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Los riesgos en la función del operador en adicción (página 2)




Enviado por Ismael Pi�ero



Partes: 1, 2

CAP.
I – LA FORMACIÓN EN EL TRATAMIENTO DE LA
ADICCIÓN

  1. Antecedentes

Como antecedente de los comienzos de la capacitación en adicción, nos
podemos remontar a fines de los años 40 en EE.UU., donde
surgieron los primeros operadores y las primeras comunidades
terapéuticas. En sus comienzos los operadores en su
mayoría eran adictos que habían transitado por su
propia recuperación en las primeras comunidades
terapéuticas, como en los grupos de
autoayuda existentes desde el año 1935. En los casos de
haber tenido una experiencia de CT, continuaban formando parte
del staff y se capacitaban paralelamente, pero predominaba en su
trabajo el
aspecto vivencial de su propia recuperación en la CT. A
medida que fueron avanzando los estudios acerca de las
intervenciones, los diferentes abordajes y la prevención,
las carreras en el tratamiento de la adicción fueron
desarrollándose hasta los masters universitarios, PHD,
etc.

De alguna manera se puede mencionar la evolución de estas carreras de la siguiente
manera:

  1. Es aquel pasante que colabora de una manera
    honoraria aunque a veces puede ser paga, en el
    acompañamiento de los residentes. Por lo general es
    un ex residente de la CT o está en la última
    fase de reinserción. Su tarea consiste en colaborar
    en el apoyo a los profesionales y demás miembros del
    equipo, mediante la
    organización de tareas educativas, recreativas y
    de laborterapia con los asistidos. Tiene amplio dominio y
    conocimiento de las normas
    de la CT, de los códigos, lenguaje
    y funcionamiento que le facilitan la inserción a los
    asistidos.

  2. Staff (staggio en Brasil)
  3. Orientador en adicción, monitor,
    acompañante terapéutico en adicción o
    auxiliar de operador.

En esta etapa ya comienza la formación
teórica. Estas distintas formaciones son básicas
y tienen una duración de 6 meses aproximadamente,
están orientadas sobre todo a la prevención,
facilitando elementos de detección de consumos,
capacitación para brindar talleres y hacer derivaciones
pertinentes. En el trabajo
residencial, el orientador colabora con el operador o
terapeutas en sesiones grupales, recreativas, de convivencia y
en las tareas de laborterapia. En tratamientos ambulatorios,
muchas veces hace de acompañante terapéutico del
asistido, cumpliendo con tareas de ir juntos a grupos y/o
compartiendo algunas horas diarias en otras actividades, sobre
todo apuntando al aprendizaje de
una vida sin drogas.

3) Operador socioterapéutico en
drogodependencia o en adicción.

El operador es quien participa en varias actividades
tales como: coordinar grupos, talleres, operar en sesiones
individuales, entregar la medicación a los asistidos
prescripta por el médico tratante o psiquiatra,
implementar normas, supervisar tareas de convivencia y de
laborterapia, utilizar herramientas
de contención ante síndrome de abstinencia o
crisis y
cumplir con funciones
educativas en general. En centros ambulatorios, también
coparticipa en las sesiones familiares con los terapeutas
familiares.

  1. El counselor es quien supervisa a los operadores,
    orientadores y staff en las CT. También cumple con
    actividades terapéuticas desde el inicio con el
    diagnóstico, el plan de
    tratamiento, grupos temáticos, prevención de
    recaídas, intervenciones familiares para generar una
    crisis, grupos de salidas de la CT, sesiones individuales,
    familiares, colabora en los proyectos de reinserción social del asistido
    (personal, familiar, laboral
    y educacional) y puede brindar talleres educativos en
    diversas instituciones. Tiene una formación
    más exigente que la de operador, en el
    conocimiento de aspectos legales institucionales, de
    consecuencias de usos, abusos, intoxicaciones y síndromes de
    abstinencia de las
    drogas, comorbilidad con otras enfermedades y metodologías de
    tratamientos.

  2. Counselor en adicción.
  3. Postgrados, Especializaciones, Masters y PHDs en
    adicción.

Esta etapa es la última de la carrera,
está destinada a profesionales tales como
médicos, psiquiatras, psicólogos etc. que
profundizan en la materia,
pudiendo dirigir Centros de Tratamiento, educar en
universidades y desarrollar proyectos de políticas públicas o regionales.
Pueden supervisar las CT y centros de tratamiento y se pueden
especializar en distintas temáticas relacionadas a la
adicción como ser juventud,
enfermedades paralelas, etc.

1.2 La formación
continua

Como en toda profesión es indispensable la
disponibilidad para lograr una evolución mediante la
formación continua. Esto implica desarrollarse en diversas
temáticas relacionadas a la carrera, tanto sea,
haciéndolo a través de carreras universitarias,
como de talleres, cursos, seminarios, experiencias en convivencia
(retiros), congresos, uso de literatura u otro material
didáctico, cursos por Internet, entrevistas o
encuentros con especialistas o en instituciones y muchas veces en
actividades paralelas como meditación, yoga, psicodrama,
etc.

El mundo de la adicción es muy vasto y el impacto
que ésta enfermedad genera en la sociedad
también lo es, de ahí que existen muchos rubros
para especializarse, o simplemente para estar informado como para
saber orientar, intervenir o derivar, tales como: adicción
a otros objetos, como compras, deporte, juego,
trabajo, relaciones, sexo, poder, comida,
Internet, celulares, etc., enfermedades paralelas (HIV, cirrosis,
enfermedades siquiátricas y otras), prevención,
educación,
epidemiología y familia.

Estas profesiones muchas veces se encuentran con la
necesidad de brindar apoyo en la educación del
asistido, ya que generalmente los adictos vienen de entornos
donde se han perdido o nunca estuvieron las normas educativas.
Para ello también es útil la formación en el
área educativa para poder brindar normas de convivencia,
disciplina,
lenguaje, comunicación, hábitos, orden,
organización e higiene.

