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9. La Mirada Del Niño
Leonardo fue un maestro en combinar la mirada del niño con
la experiencia del adulto. Una de las claves de su genialidad
reside en su forma de percibir la realidad, directamente
relacionada con la activación de sus capacidades
cerebrales. Ya se ha convertido en un tópico la
afirmación de que los seres humanos sólo utilizan
menos de un diez por ciento de su poder mental.
Leonardo es un ejemplo de lo que puede conseguir una persona cuando se
activa en ella parte de ese potencial dormido.

Su habilidad para integrar el pensamiento
racional (que separa para comprender) con el pensamiento
analógico (que une y relaciona cosas aparentemente
diferentes) fue tan magistral que excede, con mucho, el marco
histórico y cultural en el que vivió. Su luz interna se
proyecta hasta nuestros días, iluminando el camino de
aquellos que comienzan a desarrollar sus potencialidades
latentes. De hecho, es ahora cuando comienzan a revelarse las
facetas ocultas de Leonardo, quizá porque hasta ahora el
mundo no estaba preparado para comprenderlas.

10. Pionero De
Todo

Leonardo fue precursor de Bacon y de Galileo;
antes de Copérnico escribió que "il sole no si
mouve"; anticipó la teoría
de la gravedad doscientos años antes de que se formulara y
descubrió también lo que Newton
llamaría más tarde "el espectro solar". Pero en
este caso, como en tantos otros, Leonardo no especula ni se
pierde en divagaciones teóricas; simplemente aplica lo que
descubre, y así plasma en los reflejos de una gota de
agua los
efectos de la descomposición de la luz por
refracción en un prisma. No es de extrañar que la
contemplación de sus obras subyugue e inspire de un modo
tan intenso.
El pensamiento de Da Vinci revela también que su conciencia dio un
salto cuántico. "La pittura è una cosa mentale"
anotó. Esta cita resuena en la misma frecuencia que la
afirmación de Eddington acerca de que la materia del
Universo es
materia mental. Ciertamente, como explica la nueva física, el Universo
comienza a parecerse más a un gran pensamiento que a otra
cosa. Para Leonardo, los límites de la realidad los pone
uno mismo. Las fronteras no están fuera, sino dentro de la
propia mente, y por eso afirma que "todos nuestros conocimientos
tienen su origen en nuestras percepciones".

11. Los Trucos Del
Genio

Da Vinci trabajó activamente sobre
su propia persona. Su primer campo de experimentación fue
él mismo, su cuerpo y su mente. Y en sus manuscritos nos
dejó información más que suficiente para
saber cómo lo hacía. Veamos algunas de las
técnicas personales que empleaba:
Equilibrio de
los dos hemisferios cerebrales. El de la conciencia
está ligado con los procesos
bioquímicos del cerebro. Nuestro
mundo está organizado de manera que el hemisferio
izquierdo (lineal, ordenado, analítico, objetivo,
lógico) tiene más actividad que el derecho
(espacial, aleatorio, intuitivo, y creativo).
Una de las formas en que ambos tipos de ondas cerebrales
pueden armonizarse es utilizando las dos manos y practicando la
acción opuesta a la que se está acostumbrado. Es
bien sabido que Leonardo utilizaba la escritura
especular, que sólo puede leerse con la ayuda de un
espejo. Siempre se ha dicho que lo hacía para ocultar el
contenido de sus notas. Una explicación tanto más
absurda cuanto que se sabe que Da Vinci preparaba sus cuadernos
para que fueran publicados, y además muchos de ellos
están escritos dirigiéndose de forma personalizada
al lector. Resulta mucho más coherente con la
personalidad de Leonardo pensar que su escritura especular
era una de sus técnicas personales.
Visualización y trabajo con imágenes
interiores. Leonardo afirma "mirar en su memoria" y
recomienda practicarlo cuando se está tendido en la
cama"Volver con la imaginación a lo que me interesa es un
notable ejercicio", dice. Detallista y minucioso en sus
descripciones, matiza que para él hay dos formas de
trabajar con la imaginación conscientemente dirigida:
"recrear internamente las cosas que ya han pasado, o imaginar las
cosas que pasarán".

12. Leonardo Da
Vinci – de " El Tratado de la Pintura":

Reglas del pintor
"Aquel que no ama, en igual manera, todas las cosas que
están contenidas en la pintura, no será universal;
como uno al cual no le gustan los paisajes; y considera que son
cosas de breve y simple investigación. Como dijo nuestro Boticelli,
que este estudio era inútil, porque es suficiente lanzar
una esponja, llena de diversos colores, en un
muro, para dejar en él una mancha donde se puede ver un
bello paisaje. Si bien es cierto, que en esta mancha se ven
varias invenciones, de aquello que el hombre
quiere buscar en ella, es decir, cabezas de hombres, animales
diversos, batallas, escollos, mares, nubes, bosques y otras cosas
similares; y hace como el sónido de las campanas, en los
cuales, se puede entender lo que tú quieres. Pero, aunque
estas manchas te dan invenciones, ellas te enseñan que no
terminan en ningún particular. Y este pintor hizo paisajes
muy tristes…"

Modo de aumentar y despertar el ingenio a varias
invenciones

"No dejaré de colocar entre estas reglas, una
nueva invención de investigación para el
conocimiento, la cual, aunque parezca pequeña, es casi
digna de risa, sin embargo, es de gran utilidad, para
despertar el ingenio a varias invenciones. Esta es si tú
vuelves a mirar en algunos muros sucios de varias manchas o en
piedras de varios tipos. Si tendrás que inventar algunos
lugares, podrás ver allí de diversas maneras,
semejanzas entre diversos paisajes, adornados por
montañas, ríos, piedras, árboles, grandes
llanuras, valles y colinas; aún Uds. podrán ver
diversas batallas y acciones
preparadas de figuras extrañas, aires de rostros y
vestimentas e infinitas cosas, las cuales, podrás
transformar en una forma completa y buena; que interviene en
muros y piedras similares, como del sónido de las
campanas, que en los repiques de ellas, tú
escucharás cada nombre y vocablo que tú te
imaginarás. No menospreciar este parecer mío, el
cual te recuerda que no sea demasiado esfuerzo, detenerte algunas
veces a ver, en las manchas de los muros o en las cenizas del
fuego, o nubes, o fangos, o en otros lugares parecidos, en los
cuales, si estarán bien considerados por ti,
encontrarás invenciones maravillosas, que despiertan el
ingenio del pintor a nuevas invenciones como composiciones de
batallas, de animales y de hombres, como de varios composiciones
de paisajes y de cosas monstruosas, como diablos y cosas
parecidas, porque te harán honor, porque el ingenio se
despierta con las cosas confusas. Pero, antes debes saber bien
hacer todos los miembros de aquellas cosas que deseas
representar, o sea, los miembros de los animales, así
como, los miembros de países, es decir, piedras, plantas y cosas
similares …".

