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Aztecas (página 2)




Enviado por Magdiel Gonz�les



Partes: 1, 2

Dioses

  • Huitzilopochtli:

Etimológicamente quiere decir pájaro mosca
izquierdo. Debe tenerse en cuenta que el lado izquierdo, en la
concepción cósmica de los aztecas
correspondía al Sur. Sin duda, además
Huitzilopochtli era una forma del sol, puesto que cuando se le
sacrificaban víctimas los corazones eran expuestos al
sol.

Lo de pájaro mosca venía de la siguiente
leyenda, la cual parece indicar que antes de llegar a ser el dios
de la guerra fue un
dios totémico, un colibrí:

Huitzilopochtli había sido concebido por la
Virgen – Madre Coatlicue (la del traje tejido con serpientes),
que era ya madre de una hija y de numerosos hijos, llamados los
Centzon-Huitznahuas (los cuatrocientos meridionales). Coatlicue,
estando un día orando en el templo del Sol, recibió
del Cielo una corona de plumas de colibrí. La puso sobre
su seno y quedó encinta del dios de la guerra. La hija,
furiosa, pues creía deshonrada a su madre, instigó
a los Cuatrocientos Meridionales (es decir, las estrellas
meridionales, enemigas del Sol) para que la matasen. Pero
Cuatlicue pudo librarse de ellos y dar a luz a
Huitzilopochtli, que por cierto, nació enteramente armado,
como la Atena griega; revestido con una armadura azul, con la
cabeza y la pierna izquierda adornadas con plumas de
colibrí y una jabalina azul también en la diestra
(signo de habilidad).

Al punto, precipitándose sobre su hermana, la
mató; luego y sirviéndose de Xiuhcoaltl, la
serpiente de fuego, su atributo distintivo, exterminó a
los Centzon-Huitznahuas y a cuantos habían complotado
contra su madre.

Se solía representar a este dios como un guerrero
con la parte alta de la cara pintada de negro, cubierto con una
armadura de plumas y llevando en la mano izquierda un escudo y en
la derecha el xiuhcoaltl. En su calidad de dios
tribal, le estaba dedicado el templo de México.
Los corazones de las víctimas que eran sacrificadas en su
honor, eran puestos en recipientes de piedra llamados
quanhxicalli, recipientes del águila,
alusión a una de las formas del dios. Tal vez una
divinidad más antigua que él (cuyo hermano era
Tezcatlipoca, espejo brillante, dios del invierno y no se
sabe el porqué, también de la justicia) era
sin duda Quetzalcoaltl, la serpiente emplumada, que los aztecas
debieron de encontrar ya al conquistar México.

Se decía que esta serpiente había tenido
que retirarse ante el ataque de los aztecas, acabando por
embarcarse para ir hacia los países del Este, al otro lado
del Atlántico. Pero que un día volvería a
tomar el desquite. Esta antigua creencia no dejó de ayudar
mucho a Cortés, que al tener noticia de la
tradición, la empleó y la explotó para sus
alianzas con las tribus enemigas de Moctezuma cuando su
prodigiosa conquista de México.

  • Tezcatlipoca (espejo humeante):

Era el dios del Sol; personificaba el sol del
verano, que madura las cosechas, pero que trae también la
sequedad y la esterilidad. Como dios de la tarde, era asimilado a
la Luna. Recibía diversos nombres, según las
fiestas en que era invocado, algunas de las cuales le estaban
consagradas en su calidad de dios de la música y de la
danza. Era
invisible e impalpable, apareciendo, a veces, a los hombres, bajo
la forma de una sombra fugitiva, de un monstruo espantoso o de un
jaguar.

