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Renacimiento




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    Indice
    1.
    Introducción


    3. Un viaje a la
    historia

    4. Individualismo
    renacentista

    5. La Europa Del
    Renacimiento

    6. Los papas de la
    época

    7.
    Filosofía

    8. Ciencia y
    tecnología

    9. La Mirada Del
    Niño

    10. Pionero De
    Todo

    11. Los Trucos Del
    Genio

    12. Leonardo Da Vinci – de " El
    Tratado de la Pintura":

    13. Pienso, luego existo (Cogito,
    ergo sum)

    14. Estructura de la realidad.
    Teoría de las 3
    sustancias.

    15.
    Arquitectura

    16. Arquitectura renacentista
    europea

    17.
    Conclusión

    18.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    Se denomina Renacimiento al
    movimiento
    cultural que surge en Europa el siglo
    XIV, y que se muestra como
    característica esencial su
    admiración por la antigüedad grecorromana. Este
    entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la
    realización suprema de un ideal de perfección, se
    propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica
    el calificativo de Renacimiento, pues en verdad, se trataba de un
    renacer, de un volver a dar vida a los ideales que habían
    inspirado aquellos pueblos.

    El Renacimiento, desde luego no fue una simple
    exhumación de las artes antiguas. El interés
    por el arte grecorromano
    fue una consecuencia. En principio, se aspiro a una
    renovación en todas las parcelas de la cultura
    humana, filosofía, ética,
    moral,
    ciencia,
    etc… encaminada a la hechura de un hombre que
    fuera comprendido y resumen de todas las perfecciones
    físicas e intelectuales. El hombre
    integral, el genio múltiple, en el que se concilian todas
    las ramas del saber en una actitud
    fecunda, fue la gran creación del Renacimiento que
    cristalizo en figuras que mantienen viva la admiración
    atravez de los tiempos, como un Leonardo da
    Vinci, un Miguel Angel, un Rafael.

    2. Renacimiento

    En los últimos años del siglo XV y a lo
    largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto
    de procesos de
    todo orden que ha recibido el nombre de Renacimiento. Desde la
    perspectiva del hombre contemporáneo, este período
    se caracteriza por un cambio en la
    visión del mundo y en los sentimientos que en muchos
    sentidos puede ser interpretado como una anticipación
    inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por primera vez se nos
    presenta la posibilidad de conocer con una cierta profundidad el
    aspecto físico y el medio de vida de los hombres de un
    tiempo pasado:
    las técnicas realistas en la pintura y en
    la escritura nos
    han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y
    ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la
    costumbre de escribir autobiografías y la invención
    de la imprenta han facilitado también la investigación posterior.

    Esta época se caracteriza, en otro sentido, por
    una ampliación de los horizontes históricos y
    geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo,
    resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de
    Roma. La lengua griega
    hacía tiempo que era enseñada en Italia y
    parecía como si la curiosidad y el espíritu de
    libre investigación que había caracterizado a la
    cultura ateniense resurgieran con el estudio del
    idioma.

    El influjo de la cultura romana, por su parte, se hizo
    sentir también de una manera especial en Italia, el
    núcleo geográfico en el que la revolución
    cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A
    este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia
    del derecho
    romano, la utilización del latín por parte de
    alguno grupos
    sociales y la conservación de un gran número de
    edificios antiguos.

    Pero también el horizonte geográfico del
    hombre renacentista se había visto ensanchado:
    aventureros, comerciantes y misioneros habían descubierto
    tierras hasta entonces desconocidas, alcanzando al tiempo las
    costas orientales de Asia tras
    circunnavegar el continente africano.

    El desarrollo de
    los conocimientos científicos había puesto en duda
    verdades que antaño se consideraban tan importantes como
    la forma de la Tierra o el
    lugar del hombre en el universo. En
    este mismo contexto se produjeron importantes cambios en lo que a
    la vida se refiere. El principal de ellos fue provocado por la
    reforma protestante.

    3. Un viaje a la
    historia

    A fines del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI
    se produjo en Europa un extraordinario y completo desarrollo de
    las ciencias, las
    artes y las letras. Este fenómeno es conocido como
    el
    Renacimiento.

