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El atractivo físico: Para tantos, desventura cierta (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Para los bien
parecidos, la vida es más fácil

"¿Belleza?" Sí, para algunos… pero,
para otros — bueno — para otros, vulgar…

Las personas físicamente atractivas son
consideradas más persuasivas y tienen más
posibilidades de encontrar pareja. Son más apoyadas
socialmente, y normalmente funcionan mejor con el lenguaje no
verbal. Además, es habitual que se encuentren mejor
adaptadas al medio en que viven, que resulten más
deseables para los demás, que produzcan una mejor
impresión inicial y que sean percibidas como más
competentes, más sanas e incluso menos propensas a
desarrollar enfermedades mentales. Y,
para colmo, se las ve como mejor dotadas en inteligencia y
en el ámbito de las relaciones sentimentales.

Para ellas, el Efecto de San Mateo: "Porque al que
tiene, le será dado, y tendrá más; y al que
no tiene, aún lo que tiene le será
quitado".

Todo lo anterior, se basa en la premisa: "Todo lo bello
es bueno", descrita por Dion, Berscheid y Walster. Según
ese precepto, se ha aprendido a catalogar a las personas como
"buenas" según las pautas que han ido trasmitiendo
los medios de
comunicación, sobre todo, el cine y
la
televisión, en los que se establecen
predeterminadamente las caras que corresponden a lo bueno y a lo
malo de la película. Un concepto esencial
es el auto imagen corporal,
o percepción de las cualidades y atributos
físicos de uno mismo. La insatisfacción refleja la
discrepancia entre los atributos físicos auto percibidos y
los estándares sociales que el sujeto ha ido asimilando.
(Referencia citada: Dion, K., Berscheid, E., & Walster, E.
(1972) What is beautiful is good, Journal of
Personality & Social Psychology
, 24, 285-290).

El atractivo físico es fuente de influencias
sociales, que casi siempre operan a favor de la persona que
cumple los cánones de belleza. Como demuestra David
Nasimato, los jurados de EEUU son más benevolentes con los
inculpados de acoso sexual
cuando son hombres atractivos y la víctima es gorda o poco
agraciada. El atractivo también favorece el acceso a
diversos escenarios sociales y profesionales: la política, la TV y el
cine, la moda y la
publicidad,
las relaciones
públicas y las ventas
(Véase mi artículo: La Obesidad:
Indefensión ¿Aprendida o Innata?
).

En cuanto a liderazgo, una
persona bella es normalmente considerada más exitosa y con
mayores habilidades sociales, más ambiciosa y competente
— ¡El destino aciago del candidato dominicano Peña
Gómez! — (Para entender este asunto en el sistema judicial
norteamericano: Beauty and the Juror en Law, News and
Jury Trials
por D. Nasimato).

Atractivo
físico y auto imagen

Compararse con ideales inalcanzables puede ser
devastador, a conducir a sentimientos de poca valía
personal y al
desarrollo de
desórdenes del comer. Porque la imagen que se tiene de uno
mismo depende de las modas y las circunstancias sociales. No son
iguales los cánones de belleza de los años 40s y
los actuales. La influencia será mayor sobre personas
más inseguras, o con gran sentido del ridículo, y
sobre las más susceptibles a la presión
cultural. (Véase aquí nuestra ponencia: Las
concursantes de belleza y sus peligros
).

Las mujeres que se acercan más a sus propios
modelos de
belleza presentan niveles de autoestima
mayores y manifiestan sentimientos más positivos sobre
sí mismas.

La imagen saludable es un factor relacionado con el
atractivo físico, pero no corresponde siempre con estados
de salud correctos.
Esto se ve en la percepción que se tiene del bronceado en
la piel,
tipificado como expresión de salud a pesar de que
está asociado al envejecimiento prematuro de la epidermis
e incluso a una mayor propensión al cáncer de esta
región.

Atractivo
físico y diferencias de género

La mayoría de las mujeres, y de una
porción respetable de los hombres, desean ser más
delgados. Esta discrepancia en el auto imagen está
detrás de trastornos del comer como la anorexia o la
bulimia.
Asimismo muchos hombres quieren un peso diferente al que poseen;
algunos están descontentos con su musculación y
desean una constitución más atlética,
otros simplemente sueñan con adelgazar. Cuando
ellos aspiran a ganar peso, buscan sólo aumentar su
volumen
muscular. En cuanto al tamaño del busto femenino, aunque
ellas prefieren en general uno más grande que el que
tienen, un tamaño medio resulta atractivo para ambos
sexos. El ideal sobre el color de ojos es
bastante congruente con el color de ojos propios; sin embargo, la
mayoría de las mujeres de nuestro país asumen que
los hombres los prefieren azules. También se sabe que las
mujeres presentan mayores discrepancias que los hombres entre su
aspecto ideal y el real en lo que se refiere a musculatura, piel,
peso, constitución…

Elsie Mclean… 101 años de
edad. En la ocasión de tomarle su foto por un hoyo en uno
(Ace). Mayo del 2007…

Ahora bien, hombres y mujeres descontentos se preocupan
de igual manera en mejorar su apariencia física. La
insatisfacción con el cuerpo aumentaría
después de los veinte años en las mujeres y en los
hombres aún no se ha determinado una edad en la que
comienza esta percepción.

