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Comentario de Gálatas (página 5)




Enviado por jaimemontoya



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Someterse a la Ley sería
volver a la esclavitud
(Gálatas 4:8-11)

(4:8)

"en otro tiempo"
significa "antes de conocer a Dios" o "antes de hacerse
cristianos". "servías a los que por naturaleza no
son dioses"
revela la procedencia de idolatría de las
iglesias de Galacia, teniendo que cuenta que antes de convertirse
al cristianismo
eran gentiles y por
lo tanto no practicaban el judaísmo ni obedecían a
la Ley de Moisés, sino que eran idólatras
(politeístas) o paganos. La idolatría es un
engaño, ya que se trata de "dioses" que no tienen
ningún poder para
ayudar o perjudicar las acciones de
los hombres, sino que son simples concepciones e ideas
erróneas de los idólatras. Con esto Pablo les dice:
"Ustedes eran esclavos de dioses tan falsos que ni siquiera
existen". En el Antiguo Testamento, el profeta Isaías
habló fuertemente en contra de la idolatría,
considerándola como una terrible insensatez (Isaías
44:9-20).

(4:9)

Más que haber llegado a conocer a Dios por
decisión propia de la cual una persona pueda
llegar a vanagloriarse, el creyente debe reconocer que fue la
gracia y la misericordia de Dios la que hizo posible la
salvación del cristiano. Fue Dios quien puso Su mirada en
el pecador incluso antes que éste hubiera nacido, por lo
que Él fue quien tuvo misericordia y no puede el pecador
vanagloriarse por haber elegido seguir a Cristo, ya que todo ha
sido a favor únicamente por la gracia y por la
misericordia de Dios, quien llamó a los pecadores de las
tinieblas a la luz de Cristo (1
Pedro 2:9). Claramente Jesús habló de esa
elección divina de la cual el hombre no
se pude vanagloriar, y aunque en los versículos que se
citarán a continuación Jesús habla
específicamente a Sus discípulos (y de la
elección de ellos), igualmente se aplica para todo
creyente el hecho que es Dios quien por Su gracia y misericordia
rescató o redimió al pecador para darle la
justificación y por tanto la vida eterna. Los pasajes
bíblicos que relatan esta elección de Jesús
son Juan 15:16,19. También en el Antiguo Testamento se
puede ver la manera en la que Dios llamó al profeta
Isaías incluso antes que éste naciera
(Isaías 49:1). "Ser conocidos por Dios" es pertenecerle a
Él o ser Sus hijos.

Cuando en Mateo 7:23 Jesús dice: "Nunca os
conocí"
, significa "nunca me pertenecieron" o "nunca
fueron míos", revelando que no existía
ningún tipo de relación ni amistad entre
Jesús y ellos, y que por lo tanto se encontraban fuera de
la misericordia de Dios y condenados. Dios ya tenía el
plan de
salvación para Sus hijos y también ya sabía
quiénes se salvarían (pues Dios todo lo sabe,
incluyendo el futuro). Romanos 8:29 habla de los que Dios
"antes conoció", utilizando en este caso la palabra
griega proginwvskw, cuyo significado es "conocer de antemano" o
"elegir desde antes". En Romanos 8:29 aparecen precisamente dos
palabras importantes: "conoció" y
"predestinó". Se debe tener cuidado al interpretar
la palabra griega prorivzw, que significa "predeterminar" o
"predestinar", pues nunca se debe considerar que Dios es injusto
por el hecho de "predestinar" a las personas. La palabra prorivzw
("predestinar") aparece seis veces en el Nuevo Testamento: Hechos
4:28; Romanos 8:29,30; 1 Corintios 2:7; Efesios 1:5,11. En Hechos
4:28, la versión Reina-Valera 1960 traduce "determinado"
en lugar de "predestinado" o "predeterminado"; sin embargo la
palabra siempre tiene el mismo sentido. Lo que realmente quiere
decir la palabra "predestinar" (predeterminar) en la Biblia es
que Dios determina lo que sucederá, antes de que ocurra.
La predeterminación y predestinación de Dios
preceden a la historia entera.

Aunque la mente humana no lo logre comprender, debe
reconocerse que la Biblia afirma repetidas veces que Dios
determinó previamente todo lo que había de suceder.
Esto es lo que se conoce como la doctrina del decreto
divino.
Nunca debe cometerse el error de considerar que Dios
es injusto, porque al mismo tiempo que Dios determinó cada
cosa que había de suceder (incluso la manifestación
del pecado), igualmente la Biblia declara que Dios no es culpable
por el pecado. Al mismo tiempo se debe tener en mente que el
Creador en ningún momento es indiferente al pecado ni al
sufrimiento, ya que Jesucristo mismo sufrió a causa de las
consecuencias de la caída o de la llegada del pecado.
Cualquier persona podría con razón pensar que Dios
pudo haber evitado que el pecado llegara a manifestarse y a
existir. Pero todo era parte de un propósito perfecto que
desde la eternidad Dios ya había diseñado, y no es
responsabilidad ni tarea del hombre dar
respuesta a cuestiones que sólo Dios conoce a plenitud. La
aparente contradicción se basa en que si Dios
determinó todo lo que ha de suceder, incluyendo el pecado,
la elección de los salvos y la destitución de los
condenados, daría la impresión de un Dios injusto,
poniendo al hombre en una posición como la de una
máquina. Sin embargo, al mismo tiempo la Biblia revela que
el hombre es culpable de sus acciones y que tiene libertad de
elegir obedecer a Dios, o no hacerlo, siendo así el hombre
culpable de su destino final. Evidentemente parecen dos
posiciones opuestas y contradictorias, no entendibles por la
razón humana. Debe reconocerse en todo tiempo que Dios no
pierde Su atributo de justicia, a
pesar de las aparentes contradicciones encontradas en este
análisis.

En el capítulo 9 de Romanos, el apóstol
Pablo explica este tema con argumentos contundentes, donde se
exalta la justicia de Dios y Su soberanía. La responsabilidad del hombre en
ningún momento se omite, siendo el pecador no redimido
culpable y condenado con justicia. Ante este difícil tema,
muchos han tratado de dar explicaciones que resulten
lógicas o convenientes a la comprensión humana. Sin
embargo, la prioridad no es satisfacer la lógica
del hombre o el deseo de comprender las cosas satisfactoriamente.
El propósito del estudio de este tema es aceptar y
reconocer lo que Dios ha revelado al respecto. Como respuesta a
quienes buscan encontrar respuestas que satisfagan su propia
lógica, el Dr. John Dick afirma: "Aunque
probáramos a nuestra absoluta satisfacción, como
muchos lo han hecho, que los decretos de Dios no son absolutos, o
que el hombre no es libre, todo lo que hemos ganado es, confirmar
nuestras mentes en la creencia de una falsedad."
El mismo Dr.
John Dick concluye categóricamente sobre la doctrina del
decreto divino, la predestinación y la culpabilidad
del hombre, de esta manera:

"Aquí venimos a una cuestión que ha
comprometido la atención y ejercitado la inventiva, y
confundido la sabiduría de los hombres en todos los
siglos. Si Dios ha preordenado todo cuanto ha de suceder, es
necesaria toda la serie de eventos, y la
libertad humana es quitada. Los hombres son instrumentos pasivos
en las manos de su Hacedor; ellos no pueden hacer nada sino lo
que secreta e irresistiblemente son influenciados a hacer; por
tanto, ellos no son responsables de sus acciones; y Dios es el
Autor del pecado. A esta objeción se replica, que el
decreto divino es extrínseco a la mente humana; que no
ejerce fuerza o
influencia sobre nuestras facultades; y que, mientras asegura el
futuro de los eventos, los deja para que sean ejecutados en el
ejercicio de nuestra libertad. Mientras determina que algunas
cosas habrían de suceder necesariamente, determina que
otras cosas han de suceder libremente. Dios ha decretado, no
sólo que los hombres actúen, pero que ellos lo
hagan libremente, y en consonancia con su racional naturaleza.
Él determina el acto, pero los hombres siendo agentes
libres, era posible, con respecto a su libertad abstractamente
considerada, que ellos pueden actuar de modo diferente. No
obstante, cuando Ud. Ha reflexionado sobre esta respuesta, y la
ha despojado de su forma técnica, Ud. Hallará que
no vale nada. Únicamente dice, que, a despecho del decreto
de Dios, el hombre retiene su libertad de acción,
y por consiguiente, nos evade con una aseveración bajo el
pretexto de darnos una explicación. Creyendo que todas las
cosas están inmutablemente fijadas en los consejos
divinos, queremos saber cómo la predestinación es
consistente con la libertad. ¿Con qué
propósito se nos dice que Dios ha decretado que algunas
cosas sucederán necesariamente, y que otras, libremente?
¿Qué información nos da esta respuesta?
¿Cuál duda resuelve? La pregunta queda en pie,
¿Cómo pueden ser libres tales acciones que fueron
fijadas de modo que no se puedan evadir?