    Este es uno de los momentos más brillantes y
    más importantes de la historia: de los brillantes,
    porque los artistas crearon entonces obras maestras,
    difícilmente superadas después, y de los más
    importantes, porque, así como los descubrimientos
    marítimos de Cristóbal Colón y otros
    ensancharon el campo de la actividad material, el Renacimiento
    ensanchó el campo del pensamiento y
    de la actividad intelectual.

    Este período adoptó una visión
    nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y resultados
    fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión
    del mundo centrada en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de
    la naturaleza y,
    así, indirectamente se fomenta el espíritu
    aventurero que había de fructífera en los
    descubrimientos. Se abandonan los sistemas
    filosóficos de la Edad media,
    reducidos en gran parte a comentarios de la obra del
    filósofo griego Aristóteles, y las ciencias avanzan por el
    camino de la experimentación, dejando de buscar su
    justificación, más que en la investigación,
    en lo que afirmaban los pensadores de la antigüedad:
    Ptolomeo, Platón y
    otros.

    La literatura, como las artes
    plásticas, se ve invadida por el espíritu laico,
    dejando de estar bajo la tutela de la Iglesia. En el
    plano religioso, se abandonan formas de piedad externas y
    superficiales, retornando, a través de la lectura de
    los textos bíblicos (cosa que hizo posible la
    invención de la imprenta), a formas de pureza
    evangélica.

    4. Individualismo
    renacentista

    Quizás la transición más
    espectacular del hombre europeo en este período es el auge
    del individualismo. En el siglo XV triunfa la concepción
    individualista en todos los planos de la vida, en reemplazo de la
    concepción medieval, que hacía depender la seguridad del ser
    humano de su pertenencia a un grupo
    determinado: el gremio, la nobleza, la burguesía, el
    clero, etc.

    Ante el empuje del individualismo, comerciantes de los
    Burgos o ciudades medievales, no solo sucumbieron los
    señores feudales, sino que también se
    derrumbó la familia
    medieval. Entre los medievales, la familia
    había sido una propiedad
    exclusiva del padre. La patria
    potestad, o poder del
    padre sobre los hijos, había sido absoluta y abusiva en la
    mayoría de los casos. En el siglo XIII, en las ciudades,
    el padre perdió el derecho de castigo, aunque en los
    campos y feudos agrícolas se siguió practicando
    durante mucho tiempo.

    5. La Europa Del
    Renacimiento

    Durante el Renacimiento, Europa Occidental
    adquirió aproximadamente la configuración política que tiene
    hoy. Francia,
    España,
    Portugal e Inglaterra
    definen sus fronteras, mas no así los países que
    son, precisamente, los núcleos fundamentales del
    Renacimiento. Italia, Flandes, la Alemania del
    Sacro Imperio, son un conjunto de pequeños dominios que
    cambian continuamente sus fronteras y los amos de que dependen.
    La vida de los pequeños principados que componen estas
    regiones está presidida por un factor común: la
    guerra.

    • Situación de Italia:

    El divisionismo italiano es fomentado por el papado, que
    no desea el desarrollo de un poder fuerte cerca de las fronteras
    de los estados pontificios. Los partidarios del poder papal
    recibieron el nombre de güelfos, y los partidarios del poder
    de los emperadores, el de gibelinos. La historia italiana de este
    período está teñida por la sangre que ambos
    bandos vertieron en sus luchas enconadas. Pero pese a la
    debilidad que supone esta situación, es de Italia de donde
    salen las formas de pensamiento revolucionario que caracterizan
    la época, y que son acogidas ávidamente por las
    restantes cortes europeas.

    Durante el siglo XIV, Florencia fue gobernada por una
    serie de brillantes cancilleres que, si bien no respetaban la
    vida ni la hacienda de ningún ciudadano, establecieron una
    gran libertad de
    pensamiento, convirtiéndola en la ciudad en que se
    podían desarrollar, con una inmunidad relativa, los
    estudios humanísticos.

    El gobierno de
    Florencia quedó en manos de la familia Médici,
    primero Cosme de Médici, luego Piero y más tarde,
    Lorenzo, llamado el Magnífico. Este ha quedado como
    modelo del
    hombre del Renacimiento. Hábil, mecenas y político,
    buen poeta, pero mucho menos hábil banquero, la banca
    Médici estaba al borde de la bancarrota en 1494- siempre
    dijo de sí que no era más que un ciudadano
    particular. Sin embargo, era el verdadero amo de Florencia. El
    interés y la protección de Lorenzo se centraron
    fundamentalmente en los hombres de letras.