Según una leyenda, Tezcatlipoca erraba por las
noches bajo la forma de un gigante, envuelto en un velo
ceniciento y llevando su cabeza en la mano. Cuando los temerosos
le veían morían, pero el hombre
bravo le agarraba y le decía que no le soltaría
hasta por la mañana. El gigante suplicaba que le soltase y
maldecía. Si el hombre
conseguía retener al monstruo hasta el alba,
éste entonces cambiaba de humor, le ofrecía
riquezas y poderes invencibles con tal de que le dejase partir
antes del amanecer. El hombre victorioso recibía entonces,
del vencido cuatro espinas como prenda de su victoria. Luego el
hombre valiente le arrancaba el corazón y
se lo llevaba a su casa. Pero al desdoblar la tela en que lo
había metido no encontraba sino plumas blancas o una
espina, o ceniza, o harapos. Los aztecas le temían
más que a todo otro dios y le ofrecían
también sacrificios sangrientos. Cada año, el
más hermoso de entre los jóvenes cautivos era
escogido para personificarle. Le enseñaban a cantar, a
tocar la flauta, a llevar flores y a fumar. Le vestían
suntuosamente y ponían ocho pajes a su servicio.
Durante todo el año le prodigaban toda clase de
honores y placeres. Veinte días antes de la fecha
dispuesta para el sacrificio le daban como mujeres a cuatro
jóvenes, que personificaban a cuatro diosas. Luego
empezaban una serie de fiestas y danzas. Llegado el día
fatal, el joven dios era conducido con gran pompa fuera de la
ciudad y sacrificado en la última plataforma del templo.
De un solo golpe con un cuchillo de obsidiana, el sacerdote le
abría el pecho y le sacaba el corazón palpitante,
que ofrecía al Sol.

Tezcatlipoca era el gran enemigo de Quetzalcoatl, cuyo
mito parece
evocar una gran lucha étnica. Tezcatlipoca no pensaba sino
en la destrucción de los de Tula, es decir, de los
toltecas, de los que Quetzalcoatl era el dios más
importante antes de llegar a ser, luego de la caída de los
toltecas, una de las principales divinidades aztecas.

Un día los de Tula vieron entrar en la ciudad
tres brujos, uno de los cuales no era otro que Tezcatlipoca bajo
la apariencia de un hermoso joven. Este consiguió seducir
a la sobrina de Quetzalcoatl, hija del rey Uemac, lo que le
permitió extender el Tula el gusto a la desobediencia a
las leyes y el vicio.
En una gran fiesta bailó y entonó un cántico
mágico. Pronto fue imitado por un gran número de
toltecas, a los que condujo a un puente, que hundiéndose
bajo su peso, hizo caer a la mayor parte al río, donde
fueron convertidos en piedras. Poco después se
mostró a los toltecas haciendo bailar mágicamente
en su mano a un muñeco. Maravillados se amontonaron de tal
modo para ver mejor el espectáculo prodigioso, que muchos
murieron asfixiados. Entonces les dijo que debían matarle
por los males que había ocasionado. Le mataron, en efecto,
mas al punto su cuerpo empezó a exhalar tal olor, que
muchísimos de los toltecas morían. En fin, tras
muchas pérdidas, consiguieron sacarle fuera de la ciudad
cuando ya casi la había arruinado.

Tezcatlipoca era representado con cabeza de oso y ojos
muy brillantes. Llevaba en la cara rayas amarillas y negras. Su
cuerpo era negro también y sus tobillos estaban llenos de
campanillas, provocaba discordias y la guerra. Pero
también era dispensador de riquezas. Los aztecas le
atribuían el poder de
destruir el Mundo si le placía. Como la mayor parte de los
otros dioses, resucitó y volvió del cielo a
la
tierra.

Quetzalcoatl (El dios del Viento):

Quetzalcoatl fue conocido desde tiempos anteriores y era
considerado como una divinidad del Viento, en la leyenda Tolteca
se le dio una mezcla de características humanas y
sobrenaturales. Y su nombre fue usado por Reyes y Sacerdotes, por
ello se deben hacer distinciones precisas. En la Leyenda Tolteca
Quetzalcoatl fue un reformador religioso que predico con una
conducta
diferente, por lo cual entro en choque con el Sacerdocio de
Tezcatlipoca, el cual lo venció y lo expulso de
Tula.

