de entre los muertos a fin de
    que Él tuviera primacía en todo" (Col
    1,12).

    En la persona de Jesús se ve que ha llegado al
    pueblo un Dios cuyo amor, trae un proyecto infatigablemente de
    comunión, de misericordia y vida. Para Jesús supone
    comenzar a hacer posible lo que se ve imposible donde reinan
    proyectos de
    acumulación excluyente. Por eso, Jesús asume y
    participa con la identificación de su pueblo en Mt
    25.

    Este trato de Jesús con la gente, implica que el
    Reino como amor es búsqueda de Jesús de lo que
    estaba perdido. Todo esto es dado por el código de la
    misericordia y la gracia: " Id, pues, a aprender que significa
    aquello de Misericordia quiero no sacrificios. Porque no he
    venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Mt 9,13).

    Por lo que la Iglesia ha ido abriendo las puertas a
    ejemplo de Jesús para el pueblo de Dios, en formar de esta
    manera la verdadera familia de los convocados por el Resucitado,
    donde ninguno se sienta excluido, ignorado, negado en sus
    funciones; sino por el contrario: participante, activo y poniendo
    al servicio de todo el cuerpo sus carismas, para que se vaya
    fortaleciendo.

    En esta constitución del cuerpo de Cristo hay
    variedad de miembros y de funciones. Uno mismo es el
    Espíritu que distribuye sus diversos dones para el bien de
    su Iglesia, el mismo Espíritu por la intensa
    comunión de sus miembros, produce y estimula la caridad
    entre sus fieles. Por lo tanto si un miembro sufre todos los
    miembros sufren con él.

    En esto se comprueba que la misión de la Iglesia
    es ayudar a transformar la fe y aceptación de Cristo
    liberador como compromiso concreto en la lectura de la
    Escritura; que
    va en sintonía en el servicio a los hermanos que se
    encuentran sumidos en la desesperanza, motivándolos a ir
    creando comunidad llena de valor en la propuesta de vida como
    opción de ayudar a los hermanos desde Jesús en el
    proceso de
    formar unidad. Es Jesús mismo quien coloca este centro y
    que se asuma el proyecto de ser una comunidad centrada en Cristo
    "El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su
    vida por mí, la encontrará" (Mt 10,39).

    Se mira que la Iglesia es Teocéntrica: centrada
    en la Trinidad; pero dada toda esta realidad en Jesús. Es
    por eso que desde el caminar del pueblo pobre se descubre que
    Cristo está al centro de su comunidad, es el que
    está uniendo, iluminando, haciendo converger hacia
    él, por medio de su evangelio a todos los convocados a
    formar esta Iglesia Cristo – Céntrica. Jesús no se
    pone al centro como el que hay que admirarlo y servirle, sino
    como el que fortalece a la comunidad por medio de su servicio, su
    entrega gratuita: Desde esta visión Cristocéntrica,
    se esta superando la visión de que la Iglesia se
    consideraba como autoritaria.

    El Espíritu es el que ha ido gestando la Iglesia
    y la mantiene viva, le da la fuerza y la empuja hacia la
    plenitud. La comunidad de los cristianos no se construye
    únicamente en virtud de las gracias santificantes
    individuales, sino también por medio de los carismas,
    gracias especiales por la que el Espíritu las dispone y
    capacita para hacerse cargo de empresas y
    funciones diversas. Esto es lo que dentro de la comunidad por
    gracia del Espíritu motiva a seguir creciendo

    Partes: 1, 2

    Página siguiente 

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter