1.
Propósito de Cervantes en el prólogo de la primera
parte y modo en que se manifiesta en el texto.
2. Objetivos de Don Quijote en Primera y
Segunda Parte.
3. Diferencias entre la Primera y la
Segunda Salida de la Primera Parte.
4. Tres razones para demostrar la unidad
narrativa de la Primera Salida con la Primera
Parte.
5. Evolución de Don Quijote a
través de los capítulos: VIII (1ª parte), XLV
(1ª parte), XXVI (2ª parte), LXXIV (2ª
parte).
6. Evolución de
Sancho Panza a través de los capítulos: VIII
(1ª parte), XXXI (1ª parte), XLV (1ª parte) y los
capítulos en los que asume como gobernador en la
Ínsula Barataria.
7. Problema de la
"metaliteratura": definir los distintos planos de ficción
que se observan en las dos partes del texto, a través de
los capítulos IX (1ª parte), III (2ª parte) y
LXXII (2ª parte).
8. Discurso de la "Edad de
Oro" y su relación con Don Quijote como obra
barroca.
9. Concepción
filosófica de la realidad que puede inferirse a
través del texto
10. Opinión personal
sobre el texto.
1. Propósito de
Cervantes en el prólogo de la primera parte y modo en que
se manifiesta en el texto.
– Deshacer la autoridad de
los libros de
caballería. Este es el principal propósito de
Cervantes al escribir el prólogo y el Quijote mismo.
Cervantes realmente parece detestar los libros de
caballería, tan de moda por lo
visto en la época, y por ello, para combatir la figura del
héroe, tan ideal, que estos muestran, nos presenta al
antihéroe, y utilizando como arma la parodia, libra un
combate en el que, para mí, sale victorioso.
En el prólogo en particular, esto se manifiesta a
través de diversos comentarios del prologuista:
– "Desocupado lector"… Se burla de los lectores de
libros de caballería: para leerlos debes de estar
realmente desocupado, "al divino botón"… Por así
decirlo, no se justifica el leerlos… a menos que realmente no
tengas nada mejor que hacer.
– "El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los
campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la
quietud del espíritu son grande parte para que las musas
más estériles se muestren fecundas y ofrezcan
partos al mundo que le llenen de maravilla y de contento"…
Claramente aparece aquí la estética renacentista;
Cervantes plantea ese ambiente que
parece ser muy preciado para él, y dice que es tan
satisfactorio que hasta las musas más estériles
(los autores de los libros de caballería), pueden escribir
cosas que asombren (a las que no por nada llama
partos).
– Asimismo, a través de la ironía los
alaba para en verdad ridiculizarlos. Él, que ha intentado
copiarlos, y como no le da el genio, no puede crear un personaje
bello, sino que lo inventa "feo y sin gracia alguna"… pero le
pide al lector que lo acepte, aunque le remarca el derecho a
tomar él mismo esa decisión. Esta cuestión
de aceptación del personaje solía plantearse en los
prólogos de los libros, por lo cual se podría decir
que el hecho de que Cervantes la repita es también parte
de la ironía.
– Como volviendo a eso último, el autor menciona
lo pobre de su obra, que no posee la erudición de otras
(de las que él se burla), que citan "sentencias de
Aristóteles, de Platón y
de toda la caterva de filósofos , que admiran a los leyentes, y
tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y
elocuentes"… Podemos también resaltar que con esto
último realmente se ría de los escritores de
caballería, que citan, "para mandarse la parte"…
Él en eso, según dice, va a innovar, pero de puro
perezoso… No pondrá ni un parva de citas que vayan de la
A a la Z, ni sonetos de gente importante a modo de
introducción (se conforma con los de gente común,
que según él son mejores) a causa de su
"insuficiencia y pocas letras".
– A través de su amigo (o alter ego), dice que
para escribir como escriben esos portentosos autores (los de
caballería) no se necesita demasiado: él conoce los
trucos. También dice que lo ayudará al autor a
volver al libro un
"espejo de toda la caballería andante"; lo cual es muy
irónico, porque podría decirse que es un espejo
deforme, de feria, que enfrentará en la novela
héroe – antihéroe, aventuras victoriosas
– imaginarias situaciones que dan lástima, etc. La
función de "espejo de feria de los libros de
caballería", resume la estrategia de
Cervantes en la obra en muy pocas palabras.
– La sarta de artilugios para la escritura que
proporciona el amigo: "Lo primero en que reparáis (…) a
dar de improviso autoridad al libro…". Esta extensiva
explicación del método es
una completa y fortísima ironía en la que Cervantes
pone de manifiesto la ridiculez de muchas de estas
"demostraciones de erudición", como él las
llama.
– "…si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no
tiene necesidad de ninguna cosa de aquellas que vos decís
que le faltan, porque todo él es una invectiva contra los
libros de caballerías, de quien nunca se acordó
Aristóteles, ni dijo nada san Basilio, ni alcanzó
Cicerón (…). Y pues esta vuestra escritura no mira
más que a deshacer y cabida que en el mundo y en el vulgo
tienen los libros de caballerías, no hay para que
andéis mendigando sentencias de filósofos (…)
sino procurar que a la llana (…) salga vuestra oración
(…) pintando (…) vuestra intención…". No hay
necesidad de explicar estas palabras del amigo, Cervantes
sólo se dispone a desacreditar a esas noveluchas que tanta
difusión tienen. Además, su amigo agrega que
él deberá innovar, asombrar, y no ofrecer
más de lo mismo…
Si consideramos a los Elogios parte del texto,
también podríamos decir que, como son puro invento
de Cervantes, juegan un papel muy
destacado en la parodia.
Podría decirse que Cervantes, para justificar lo
que hará, para justificar su innovación, nombra todo lo NO va a hacer
(los recursos que no
utilizará, los personajes de los que no dispone,
etc.).
– Introducción al mundo de realidad –
ficción que significará la novela completa.
El prólogo de la Primera Parte del Quijote forma ya parte
de la novela misma, es ficción. Por estar en partes a
manera de diálogo, permite al lector una visión
cercana de los hechos, como si estuviese sentado con alguien que
le cuenta algo. Así, la realidad literaria parece empezar
a formarse en realidad propia.
También, podría decirse que Cervantes, en
este apasionante juego realidad
– ficción, marca con el
prólogo una introducción a la confusión. O
sea, la realidad que debería ser un prólogo (que
usualmente firma el autor del libro), es una ficción
– forma parte de la novela misma -; pero intenta
engañarnos de que es realidad, y para ello nos presenta al
autor, que habla, que deja en claro los problemas de
los escritores cuando necesitan alguna ayuda para expresarse
(recordar que el que escribe el prólogo aparece en
compañía de un amigo que le auxilia en su labor de
encabezar la obra, al darle algunos consejos sobre la redacción).
– Construcción de una innovadora obra de
arte. Como
antes dije, crear algo que innove, pero que no surja por una
cuestión de mercado (la gente
lo pide, se lo vendo), sino por el simple hecho de que él
quiere crearlo para sí mismo (por así decirlo:
está en la cárcel, es muy buena
distracción). Se arriesga entonces, es claro, a que la
sociedad no lo
acepte, lo vea como un "hijo feo".
– Reconocimiento de quien escribe el prólogo de
su tarea de narrador. La frase "aunque parezco padre, soy
padrastro de Don Quijote" (I,
Prólogo), es muy clara: no pertenece propiamente a
Cervantes, autor real, sino al narrador, editor, prologuista y
segundo autor del Quijote; y es de verdad padrastro y no padre,
porque actúa como compilador y editor de las diferentes
versiones, crónicas, textos y manuscritos que ha podido
encontrar sobre la historia de Don Quijote.
Podemos decir que de todos los niveles de realidad en los que
Cervantes se maneja, él es pues el mayor y más
decisivo de los intermediarios, pues su versión es la
única que conocemos, la única con la que contamos y
disponemos, y la única que unifica todas las historias
anteriores (lo cual quiere decir que él puede haberlas
modificado como creyese conveniente).
Sin embargo, pasa muchas veces que Cervantes se mete en
su propio discurso, y se
presenta como cree que mejor sea, como si él fuese
personaje de su historia (esto refuerza lo antes dicho de la
confusión entre realidad y ficción y además,
el sentido de ironía que tiene toda la novela).
– Alejamiento de Cervantes de la responsabilidad de la historia. Cervantes se
distancia, a través del uso de los autores ficticios, de
la narración y de su responsabilidad de autor
(real).