1.3 El derecho de piso

Como toda profesión nueva, la de operador o
counselor debe natural e inevitablemente atravesar por las
diferentes etapas de crecimiento. A una gran parte de este
proceso se le
llama popularmente "pagar derecho de piso".

Uno de los factores que ha causado durante años
la desvalorización en ésta profesión, es el
hecho de que existe un claro predominio entre sus estudiantes y
egresados, de adictos en recuperación o ex
adictos.

Como se menciona anteriormente, los mismos adictos
(dependientes, inmaduros, irresponsables, inútiles, etc.)
culminaban muchas veces sus respectivos procesos de
recuperación en la formación personal como
operadores o counselors. Este único antecedente, el de
haber sido adicto, ha sido utilizado negativamente por
instituciones y profesionales bajo argumentos como incapacidad,
falta de responsabilidad, falta de formación
teórica, falta de reconocimiento académico,
relaciones de dependencia como el siguiente: "el adicto debe
desentenderse de su pasado y no continuar vinculado a sus pares",
etc. También se han generado diversos cuestionamientos por
el hecho de enfrentarse a una nueva profesión :tales como;
temor (falta de control) ante
algo nuevo y desconocido, incertidumbre, celos profesionales,
descalificación, desconfianza, hostilidad,
sobreprotección (control) y otros juicios de valores.

"Cuando Freud
comenzó a luchar para establecer la psicoterapia
como profesión, tuvo que tener mucho cuidado en
diferenciarla de la hipocresía de la religión organizada
de la época victoriana. Pero al apartarla, le
quitó todo concepto de
espiritualidad. Hoy, 100 años después, ya estamos
establecidos como profesión y no corremos el riesgo de ser
confundidos con la religión. Por lo tanto podemos volver
a traer la espiritualidad al campo de la terapia y aceptar que
estamos llamados a curar no sólo la mente sino
también el espíritu, y que sin curar el
espíritu, no podemos vivir en armonía con los
otros". (*1) Cloe Madanes

Todas estas manifestaciones por un lado han perjudicado
el desarrollo de
estas profesiones y por ende postergado en alguna medida las
posibilidades de brindar mayores respuestas a las necesidades
sociales. Además han favorecido la devaluación en la tarea del operador,
relegándolo a cumplir múltiples tareas de menor
responsabilidad, con sobrecarga horaria, baja remuneración
y escaso reconocimiento en el ámbito
profesional.

Por otro lado, estos cuestionamientos también han
colaborado para mejorar y perfeccionar las condicionantes en el
desarrollo de estas nuevas profesiones generando una mayor
profundización en los requisitos teóricos, lograr
la formación de asociaciones de operadores y counselors,
elaborar códigos de ética,
lograr las diferentes habilitaciones académicas, ampliar
los temarios en las capacitaciones, etc.

1.4 Reivindicando la
profesión

Por primera vez en la historia, El Ministerio de
Salud
Pública del Uruguay ha
incluido a los operadores socioterapéuticos en
adicción en los equipos multidisciplinarios de
tratamiento.

Este hecho se remonta a la aprobación del
"Marco Regulatorio para los Establecimientos Especializados en
el Tratamiento de Usuarios con Consumo
Problemático de Drogas"
con fecha de emisión
del 29 de enero del 2007, "ante la necesidad nacional de
actualizar la normativa reglamentaria referente a los protocolos de
habilitación y tratamientos de los servicios
dirigidos a drogodependientes
."

Este lugar ha sido ganado en gran medida con la voz de
los adictos que se recuperan, ya que son quienes se han
beneficiado mayormente de las intervenciones de esta nueva
profesión. También han colaborado los familiares
que perciben el vínculo operador – asistido, y los
profesionales u otros técnicos que hayan trabajado en
conjunto, ya fuera en equipos terapéuticos como de manera
individual.

El trabajo de operador o de counselor requiere de un
alto contenido afectivo-emocional, ya que uno de los objetivos es
ayudar al asistido en sanar esta área que generalmente es
la más afectada, por haber roto su propio código
de valores, bloquearse afectivamente y haber elevado
exageradamente sus mecanismos de defensa. Este acercamiento
requiere de un manejo apropiado de la distancia operativa, ya que
el operador es quien comparte mayor tiempo con el
asistido, esto hace que exista un conocimiento mutuo a
través de la convivencia cotidiana. Es quien contiene en
casos de crisis, quien educa y muchas veces cumple con funciones
importantes para el asistido de confianza, afecto, puesta de
límites
(seguridad) y
motivación.

"los temas de conversación en los que el
operador participa con los asistidos están vinculados a
cuestiones tanto profundas y aparentemente pertinentes a un
tratamiento de rehabilitación como a temas triviales o
generales…. esta realidad descrita plantea como es de
prever algunos problemas
propios de esta modalidad de relación
terapéutica, pues si bien puede aparecer a la vista de
un observador no entrenado como desordenada, talmente
espontánea, distendida y sin objetivos definidos,
quienes trabajamos en esto sabemos que todo contacto con los
asistidos desde los aparentemente mas profundo hasta los mas
triviales o incidentales, deben considerarse un tipo de
intervención terapéutica de la que se debe dar
cuenta a la hora reflexionar sobre ella". (*2) Lic. Juan
Carlos Mansilla

Como se menciona anteriormente muchos operadores y
counselors han atravesado su propia experiencia en la
adicción y recuperación. Si bien éste no es
un requisito necesario para cumplir efectivamente con esta tarea,
se puede afirmar que por lo general en igualdad de
condiciones: humanas, emocionales, didácticas,
contenedoras, etc. quien haya pasado por la experiencia de su
propia recuperación aventaja a quien no lo ha hecho, sobre
todo en lo que refiere a la credibilidad del asistido y su
familia.