A las mujeres obesas se las ve menos atractivas y
deseables como parejas, y se considera que poseen menos
habilidades sexuales. Por ello, pueden ser percibidas con menores
posibilidades de mantener una relación amorosa estable, e
incluso de poseer deseo sexual. A su vez, los obesos son
considerados menos atractivos en el ámbito social y
sexual, y menos deseados como parejas — a menos que sean
muy ricos. (Véase el libro: What
a Beautiful
Face! por M. Millman).

Concluyamos…

De los artículos publicados por la revista
Journal of Applied Social Psychology, se concluye que el
atractivo físico es un montaje social determinado
culturalmente y que varía según patrones de
estética y tendencias que dicta la moda,
que a su vez influyen sobre el establecimiento de relaciones
interpersonales, y los juicios sobre la propia imagen
corporal.

Soy bella, por lo tanto… soy
exitosa

Por otro lado, las personas con más sentido del
ridículo o menos criterio propio, son más
susceptibles a la comparación social y a la influencia de
los estereotipos estéticos. Es conveniente que todos
tengamos un ideal de belleza realista, pero asequible. El
bronceado, las posturas físicas que adoptamos, la manera
de relacionarnos con los demás, la mirada, o mantener un
peso adecuado son esenciales a la hora de determinar el nivel de
belleza de las personas. El atractivo físico influye en
las relaciones interpersonales y en la formación del auto
imagen. Por tanto, está en la base de la autoestima de las
personas y el condicionamiento es tal que puede determinar la
actitud ante
la vida o poner en peligro la calidad de
ésta. (Véanse mi artículo: Aprender a
auto valorarse
y el libro por A. Coopersmith, The Origins
of Self
Esteem).

Pero, hay que saber cómo ajustar

Los modelos de belleza vigentes responden
más a criterios mercantilistas que a modelos de
salud y bienestar.

No aceptemos un modelo
único para nuestro sexo.
Hacerlo así significaría negar la
diversidad y la especificidad de las personas, así
como las etapas por las que se pasa en la
vida.

Construyamos nuestro propio modelo, partiendo
del conocimiento de nuestro cuerpo, sabiendo
cómo es, cómo se expresa, cómo se
siente y qué le gusta — pero omitiendo
las comidas y las cirugías
dañinas.

Aceptémonos como somos, y cambiemos de
nuestro aspecto sólo lo que nos desagrada y,
más que nada lo que podemos
cambiar
.

Seamos nuestro mejor amigo, valorando lo que
somos y sintiendo el orgullo de ser
únicos.

Subrayar el orgullo de ser quienes somos afianza
la seguridad que permite una actitud positiva
y vitalista, ésta a su vez actúa como un
imán que atrae relaciones de igual índole.
Nuestro atractivo no se mide por
comparación.

Somos únicos…

Mirando de afuera hacia dentro estaremos
influidos por la imagen que se nos propone y sólo
conseguiremos desvalorizarnos yendo tras un modelo que
jamás alcanzaremos, con toda la frustración
y negación personal que esto acarrea.

Analicemos, con criterios personales, el
prototipo que nos propone la moda para nuestro sexo y
edad. Tomando sólo lo que puede resultarnos
útil para mejorar nuestra calidad de
vida y hacerla más saludable.

Planteémonos metas posibles. Explotemos
nuestros recursos para conseguir un físico
agradable y atractivo, pero no olvidemos que tan
importante, o más, que gustar a los demás
es amarnos a nosotros mismos.

En
resumen

Muchos nacimos para pagar nuestros impuestos
aunque nos desagrade. Mientras que otras nacieron para dietar,
"evitar envejecer" y para hacerse cirugías
cosméticas —

¡Quimeras!

Muchos nacieron para aceptar que existen límites a
lo que se hace, se bebe y se come por placer, y a lo que
debemos de hacer y de renunciar, para vivir
mejor.

Muchos nacieron para aceptar el destino que su anatomía les impone,
mejorando sus hábitos para perfeccionar sus limitaciones.
(Freud nos
dijo: Anatomía es destino…)

Otras nacieron para castigar sus cuerpos con torturas
inconcebibles para que, luciendo mejor, envejezcan
más rápidamente.

