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Upata del Yocoima (Venezuela) (página 2)



Partes: 1, 2

Datos
geográficos de Upata:

La ciudad está ubicada en la latitud 8 grados
Norte y los 62,26 grados de longitud Oeste.

Altitud Promedio: 360 metros sobre el Nivel del
Mar

Temperatura Promedio: 25 º
Centígrados

Máxima Promedio 31 º
Centígrados

Mínima Promedio: 21º
Centígrados

Temperatura Promedio Mínima: Enero- Febrero: 23,5
º Centígrados

Temperatura Promedio Máxima: Abril- Septiembre;
26 º Centígrados

Lluviosidad: 980 mm Anual

El Municipio Piar tiene una superficie aproximada de 15
mil Kilómetros Cuadrados.

Límites: Upata es la capital del
municipio del estado
Bolívar
de la República Bolivariana de Venezuela. Al
Norte limita con el Municipio Caroní, al Oeste Municipio
Raúl Leoni a la altura del Lago de Guri y el río
Caroní, al Este los Municipios Casacoima y Antonio
Díaz del Estado Delta Amacuro, el Municipio Padre Pedro
Chien, con el cual limita también hacia el Sur,
también limita al Sur y Este con los municipios Roscio,
Sifontes y al Sur franco limita con el Municipio Gran
Sabana.

Upata no posee parques nacionales, pero un
pequeño sector de colinas y montañas con alturas no
superiores a los 700 metros sobre el nivel del mar están
ubicadas en los linderos de la Reserva Forestal Imataca hacia el
Este.

Cuenta con otras zonas de uso forestal, en los selvas
húmedas del Lote Boscoso San Pedro y Guri hacia la zona de
El Manteco, en su extremo Sur aparecen en el paisaje
estribaciones pretepuyanas asociadas con el Parque Nacional
Canaima, con el cual colinda en la zona boscosa y de sabana
adyacente a la Laguna de Canaima, la margen derecha del
río Carrao y las cuencas altas de los ríos Supamo,
Parapapoy, Yuruari, Guariche en la frontera con
El Callao y el Antabare. En esta franja Sur algunas
serranías, montañas y tepuyes alcanzan los 1200
metros sobre el nivel del mar, máximas alturas del
municipio.

Geología: Suelos del
cuaternario, sobre el manto rocoso del Macizo de Guayana,
formación precámbrica de las más antiguas de
la tierra que
le confiere a la zona un franco carácter de estabilidad contra la dinámica tectónica y sísmica
común al Norte Montañoso Costero de Venezuela.
Está ubicada en las estribaciones occidentales de la
Sierra Imataca, en la zona de transición entre las cuencas
del Yuruari- Cuyuní y Orinoco, al Oeste algunos riachuelos
desembocan en el Lago de Guri y en la margen derecha del
Caroní.

Como el resto de la Guayana la zona de Upata es rica en
yacimientos de hierro, de
bajo, medio y alto tenor como el que se concentra en el sector
Las Grullas, ubicado a 18 kilómetros al Noreste de la
ciudad, manganeso, bauxita, caolín, cuarzo, granito y
dolomita.

Vegetación: De sabana en las zonas de suelos
extremadamente ácidos o
pedregosos, alternadas con selvas tropicales subhúmedas,
selvas de transición hacia el bosque tropical
húmedo, bosques tropicales húmedos, bosques de
galerías, selvas deciduas.

Clima: Lluvioso de abril a enero en las zonas de
montaña, al Sur, en las áreas húmedas de
selva.

Lluviosos de mayo a enero en zonas más
cálidas.

Sin embargo, suelen abundar épocas de
sequías más prolongadas desde enero hasta junio,
con intervalos secos en septiembre- octubre, lo cual evidencia la
complejidad de este sistema
climático.

Temperaturas en las zonas de menor altitud con promedios
cercanos a los 27 grados centígrados.

En las zonas intermedias, entre los 150 y 250 metros
sobre el nivel del mar, la temperatura
promedio es de unos 26 grados.

Por encima de la cota 300 metros sobre el nivel del Mar,
como en la zona de Upata, la temperatura es de unos 25 grados
promedio y en las franjas más elevadas de El Pao y en la
zona de transición hacia el Parque Nacional Canaima las
temperaturas promedios oscilan entre los 24 y 23 grados
centígrados.

Sus suelos son en líneas generales ácidos,
con cantidades limitadas de componentes orgánicos, que
limitan su vocación agrícola.

No obstante en su extensa geografía por
condiciones especiales del micropaisaje y por tradición
histórica cultural, se han establecido cultivos
permanentes de rubros como el y una importante población pecuaria compuesta por unas 60
mil cabezas de ganado vacuno de carne, leche y doble
propósito.

Su importancia como área ganadera es reconocida a
nivel nacional y local, Upata contó con uno de los mejores
Centros de Recría del MAC, organiza anualmente Ferias
Ganaderas, en la ciudad está ubicada una planta de
procesamiento y pasteurización de leche, así como
una gran cantidad de factorías artesanales especializadas
en la fabricación de quesos duros, semiduros, de mano y
guayanés.

El Río Yocoima, curso de agua que nace
en las serranías y sabanas del Sureste, Sur, Suroeste y
Oeste de la población, que separan en su mayor parte la
Cuenca del Yuruari de la cuenca del Orinoco, pasa por Upata
cuando apenas es un pequeño río intermitente, seco
en el verano extremo y de creciente limitada, asociada a
torrenciales lluvias. Este curso de agua desemboca en el
Río Padre, luego de un recorrido de unos 70
kilómetros, específicamente en la zona
limítrofe de Bolívar con el Delta Amacuro, en el
sector Río Claro.

