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Legitimación




Enviado por natalia.puppio



      

    1. Analice y compare el concepto de
    legitimidad en Max Weber con
    los de historia y
    contrahistoria en Foucault.

    La legitimidad de una dominación debe
    considerarse sólo como una probabilidad, la
    de ser tratada prácticamente como tal y mantenida en una
    proporción importante.

    La adhesión puede fingirse por individuos y
    grupos enteros
    por razones de oportunidad, practicarse efectivamente por causas
    de intereses materiales
    propios, oportunidad, o aceptarse como algo irremediable en
    virtud de debilidades individuales y desvaleamiento decisivos
    para una dominación.

    Existen tres tipos puros de dominación
    legítima: el carácter racional, el carácter
    tradicional y el carácter carismático.

    La dominación en virtud de legalidad es tal como
    la ejercen el moderno "servidor del
    Estado" y
    todos aquellos otros elementos investidos de poder que en
    este aspecto se le asemejan.

    En el carácter tradicional la autoridad del
    pasado, de la costumbre consagrada por una validez inmemorial y
    por la actitud
    habitual de su observancia, tal como lo han ejercido el patriarca
    y el príncipe patrimonial de todos los tipos.

    Por último, la autoridad del
    don de gracia personal
    extraordinario (carisma) el heroísmo y otras cualidades de
    caudillaje del individuo: dominación carismática
    tal como la ejercen el profeta o el príncipe guerrero
    escogido, el gran demagogo y jefe político de un
    partido.

    Por otra parte Foucault define
    los conceptos de historia y contrahistoria.
    El discurso
    histórico, en tanto práctica consistente en contar
    la historia ha permanecido por mucho tiempo
    emparentado con los rituales del poder, es
    decir, parece que el discurso de lo
    histórico puede ser entendido como una especie de
    ceremonia, hablada o escrita que debe producir en la realidad una
    justificación y un reforzamiento del poder existente. La
    historia siempre está escrita por los vencedores. El
    discurso histórico tiene una doble función: por un
    lado se propone ligar jurídicamente a los hombres a la
    continuidad del poder a través de la continuidad de la
    ley, que se
    muestra
    justamente dentro del poder y de su funcionamiento; por el otro,
    se propone fascinarlos mediante la intensificación de la
    gloria de los ejemplos de poder y de sus gestas. La historia es
    un operador, un intensificador del poder.

    La contrahistoria no es sólo la lucha de razas,
    sino que es también y quizás sobre todo infringir
    la continuidad de la gloria y dejar ver que la fascinación
    del poder no es algo que pretifica, cristaliza, inmoviliza el
    cuerpo social en su integridad y lo mantiene por tanto en el
    orden. Pone de relieve que se
    trata de una luz que en
    realidad divide y que –si bien ilumina un lado- deja empero
    en la sombra o rechaza hacia la noche, a otra parte del cuerpo
    social.

    La contrahistoria que nace con el relato de la lucha de
    razas, hablará justamente de parte de la sombra.
    Será el discurso de los que no poseen la gloria, o
    habiéndola perdido se encuentran ahora en la oscuridad y
    en el silencio.

    El nuevo discurso opuesto al histórico
    será una irrupción de la palabra, un llamado, un
    desafío: "No tenemos detrás continuidad alguna y no
    poseemos la grande y gloriosa genealogía con la cual la
    ley y el poder
    se muestran en su fuerza y en su
    esplendor. Nosotros salimos de la sombra. No teníamos
    derecho y no teníamos gloria y justamente por eso tomamos
    la palabra y comenzamos a relatar nuestra historia".

    Lo que el discurso de la lucha de razas hace emerger es
    justamente esa ruptura que hará de la antiguedad otro
    mundo. Afloran a la conciencia
    acontecimientos que hasta ese momento no habían sido sino
    inciertas y vagas peripecias incapaces de lesionar la gran
    unidad, la gran legitimidad.

    Por lo tanto, lo que ambos autores tratan de alcanzar a
    través de su análisis es explicar de qué manera
    el poder se logra legitimizar.

    2. Explique la relación entre los conceptos de
    diferenciación sistémica e incertidumbre. Conecte
    con los temas de inclusión-exclusión, comunicación y corrupción. Apoye su exposición en
    los textos de Luhmann, Corsi, De Giorgi y
    Colabella.

    Inclusión y exclusión son nociones que se
    aplican tanto a países en la sociedad del
    mundo como a los individuos en los diferentes subsistemas de la
    sociedad. A la
    posibilidad de configurar distintos subsistemas, se lo llama
    diferenciación sistémica.