Se cree también que esta lucha se produjo por las
diferencias que existían entre el mismo pueblo, las
diferencias se cree que eran sociales y económicas; ya que
los Olmecas eran quienes poseían la mejor situación
y cultura,
mientras que los Nahuas eran más pobres y su
tradición religiosa era más primitiva. Se supone
que Quetzalcoatl se marcho de Tula en compañía de
sus discípulos y prometio según la Leyenda que
algún día regresaría por el Oriente.
Llegando a la costa se convirtió en la Estrella matutina.
Otra leyenda mas cuenta que al retorno del mismo (en la cual se
decía Blanco y Barbado) influyo en la mentalidad
después al tiempo de la
Conquista, ya que decía que Cortés era la
reencarnación de Quetzalcoatl.

Después que un pequeño grupo de
Toltecas emigraron hacia el sudeste y su influencia se
registró en el área Maya, en donde Quetzalcoatl fue
nombrado con el nombre de Kukulcan. Pero no solo fue este el
nombre con el cual se le conoció, si no que es solo uno de
los nombres que se le dieron con el paso de el tiempo y las
culturas que lo adoraban.

Entre los nombres que se le atribuyen
están:

Dios del Viento, Dios de la Vida, El planeta Venus y el
Dios de los Gemelos, Quetzalcoatl, Ehecatl, Tlahuizcalpantecuhtli
y Ce Acatl

LOS SACRIFICIOS

Un elemento fundamental en el culto religioso eran los
sacrificios humanos, que para los Aztecas eran una especie de
compensación o pago que los hombres daban a los dioses.
Huitzilopochtli y todas las demás deidades,
recibían su parte en la vida del pueblo:

"Como dios que es, desdeña los alimentos
groseros de los hombres y solo puede mantenerse con la vida
misma, la substancia mágica que se encuentra en la
sangre del
hombre. Así, la guerra, la conquista y el sometimiento de
otros pueblos, tenían motivos económicos y
políticos, pero también razones religiosas de
búsqueda de prisioneros para su
Inmolación".

El sacrificio más común consistía
en arrancar el corazón a la víctima,
ofreciéndolo enseguida al Dios, para ello, cuatro
Sacerdotes sujetaban al sacrificado, que colocado sobre una
piedra (llamada Techcath) por sus extremidades, y un
quinto Sacerdote ejecutaba la operación con un cuchillo de
pedernal, con el que le daba un golpe en el pecho para arrancarle
el Corazón; que era después, ofrecido a los dioses.
La sangre era dada a gustar a los Idolos, la carne, tenida por
divina, era comida y el corazón era depositado en un
recipiente llamado: Cuauxicalli.

En otras ocasiones, durante la fiesta en honor a
Xiutecuchtlil, dios del Fuego, la víctima era arrojada con
intervalos sobre un montón de brasas. Otras formas de
sacrificio consistían en tener al prisionero atado en un
sitio para después lanzarle flechas hasta que este
muriese, y la sangre que caía a la tierra se
suponía la hacia fértil. En honor de la tierra y de
Xipe, a la víctima se le desollaba después de
matarla y el sacerdote se vestía con la piel de
aquella. Y no dejaba de haber, para algún valiente
Guerrero enemigo, antes de aplicársele la muerte
común, sobre todo en la fiesta del "Tlacaxipehualiztli"
que era el simulacro de un combate contra varios guerreros
Aztecas mejor armados. Este sacrificio fue después
llamado: Gladiatorio. Había meses consagrados al
sacrificio de niños
que eran llevados a las cumbres de los montes, adornados con
plumajes y guirnaldas; sus sacrificadores los acompañaban
tañendo instrumentos
musicales, cantando y bailando. La ceremonia de
inmolación tenia como objeto el pedir lluvias, y si los
niños lloraban era un buen Signo. El corazón les
era arrancado como parte final del acto. En la fiesta del
Toxcatl se sacrificaba a un mancebo (imagen de
Tezcatlipoca), a quien durante todo un año se le agasajaba
con fiestas y regalos, preparándosele para la muerte. Los
ritos exigían que hubiese también ofrendas y
oraciones, sahumerios con copal y otros actos. Las calaveras de los
sacrificados se conservaban en el Tzompantli, o
gradería de cal y piedra. El de Tenochitlan tenia no menos
de 136,000 de ellas al tiempo de la Conquista.