1.5 Los roles del operador

El operador cumple con varios roles acorde a los
ámbitos donde interactúa. Cumple con un rol dentro
de un equipo de trabajo, formando parte de un grupo de
profesionales, técnicos, administrativos, colegas y
pasantes, tanto sea dentro de una institución o de forma
privada sobre todo con algún profesional. El operador
también cumple con un rol dentro del contexto social donde
interactúa, con el deber de presentarse como una persona confiable
en su conducta,
más allá de sus aptitudes profesionales.

También tiene un rol fundamental en lo que
refiere a su vínculo con los asistidos y en muchas
ocasiones con sus familiares, y por último el operador es
una persona que tiene una historia de vida con un presente pasado
y futuro, con las dificultades que le hacen a la vida
misma.

a) El operador en su contexto de
trabajo

Para poder ser efectivo en la perspectiva
multidisciplinaria el operador requiere de determinada
flexibilidad y adaptación para trabajar en conjunto con
otras disciplinas. Es necesaria la receptividad, para tomar en
cuenta otros puntos de vista, la generosidad en aportar al
equipo los datos que
recabe, la disposición para sincronizar las actividades,
la humildad para pedir ayuda, la complementación para
apoyar las estrategias de
trabajo y la participación en las instancias
multidisciplinarias como reuniones de trabajo, de equipo,
ateneos, etc.

b) El operador en el ámbito
social

El operador cumple con un rol dentro de la sociedad.
Como toda profesión que trabaja con gente carente, la
del operador requiere de un especial cuidado en los aspectos
personales. Para ello es necesario ajustarse al código
de ética y cumplir con normas de conducta apropiadas
para alguien que será un referente social en la tarea de
propiciar cambios favorables para comenzar nuevos proyectos de
vida.

c) El operador en su rol con los asistidos y sus
familias

El operador cumple con un rol vincular con los
asistidos y con sus familias en muchas ocasiones. El hecho de
trabajar con gente carente requiere también el cuidado
por el otro. Se necesita de un especial desarrollo de aptitudes
tales como la empatía, la confianza, el interés
por la tarea, la seguridad en el manejo de los límites,
el amor, la
dedicación, la intuición y la creatividad.

d) El operador en su ámbito
personal

Como todo ser humano el operador tiene una historia,
un presente y un futuro. Es necesario trabajar en sus propias
problemáticas para poder enfrentar situaciones de
transferencia, que le impidan operar adecuadamente.

CAP. II – LOS RIESGOS EN LA
FUNCIÓN DEL OPERADOR

2.1 Riesgos Generales

Existen diversos tipos de riesgos en el desempeño de esta tarea, y éstos
están asociados a los diferentes contextos personales y de
vinculación.

Cualquiera de los ámbitos mencionados
anteriormente son exponibles a situaciones de riesgo o daño.

En lo que refiere a los riesgos que puede sufrir el
operador podemos mencionar los siguientes, sin excluir que muchas
veces se puedan ver algunas características dentro de
otras que se mencionan. La idea es poder detallar los mismos para
identificarlos con mayor precisión.

1) Furor curandis – Se denomina
así a la compulsión por intentar recuperar a toda
persona próxima a sí mismo. Esto implica a
familiares, vecinos, amigos, familiares de asistidos e incluso
gente conocida fugazmente. Generalmente estos riesgos se
suscitan en los primeros tiempos del ejercicio de la
profesión, hasta que el operador se vuelve conciente
acerca del alcance de su trabajo. Los otros riesgos que estas
conductas le pueden ocasionar al operador son el de convertirse
en alguien molesto y controlador, quitándole
confiabilidad, seriedad, paciencia, seguridad y
efectividad.

Esta característica muchas veces se
acompaña de otra similar que es el "furor
educandis"
, donde el profesional atraviesa por la
compulsión en educar a sus asistidos acerca de sus
conocimientos, considerándolos de vital importancia para
el entendimiento y futura curación del mal. Esta
conducta compulsiva, puede ser nociva, al tupir al asistido de
información, impidiéndole asimilar
los conocimientos adecuadamente, en lo que debería ser
un proceso de entendimiento intelectual y posterior
comprensión emocional.. Además es peligroso
darle al adicto
demasiada información porque la
enfermedad también aprende y luego puede utilizar estos
conocimientos de un modo
defensivo para mantener su
adicción
.

(Con respecto a esto de ver a la enfermedad como
un habitante interior, voy a mencionar una anécdota
que viví hace unos años en Buenos Aires.
Martín un amigo alcohólico, me contaba que
cuando empezaba a tomar se convertía en Luismi, y que
Luismi era una persona agradable que conquistaba chicas, se
hacía de amigos en los boliches, era divertido,
etc..Pero al continuar tomando, se transformaba en Roger.
Ante la sorpresa y lo gracioso de este nuevo nombre, le
pregunté como era Roger, a lo que me contestó:
"Roger pudre todo lo que Luismi ganó, quiere robar a
los amigos que Luismi hizo, a las chicas las quiere ultrajar,
es viiolento, etc"."Qué problema!" Le contesté,
"y a Roger ya no lo aguantás más?,"
continué, a lo que me contestó: "No puedo
más con Roger, pero no se qué hacer". Entonces
proseguí con mi idea: "Martín, el problema es
que si no querés más a Roger en tu vida, vas a
tener que sacrificar a Luismi". Se hizo un silencio y una
mirada profunda y desconocida me atravesó, y
continuó muy serio:

"Mirá que Roger………
está escuchando!!!")