Es un método
más inteligible explicar el asunto por la doctrina, que
hace consistir la libertad en el poder de acción de
acuerdo con la inclinación predominante, o los motivos que
aparecen más fuertes a la mente. Las acciones que son el
efecto de la volición son libres. De cualquier manera que
se produjera el estado de
mente que hizo que la volición surgiera, la libertad del
agente no es mayor ni menor. Es su voluntad sola la que ha de ser
considerada, y no los medios por los
que ha sido determinada. Si Dios preordenó ciertas
acciones, y colocó a los hombres en tales circunstancias
que las acciones se efectuaran de acuerdo con las leyes de lamente,
no obstante los hombres son agentes morales, porque ellos
actúan voluntariamente, y son responsables de los actos
que ellos mismos han consentido hacer. La libertad no consiste en
la libertad de acción, sino en la opción de actuar.
La opción es determinada por algo en la mente misma, o por
algo que desde afuera influencia a la mente; pero cualquiera que
sea la causa, la opción hace la acción libre, y al
agente responsable. Si se admite esta definición de
libertad, Ud. verá que es posible reconciliar la libertad
la libertad de la voluntad con los decretos absolutos; pero no
tenemos que librarnos de cada dificultad. Esta teoría
hace aparecer las acciones humanas tan necesarias como las
mociones de la materia de
acuerdo a las leyes de la gravitación y de la
atracción; y el hombre aparece como una máquina,
consciente de sus movimientos, y consintiéndolos, pero
impelido por algo diferente de sí mismo.

Sobre un tema de tal naturaleza nadie debiera
avergonzarse de reconocer su ignorancia. No se nos pide que
reconciliemos los decretos divinos y la libertad humana. Es
suficiente saber que Dios ha decretado todo lo que ha de suceder,
y que los hombres son responsables por sus acciones. De estas dos
verdades se nos afirma en las Escrituras, y la última es
confirmada por el testimonio de la conciencia.
Sentimos que somos libres, aunque no independientes de Dios; de
modo que podemos excusarnos a nosotros mismos cuando hemos hecho
nuestro deber, y acusarnos cuando lo hemos descuidado. No debiera
existir en nuestras mentes sentimientos de aprobación y de
reprobación referente a nuestra propia conducta o la de
otros hombres, si creemos que los hombres son necesariamente
agentes. Pero el lazo que conecta los decretos divinos y la
libertad humana es invisible. "Tal conocimiento
es demasiado maravilloso para nosotros; es sublime, no lo podemos
alcanzar." Si todas las cosas en la religión fueran
niveladas a la comprensión de la razón, no
habría lugar para la fe. Es mejor creer humildemente, que
razonar con presunción. Y todos estos razonamientos pueden
llamarse presuntuosos, cuando conducen a negar la inmutabilidad
de los consejos divinos, o de la libertad de la voluntad humana;
que al hombre lo hace una máquina, y a Dios, el autor del
pecado." –Lectures on Theology, p. 186.

El creyente ha llegado a conocer a Dios, y de forma
sublime, ha llegado antes de eso a ser conocido por
Dios.

Los débiles y pobres rudimentos que esclavizan
son el sometimiento a la Ley como medio de salvación o de
agradar a Dios, y el respeto de una
serie de normas humanas
con las cuales se pretende ser aceptos a Dios. Todo esto no era
más que vana religiosidad, la cual únicamente
produce esclavitud, y de ninguna forma conduce a Dios ni libera
al hombre de sus culpas.

(4:10)

Todo esto es parte de los rudimentos del mundo
mencionados en Gálatas 4:3. Existían doctrinas que
incluían la prohibición de comer ciertos alimentos y la
consideración de que algunos días del calendario
tenían valor
especial. Las prohibiciones alimentarias tenían
orígenes judíos,
basados en lo escrito por Moisés de los animales que
debían comerse. Asimismo existían festivales
religiosos en determinados días y periodos del calendario,
los cuales se fueron aceptando, aun cuando no tenían
ninguna base en el Antiguo Testamento.

(4:11)

El trabajo,
esfuerzo y padecimientos del apóstol en la
predicación del evangelio fue de grandes magnitudes. Esto
incluyó muchos sufrimientos, tal como Pablo mismo lo
relata en sus cartas. Pese a
todo, la actitud de los
gálatas no reflejaba que el trabajo de
Pablo estuviera dando frutos. Muy por el contrario, ellos
parecían haber olvidado todas las enseñanzas
cristianas y se estaban comportando como si no hubieran recibido
el evangelio de Jesucristo. Por supuesto que Pablo
lamentaría que todo su esfuerzo no haya valido nada y que
no se haya cumplido el objetivo. Pero
más lamentable aun y la pérdida mayor sería
que los gálatas terminaran lejos y apartados de Dios,
buscando justificarse en cosas que son solamente un
engaño.

Recuerdos y preocupaciones de Pablo
(Gálatas 4:12-20)

(4:12)

En el momento en el que Pablo se encontraba escribiendo
esta carta, es obvio
que sus convicciones respecto a la Ley de Moisés eran
completamente diferentes que como lo fueron antes de que el
apóstol tuviera su encuentro con el Señor. Al pedir
"que os hagáis como yo", se refiere a no seguir
esclavos inútilmente de las leyes judías, pues
Pablo gozaba de la liberad que Cristo le dio, no dependiendo
más de una infructífera religiosidad que no hace
nada por acercar al pecador a Dios. La expresión
"porque yo también me hice como vosotros", se
refiere a la condición en la que se encontraban
inicialmente los gálatas antes de recibir el evangelio
(como gentiles o paganos que ningún respeto tenían
por la Ley de Moisés ni por ninguna tradición
judía). Pablo se hizo como eran ellos antes en su
condición de gentiles paganos, en el sentido de no guardar
las leyes judías, pero ahora que los gálatas
estaban cediendo ante el engaño y esclavitud de pensar que
la Ley podría salvarles, Pablo les ruega con gran
énfasis que vuelvan a ser como antes, cuando no
consideraban las leyes judías como medio de
salvación. Esta petición de Pablo puede
reescribirse de esta manera: "Estoy tan libre de amarras a la ley
judía como antes lo estaban ustedes, por tanto,
háganse como yo."

Los cristianos de Galacia amaban a Pablo y Pablo los
amaba a ellos. El recibimiento y trato que había recibido
Pablo por parte de los gálatas había sido tan buena
que el apóstol no tenía quejas en contra de
ellos.

(4:13)

La primera vez que Pablo les predica el evangelio a los
gálatas, se encontraba sufriendo de una enfermedad
corporal. De acuerdo a la expresión de Pablo, se deduce
que el apóstol enfermó y fue esa la razón
por la cual estuvo y permaneció un tiempo prolongado en
Galacia, aprovechando para predicarles la Palabra de Dios a los
habitantes de aquella región, debido a la circunstancia de
su enfermedad que le habría obligado a permanecer
ahí por un tiempo. Obviamente esa enfermedad y cada cosa
que le ocurría a Pablo ya estaba dentro de la voluntad y
propósitos de Dios para que la Palabra fuera predicada,
aun cuando la estancia de Pablo en Galacia aquella primera vez
fue visto como algo casual. Cronológicamente la primera
vez que Pablo les predica a los gálatas coincide con su
primer viaje misionero, que fue cuando predicó la Palabra
en varias ciudades del sur de Galacia, estableciendo iglesias
ahí.