    6. Los papas de la
    época

    A pesar del brillo de Florencia, Roma se convierte,
    desde mediados del siglo XV, en el verdadero centro cultural de
    Italia. En el papado se sucede una serie de grandes
    pontífices, en general consumados y ambiciosos
    políticos, además de hombres extraordinariamente
    cultos. La serie se inicia con Nicolás V (1447-1455) y se
    prolonga hasta Pablo III (1534-1549)

    Nicolás V fue el fundador de la Biblioteca
    Vaticana. Pío II era un humanista que recibió tarde
    las órdenes sagradas. Continuó la tarea iniciada
    por Nicolás V, de reconstruir y fortalecer Roma. Su
    pontificado se critica por que se preocupó
    fundamentalmente de engrandecer a su familia, ejemplo que van a
    seguir otros papas renacentistas, en especial Sixto IV
    (1471-1484), Alejandro VI (1492- 1503) de la familia de los
    Borgia, padre de César y Lucrecia Borgia y los papas
    Médici: León X (1513-1521) y Clemente VII
    (1523-1534). Durante el pontificado de Sixto IV llegaron a Roma
    los más notables artistas de Italia: Boticelli, Perugino,
    Ghirlandaio, Signorelli, Pinturicchio. Pero frente al
    florecimiento cultural y artístico, se acentúa la
    relajación moral y política, especialmente entre el
    alto clero, y ello va a dar ocasión para las grandes
    crisis
    religiosas del siglo XVI y para que Roma sufra diversas
    invasiones, que culminarán con su saqueo.

    7.
    Filosofía

    Durante la Edad Media, la idea de cristiandad
    pesó sobre toda la cultura. Pero con el declinar de
    ésta, el hombre y sus creaciones pasaron a ser el centro.
    Con ello se produjo un cambio importante en el modo de pensar, de
    vivir y de ver el mundo. Se iniciaba una etapa nueva en la vida
    de los europeos, que recibió el nombre de
    humanismo.

    El ser humano se revaloriza: se destaca su inteligencia,
    su creación artística, su libertad, inspirada en la
    civilización clásica, el mundo adquiere una
    fisonomía distinta y todo tiende a humanizarse.

    • Orígenes del humanismo:

    El humanismo nació en Italia en el siglo XIV y
    los que le dieron vida fueron dos florentinos, ambos escritores,
    Petrarca y Boccaccio, que por esta razón se constituyeron
    en los precursores del Renacimiento. Ambos se dedicaron con
    entusiasmo al estudio de las obras de la antigüedad
    clásica. Obras olvidadas y desconocidas de esa
    época las dieron a conocer y resucitaron gran parte del
    pasado de la literatura grecorromana; pero esta pasión por
    lo antiguo no sólo se limitó a lo literario, sino
    que también abarcó a las artes plásticas, y
    a la forma de vida humana, en general.

    Francisco Petrarca fue calificado como el padre del
    humanismo por el impulso que dio al redescubrimiento de las
    letras clásicas y fue, a la vez, un filólogo
    (estudioso de los idiomas y obras literarias, especialmente en su
    parte gramatical), que inició la búsqueda de los
    manuscritos clásicos descubriendo, entre otras cosas, las
    cartas de
    Cicerón, que hasta esa fecha eran desconocidas.
    También estudió las obras de Horacio y de Virgilio
    y escribió en un latín perfecto numerosos poemas y
    epístolas, en los que ensalzó a los literatos de la
    antigüedad.

    Tanto los papas como los principales monarcas de la
    época admiraron la labor cultural de este hombre, por lo
    que el Senado de la República de Venecia lo nombró
    Ciudadano de Honor y tanto la ciudad de Roma como la Universidad de
    París lo premiaron con el estímulo máximo de
    ese entonces, la corona de laurel.

    Juan Boccaccio, fue contemporáneo de Petrarca y
    también escribió numerosas obras en latín,
    idioma que dominaba a la perfección, pero no pudo
    incursionar en las obras de la antigüedad griega por
    desconocer el idioma heleno. Su obra más famosa es el
    Decamerón, colección de cien cuentos, en
    los que relata los vicios e inmoralidad de esa época. Esta
    obra se caracteriza por su estilo, que es la prosa
    clásica.