2) Codependencia"Codependiente es
aquella persona que ha permitido que su vida se vea afectada
por la conducta de otra persona y esta obsesionado tratando de
controlar esa conducta." (*3)
Melody
Beattie

Las conductas codependientes se caracterizan por
volcar mayor energía y esfuerzo en las tareas de
recuperación que el propio asistido. Pasan por
controlar, perseguir, invadir y desgastarse exageradamente,
postergándose en sus propias actividades. La
codependencia es generalmente el primer destino que encuentra
la enfermedad de la adicción en el adicto, cuando
éste inicia su proceso de recuperación a alguna
sustancia. Esto también implica la postergación
del propio proceso en función
del exceso de cuidado por el otro. Los riesgos a los que se
expone el operador son como se menciona anteriormente el
desgaste, la postergación, la hiperactividad y
desproporción.

"la vocaciòn por curar a otros no siempre
responde a razones sanas"
y continúa describiendo
al "curador enfermo" como "una persona autoritaria,
dependiente de los demás, creador de una
máscara de benevolencia, que espera curarse a
sí mismo a través de un tercero y ser adulado".
(*4) Thomas Maeder

Estas conductas codependientes del operador, le
generan al asistido la dificultad de hacerse cargo de su propia
recuperación, al descansarse en el operador y no poder
experimentar la recompensa del esfuerzo, ya que "lo que
no cuesta, no vale".

  1. Deformación profesional
    Significa vivir en función de la profesión,
    diagnosticando, operando, analizando e intentando ayudar
    donde no corresponde. Estas conductas suelen suceder durante
    el proceso de aprendizaje y en los primeros tiempos del
    ejercicio de la profesión. Este riesgo influye
    negativamente en la imagen del
    operador ya que puede transformarse en alguien obsesivo,
    analítico y crítico. En síntesis, resulta muy adecuado para
    explicar esta conducta, citar la máxima de
    Hipócrates, el padre de la medicina,
    que decía: "el que sólo sabe de medicina, ni
    de medicina sabe".
  2. Ilusión de control – Se refiere a
    mirar parcialmente el problema. Se puede estar dirigiendo
    la mirada a parte del problema, pero no a éste en su
    totalidad. El adicto por lo general es una persona muy
    adaptativa y puede mostrarse sumamente adecuado a los
    sistemas
    de tratamiento, sobre todo a los residenciales, sin embargo
    es necesario ver si realmente esta generando cambios
    profundos. Muchas veces el adicto cree que con haber
    logrado determinadas metas, eso significa que ya tiene su
    recuperación bajo control. Como operador es
    necesario ayudar a consolidar las bases de la
    recuperación del asistido, que van mucho más
    allá de determinados cambios circunstanciales.

    Para ello la tarea fundamental es ayudar al adicto a asumir
    su condición de adicto y de continuo cuidado.

    "las profesiones dedicadas a la ayuda son, de
    hecho a la sociedad adictiva lo que el codependiente al
    adicto, desde el momento en que ponen parches que permiten
    a las personas ir tirando para perpetuar una sociedad
    enferma. Es el mismo papel que la complicidad del
    codependiente representa para el alcohólico,
    impidiéndole afrontar realmente las consecuencias de
    su comportamiento adictivo, y por tanto,
    anulando la posibilidad de experimentar su enfermedad y su
    rehabilitación.

    Las profesiones dedicadas a la ayuda sostienen
    y amparan al enfermo justo lo necesario para impedir que el
    sistema
    tenga la posibilidad de cambiar al percibir su propia
    tendencia destructiva. Sin embargo, como toda
    adicción, un sistema enfermo es progresivo y fatal.
    No es bueno estimular su supervivencia". (*5) Anne
    Wilson Schaef

  3. Homeostasis – Es importante en el ejercicio
    de la profesión, lograr ser un agente de cambio.
    Muchas veces las instancias terapéuticas son
    utilizadas por los asistidos para que nada cambie
    , por
    ej: cuando el adicto asiste bajo presión familiar, pero se resiste a
    generar cambios, o asiste para amortiguar las consecuencias
    negativas de la conductas adictivas, pero no con el
    propósito de suspender las mismas, sino que
    simplemente para sentirse mejor y así juntar fuerzas
    para volver a ellas.
  4. Omnipotencia –En la práctica
    suele suceder que el operador crea que la única
    intervención efectiva es la propia, esto descalifica
    las demás intervenciones y por ende las demás
    profesiones. Esta actitud
    impide formar parte de un equipo de trabajo, es soberbia al
    no aceptar ayuda y pone en riesgo no sólo a su persona
    sino que sobretodo a la salud del asistido.
    Es necesario aceptar que como persona y operador se es
    limitado y que la adicción es una enfermedad
    bio-psico-social que requiere atención específica en cada
    área
    . El riesgo de la omnipotencia lo sufre
    sobretodo el asistido, al negársele posibilidades que
    están fuera del alcance del operador y los
    daños que puedan surgir por la negligencia en atender
    problemáticas que no hayan sido
    diagnosticadas.
  5. Complacencia – Como se menciona
    anteriormente es necesario la formación continua.
    Suele suceder que operadores ya recibidos no
    continúan con su formación. Se vive en un
    mundo dinámico donde surgen a diario actualizaciones
    y nuevas problemáticas tales como nuevas drogas,
    nuevos medios
    de vida, nuevas formas de delinquir, nuevas leyes,
    nuevas enfermedades, conflictos sociales, modelos
    de abordajes, políticas sociales, etc. El
    conocimiento nunca es absoluto y no es correcto estar
    ausente a estas dinámicas.

    Existe un dicho en el ámbito del
    tratamiento de la adicción que ayuda a esclarecer
    este concepto, "el ciudadano es inocente ante la ley,
    hasta que se demuestre lo contrario, pero el adicto es
    culpable (dentro de su entorno) hasta que demuestre lo
    contrario". Para esto es bueno ser desconfiado y permitirle
    al asistido que de a poco vaya ganando la confianza en
    sí mismo y de esa forma ir transmitiéndola al
    resto de la gente cercana.