La pregunta inmediata que nace es: ¿qué
tipo de enfermedad tenía Pablo? La respuesta a esta
interrogante se analiza en el comentario que se hace de
Gálatas 4:14.

(4:14)

"la prueba que tenía en mi cuerpo" se
refiere claramente a una enfermedad física que estaba
padeciendo el apóstol. Esta enfermedad pudo haber sido
motivo de rechazo hacia Pablo; sin embargo, los gálatas no
vieron en él una carga ni lo despreciaron por su
padecimiento. Este problema representó una prueba tanto
para Pablo como para los gálatas. Para el primero por
tener que estar sufriendo una enfermedad, y para los segundos
porque se requiere mucho amor para
recibir y acoger a un visitante enfermo y de mal aspecto, que
puede llegar a representar una carga para quienes le hospedan. Se
percibe que la apariencia física de Pablo era muy mala y
hasta despreciable o repugnante, debido a esta
enfermedad.

La palabra "desechasteis" proviene del griego
ekptuo (ejkptuvw), que significa literalmente "escupir",
lo que algunos comentaristas toman como una referencia a la
costumbre de escupir en dirección a un epiléptico, a fin de
evadir la influencia del espíritu maligno que
supuestamente le poseía. Sobre esta base sugieren que la
enfermedad que Pablo padecía era la epilepsia. Pero esta
palabra griega también tiene el significado de rechazar,
rechazar con desprecio y aborrecer. Así, si se interpreta
la expresión en un sentido de metáfora e
ironía, no existe evidencia concluyente para afirmar que
la enfermedad de Pablo era de epilepsia. Algunos afirman que la
enfermedad de Pablo era visual, tomando como base Gálatas
4:15; 6:11). Sin embargo, puede decirse que no existe suficiente
información para poder determinar la enfermedad de la que
padecía Pablo, por lo cual lo dicho anteriormente son
sólo dos posibilidades.

Pablo enfatiza no haber recibido ningún tipo de
rechazo por parte de los gálatas en el momento de su
enfermedad, sino muy por el contrario, el recibimiento, la
hospitalidad y las atenciones fueron tan grandes que el
apóstol llega a decir que el trato que le dieron fue como
si un ángel de Dios o el mismo Jesús hubiera sido
al que estaban atendiendo. Eso revela el amor
profundo y sincero que el apóstol recibió por parte
de los gálatas, aun en el momento de su enfermedad y a
pesar de la incomodidad que hubiera podido representar para los
gálatas recibir a un visitante enfermo.

(4:15)

Obviamente los cristianos de Galacia tenían una
actitud completamente diferente hacia Pablo que la que
habían mostrado la primera vez que éste los
visitó, cuando lo habían recibido con un amor
profundo, mucho gozo y sin ningún tipo de rechazo.
Lamentablemente esa pasión había desaparecido, y
Pablo reclama esta actitud completamente diferente hacia
él, especialmente porque la raíz de esta
disposición diferente era que los gálatas estaban
siendo influenciados por los judaizantes, quienes además
de predicarles una doctrina errónea, hablaban cosas malas
(incluyendo muchas mentiras) en contra de Pablo, todo con el
objetivo de hacer que los cristianos de Galacia llegaran a
cambiar la sana doctrina por el engaño de regresar a la
esclavitud a leyes y costumbres que no pueden salvar.

"os hubierais sacado vuestros propios ojos para
dármelos"
puede ser sólo una ilustración para describir el amor tan
grande de los gálatas hacia Pablo, cuando éstos le
recibieron por primera vez. Sin embargo algunos toman esta
declaración como argumento para suponer que la enfermedad
de Pablo era de algún problema en sus ojos o de tipo
visual. No hay suficiente evidencia para una declaración
concluyente, aunque es una posibilidad respecto al tipo de
enfermedad padecida por el apóstol.

(4:16)

Esta declaración es una clara
desaprobación a la actitud tomada por los gálatas.
Es a la vez un reclamo por el gran contraste entre la actitud de
los gálatas la primera vez que Pablo los visita, y la
actitud del momento presente en el que se les escribe esta
carta.

Para los judaizantes, está claro que Pablo era
completamente un enemigo, pues lo odiaban por predicar lo
contrario a ellos y porque muchísimas personas
habían dejado y seguían desertando del
judaísmo por seguir el evangelio de Jesucristo, que era el
que el apóstol predicaba. Si los cristianos de Galacia se
ponían del lado de los judaizantes, terminarían
considerando a Pablo como a un enemigo. Por ello el
apóstol les dirige esta pregunta en forma de reclamo, y a
la vez en forma irónica, al insinuarles que no
había razón justificable para dicha actitud, pues
por hacerles un bien al predicarles la verdad, lo estaban
llegando a ver con una actitud de enemistad.

(4:17)

Pablo denuncia hipocresía en los judaizantes,
quienes mostraban celo, amabilidad y gran interés en
las convicciones y creencias de los cristianos de Galacia, pero
era algo engañoso, pues lo que querían en realidad
era apartarlos de Pablo generando enemistad, y que así se
convirtieran también en judaizantes y lucharan juntamente
para combatir a Pablo y a sus doctrinas. El objetivo primordial
que estos engañadores era generar enemistad entre los
gálatas y Pablo, mediante diversas y falsas acusaciones,
para que de esa forma los gálatas se desligaran
completamente de las doctrinas predicadas por el apóstol y
que se arraigaran a las doctrinas del judaísmo. Esa era la
estrategia
engañosa utilizada por los judaizantes, separar a los
gálatas de Pablo para que luego les escucharan a ellos con
toda atención. Por ello las atenciones y celo mostrados
por los judaizantes eran engañosos y tenían
intenciones ocultas e incalculablemente perjudiciales.

(4:18)

Con estas palabras Pablo dirige una exhortación a
los cristianos de Galacia, y lo hace en un tono de reclamo por el
cambio de
actitud que ahora tenían los gálatas, que contrasta
completamente con la actitud que tenían hacia el
apóstol en la primera visita que les hizo, precisamente en
el primer viaje misionero de Pablo.

Aunque puede parecer que Pablo está criticando a
los judaizantes e insinuando que ellos no han mostrado celo e
interés por los gálatas en todo tiempo, en realidad
lo que el apóstol hace es traer a la memoria de
los cristianos de Galacia el celo, interés y amor que
mostraron por él y por el evangelio durante el primer
viaje misionero de Pablo. Ahora que éste estaba ausente,
la actitud de los gálatas había cambiado por
completo, y por ello el apóstol les escribe en este tono y
con estas palabras.

(4:19)

La preocupación de Pablo por la situación
y convicciones de los gálatas era tan grande, que hasta la
llega a comparar con los dolores de parto de una
mujer. Era
así como se sentía Pablo y como se seguiría
sintiendo hasta que viera a los gálatas firmes como
cristianos fuertes y bien establecidos en sus convicciones. Esto
muestra el
profundo amor, interés y verdadero celo del apóstol
Pablo por los cristianos de Galacia, que eran como sus hijos
espirituales, pues él les había llevado el mensaje
del evangelio por primera vez, durante su primer viaje
misionero.

Pablo hace ver que Cristo no había sido
todavía formado en los cristianos de Galacia. Esto muestra
que los gálatas no habían alcanzado madurez
espiritual y que sus convicciones cristianas necesitaban ser
afirmadas. Todavía eran presa fácil de las
corrientes doctrinales erróneas, y es esa la razón
por la que Pablo les escribe esta carta.

La expresión "vuelvo a sufrir" revela que
Pablo ya había sufrido esto antes. Eso se dio justamente
cuando por primera vez les llevó el mensaje del evangelio
a los gálatas. En aquel tiempo, sufrió
espiritualmente esos dolores de parto al desear profundamente que
los gálatas recibieran el mensaje de Jesucristo y que se
convirtieran en cristianos fuertes y fructíferos para
Dios. Los gálatas no habían logrado el crecimiento
en la fe que ya deberían haber adquirido, y por ello Pablo
sigue sufriendo, hasta que ellos realmente llegaran a mostrar una
fe y creencias firmes y de acuerdo a la sana doctrina. Pablo
anhelaba ver en los gálatas el reflejo y los frutos de
Jesucristo viviendo en el interior de ellos, es decir que se
reflejara su verdadera conversión mediante sus vidas y fe
en el evangelio de Jesucristo; mientras esto no sucediera, Pablo
"seguiría sufriendo los dolores de parto".