En este fragmento se observa uno de los escritos de Leonardo, en
el cual el da consejos y tecnicas a los
jovenes
pintores o recien iniciados.

Este gran maestro, nacido en Vinci (Italia) el
año 1452, se interesó en prácticamente todo
lo que podía abarcar sus ojos y su mente. Y logró
sobresalir en todas la áreas a las que se dedicó.
Las ciencias, por
ejemplo, le deben grandes estudios. Pero dejemos eso para
más adelante. Por ahora, no referimos principalmente a su
genio artístico.

Para Leonardo, la misión del
artista era explorar el mundo visible con la mayor rigurosidad.
En 1469 se trasladó a Florencia, y fue aprendiz del pintor
y escultor Andrea del Verrocchio. Con miles de ideas
dándole vueltas continuamente en la cabeza, no es de
extrañar que este hombre
múltiple nos legara muchas obras pictóricas
acabadas. Se dice que el maestro no quería que cualquiera
pensara que podía ir a encargarle un cuadro, sin
más. Incluso muchas veces dejó en el aire a sus
clientes, sin
cumplir sus encargos.

Pero en arte, como en
muchas otras cosas, lo importante no es la cantidad, sino la
calidad. Y en
este aspecto, da Vinci fue un ejemplo para sus
contemporáneos y para los creadores posteriores. Uno de
los cuadros más famosos de este maestro es, sin duda, la
Mona Lisa o, dicho en castellano,
Señora Lisa. Es más, muchos consideran que este es
el cuadro más famoso del mundo. Y, en realidad, el rostro
de esta dama florentina ha recorrido la tierra
entera en cientos de afiches, tarjetas postales e
incluso anuncios publicitarios.

Mucho se ha hablado de la enigmática
expresión de este rostro, que a veces parece
sonreír y otras refleja cierta amargura. En realidad, da
Vinci dejó un campo a la imaginación de los
espectadores. Él utilizó brillantemente la
técnica de esfumar y suavizar los colores, quitando
rigidez a los contornos. Y este es el secreto de la Mona Lisa,
cuyos ojos y comisuras de los labios, fundidos con suaves
sombras, adquieren nuevos matices cada vez que los
miramos.

Otra de las grandes creaciones de Leonardo es la Ultima
Cena que, lamentablemente, sufrió Gran deterioro con el
paso de los años. La armonía de esta obra y la
profundidad de la escena fueron producto de un
arduo trabajo. Según se cuenta, en ocasiones Leonardo
pasaba todo un día meditando con el pincel en la mano, sin
decidirse a dar un trazo. Y es que, aparte de la excelencia
técnica, el espíritu plasmado es el que da grandeza
a las obras cumbres del arte.

Para Aristóteles había diversidad de
ciencias, y cada una de ellas se diferenciaba de las demás
por un objeto formal propio y un método específico;
esto originaba distintos géneros del saber que,
según Aristóteles eran incomunicables. Por ejemplo:
la aritmética y la geometría;
la primera tiene por objeto formal propio lo discontinuo; y la
segunda, lo continuo; ambas eran incomunicables.

Sin embargo, Descartes rechaza tal principio de
incomunicabilidad de los géneros, por considerar que el
saber humano no se diversifica por la distinción de
objetos formales, pues siendo la razón una, el saber del
hombre es uno sin admitir límites interiores. En el caso
de la aritmética y la geometría, la
comunicación que genialmente estableció
Descartes, por medio de la geometría analítica,
hizo posible la liberación de la matemática
del sometimiendo a los sentidos
motivado por los planteamientos intuicionistas de
Aristóteles.

La comunicación de todos los saberes,
fundamentados todos en los mismos principios,
supuso el surgir de toda una forma nueva de hacer ciencia,
la ciencia
moderna, y de un método único.

Además, la comunicación de los saberes
permitió que algunos ámbitos del saber estancados
por su sometimiento al método de observación sensorial (como la
física), fuesen fecundados por procedimientos
más exactos y rigurosos. Así, la geometría
analítica sustituye una concepción empírica
del espacio, por una concepción algebraica, es decir,
meramente intelectual, que propicia la liberación del
pensamiento de su vinculación con lo concreto y
particular. Esta es la esencia del racionalismo
cartesiano, el pensamiento separado e independiente de lo
corpóreo. Para Aristóteles hubiera sido absurdo
hablar de un espacio real no observable por los sentidos, o, al
menos, no imaginable.

Una de las premisas del pensamiento de Descartes es la
sumisión a un método cuidadosamente elegido, aunque
esto no es original, pues ya en Platón hay
una gran preocupación por los asuntos de método. En
Descartes nos encontramos con 3 momentos del
método:

  1. El método como camino de búsqueda de la
    verdad: la duda metódica.

En primer lugar hemos de decir que Descartes no es un
escéptico, no considera la duda como un estado
definitivo sino como una situación transitoria para
alcanzar la verdad: es una duda metódica y constructiva,
es decir, como instrumento para superar la duda misma.
Naturalmente no se propone dudar de cada una de las ideas, algo
imposible, sino que cuestiona cada uno de los fundamentos de
estas ideas.

Para Descartes solamente podremos llegar a la verdad
cuando se llegue a una realidad de la que no podamos dudar, algo
de lo que tengamos absoluta certeza.

