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El amor como paradigma de los sentimientos humanos




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

    1. ¿Qué es
      enamorarse?
    2. El otro
      lado de la moneda: los celos
    3. El
      poder del amor que a algunos seres vivientes los
      fusiona
    4. La
      monogamia, sus aspectos neuroquímicos y sus atributos de
      adaptación
    5. La
      psicología del legendario Don Juan
    6. Una
      biografía abreviada del don Juan dominicano — Porfirio
      Rubirosa Ariza: Producto colateral de la Era de
      Trujillo
    7. Bibliografía

    El viaje real hacia el descubrimiento tiene que ver
    más con tener nuevos ojos para apreciar, que con hallar
    nuevas tierras
    . (Marcel Proust)

    Pensar en que vivimos dentro de un período de
    progresos científicos incomparables, es no hacer justicia a
    todo lo que hoy sabemos, continuamos descubriendo, y que en un
    futuro cercano llegaremos a entender. Lo digo así, porque
    es un hecho indisputable que nuestras ciencias del
    comportamiento, han sido alteradas para siempre
    con el advenimiento de la neurociencia. (Véanse mis muchas
    ponencias al respecto).

    Estudiando las diversas actividades neuronales de
    nuestros tres cerebros hemos logrado la iniciativa de
    poder trazar
    las diferentes rutas que nuestras emociones,
    percepciones, y afectos viajan al servicio de
    nuestras adaptaciones. El amor y los
    celos viven entre ellas.

    ¿Qué es
    enamorarse?

    Estudios realizados recientemente confirman la
    existencia de conexiones químicas y emocionales entre el
    miedo y el enamoramiento. Fisiológicamente hay reacciones
    muy parecidas: sudoración, taquicardia, indecisión,
    enfoque exclusivo y distorsión de la naturaleza del
    estímulo mismo…

    Tanto en el amor como en
    el miedo, el iniciador es un chispazo hormonal. En estas
    situaciones nuestro cuerpo produce una inundación de
    sustancias endógenas, llamadas neurotransmisores. Cuando
    el cuerpo entra en contacto con las feromonas (sustancias
    químicas que nuestro organismo produce y que tienen como
    única misión
    afectar nuestro comportamiento sexual y atraer al sexo opuesto)
    nuestro proceder se altera y nuestras percepciones se tornan
    totalmente idiosincrásicas e impredecibles. Estamos
    enamorados. (Véase: Sex, Time and Power: How
    Women’s Sexuality Shaped Human Evolution
    por L.
    Shlain).

    Las feromonas son fácilmente provocadas. Con un
    simple estímulo visual atractivo, el cuerpo segrega las
    endorfinas — amor a primera vista, maravillosa experiencia para
    quienes lo tuvieran y les durara más de un día.
    El amor romántico es "creado" por una endorfina, la
    fenil-etil-amina (FEA), que produce sensaciones de
    satisfacción y armonía. Junto al estímulo
    que la desencadena nos produce una sensación de bienestar
    asociada a una cierta persona. La
    función
    de la fenil-etil-amina es la de garantizar la armonía y la
    tolerancia
    hacia una posible unión reproductora, destinada a
    persistir como relación amorosa por unos 3 ó 4
    años.

    La razón por el límite de los tres o
    cuatro años es la duración necesaria para que el
    hijo derivado de ese enamoramiento reproductivo no dependa
    más de la presencia del papá.
    Simultáneamente, impulsos oxitócicos ayudan a
    mantener una atracción sexual exclusiva y devota:
    ¡sólo nos atrae la persona de la que estamos
    enamorados! — pero es así, sólo por tres o cuatro
    años, en la mayoría de los casos. Eso puede que
    explique la ubicuidad del divorcio en
    todas sus manifestaciones. (Véase mi artículo:
    La oxitocina: La hormona del "amor", que aparece en
    monografías.com).

    Estar enamorado para muchos supone tener taquicardias,
    sudoración palmar, cosquilleo en el estómago,
    enrojecer en presencia de la persona amada… Pero, este "amor"
    no es siempre bueno, los comportamientos, a veces, se vuelven
    compulsivos, y el deseo de estar cerca de la otra persona, de
    frecuentar los lugares comunes, buscar encuentros "casuales",
    esperar una llamada de teléfono… se tornan obsesiones
    dolorosas.

    Normalmente cuando amamos de veras, sólo vemos el
    lado positivo de la otra persona, sus gestos, su físico…
    todo nos gusta. Pero cuando obsesionamos, nos volvemos
    dependientes y actuamos como si el ser a quien "amamos" es otra
    droga
    más. Como hoy son el tabaco, las drogas, la
    comida y el azúcar
    — "Tú eres la cosa más dulce del mundo" — dice
    el amante ardiente y ferviente.

    Nuestros gestos nos delatan frente a la persona de la
    que estamos enamorados: miramos con ojos "tiernos", con media
    sonrisa, suspiramos cuando habla… Salivamos. Porque lo oral y
    lo sexual son instintos que confluyen.

    Por otro lado, el amor puede ser consecuencia de un
    impulso o estar motivado por el trato diario. El amor es un
    fenómeno complejo por su esencia vital e indispensable
    para el animal inteligente que, supuestamente,
    somos.

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