    Para no quedar excluídos ante la nueva globalización, nuestros países
    tienen que emprender reformas económicas y políticas:
    apertura económica, desmantelamiento del Estado
    empresario y limitación de sus poderes o facultades,
    desregulación económica, etc. La inclusión
    no significa homogeneidad. Por otro lado la exclusión no
    significa expulsión de los componentes al ambiente de
    los sistemas
    sociales, sino inaccesibilidad de parte de los componentes a las
    prestaciones
    de algunos subsistemas. En la ausencia de referencias externas,
    la sociedad moderna realiza la inclusión real de todos a
    través de la exclusión de cada exterioridad, a
    través de la exclusión de cada determinación
    que no sea propia de su estructura.
    Universal es esta sociedad porque universal es la forma de la
    inclusión. Ninguno está fuera de la sociedad, nadie
    es excluído. La universal inclusión genera
    universal exclusión. No hay alternativa si no es en la
    exclusión. Las llamadas subjetividades no son propiedades
    naturales, ni mucho menos espirituales: estas son producidas en
    la inclusión. Sólo la práctica de la
    inclusión genera las diferencias. La diferencia entre
    inclusión y exclusión no consiente intervenciones
    dirigidas, no puede ser compensada ni regulada, se produce por
    sí misma. Esta es la verdadera dificultad que se encuentra
    cuando se afronta el problema de la exclusión. Ser
    excluídos significa vivir en la incertidumbre indistinta,
    no tener posibilidades de elección, afrontar cada
    día el problema de la supervivencia.

    En nuestros países la debilidad institucional y
    la corrupción
    generalizada han hecho del Estado y de las organizaciones
    (por ejemplo los sindicales en Argentina) una
    caricatura de las democracias consolidadas. Para educarse hay que
    estar bien nutrido, con el cuidado de la salud garantizado y residir
    en un habitat adecuado. La respuesta a las necesidades la tiene
    la política:
    que es lo primero que hay que reformar , lo cual a su vez nos
    devuelve el nivel micro, son los ciudadanos los que tienen que
    hacerse cargo en primer lugar de sus problemas y de
    los problemas
    colectivos, exigiendo individual y grupalmente la
    efectivización de sus derechos, si queremos que la
    noción de participación no se pierda en el
    vacío de la utopía.

    Las redes de la exclusión
    obscurecen la visibilidad de las personas, interrrumpen la
    comunicación, impiden toda forma de expectativa
    positiva recíproca. Los excluídos son percibidos
    como una masa indistinta, de frente a la cual se siente
    principalmente temor: temor de la violencia,
    temor físico no comunicativo. La humanidad de los
    excluídos permanece visible en las investigaciones
    de los antropólogos, en las fotos o
    filmaciones de quien va a observarlos de cerca. Pero queda una
    humanidad que se ofrece a la percepción, no a la
    comunicación. Los excluídos permanecen
    excluídos también después de que se sabe que
    existen y también después de haber visto las caras
    que tienen. Observar significa distinguir e indicar. El
    observador mientras efectúa la observación es el tercero excluído.
    Al observar no puede verse a sí mismo. El observador es el
    no observable

    3. Relacione la critica de Laclau a la noción
    de sujeto ontológicamente determinado con los temas de
    antagonismo y hegemonía. ¿Podría dar
    algún ejemplo de actualidad leído desde esta
    interpretación?.

    Hegemonizar a un conjunto de sectores es
    construír una relación estructuralmente nueva y
    diferente de la relación de clases.

    La identidad de
    clase se constituye a partir de las relaciones de producción, es alli, en el interior de esta
    estructura
    primaria, donde surge para la ortodoxia el antagonismo entre
    clase obrera y burguesía. El privilegio ontológico
    acordado a la clase obrera por el marxismo ha
    sido transferido de la base social a la dirección política del movimiento de
    masas.

    La lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del
    proletariado, la cual no es más que la transición a
    la abolición de todas las clases y a una sociedad sin
    clases. El PO no sigue caracterizando a Rusia como un Estado
    obrero degenerado en disolución, ha empezado a
    caracterizarlo asi a partir de la perestroika y de la victoria de
    Yeltsin.