Organización
Política

La máxima autoridad
azteca era el Tlatoani o Huey Tlatoani. A este cargo no se
accedía por herencia, sino
mediante una elección por parte de un Consejo Electoral
llamado Tlatocan.

El Cihuacoatl estaba directamente debajo del Tlatoani y
era el encargado de dirigir la ciudad y compartir la autoridad
del anterior en su ausencia, en la actualidad este sería
un cargo de vicepresidente, por lo que podemos ver que la
estructura
política
actual y la de aquella época no tenían grandes
diferencias.

La autoridad política que otorgó unidad e
integración en la cuenca durante el
Postclásico Tardío fue México-Tenochtitlan,
cuya ascensión fue consecuencia de la alianza de tres
grandes reinos:
Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. Estos ocupaban el valle y
estaban gobernados por un tlatoani, y de ellos dependían
otros territorios y ciudades menores dirigidas por tlatoque que
estaban emparentados con los dirigentes de las capitales
estatales. Pero los aztecas no solo dominaron el centro de
México, sino que con el tiempo construyeron un imperio que
alcanzó un área superior a los 200.000 km2 en la
que vivieron entre 5 y 6 millones de habitantes. Se ha sostenido
que la naturaleza del
Imperio mexica fue económica más que
política, pero ello también requiere de cierta
estructura política para mantener el control. El
imperio se dividió en provincias, cuyo control estuvo
asegurado mediante sitios fortificados que a su vez dominaban las
rutas comerciales y la circulación de los tributos
rendidos por las provincias sometidas, tributos que tenían
que pagar a la gran metrópoli del centro de
México.

La guerra fue un factor fundamental para el desarrollo y
mantenimiento
del imperio. Los nobles eran, por naturaleza, militares, pero
también otros segmentos (Caballeros Águila,
Caballeros Jaguar) estaban relacionados con ella. Su finalidad
fue tanto económica como religiosa, pues si en algunos
momentos fue practicada para la obtención de buenas
tierras y la recolección de tributos, fue siempre
sancionada por la religión y el ritual
con el fin de conseguir esclavos para el sacrificio. Con esa
finalidad se crearon las guerras
floridas, las cuales se realizaban de manera preferente contra
los grupos vecinos,
como los cholulteca y los tlaxcalteca.

Organización
Económica

La civilización azteca se basó desde el
punto de vista económico, en la agricultura y
el comercio.
Cultivaron mayoritariamente el maíz,
ají y frijol. Uno de los sistemas de
colonización agrícola más interesante fue la
construcción de huertos flotantes, las
chinampas, hechas con cañas, ramas, barro y limo, esto les
permitió transformar el estéril lago en un lugar
muy fértil. Además conocían las técnicas
del barbecho y la irrigación mediante diques y acequias y
utilizaban abonos vegetales y animales. La
ganadería
era pobre como el resto de la América
precolombina.

Otro recurso eran las aves
acuáticas y el pescado, la sal del lago de Texcoco y el
basalto con el que se construía.

En los mercados se
practicaba un activo comercio sustentado por el trueque, usando
las semillas de cacao como cambio para
igualar diferencias. El precio de las
mercaderías variaba según la cantidad
existente.