Promedio de precipitación en Upata: Entre 920 mm
y 1000 mm. Zona Sub húmeda, con bosques deciduos, sabanas
y selvas siempre verdes, alternadas de acuerdo a las condiciones
de suelo.
Los valores
lluviosos son mayores en la zona de El Retumbo, Caruachi, la
Encrucijada de El Pao, adyacentes a Guri. Estos valores se
mantienen en las zonas montañosas de la margen derecha del
Lago de Guri, en el Lote Boscoso San Pedro, en el piedemonte y
serranías de Imataca, y sobre todo alcanzas sus mayores
volúmenes de precipitación hacia el Sur en la zona
limítrofe con el Parque Nacional Canaima y Municipio Gran
Sabana, en la cual las lluvias oscilan entre los 1800 y los 2500
mm.

Topografía

Upata está enclavada en el anfiteatro de un
conjunto de colinas cuya mayores elevaciones de alzan por el
Noreste. El cerro El Toro, a 680 metros sobre el nivel del mar,
es su máxima altitud. La temperatura promedio de la Villa
del Yocoima, medida en la Estación Laguna Larga del
Ministerio del Ambiente
durante la última mitad del siglo, es de 24,8 grados
centígrados, que la convierte en una las ciudades del
Norte de Bolívar con clima más
agradable.

En sus alrededores montañosos y selváticos
la precipitación media anual oscila entre los 1200 y 1500
mm, pero en el Valle baja a unos 980 mm.

Orografía, vegetación y geología

Bosques de altitud media circundan esta zona, con hojas
perennes en la zona húmeda de Cupapuicito, La Carata,
mientras en el resto estas formaciones vegetales pierden las
hojas durante el verano, o época de sequía, que se
extiende con mayor fuerza desde
febrero hasta mediados de abril.

Rocas gigantescas y peñascos, gneis y granitos
afloran en el Valle sobre todos sus puntos cardinales, son
muestras inequívocas de los tiempos remotos en que esta
tierra
afloró y emergió como parte integral del Macizo de
Guayana.

Desde hace más de 2000 millones de año
comenzó a conformarse este mítico paisaje, mientras
en el resto del país lo que hoy conocemos como Los Llanos
era parte de un inmenso mar y las formaciones montañosas
más elevadas del sistema de la Costa y los Andes, ni
siquiera habían iniciado sus procesos de
formación.

Abundantes lluvias, intenso Sol y el paso implacable del
tiempo dieron
origen a procesos erosivos y de meteorización de los
suelos bastante intensos. Las antiguas montañas que
acá existían se desgastaron, los cerros se
redondearon o formaron mesetas alargadas de baja altitud y los
sedimentos depositados en el interior del valle dieron forma
definitiva a este hermoso paisaje del interior de
Guayana.

Upata geográficamente es una zona de
transición de la Cuenca del Orinoco, a la cual pertenece
el hoy moribundo río Yocoima, hacia el Río Padre
también drenan al norte los pequeños cursos de agua
de la Serranía de Imataca, la cual abraza a Upata por el
Este. Otro sector del borde externo del valle drena hacia la
cuenca del Caroní, a través de las sabanas y selvas
ubicadas más allá de la vieja misión de
Cupapuy. Al Sureste y Noreste del Valle, en la zona que lo limita
con las llanuras de El Palmar, Santa Bárbara, el Carichapo
y el Oronata, Upata entre en contacto con la cuenca del Yuruari,
tierra del oro y la
ganadería.

Dada sus condiciones geológicas, con abundancia
de rocas
ígneas y metamórficas, abundan los minerales
metálicos y no metálicos. Upata forma parte del
Cinturón Ferrífero de Imataca, en sus alrededores
está ubicada la reserva de hierro de Las Grullas, con
depósitos que guardan más de 20 millones de
toneladas del valioso mineral. También posee yacimientos
de dolomita y manganeso en la ruta hacia El Palmar, minas de
Cuarzo en las llanuras de El Manteco, manganeso, caolín y
bauxita en el cinturón de colinas que la rodea.

Sobresale por su importancia económica la
presencia de yacimientos de bauxita caolínitica, que son
de amplia utilización en la industria de
la cerámica y en la fabricación de
químicos para la potabilización de agua.

División Política

Upata- Ciudad Capital de Municipio

Parroquia Pedro Cova: Capital El Manteco

Parroquia Andrés Eloy Blanco: Capital El
Pao.

Actividades Económicas
Fundamentales:

Ganadería:

Agricultura:

Industria Láctea

Queseras

Pasteurizadora PARMALAT

Matanza de Ganado Vacuno:

Aserrío de Maderas:

Comercio:

Pequeñas y medianas industrias y
Carpinterías:

Instituciones del Sector
Público

Upata es la cabecera del Municipio Piar del estado
Bolívar.

Actualmente el alcalde hasta el año 2009 enero es
el doctor Cruz Francisco Contreras, apoyado por la alianza
MVR-Partido Comunista-PPT. Su primer Alcalde fue el doctor Julio
Malavé Lanz, posteriormente Américo De Grazia en el
lapso 1993-1995. Le siguió Orlando Salazar Vera en el
lapso 1996-2000, Américo De Grazia repitió como
alcalde en el lapso 2000-2004.. Elige 9 Concejales de acuerdo a
la recién aprobada Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela- Anteriormente elegía 9
concejales

En virtud de su población e importancia
socio-económica Upata posee importantes instituciones
públicas:

Policía del Estado Bolívar- Sede calle
Ricaurte- Estación Policial Carlos E.
Alvárez