2. Objetivos de
Don Quijote en Primera y Segunda Parte.
– En la Primera Parte de la novela, Don Quijote tiene
dos objetivos que lo mueven en sus aventuras:
– Uno de esos objetivos satisface un ideal ético,
que es el que él deja de manifiesto al comienzo del
Capítulo II: "…no quiso aguardar más tiempo a poner en
efecto su pensamiento,
apretándole a ello la falta que él pensaba que
hacía en el mundo su tardanza, según eran los
agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones
que enmendar, y abusos que mejorar, y deuda que satisfacer…".
Don Quijote pretende servir a su tierra, la
Mancha, y cobrar renombre por ello en sus anales.
– Otro de sus objetivos satisface un ideal
estético, un ideal más egoísta que el
anterior, que es el que representa el sueño de Don Quijote
de convertirse en un personaje literario, como lo hicieron sus
héroes, los caballeros andantes de sus libros. Es por esto
que toma la determinación de copiar su accionar en la
primera salida. Quizá Don Quijote supone que si hace lo
mismo que hacía los caballeros tendrá la suerte de
ellos de pasar a ser personaje literario (no olvidemos que Don
Quijote cree reales a héroes Ulises, y que Sansón
Carrasco lo corrige en ello).
– En la Segunda Parte, estos dos objetivos han sido
resueltos: Por un lado, Don Quijote se entera de la existencia de
un libro (el Quijote I), que narra sus "hazañas"; es, por
tanto, un personaje literario. Y por el otro lado, y según
lo que él considera cierto, ya ha desfacido unos cuantos
agravios y otras situaciones… aunque para nosotros, lectores,
no hayan sido más que momentos patéticos. Por lo
tanto, los objetivos de la Segunda Parte difieren de los
anteriores:
– El hidalgo quiere seguir teniendo aventuras.
Sansón Carrasco lo insta a ello incluso, pues según
dice, mientras Don Quijote descansa el mundo se pierde de su
beneficioso accionar (II, 7).
– Don Quijote quiere, a través de él, dar
renombre a la caballería (que él ve claramente que
es despreciada).
Sin embargo, los objetivos en la Segunda Parte dependen
más de Cervantes. Se podría decir que esta "nueva
entrega", nace como respuesta al Quijote apócrifo de
Avellaneda; por lo cual todo el libro gira en torno a su
desacreditación, a la ira que causó esto en
Cervantes. Asimismo, busca defender a su personaje, y
diferenciarlo muy claramente del que tan sólo es una burda
copia. Podríamos decir entonces que el objetivo de la
Segunda Parte, que hace salir al Quijote es (desde
Cervantes):
– Hacer conocer el plagio que representa el Quijote de
Avellaneda, y dejar bien claras las diferencias y la autenticidad
del primer Don Quijote (para lo cual Cervantes también usa
a Cide Hamete).
Los objetivos de la Segunda Parte, entonces, responden a
necesidades del autor mismo, que utiliza a Don Quijote como medio
para manifestarse. Es una narración mucho más
personal,
cargada de autocrítica, pero asimismo una enorme
autoalabanza… (es claro en sus propias ironías… "no
sé escribir"… "no soy lo suficientemente inteligente",
etc.).
3. Diferencias entre la
Primera y la Segunda Salida de la Primera
Parte.
– La Primer Salida de Don Quijote difiere en mucho de la
Segunda por la simple razón de que es justamente la
justificación de los cambios que aparecerán en la
Segunda (se podría decir que se utiliza el mismo recurso
que en el Prólogo). Por ejemplo:
– Primero sale solo, sin Sancho que aparecerá en
la Segunda Salida. Esto genera una situación demasiado
pasiva, no hay diálogo, sólo monólogos, y no
sería concebible una obra de la extensión de esta
formada por completo de monólogos. Entonces, una
diferencia es la ausencia – presencia de Sancho. Su salida
solitaria muestra la
necesidad de un interlocutor, hecho que luego se concreta.
Justamente, en la Segunda Salida Don Quijote se dedica mucho a
escuchar a su entorno (aunque sea una escucha
alterada).