  • Descartes comienza dudando de los sentidos, por un
    hecho patente: éstos me engañan alguna vez, luego
    he de pensar que pueden engañarme siempre.
  • Cuando sueño siento la existencia de las cosas
    igual que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La
    dificultad para distinguir el sueño de la vigilia presta
    la posibilidad de dudar también de la existencia de las
    cosas. Sin embargo es cierto que, aún fuera del estado
    de vigilia, hay verdades que prevalecen, las matemáticas: "Pues, duerma yo o
    esté despierto, dos más tres serán siempre
    cinco, y el cuadrado no tendrá más que cuatro
    lados".
  • Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la
    hipótesis de que puede que Dios haya
    puesto en mi mente estas ideas con la intención de
    engañarme. Pero existiría una posible
    objeción a esta hipótesis:
    podría repugnar a la voluntad divina el querer
    engañarme. Para evitar equívocos con la fe,
    Descartes sustituye la denominación de Dios
    engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que
    tiene la voluntad de engañarme en todo lo que pienso.
    Con esta hipótesis ahora parece que no puedo tener nada
    por cierto sin correr el riesgo de ser
    engañado; incluso con las verdades matemáticas
    puede ocurrir que "haya querido que me engañe cuantas
    veces sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de
    un cuadrado".

Con todo este proceso de
duda , desarrollado en la 1ª Meditación
Metafísica, Descartes persigue, como hemos dicho, llegar a
una verdad absoluta, eliminando los prejuicios (algo parecido a
la ironía socrática).

Llegado a este punto, en la 2ª Meditación
Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y
es entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda.
Si dudo que dudo es indudable que sigo dudando. El hecho de
dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo
tener la certeza de que estoy dudando. Y dudar o engañarse
implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es
indudable que estoy existiendo. Por tanto estamos ante la primera
verdad indubitable, la de mi propia existencia como verdad
pensante, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento:

13. Pienso, luego existo
(Cogito, ergo sum)

Ya en su tiempo Descartes
recibió la objeción de que el cogito era la
conclusión de un silogismo -a los que precisamente
Descartes quiere evitar en su intento de ruptura con la
filosofía medieval- cuya premisa mayor (sobreentendida)
sería "todo lo que piensa existe", la premisa menor "yo
pienso", y la conclusión "yo existo". Pero Descartes no
aceptó este planteamiento, ya que, según él,
"cuando alguien dice pienso, luego existo, no infiere su
existencia del pensamiento como si fuese la conclusión de
un silogismo, sino como algo notorio por sí mismo,
contemplado por simple inspección de espíritu. Ello
es evidente, pues, si la dedujese mediante un silogismo,
tendría que haber establecido antes esta premisa mayor:
todo lo que piensa es o existe. Y, muy al contrario, a esto
último llega por sentir él mismo en su interior que
es imposible que piense si no existe." Conviene resaltar como
aquí Descartes señala que la idea de existencia es
verdadera porque se le manifiesta al espíritu "como algo
notorio por sí mismo". Este va a ser, como veremos en el
siguiente apartado, el criterio de verdad defendido por
Descartes.

  1. El método como criterio de verdad: la
    evidencia (claridad y distinción)

Es en la 2ª parte del discurso del
método donde Descartes establece su criterio de
certeza.

Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de
la cual va a construir todo el conocimiento, Descartes realiza
una profunda meditación analítica del
cógito: por él la duda desemboca en la evidencia de
la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del
cógito es la realidad existencial del sujeto pensante: la
duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero
no puede afectar al yo donde estos contenidos están.
Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser pensamiento.
En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones
necesarias, evidentes. Para poder intuir conexiones necesarias
entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues
sólo la relación entre ideas simples puede ser
también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera
intuición. El resto del conocimiento es
deducción.

Por tanto, se tiene certeza de toda verdad que se
obtenga por medio de una intuición clara y, además,
distinta.

Precisemos las nociones de claro y distinto para
Descartes:

  • Una idea clara es aquella que se presenta de forma
    manifiesta a un espíritu atento.
  • Una idea distinta es aquella tan precisa y diferente
    a todas la demás que sólo comprende lo que
    manifiestamente aparece al que la considera como es
    debido.

Nos encontramos con que Descartes realiza la siguiente
división de las ideas:

  • Según su complejidad: – Simples: claras y
    distintas

– Compuestas: deducción a partir de varias
ideas simples.

  • Según su origen: – Adventicias: provienen del
    exterior

– Facticias: provienen como resultado de otras
ideas

– Innatas: pertenecen propiamente a la mente
humana.

Para Descartes las ideas constituyen los elementos
básicos del conocimiento: no conocemos sino ideas. Y al
considerarlas como dotadas de realidad, puede plantearse la
cuestión de la causa de tal realidad, planteamiento que
permitirá, como veremos resolver la cuestión de la
existencia de Dios.

  1. El método como crecimiento orgánico de
    la verdad: reglas de crecimiento de la
    razón.

Las reglas del método de crecimiento de la
razón las compendia Descartes en sus famosos cuatro
preceptos del correcto pensar, expuestos en el Discurso del
Método. El primero expresa la necesidad de
precaución, de decir, partir de intuiciones claras y
distintas para efectuar las posteriores deducciones, para
garantizar así la fiabilidad del conocimiento. El segundo
y el cuarto representan lo más genuino del método
matemático, pues indican la necesidad de proceder por
análisis y síntesis; para tener
garantía de la verdad de nuestras síntesis, hemos
de asegurarnos que la unión de una naturaleza simple
con otra sea necesaria. El tercer precepto es una
apelación a la necesidad de proceder ordenadamente, un
orden desde lo simple a lo compuesto.

La novedad de Descartes y su época está en
la entronización del método matemático. No
es que la filosofía extrapole para sí el
método matemático, sino que la metafísica
tiene el derecho a hacer propio el método más apto
para el conocimiento humano. Y este método es,
precisamente, el matemático. Pero entendiendo la
matemática no reducida a meros problemas
matemáticos, sino la matemática como
aplicación a la razón (Mathesis Universalis, como
dijo Descartes) y no al revés. Pero, ¿en qué
estriba la superioridad del método matemático? La
superioridad proviene de la simplicidad de su objeto, dado que
para Descartes el fundamento de evidencia y certeza, está,
en que el conocimiento intuitivo es absoluto -pues de lo simple,
que es conocido por sí en su totalidad, no puede obtenerse
falsedad alguna, pues el error proviene de la composición,
es decir, del juicio-.

