- Síntesis
- Historia del
inmueble - Sobre el autor
Leopoldo Flores Valdés - Sobre
el tianguis del mercado de Toluca - Cosmovitral
auto presentación - De vil zoco a
obra de arte
JARDÍN BOTÁNICO
COSMOVITRAL – TOLUCA ESTADO DE
MÉXICO
INVESTIGACIÓN DE ABRAHAM
BASTIDA AGUILAR
IDENTIDAD
TOLUQUEÑA
SÍNTESIS
Se ubica en las calles de Lerdo, Rayón y Santos
Degollado en el centro de la ciudad de Toluca. Se
inauguró en 1933 como "Mercado 16
de Septiembre o del Carmen" el cual funcionó
aproximadamente 40 años. Su estructura
arquitectónica pertenece al denominado art noveau. Este
edificio es de planta rectangular, cuyo eje mayor corre en el
sentido del paso del sol, un cuarenta por ciento de su alzado
es de cantera y el resto es ocupado por vitrales. Tiene un
espacio interior de 5000 metros cuadrados cubierto totalmente.
Debido a su luminosidad y temperatura
proporciona condiciones muy propicias para el uso actual que
tiene de Jardín Botánico.
El autor del diseño plástico
del vitral es el artista Leopoldo Flores, originario del Estado
de México. El tema gira en torno de la
solución dialéctica a las dualidades y
antagonías universales. La obra se inició en
julio de 1978 y se inauguró el 5 de julio de 1980 con
una extensión aproximada de 3200 metros cuadrados de
vitral compuesta de 40 módulos perimetrales. Esta obra
es una secuencia figurativa sin principio ni fin, es un ciclo
cuya contemplación se puede iniciar por cualquiera de
sus partes. De un lado se encuentra el amanecer, la luz radiante de
la aurora, mientras que del lado opuesto está la
oscuridad de la noche. También es perceptible la
oposición entre la vida y la muerte,
entre la creación y la destrucción, entre el bien
y el mal.
Otras fuentes
señalan que:
Se localiza en el centro de la Ciudad, a un costado de
los edificios de Gobierno y de
la Plaza Cívica, unidos por la Plaza del Carmen, lo
circundan las calles de Lerdo, Degollado, Rayón y Plaza
del Carmen.
En un edificio que fuera el Mercado 16 de Septiembre,
o antiguo mercado de El Carmen construcción del estilo "Art Nouveau"
iniciada en 1908 cuando se construyó la estructura
metálica llevada a cabo por la Compañía
Fundidora de Fierro y Acero,
Monterrey, S.A.
En 1932 el Gobierno de ese entonces ordenó
colocar láminas y vidrerias y el edificio empezó
a funcionar como mercado al año siguiente. De 1933 a
1972 aquí se albergó el mercado, de gran
tradición por su colorido y despliegue de productos
artesanales, que atrajo siempre a los visitantes.
Al ser trasladado el mercado en el año de 1972,
este edificio se mantuvo desocupado hasta que se tomó la
decisión por parte del Gobierno de convertirlo en
Jardín Botánico y de apoyar e impulsar la
construcción del Cosmovitral en un edificio familiar a
los toluqueños quienes han mostrado entusiasmo y
apreciación hacia ambos.
Dicha construcción sirve de marco a la
extraordinaria y magistral obra del artista Leopoldo
Flores.
El Cosmovitral se compone de 48 vitrales que alcanzan
una superficie de 1500 Mts.2 ; el conjunto comprende
de 23.000 secciones diferentes dentro de las cuales
están comprendidas 125.000 fracciones de vidrio.
El trabajo de
emplomado fue realizado por artesanos del Estado, quienes
ejecutaron el proyecto de
Leopoldo Flores. Iniciado en julio de 1978, fue inaugurado dos
años más tarde, el 5 de julio de 1980, por el C.
Lic. José López Portillo.
El Cosmovitral es una concepción
pictórica-filosófica del Hombre y su
relación con el Universo. El
carácter de la obra es cíclico,
las partes del conjunto se van enlazando a través del
color y la
forma; puede ser apreciado a partir de cualquiera de los
módulos que la componen.
La entrada al edificio tiene como tema una figura
humana cuya cara oriente representa al hombre convertido en sol
y las dos laterales son la continuación de los rayos
lanzados por la figura central.