    • Influencia griega:

    En el siglo XV, el humanismo adquiere real relevancia
    con la caída de Constantinopla, el último baluarte
    imperial. Luego del ataque de los turcos y la consiguiente
    destrucción del imperio bizantino, los eruditos
    helénicos abandonaron Constantinopla y buscaron refugio en
    las tierras occidentales, especialmente en Italia, país
    con el que habían mantenido cordiales relaciones durante
    toda la Edad Media. En este lugar dieron a conocer textos
    helénicos desconocidos hasta entonces y enseñaron
    el idioma griego, ignorado por completo en occidente.

    Este paso es considerado como esencial en el desarrollo
    y penetración de la cultura bizantina en Italia. Se
    crearon escuelas de estudios griegos y una de la más
    importantes fue la de Miguel Crisoloras, quien junto con
    enseñar el idioma explicó diversas obras
    clásicas, poniendo especial énfasis en Homero.
    También sobresalió Basilio, dirigente de la Iglesia
    Ortodoxa, y que luego de radicarse en Roma abrazó la
    religión
    católica. Trajo desde Constantinopla más de 800
    códices (manuscritos antiguos) griegos y latinos, que
    contenían obras de Tácito, de Sófocles y de
    Tito Livio. Todos querían leer estos textos y tener acceso
    al saber. Y exactamente en este mismo período, con la
    invención de la imprenta, se logra la difusión
    masiva de la cultura, con textos a bajo costo.

    • Maquiavelo:

    Dentro de los grandes escritores del Renacimiento
    italiano, hay uno en especial que es imposible dejar de mencionar
    por la trascendencia de su obra. Es Nicolás Maquiavelo quien
    desempeñó importantes cargos en su ciudad natal de
    Florencia, siendo enviado a la vez en misiones
    diplomáticas a Francia, ante el Papa y el Emperador.
    Cuando se retiró de la vida activa escribió sus
    grandes obras. La más sobresaliente y que conserva su
    importancia hasta el día de hoy, es El Príncipe,
    libro que es
    un símbolo de la política sin escrupulos.
    Maquiavelo tomó como modelo para escribir su obra a Cesar
    Borgia, quien según él hizo todo lo que un hombre
    listo y prudente ha de hacer para asentar sus estados.

    En El Príncipe efectuó un minucioso
    análisis de los procedimientos
    del gobierno. El tratado mismo, que ha sido considerado como
    polémico, no es ni moral ni inmoral, sino un primer
    análisis objetivo y
    científico de los métodos
    que contribuyen a lograr y mantener el poder político. El
    detalle minucioso de estos métodos da al libro cierto
    aire de cinismo,
    pero contribuye también a hacerlo grande. Las tendencias
    personales de Maquiavelo, según da a entender en su obra,
    se inclinan hacia la forma de gobierno republicano.

    Las expresiones maquiavelismo o maquiavélico que
    usamos hoy en día vienen precisamente de Maquiavelo, y se
    deben a los consejos que da a los gobernantes para dirigir sus
    países. Señala que no deben reparar en principios
    morales de ninguna especie, ni tienen por qué distinguir
    entre el bien y el mal o entre lo justo e injusto, porque todo
    cede frente al provecho del gobierno. Y precisamente de esto, nació el
    maquiavelismo.

    8. Ciencia y tecnología

    • Los primeros pasos:

    No existe una fecha precisa para determinar el inicio
    del Renacimiento. Sin embargo, ya a comienzos del siglo XV
    encontramos hombres como Fillippo Brunellschi, arquitecto que
    construyó la cúpula de la catedral de Florencia y
    la iglesia de San Lorenzo, en la misma ciudad. Lorenzo Ghiberti,
    por su parte, pasó a la historia, ya que realizó
    magníficos bajorrelieves en bronce en las puertas del
    baptisterio de Florencia. Su obra maestra fue bautizada por el
    propio Miguel Angel como la Puerta del Paraíso. Uno de los
    ayudantes de Ghiberti más tarde llegó a ser
    considerado también como un maestro de la escultura. Se
    trata de Donato Bardi, más conocido como Donatello. Este
    artista, también florentino, fue uno de los primeros en
    utilizar modelos vivos
    para sus esculturas, con lo que logró darles un gran
    realismo.

    Es el arquetipo por excelencia del hombre integral del
    Renacimiento. Considerado como el genio más completo de
    todos los tiempos, su obra abarca no sólo el campo de las
    artes, sino también el de las ciencias físicas y
    naturales y el de la filosofía. Leonardo fue un personaje
    del futuro. Hace casi cinco siglos que murió, pero estuvo
    más despierto que la mayoría de los hombres y
    mujeres que hoy están a punto de cruzar la frontera del
    tercer milenio.