(4:20)

Se percibe una especie de frustración y hasta da
la impresión de ansiedad o desesperación en Pablo,
porque ante esta situación que le hacía estar
perplejo, él deseaba estar frente a frente con los
gálatas, para no tenerles que hablar tan duramente por
medio de una carta, sino amorosamente hacerles entrar en
razón con argumentos poderosos de lo que realmente
enseña el evangelio de Jesucristo.

Alegoría de Sara y Agar (Gálatas
4:21-31)

(4:21)

Pablo continúa a partir de este versículo
con la argumentación en contra del engaño de la
doctrina de los judaizantes. Mediante las Escrituras, el
apóstol prueba que la esclavitud de la Ley no lleva a
ningún lado, sino que la libertad de la gracia es la que
verdaderamente puede justificar al pecador ante Dios.

"los que queréis estar bajo la ley" se
refiere a los judaizantes y a todos aquellos que cifran en la
obediencia a la Ley de Moisés, sus esperanzas de
salvación y de justificación delante de
Dios.

El método de argumentación de Pablo es
contundente y ridiculiza a aquellos que pretendían
obedecer la Ley, porque Pablo toma como base de su argumento
precisamente la Ley. Así, hace ver que ellos que
supuestamente se sometían a la Ley, ni siquiera
habían leído o no habían entendido lo que en
ella misma se afirma. Obviamente esto fue porque había un
velo que no les permitía comprender las verdades
espirituales, y por la misma dureza de su corazón no
arrepentido. Lo que no parecía más que un relato de
eventos históricos literales, tenían en realidad un
mensaje espiritual, que es lo que Pablo explica con estas
palabras que incluye en su carta a los gálatas.

(4:22)

La esclava era Agar, quien dio a luz un hijo a Abraham,
cuyo nombre fue Ismael (Génesis 16:15). La libre era Sara,
quien también dio a luz un hijo a Abraham, y éste
se llamó Isaac (Génesis 21:2-3).

Es necesario comprender de manera general sobre
cómo funcionaba la esclavitud y por qué era
permitida y vista como algo normal, cuando en la actualidad es
inaceptable por las sociedades
civilizadas. La
Organización de las Naciones Unidas
(ONU) reprueba y
combate la esclavitud, pronunciándose en contra de la
misma. Es por esta razón que la ONU proclamó el
2004 como el "Año Internacional de Conmemoración de
la Lucha Contra la Esclavitud y de su Abolición". En vista
del contraste ideológico entre las sociedades actuales y
las sociedades de la antigüedad, se hace necesario
comprender cómo funcionaba y por qué razón
se permitía que la esclavitud existiera en el pasado.
Históricamente, se sabe que la esclavitud data de la
más remota antigüedad. Había diversas maneras
de adquirir esclavos:

  1. Haciéndolos prisioneros durante las guerras
    (Números 31:9).
  2. Por compra a un vendedor de esclavos
    (Génesis 17:27).
  3. Por nacimiento en la casa del dueño
    (Génesis 17:27).
  4. En virtud del sistema de
    compensación: el ladrón, incapaz de restituir
    lo que había robado, era vendido como esclavo;
    también, y en contra del espíritu de la ley
    mosaica, el deudor insolvente, o sus hijos (Éxodo
    22:3; 2 Reyes 4:1; Nehemías 5:5,8; Amós 2:6;
    Mateo 18:25)
  5. Los israelitas indigentes podían venderse
    voluntariamente, o vender a sus hijos (Levítico
    25:39,47).

Con respecto a la posición de Dios en cuanto a la
esclavitud, y lo que dice la Biblia, es útil recordar
hasta qué punto la esclavitud era el mismo fundamento, a
la vez que el oprobio, de las sociedades antiguas. Sin hablar de
los miles de esclavos empleados en Egipto y
Babilonia, se puede mencionar el hecho de que en las civilizadas
sociedades de Grecia y de
Roma, los
esclavos eran mucho más numerosos que los hombres libres.
Los más grandes filósofos de aquel entonces justificaban la
esclavitud como una institución natural y necesaria.
Aristóteles afirmaba que todos los
bárbaros eran esclavos de nacimiento, solamente buenos
para obedecer. En el año 309 a.C. había en la
Ática 400,000 esclavos, 10,000 extranjeros, y solamente
21,000 ciudadanos. En Roma, en época de Claudio,
había en la capital 2 o 3
esclavos por cada persona libre. Había familias ricas que
tenían hasta 10,000 y 20,000 esclavos. No se les
reconocía a estos desventurados ningún derecho civil ni
matrimonial. Sus dueños podían, a voluntad,
venderlos, separarlos, darlos, torturarlos, e incluso matarlos.
En el Evangelio, con el reconocimiento de la dignidad del
hombre, hecho a imagen y
semejanza de Dios, que aunque caído es hecho objeto de la
gracia salvadora de Dios liberándolo de la esclavitud del
pecado, se halla también la base que ha hecho posible en
la cristiandad la eliminación progresiva de la
esclavitud.

(4:23)

"nació según la carne" significa
que nada de extraordinario hubo en ese nacimiento, que fue
completamente normal, sin nada sobrenatural. A diferencia de eso,
el nacimiento de Isaac no fue ordinario, pues fue producto de
una promesa de Dios, además de haber sido un hecho
milagroso por las circunstancias de vejez en las
que se encontraban Abraham y Sara, así como por la
esterilidad que había tenido Sara durante toda su
vida.

(4:24)

La palabra "alegoría" proviene del griego
"allegorein", que significa "hablar figuradamente". Todos estos
eventos del nacimiento de Ismael y de Isaac, aunque fueron
eventos literales e históricos, tienen al mismo tiempo un
significado figurado o alegórico. Este último
significado es el que Pablo explica en esta porción de su
carta a los gálatas.

Existen dos pactos: el primero de ellos es el Antiguo
Pacto, representado por Agar; el segundo es el Nuevo Pacto,
representado por Sara. Es así como la Biblia se divide en
Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. El Antiguo Pacto
"proviene del monte Sinaí" porque fue en ese lugar
donde Dios se reveló a Moisés, entregándole
la Ley divina que el pueblo debía obedecer (Deuteronomio
33:2). Ismael, como hijo de Agar, fue un hijo para esclavitud. De
la misma manera, los hijos del pacto que proviene del monte
Sinaí, son hijos para esclavitud (los que basan sus
esperanzas de salvación en obedecer a la Ley de
Moisés o que están sometidos a la Ley mosaica, que
vienen a ser básicamente los israelitas).

(4:25)

La última vez que se menciona el monte
Sinaí en la Biblia es justo en este pasaje de
Gálatas. En la actualidad es una controversia determinar
el lugar exacto en el que se encuentra ubicado el monte
Sinaí; mucho menos se puede conocer el lugar preciso en el
que Moisés recibió las tablas de la Ley. Durante
siglos, estudiosos de la Biblia y peregrinos religiosos han
estado
buscando la ubicación real del monte Sinaí.
Actualmente, la mayoría de la gente no se da cuenta que
ninguna pieza de evidencia sólida ha sido producida para
verificar que lo que es tradicionalmente designado como "monte
Sinaí", al sur del centro de la península
Sinaí, sea en realidad la famosa montaña de
Moisés y del Éxodo. De hecho, la única
razón comprobable para que el sitio tradicional sea
designado "monte Sinaí" es por un místico romano
que lo designó y por Helena, madre de Constantino I, pues
ella lo ungió como el verdadero monte Sinaí a
principios del
siglo IV d.C. (Helena también proclamó haber
descubierto el verdadero "santo sepulcro" en Jerusalén y
la verdadera cruz de Cristo.)