– En la Primera Salida Don Quijote aún no ha
definido su "personaje" de caballero, no ha definido
todavía cómo lo representará. Esto lo lleva
a repetir lo que ha leído, y a manejarse por completo de
acuerdo a los libros de caballería. En la Segunda Salida,
en cambio, ya
actúa por él, ha asimilado esos conocimientos de
los libros con sus propios códigos, se ha constituido casi
por completo en un nuevo individuo, que es el que estará
presente a lo largo de toda la obra (y que evoluciona y cambia):
Don Quijote de la
Mancha. Un ejemplo, es el Capítulo VIII, cuando al ver
los molinos, él ya no piensa previamente (y aclara) voy a
actuar como tal o tal otro, sino que directamente lo hace
según la realidad que se ha creado en su
entorno.
– En la Primera Salida, Don Quijote es
prácticamente único protagonista. Cervantes se
encarga de presentárnoslo, describirlo a él y a su
entorno, introducirnos en su accionar y el del mundo que lo
rodea, etc. En la Segunda Salida ya hay muchos más
personajes, y también se narran numerosos sucesos en los
que Don Quijote no actúa o es mero espectador.
4. Tres razones para
demostrar la unidad narrativa de la Primera Salida con la Primera
Parte.
Creo que podrían señalarse algo más
que tres razones (de ponernos quisquillosos), pero aquí
van las tres que creo más importantes.
Razón Primera: Don Quijote tiene que salir solo
para que se vea la necesidad de Sancho. Principalmente, al
Quijote le falta un interlocutor durante su primera salida; no
tiene a quién hablarle, a quien enseñarle, a quien
probarle lo buen caballero que es (y Sancho, al ser poco
instruido, es perfecto para todas esas cuestiones). Como antes
dije, la novela de tan larga extensión sería
intragable de ser monólogo (aunque viniendo de Cervantes
no hay nada dicho con certeza).
Razón Segunda: Es el ventero en el
Capítulo III quien dice a Don Quijote que entre los
requisitos básicos de todo caballero está el tener
un escudero. Esa es una fuerte motivación
para el hidalgo para buscar uno, pues como bien sabemos su fin
mayor es ser un perfecto caballero, como lo habían sido
sus héroes. Finalmente, en el Capítulo VIII esto se
concreta. Podríamos decir que Don Quijote hace dos salidas
como quien hace prueba y error, y luego corrige (es una salida en
borrador).
Razón Tercera: Y quizá la más
importante; si Sancho hubiese estado
presente en esa Primera Salida de Don Quijote y hubiese visto
como realmente se "armaba" caballero nuestro protagonista, su
credibilidad en las fantasías de él
disminuirían terriblemente. Sancho, no tomaría en
serio su accionar, y seguramente no le hubiese tenido el mismo
respeto que le
tiene ahora, cuando cree que él es un
caballero.
… Otra razón muy clara es la vinculación
lingüística de las partes. Los capítulos se
siguen perfectamente unos con otros, e incluso perfectamente de
manera intercalada.
Se dice que puede ser que Cervantes haya escrito los
primeros capítulos de la primera parte como una
pequeña historia y después le agregó lo
demás. Pero vimos que hay argumentos para que esto sea
rebatido.
Como dije en un comienzo, toda la Primer Salida es
escrita como una simple excusa para el resto del libro. Si nos
fijamos bien, todas las puntas que se tiran quedan sin
conclusión en esta primer parte, y son resueltas a lo
largo de la obra. Así es el caso de la realidad o no
histórica de Don Quijote (que en el IX parece resolverse
con Cide Hamete); o el de su necesidad de ciertos requisitos para
ser caballero que el ventero le enumera (la parte del escudero se
resuelve en el VIII con Sancho); etc.
5. Evolución de Don Quijote a través de
los capítulos: VIII (1ª parte), XLV (1ª parte),
XXVI (2ª parte), LXXIV (2ª parte).
Antes de sacar una conclusión, me gustaría
marcar ciertos puntos de cada capítulo en
particular.
Primera Parte.
Capítulo VIII. En este capítulo tan
famoso, vemos la famosa aventura de nuestro hidalgo y los molinos
de viento, el clásico símbolo quijotesco del
encuentro entre la realidad y el idealismo
(pasa lo mismo entre Don Quijote–el idealista–y
Sancho–el realista).