Cuerpo de Bomberos del Municipio- Frente al Cementerio
Viejo

Prefectura- Ejecutivo del Estado- Calle Páez con
Urdaneta

Coordinación de Educación
Regional

Coordinación de Educación Nacional- Av
Bicentenario con calle 19 de Abril

Ministerio del Ambiente MARN- Obelisco Av
Bicentenario

Servicio Autónomo Forestal SEFORVEN

SENIAT- Servicios
Nacional Integrado de Administración Tributaria- Centro Comercial
El Dátil

Oficina del ONIDEX- Identificación y Extranjería– Calle Ruiz Pineda

Vivienda Rural- Oficina
Administrativa y Técnica- Malariología- Centro
Comercial Antonelli. Av Raúl Leoni

Distrito Sanitario- Hospital Tipo II Gervasio Vera
Custodio. Calle Independencia

Seguro Social- Administrativa- Av Raúl
Leoni

Seguro Social- Ambulatorio- Calle Italia Urb
Bicentenario

IPASME- Oficina Administrativa y Ambulatorio- Calle
Italia Urbanización Bicentenario

Batallón de Reserva del Ejército- Fuerte
Piar- La Armonía.

Compañía de la Guardia Nacional- Sector La
Romana Vía Guasipati.

Corporación Venezolana de Guayana

CVG GOSH- Calle Urdaneta

Notaría Pública de Upata- Centro Comercial
Anakaro. Calle Bolívar

Registro Subalterno- Centro Comercial Antonelli- Calle
Ruiz Pineda

Juzgado de Parroquia- Av Caroní Urb
Bicentenario

Núcleo de Ingeniería de Producción Industrial Forestal- Av Valmore
Rodríguez

Núcleo de Ciencias
Agropecuarias- Altagracia- Antiguo Centro de Recría-
Carretera a San Félix

Extensión Upata de la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador UPEL- El
Guamito.

Liceos Públicos:

Tavera Acosta-

JM Siso Martínez-

Creación Upata-

Escuela Granja de Upata ETA Monseñor
García Mohedano

Ambulatorios en La Floresta- Sierra III- La Victoria- 23
de Enero- Carlos Enríque Alvarez- Bicentenario.

Avenidas:

Raúl Leoni

Rómulo Gallegos

Principal de Coviaguarn

Valmore Rodríguez

Humbolt

Orinoco

Caroní

Bicentenario

Estadios

Simón Chávez

De Fútbol 17 de Mayo

Polideportivo La Caramuca

De Béisbol Infantil Coviaguarn

Banco Obrero

La Caramuca

Manuel Piar

Plazas:

Bolívar

Piar

Miranda

El Ejército

Vang Prag

Hoteles:

Andrea

Crismar

Roraima

Yocoima

Emilia

Comercio

Adriático

Danubio

Progreso

Restaurantes- Tascas

El Castillo de Eduardo

Comercio

Adriático

Posada de Italia

Andrea- Comida China

Comida China Av
Raúl Leoni con Calle Polanco

La Fontana de Horacio

Entidades Bancarías:

Banco Provincial

Banco Mercantil

Del Sur Entidad de Ahorro y
Préstamo

Banco del Caroní

Banco del Caribe

Banco Guayana

Banco de Venezuela

Sectores rurales y atractivos

Piedra de Santa María

Cerro El Corozo

Cerro El Toro

Mirador del Cerro Guacarapo

La Carata

Santa Rosa

Santa María

El Candado- El Buey

Tramo Los Rosos- Upata de la Autopista Manuel
Piar-

Carretera Vieja

Curvas de Guayabal

Sabeneta- Sabanetica

Circuito Altagracia- Buen Retiro- El Yagual-
Montaña de Lino- Sabaneta

Circuito Upata- Riberas del Lago de Guri-
Chiripón- Cogollal

Curvas de Santa María- Guacamayo- El
Piso

Ruta de Manganeso

Corredor de la Sierra Imataca desde Los Culíes
hasta Las Grullas- Orégano- El León-

Ruinas y minas de Santa Rosa-

Represa de Cupapuicito- La Caramuca Rural

San Lorenzo

Complejo Ferial de Upata

Aeropuerto de Upata

Otros datos de interés:

Capacidad del Acueducto de Chiripón- Santa Rosa.
450 litros por segundo de agua
potable.

Consumo Eléctrico- En Upata existe una
Subestación de CADAFE con capacidad para distribuir en la
ciudad 40 MVA. La línea que suministra electricidad a la
población proviene de Macagua I, y su tensión es de
115 Kilovoltios. Esta misma línea de alta tensión
que corre paralela a la vía San Félix- Upata, desde
la Subestación La Armonía, se extiende hacia la
Subestación Villa Lola, a unos 50 kilómetros al
Sureste de la ciudad y de allí hacia El Callao, Tumeremo y
El Dorado.

Por la zona rural en los límites
con el Municipio Caroní, la Parroquia Andrés Eloy
Blanco de El Pao, Montecristo, Sabanetica, San Lorenzo sabanas
del Carichapo, Guacamayo en dirección a El Callao,, fue instalada la
línea de alta tensión Macagua II- Brasil, a 240
kilovoltios.

Instituciones privadas y asociaciones

Cámara de Comercio

Cámara de la Construcción

Asoganaderos

Arboles de Upata: Mango, Mamón, Apamate, Cedro,
Caoba, Ceiba, Acacia Flanboyan, quebrahacho, cují,
cañafístola, dividive, guayabita, chaparro,
araguaney, caro caro, tulipán africano, roble, guayaba,
tamarindo, pesgua, uva de playa, cítricos, camaruco,
tapara, árbol de pan.

