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Sensatez en la educación: Se enseña con los ejemplos y no con las apariencias? (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

El caso de Melania
revisitado

Melania era disoluta y seductora. Su mayor afán
consistía en arrebatar el esposo o el amante a mujeres de
parejas estables o prometidas.

Los hombres sin mujeres, o quienes estuviesen sueltos,
no le interesaban en lo mínimo — el placer era la
conquista.

Sufrió de bulimia, de
trastorno bipolar y de la más triste de las
dolencias:

Sufrió del rechazo emocional de su
madre.

Estoy a tu
disposición…

La terapeuta de Melania reportó, que durante una
sesión, la paciente le informó:

"Estoy preocupada"

La terapeuta, conocedora de detalles que justificaban su
respuesta, se sorprendió a la reacción que de
Melania obtuvieran sus palabras.

Terapeuta: "¿Crees que has ganado de
peso?"

Melania: "No… no eso… Yo lo que quiero es
saber cómo hacer que un hombre tenga
una experiencia sexual conmigo, tan satisfactoria — que por el
resto de su vida, cuando, con otra haga el amor, tenga
que pensar en mí…"

¿Cómo puede Melania aprender?

Decíamos entonces, que la seguridad en uno
mismo está en gran parte condicionada por quien en su
día nos acompañó en los inicios del aprendizaje de la
vida. Nos concierne, entonces, preguntarnos: ¿qué
garantiza esa seguridad? Sin duda, aquello en lo que se
confía, que se conoce de forma estable y que está
asegurado por la relación.

La mamá de Melania, de acuerdo con ambas,
prestaba más atención a sus amantes que a su
hija…

Thomas Hart Benton (1889-1975)

Si el educador se pregunta, antes el enseñando,
cómo puede ofrecer esa ligazón que le
convertirá en una persona
creíble, en quien se puede confiar y, por tanto, en
alguien capaz de aportar seguridad.

Ese educador, si es que existe, es un ser excepcional
— algo que al político permite dormir bien — porque ni
lo piensa.

La
fórmula

  • Se es sincero: se piensa lo que dice y se dice lo que
    piensa.
  • Se es íntegro: se hacen concordar los "hechos"
    con los "dichos", es decir, la conducta
    propia con los ideales, creencias y convicciones.
  • Se exterioriza y se comunican sentimientos, logrando
    así que no distorsionen las ideas ni interfieran en la
    relación.
  • El tono y volumen de voz,
    la expresión y mirada y lo que está manifestando
    no se contradicen, sino que forman un todo
    coherente.
  • El lenguaje del
    cuerpo manifiesta lo que las palabras dicen, comunicando lo que
    se expresa sin ambigüedades.

Los valores se
transmiten con el maestro

Educar es acompañar permanentemente — como la
mamá de Melania nunca lo hiciera. Significa nutrir,
proporcionar y enriquecer los potenciales y aptitudes de la
persona a quien se acompaña en la educación.
Además, significa, liberar lo mejor en ella —
pero, mientras los conceptos y las teorías
pueden ser transmitidos con la palabra, e incluso pueden llegar a
ser objeto de diálogo y
análisis, es en el aprendizaje
por los modelos de
valores y normas, donde se
establecen comportamientos éticos.

En los casos en los que el modelo
presenta incoherencia entre lo que dice y lo que hace, la persona
a educar se quedará con el dato de lo que se ha hecho,
sabiendo que es contrario a lo que se ha dicho — así
enseñamos algo valioso: el significado de la mentira y el
poder de la
hipocresía.

No le falta razón al dicho: "más vale una
imagen que
cien palabras". Esta falta de coherencia habrá ofrecido
una enseñanza en la que se duda y
desconfía, y además, puede llegar a poner en tela
de juicio a quien enseña — como nuestros
políticos hacen día a día.

El dominicano estudia a media luz, gracias a
todos los gobiernos del país…

Respetarse a uno
mismo

Es que, si bien ser coherente implica ser considerado
con las ideas, los sentimientos, los momentos y las opciones que
toman los demás, también es serlo con uno mismo.
Cuando no somos claros y enmascaramos e incluso en ocasiones nos
avergonzamos de lo que pensamos, sentimos o decidimos,
desatendemos lo que queremos o necesitamos. Esto nos lleva a
delatarnos ante quien se es modelo, y genera en el aprendiz una
desorientación que se traduce en incredulidad,
desconfianza y, en última instancia, en duda.
(Véase mi artículo: La autoestima, la
dignidad, el
auto-respeto y lo que
arruinamos cuando los comprometemos…
Publicado
en monografías.com).