    La centralidad atribuída a la clase obrera no es
    una centralidad práctica, es una centralidad
    ontológica, sede a su vez de un privilegio
    epistemológico: en su calidad de clase
    universal el proletariado es el depositario de la ciencia. El
    campo de la recomposición hegemónica es un campo de
    profundización y expansión de la práctica
    política socialista. Sin hegemonía, la
    práctica socialista sólo puede concentrarse en las
    reivindicaciones e intereses de la clase obrera, por el
    contrario, en la medida en que el desajuste de etapas obliga a la
    clase obrera a actuar en un terreno de masas, ella debe abandonar
    su ghetto clasista y transformarse en el articulador de una
    multiplicidad de antagonismos y reivindicaciones que la
    desbordan.

    Es un hecho reconocido que los obreros de todo el mundo
    defienden la propiedad
    estatal, incluso cuando ésta tiene un carácter
    claramente capitalista. En Argentina los
    telefónicos fueron a la huelga contra
    la privatización de Entel estatal, al igual que los
    ferroviarios, los aeronaúticos, etc. Lo mismo ha sucedido
    en América
    Latina y en Europa. El punto
    es que los obreros de la URSS no consideraban a ésta como
    propia, y por lo tanto no era un estado obrero. La defensa de
    Entel por los telefónicos significa que los obreros
    consideraban a la telefonía estatal como propia y a la
    Argentina estatizada como un estado obrero.

    El proceso
    revolucionario sólo puede concebirse como
    articulación política de elementos
    disímiles: no hay revolución
    sin una complejización social exterior de antagonismo
    entre las clases, o en otros términos no hay revolución
    sin hegemonía. Una situación de hegemonía
    sería aquella en la que la gestión
    de la positividad de lo social y la articulación de las
    diversas demandas democráticas, han llegado a un
    máximo de integración. Toda posición
    hegemónica se funda en un equilibrio
    inestable: se construye a partir de la negatividad, pero
    sólo se consolida en la medida en que logra
    constituír la positividad de lo social.

    Para Gramsci una clase no toma el poder del Estado, sino
    que deviene Estado. Aparentemente están reunidas aqui
    todas las condiciones para lo que hemos llamado práctica
    democrática de la hegemonía. La hegemonía de
    la clase no es enteramente práctica y resultante de la
    lucha, sino que tiene en su última instancia un fundamento
    ontológico. La infraestructura no asigna a la clase obrera
    su victoria, sino que ésta depende de su capacidad de
    liderazgo
    hegemónico, pero a una falla en la hegemonía obrera
    sólo puede responder una reconstitución de la
    hegemonía burguesa.

    Desde el punto de vista socialista, la dirección de las luchas obreras no es
    uniformemente progresiva, ella depende tanto como cualquier otra
    lucha social, de sus formas de articulación en un contexto
    hegemónico determinado. Por la misma razón una
    variedad de otros puntos de ruptura y antagonismos
    democráticos pueden ser articulados a una "voluntad
    colectiva" socialista en un mismo pie de igualdad con
    las demandas obreras. La era de los "sujetos privilegiados"
    –en el sentido ontológico, no práctico- de la
    lucha anticapitalista ha sido definitivamente superada. La
    completa exterioridad existente entre dos sistemas de
    organización social, generaba la
    división del espacio social en dos campos que es la
    condición de todo antagonismo. El antagonismo puede
    también emerger en otras circunstancias, cuando por
    ejemplo son derechos adquiridos los que
    están puestos en cuestión, o cuando relaciones
    sociales que no habían sido construídos bajo la
    forma de la subordinación comienzan a serlo bajo el efecto
    de ciertas transformaciones sociales.

    La forma del antagonismo en cuanto tal es
    idéntica en todos los casos. Es decir, se trata siempre de
    la construcción de una identidad
    social, sobre la base de la equivalencia entre un conjunto de
    valores que
    expulsan y exteriorizan aquellos otros a los que se
    oponen.

    Todas las revueltas obreras en la URSS y en toda
    Europa
    oriental – desde el levantamiento de Berlín en 1953 a las
    actuales huelgas mineras de Siberia – tuvieron, sin
    excepción, un contenido social anticapitalista. Los
    obreros se opusieron sistemáticamente a la
    aplicación de las normas de
    producción y de confiscaciones propias del
    capitalismo
    que pretendía imponerles la burocracia. El
    mayor ejemplo fue la huelga general
    polaca de 1980 contra los intentos de Gierek de aplicar los
    planes dictados por el FMI. La
    revolución polaca fue detonada por los agentes del
    FMI.

    Algo similar parecería estar sucediendo en
    Argentina, si tomamos en cuenta que la última huelga
    general impulsada por el líder
    sindicalista Moyano fue precisamente para protestar en contra de
    los ajustes económicos que el gobierno
    argentino realizó por recomendación casi obligada
    del FMI.