    Científico y artista, supo combinar como nadie la
    razón con la intuición y la seriedad más
    rigurosa con el espíritu lúdico. Su figura no cabe
    en ningún molde ni admite etiquetas, porque con la misma
    pasión y maestría fue pintor, escritor, cocinero,
    ingeniero, biólogo, creador de acertijos y juegos de
    palabras, escultor, inventor, artesano, humorista,
    botánico, filósofo, arquitecto, físico… e
    investigador de los secretos últimos de la realidad. En
    él, los opuestos se integran y las paradojas se
    reconcilian. Leonardo da Vinci fue un hombre que despertó
    cuando todos los demás seguían durmiendo, como
    escribió Dimitri Merejovski. Aunque no muy conocida,
    existe en él una dimensión esotérica que
    emana de su figura e impregna toda su vida y su obra. El
    conocimiento que Leonardo tenía sobre lo oculto se
    trasluce en su pintura y, sobre todo, en sus abundantes escritos,
    plagados de pensamientos y observaciones que revelan su profundo
    saber sobre los enigmas de la existencia. Todo su monumental
    corpus de trabajo está teñido por este contacto con
    lo que está más allá de los niveles
    ordinarios de percepción.

    Leonardo nació en Vinci, población cercana a Florencia el 15 de
    abril de 1452. Hombre singular, genio indiscutible, personaje del
    Renacimiento Italiano, escultor, ingeniero, inventor, dibujante y
    pintor.

    Fue hijo ilegítimo, pero hasta los 24 años,
    único del notario ser Piero y de una campesina muy joven
    Caterina (su padre tuvo luego otros once hijos en terceras y
    cuartas nupcias). Por ese motivo así como por las
    costumbres de la burguesía toscana de la época, el
    joven Leonardo recibió una educación buena y
    heterogénea en el seno de la familia paterna. Pudo
    dedicarse sin trabas en los más distintos campos: en
    rudimentos literarios, pero sobre todo en la música y en las artes
    figurativas. Esto hizo que a los quince años su padre lo
    colocara en el taller de Andrea de Verrocchio, cuyas
    enseñanzas compartió con Sandro Botiticelli y a los
    veinte pudiese inscribirse en la corporación de San Lucas.
    Estas breves noticias ya nos dan una idea y perfilan algunos de
    los trazos esenciales de la elevada y compleja talla universal de
    Leonardo y de su posición respecto a la
    civilización del Renacimiento de aquel entonces en uno de
    los centros clave: la Toscana florentina y de los
    Médicis.

    Su vida artística se puede dividir en cuatro
    períodos: florentino (1452-82), milanés (1489-99),
    período de vida errante (1500-16) y el último que
    abarca tres años, el de su exilio voluntario en Francia,
    en la corte de Francisco I.

    De su estancia en la corporación de San Lucas se tienen
    pocas noticias, pero "La Anunciación" (Ufizi) para San
    Bartolomé de Monteoliveto, donde la fusión de
    la luz y la sombra
    anuncia el "sfumato" leonardesco, tan encontrados en su obra
    pictórica más representativa.

    Como pintor, Leonardo sobresale por ser:

    • Un maestro del claroscuro, capaz de modelar con
      sutileza cualquier forma gracias a los juegos de luz y
      sombra.
    • Un especialista de la composición
      "clásica": logra simetría, triángulo y
      solidez sin cansar.
    • Un refinado colorista, escoge cuidadosamente los
      colores en
      gamas y matices que contribuyen a la creación de una
      atmósfera que da unidad al
      cuadro.
    • Un perfecto dibujante: no se le escapa ningun detalle
      y el escorzo de la mano de la Virgen de las Rocas es
      digno de Mantegna.
    • Un cuidadoso analista de las expresiones del rostro,
      en particular un maravilloso intérprete de la dulzura
      femenina.
    • El creador de la misteriosa sonrisa de la Gioconda:
      este aspecto es parte de lo anterior. La sonrisa de la mujer
      nace en la comisura de sus labios y se encuentra en la
      mayoría de sus rostros femeninos, hasta inclusive en su
      San Juan.