A partir de la intuición de lo simple, se
induce-deduce todo lo demás. Está patente pues la
renuncia de Descartes a la lógica
clásica (silogismos aristotélicos), por
considerarla como meramente explicativa de lo sabido, no
inventiva.

14. Estructura de
la realidad. Teoría de las 3 sustancias.

Descartes comparte la misma definición de
sustancia de otros racionalistas: la sustancia es aquello que
existe por sí mismo y no necesita de otra realidad para
existir.

Para él existen 3 tipos de sustancias:

  • Sustancia pensante -Res Cogitam-: YO
  • Sustancia infinita -Res Infinita-: DIOS
  • Sustancia extensa -Res Extensa-: CUERPO

1.- Sustancia Pensante

El mecanismo de demostración de la sustancia
pensante lo hemos visto ya con el análisis del cogito.
Todas las características que podamos atribuir al yo
(cuerpo, alma, …) sólo nos queda, después de la
duda, el pensamiento: el yo es res cogitam, sustancia
pensante.

"…hallo que el pensamiento es un atributo que me
pertenece, siendo el único que no puede separarse de
mí. Yo soy, yo existo; eso es cierto, pero
¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que estoy pensando:
pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar,
cesaría al mismo tiempo de existir. No admito ahora nada
que no sea necesariamente verdadero: así, pues, hablando
con precisión, no soy más que una cosa que
piensa."

2.- Sustancia Infinita

La demostración de la existencia de Dios la
realiza Descartes en su 3ª Meditación
Metafísica. Descartes recurre a Dios como garantía
de verdad, puesto que hasta ahora su filosofía se
había quedado circunscrita a la idea del cogito, sin
posibilidad de avance.

Descartes utiliza dos pruebas para
demostrar la existencia de Dios:

  • Prueba de la casualidad aplicada a la idea de Dios o
    infinito. Todos tenemos en nuestra mente la idea de infinito, o
    Dios, que para él es innata. Esta idea no la puede haber
    generado el propio hombre puesto que es un ser finito,
    imperfecto. Por tanto, debe existir una causa que sea
    proporcional a la naturaleza de la idea: Dios.

A continuación, Descartes se anticipa a posibles
objeciones hacia este argumento y les pasa revista
ofreciendo su refutación.

La primera objeción vendría a sostener que
la idea de infinito se podría formar a partir de la
negación de la de finito. Pero para Descartes esto no es
válido, puesto que la idea de infinito es mucho más
perfecta que la idea de finito, al ser clara, distinta e
innata.

Una segunda objeción podría ser que la
idea de Dios podría ser materialmente falsa, entendiendo
por materialmente falsas a aquellas ideas que representan como
siendo, algo que no es realmente. Descartes rechaza esta
objeción aduciendo que la idea de Dios es clara y
distinta, y por tanto, verdadera.

La tercera objeción considerada por Descartes
sostiene que la idea de infinito se podría formar
partiendo de una progresión infinita de la idea de finito.
La respuesta de Descartes es clara: la idea que
formaríamos de ese modo sería la de un infinito en
potencia, pues
cualquiera que fuese el grado de conocimiento que
consideráramos siempre se podría pensar un grado
más alto; pero la idea de Dios designa un infinito en
acto, sin que pueda añadirse nada a su perfección;
En cuarto lugar, Descartes se plantea, como posible
objeción, la posibilidad de que mi propia existencia, que
es evidente por el cogito, no implique otra existencia divina,
como parece exigir la idea de infinito. Habrá, entonces,
que preguntarse ¿de donde proviene mi existencia?. Sin
recurrir a la divinidad caben 3 posibilidades: 1) de mí
mismo; 2) de mis padres, 3) de otra cosas menos perfectas que la
divinidad. De mí mismo no podría ser pues, entonces
me habría otorgado todas las perfecciones que conozco, es
decir, sería Dios. De mis padres tampoco podría
ser, porque en tal caso habría que preguntarse de nuevo de
donde toman estos la idea de infinito, si a su vez de sus padres,
y así infinitamente, lo que para Descartes no es
lícito ("..no puede procederse al infinito, pues no se
trata tanto de la causa que en otro tiempo me produjo, como de la
que en el presente me conserva"). Desechados el yo y los padres
como posible causa de mi idea de infinito y de mi yo mismo, queda
por analizar si podría ser una concurrencia de causas, de
manera que cada una de las perfecciones que se atribuyen a Dios
fuese representada en mí por una causa distinta, y de la
confluencia de todas esas causas distintas yo formaría la
idea de Dios. Descartes declara imposible esta opción
porque lo principal que concibo en Dios es su unidad y su
simplicidad, noción que no puedo formar a partir de la
pluralidad.

  • Argumento ontológico. Realizada ya
    anteriormente por S. Anselmo, es retomada por Descartes en su
    5ª Meditación Metafísica. La idea de Dios es
    la de un ser perfecto, es decir, de un ser mayor del cual no
    puede ser concebido otro. La existencia es una cualidad de la
    perfección; por tanto, si Dios es perfecto tiene que
    existir.

Recordemos que Descartes decía que las verdades
matemáticas eran siempre ciertas independientemente de que
estemos en estado onírico o no, al menos de que existiera
un Genio Maligno que las hubiese puesto en nuestra mente con la
intención de confundirnos. Logrado demostrar la existencia
de un Dios Omnipotente, queda eliminada la hipótesis del
Genio Maligno, por contradictoria con la existencia un Dios
Omnipotente. Del mismo modo, tal Dios no podría
engañar al hombre, puesto que el engaño, el error,
son un defecto, un no-ser, que no pueden ser el resultado de la
acción de un ser Omnipotente.

Por tanto, si Dios va a ser garantía de verdad,
toda idea matemática, clara, simple, innata o evidente es
verdadera.

  1. Sustancia extensa.

La demostración de la existencia de la res
extensa la realiza Descartes en la 6ª meditación
metafísica. Su demostración es más
difícil porque la información de éstas nos
proviene de los sentidos y ya vimos como Descartes destaca en
éstos su facultad de engañar.

Partimos de que ya se ha demostrado la existencia de
Dios y que cualquier idea clara y distinta es
verdadera.

