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Haciendas en el porfiriato (página 2)



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LA HACIENDA EN
CÓRDOBA.6

Se emplea el término "hacienda" para designar el
tipo de gran propiedad rural característico del
México
anterior a 1910 y que, generalmente, además de
caracterizarse por el ausentismo del dueño, se
distinguía por requerir una gran fuerza de
trabajo
dirigida por un administrador,
por efectuarse el cultivo más bien extensivo de intensivo.
Dicho término se usa en México para denominar esa
clase de
propiedad pero
su empleo no es
general.7

El crecimiento y consolidación de las haciendas
tiene una historia antigua. Desde la
arbitraria apropiación de tierras por los colonos
españoles del siglo XVI, hasta las donaciones de los
caciques indios a las distintas órdenes religiosas que
poblaron la Nueva España;
desde las subastas públicas que organizaba la Corona,
hasta el despojo de las tierras legitimas de las comunidades por
parte de las compañías
deslindadoras.8

La hacienda es un tipo de explotación
agrícola que otorga bienes
económicos y prestigio a sus propietarios. Recorre 4
etapas: a) pre-latifundio a partir de la Conquista cuando los
españoles se quedan con las tierras de los caciques
indios, o de las comunidades extinguidas; b) latifundio antiguo
del siglo XVII cuando delimitadas la economía minera de la
agraria, ésta ya no se sustenta en la encomienda ni en la
comunidad
indígena. Traslada pueblos indios a su interior o compra
esclavos negros; aunque asentistas los dueños, adquieren
poder
político regional. c) La hacienda del siglo XVIII o
latifundio tradicional, abastece al mercado interno y
externo de acuerdo al proyecto
económico librecambista inglés.
Es una naciente empresa
capitalista enlazada a comerciantes, artesanos y transportistas.
Una de sus fuentes
financieras es la Iglesia, que
también es hacendado. Disputa a la naciente burocracia
estatal el control del poder
rural. d) De finales del siglo XIX a 1930, bajo la
hegemonía del mercado de E.U., surge y decae la hacienda
moderna. Sustituye a la Iglesia como terrateniente y absorbe
tierras nacionales y comunitarias indias. Sus dueños son
empresarios que combinan el crédito
y la tecnología moderna con relaciones laborales
semiserviles y la protección estatal. Son agroindustrias
que produce maíz y
exportan azúcar,
vainilla, café,
plátano, tabaco, ganado,
hasta que la Reforma
Agraria les pone fin.

Cada región en la Nueva España tiene
haciendas con características específicas
determinadas por el clima,
ubicación geográfica y recursos
naturales de los que se servían para producir, en el
caso de Córdoba, caña de azúcar, producción que caracterizó a esta
región desde la época virreinal. Fue base
económica de esta región.

Muy pronto los fundadores de Córdoba empezaron a
ensanchar sus pretensiones y dominios territoriales adquiriendo
ranchos y haciendas para la explotación del negro y la
caña de azúcar.

Veinte años después de fundada la Villa se
empieza a otorgar mercedes a los pobladores para fundar trapiches
en la región.9

A. LOS PROPIETARIOS

Gracias a la información que proporciona Naveda Chavez
Hita, sabemos que en 1690 ya estaba constituida la hacienda de
nuestra Señora de Guadalupe, en 1692, la hacienda
pertenecía a Juan Valero Graxeda y lo seguía siendo
en 1695, para el año de 1697 la hacienda estaba
constituida por 17 y media caballerías de tierra, tenia
23 esclavos y se cotizaba en 20,222 pesos.

Para el año de 1726, los esclavos eran 14,
tenía una extensión de 26 caballerías y
pertenecía a Diego Valero, quien la vendió a
López Antonio de Irivas y se cotizaba en 26,800 pesos-,
para el año de 1718, su valor fue de
27,000 pesos.

En 1758 tenía 151 esclavos y la componía
47 caballerías la propietaria era Doña Ana
Francisca de Irivas, en 1756 la hacienda era propiedad de Lorenzo
de Muñoz de Coss, seguramente por venta realizada
por su propietaria.

En 1788 tenía 278 esclavos y en 1803 la hacienda
era propiedad de Juan Bedo Segura Cevallos.

Para 1804, la hacienda pertenecía a D. Juan
Antonio Gómez de Guevara (conde de Oñate’),
caballero cantábrico, y es aquí lo mas interesante,
ya que esta hacienda de Guadalupe, (actual La Patrona), se
plantaron las primeras matas de café que para 1812 era ya
un gran negocio, además se había aclimatado el
mango.