Animales silvestres: rabipelados, monos capuchinos,
araguatos, cachicamos, osos hormigueros, guagamayas, paraulatas,
cristofués, reinitas, cucarachero, curachire, golondrinas,
angoletas, tijeretas, garzas, patuguires, gallito lagunero,
alcarabanes, colibríes, zamuros, gavilanes, pájaro
minero, pájaro campana, palomas sabaneras, potocas,
paují, loros, catanas, pericos, tragavenados, cuaimas,
loras, cascabel, tuqueques, guaricongos, matos, iguanas,
camaleón, terecayas, morrocoy, onzas, cunaguaro, lapas,
venado.

Información
demográfica

100 mil upatenses viven en el Valle

Sobre este marco geográfico singular, a unos 45
kilómetros de Ciudad Guayana en línea recta, se
alza y crece la Villa de San Antonio de
Upata, ciudad que a pesar de la cifra de la Oficina Central y
Estadística, OCEI, que le proyecta para el
2000 una población de 69 mil habitantes, con creces supera
ese cálculo, y
con seguridad
sobrepasa los 100 mil habitantes, en su conjunto de
población urbana, sub urbana y rural.

Para darnos una idea, debemos tomar en cuenta que
además de sus 60 barrios y urbanizaciones, toda la zona de
influencia de Upata, que conforma la capital del Municipio Piar,
cuenta con unos 40 caseríos, cuyos pobladores se dedican a
la explotación agrícola y pecuaria, o están
integrados a la dinámica urbana e industrial de la ciudad
o por sus vínculos con la Zona del Hierro.

Evolución histórica de
Upata

De Villa de Españoles a ciudad
multiétnica

La Villa de San Antonio de Upata, tuvo tres intentos de
poblamiento por parte de los capuchinos catalanes. Estos
religiosos tuvieron a su cargo la
administración de las misiones del Caroní, por
Real Cédula de la Corona Española.

En la zona donde hoy se levanta la ciudad habitaban
indígenas guayanos, caribes y pariagotos, quienes fueron
exterminados, huyeron, o resultaron absorbidos por el mestizaje,
hasta el punto de que hoy su recuerdo se limita al de algunos
sonidos y palabras. Entre esos fonemas o sonidos destaca "up
ata", que significaría Mi Tierra traducida al castellano. Upata
además la han traducido poéticamente como "Rosa del
Bosque", este nombre lo divulgó el guariqueño
Celestino Peraza en su libro Leyendas del
Caroní, y correspondía al de una hermosa princesa,
muerta trágicamente por su amor al
conquistador Antonio.

El primer intento de fundación de Upata data de
1728, pero ese esfuerzo no fructificó. Posteriormente en
1739 la fundan nuevamente bajo el patronato de la Virgen de la
Candelaria, pero las penurias, enfermedades y el ataque de
los indígenas insurrectos terminó por derrumbar la
aspiración de los capuchinos de levantar en estos dominios
una Villa de Españoles.

A pesar de este fracaso los intentos de fundación
continuaron, los padres capuchinos catalanes necesitaban
establecer un centro administrativo y de control civil
sobre las comunidades o misiones indígenas que se
levantaban bajo su juridicción, desde Barceloneta, o La
Paragua, pasando por la costa del Caroní, las riberas del
Orinoco, las llanuras del Yuruari, hasta las selvas de Tumeremo y
los extremos de Imataca. Y Upata, por su fresco clima, bondad de
su aire y
estratégica ubicación, era el sitio indicado para
tal fin.

Fue un 7 de julio de 1762 cuando de manera definitiva se
plantó la cruz sobre el Valle del Yocoima y se
consolidó el proceso de
fundación de la hoy ciudad de Upata, con el nombre de
Villa de Españoles de San Antonio de Upata. Los misioneros
que la fundaron fueron Jaime de Anglesola y Domingo de Olot, de
quienes muy poca referencia se hace en los textos de historia y cuyas huellas
apenas se conocen.

Familias catalanas y canarias, así como
indígenas, conformaron los primeros habitantes este valle,
pero a pesar de la frescura del clima, y las bondades de su
ubicación estratégica, Upata no logró en
esos tiempos convertirse en un centro poblado de importancia en
el concierto regional y nacional, debido a su lejanía y a
la pobreza de
sus habitantes, que no contaban entonces con mayores riquezas,
sujetos como estaban al control religioso sobre las actividades
económicas.

La ganadería base productiva de Upata

Desde entonces la base productiva de Upata
comenzó a girar en torno a la
ganadería, ya que las misiones además de ser
concebidas para dominar pacíficamente a los
indígenas, se convirtieron en tierras de pastoreo
extensivo, con la llegada de ganado vacuno desde
Anzoátegui, específicamente desde la misión
de Píritu.

Con penosa travesía ese ganado literalmente fue
plantado en las misiones del Norte de Guayana, y progresivamente
se fue diseminando hacia los mejores pastos del Sur de las
Misiones de Caroní. A finales del siglo XVIII la zona se
convirtió en centro de una importante actividad ganadera,
donde se llegaban a contabilizar entre 50 mil y 80 mil cabezas de
ganado vacuno y otras miles de caballos, mulas y
caprinos.

Estos hatos misioneros dieron sustento a una economía, que
destinaba buena parte de su producción a la exportación de ganado en pie, carne,
cuero y queso
hacia los mercados de la
isla de Trinidad y otras regiones del Caribe, así como al
mercado interno,
que aprovechaba sobre todo la carne seca, el queso y la leche
fresca. Upata y el resto de las misiones, apenas disfrutaban esta
relativa prosperidad, ya que el beneficio de esa actividad
productiva le era arrebatado a los peones indígenas,
tratados como
esclavos, a pesar de las enseñanzas cristianas y el
proceso "civilizatorio", que supuestamente recibían de
parte de los misioneros.