Muchos otros sitios propuestos para el verdadero monte
Sinaí han sido sugeridos por estudiosos bíblicos,
pero han estado lejos de producir evidencia arqueológica
que soporte sus propuestas. Si algún día se
logrará discernir la ubicación correcta para los
eventos históricos registrados en el libro
bíblico de Éxodo, es importante usar las Escrituras
como una guía, tal como podría usarse cualquier
documento antiguo que ha probado su confiabilidad en el pasado.
En este pasaje del Nuevo Testamento (Gálatas 4:25), Pablo
escribió que "Agar es el monte Sinaí en
Arabia"
. Aunque algunos argumentan que aquí la
designación romana de Arabia incluye la Península
del Sinaí, Arabia en los tiempos de Pablo abarcaba una
región más grande que designaba primeramente las
regiones pobladas del antiguo Madián, o Arabia Saudita en
tiempos modernos. Como un "hebreo de hebreos", el
entendimiento de Pablo respecto a Arabia habría sido
consistente con los pasajes del Antiguo Testamento: 1 Reyes
10:15; 2 Crónicas 9:14; Isaías 21:13;
Jeremías 25:24 y Ezequiel 27:21.

En estos pasajes, Arabia es claramente identificada con
la región al este del Golfo de Acaba, donde los "reyes"
reinaban y los "decanitas" cohabitaban con otras gentes
nómadas. Agregando más a esto, Éxodo 3:1
simplemente identifica el monte Horeb (Sinaí) como si
estuviera en Madián: "Apacentando Moisés las
ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián,
llevó las ovejas a través del desierto, y
llegó hasta Horeb, monte de Dios."
Aquí, hay
dos asuntos importantes. Primero, la región de
"Madián" a la que se refiere aquí es innegablemente
la misma Arabia Saudita de los días presentes. Segundo, en
el sitio tradicional del monte Sinaí en la
Península del Sinaí, no hay nada que podría
ser identificado geográficamente con "a través
del desierto"
, a menos que se tratara de los alrededores. Sin
embargo no se sabe cuánto se alejó Moisés de
Madián cuando llevó a las ovejas "a
través del desierto",
y si llegó a otra
región alejada de Madián. Pese a todas las
incertidumbres, el Bible Archaeology Search and Exploration
Institute (B.A.S.E. Institute), propone que el monte Sinaí
se ubica en un lugar lejano o márgen del vasto antiguo
desierto de Madián. Sin embargo, ¿podría el
antiguo Madián ser identificado con la Península
del Sinaí, que en tiempos de Moisés, era
considerada parte de Egipto (aunque designada como "desierto" de
Egipto)? Está claro en base a Éxodo 2:15 que las
dos eran entidades o regiones separadas. Después de matar
a un egipcio, Moisés huyó de Egipto hacia una
tierra segura:
"Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró
matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante
de Faraón, y habitó en la tierra de
Madián."
Egipto y sus tendencias no habrían
sido un lugar seguro para
Moisés bajo tales circunstancias. Él no
habría huido a la Península del Sinaí, donde
arqueológicamente se muestra que Faraón
tenía múltiples intereses minando y fuerzas
militares. La Biblia es clara en afirmar que Moisés se fue
a un lugar fuera de Egipto, a la tierra de Madián al este
del Golfo de Acaba.

La Biblia hace muchas referencias de Moisés
retornando hacia Egipto desde Madián, incluyendo
Éxodo 4:19 donde se lee, "Dijo también
Jehová a Moisés en Madián: Vé y
vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que
procuraban tu muerte."

Todos los pasajes asociados con la estancia de Moisés en
Madián apuntan hacia Arabia Saudita de los días
presentes como el área a la que Moisés huyó.
Seguidamente se encontró a Dios en la zarza ardiente, y
entonces retornó con los hijos de Israel. Debido a
que hay tantas referencias bíblicas así como
evidencias
arqueológicas (o la falta de ellas) que apuntan lejos del
tradicional monte Sinaí y hacia Arabia Saudita como la
ubicación de la histórica montaña de
Moisés, una inspección del sitio fue necesaria para
determinar si otra evidencia podría ser encontrada para
apoyar esta teoría. Los bordes cerrados de Arabia Saudita
hacen imposible para los estudiosos y arqueólogos entrar
al país. Sin embargo algunos ya lo han hecho
clandestinamente. Tradicionalmente se cree que el monte
Sinaí está en la Península del Sinaí,
pero muchos estudiosos lo consideran imposible en base a las
evidencias bíblicas, considerando que es justo
Madián (actualmente Arabia Saudita), en un desierto, donde
debería estar localizado verdaderamente el monte
Sinaí, tal como lo sostiene el B.A.S.E. Institute. Con
esta última conclusión, se encuentra una perfecta
explicación a las palabras del apóstol Pablo:
"Agar es el monte Sinaí en Arabia",
refiriéndose a la ubicación geográfica del
monte Sinaí. Sin embargo hay otros estudiosos que
presentan importantes argumentos para comprobar que no hay
ningún argumento bíblico que diga que el monte
Sinaí se encontraba en Madián (actualmente Arabia
Saudita), sino que afirman que la Biblia enseña
completamente lo contrario. Uno de estos argumentos está
basado en el capítulo 18 de Éxodo, pues en el
versículo 5 aparece que Jetro "vino a Moisés en
el desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios"
.
Más adelante, el versículo 27 dice: "Y
despidió Moisés a su suegro, y éste se fue a
su tierra."
Claramente puede comprenderse que cuando Jetro
visitó a Moisés en el desierto (en el lugar en el
que se encontraba el monte Sinaí), no estaban en
Madián, porque finalmente Jetro se fue a su tierra
Madián de regreso. Con ello se sobreentiende que esa parte
del desierto en la que se encontraban (y donde estaba el monte
Sinaí), no era un territorio que perteneciera a
Madián (noroeste de la Arabia Saudita actual), sino que se
trataba de dos localidades diferentes.

Se deduce al leer el Éxodo 18:27 que no era un
evento trivial o una jornada insignificante para Jetro el
regresar a Madián desde el monte Sinaí. Jetro es
mencionado en la Biblia también con el nombre de Hobab
(Éxodo 10:29; Jueces 4:11). En Éxodo 10:30, Jetro
hablaba de irse desde el monte Sinaí hasta Madián,
y al igual que se puede notar en Éxodo 18:27, no
parecía un viaje corto y por lo tanto no se puede concluir
fácilmente diciendo que el monte Sinaí estaba en
Madián (Arabia Saudita). Claramente Madián no era
la misma tierra en la que estaba ubicado el monte Sinaí, y
tampoco era la tierra de Canaán (hacia la que se
dirigía Moisés y hacia la que quería que lo
acompañara Jetro como guía, pues este
conocía bien el desierto y los recorridos convenientes que
debían tomar desde el monte Sinaí, hasta
Canaán). La única respuesta a estos
difíciles argumentos de la Biblia ha sido sugerir que todo
estaba realmente sucediendo en Arabia Saudita y que ahí
estaba el monte Sinaí, de manera que lo que realmente
trataba de decir Jetro era que regresaba a su propia tienda y a
su gente en el centro de la ciudad de Madián (pues el
monte Sinaí estaba en el desierto, alejado de todo poblado
o ciudad). Por su parte, el historiador judío Flavio
Josefo (que vivió en el primer siglo después de
Cristo), sostenía que la ubicación del monte
Sinaí era en la Península del Sinaí y no en
Arabia Saudita.

Si el monte Sinaí estuviera en la
Península del Sinaí (como tradicionalmente se ha
creído), y no en Arabia, la explicación que algunos
comentaristas dan a Gálatas 4:25 es que en tiempos de
Pablo, Arabia cubría una gran área que
incluía la Península del Sinaí, así
como también lo que ahora es Arabia Saudita. Esto es lo
que sostiene Graham Davies, profesor de la
Facultad de Divinidad de la Universidad de
Cambridge.