    En 1481 los monjes de San Donato de Scopeto, cerca de Florencia,
    le encargan la "Adoración de los Reyes Magos" y un "San
    Jerónimo" (1482 Pinacoteca Vaticana), en el que en un
    ambiente
    claroscuro asocia la figura al ambiente de la caverna, anticipo
    del de la "Virgen de las Rocas". En este período la
    mentalidad de Leonardo se desarrolla en contacto con la cultura
    humanística florentina.
    Mientras se dedicaba a otros trabajos que emprendía, como
    fueron: hidráulica, ingeniería y escultura, pintó dos
    grandes obras: la "Virgen de las Rocas" (1483-93, Louvre), lo
    suave ambiguo de los tipos y la fusión pictórica
    entre la figura y el ambiente hacen de ellas una muestra de la
    poesía
    figurativa de Leonardo. La segunda gran obra de su período
    milanés es la "Santa Cena" o "Ultima Cena" como
    también suele llamarse (1499, refectorio de Santa
    María delle Grazie), en la que abandona el esquema
    geométrico, supliéndolo por un nuevo ritmo, en una
    perspectiva arquitectónica casi maciza.

    Permaneció en Milán hasta 1500, después se
    trasladó primero a Mantua, donde retrató a "Isabel
    de Este" (Louvre), más tarde a Venecia y finalmente
    volvió a Florencia. En la capital
    toscana, también dedicado a su búsqueda
    científica, inicia una nueva era y pinta dos obras
    capitales, "Santa Ana" (1501, Londres Royal Academy) y "La
    Gioconda" (1503, Louvre), acaso retrato de Mona Lisa, es el
    único de los realizados por LEONARDO cuya paternidad no ha
    sido discutida. Siempre fue considerada como la cima del arte del
    retrato de todos los tiempos. En ella alcanza perfección
    extraordinaria el "sfumato", del que ya anteriormente hemos
    hablado. No solo ha sido copiada infinidad de veces, sino
    además objeto de deformaciones y manipulaciones.
    Por su universalismo y naturalismo, Leonardo transforma el orden
    gótico. A la perspectiva lineal añade la
    perspectiva atmosférica. En sus escritos elaboró
    teorías
    científicas de la perspectiva, de la anatomía, del
    color y de las
    sombras.
    La obra científica de Leonardo, en especial sus originales
    contribuciones a la mecánica de los sólidos y de los
    fluidos, sus invenciones, quedó casi desconocida de sus
    contemporáneos.
    A Leonardo no le interesaba la gloria, ni las riquezas, ni el
    reconocimiento de sus contemporáneos. Dos años
    antes de morir, se instaló en el castillo de Cloux, cerca
    de Amboise, en el valle del Loira. Ocupó su tiempo en
    poner en orden sus manuscritos, en dibujar visiones
    cósmicas y en recrear amorosamente, pincelada a pincelada,
    su cuadro más amado: el retrato de la dama misteriosa que
    conocemos como La Gioconda. Junto con la inquietante figura de
    San Juan, fueron los dos únicos cuadros que
    conservó a su lado hasta el último momento.
    En su testamento dejó una pequeña viña, un
    vestido, algunos ducados para sus sirvientes, y sus manuscritos,
    que legó a su fiel Menzi. Vivió como un
    "infiltrado" en la sociedad de su
    época, pero su cordura y su sentido común le
    ayudaron a sobrevivir sin crearse demasiados problemas.
    Tenía que ganarse la vida y fue cuidadoso con sus
    protectores.

    Hasta cierto punto la iglesia fue su primer cliente, pero no
    resistió la tentación de cuajar sus pinturas
    religiosas de simbolismos heréticos. Murió en
    soledad y trabajando. Para muchos, su legado es el patrimonio
    artístico de valor
    incalculable que dejaba para la Humanidad. Para algunos pocos, su
    verdadero legado va más allá. Lo más
    importante de su herencia puede
    que haya estado
    protegido por un sistema de
    apertura retardada, que ahora mismo está a punto de
    activarse y desvelarnos su contenido. Justo en estos momentos de
    cambio global y de profunda transformación, es cuando se
    hace necesario ampliar las fronteras mentales para internarnos en
    otras dimensiones de la realidad. Algo en lo que Leonardo, sin
    duda, también fue un maestro.

    A continuación nombraré y describiré
    características del artista que se relacionan directamente
    con su obra.

    Partes: 1, 2

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