Con la cruz y la fe del cristianismo
Upata dio sus primeros pasos, en medio de no pocos peligros, sus
familias pioneras estaban expuestas a las promesas y acciones
invasoras de los ingleses, holandeses, y franceses, que
apetecían las riquezas que imaginaban en esta
porción de la Guayana, y a la recurrente explosión
de epidemias de malaria, fiebre amarilla,
pestes y tantas otras enfermedades sin cura, que le costaron la
vida por igual a indígenas, aventureros, viajeros,
geógrafos,
naturistas como Loefling, sacerdotes y familias enteras que
viajaron hasta esta zona buscando el mítico
Dorado.

En la época previa a la guerra de
Independencia,
cuando Upata a duras penas llegaba a los 700 habitantes, el sabio
alemán Alexander Von Humbolt la reseñó en su
libro Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente.
Centurión, como gobernador de la Guayana, también
registra su escuálida población, aún lejos
del millar de habitantes.

Upata en la Independencia

Con la llegada del Siglo XIX la semilla de la
rebelión y la adhesión de la gente humilde de Upata
a la causa patriótica, no tardó en germinar, a
pesar de su pequeño porte, su atraso y pobreza la joven
pero pobre Villa de Españoles, se sumó a la causa
patriota en 1817 cuando el General Manuel Carlos Piar, la
utilizó para planificar la definitiva conquista de la
provincia y expulsar a los españoles que se hacían
fuerte en Angostura y los Castillos de Guayana.

Después fue cuartel general del Ejército
Libertador, desde el cual despachaba el Coronel Juan Félix
Blanco. Para esa época, Upata contaba con unos 1600
habitantes.

Terminada la guerra de Independencia la villa estaba
nuevamente agónica y olvidad, nuevamente comenzó a
despoblarse, el ganado que daba sustento a la economía
regional, necesario para el sustento de las tropas y el comercio con
las colonias británicas, a cambio de
recursos para la
compra de armas y logística de guerra, declinó en
número y entró en decadencia la ganadería
próspera de las misiones.

Con más de 50 años a cuesta Upata sin
embargo, no lograba en esos años oscuros tener una
infraestructura arquitectónica al estilo de la vieja
Angostura, sus viejas casas eran de barro y palma "carata",
aún los más acaudalados no lograban reunir riqueza
suficiente como para elevar de nivel la localidad y la
República, incipiente y aún en guerra, estaba tan
arruinada como la villa.

Tránsito histórico en el siglo XIX y
XX

Pasado este proceso de incertidumbre económica y
guerra, los habitantes del Valle del Yocoima cayeron en una
especie de postración, su importancia decayó
considerablemente, mientras un gran número de los antiguos
pueblos de misión, dejaron de ser tal, por cuanto los
indígenas se mezclaron y convirtieron en meztizos, otras
etnias huyeron hacia los montes, como bien lo detallan los
cronistas, otros murieron por fiebres y enfermedades
desconocidas. Progresivamente la población sufrió
un proceso de criollización, mientras que la
ganadería comenzó a despertar con lentitud, las
tierras antes en mano de los misioneros, fueron despojadas y
ganadas para la República por un Decreto del Libertador,
posteriormente fueron traspasadas al Colegio de Guayana, luego
las compró Antonio Liccioni, el terrateniente más
poderoso de esta región por largas décadas, hasta
que a finales del siglo XIX, en el umbral de la dictadura
gomecista, comenzaron a gestarse las tradicionales explotaciones
ganaderas tal cual las conocemos hoy, con hatos de propietarios
diversos, unos extranjeros, otros comprados por familias
acaudaladas o legados por
varias generaciones de ocupantes de tierra.

Sin embargo, al vaivén de estas consideraciones
sobre la economía ganadera, Upata también
sobrevivió gracias a la explotación de otros
rubros, sus alrededores se plenaron de cultivos de tabaco, que eran
exportados por el puerto de Ciudad Bolívar, unos 7 mil
quintales en una década, una cifra significativa para la
economía regional pero escuálida en relación
a la producida por la provincia de Barinas. Además del
tabaco, que era de una calidad
óptima, Upata también se benefició del
cultivo y comercio de otros rubros, principalmente del cuero de
res, cacao, café,
también contaba con trapiches para producir aguardiente y
papeloneras, pero el impacto de estos negocios en la
economía regional no fue significativo.

No sería hasta el descubrimiento y
explotación de los placeres auríferos de El Callao,
a finales del siglo XIX, desde la década del 1860, cuando
Upata comenzó a despertar de su letargo, también se
vio beneficiada por el comercio del balatá, aceite de
copaiba y otros productos
selváticos, explotados desde las selvas de Tumeremo y El
Dorado.

En la segunda mitad del siglo XIX, con el oro y el
comercio del purso, sobrevino el despertar cultural y urbano de
la villa. El viejo canton Upata, con jurisdicción sobre
las antiguas misiones de Caroní hasta la frontera con
Brasil, comenzó a lucir casas más robustas,
elegantes, de tejas y paredes de bahareque, algunas de las cuales
sobreviven, se crearon las primeras escuelas públicas,
hospital, un cementerio evangélico y otro católico,
comenzaron a editarse con cierta regularidad periódicos
semanarios, mensuarios, y hasta obras de teatro, zarzuelas
y conciertos irrumpieron en el pueblerino ambiente.

Este rastro de civilización tuvo en Don Pedro
Cova, su mayor exponente, ya que prácticamente toda la
labor de consolidación y rescate del viejo pueblo, tuvo en
él su mentor, y por eso hoy se le rinde homenaje al ser
bautizada la zona de El Manteco y la primera logia de Upata con
su nombre.

