El treinta de agosto del año en curso (2007),se
conmemoran, los 150 años en que realizó su
recorrido inaugural, entre la actual plaza Lavalle y la actual
estación Floresta, poco mas de 10 kilómetros, el
primer ferrocarril en Argentina.
El texto de la
Constitución sancionada en 1853,
incluía al ferrocarril y a los canales de
navegación, como herramientas
concretas de progreso. En la práctica, los rieles
neutralizarían a la otra herramienta, a tal punto que el
único canal de navegación que se construyo, entre
la laguna Mar Chiquita de Buenos Aires y
Baradero, nunca fue puesto en funciones.
Este siglo y medio, es susceptible en nuestra óptica
de ser visualizado como una parábola del acontecer
argentino. En la presente comunicación, sobre un evento sobre el que
mucho se dirá y escribirá, intentamos compactar,
condensar y actualizar, los estudios, las comunicaciones
y aun las vivencias que al respecto venimos realizando desde
1972, aunque hayamos empezado a comunicarlas a partir de
1977.
Al comienzo de la saga ferroviaria argentina, el
país, luego de la batalla de Caseros, había
comenzado su plena inserción al orden económico
mundial, liderado por Gran Bretaña. El ferrocarril a vapor
como el barco a la misma propulsión eran las
tecnologías de punta de ese ordenamiento, complementado,
por el telégrafo, aunque, por ese entonces no se tenia una
acabada conciencia de su
importancia entre la población en general. Congruente con el
periodo de inestabilidad que va desde la batalla de Caseros hasta
la federalización de Buenos Aires, en 1880-precedida por
los cruentos combates en la ciudad de Buenos Aires- en dicho
lapso de tiempo solo se
construyeron 2.500 kilómetros de vías
férreas. Al respecto queda el mapa confeccionado por
Martín de Moussy, hacia 1871, para ser exhibido en una
exposición realizada en Paris.
Más desde 1880 a 1914, la red trepó desde esos
2500 kilómetros hasta los 33.000 kilómetros de
vías férreas. Dicho cambio,
quedó registrado por el mapa de la casa Peuser en
1913.
Si bien la red alcanzo hacia mediados de los años
40, los 50.000 kilómetros de vía (incluyendo la red
tranviaria y los ferrocarriles llamados "económicos" y
Decauville"); este "salto" operado entre 1880 y 1914, de
algún modo esbozo a la configuración de
asentamientos humanos que en la actualidad contiene a la
población argentina. Cabe acotar que previo a la
implantación del medio ferroviario (el tranvía en
principio traccionado por caballos apareció hacia 1862),
solo existía la red de asentamientos humanos, constituida
por las doce fundaciones realizadas por los españoles
entre 1553 y 1608; algunas fundaciones realizadas durante la
época del Virreinato, y las menos realizadas a partir de
1810, estas ultimas con carácter de fortines.
Resulta relevante destacar, que el medio ferroviario,
como su complemento la navegación de cabotaje
marítimo-fluvial, eran componentes del sistema
económico liderado por Inglaterra. A
esos medios de
transportes, se sumaban, los buques de ultramar, los silos y
elevadores de granos, los frigoríficos, los bancos, las
compañías de seguros y
reaseguros, las compañías de comercio
exterior; las campañas de luz, gas, y aguas
corrientes y componentes afines. Se importaban manufacturas
inglesas y europeas y se exportaban frutos del país.
También durante el periodo inicial el carbón que
traccionaba las locomotoras y los barcos se importaba de
Inglaterra. El listado precedente, al que se puede adicionar
otros componentes más puntuales y la circunstancia que de
hecho el ferrocarril monopolizaba el transporte
terrestre de mercaderías, correspondencias y personas,
tornaba rentable la operación de todo el conjunto y
enjugaba, la poca rentabilidad
del sistema ferroviario en si.
En la etapa inicial el Estado se
hizo cargo del Ferrocarril Oeste, pero fue privatizado hacia
1891.Cabe recordar que se trataba de un ferrocarril Provincial,
pues tanto el gobierno
Nacional, como los gobiernos de provincia estaban autorizados
para construir u operar ferrocarriles.
Ya en 1891 se sanciono la ley 2872, General
de Ferrocarriles-aun vigente- de algún modo constituye el
marco regulador de la actividad.
Era la época fundacional de los ferrocarriles,
una época de mucha especulación, y de
aplicación de las reglas de mercado de
competencia
imperfecta no exentas de corruptelas. Así era común
que a algún "amigo" de Diputados o Senadores nacionales,
le fuera otorgada por Ley Nacional o Provincial, la
concesión de una línea ferroviaria, y con esa
concesión en su poder, se la
vendiese a las compañías inglesas, francesas o
eventualmente de capitales argentinos, que eran los que realmente
construirían la línea.
Por sobre esas conductas objetables, propias de la
época, se desplegaba la actividad con gran dinamismo. De
todos modos los poderes públicos no se desentendían
del tema sino más bien lo contrario. Así en 1907 el
Congreso Nacional sanciona la ley que crea la
Administración de los Ferrocarriles del Estado y el
Gobierno de la Provincia, revisa su postura de 1891 y crea el
Ferrocarril de la Provincia de Buenos Aires. En ese mismo
año el Parlamento Nacional sanciona la Ley 5.315, con el
objeto de regularizar las concesiones ferroviarias, muchas de las
cuales habían surgido de los procederse "non sanctos" mas
arriba insinuados. Así se dispuso que las concesiones se
extendieran por 40 años a partir de esa fecha (O sea que
caducarían en 1947), y que pagarían un canon
único del tres por ciento de las ganancias obtenidas,
él que seria afectado directamente a la construcción de caminos que facilitaran el
acceso a las estaciones ferroviarias. A la época de la
sanción de esta ley, con el monopolio de
hecho del transporte terrestre por parte de los ferrocarriles,
daba toda la impresión que en realidad ese canon
acrecentaba la rentabilidad del negocio ferroviario. La Gran
Guerra
(1914-1918), de la que Gran Bretaña salió
debilitada, aunque victoriosa y la emergencia de los Estados Unidos
como potencia, cuya
industria de
punta era la automotriz y su inescindible complemento la de la
construcción de caminos pavimentados, tornaría
temporaria la ventaja obtenida y con el tiempo de
transformaría en un ingrediente de la minimización
del entonces poderoso medio.
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