La Intervención de los Servicios de Inteligencia Israelíes en la Guerra De Irak
- Introducción al sistema de
inteligencia israelí - El rol del Mossad previo a la
invasión de Irak - La
intervención directa de la inteligencia israelí
en la guerra de Irak - Bibliografía
INTRODUCCIÓN AL SISTEMA DE
INTELIGENCIA
ISRAELÍ
A menudo se llama erróneamente
‘Mossad’ al conjunto de los servicios de
seguridad e
información de Israel agrupados en una
estructura
llamada Servicio General de Seguridad. Esta estructura
esta compuesta por todas las unidades de operaciones
especiales, seguridad e información, que sean integrantes
del Ministerio de Interior, Defensa y Estado Mayor
de Israel. Con este fin, el Mossad se encarga de recolectar la
información en el exterior, mientras que el Shabak
(antiguo Shin-Beth) de la seguridad interior y en cuanto al Aman,
tiene a cargo la información militar (potencial de las
naciones árabes, planificación y recolección de la
información y estrategia
militar).
Estos tres (Mossad, Shabak y Aman), forman la
inteligencia de Israel, que en cincuenta años
desarrolló las mejores técnicas
de información conocidas hasta ahora. Despertaron
admiración los servicios de información
israelíes, fueron reconocidos por los autores de novelas de
espías y también desarrollaron el temor en los
enemigos de Israel. Se dice que Abu Yihad, eliminada por el
comando Matkal en Túnez el 16 de abril de 1988,
veía ‘agentes’ israelíes por todas
partes donde se desplazaba, había adquirido tal fobia que
sus guardaespaldas no sabían ya que técnica de
contrainteligencia aplicar.
Con la CIA, los servicios de inteligencia
israelíes son los más activos del mundo
y la ironía de la historia hace que en algunos
encuentros con sus homólogos de los servicios de
inteligencia estadounidenses, sean ellos los que dictan los
cursos de actualización. Los alumnos habrían
superado al maestro.
Creado el Mossad (el Instituto) el 1 de abril 1951 por
una directiva de David Ben Gurion, que le gustaba decir que eran
"la materia prima
de Israel, esto es la materia gris", no se dudaba, en esa
época, que fueran a generar una generación de
superdotados y de tácticos fuera de lugar. Estos hombres
venían de distintos horizontes, eran agricultores,
combatientes del Irgun, supervivientes de Auschwitz, o
simplemente sionistas en sus corazones y en sus almas. Comenzaron
primitivamente y estudiaron las técnicas del espionaje.
Aprendieron, mal que bien, a recoger y analizar las distintas
afluencias de información, tanto de fuentes
militares, como humanas o técnicas. Pero para hacer frente
a las guerras
incesantes y a la falta de organización, una profesionalización de los servicios se
hacía más que urgente. El Mossad iba a convertirse
en el servicio que
se conoce hoy.
EL ROL
DEL MOSSAD PREVIO A LA INVASIÓN DE IRAK
A pesar de lo anteriormente expuesto desde hace varios
años, el Mossad parece haber perdido parte de su eficacia, aunque
solamente las operaciones que han fracasado han visto la luz, como en el
caso de los servicios de seguridad egipcios que desmontaron 7
redes
israelíes en 1996, mientras que en los 15 últimos
años, se habían instalado solamente 20. Esto
provocó una verdadera crisis en los
servicios de información israelíes. Esta
situación quizá se debe al hecho de que la eficacia
de los servicios de información extranjeros aumentó
con relación a su nivel de los años 1960,
período brillante para la inteligencia israelí
entonces pionera en este tema.
Un informe del
Knesset (Parlamento israelí) pone de relieve el
deterioro de la credibilidad de los servicios de
información israelíes, desde su
participación en la campaña de intoxicación
sobre la existencia de las supuestas armas de
destrucción masiva iraquíes. Conducida con el mismo
método que
Estados Unidos
y Gran Bretaña esta campaña había suscitado
una psicosis aguda en
el Estado
judío, ante la advertencia de los servicios que
habían mencionado una posibilidad de ataque a la población por parte de Saddam Hussein para
destruir Israel. La investigación parlamentaria, presidida por
el diputado del Likud, Yuval Steinitz, no permitió
determinar si los servicios se habían equivocado o si
habían cedido a presiones del gabinete de
Sharon.
Esta amenaza se presentaba como verdaderamente real
durante los seis meses que precedieron al desencadenamiento de la
invasión de las tropas de la Coalición en Irak. En marzo
de 2003, el ejército israelí había
desplegado sus defensas antimisiles en la región de Tel
Aviv, con el fin de poder
asegurarse contra un posible ataque de misiles iraquíes.
Se invitaba a la población a equiparse del material
necesario para su protección, como agua mineral,
conservas, baterías y linternas. A pesar de esto, el jefe
de los servicios de información militares
israelíes, el general Aharon Zeevi, ya había
constatado que Irak no había desplegado misiles Scud en la
parte occidental de su territorio, volviendo improbable la
posibilidad de ataques dirigidos contra Israel. Pero sus
observaciones pasaron inadvertidas, en el mar de
información alarmista difundida por los medios de
comunicación y las autoridades
israelíes.
Incluso es posible afirmar que, por sus repetidas
declaraciones públicas sobre la ‘amenaza
iraquí’, la
administración israelí participó
ampliamente en la campaña de desinformación llevada
adelante principalmente por los Estados Unidos y Gran
Bretaña. La primera de estas declaraciones se remonta al
13 de agosto de 2002, dos semanas antes de que el Vicepresidente
estadounidense, Dick Cheney, designe al ‘objetivo
iraquí’, en un discurso
pronunciado ante un grupo de
veteranos norteamericanos.
En ese clima tenso el
ejército israelí anunció haber puesto a
punto un nuevo modelo de
máscara anti gas, más
eficaz y más fácil de utilizar. El Ministerio de
Salud, sobre la
base de esta información, preparó entonces una
posible campaña de vacunación general contra la
viruela. A principios de
agosto, el mismo Ministerio ya había anunciado que se
habían seleccionado a cien miembros de su personal para
fabricar el plasma humano necesario para la preparación de
una vacuna contra la peste bubónica que podrían
contener los misiles iraquíes.
Al día siguiente, a pesar de las llamadas a la
calma del Ministro de Defensa, Benyamin Ben Eliezer, el Director
General del Ministerio de Defensa, Amos Yaron, anunció la
próxima distribución de píldoras de yodo a
la población, con el fin de reducir los efectos de las
radiaciones de radioactividad, lo que abasteció
naturalmente a la psicosis general y contribuyó a
acreditar la idea según la cual Saddam Hussein
dispondría de armas nucleares.
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