    4. Precise las nociones de microfísica del
    poder y plebe que desarrolla Foucault y contraponga con otras
    nociones modernas de poder y subjetividad.

    Foucault intentó mostrar que las ideas
    básicas que la gente considera verdades permanentes sobre
    la naturaleza
    humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia.
    Aportó nuevos conceptos que desafiaron las convicciones de
    la gente sobre la cárcel, la policía, la seguridad, el
    cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los
    homosexuales y el bienestar.

    Las principales influencias en el pensamiento de
    Foucault fueron los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y
    Martín Heidegger. Foucault exploró los modelos
    cambiantes de poder dentro de la sociedad y cómo el poder
    se relaciona con la persona.
    Investigó las reglas cambiantes que gobiernan las
    afirmaciones que pueden ser tomadas de forma seria como
    verdaderas o falsas en distintos momentos de la historia. En
    todos los libros del
    último período Foucault intenta mostrar que la
    sociedad occidental ha desarrollado un nuevo tipo de poder, al
    que llamó bi-poder, es decir, un nuevo sistema de
    control que los
    conceptos tradicionales de autoridad son incapaces de entender y
    criticar. En vez de ser represivo, este nuevo poder realza la
    vida. Foucault anima a la gente a resistir ante el Estado del
    bienestar desarrollando una ética
    individual en la que cada uno lleve su vida de tal forma que los
    demás puedan respetarla y admirarla.

    La cuestión del ejercicio del poder se piensa hoy
    corrientemente en términos de amor (al
    maestro) o del deseo (de las masas por el fascismo). El
    poder es entonces representado como prohibición, la ley
    como forma y el sexo como
    materia de la
    prohibición.

    En todo lugar donde hay poder hay resistencia, es
    preciso también reconocer que las formas de resistencia
    pueden ser extremadamente variadas.

    Si en el curso de los siglos ha habido múltiples
    formas de resistencia de las mujeres a la dominación
    masculina, es sólo bajo ciertas condiciones y formas
    específicas que ha podido nacer un movimiento
    feminista que reivindica la igualdad. Un
    tipo de acción cuyo objetivo es la
    transformación de una relación social que construye
    a un sujeto en relación de
    subordinación.

    No es conveniente concebir "la plebe" como el fondo
    permanente de la historia, objetivo final
    de todos los sometimientos, núcleo jamás apagado
    totalmente de todas las sublevaciones. No existe sin duda la
    realidad sociológica de la plebe. La plebe no existe sin
    duda, pero hay de la plebe en los cuerpos y en las almas , en los
    individuos, en el proletariado y en la burguesía, pero con
    unas formas, unas energías, una extensión
    distintas.

    Haciendo del poder la instancia del no, se está
    avocado a una doble "subjetivación": el poder, del lado en
    el que se ejerce, es concebido como una especie de gran Sujeto
    absoluto que articula la prohibición: soberanía del padre, del monarca, de la
    voluntad general. Del lado en el que el poder se sufre, se tiende
    igualmente a subjetivarlo determinando el punto en el que se hace
    la aceptación de la prohibición, el punto en el que
    se dice "si" o "no" al poder. Un soberano cuyo papel es el de
    prohibir y por otra un sujeto que debe de algun modo decir
    sí a esta prohibición. El análisis contemporáneo del poder en
    términos de libido está siempre articulado con esta
    vieja concepción jurídica.

    El derecho no es ni la verdad, ni la
    justificación del poder. Es un instrumento a la vez
    parcial y complejo. La forma de la ley y los efectos de la
    prohibición que ella conlleva deben ser situados entre
    otros muchos mecanismos no jurídicos. Asi el sistema penal no
    debe ser analizado pura y simplemente como un aparato de
    prohibición y de represión de una clase sobre otra,
    ni tampoco como una justificación que encubre las
    violencias sin ley de la clase dominante, permite una gestión
    política y económica a través de la
    diferencia entre legalidad e ilegalismo.

    Resumen:

    El trabajo consistía en cuatro preguntas de
    relación, acerca de legitimidad, sujeto
    ontológicamente determinado, los términos de
    inclusión y exclusión, historia y contrahistoria,
    diferenciación sistémica, comunicación, etc.
    Trata de varios temas y toma a muchos autores, principalmente:
    Laclau, Foucault, Max Weber,
    Marx,
    etc.

     

     

    Autor:

    Puppio, Natalia
    Facultad de Psicología, materia de
    Problemas Sociológicos.
    Natalia.Puppio[arroba]sits.com.ar

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