No en vano, la coherencia requiere y denota la responsabilidad con que asumimos nuestras vidas.
Si vivimos y nos mostramos comprometidos con nuestro bienestar y
felicidad estaremos aportando la mejor a las enseñanzas
del arte de vivir.
Ese arte de vivir en interrelación, ya que somos personas
sociales, se inicia en la armonía con uno mismo, es decir,
con la propia autoestima, que después se
transmitirá en el ejemplo.

"A mind is a terrible thing to
waste
"… (Lema del United Negro College
Fund
)

La coherencia como
valor
educativo

Visto el poder de la coherencia en nuestras vidas y, por
tanto, en toda educación que
emprendamos, hagamos que:

  • Nuestras palabras reflejen nuestro pensamiento
    de modo semántico.
  • Nuestras entonaciones, volumen y expresión
    corporal hablen de cómo nos sentimos.
  • Nuestro comportamiento vaya en sintonía con
    nuestros valores.
  • Nos atrevamos a decir sí cuando queremos decir
    "sí" y no cuando queremos decir que "no".
  • Seamos capaces de vivir, sin sonrojo, nuestras
    limitaciones y por tanto no pasando por encima de
    ellas.
  • Sepamos pedir abiertamente lo que necesitemos, sin
    recurrir a chantajes ni artimañas.
  • Rehuyamos de aparentar desde "lo que se espera de
    nosotros", para mostrarnos tal cual somos. La autenticidad es
    la mejor garantía de nuestra coherencia. (Véanse
    mis ponencias: La Magia de la Semántica y Aprender a Decir
    "NO"
    ).

En
resumen

Aquí se trata del arte de aprender a vivir. Arte
que muchos padres no enseñan porque lo desconocen. Como
fuera en, el triste caso, de la mamá de
Melania.

En lugar de vivir encontrándonos y
conociéndonos a nosotros mismos, vivimos una existencia en
la que deseamos lograr lo que otros atesoran y nada
más — esta es una existencia esencialmente vacía
y sin alicientes para crecer o para ser individuos — una
existencia vana y estéril…

Podemos cambiar, pero antes preguntémonos:
Sí de veras lo deseamos hacer, o si lo decimos para
impresionar a los que nos escuchan críticamente — lo
que, al final, no importa.

Bibliografía

Enviada por solicitud.

Apéndice

Por ser estas publicaciones asuntos de grave seriedad,
no relatamos en su contexto, una anécdota chistosa que,
hoy mismo, compartiera conmigo una colega, con quien preparo un
libro.

Aquí la narro, al fin de esta lección,
para la edificación de algunos, el humor de otros y por el
simple placer de hacerlo.

La historieta

Se trata de un prestamista que, habiendo vivido una vida
"virtuosa" llega, después de morir en la santidad de los
justos, a las Puertas del Paraíso, donde San Pedro le
ofrece — después de darle la bienvenida acostumbrada —
si desea permanecer en la Gloria o vivir en los infiernos, como
recompensa final.

Nuestro cambista/prestamista, explotador de los pobres
de la parroquia donde pasara su vida temporal, no sabiendo la
diferencia, no supo decidir.

A lo que el portero celestial, entendedor de su dilema,
le ofrece la oportunidad de visitar ambas perspectivas,
comenzando por el Infierno.

Para un hombre mediocre, de naturaleza
tacaña y de gustos escuetos, el infierno le
parecería muy agitado.

Fiestas, bacanales, conciertos, drogas,
banquetes, lujuria — satisfacción interminable de todos
los vicios, y pecados posibles, se experimentaban sin
parar.

Lo peor para él sería el hecho de que
nadie necesitaba pedir dinero
prestado, porque no habían pobres…

Todos, en el Infierno, eran felices…

Satisfecho, pero agotado — decidió visitar la
Gloria.

Nubes claras, melodías barrocas, ángeles
vestidos en togas de lienzo blanco, tocando arpas en honor al
Señor, se tornaron muy pronto en tedio
infinito.

Volviendo a su huésped, anunció que
deseaba retornar al Infierno, por la eternidad, por su
recompensa, merecida.

San Pedro, le advirtió que su decisión
sería irrevocable — prestamista al fin, dijo que
sí…

Para su desazón y sorpresa, en Hades, todo
había cambiado. Torturas, castigos y sufrimientos
espantosos, eran, entonces, la orden del día.

Monstruos indescriptibles eran sus anfitriones. Torturas
indecibles eran el programa
cotidiano…

Sintiéndose defraudado, en medio de sus
agonías, decidió visitar al mismo Lucifer, en
búsqueda de explicación…

"Mi hijo (fue la respuesta del ángel
caído), es que cuando nos visitaras la vez anterior,
estábamos en medio de campaña electoral…"
(Véase mi ponencia: El Ángel
Caído
).

Finito…

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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