Descartes realiza los siguientes pasos para llegar a la
demostración de la sustancia extensa:

  • Bastaría concebir clara y distintamente una
    cosa sin otra para estar seguros de que
    la una es diferente a la otra.
  • Yo sé que mi esencia es ser una sustancia
    pensante
  • Pero yo tengo una idea clara y distinta de mí
    mismo como una sustancia pensante que no incluye la
    extensión; y por otra parte tengo una idea distinta del
    cuerpo, ya que éste es sólo una cosa extensa y no
    pensante. Por tanto, mi alma (espíritu) es distinta a mi
    cuerpo y puede existir si él.
  • Sin embargo, encuentro en mí mismo ciertas
    facultades como las de sentir e imaginar sin las cuales puedo
    concebirme clara y distintamente pero ellas no pueden
    concebirse sin mí.
  • Pero estas facultades (sentir, imaginar, …) que no
    tienen su origen o causa en mí deben estar en una
    sustancia corpórea o extensa y no en una sustancia
    pensante, ya que cuando imagino algo me refiero al cuerpo y
    considero éste por sí mismo o bien a una idea que
    he percibido por los sentidos, pero yo solamente soy una
    sustancia que piensa: el origen de esta facultad no puede estar
    en mí.
  • Su causa de origen ha de estar en una existencia
    distinta de mí mismo porque las ideas que produce la
    imaginación, la sensación se me presenta en
    ocasiones sin que intervenga mi voluntad. Por lo tanto, esta
    sustancia será o un cuerpo o Dios.

Pero como ya hemos demostrado que Dios no puede
engañar y Dios ha puesto en mi mente como idea clara y
distinta que la causa de las ideas que provienen de la
imaginación y la sensación son enviadas por las
cosas corpóreas, queda demostrado que existen cuerpos
extensos o corpóreos

  • Un Angel artista Miguel Angel Buonarotti:

"Nada puede el artista concebir, ni puede con la mente
imaginar, que en un mármol no pueda inscribir, la mano que
obedece a mi pensar…", son palabras atribuidas a Miguel Angel
Buonarotti, una de las figuras cumbres del Renacimiento
italiano.

Nacido por el año 1475 en Caprese (Toscana),
Miguel Angel quiso desde muy joven dedicarse a la creación
artística. De nada valieron los discursos,
enojos y hasta golpes que le propinaron para hacerle cambiar de
opinión, él había decidido su camino. Con un
carácter nada angelical y mucha determinación, se
salió con la suya. Su maestría llamó la
atención de los Médici, que lo acogieron en su
palacio, donde pudo desarrollar su talento y descubrió su
pasión por la escultura.

Se cuenta que su nombre se cubrió de fama en
Roma, debido a un
episodio bastante particular: aplicando toda su maestría,
imitó una figura de un Cupido dormido y se la
entregó a Baldasare Milanesso. Este señor
cayó en la tentación de hacer una tremenda
pillería. Enterró la figura durante un tiempo y
luego la vendió como si fuera una pieza antigua, a un
precio
exorbitante. Claro que, al poco tiempo, el fraude se
descubrió y, aunque suponemos que al burlado comprador no
le hizo ninguna gracia, toda la gente quedó admirada de la
perfección con que la obra había sido
realizada.

Miguel Angel llegó a Roma en 1496. De inmediato
puso manos a la obra, con un vigor impresionante. Fruto de esta
época es el hermoso David que, para muchos, es el
máximo de la perfección. Con algo más de 5
metros de altura (incluyendo la base), este joven de
mármol es el mejor himno de admiración a la belleza
del ser humano. Por ese mismo tiempo, dio forma a La Piedad,
escultura que representa a la Virgen con el cuerpo de
Jesús en sus brazos.

El artista, a esas alturas, ya era sumamente famoso en
Italia. Naturalmente no tardó en convertirse en el
favorito de los papas. Pero, junto a los aplausos también
recibió un peso que muchas veces lo sacó de sus
cabales: encargos y más encargos. El Papa Julio II, le
encomendó realizar una tumba monumental en la
Basílica de San Pedro, que por aquel entonces estaba
remodelando el arquitecto Bramante. Aunque el artista estaba de
lo más entusiasmado, la obra se fue postergando una y otra
vez. Dicen que en esto tuvo que ver el propio arquitecto que,
molesto por la admiración que el papa sentía hacia
Miguel Angel, convenció al pontífice que
construirse una tumba en vida era como tentar al destino. El caso
es que Julio II, le encargó entonces decorar la
bóveda de la Capilla Sixtina, del Vaticano. Esta vez, la
idea no le pareció nada genial a Buonarotti. Él
quería seguir dedicado a la escultura y no le tentaba para
nada ponerse a pintar… y menos en las incómodas
condiciones que imponía la tarea de pintar frescos en el
cielo de una bóveda, sobre un andamio. Esta vez, el papa
fue más testarudo que el propio Miguel Angel, quien tuvo
que aceptar. A pesar de haber emprendido la tarea a
regañadientes, el resultado fue prodigioso.

Una vez finalizada la obra, el artista volvió a
trabajar en las esculturas para la tumba del pontífice.
Por esas cosas del destino, sólo una de ellas ocupó
el lugar para el que fue concebida. Se trata de la solemne
estatua de Moisés, famosa por la expresión de su
rostro.

Entre 1536 y 1531, encontramos a Miguel Angel trabajando
nuevamente en la Capilla Sixtina. Esta vez le tocó hacer
un imponente fresco en la pared tras el altar mayor, en el cual
representó magistralmente El Juicio Final. La expresividad
y el estudio de los cuerpos, patentes en esta obra, han
maravillado a la gente por siglos. Sin embargo, los desnudos que
primitivamente había en la pintura, causaron
polémica entre algunos puritanos. Se relata que un maestro
de ceremonias que visitó la capilla se escandalizó
mucho. En respuesta, Miguel Angel no encontró nada mejor
que incluir a este personaje en la parte dedicada al
infierno.

Miguel Angel, pintor y arquitecto, pero ante todo
escultor apasionado, murió en 1564 legando "su alma a
Dios, su cuerpo a la tierra y su
ropa a los parientes más próximos".