  6. InocenciaTrabajar con adictos
    requiere de sutileza, ya que muchas veces se enfrenta a
    la
    enfermedad, y no a la persona. La enfermedad es
    manipuladora, mentirosa, seductora, amenazante, convincente y
    defensiva. Puede suceder que el operador no perciba tales
    conductas y por lo tanto no intervenga adecuadamente a favor
    de la persona.
  7. Transferencia – Los relatos y las
    historias de vida de los asistidos pueden muchas veces
    afectar la intervención del operador cuando
    éste siente identificación con las mismas y
    aún no las ha superado en su propia experiencia. Tales
    situaciones generalmente hacen que el operador
    desvíe la temática, se paralice, se ofusque
    y pueda reaccionar de manera inefectiva como
    dañina.
    Para impedir estos riesgos se alienta a
    que el operador trabaje consigo mismo a través de
    consultas de equipo, con otro profesional, un colega, en
    grupos terapéuticos o cualquier instancia de supervisión o terapia personal. En los
    casos que no pueda operar es recomendable derivar a otro
    colega.
  8. Reproducción del modeloSuele
    suceder en instituciones y en las profesiones de la salud que
    se reproduzcan las patologías que tratan
    ,
    así como se dice que en una cárcel, el
    carcelero puede estar más preso que el preso, o en un
    Hospital siquiátrico, el siquiatra más loco que
    los locos, de la misma manera los equipos que trabajan en el
    área de la adicción pueden presentar
    características del adicto. Por lo tanto, en estas
    condiciones el operador puede formar parte de un equipo que
    esté afectado por características tales como la
    obsesión, la ilusión de control, la
    ilusión de poder, la negación, la rigidez,
    inmediatez y manipulación, propias del perfil del
    adicto. Es difícil para quienes estén
    involucrados, poder percibir estas conductas desde adentro de
    la institución, como también poder generar
    acciones
    que reviertan tales comportamientos. Para ello se requiere de
    una supervisión externa del equipo, o personal de cada
    integrante para poder lograr la objetividad necesaria para
    ver tales problemáticas. Es necesario en este aspecto
    también cuidarse del doble mensaje o del mensaje
    incoherente "hace lo que digo, pero no lo que hago" y del
    antibloque, que se refiere a cuando alguien de un equipo
    recomienda algo y otro del mismo equipo algo opuesto. Este
    tipo de comportamientos reproducen por lo general la
    comunicación disfuncional de la
    familia, generando inseguridad y margen para las maniobras del
    asistido.

11) Abuso de confianza– Por exceso de
identificación o por algún beneficio secundario,
el operador puede sobre involucrarse con el asistido. Esto
está previsto dentro del código de ética,
justamente para impedir abusos en el ejercicio de una
profesión que puede influenciar a quien se asista.
Muchas veces los asistidos vienen carentes afectivamente y
encuentran con el operador una relación que les brinda
seguridad, confianza y afecto. Si este vínculo no se
cuida adecuadamente se puede confundir al asistido en acciones
que lo perjudiquen, generalmente en favor del operador. Es
necesario como operador tener claro cual es la función
con el asistido, aunque el asistido pueda al principio
confundirse, es de orden, ayudar al asistido a reencausar la
relación, o en caso irreversible hacer la
derivación pertinente.

  1. Estrés, Desgaste por Empatía y
    Burnout
    – Se incluye dentro de estos riesgos a todos
    aquellos relacionados con el estrés.

"Las autoras Maslach y Jackson han definido al
"burnout"
como un síndrome de estrés crónico de
aquellas profesiones de servicios que se caracterizan por una
atención intensa y prolongada con personas que
están en una situación de necesidad o
dependencia. Se caracteriza por un proceso marcado por el
cansancio emocional, la despersonalización y el
abandono de la realización personal".
Previo al
burnout existe por lo general el trastorno de estrés
simple. "Las diferencias fundamentales entre el
estrés simple y el síndrome de burnout es que
mientras que el estrés puede desaparecer tras un
período adecuado de descanso y reposo, el burnout no
declina con las vacaciones ni con otras formas de descanso."
(*6) Apuntes curso Miami/ Cetrad 2006/7

Estos trastornos están asociados
a exceso de trabajo, falta de cuidado personal, cansancio,
agotamiento emocional, irritabilidad, incapacidad de disfrutar
de la tarea, victimización, etc. Para prevenir tales
riesgos existen ejercicios de relajación,
meditación, respiración, actividades personales extra
trabajo, recreación, ejercicio físico y
ayuda profesional. Este trastorno de burnout se ve muy seguido
en el personal que trabaja en siquiátricos, como
enfermeros, médicos, personal administrativo,
etc.

2.2 Los riesgos agregados a la condición de
ex adicto del operador

El hecho de ser ex adicto o adicto en
recuperación (según se entienda el concepto de
cronicidad de la enfermedad), expone a los operadores a otros
riesgos además de los mencionados.

  1. Sustitución de la terapia personal por las
    instancias con los asistidos
    – Suele suceder que
    cuando el operador ejerce como tal, inadvertidamente
    comienza a prescindir de sus propias sesiones individuales
    o grupales. El hecho de estar en contacto con otros
    adictos, desde el lugar de ayudador, le pueden hacer
    considerar que en el acto de ayudar a otro, se está
    ayudando a sí mismo. Si bien en parte es cierto, el
    hecho de ayudar a otro lo saca del egocentrismo, y lo hace
    sentir útil, no es suficiente para poder
    experimentar una plena recuperación. Para recibir
    esta ayuda el operador necesita estar simétrico (con
    otro par) o complementario (en una jerarquía menor a
    la de su terapeuta)
    . En su rol jerárquico con
    los asistidos, el operador debe mantener la autoridad, lo que le impide muchas veces
    reconocer sus carencias, problemas personales, dificultades
    de relacionamiento y sobretodo las manifestaciones de su
    adicción trasladadas a otras áreas
    (compulsividad, pensamientos obsesivos, egocentrismo,
    autodestrucción, estancamiento, acumulamiento de
    defectos de carácter, ilusión de poder y
    de control etc.). Este hecho sucede de una manera sutil y
    progresiva de no ser advertida por la misma persona o por
    un tercero.