Las palabras "y corresponde a la Jerusalén
actual",
no significan que la ubicación
geográfica del monte Sinaí en Arabia corresponde a
la Jerusalén actual, pues cuando dice eso ya ha dejado de
hablar en términos geográficos y se está
enfocando en la espiritualización o significado
alegórico de su enseñanza, que significa que de acuerdo a
la tipología, tanto el monte Sinaí como Agar
están representando lo mismo: Israel como pueblo esclavo
de la Ley de Moisés. No cabe duda que Agar y el monte
Sinaí fueron tipos de Israel, representando el hecho de
estar fuera del pacto de la promesa, y de la esclavitud a la ley
de Moisés. Juntos se coman como representación de
"la Jerusalén actual", es decir el judaísmo, que es
esclavitud (a la Ley y su intolerable carga de agregados
farisaicos como también romanos). Recuérdese que
los tipos no son simples ilustraciones, sino que Dios ya
había planeado cada detalle con un propósito y
mensaje específico para las futuras generaciones. Para
comprender mejor el tema de los tipos y antitipos, leer el
comentario que se hace de Gálatas 3:21.

(4:26)

"la Jerusalén de arriba" hace referencia a
los que no son hijos de esclavitud o a los hijos de la promesa.
Estos son todos aquellos que reciben el regalo de la
salvación por la fe en el Hijo de Dios, y no confiando en
obedecer la Ley de Moisés para alcanzar la
justificación. Pablo dice que esa Jerusalén
espiritual "es madre de todos nosotros" en el sentido que
los que no se apegan a la Ley sino que creen por fe en el regalo
ofrecido por Jesucristo, son hijos de la promesa, siendo la
Jerusalén espiritual madre de todos los creyentes, de los
que siguen el ejemplo de Abraham de tener fe, y que así
esa fe sea contada como justicia (Génesis
15:6).

(4:27)

Pablo está citando la profecía de
Isaías 54:1, tomando a Sara en la posición de la
estéril que debía sentirse bienaventurada porque
llegaría a tener más hijos que Agar, que no era
estéril. Si se aplica la matemática
en este análisis, resulta interesante que aunque sobre la
faz de la Tierra han pasado muchos millones de israelitas
apegados a la Ley (incluyendo los que todavía viven en la
actualidad), igualmente han sido millones los que han
creído en el sacrificio de Jesucristo y que han nacido de
nuevo, recibiendo el regalo de la salvación y la vida
eterna mediante la fe. Éstos últimos son de
diversos países del mundo, y no sólo israelitas de
nacimiento. Aunque es imposible hacer una comparación
numérica entre los hijos de esclavitud (israelitas
apegados a la Ley que esperan justificarse haciendo eso) y los
hijos de la promesa (creyentes de todo el mundo y de cualquier
generación que pusieron su fe en Cristo y en esa
maravillosa promesa de Dios como medio de salvación),
puede saberse que han sido mucho más dichosos los hijos de
la promesa, porque han recibido la justificación, el
perdón y la comunión perfecta con Dios mediante el
Espíritu
Santo, tanto en esta vida como durante la eternidad con
Cristo. La promesa de Isaías 54:1 ha sido notablemente
verdadera, y Pablo la utiliza como argumento de su exposición
en contra del engaño doctrinal que predicaban los
judaizantes.

(4:28)

Con esto Pablo les dice que no son esclavos sino libres,
y que por lo tanto no deben creer a lo que les dicen los
judaizantes, quienes insistían en enseñar que
obedecer la Ley era el fundamento para agradar a Dios y salvarse.
Pablo les presenta este fuerte argumento de la tipología
bíblica de Sara y Agar, para que los cristianos de Galacia
se identifiquen con Isaac y no con Ismael, es decir como hijos de
la promesa y por ello no esclavos de una Ley que de ninguna
manera es capaz de salvar al pecador.

(4:29)

La referencia histórica de este pasaje aparece en
Génesis 21:9, donde se revela que Ismael se burlaba de
Isaac. Seguramente Ismael hacía muchas cosas malas en
contra de Isaac, aunque Génesis no da ningún
detalle al respecto. La expresión "así
también ahora"
muestra que los cristianos
sufrían persecución por parte de los judíos.
Los hijos de la promesa tenían que soportar las
acusaciones de los hijos de esclavitud. En muchas partes del
Nuevo Testamento se deja ver cómo los cristianos no eran
bien vistos y sufrían mucho a causa de su fe. Es por ello
que Pablo tuvo tantos obstáculos al predicar y llevar el
evangelio de Jesucristo.

(4:30)

Esta aseveración profética da a conocer
que los que no confían en Jesucristo sino que
únicamente depositan su confianza en la obediencia a la
Ley como medio de salvación o justificación,
serán condenados. Sólo los hijos de la promesa
alcanzarán el perdón y la herencia de la
vida eterna. Los judíos y toda persona tiene que reconocer
que el único Camino de salvación es Jesucristo
(Juan 14:6), y que la Ley simplemente no puede salvar a nadie. No
puede pensarse que "todas las religiones son buenas", pues
eso no es lo que la Biblia enseña. Ninguna religión
puede salvar a nadie, pues sólo los hijos de la promesa
recibirán vida eterna y justificación ante el
Padre. La bendición es para los hijos de la promesa, y los
que todavía eran esclavos de la Ley (incluyendo a los
judaizantes), debían dejar de lado su orgullo religioso y
reconocer que Jesucristo amorosamente les ofrecía el
perdón de sus pecados y la salvación
eterna.

(4:31)

La conclusión de Pablo de su argumento es
categórica y clara, dando a conocer que como hijos de la
promesa, no tienen que continuar esclavos de la Ley de
Moisés, sino gozar de la libertad que Jesucristo les
había dado. Esta argumentación debía ser
suficiente para que los cristianos de Galacia se dieran cuenta
que lo que les decían los judaizantes no era cierto y que
debían reafirmar su fe y seguir adelante como verdaderos
cristianos.

CAPÍTULO
III

EXHORTACIONES PARA VIVIR EN SANTIDAD Y EN VERDADERA
LIBERTAD (GÁLATAS 5-6)

Esclavos de la Ley o libres en Jesucristo
(Gálatas 5:1-12)

(5:1)

Acá se presenta una exhortación a que los
gálatas afirmaran su fe y que ésta no fuera tan
fácil de mover como lo había estado siendo.
Jesucristo dio libertad a los creyentes. Rechazar a Cristo para
continuar confiando en la Ley sería querer permanecer en
esclavitud. Jesús murió en la cruz para dar
libertad a todo aquel que cree (Juan 3:16). Permanecer en
guardando la Ley sería como decir que el sacrificio de
Cristo fue en vano, pues no hay diferencia entre lo que se
hacía en el Antiguo Testamento (antes de Cristo) con lo
que querían continuar haciendo los que querían
permanecer sometidos a la Ley en tiempos del Nuevo Testamento
(después de Cristo). Jesús padeció tanto en
vista que nadie cumplía la Ley y que por lo tanto
ésta no salvaría a nadie. Pero neciamente muchos
seguían empecinados en continuar esclavos y sujetos a la
Ley.

(5:2)

Se trata de tomar una decisión: o Cristo lo es
todo y no hace falta la Ley para salvarse; o la Ley lo es todo y
no hace falta Cristo para salvarse. Algunos querían hacer
una combinación de ambas cosas, y eso no es posible de
acuerdo al evangelio y a lo que se revela en las Escrituras. El
que depositaba su confianza en Jesucristo debía reconocer
que ya no estaba sometido a la Ley. Los judaizantes
pretendían engañar a los cristianos de Galacia
haciéndoles creer que aparte de Jesús,
tenían que regresar a la Ley. Éstos
engañadores parecían decir: "La fe en Cristo,
¡qué cosa tan bonita! Pero más cuenta ante
Dios el que uno cumpla todas las leyes y costumbres religiosas.
Y, además, sabiendo que Jesús era de raza
judía, les conviene adoptar las maneras de vivir, de
pensar y de orar de los judíos." Los judaizantes eran
verdaderamente engañadores, y eso hace que Pablo en
más de un momento tenga que escribir muy fuertemente, y
sus palabras podrían casi escucharse de resonar con este
mensaje: "Si ustedes conocen a Jesús crucificado y se
dejan guiar por su Espíritu, ¿qué más
les falta?". Al seguir guardando los preceptos religiosos de la
Ley judía, automáticamente se estaría
declarando que Cristo no es suficiente. Por lo tanto, no es
posible querer ser esclavos de la Ley y libres en Jesucristo al
mismo tiempo. Pablo pide firmeza en los cristianos de Galacia, y
definición en sus convicciones.