El Cosmovitral del Jardín Botánico de
Toluca es una manifestación luminosa de la
inspiración de Flores que trata de interpretar el
tiempo, el
movimiento y
los fenómenos armónicos y contradictorios, a la
vez, de la materia en
una visión cosmogónica, para llegar a una
síntesis luminosa de cuyo contenido
resuelve el todo con las partes: materia y
espíritu.
En el fondo oriente, se representa: La
Constelación del Orión apuntando al norte, y la
constelación del Sagitario apuntando al Sur. En ambas
constelaciones, se arremolinan nebulosas, donde la materia
naciente, explota en estrellas. La nebulosa de Orión, se
despliega como ave de alas transparentes y polícromas.
En la constelación Sagitario la nebulosa trifide,
también despliega sus alas luminosas y
multicolores.
A la derecha e izquierda de la superficie del mosaico
vitreo, se abren, divergen, en un movimiento en que se repelen,
fuerzas contradictorias en un ciclo cósmico; esas mismas
fuerzas, en un momento, convergen para volverse a encontrar en
lucha rotatoria; ritmo y aceleración del micro cosmos y
el macro cosmos, para reiniciar un drama sin fin.
El movimiento hacia el sur, contiene magnitudes
pequeñas y múltiples que por si mismas van
adquiriendo mayor rango, superficie, volumen, giro,
para transformase en aves que, a
su vez, crecen y se multiplican en un vuelo radiante, en
relámpago polícromo, donde aparece el destello
del hombre, en la concepción antropológia de un
vuelo y de un conjunto de hombres etéreos que provienen
asimismo, del misterio absoluto.
En otra magnitud y hacia el norte, en tonalidades
obscuras, pero con la misma violencia de
movilidad, aves voraces, crecen y se multiplican en vuelo
nocturno, con la fuerza
destructora de las aves rapaces que, se transforman en hombres
movidos por la furia, que emergen del poder de las
tinieblas y tratan de capturar a la luz con el poder de su
penumbra; de su nada.
Por parte, se manifiestan los seres enamorados de luz,
de la vida, de la belleza, del poder creativo. Son los seres
biófilos: Quetzalcóatl, Hormuz, Júpites,
que empuña el rayo; el Arcángel de espada
flamígera: Visnú conservador.
En otro extremo, surgen las formas y los seres
enamorados de las tinieblas y de la muerte, del
odio; son los seres necrófilos; Archiman, Tezcatlipoca,
Belcebú.
Ambos seres biófilos y necrófilos,
convergen en un choque en un combate entre el día y la
noche. El día se extingue, muere por la noche
victoriosa. Las tinieblas se intensifican en tenebroso vuelo
triunfal, pero este vuelo se desvanece y se quiebra por
la fuerza de la aurora, por el torrente de la vida de un nuevo
amanecer. Muere Arhimán. Resucita Hormuz, la vida
triunfa sobre la muerte. El amor se
eleva victorioso sobre el odio.
La síntesis del drama se resuelve, en los
círculos y en el hombre
con los brazos abiertos, elevados hacia el infinito y, los
pies, apoyados en una sólida realidad: del
cráneo, surgen llamaradas, simbolizando el fuego del
pensamiento,
de la fantasía y del pecho surgen también
llamaradas, simbolizando la fuerza de la voluntad, el fuego de
las pasiones. Tanto pensamiento como inspiración y
emoción, trascienden los círculos de la
individualidad, para multiplicarse y para irradiar, en el
tiempo y espacio. Fin y principio, se suceden
interminablemente, lo que justifica la fe y la esperanza. Lo
que le da sentido a la vocación humana de eternidad,
para resolverse en el verano presente y en la escatología del amor que es
lo único que crea, que construye, que realiza, que
permanece.
En el centro, el hombre simbolizando al Sagitario,
mantiene y alimenta estas fuerzas creadoras en equilibrio;
virtud arte y ciencia.
Bien, verdad y belleza; sabiduría y epopeya de la
Humanidad".
El Jardín ocupa una superficie de 3, 500
Mts.2 de los cuales 1,500 mts., son andadores que se
complementan con una pequeña caída de agua, la que
a su vez forman un espejo. Seis fuentes están
distribuidas entre más de 1000 distintas variedades de
plantas
provenientes de diferentes partes del mundo. En el
Jardín Botánico, sobre el macizo central, hay un
busto dedicado al investigador Botánico Japonés
Eízi Matuda, quien dedicara gran parte de su vida a
catalogar la flora de Estado de México en su calidad de Jefe
de la Comisión Botánica de la Entidad.
Página siguiente |