  • El Divino Rafael Sanzio:

Por la misma época en que Leonardo y Miguel Angel
competían en fama y maestría en Florencia, un joven
pintor, llamado Rafael Sanzio comenzaba a dar que hablar en la
región de Umbría (al centro de Italia). Desde joven
llamó la atención como un artista promisorio en el
taller del maestro Pietro Perugino. Más tarde se
trasladó a Florencia, donde no era nada fácil
triunfar, ya que había que conquistar un lugar en el campo
donde reinaban dos gigantes del arte. De hecho muchos artistas
jóvenes se descorazonaban de entrada, sabiendo que sus
obras serían comparadas con las del gran Leonardo. Pero
aunque Rafael no poseía los hondos conocimientos de
éste, ni la fuerza de
Miguel Angel, llevaba en la manga su propio as de triunfo: la
dulzura de su carácter, tan diferente a la personalidad
temperamental de los grandes, le hizo ganar la simpatía de
mucha gente… y también la de los mecenas.

Sus grandes obras son tan dulces y apacibles, que
parecen haber sido pintadas sin ningún esfuerzo. Pero la
aparente sencillez es fruto de un pensamiento profundo y gran
esmero. Ejemplo de esto son sus famosas madonas, muy
admiradas.

Tras su estadía en Florencia, Rafael fue llamado
a Roma, por la misma época en que Miguel Angel trabajaba
en la Capilla Sixtina. Julio II encontró de inmediato una
tarea para el joven Rafael, y lo puso a decorar las paredes de
varias salas del Vaticano. Entre los frescos de estas estancias
figura, por ejemplo, la Escuela de
Atenas, que resume la escuela de la filosofía
magistralmente.

Fue tal la admiración que despertó Rafael
con sus obras, que recibió el apodo de El Divino. Bajo el
papado de León X llegó a ser el verdadero director
de artes en la corte del Vaticano. Pero esta idea llena de
bellezas y triunfos fue bastante breve. En la primavera de 1520,
los 37 años de edad, Rafael murió. El cardenal
Bembo, un erudito de la época, inscribió en su
epitafio el sentir de sus admiradores. "Esta es la tumba de
Rafael, en cuya vida la Madre Naturaleza temió ser vencida
por él y a, cuya muerte, ella
también murió".

Con Rafael queda completo el trío de los mayores
exponentes del Renacimiento italiano. Pero eso no significa que
hayan sido los únicos artistas realmente talentosos que
han dejado importantes herencias a la humanidad. En Italia, y
también en otros lugares de Europa, el auge
renacentista hizo florecer tal cantidad de inspirados creadores,
que es prácticamente imposible mencionarlos a todos. Como
botón de muestra diremos
que, entre los pintores flamencos, merece un sitial de honor
Pedro Pablo Rubens. El holandés Rembrandt van Rijn fue,
por su parte, un genio el dominio de la
luz, cuyos efectos manejó a su antojo en sus
pinturas.

En España,
finalmente, surgió la magnífica figura de Domingo
Theotocopuli. Aunque este nombre no diga mucho para algunos, la
cosa cambia al mencionar su seudónimo de El Greco. Este
pintor, inconfundible por sus expresivas figuras alargadas,
nació en Creta pero desarrolló su obra en suelo
español. Fue también en esa tierra donde el pincel
de Diego de Velázquez dio vida a muchas obras que siguen
maravillando al mundo. Este pintor, aparte de manejar
extraordinariamente las luces y el color, tuvo el
mérito de dar cabida a los rasgos "feos" de los seres
humanos en sus pinturas. Es así como en sus retratos prima
la sinceridad y el realismo… y
queda demostrado que un rostro poco agraciado no quita belleza a
una obra de arte.

  • La ciencia moderna:

La ciencia moderna como hoy la conocemos produjo sus
primeras manifestaciones en la Italia del Renacimiento. Era un
mundo práctico en el cual financieros, mercaderes y
artesanos tenían gran influencia. Entonces no
existían grandes diferencias entre el artista y el
artesano y los problemas técnicos que se presentaban eran
de interés
para todos. El artista estudiaba anatomía y
discutía con el médico en su mismo nivel, esta
manera inteligente de afrontar las limitaciones humanas era un
buen camino para vencer las dificultades. La ciencia aplicada a
fines útiles y la fabricación de aparatos por
artesanos bien adiestrados iniciaron la revolución
cultural.

Las universidades italianas se desarrollaron mucho, y a
ella acudían jóvenes de toda Europa,
Copérnico vino del área del Báltico, Harvey
de Inglaterra y
Vesalio de Bélgica. De estos tres hombres,
Copérnico varió la mentalidad de la edad Media al
establecer que al Tierra gira alrededor del Sol; la Tierra no era
pues el centro del universo.

  • Una nueva cosmología:

Poco antes de su muerte, Copérnico publicó
su gran obra En torno a la
revolución de las esferas celestes, no solo
descubrió que la posición del Sol y de la Tierra
eran totalmente opuestas a lo que se pensaba, sino hizo
hincapié en que las estrellas fijas están a gran
distancia. De repente el universo apareció inmenso y el
hombre y su viejo mundo quedaron muy pequeños. Ahora el
antiguo mundo de la Astrología y de la fe ciega estaban
condenados. Después del invento holandés del
telescopio, los astrónomos que siguieron, continuaron
el trabajo de
observación hasta que se llegó a una
conclusión con Newton.

Tanto Leonardo como Miguel Angel llevaron a cabo
disecciones para estudiar más a fondo la anatomía
humana. El resultado de estos estudios puede verse en los
dibujos hechos
con gran exactitud en los cuadernos de Leonardo. Más tarde
apareció un trabajo médico escrito por André
Vesalio, ilustrado con bellos dibujos que ofrecían
testimonio del funcionamiento del cuerpo, y se llamo La textura
del cuerpo humano.
Este libro
desterró a Galeno como autoridad
absoluta y preparó el camino del trabajo posterior de
Harvey sobre la circulación de la sangre.

Harvey reunió todo lo que sabía de la
circulación sanguínea, y se dio cuenta de que el
corazón
era semejante a una bomba; la sangre salía del
corazón por las arterias y volvía a él a
través de las venas. Aunque sin la ayuda de un microscopio este
sistema no
podía observarse. Harvey inyectó colorante en la
circulación para descubrir su sentido. Su libro En torno
al movimiento del
corazón fue la base del progreso futuro en este
terreno.