    Así como sucede con la carencia o exceso de
    cualquier otra función educativa durante la
    niñez, cuando se llega a la adultez, la persona
    suele tomar una posición extremadamente opuesta, con
    la finalidad de que sus hijos no padezcan lo mismo, pero
    sin advertirlo, también genera una situación
    de riesgo y daño desde el extremo
    opuesto.

    Ejemplo: una niña que no fue
    atendida por su madre, cuando le toca ser madre, involucra
    a su hija en toda actividad, sea ésta de niño
    o no. O gente que sufrió de necesidades
    básicas en la niñez, en su estado
    adulto se vuelven materialistas. En las funciones
    normativas el adicto viene del caos o escasez
    de límites (en consumo) y se puede pasar al extremo
    opuesto; la rigidización (en recuperación),
    cometiendo excesos en las medidas disciplinarias, las
    sanciones, actos de poder y de control. Este exceso
    normativo puede ser doblemente riesgoso, por un lado hacia
    el asistido (atenta contra la persona, si bien pretende
    enfrentar a la enfermedad) y por otro, hacia el operador
    mismo, ya que puede ocasionarle múltiples
    daños, incluso, que lo lleven a la
    recaída.

    "Esto no significa que el sutil abuso de poder
    sea necesariamente fruto de un plan malintencionado por
    parte de la institución o los staff para limitar la
    libertad
    de los asistidos o atentar contra su dignidad. Muy por el contrario, cuando
    hablamos de esto pensamos en sutiles abusos de poder donde
    el mismo Ayudador esta entrampado y para nada se percibe
    como un abusador" (*7) Lic. Juan Carlos
    Mansilla

  2. Excesos disciplinarios – El adicto viene
    por lo general de entornos faltos de límites y
    necesita de la disciplina para comenzar su
    recuperación. Tienen serias dificultades para
    reconocer la autoridad y se disciplinan en los
    tratamientos, recuperando las funciones normativas a su
    vida.

    "De esta manera el asistido vive a la
    relación de dependencia con la institución
    como una garantía de que la droga no
    será necesaria para su vida. Pero por otra parte no
    logra independizarse de esa relación, no consigue
    reinsertarse "como si" fuese una persona común en su
    sociedad, y permanece en esa ligazón
    constante.

    Lo mencionado hace referencia a la
    cuestión ética de las instituciones donde
    quienes fueron residentes en tratamiento pasan a formar
    parte del Staff institucional sin tener una instancia de
    independencia considerable de esa
    institución, o de otras similares" (*8) Lic. Juan
    Carlos Mansilla

  3. Síndrome del Portón – Se
    denomina de esta manera (Brasil) al hecho de la
    adaptación del adicto a vivir en Comunidad.
    La CT no es la sociedad, tiene sus normas, sus
    códigos, su lenguaje, sus pautas de convivencia y
    por lo general es cerrada, con escaso contacto hacia y
    desde el mundo exterior. Justamente estas
    características son explotadas favorablemente para
    salvaguardar la vida del adicto y brindar un entorno
    saludable para su recuperación. Una vez egresado
    como residente, es necesario trabajar en las etapas de
    reinserción social, y más aún, si el
    mismo se prepara para trabajar en el ámbito de la
    adicción. El operador egresado y formado en la CT se
    acostumbra a la convivencia de la misma y ésta
    pertenencia le brinda una zona de comodidad, donde se
    siente protegido, seguro,
    útil, práctico, con conocimiento de las
    pautas de convivencia y afectivamente amparado. Estas
    condiciones le funcionaron y cuando pretende llevarlas a la
    vida cotidiana en sociedad se encuentra que estos
    códigos no son los que predominan en la vida social.
    Esta desilusión puede ser traumática y
    provocar daños personales y/o a terceros. Un defecto
    que predomina en este estado, es el de la
    "santurronería", se entiende por este término
    a la actitud exageradamente moralista, marcada por juicios,
    prejuicios y condenación, que apartan al operador de
    la vida cotidiana

    La experiencia de haber pasado por la
    adicción es un plus que favorece al operador, sin
    embargo, no es conveniente utilizarla desmedidamente. Es
    bueno remitirse a esta experiencia a modo de impacto, ante
    alguna posición demasiado resistente del asistido,
    para reforzar algún concepto o para generar
    identificación. El exceso del uso de la propia
    experiencia puede separar al asistido del operador al no
    identificarse en cada relato. Es necesario que quede claro
    para el asistido que se está ejerciendo el rol de
    operador, que es diferente al de padrino en las comunidades
    de 12 pasos o al de hermano mayor en las CT, donde
    sí predomina el uso de la experiencia
    personal.

  4. Utilizar en exceso su experiencia personal como
    adicto en las instancias terapéuticas.

    Estos juicios carecen del conocimiento de la
    formación, al creer que lo único que se
    transmite es lo adquirido en estas comunidades, sin tener
    en cuenta, la teoría, las actividades, las
    prácticas y el relacionamiento con otras profesiones
    y modelos de abordaje. El riesgo de no soportar tales
    enjuiciamientos es abandonar la profesión o alejarse
    de la recuperación personal que ofrecen dichas
    comunidades.