Arte:

El arte azteca es,
fundamentalmente, un arte al servicio del Estado, un
lenguaje
utilizado por la sociedad para
transmitir su visión del mundo, reforzando su propia
identidad,
frente a las de las culturas foráneas. De marcado
componente político- religioso, el arte azteca se expresa
a través de la música y la literatura, pero
también de la arquitectura y la
cultura, valiéndose para ello de soportes tan variados
como los instrumentos musicales, la piedra, la cerámica, el papel o las plumas. El arte
azteca es violento y mudo, pero deja entrever una complejidad
intelectual y una sensibilidad que nos hablan de su enorme
riqueza simbólica.

Escultura:

Era fundamentalmente monumental y asociada a las grandes
construcciones arquitectónicas.. Era muy realista, usaban
mucho los símbolos y lo abstracto y sobre todo lo
religioso. Existen piezas de gran tamaño que representan a
los dioses, los mitos, los
reyes y sus hazañas. Ante las obras que se encuentran en
el museo de antropología de México, destacan la
imponente diosa de Piedra del Sol o Calendario Azteca, enorme
bloque circular se trabajado en relieve y
dedicado a la divinidad solar. En un museo de Londres se
encuentra una excepcional calavera de cristal de roca, donde se
percibe el detallado conocimiento
anatómico que poseían. También trabajaban la
piedra, mosaicos de turquesa, la madera
etc.

Orfebrería:

Los aztecas eran maestros en la fundición,
combinando oro y plata,
realizaban joyas como collares, pendientes, pectorales, etc.
También hacían figuras y recipientes.

Plumería:

Fue una de las expresiones más originales y
características de los aztecas. Las aves usadas
procedían de bosques tropicales del sur de México,
o bien eran cuidadas en cautiverio y cazadas con técnicas
refinadas, que no dañaban el plumaje. Eran clasificadas
por tamaño, calidad y color. Se destaca
aquí el gran tocado de plumas de quetzal con adornos de
oro, conocido como el Penacho de Moctezuma, conservado en el
Museo Etnográfico de Viena. El penacho era un
símbolo de poder y autoridad dentro del mundo
indígena americano.

Cerámica:

Es la forma de expresión popular, sobre todo en
lo que se refiere a las figuras de personas y divinidades (
dioses) entre las que destacan figurillas femeninas de fertilidad
y representaciones de dioses.

Arquitectura
:

Tenochtitlán, la ciudad sagrada de los aztecas,
constituye, según los especialistas, uno de los centros
urbanos mejor planeados de todas las antiguas civilizaciones
americanas, y evidencia en sus creadores una gran
preocupación por la comodidad de quienes la iban a ocupar.
Tenochtitlán significa "lugar donde los cactus crecen
sobre las rocas," y era una
aldea de cabañas de caña.

Los avances urbanísticos que evidencian los
restos de tenochtitlán son notables. El agua se
conservaba potable haciéndola fluir a través de
tuberías de cerámica, y era distribuida en los
distintos barrios por medio de diversas fuentes.

Los aztecas construyeron aquí una serie de obras
de ingeniería y de diques para prevenir el
desbordamiento de las aguas del lago. Trazaron, asimismo, largas
calzadas o avenidas para facilitar el acceso desde la rivera del
lago hasta la ciudad-templo en La isla.

Religión:

Los Aztecas practicaban una religión
politeísta, (muchos dioses) muy compleja. Sus creencias
manejaban toda la vida de este pueblo. Los dioses aztecas no
tenían un sitio definido, pues podían ubicarse
tanto en el cielo como en el mundo cotidiano y tener un carácter bondadoso y maléfico al
mismo tiempo.

Los aztecas hacían ofrendas de sangre. Este
alimento se ofrecía al dios del sol para vencer a la
oscuridad. En muchas oportunidades los sacrificios implicaban la
muerte de la víctima.

Sus ceremonias eran múltiples y
variadas.

BIBLIOGRAFÍA:

"historia
universal" Alfredo Andrade 2do año – Editorial
bementhon

www.google.co.ve

 

Magdiel Gonzáles

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