- Del brinco misterioso, de la
mente, hacia al cuerpo - Síndrome de
Klinefelter - Síndrome
de Reifenstein - Síndrome
de Ulrich-Noonan - Lecciones
destructivas - Enfermedades
sistémicas - Falla
testicular auto-inmune- Deficiencia de
5-a-reductasa - Síndrome
de feminización testicular-
Anorquia- Hipogonadismo secundario - Tumores
hipofisiarios - Síndrome
de Kalimann - Lesiones
infiltrantes - Función
gonadal durante el envejecimiento masculino - Monitoreo
de la terapia androgénica - El
priapismo - El
Buzón Universitario. Los beneficios de comer pescado y
nueces - Temas
actualizados. Asuntos de salud en
breve… - Bibliografía
Lección 45
Donde se Habla del Brinco Misterioso
de la Mente al Cuerpo, del Hipogonadismo Masculino, de la
Función
Gonadal Durante el Envejecimiento Masculino, del Priapismo y de
Otras Cosas de Mucha Importancia…
Entremos al aula de inmediato, ya que esta
lección es muy interesante.
Del brinco
misterioso, de la mente, hacia al cuerpo
La afamada psicoanalista Helene Deutsch, hace muchos
años, que escribiera un artículo de índole
más filosófica que científica. A este
artículo le dio el mismo nombre pegajoso que damos a este
ensayo.
En el trabajo
referido, Deutsch, condujo un esfuerzo teorético, para
describir los fenómenos y las transformaciones que
serían necesarias para que eventos
psíquicos se convirtieran en síntomas de
índole somática; por ejemplo, el fenómeno de
una parálisis sin lesión neurológica, de una
convulsión sin lesiones anatómicas o de una ceguera
histérica.
Para esta, nuestra presentación, hemos adoptado
el título del artículo de Deutsch, para atentar la
descripción del desplazamiento y la
transformación de un instinto normal, en otro instinto de
naturaleza
esencialmente diferente. Nos referimos, al brinco del instinto de
supervivencia que es la actividad de comer, al de la actividad
sensual-sensorial, de comer por gusto.
La función de comer, es un acto esencial para la
preservación de la vida, ni más ni menos. Como
actividad, debe de ser acción
espontánea que se desencadena en respuesta a
estímulos de orden fisiológicos, los que conocemos
se originan en el área del hipotálamo cerebral. En
el estado
natural, la actividad de comer, generalmente, se inicia
aún en ausencia de la disponibilidad de comida, se ejecuta
tan pronto como se adquiere el alimento necesario y concluye con
la saciedad. Animales en el
estado
silvestre, comen cuando tienen hambre únicamente. Animales
que no han sido sujetos a los hábitos de la vida
domesticada, nunca consumen comida por placer. Nosotros
los seres humanos, por contraste, casi siempre comemos por
placer, más que por necesidad.
En el drama de la historia de nuestro planeta,
hace su entrada el ser humano. Equipado con el cerebro
más desarrollado, además de con la inteligencia
más poderosa de la creación. Dotado con capacidades
inventivas y con ansiedades recreativas — el ser humano emplea
su intelecto sin par, para descubrir, sintetizar, fabricar e
improvisar métodos
que obtengan el fin de acrecentar los placeres sensuales que
deriva de la estimulación de todos los sentidos con
los que está proveído.
Porque por cada uno de los sentidos que posee, el hombre ha
desarrollado industrias cuyos
propósitos son únicamente los de suministrarle
substancias y agentes que conduzcan al goce acentuado de placeres
sensuales-sensoriales. En lo que ahora nos ocupa, con la
provisión de placeres orales; mediados a través de
los manjares y de los platos que tan indiscreta y excesivamente
se consumen.
La ingestión, y el uso, de ciertas drogas deben
sus tendencias adictivas a la acción de esos agentes, en
centros de transmisiones endocrinas los cuales, en respuesta a la
presencia de ellos, inundan la sangre con
hormonas
(llamadas endorfinas) que son afines al opio y a la morfina.
Neurotransmisores éstos, cuyas acciones
producen sensaciones muy semejantes al clímax de la
actividad sexual. La actividad sexual; requiere los placeres
asociados, porque ésta, nunca tendría lugar si
careciera de los mismos. Veamos, ¿qué mujer en plena
posesión de sus sentidos, optaría por las relaciones
sexuales ¾ con sus posibles
consecuencias desagradables ¾
si no fuese por la maravilla del espasmo fugaz con que la
naturaleza ha acoplado ese acto de preservación de las
especies? Porque la reproducción sexual, la que (como en el
caso del ser humano) envuelve la copulación de dos seres
de sexos diferentes ¾ por ser
muy costosa ¾ solamente ocurre
en una minoría insignificante de las especies que pueblan
este planeta.
La actividad de comer, si se conduce, como otra forma de
estímulo sensorial; en lugar de provocar la
liberación de endorfinas en cantidades tenues y reducidas,
produce una inundación copiosa y abundante de esas mismas
substancias en cantidades excesivas, resultando en un estado de
ánimo elevado, de estimulación sensorial, seguido
de un estado de relajación y letargo comparable al que
subsigue al coito normal satisfactorio. Así se sienten
quienes se dan una hartura. (Véase mi ponencia: El
Precio de una
Hartura).
Pero, con la actividad sexual, no existe un
estómago cuyas paredes se han ensanchado debido a la
presencia de material comestible en exceso. En el caso de la
indiscreción gastronómica, la persona paga un
precio muy alto en otros aspectos de su economía corporal. La
gordura es uno de ellos y la
metamorfosis del instinto de comer en una actividad
sensual-sensorial, semejante al uso de las drogas
"recreativas" es el otro.
Para perder de peso, es imprescindible que quienes lo
intentan reconozcan y entiendan la naturaleza de este
epifenómeno para poder
remediarlo.
Volveremos a dedicar espacio a asuntos de los sexos. Del
hombre en esta
lección.
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