  5. Incapacidad de tolerancia al
    enjuiciamiento
    – existe en gran medida dentro de
    las comunidades anónimas de 12 pasos de esta
    región, una reacción negativa hacia el adicto
    que se recupera y se forma como operador. Si bien la
    profesión ha logrado ganar confianza dentro de las
    mismas, todavía se resiste a ser aceptada por personas
    y grupos más conservadores. Lo que predomina en estos
    juicios es "la inmoralidad de utilizar lo que fue dado
    gratuitamente desde las comunidades y cobrar por
    transmitirlo".
  6. Concentrarse en los relatos
    apológicos
    – suele suceder que el operador
    se sienta partícipe de engancharse en los relatos de
    sus asistidos, y dé lugar a entrar en detalles
    morbosos de estas experiencias, desatando la euforia y
    apología de su vida anterior. No sólo
    está poniendo en riesgo su propia recuperación,
    sino que está inconscientemente alentando a sus
    asistidos a revivir alegóricamente estos episodios, o
    como se dice "despertar el personaje".
  7. Baja tolerancia a la frustración
    trabajar con adictos también requiere de
    una alta dosis

de paciencia, humildad y tolerancia, ya que el
adicto es una persona sumamente defendida.

La recaída es muchas veces parte del proceso,
para que la persona pueda confrontar su ilusión de
control sobre la sustancia o sobre determinadas conductas de
riesgo, es necesario como operador aceptar estos "fracasos" y
poder verlos como oportunidades para cambiar, y no verlo como
algo personal, "me recayó Fulano", generando de esta
manera juicios, condena, frustración, ira, y otros
sentimientos y comportamientos que no permitan experimentar
estos "fracasos" como aprendizaje.

2.3 Código de ética del operador
socio terapéutico en drogodependencia

Enunciados:

  1. Creer en la dignidad y valor de los
    seres humanos.
  2. Reconocer el tratamiento humano correcto y
    proporcionar la calidad de
    cuidado más alta a los que sufren directamente del abuso
    de sustancias.
  3. Mantener una relación profesional con todas
    las personas que atienda.
  4. Adherir estrictamente a las reglas establecidas de
    confidencialidad de las personas de acuerdo con todas las
    regulaciones gubernamentales actuales y prácticas del
    profesional.
  5. Respetar los derechos y puntos de vista
    de otros operadores y del resto de los
    profesionales.
  6. Respetar las políticas orgánicas y
    procedimientos
    de acuerdo con los estándares profesionales.
  7. Continuar su desarrollo profesional permanentemente a
    través de entrenamiento y
    capacitación continua.
  8. Respetar las características únicas de
    la relación con el paciente que prohíbe
    transacciones interpersonales, explotadoras entre el operador y
    sus asistidos.
  9. Evitar el uso de cualquier sustancia psicoactiva
    ilegal o el abuso de cualquier sustancia legal incluido el
    alcohol y
    cualquier medicamento prescripto.

10) Evitar exhibir calificaciones profesionales que
excedan aquellas que

realmente hayan sido logradas por el
operador.

Extraído del curso de operadores socio
terapéuticos en drogodependencia que realiza el
Instituto Uruguayo de la Familia y que esta avalado por el
Ministerio de Educación y Cultura de
dicho país. Este curso se realiza desde el año
2001 y tiene una duración de aproximadamente un
año más un trabajo final
monográfico.

2.4 Código de ética de el
counselor en adicción

1er principio – No discriminar
acepto la diversidad entre colegas y pacientes sin
importar la edad, género,
orientación sexual, entorno étnico o racial,
creencias religiosas o espirituales, estado civil, creencias
políticas ni enfermedades físicas o
mentales.

2° principio – Cuidado del
paciente –
Entiendo que la habilidad de hacer el bien
está basada en un profundo compromiso con el bienestar
de las personas. Actuaré en función del bien de
las personas, ejercitando el respeto, la
sensibilidad y la autocrítica. Entiendo que mi primer
responsabilidad y lealtad profesional es el bienestar de mis
pacientes, y debo trabajar para ello sin reparar en quien pague
los honorarios.

3er principio – Relacionamiento con el
paciente –
Entiendo y respeto el derecho fundamental
de todo ser humano de autodeterminación y de tomar las
decisiones que considere acertadas para su interés.
Seré abierto y claro acerca de la naturaleza,
duración, posible efectividad, y costo de
aquellos servicios que permitan a cada individuo
estar informados para tomar decisiones en pro de su
cuidado

4° principio – Confidencialidad
entiendo que la efectividad en mi profesión
esta basada ampliamente en la habilidad de ser confiable, y
trabajaré al máximo en mi habilidad de actuar
consistentemente dentro de los límites conocidos del
universo
moral, para
poder cumplir fielmente los términos de ambos
compromisos, personales y profesionales, para salvaguardar
consistentemente relaciones confiables y hablar desde la verdad
así como yo la entiendo.

5° principio – Reconocimiento de
los aspectos legales –
Entiendo que las leyes y
regulaciones existen para el buen ordenamiento de la sociedad y
para restringir el daño y la maldad, y estoy conciente
de aquellas leyes y regulaciones que son relevantes tanto
personal como profesionalmente y las cumplo,
reservándome el derecho de cometer desobediencia
civil.

6° principio – Derechos y obligaciones
Entiendo que tanto los compromisos y
relacionamientos personales como profesionales crean una red de derechos como
de correspondientes obligaciones. Trabajaré en lo mejor
de mi habilidad para salvaguardar el derecho
natural y consensual de cada individuo y cumplir con
aquellas obligaciones que se requieran de mí.

7° principio – Relaciones duales
Entiendo que debo promover el desarrollo de un
relacionamiento equitativo, en vez de tomar ventaja sobre
personas que estén en situación de
vulnerabilidad.