(5:3)

Un gran error que se ha cometido a lo largo de
generaciones pasadas y que persiste en la actualidad es dividir
la Ley en muchas partes, obedeciendo algunas de ellas pero
irrespetando deliberadamente otras. La Ley debe ser vista como un
conjunto y como un todo, sabiendo que no puede mutilarse tomando
las partes que nos convienen y rechazando las partes que no nos
convienen. Si se va a obedecer la Ley para salvarse, tiene que
ser obedecer sin ninguna falta TODA la Ley, sin cometer ni
siquiera una infracción a la misma. Dios sabía de
antemano que nadie lograría hacer eso, y por eso desde la
eternidad el plan de enviar a Jesucristo ya estaba preparado,
porque la Ley no sería capaz de salvar a nadie por cuanto
todos pecaron (Romanos 3:23). De hecho, nadie se ha salvado ni
nadie se salvará por obedecer la Ley (Efesios 2:8). La Ley
debe ser vista como conjunto y no tomando aisladamente partes de
ésta. La Ley hubiera podido salvar únicamente si
alguien hubiera sido capaz de cumplirla perfectamente sin fallar
absolutamente en nada. Jesucristo fue el único ser humano
que no cometió pecado. Por lo tanto la Ley no es capaz de
salvar a nadie y Jesucristo la cumplió,
ofreciéndose Él en sacrificio y poniéndose
en lugar de los pecadores, para llevar sobre sí el castigo
y el pago para que de esa manera los pecadores llegaran a ser
salvos. La Ley debe ser vista como un todo, en conjunto, y no
fraccionarla. Esto queda perfectamente explicado en Santiago
2:10: "porque cualquiera que guardare toda la ley, pero
ofendiere en un punto, se hace culpable de todos."
Es por esa
razón que el título "pecador" no es exclusividad de
unos cuantos, sino que la humanidad entera y cada individuo en
particular es merecedor de dicho título. Un solo pecado es
suficiente para convertir a un ser humano en pecador. De esta
manera, nadie puede gloriarse delante de Dios, pues aunque en
algunas áreas alguien pueda ser irreprensible, siempre
existirán otras áreas en las que un individuo se
encuentre fallando, y es así como no hay justo ni aun uno
(Romanos 3:10).

Pablo hace ver que si se seguían circuncidando
era porque estaban dispuestos a obedecer toda la Ley, y por lo
tanto debían someterse al pie de la letra a cada
ordenanza, y no sólo seleccionar algunas leyes que les
convenían e ignorar otras. Obviamente, los judaizantes y
todos los que proclamaban someterse a la Ley y guardarla, lo
único que hacían era seguir fomentando su
hipocresía y su dureza de corazón, ya que nadie fue
capaz de cumplir verdaderamente todas las ordenanzas que Dios
reveló a Moisés.

(5:4)

El argumento de Pablo sigue enfocado que los cristianos
de Galacia necesitaban tomar una decisión: o Cristo, o la
esclavitud a la Ley. Dios no aceptaría ambas cosas a la
vez. El carácter de Dios no permite indecisiones de
este tipo, mucho menos en un tema doctrinal de tanta
trascendencia. Los gálatas tenían que reconocer y
tener convicción en que Jesucristo es el Camino hacia Dios
y que por lo tanto no debían seguir esclavos a la Ley. La
tibieza espiritual es reprobada por Dios, como se puede percibir
en Apocalipsis 3:15-16: "Yo conozco tus obras, que ni eres
frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni
caliente, te vomitaré de mi boca."
Otro pasaje
bíblico en el que Jesucristo mismo hace ver que Dios no
permite la tibieza es Mateo 6:24: "Ninguno puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará
al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
No podéis servir a Dios y a las riquezas."
De la misma
manera, los cristianos de Galacia no podían hacerse llamar
creyentes libres en Jesucristo si a la vez querían
permanecer sujetos y esclavos a la Ley.

Obedecer las enseñanzas de los judaizantes era
sinónimo de rechazar a Jesucristo o desligarse de
Él. En este sentido, haber caído de la gracia
significa que el poder efectivo de la gracia de Dios, se hace
inoperante en la vida de cualquiera que confíe en sus
propios esfuerzos para recibir la salvación. Si alguien
deposita su confianza en la Ley como instrumento de
salvación, y no en Jesucristo, seguramente esta persona
será condenada, como lo declaran las Escrituras. Si en
algún tiempo algunos habían escuchado el evangelio
y lo habían aceptado como cierto, pero más tarde se
dejaban engañar y llegaban a aceptar el engaño de
los judaizantes que enseñaban que Jesucristo no es
suficiente para salvarlos, estos individuos habían
caído de la gracia, habían preferido creer a la
mentira, y por lo tanto si morían sin arrepentirse y sin
confiar con sinceridad en Jesucristo, no les esperaría
sino la condenación por toda la eternidad. Caer de la
gracia no significa que Dios en un momento adopta como hijos a
los que creen, pero luego los rechaza, y así de manera
intermitente. Lo que significa es que algunos inicialmente
creyeron, pero la Palabra no había tomado raíces ni
profundidad en sus corazones, y luego cuando vinieron las
doctrinas engañosas, estaban poniendo atención a
doctrinas que rechazaban a Jesucristo y a Su Palabra al hacer
énfasis en la Ley y no en la gracia de Dios. Esto sucede
como en la Parábola del Sembrador (Marcos 4:1-9). Debe
tenerse mucho cuidado con el concepto "caer de
la gracia", pues no debe caerse en el error de pensar que los
hijos de Dios lo son solamente por un tiempo, y luego dejan de
serlo por otro tiempo, y así sucesivamente. La Biblia
enseña que Dios escogió a los suyos (Tito 1:1) y
por lo tanto los verdaderos cristianos tienen asegurada su morada
eterna con Jesucristo por la eternidad, y no puede aplicarse la
idea de "caer de la gracia" como argumento para afirmar que un
verdadero cristiano puede convertirse en un condenado con destino
al infierno de un momento a otro.

(5:5)

Contrario a lo que los judaizantes enseñaban, en
este versículo Pablo da a conocer el fundamento de su fe y
de la doctrina que predicaba. Un elemento notable e
importantísimo que se puede destacar es que el
apóstol no presenta la doctrina que predicaba como una
inventiva propia o como el autor de lo que hablaba, sino que
siempre se declara como siervo y pone al Espíritu Santo
como Aquel que impulsa e inspira este evangelio de la gracia, el
cual se basa en la fe y no en ninguna obra humana. Todo es
presentado como un don del Espíritu Santo y por ello el
hombre no tiene nada de qué vanagloriarse. El Santo
Espíritu de Dios da la convicción que por la fe en
Jesucristo, se alcanza la justicia delante de Dios. "la
esperanza de la justicia"
es esa esperanza de
salvación y de justificación que no era
exclusividad de la generación de Pablo, sino de todas las
generaciones que antecedieron a aquella.

(5:6)

Los argumentos de Pablo han venido diciendo que la Ley
no puede salvar a ningún hombre y que es inútil por
ello seguir en esa esclavitud. Ahora bien, tampoco debía
pensarse que aquellos que no guardaban ni respetaban las leyes
judías (los gentiles paganos) estaban más cerca de
Dios o tenían mayores oportunidades de ser salvos. De
ninguna manera y nunca Pablo enseñó eso. Lo que
está afirmando el apóstol es que la única
manera de salvarse es a través de Jesucristo, mediante esa
fe que obra por el amor y que reconoce a Dios y a Su Palabra,
amándole y aceptándole como Dueño y
Señor de la vida del creyente y de todo el universo. Esta
fe que obra para salvación nunca puede aislarse o
separarse del amor, pues de ser así la salvación se
estaría basando sólo en creer conceptualmente en
Dios aun cuando se estuviera odiando al Creador. La Biblia
enseña que incluso los demonios creen en Dios, aunque es
muy obvio que no le aman: "Tú crees que Dios es uno;
bien haces. También los demonios creen, y tiemblan."