Posteriormente el canton Upata fue dividido, se
creó al Sur en las zonas mineras el Departamento Roscio y
la villa de San Antonio se convirtió en la capital del
Departamento Guzmán Blanco. Su población para el
1881 era de unos 4200 habitantes, la segunda en importancia del
estado junto a la zona de Nueva Providencia- hoy El Callao- y
Guasipati.

Luego Upata fue disminuída en la división
política
territorial cuando se crea el Territorio Federal Yuruari, hasta
que a principios del
siglo XX adquiere su status actual como cabeza o capital de
Municipio, bautizado éste Piar, con más de 40 mil
kilómetros cuadrados, desde Puerto de Tablas o San
Félix hasta la frontera con Brasil.

La
Upata provinciana

Upata siempre ha sido tan provinciana como su nombre.
Una localidad semirural y provinciana, de serenatas y cuentos de
aparecidos, la de la Piedra de Santa María, donde las
chicas llevaban a los visitantes para bañarlos con agua de
manantial, para que echaran raíces en el valle y se
casaran con alguna agraciada dama. Se hicieron famosas las
vitrolas, los viejos radios, el cine sonoro de
salas al aire libre o semitechadas, las jóvenes
soñando con ser María Félix, los hombres con
emular a los ídolos mexicanos, musicalmente los
boleristas, los Panchos, las orquestas, las parrandas, los
ballenatos y rancheras, comenzaron a invadir los espacios y a
modificar la cultura del
pueblo, que anteriormente se limitaba a la danza, a la
música
llanera de cuatro, arpa y maraca, y los compositores populares,
que le cantaban por igual a Upata, a sus mujeres y al
amor.

En este siglo se consolida la tradición de Cruz
de Mayo, en la zona de El Calvario cerca de El Corozo, en el
mismo barrio de El Corozo, con el ascenso en procesión
hasta ese pequeño cerro, o en el otro calvario, el de la
calle Bolívar, donde la familia
Aro, Manríquez, entre otras mantienen la tradición
de la fiesta en honor a la cruz, con caratillo, chicha de arroz y
carato de mango. Otra tradición que se consolida es la del
agua de babandí, una raíz que crece y se multiplica
por la zona de cupapuicito, con propiedades afrodisíacas
famosas en el ámbito nacional. Toros coleados, una fiesta
muy popular, dada la existencia de hatos y ganaderos. Infaltable
los carnavales y
sus disfraces. Los templetes y la venta de cerveza en la
propia Plaza Bolívar, las fiestas y bailes con las
orquestas y grupos de Caracas
en La Licetti, en el Tropical, primero, luego en la Cueva del Oso
y Los Compadres, ahora en el Club Italo. La tradición de
las paraparas en Semana Santa, hoy casi desaparecida, las
procesiones por las calles del centro en esa misma fecha
religiosa. Las caminatas hacia el Cerro El Toro, un poco
más alejado, el baño de rigor en la Quebrada del
Caballo y El Dique, las vistas espectaculares desde su cima,
desde donde se ven las llanuras de San Félix, el Cerro
Florero en El Pao, Cerro Tomasote al Sur, Nuria al Sureste,
Guacamayo y a lo lejos el Embalse de Guri. Paseos a La Carata, el
obligatorio viaje a Los Chorros, a la Carata y Guayabal, para
buscar el agua
escasa, los paseos a Laguna Larga, uno de los riachuelos que
forman el Yocoima, los paseos a Santa María, Sabaneta y
Santa Rosa. Tantas tradiciones que han surgido en el siglo XX y
algunas se mantienen.

De Upata surgieron nombres resonantes a nivel nacional,
Raúl Leoni, presidente, Siso Martínez, ministro de
Educación, Alejandro Otero, pintor y escultor, familias no
menos resonantes, los Thayladar, los Acevedo Castro, los Casado,
los Fernández, los Coronil. La población
evolucionó con la llegada de nuevos emigrantes de Europa,
ésta vez no anglosajones, sino españoles, italianos
y portugueses. Asiáticos del Medio Oriente, libaneses,
palestinos y sirios, también, fueron atraídos,
hasta que el centro del pequeño pueblo se hizo
pequeño.

Población en ascenso: demografía del siglo XX

Upata, mantuvo una discreta población de 4000
habitantes para 1931, es decir no había crecido en 50
años, pero por lo menos no sufrió la suerte de
tantos pueblos fundados en el 1700, de los que hoy sólo
existen tímidas referencias históricas y casi
ninguna huella arqueológica.

Para 1941 Upata según el censo de
población reunía 4.100 habitantes y el municipio 13
mil. En 1951, con el influjo y la influencia de los primeros
desarrollos industriales y mineros de lo que hoy es la Zona del
Hierro, la población inicia su ascenso, ya que solo en
Upata se contabilizaron 6.999 habitantes y en el municipio
18.832. En 1961, a un año del bicentenario, la
población de Upata se sitúa en 12.753 habitantes y
la del municipio sube a 26.199. Diez años después
en 1971 Upata posee ya unos 21.000 habitantes.

En 1981 la población se sitúa en 32 mil
habitantes. En 1990 la ciudad concentra a unos 46 mil habitantes,
mientras que en el municipio la población se aproxima a
los 65 mil habitantes. La OCEI para el año 2000 calcula la
población en unos 89 mil habitantes, mientras que en Upata
proyecta 69 mil personas.

En 1995 la Asamblea Legislativa separa a El Palmar del
Municipio Piar y Upata pierde jurisdicción como capital de
esa zona del estado Bolívar. A principios de la
década, con la creación del Municipio Gran Sabana,
pierde unos 15 mil kilómetros cuadrados de territorio, y
su frontera se limita hasta la zona de Canaima. A comienzos de la
década del 60 Upata ya había perdido la franja
Oeste del Caroní adyacente a San Félix. En la
década del 50, con la consolidación de Puerto Ordaz
y el movimiento
humano hacia Palúa, El Roble y el viejo San Félix,
Upata cede el segundo puesto en la jerarquía con la ciudad
que luego se conocería como Ciudad Guayana.