Habría que decir que en este capítulo la
sanchificación del Quijote aún no comienza, el
aún es 100% Quijote, y vive en una realidad paralela,
alejada de la nuestra. Además, tiene frescos en su cabeza
sus aprendizajes acerca de los caballeros (que usa continuamente)
y su realidad propia (o sea, en este momento la realidad que se
autoinventa Don Quijote es muy concreta – para él
–, muy sólida).
Hay ciertos detalles en el capítulo que
ejemplificarían esto:
– La razón que le da Don Quijote a Sancho acerca
de su vencimiento por los gigantes: "Las cosas de guerra,
más que otras, están sujetas a continua
mudanza…y es así verdad, que aquel sabio
Frestón que me robó el aposento y los libros ha
vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su
vencimiento". PURA FICCIÓN.
– La nueva lanza que forma de una rama seca.
– Los golpes que propina al fraile inocente.
– La almohada que emplea el vizcaíno como escudo
(y la creación de Don Quijote de un archienemigo.
Así como necesita un interlocutor, todo héroe
necesita de un malvado a quien atormentar).
Capítulo XLV. "No sólo no es bacía
de barbero, pero está tan lejos de serlo como está
lejos lo blanco de lo negro y la verdad de la mentira". Esta
frase dice el barbero, aunque en tono de burla, pero es muy
relevante en lo que respecta a la novela completa. La distancia
entre la verdad y la mentira, es una línea muy fina; es
decir, no pienso que la verdad y la mentira están tan
lejos como el barbero dice. Sin embargo, se podría decir
que lo que dice el barbero es otra cosa: la distancia entre la
verdad y la mentira–o la entre la realidad y la
ficción–es tan grande como la entre el blanco y el
negro. Y el mundo que se crea Don Quijote es un mundo lleno de
tintes de gris (color ideal para
mostrar la confusión).
En este capítulo, la inventiva de Don Quijote
aún es grande, pero ya comienza a chocar con la realidad
de los demás. Él no lo nota, y los que están
a su alrededor – a excepción de Sancho – se
burlan de él por ello; cosa que sucederá, de ahora
en más, numerosas veces en el texto.
Segunda Parte.
Capítulo XXVI. Obviamente nuestro caballero
andante que "lee mucho y anda mucho" no sabe mucho de los
retablos y el teatro, porque
destruye el retablo y las figuras. Claro, el problema particular
de él es que Don Quijote todavía no puede
distinguir entre los personajes reales (históricos) y los
ficticios (que se ve también en el III con lo de
Ulises).
Sin embargo, ahora él es diferente (pero
todavía no está sano); justamente lo extraordinario
es que Don Quijote ofrece a pagar por lo que destruyó, lo
que muestra que él sabe que hizo algo incorrecto.
Entonces, lo que tenemos es un hombre que
hace algo sin saber si es bueno o malo y solamente después
de hacerlo puede comprender sus acciones.
Cuando Don Quijote comienza a entrar en cuenta de la
realidad, en las acciones del personaje aparecen una especie de
shocks de realidad y de alucinación. De pronto está
en un lugar al que ve tal cual es, tiene un ataque de
encantamiento, acciona con locura, tiene un shock de realidad,
cae en cuenta de lo que realmente sucede y se siente realmente
desconcertado, porque ve las consecuencias de sus cambios, del
choque de sus mundos.
Me atrevería a decir que así como la
novela presenta en general la confrontación de la realidad
con el idealismo, en Don Quijote mismo se ve esa
confrontación en el individuo, en el ser humano. Cuando
una persona
ansía algo o defiende ciertos ideales, y de pronto la
cruda realidad le muestra que no obtendrá lo que quiere o
que no hay cabida para ciertas maneras de ver las cosas, es
natural que se pase por un estado de desilusión, e
incomprensión. Y todo esto es aplicable, por ejemplo, a la
representación del retablo de Maese Pedro. Pasada la
momentánea alucinación de Don Quijote y el asalto a
los títeres del retablo, todo vuelve a la normalidad. Don
Quijote paga los daños ocasionados a Maese Pedro e invita
a cenar a todos los de la venta. Ese
dinero, por
así decirlo tiene como función cubrir la realidad
dolorosa y la vergüenza de aquel momento de
alucinación (como antes dijimos, Don Quijote cuando se da
cuenta de lo que ha hecho, se avergüenza).