Cuando la hacienda pasó a manos de Bernardo
Herrera, se dice que en 1824 la plantación era medio
millón de matas de café en el lugar.

B. EVOLUCIÓN DE LA HACIENDA HASTA
1910

Es a partir de la segunda mitad del siglo XVII que se da
el período de establecimiento de las haciendas,
éstas en un principio fueron pequeñas en
extensión y número de esclavos y la fuerza de
trabajo era complementada con indios
sirvientes.10

Durante los primeros dos tercios del siglo XVIII hubo en
la jurisdicción de Córdoba 32 haciendas. La
extensión de las mismas fluctuaba entre 3 y 50
caballerías, es decir entre 128 y 2,130 hectáreas.
Comparativamente a haciendas de otras latitudes, muy
pequeñas; empero hay que señalar que la calidad de las
tierras y la abundancia de agua
permitía altos rendimientos. La extensión de las
haciendas variaba continuamente debido a que los dueños
acostumbraban pedir en arrendamiento tierras del Cabildo,
aprovechando sus nexos sociales y familiares, lo cual
constituyó un método
habitual para acrecentar extensiones. Estos arrendamientos se
hacían bajo diferentes condiciones; por lo general se
arreglaban a un plazo de 9 años. De acuerdo a datos de 1752 la
tarifa era de 12 pesos la caballería por
año.11

El valor de la tierra
dependía del lugar donde se situaba. Por lo común,
era menor en las faldas de los cerros, quizás por ser
relativamente más distantes o porque su cultivo era
más difícil. Tal es el caso de la hacienda San
Joseph de las Lagunas que estaba situada en la sierra de
Matlaquiahuit. Esta hacienda tenía 10 caballerías
de extensión (427 hectáreas), y su valor era de 550
pesos. El valor de las tierras de la hacienda de San Francisco
Toxpa que colindaba con ella, era de 725 pesos, por estar situada
en el valle y estar fundada en 6 caballerías (256
hectáreas).12

El valor de la tierra se cotizaba más alto si
estaba cultivada. En todas las haciendas el cultivo más
importante era la caña de azúcar. La tierra se
dividía en pedazos llamados suertes. Se medía en
varas y se labraba en surcos para sembrar la caña. Como
puede verse la mayor parte del terreno de la hacienda estaba
dedicada el cultivo de la caña de azúcar. Y
también una parte de la tierra para el ganado. Este tipo
de división de la tierra fue bastante común en las
haciendas de la zona durante el primer tercio del siglo. Sin
embargo, a medida que avanza el siglo son cada vez más
escasas las referencias a cultivos secundarios dentro de las
haciendas, mientras que hay documentos que
muestran que el abasto de haba, fríjol y maíz se
hacía por medio de compras a los
indígenas y a los ranchos del lugar.

Hay que subrayar el carácter especial de la ubicación de
estas unidades productivas: desde la época colonial
estamos considerando lugares privilegiados por el paso de una de
las principales vías de comunicación de la costa hacía el
centro de la Nueva España (en su momento, los caminos
carreteros, y para la segunda mitad del siglo XIX, el paso del
Ferrocarril interoceánico). Además, la
cercanía de mercados urbanos
de consideración (Xalapa y Puebla, y después el
mismo puerto de Veracruz) darán un impulso al desarrollo de
las actividades agropecuarias de estas unidades existentes desde
tiempos tempranos del periodo colonial.13

Hacía mediados XIX, liberales veracruzanos
plantearon los lineamientos a seguir para alcanzar la modernidad en la
entidad. El punto de partida del discurso
fueron los rezagos coloniales que obstaculizaban el progreso: en
primer término la tenencia comunal de la tierra. Desde
1826, se legisló su fraccionamiento y su conversión
a mercancía. Pero, una segunda veta del discurso liberal,
y en el caso considerado aquí quizás de mayor
importancia, fue la necesidad de sujetar la población en forma general, más
específicamente, poblar las tierras calientes de las zonas
costeras, las más prometedoras en cuanto a riqueza
natural.1414

La hacienda jugó un papel fundamental (directa o
indirectamente) en el proceso
modernizador, pretendido en los albores del porfiriato. Si
bien se registraron casos más claramente modernizante
cuanto a la innovación tecnológica, no fue
necesariamente ésta la faz de la "modernidad" del siglo
XIX en el corredor central de Veracruz. En un momento dado, la
maquinización decretó cierto desplazamiento de
fuerza de trabajo, pero también encontramos que en la zona
cañero-cafetalera no hubo un cambio
sustancial del nivel tecnológico, sino una
reordenación de los espacios de reproducción que tanto captó como
rechazó mano de obra. Y en un tercer nivel, el feudo
jugó un doble papel: al fraccionarse los latifundios dan
lugar a la creación de un mercado de trabajo y de tierras,
que a su vez fomentó el desarrollo de un pujante sector de
pequeños y medianos propietarios, con variables
grados de autonomía de la misma.15