Siglo XX: de pueblo a ciudad

En el siglo XX Upata lentamente de pasos de progreso. Su
antiguo rol como punto estratégico del comercio de
mercancías importadas hacia la rica zona aurífera
de El Callao o Nueva Providencia, le otorgó un status
especial, su población se mantuvo, crecieron sus calles y
las familias que allí vivían se mezclaron con
comerciantes venidos del Oriente del país, de Aragua de
Barcelona, Carúpano, Barcelona, Guárico,
Cumaná, igualmente a la zona llegaron emigrantes del otro
extremodel Atlántico, corsos, escoceses, irlandeses,
alemanes.

Era la Upata de los Carreros, que inmortalizara
Rómulo Gallegos en Canaima, la de los wagones y los
ruletos, los únicos medios de
transporte
para la travesía terrestre entre San Félix y los
pueblos mineros, que arrastraban penosamente con bueyes y mulas
las cargas auríferas y los productos importados de Europa,
Trinidad y los Estados
Unidos.

Estos medios de transporte no motorizados, crearon
riqueza y dieron sustento a un comercio al mayoreo de gran
importancia regional. No había carreteras sino penosos
caminos con grandes obstáculos en el invierno, por la
creciente de las quebradas y bajíos, mejor eso sí
que el otro camino que por la misión de Guri comunicaba a
Ciudad Bolívar con la región del Yuruari. No
había tren y a pesar del caudaloso Caroní la
vía fluvial era imposible de tomar, por los saltos y
peñascos que impedían el paso de embarcaciones
aguas arribas de este río.

Así se mantuvo la villa, durante la primera mitad
del siglo XX, viviendo en una absoluta calma, sin los avatares ni
el dinamismo de otros pueblos de mayor actividad
económica. No obstante se mantuvo, creció por
algunas colinas, amplió sus calles, mudó su
cementerio, mudó su hospital, conoció y se
asustó con el primer coche y los primeros camiones,
seguía siendo encrucijada y fue por largas décadas
la segunda población del estado Bolívar, con un
movimiento cultural vigoroso, que le valió el sobrenombre
de la Atenas del Sur. Entre sus colinas y a pesar de la relativa
pobreza de su población en Upata, se fundaban y
extinguían periódicos políticos, literarios
y comerciales.

Tiempo para la política

También tuvo tiempo Upata para la
política, muchos de sus pobladores hicieron carrera en
Ciudad Bolívar y Caracas, llegaron a ser presidentes y
gobernadores de estado. Entre los gobernadores o presidentes de
Estado nativos de la Villa del Yocoima destacaron en 1931 Don
Toribio Muñoz, el ingeniero Rafael Sanojas Valladares en
1962. También de Upata eran los Generales Juan
Fernández Amparan, quien junto a Juan Vicente Gómez
actuó en la toma de Ciudad Bolívar a principios de
siglo XX, Pedro Manuel Castro, famoso por sus leyendas guerreras
durante la segunda mitad del siglo XIX y el legendario Pedro
Lanz, General de guerrillas en las escaramuzas del ese mismo
siglo.

Durante el periodo del gomecismo no se sintió en
la capital de Piar, mayor represión, dada la tranquilidad
del pueblo, el carácter conservador de los pobladores que
aquí habían quedado, y por cuanto sus hijos
más encumbrados e indóciles en la política,
fundadores de partido como Raúl Leoni, ejercían
esta actividad en capital de la República.

De Upata surgieron nombres resonantes a nivel nacional,
Raúl Leoni, presidente, Siso Martínez, ministro de
Educación, Alejandro Otero, pintor y escultor, familias no
menos resonantes, los Thayladar, los Acevedo Castro, los Casado,
los Fernández, los Coronil, los Rodríguez
Jiménez, los Gómez, los Cova, y tantos otras, de
gran resonancia a nivel nacional y regional.

Por otra parte la población también
evolucionó con la llegada de nuevos emigrantes de Europa,
que se sumaron a los pocos corsos, irlandeses y alemanes que se
habían establecido en la zona. Esta nueva oleada de
inmigrante estaba compuesta por españoles gallegos,
italianos de Sicilia, Nápoles y la Calabria, portugueses
de Madeira, libaneses, palestinos y sirios, que huían de
la penuria de la post guerra en Europa o de la miseria en las
naciones del Medio Oriente.

El centro de Upata se llenó y revitalizó
con los nuevos habitantes, quienes en su mayoría se
dedicaron al comercio y le dieron un mayor dinamismo a la
incipiente ciudad, fundando almacenes,
zapaterías, abastos, panadería, hoteles y otros negocios de servicio.

Tradiciones y costumbres de un pueblo
fiestero

Upata por su lenta evolución urbana, sigue siendo hasta
nuestro tan provinciana como su nombre.

Pero mantuvo siempre especial fama por sus hermosas
mujeres, por su espíritu festivo, por la amabilidad y
cordialidad de su gente. Por su queso de mano o de cincho, por su
yuca dulce de primera y sus casaberas, por sus aserraderos
ubicados a la distancia de la carretera de Guasipati, por la
madera
"cartán", el pardillo y el mureillo, por lo mangales,
pumalacas, mamonales, ciruelos de huesitos, aguacatales y
jardines de las viejas casas.

Hasta la década del 70 del siglo pasado mantuvo
en mucho su rostro de localidad provinciana y semirural, de
serenatas nocturnas en los ventanales y cuentos de aparecidos,
"El Chivato", "La llorona", la "mujer sin
cabeza", el "carretero" y tantos otras historias, hoy
pérdidas por la avasallante influencia de los medios de
comunicación, la TV y la Radio, que han
creado nuevos personajes y héroes inanimados, que
proyectan e impone nuevos ídolos y gustos.