Capítulo LXXIV. Para este capítulo, el
último, Don Quijote se encuentra enfermo y realista.
Justamente, quizá lo primero sea consecuencia de lo
último: Don Quijote enferma y muere porque matan su mundo,
el mundo en el que él habita, y sólo queda con vida
Alonso Quijano, quien no tiene motivaciones vitalicias. Se ve
aquí, cuando Don Quijote muere, que la novela nos muestra
como en la mayor parte de las veces, la realidad del mundo
exterior es tan fuerte que mata las ilusiones, las
utopías.
Él dice expresamente, como ejemplo de su total
sanchificación: "Yo fui loco y ya soy cuerdo: fui Don
Quijote de la Mancha, y soy ahora, como he dicho, Alonso Quijano
el Bueno". Es claro que Don Quijote ya no es más un
idealista, ha vuelto por completo a la realidad, realmente no es
Don Quijote, es el sencillo hombre cincuentón de la
Mancha. Aquí cierra entonces, su proceso
evolutivo de sanchificación.
Y aquí sucede, entonces, que Sancho pasa por uno
de sus puntos cúlmines de quijotización (junto con
los capítulos de Barataria), cuando dice a Don Quijote:
"No se muere vuesa merced, señor mío, sino tome mi
consejo, y viva muchos años: porque la mayor locura que
puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin
más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos
le acaben que las de la melancolía. Mire, no sea perezoso,
sino levántese de esa cama, y vámonos al campo
vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras
de alguna mata hallaremos a la señora Dulcinea
desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere
de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa,
diciendo que por haber yo cinchado mal a «Rocinante»
le derribaron; cuanto más vuesa merced habrá visto
en sus libros de caballerías cosa ordinaria derribase unos
caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor
mañana".
Cervantes, pensó muy minuciosamente cada
partecita de ese enloquecimiento – desenloquecimiento, para
escribir una completa novela de tantísimos
capítulos acerca de ello. El libro entero es una larga
evolución de un ser, bajo un "proyecto": la
caballería. Sin embargo, me parece que la
caballería no es más que una buena excusa de
Cervantes para Don Quijote… El autor podría haberlo
hecho enloquecer a través de diferentes cosas, y las
realidades inventadas hubiesen sido distintas, pero se
habría trasmitido el mensaje de Cervantes de cualquier
manera: nosotros tenemos el poder de hacer
de nuestra realidad un reflejo de nuestros sueños, de lo
que queremos, ansiamos, sentimos, etc. La libertad es
infinita.
Resumidamente, entonces, podríamos ordenar la
evolución del personaje así (ya que se plantea muy
lógicamente):
Primera Salida: se desfigura la realidad.
Segunda Salida: la realidad se acomoda al mundo
caballeresco.
Tercera Salida: se asume un mundo encantado por los
demás, que acaba con la imagen cuerda de
un Quijote que ya no lo es más, y que es sólo un
simple Alonso Quijano.
Yo creo que más que de un caso de locura, parece
todo un procedimiento de
Cervantes, con el mero fin lingüístico de ilustrar
literariamente el problema de la realidad y de la ficción.
Por eso aparecen tan cuidadosamente los acercamientos de Don
Quijote a la realidad de Alonso Quijano. Pero si nos fijamos, las
equivocaciones continuas no dependen siempre de la locura; al
contrario, suelen tener siempre alguna explicación
posible: son las circunstancias (el viento, cuando los molinos;
el sol y la
lluvia, en el caso del yelmo; etc.), el contexto caballeresco
(retablo de Maese Pedro, estancia con los duques), las malas
mañas de los demás (encantamiento de Dulcinea) o el
sueño (cueva de Montesinos) los que traicionan la manera
de ver el entorno que tiene el Quijote.
Por eso me gustaría decir que a Don Quijote, a lo
largo de la novela, lo obliga todo su entorno a sanchificarse, a
volverse cuerdo; y a medida que el tiempo transcurre, esto se
hace más manifiesto. Y es al final, que la gente de su
entorno que lo obligó a cambiar nota que la consistencia
de la vida de Alonso Quijano estaba en Don Quijote, y que matando
a uno han matado al otro.
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