(Santiago 2:19). La fe en Cristo nace del amor a Dios. Es
así como se establece una verdadera comunión
íntima. En realidad, todo el evangelio de Jesucristo se
fundamenta en el amor, porque Dios es amor (1 Juan
4:16).

(5:7)

En este versículo Pablo hace un reclamo casi
idéntico al que les había hecho previamente en
Gálatas 3:1. Cuando el apóstol les llevó el
mensaje del evangelio por primera a los gálatas durante su
primer viaje misionero, recibieron con solicitud la Palabra de
Dios y comenzaron bien su vida como cristianos. Sin embargo ahora
la actitud de ellos había cambiado completamente y estaban
siendo afectados por las enseñanzas de los judaizantes. La
firmeza doctrinal y la fe de los gálatas tenía que
ser reafirmada y ellos debían comprender de una vez que
sólo Jesucristo es el verdadero Camino hacia la vida
eterna, y que no debían seguir siendo tan débiles y
fáciles de engañar. Los gálatas
"corrían bien" cuando recibieron a Pablo y al mensaje que
les llevaba durante su primer viaje misionero, tal como se puede
notar en el relato de Gálatas 4:12-15. Sin embargo la
ausencia de Pablo y la influencia de los judaizantes hicieron que
los cristianos de Galacia dudaran en cuanto a su fe. Por eso
Pablo les escribe con dureza, aunque con todo su amor que siempre
le caracterizaba, por todos aquellos que eran sin lugar a duda
sus hijos en la fe. No es la primera vez que Pablo compara el
camino del evangelio con una carrera, que era una
ilustración muy buena ya que su mensaje se
entendería con toda claridad por ser algo bien conocido en
tiempos de los romanos (1 Corintios 9:24; 2 Timoteo 4:7;
Filipenses 3:14).

(5:8)

La palabra "llama" es la misma que aparece en
Gálatas 1:6,15 y más adelante en Gálatas
5:13. Esta palabra griega es kalevw (kaleo), de la raíz
kal, fuente de la palabra española "clamor". Se usa
el vocablo para invitar o convocar, y especialmente para
referirse al llamamiento de Dios a participar en las bendiciones
del reino (Romanos 8:30; 9:24,25).

Pablo directamente afirma que la doctrina de los
judaizantes no proviene de Dios, sino que es un engaño y
por lo tanto un arma que estaba utilizando Satanás para
confundir y alejar de la Verdad a los creyentes.

(5:9)

Esta misma ilustración fue utilizada por Pablo en
1 Corintios 5:6. Es obvio que en las Escrituras la levadura
aparece como símbolo del pecado y de la maldad, así
como también de las doctrinas perniciosas. La única
parte de la Biblia en la que no se le da un símbolo
negativo a la levadura es en Mateo 13:33, en la parábola
de la levadura. Surge la pregunta del por qué la levadura
simboliza el pecado, cuando en realidad la levadura tiene
propósitos útiles en la fabricación del pan,
ablandando la masa y haciéndola bien digerible y aceptable
para alimento humano. Tomando en cuenta que la levadura es una
diversidad de hongos
microscópicos, es muy probable que simbolice el pecado
porque la fermentación representaba
desintegración y corrupción, y a los hebreos todo lo que se
descompusiera les sugería impureza. A menudo los
escritores rabínicos emplean la levadura como
símbolo del mal y de la corrupción hereditaria del hombre. Plutarco
adopta este antiguo punto de vista cuando describe a la levadura
como "la criatura misma de la corrupción, que
además corrompe la masa con la cual se mezcla". La
enseñanza errónea que los judaizantes estaban
difundiendo entre los cristianos de Galacia era la levadura capaz
de leudar o contaminar a toda la masa. Los creyentes
gálatas son representados por la masa, la cual
debía permanecer sin levadura o libre de contaminación. Era responsabilidad de los
gálatas no permitir que esa levadura les contaminara. Si
los judaizantes lograban convencer a los cristianos de Galacia,
la culpa de su extravío la tendría estos
últimos también por no creer con fe en lo que Dios
había enseñado, y no se podría culpar
solamente a los judaizantes. Es por eso que Pablo escribe esta
carta, para advertir de la situación y hacer entrar en
razón.

(5:10)

Pablo tenía fe que los cristianos de Galacia se
darían cuenta luego de leer esta carta, que lo que
enseñaban los judaizantes era falso. Seguramente el
apóstol oraba por los gálatas y estaba confiado en
que Dios les iluminaría y les haría darse cuenta
que tenían que permanecer firmes en la fe y creyendo en el
mensaje que habían recibido al principio, cuando se les
enseñó que únicamente Jesucristo les
podía dar vida eterna.

Además de confiar en que los gálatas
llegarían a afirmar sus convicciones de acuerdo a la
Palabra de Dios, Pablo advierte que la persona o personas que
estuvieran perturbando y entorpeciendo la verdadera fe, no
quedarían sin sentencia divina. En pocas palabras, Dios se
encargaría de juzgar el daño
que estaban causando los judaizantes al enseñar la mentira
y atacar por lo tanto de verdad del evangelio de Cristo. Es
evidente el uso singular que aparece en este versículo
para referirse a una persona que estaba perturbando con un
mensaje erróneo. No por eso debe pensarse que una sola
persona era la que estaba pretendiendo hacer cambiar la doctrina
de los cristianos de Galacia. Se sabe que los judaizantes eran
muchos y no una sola persona (Gálatas 1:7). Sin embargo,
este versículo deja ver que había alguien en
especial, quizá un destacable líder
entre los judaizantes, que estaba siendo el canal o elemento
principal para introducirse y engañar a los creyentes de
Galacia.

(5:11)

Se había difundido un rumor que decía que
Pablo estaba predicando que los creyentes tenían que
circuncidarse (mostrando sometimiento y obediencia a la Ley de
Moisés). Aunque este versículo no especifica ni
dice nada respecto a quién decía eso, es muy
probable que eran los judaizantes, con el afán de
convencer a los cristianos de Galacia, los que se habían
encargado de hacer correr este rumor. Pablo desmiente
completamente ese rumor, haciendo ver que si él
verdaderamente estuviera predicando la circuncisión,
entonces no estaría sufriendo persecución por parte
de los judíos (practicantes de la religión
judía) y de todos aquellos que se oponían
abiertamente a los cristianos, incluyendo muchos romanos que
también odiaban a los cristianos. La persecución
que seguía sufriendo Pablo (Hechos 18:12-13) daba
testimonio que el mensaje que predicaba era el de Jesucristo, y
no el de la circuncisión.

La Biblia Al Día presenta este versículo
de una manera muy sencilla de comprender: "Algunos hasta se
han atrevido a decir que yo predico que la circuncisión y
la obediencia a la ley judía son partes imprescindibles
del plan de salvación. ¡Si yo predicara eso
dejarían de perseguirme, porque tal mensaje no los
ofendería! Pero no, todavía me persiguen, y esto
prueba que aún predico la salvación exclusivamente
por la fe en Cristo."
Al final del versículo, Pablo
dice: "en tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz".
Con esto el apóstol da a entender que si fuera cierto que
estuviera predicando la circuncisión, entonces las
persecuciones que le hacían debían ser precisamente
por predicar la circuncisión, de manera que los que
predicaban el verdadero evangelio de Jesucristo ya no
estarían padeciendo persecución de ningún
tipo y "el tropiezo de la cruz" ya no existiría más
(la cruz era tropezadero para los condenados e incrédulos
porque rechazaban el evangelio y eso les cerraba las puertas a la
vida eterna). La acusación que se hacía en contra
de Pablo era totalmente falsa y malintencionada. Es cierto que en
algún tiempo Saulo (antes de ser convertido) celosamente
enseñaba que la circuncisión era necesaria, pero ya
no lo hacía desde que se entregó a Jesucristo. Por
lo tanto, las acusaciones en contra del apóstol eran
mentiras para afectar el mensaje y predicación de Pablo.
Seguramente la acusación hacia Pablo era de ser
inconsistente en su doctrina, por su predicación de la
circuncisión para los judíos al tiempo que la
repudiaba entre los gentiles. Todas eran falsedades por
supuesto.

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