Para el siglo XIX, algunas de esas haciendas,
coloniales, estaban en manos de los descendientes de antiguas
familias novohispanas o de los nuevos compradores que llegaron a
la zona atraídos por la propaganda
gubernamental dedicada a exaltar las condiciones naturales
–benignidad y fertilidad de la tierra− y la necesidad
de labradores capaces, lograron impulsar y sacar provecho de
otros cultivos. El régimen porfirista, como es sabido, se
dedicó a difundir la prosperidad agrícola y minera
del país y la facilidad con que se podían obtener
las riquezas, pues el único inconveniente para no lograrlo
se encontraba en la necesidad de brazos y de los hombres bien
calificados; por lo tanto, la solución se encontraba en la
inmigración, de preferencia
extranjera.16

Las haciendas de Córdoba sólo necesitaban
inversión para la tierra pues la zona no
requería de inversiones de
tipo hidráulico. La hacienda contaba con una serie de
construcciones indispensables para el procesamiento del dulce. En
sus inicios los pequeños trapiches no contaban más
que con un rudimentario sistema de
molienda. Al paso del tiempo su
evolución requirió cuando menos de
las siguientes instalaciones: trapiches o casas de molienda, casa
de calderas, casa
de purga, asoleadero, carpintería, almacén de
herramientas,
establos de machos de tiro, y almacén del producto.

Estas construcciones componían lo que en los
documentos de la época se denomina "ingenio de hacer
azúcar". Los principales eran la casa de molienda y la
casa de caldera. La primera, donde se trituraba la caña,
el trabajó en todas las haciendas estudiadas era en base a
tracción animal. La molienda era de madera,
generalmente vertical, de tres moledores, con dentadura y
chumaceras de madera sobre una piedra de amolar. Los documentos
nos muestran que en la carpintería de las haciendas
siempre se encontraban repuestos. Así, hay referencias:
"una molienda nueva y dentadura de repuesto"; o bien: "dos
moledores parados con banco y 20
moledores en bruto.

Al parecer durante todo el siglo XVIII se mantuvo
esencialmente el mismo método de extracción del
jugo; aunque en 1770 Marcos Gomera, funcionario del Estanco del
Tabaco, pide permiso al Virrey para poder usar en Córdoba
la "máquina Trapiche" que inventó, sin embargo, no
encontramos documentación que nos gustara sobre tal
invención. No es sino hasta 1807 que en el ingenio de la
hacienda San Francisco de las Mesillas se encuentran seis ruedas
de metal, que nos indicarían el uso de la fuerza
hidráulica.17

Además de las construcciones económicas,
las haciendas incluían lo que puede denominarse como
construcciones sociales. Estas eran la capilla junto con sus
ornamentos; las casas del hacendado y del administrador, las
chozas de los esclavos, etc. La magnitud y disposición de
las mismas variaba de acuerdo a la importancia de la hacienda.
Más que la tierra y las construcciones, la mano de obra
esclava fue la más cuantiosa inversión de los
hacendados.18

D. EL GANADO

EL CRONISTA Andrés DE Tapia asegura que fue
Cortés quien hizo traer todo género de
ganados, bestias y simientes de seda. Así llegaron a
nuestra patria los caballos, perros, vacas,
cerdos, cabras, gallinas y palomas, los cuales prosperaron en
forma extraordinaria, sobre todo en las costas orientales, en las
desembocaduras de los ríos Alvarado, Coatzacoalcos y
Pánuco. El ganado vacuno se incremento en tal forma, que
el Padre Acosta asegura que en 1587 una flota llevó a
Sevilla 64, 340 pieles de res de origen
mexicano.19

Los animales
útiles se multiplicaron más rápidamente que
las necesidades que debían satisfacer, y el problema ya no
consistía sólo en tenerlos, sino en explotarlos con
provecho.20

Generalmente de las mercedes para estancias de ganado se
hacían las haciendas.21 En el sur y en Veracruz
se hablaba en principios del
siglo XIX de la necesidad de introducir el arado de
bueyes.22 Existían haciendas de ganado mayor o
menor, de labor, de minas. Eran propiedad de eclesiásticos
y religiosos. Eran atendidos por los mayordomos los cuales se
encargaban de atenderlos.23

 

Eusebio Garcia Gonzalez (*)

Instituto de Antropología U.V.

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