Muchos nacieron para aceptar que el vivir es finito,
mientras que otros no… allá
ellos…

Ahora, entraremos a otro artículo cuya esencia
corresponde al de esta ponencia ya concluida.

El cuerpo deseable y su precio

Dr. Félix E. F. Larocca

La Historia nos enseña
que todo cambia y en particular la Historia del Arte nos muestra los
distintos cambios que atraviesan los ideales estéticos a
lo largo de los tiempos. Así, cuando consideramos los
cambios en el ideal de imagen corporal, podemos decir que
actualmente, ninguna jovencita se moriría por poseer las
redondeces de aquellas mujeres que plasmó en sus lienzos
el flamenco Peter Paul Rubens, mientras que es usual encontrar
jóvenes que, atormentadas por la obsesión de no
poder alcanzar
una supuesta perfección se tornan inmensamente
desdichadas. 

Odalisca con esclavo –
Ingres

El ideal femenino, no repara en las preferencias
masculinas, que indican que ellos, las prefieren con "forma de
guitarra."
En las postrimerías del siglo XX y albores del XXI el
ideal estético femenino ha recaído en conseguir un
cuerpo ya no sólo delgado ("como una tabla"), indicador de
autocontrol, sino también musculoso (como el de los
hombres atléticos); en tanto que el aspecto esperado para
el hombre
tiene que ver con ser fuerte, inteligente y corpulento, "ma'
non troppo". 
Muchas veces, estos mandatos
socioculturales, que señalan como exitosa y feliz a la
persona esbelta, influyen en personas particularmente vulnerables
o que están atravesando un momento de crisis vital.
Estas personas ceden fácilmente a las presiones externas y
se adaptan a llevar un ritmo de vida tendiente al logro de una
figura que se pueda exhibir, aunque lo comprometido sea el buen
gusto. Esto se ha arraigado a tal punto en vastos sectores de
nuestra comunidad, que
Norteamérica ocupa uno de los primeros puestos en el
ranking de trastornos del comer (por ej.: bulimia y
anorexia nervosa), causando toda clase de
estragos en la salud física y mental.
En la medida en que se subestime lo personal y diferente de cada
ser humano se cae en la masificación. Se ha llegado a tal
epidemia del físico-culturismo, que ya nadie se
atrevería a cuestionarlo debido a que ya es parte de
nuestro inconsciente colectivo. Por eso cuando el tiempo semanal
no alcanza para lograr la figura idealizada a través de
las dietas, la persona se culpabiliza a sí misma
apresurándose a cumplir con los "deberes" de acudir a
gimnasios, concurrir a clases de work out, de realizar
intensas caminatas al aire libre
acompañadas preferentemente por un personal
trainer, masificando el uso del tiempo libre y olvidando
que es necesario descansar; y más que nada, que esas
torturas nunca logran su cometido…

Las tres gracias. Peter Paul
Rubens

La actitud compulsiva en el logro de estos ideales
estéticos (a costa de perder la salud, y, si fuera
menester, descuidar a la familia)
denota el precio que se está dispuesto a pagar para
responder a un imperativo sociocultural para sentirse integrado a
una esfera que imaginariamente protegerá a quienes
respeten estos preceptos. 
Si se enfatiza "la buena presencia" se descuida a la persona
"envasada" en ella. Y seguramente esa persona tendrá sus
gustos, sus pasiones, sus aptitudes producto de la
predisposición, que le marcó la historia que le
tocó vivir, y de los sueños que fue elaborando a
través de la epopeya secreta de su vida. 
La paradoja de nuestra civilización consiste en que
mientras se pone el énfasis en la salud, cada vez se hacen
más sacrificios en aras de conseguir un aspecto
físico garante del éxito.
Cuando la imagen propia y la autovaloración de una persona
dependen del peso corporal y de sus formas, se está
corriendo el peligro de estar absolutamente sometido a los
dictámenes de una moda que olvida que "lo esencial sigue
siendo invisible a los ojos" como escribiera Saint Exuperio en
El principito
Peter Paul Rubens (1577-1640) máximo representante del
barroco.
En Las Tres Gracias
(arriba reproducida), óleo del Museo del Prado.
Pinta a su bella mujer Elena
Fourment, entrada en carnes y masitas, símbolo de status
para su época.

El maestro colombiano, Fernando Botero, exagera esa
predisposición.

En resumen

El "ideal" ha excedido la realidad en una gran
mayoría de los casos, tornando en caricaturas humanas
mujeres y, ahora hombres, que siendo inteligentes no merecen ser
examinadas como inspeccionan el ganado en las ferias
agropecuarias.

Seamos nosotros mismos sin dejarnos guiar por los
dictados exóticos de quienes ni piensan, ni saben, o que
nunca aprenderán cómo pensar, porque carecen de lo
esencial — individualidad y carácter. (Véase mi artículo:
La Neurociencia y el Ejercicio).

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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