15.
Arquitectura

La arquitectura
renacentista brotó del mismo movimiento que llevó a
los estudioso, especialmente florentinos, a buscar por doquier
escritos de antiguos griegos y romanos.

En Italia nunca se aceptó con entusiasmo el
estilo de construcción gótico. Se
adoptó, sin duda, el arco punteado y los métodos
estructurales góticos, pero los constructores italianos
seguían fieles a los ideales del viejo clásico. Por
consiguiente Italia no tardó en abandonar el gótico
e introducir de nuevo el ideal y forma clásicos en le arte
arquitectónico.

Entre los escritos antiguos que descubrieron y
publicaron en este periodo se hallaban los de un arquitecto
romano que vivió en el siglo I d. C. Vitruvio era su
nombre, había escrito un manual De
architectura en el que defendía la necesidad de
proporción ideal. Creyó que la perfección se
podía conseguir y enseñar, y creó reglas
para guiar a los arquitectos y a los artistas en esta
búsqueda. Vitruvio enseñó que el
círculo y el cuadrado eran dos formas perfectas que
habían de servir de base a todo diseño
aceptable. Por lo tanto los arquitectos renacentistas adoptaron
la cúpula, símbolo además del orden
universal, y recuperaron elementos como los órdenes
griegos clásicos y el frontón.

Las edificaciones del Renacimiento se caracterizan por
construir un conjunto racional, cuyos elementos se hallan
dispuestos según rigurosas normas de
proporción. En lo referente a las iglesias los elementos
formales característicos son la construcción
circular coronada por una cúpula, las ventanas
pequeñas rematadas a veces por un tímpano o
rodeadas de pequeñas pilastras y la división
armónica de la superficie de los muros.

Estos nuevos elementos se encontraron reunidos por
primera vez en las obras de Brunelleschi, autor de la primera
gran cúpula del Renacimiento (catedral de Florencia). En
Florencia hizo también su aparición por vez primera
el palazzo, vivienda particular de un rico burgués, que
expresaba de manera impresionante el orgullo y la fuerza interior
del hombre renacentista.

  • Brunelleschi:

Uno de los primeros y más notables arquitectos
renacentistas fue Filippo Brunelleschi, (1377-1446). Tras un
período de estudio en Roma, retorno Florencia,
adoptó las viejas formas clásicas y con ellas
expresó el nuevo espíritu del Renacimiento.
Otorgó nueva vida y carácter de serena simplicidad
a las formas de la antigua arquitectura romana.

Aunque no llegó a establecer un sistema
teórico, su obra fue motivo de inspiración para
todos los arquitectos posteriores. Entre sus mayores logros se
encuentran las iglesias de Santa María de la Flores y la
del Santo Espíritu, ambas en Florencia.

  • Albertí:

León bautista Albertí (1404- 1472)
llevó cabo una labor inteligente tanto en el campo
arquitectónico como en el teórico. Su obra magna,
la iglesia de San
Andrés de Matua, fue un modelo para la
arquitectura religiosa posterior.

Un discípulo de Labertí, Giuliano de
Sangallo, significa, con la construcción de Santa
María de las Cárceles, un momento de
transición hacía el Alto Renacimiento. Ese mismo
arquitecto es el autor de la Villa de los Médici, ejemplo
clásico de villa renacentista, sobria belleza y
conjunción en el paisaje.

  • Escuela Manierista:

La característica principal del manierismo, que
se desarrolla a finales del siglo, es la introducción de
la tensión dramática en las, y la
supeditación de la medida a al liberta creativa del
autor.

El principal representante de esta etapa es sin duda el
propio Miguel Ángel, aunque su obra escapa a al
clasificación. La capilla Sixtina, muestra la diversidad
de su genio.

Entre los arquitectos de esta época destaca
también la llamada escuela de Venecia, cuyos
representantes son Giacomo Della Porta y Andrea Palladio. El
estilo de Palladio escapa el manierismo y supone una elegante
combinación de formas clásicas y elementos
decorativos.

Aparte de su obra propia, la importancia de Palladio
radica en su influencia en Europa a través de su obra
Cuatro libros de
arquitectura, que dio origen a un estilo llamado
Palladiano.

16. Arquitectura
renacentista europea

Francia es el país que antes recibe la influencia
del Renacimiento italiano, y el único que crea un estilo
propio sin injerencias góticas, caracterizado por su
manierismo de formas suaves. El más conocido de los
arquitectos es Philibert Delorme constructor de la s
Tullerias.

En Alemania e
Inglaterra la supervivencia del gótico hace difícil
que se acepte la arquitectura italiana; la mayor influencia se
revela en los edificios civiles y en los elemento decorativos. En
los países bajos, pese al desarrollo de
su pintura, la arquitectura mantiene también durante largo
tiempo las reminiscencias góticas.

  • Escultura:

Florencia fue también parte de la nueva escultura
renacentista, en la que se funden el estilo naturalista
gótico y las normas estrictas del clasicismo. Los modelos
grecolatinos proporcionan también un interés por
los motivos majestuosos, y favorecen la vuelta a la
valoración al desnudo. El primer gran escultor de esta
época es Lorenzo Ghiberti, autor de las puertas del
Baptisterio de Florencia, que pese a todo no llega a superar por
completo las convenciones del gótico.

  • Donatello:

La verdadera ruptura del período medieval con
el Renacimiento
se produjo a principio del siglo XV, y se debe al escultor
Donatello y al pintor Masaccio. Donatello fue uno de los
más grandes artistas de todos los tiempos, su obra, de
múltiples aspectos y su vigor y entusiasmo tan inmensos,
le hicieron penetrar en nuevos terrenos artísticos. En su
David de bronce fue el primero, desde los tiempos
clásicos, en elegir un desnudo para expresar un profundo
significado intelectual. Su escultura ecuestre el Gattamelata,
constituye un triunfo del bronce fundido. La importancia de
Donattello no solo radica en sus soluciones
técnicas, sino en la naturalidad de que dotó a sus
modelos. En sus últimas obras se trasluce una velada
melancolía.

