- El caso de Dino: la
Depresión Suicida de los
Niños - ¿Qué entiende el
niño acerca de la muerte? - Trastornos
del habla - El
tartamudeo - El Asma
Infantil - Bibliografía
El caso de Dino: la
Depresión Suicida de los
Niños
La depresión en los niños
se ha reconocido sólo muy recientemente; ya que para los
adultos, la niñez es una condición
beatífica, idílica e interminable, hasta que las
realidades de la vida, y en algunos casos el egoísmo de
algunos padres, la borran.
Pero no es así, el niño suele estar
deprimido a cualquier edad, y el suicidio en las
edades tempranas, representan un 20% de las muertes en esta etapa
de la vida en los EEUU.
Para ilustrar nuestra lección, usaremos un caso,
con todo el disimulo de sus características propias para
proteger su derecho al anonimato.
Hablaremos primero, de los factores que están
involucrados para el niño que contempla el
suicidio.
¿Qué entiende el niño acerca
de la
muerte?
La respuesta a esta pregunta está relacionada
directamente con el nivel del desarrollo
intelectual y emocional del niño. En la mayoría de
los casos, se entiende que en nuestra cultura,
cuando el niño llega a la conclusión del Estado
de Desarrollo de Operaciones
Formales, que casi siempre debe ocurrir entre los diez y los
doce años; ya está en condición de asimilar
el misterio de lo inexorable e irreversible de la muerte. (Los
trabajos de Erikson, de Anthony y de Piaget son de
importancia para esta lección).
Las perspectivas a que nos referimos, cuando hablamos
del "entendimiento" de los niños; son del desarrollo
epistemológico, culturales, religiosas y
sociales.
En algunas sociedades
antiguas, la muerte se concibe como fenómeno natural y se
relaciona con ritos que disminuyen o eliminan el afecto asociado
con el miedo.
Aquí la muerte se organiza, con las religiones establecidas, con
la noción de la entrada a una nueva vida en regiones
etéreas; que además de ser inaccesibles son
sempiternas, y donde se reciben castigos y recompensas por el
modo en que la vida temporal, la vida actual; se ha vivido, al
servicio de un
Dios, cualquiera que éste fuese.
Para Dino, la vida terminaba en la muerte, ya que a los
doce años no creía en otra vida.
Pero la existencia no fue fácil para nuestro
paciente. Debió de morir al nacer. Las complicaciones de
que sufriera, antes, durante y después de su
alumbramiento, le hubieran garantizado la muerte cierta, hace
unos cincuenta años.
Por ser el producto de
una gestación arriesgada y un nacimiento prematuro, sus
pulmones eran débiles, sus músculos oculares laxos,
su amamantada inerte y su aspecto enfermizo.
Como antes dijéramos, Dino debió morir al
nacer…
Las cirugías por hernia umbilical, deformidad del
pie, estrabismo ocular, frenillo lingual prensado, parafimosis y
otras complicaciones le hicieron el desarrollo
difícil.
Sufrió del asma, lo que se
empeoraría por la resistencia que
el papá tenía a dejar de fumar dentro de la
casa.
Este papá, quien fuera hombre
extraño, carente de sentimientos para otros, y
desguarnecido de desarrollo moral, lo
rechazó. Mientras que la mamá, sintiéndose
responsable por el destino del hijo, lo
sobreprotegió.
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