8° principio – Previniendo el daño
Entiendo que cada decisión y acción tiene un implicación
ética que puede estar dirigida tanto para beneficiar
como para dañar, y cuidadosamente debo considerar que
antes de implementar cualquier acción o decisión,
éstas tienen el potencial de producir daño de
naturaleza física,
psicológica, financiera, legal o espiritual

9° principio –El deber del cuidado
Debo operar bajo el principio del deber del cuidado
y debo mantener un ambiente de
trabajo y terapéutico en el cual pacientes, colegas y
empleados puedan estar protegidos de eventuales, daños
físicos, emocionales o intelectuales.

Estos principios son
extraídos del código de ética del
counselor de Naadac (Nacional Association on Alcoholism and
Drug Abuse Counselors) que es la asociación americana de
los counselors en alcoholismo
y adiccion. (La traducción de estos
principios es mía, de la página
web de Naadac, bajo el subtitulo Ethic
Codes)

CONCLUSIONES

Se han mencionado varias situaciones que pueden ser
riesgosas en esta profesión, la intención ha
sido citarlas y poder generar antecedentes acerca de las
mismas, para poder abrir espacios de diálogo, profundización y poder
tomar medidas correctivas en el momento en que puedan surgir,
y/o anticiparse previniéndolas. Puede muchas veces
resultar difícil advertir estos riesgos, porque son
muchos los elementos que estén en juego, tanto para
provocarlos como para que avancen
imperceptiblemente

Como en toda actividad de prevención, la
primera es estar informado acerca de las situaciones que
puedan generar tales riesgos. Existen varias medidas para
tomar, como puede ser realizar reuniones grupales de equipo,
donde poder expresar las dificultades que puedan estar
transitando los operadores o demás miembros. Estas
reuniones pueden servir para compartir dificultades como
desgaste, stress,
frustraciones, transferencia, etc. Otra medida puede ser
asistir a alguna terapia individual o grupal, donde
también compartir las dificultades y trabajar sobre
ellas. Los grupos de autoayuda también sirven como
lugar para encontrar respuestas a las dificultades de la
exposición a los riesgos mencionados.
De una manera informal, se pueden encontrar espacios con
otros colegas, o profesionales donde poder compartir a
través de charlas, chat,
consulta, etc. También es útil estar informado
y actualizado mediante publicaciones, libros,
artículos, material de internet, etc.

La vocación de operador, puede resultar
muchas veces agobiante, frustrante, irritante y dolorosa,
pero es a la vez inmensamente gratificante, cuando se puede
ser un aporte en aquellas personas que deciden cambiar su
modo destructivo de vida, por uno nuevo, de esfuerzo,
amor,
responsabilidad y autoestima..

BIBLIOGRAFÍA

(*1) Cloe Madanes"La Violencia del
Hombre"
Josey- Bass Publishers
1995

fragmentos bajo el subtítulo
Espiritalidad.

Cloe Madanes (Argentina) es Terapeuta Familiar
Sistémica, Co directora del Family Therapy Institute de
Washington D.C. y autora de varias publicaciones como "Sexo,
Amor y Violencia", "Behind the One Way Mirror", "Terapia Familiar
Estratégica", "Handbook of Adolescent and Family
Therapy",
entre otras.

(*2) Lic. Juan Carlos Mansilla – "Sobre
adictos y operadores terapéuticos"

publicación

Programa Cambio. Juan Carlos Mansilla es Director
del

Programa Cambio
de Córdoba (Instituto de prevención y

rehabilitación de la adicción).

(*3) Melody Beattie- "Codependencia" o
"Libérate de la Codependencia"
Ed.
Atlántida/Promexa. 1987 Hazelden Foundation.

Melody Beattie es counselor en adicción y
especialista en el tratamiento de la codependencia. Además
es autora de varias publicaciones como: "Más
allá de la Codependencia"

(*4) Thomas Maeder – "Wounded Healers"
(Sanadores Heridos o Curador Enfermo) Traducción mía, publicación
mensual Atlantic Monthly" 1989, pág. 37

(*5) Anne Wilson Schaef
"Más Allá de la Terapia" pag.
310
Ed. Edaf 1992

Psicoterapeuta doctorada en Psicología
Clínica por la Washington University, conferencista,
docente, especializada en el diagnóstico y tratamiento de
la adicción y codependencia. Ha desarrollado gran parte de
su actividad en el campo de las relaciones familiares y la
psicología femenina, fundando el Woman´s Institute
of Alternative Psichotherapy. Creadora de un método
terapéutico conocido como Living Process Therapy,
además es escritora de varias publicaciones como
"Recobra tu Intimidad" (dedicado a la recuperación
de la adicción a las relaciones), "Meditaciones Para
Mujeres Que
Hacen Demasiado", "The Adictive Organization",
"When Society Becomes an Adict"
entre otros.

(*6) Maslach y Jackson "Apuntes del Curso de
Counselor de la Universidad de
Miami –Cetrad"
Cedido por la Lic y Doc.
Nélida De Luca

(*7), (*8) Lic. Juan Carlos Mansilla "El Problema
de los Valores y
la Ética en la

Rehabilitación de Adictos"
fragmentos bajo el subtítulo "Las relaciones entre la
ética y el poder dentro del Modelo Socio
terapéutico Educativo.

Publicado en Revista
Mexicana Libberadictus, Junio 2004.

 

Julio Ismael Piñero

TITULO: Operador socio terapéutico en
drogodependencia y Counselor en el tratamiento de la
adicción, presidente del Programa Ser Libre de Uruguay
dedicado a la educación, formación y tratamiento de
la adicción.

PAIS de RESIDENCIA: Uruguay, ciudad de
Montevideo

Universidad de Miami (Koubek Center ) y Grupo
Cetrad

  1. Director: Lic. Claudio Cabrera

2007

  1. MONOGRAFIA

Entregada como requisito para la obtención del
título

International Certificate in Counseling in the Treatment
of Addiction – Level 1

 

"International Certificate in Counseling in
the Treatment of Addictions" Level 1.

 

Partes: 1, 2
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