  • Pintura del Renacimiento en Alemania y los
    Países Bajos:

Mientras ocurrían grandes cambios del
Renacimiento, centrados en Florencia y Roma, el noroeste de
Europa no había permanecido inactivo. Su centro más
importante fue Flandes (Bélgica actual). Al igual que
Florencia en el sur, las ciudades de Gante y Brujas eran
importantes centros comerciales, en que se reunían
mercaderes y los artistas con mente en los negocios
estaban dispuestos a sacar provecho de los ricos que, como suele
suceder en el Sur, eran los mejores postores.

Los hermanos Van Eyck, Hubert y Jan representaron en
Flandes el mismo papel que
Masaccio en Italia. Su obra más importante fue un retablo,
cuyo tema central se basa en la adoración del cordero
místico, en que el cordero es símbolo de
Jesús. Existen datos de que
Hubert empezó la pintura y a su muerte Jan la
terminó.

Quizá el más sorprendente y famoso pintor
del norte fue Hyeronimus Bosch, llamado el Bosco cuya
fantasía repleta de las más delirantes e
inverosímiles imágenes se adelantó a las
pinturas surrealistas de nuestros tiempos. De intención
inminentemente moralista, la obra de este creador se halla
poblada de seres oníricos cuya interpretación
simbólica ha sido muy discutida. Un ejemplo
característico es el tríptico de El jardín
de as delicias.

Pieter Brueghel fue otro pintor flamenco capaz de
inventar las fantasías más grotescas y aterradoras,
aunque en sus mejores cuadros plasma a las gentes de su tiempo en
el trabajo o divirtiéndose. Registró la tosca
crudeza de su vida con tal mezcla de sátira y
compasión, de un modo tan poderosos, que las escenas
más cotidianas se hacen extrañamente
memorables.

El pintor alemán más destacado de este
período y también el mejor grabador de madera fue
Albrecht Durero. Se le ha llamado El Leonardo del Norte ya que al
igual que Leonardo estudió todas las técnicas
más representativas.

17.
Conclusión

El Renacimiento, es la consecuencia de un interés
por el pasado grecorromano, con el cual se buscaba volver a dar
vida a los ideales que habían inspirado a aquellos
pueblos. De este movimiento surgieron las grandes
figuras.

Es el tiempo de Leonardo de Vinci, el de la
multifacética musa; de Cristóbal Colón y
Magallanes. Es la victoria de Copérnico y de su mirada
sobre la naturaleza. Cimabue, Giotto, Dante, Petrarca, Rafael,
Miguel Angel, Bruneleschi, Jan Van Eyck, Bramante, Giordano Bruno
y Galileo, Telesio, Pomponazzi, Campanella, Paracelso, Jacob
Boehme, Francis Bacon, Kepler, Newton, Grocio, Bodino y Hobbes.

Es la manifestación ideológica y literaria
del Renacimiento. Los hombres del Renacimiento trabajaron con
mucho entusiasmo en estudiar metódicamente las obras de la
antigüedad, explorando ruinas, exhumando manuscritos y
salvando de su destrucción valiosos documentos. Para
ello recibieron la protección de príncipes y
Pontífices, que les estimularon en sus investigaciones.

Primeramente se sintió interés tan solo
por los autores y el arte latina, pero pronto se llego a su
fuente, o sea al arte y la cultura
griega. Así se desarrollo una mentalidad erudita,
critica y apasionada por las ciencias y las artes, que se centro
en el hombre y sobrestimo los valores
humanos, de ahí el nombre de Humanismo.

La conquista del mundo, de la naturaleza, realiza
rápidos progresos, la vida presente apasiona a los
hombres. ( Ortega y Gasset, al hablar de la reconquista
española contra los moros y describir los templos
almenados que edificaban los hombres de Fernando e Isabel,
comenta: " querían ganar el cielo sin perder la Tierra"),
el más allá palidece y esto ocasiona una inversión de valores. Bloch
concluye:

la filosofía del Renacimiento ha servido, con
frecuencia, como simple introducción al capítulo
principal ( de la filosofía burguesa) consagrado a
Descartes, cuyo cogito ergo sum era presentado como la primera
piedra de una filosofía nueva. Esta manera de ver las
cosas es, empero, completamente falsa. Descartes tuvo
predecesores que fueron mucha más que
predecesores.

Dedicado a mi profesor enrique tamayo graciano por
abrirme los ojos, por que gracias a el y a sus extensos
conocimientos, se por qué me está tocando vivir
este momento…………..por que si quieres
saber tu presente, debes conocer tú historia!.

y por supuesto…….. gracias "maestro" por
bendecirme con la comprensíon y la razón puesta en
mi por tú gracia, ya que la necesito para darme cuenta que
no tienes principo ni fin, por que tú eres el principo y
el final.

18. Bibliografía

· Historia de las civilizaciones y del arte. Occidente.
A. Fernández, M. Llorens, R. Ortega, J. Roig. Ed.
Vicens-Vives. Barcelona 1995.

· Historia del
Arte. Bachillerato 2º curso. Martínez Buenaga,
Martínez Prades, Martínez Verón. Ed. Ecir.
Valencia 1999.

· Diccionario
universal del Arte. Pierre Cabanne. Ed. Argos-Vergara. Barcelona
1981.

· Historia
universal del Arte: El Renacimiento. Isabel Mateo, Mª
Concepción García, Joan Sureda. Ed.
Espasa-Calpe.

· Historia universal del Arte: Renacimiento (I).
José Milicra, dirigida por. Ed. Planeta.

· Diccionario enciclopédico Salvat. Ed. Salvat.
Barcelona 1964.

· Clásicos del Arte: La obra pictórica de
Botticelli. Carlo Bo, Gabriele Mandel. Ed. Planeta. Barcelona
1988.

· Genios de la pintura. Ed Dolmen. 1999.

· Enciclopedia Microsoft
Encarta 98. Ed. Microsoft Corporation. 1993-1997.

· Museo virtual renacentista. Gabriel Leonardo Stagno
Izaguirre. www.geocities.com/Paris/Bistro/9035/queesrea.htm

Resumen: Alberti, el gran arquitecto. Ghiberti, el
espléndido escultor.
Botticelli, el genial pintor. Tres genios del Renacimiento
italiano. Su
mundo. Los artistas. Sus obras.

 

 

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