Tradiciones varias han marcado la historia de Upata,
ciudad que posee en medio de su valle, la presencia ígnea
y negruzca de la impresionante Piedra de Santa María,
sitio de solez y esparcimiento, visible como mole silenciosa y
atalaya desde la calle Ayacucho, donde por tradición las
chicas llevaban a los visitantes para bañarlos con agua de
manantial, para lograr que se casaran aquí y echaran
raíces en este terruño.

La Upata de los abuelos también disfrutó
de las vitrolas, los viejos radios, el cine sonoro de salas al
aire libre o semitechadas, del Cine Sucre, el Bolívar, el
Cine Principal y el Cine Canaima, todos ellos hoy cerrados. En
aquellos tiempos las orquestas bailables, las parrandas, los
boleristas y cantantes rancheros, marcaron la diversión
desde el 1940 en adelante, cuando invadieron los espacios y
modificaron la cultura del pueblo, que anteriormente se limitaba
a la danza, a los valses, a la música llanera de cuatro,
arpa y maraca, y los compositores populares, que le cantaban por
igual a Upata, a sus mujeres y al amor.

En el siglo XX se consolidó la tradición
de Cruz de Mayo, en la zona de El Calvario, en el El Corozo, con
el ascenso en procesión hasta ese pequeño cerro, o
en el otro Calvario, el de la calle Bolívar, donde la
familia Aro,
Manríquez, entre otras mantienen la tradición de la
fiesta en honor a la cruz, con caratillo, chicha de arroz y
carato de mango.

En esos tiempos también Upata se hace famosa por
el agua de babandí, una raíz que crece y se
multiplica por la zona de Cupapuicito, la cual posee según
pregonan visitantes y nativos excelentes propiedades
afrodisíacas.

Se consolida también la fiesta de toros coleados,
un deporte muy
popular, dada la tradición pecuaria de la zona. Infaltable
los carnavales y sus disfraces. Los templetes y la venta de
cerveza en la propia Plaza Bolívar, las fiestas y bailes
con las orquestas y grupos de Caracas en La Licetti, en el
Tropical.

A finales del 60 se consolidan negocios de fama como El
Bar Capulina, frente a la Plaza Bolívar, el Sebastiano, en
la calle Miranda, sitio de reunión familiar, para la
degustación de helados de barquilla y comida
rápida. Al final de la calle Independencia, que se
extendía por lo que es hoy la Av Raúl Leoni, nace
El Manguito. La CVP, hoy Estación de Servicio Texaco, es
un punto de reunión de amanecidos y familias. A su lado se
levantó La Pajarera, otra fuente de soda famosa. Para los
amanecidos y la compra de rigor de los frescos productos
agrícolas y las carnes el Mercado Municipal en la calle
Miranda, se convierte y mantiene hoy en pie su preponderancia
como sitio de encuentro y regateo..

En el 70 la parranda se traslada a la Cueva del Oso, en
la calle Bolívar. En los 80 domina como centro de baile
Los Compadres de Polaco y Carmelo y aparecen en la palestra los
promotores de espectáculos Rodríguez y Páez.
En esta década conocidos empresarios de origen europeo
fundan el Club Italo Venezolano y el Centro Hispano.

En Semana Santa se hacen fuertes la costumbre de las
paraparas, con estas pequeñas metras vegetales los
niños
hacían de las suyas en las procesiones organizadas en las
calles de la ciudad. La Plaza Bolívar, la nueva, se
consolida como el gran centro de reunión en familia, sitio
de galanteo y encuentro con los amigos y turistas que admiran
este pueblo.

Paseos al Cerro El Toro

Desde 1970, cuando la ciudad comienza a dominar los
sabanales del Este, se hacen comunes las caminatas hacia el Cerro
El Toro, el punto más alto del Valle. Por su relativa
lejanía del viejo pueblo, no era muy visitado, pero al
abrirse un camino regular por Santo Domingo, los jóvenes
comienzan a excursionar hacia este hermoso paraje de cerros,
vallecitos y quebradas, para el baño de rigor en las
cascadas y peñascos de la Quebrada del Caballo y el reposo
en El Dique.

El Toro en toda su extensión es un libro abierto
para los amantes de la naturaleza,
además de sus diversos paisajes, pedregales, sabanas de
paja, sabanas de chaparro, mantecos y guayabitas, selvas de
galería, bosques húmedos, desde su cima se pueden
observar panorámicas de ensueño. Desde su cima el
valle del Yocoima se abre a los ojos con sus centenares de cerros
y variantes. Desde allí son visibles las llanuras de San
Félix, el Cerro Florero en El Pao, Cerro Tomasote al Sur,
Nuria al Sureste, la serranía de El Buey, los llanos de El
Candado, Guacamayo y a lo lejos- pero sólo desde la
década del 80 del siglo XX, el Embalse de Guri.

El recorrido por El Toro, era y es toda una aventura, ya
que cuenta con dos cuevas o refugios subterraneos, que
lastimosamente no han sido suficientemente investigadas y
documentadas por especialistas. Los abuelos decían que en
El Toro, habían tesoros escondidos. Eran parte del
patrimonio de
los misioneros, quienes ocultaron sus joyas por temor al saqueo
de las tropas del Ejército Libertador. En esta
pequeña cordillera, en su ladera frontal a la ciudad, se
encuentra la mancha del mítico Toro, un dibujo natural
sobre piedra, que le da su nombre al Cerro. Y en algún
lugar de esa colina, perdido para siempre, se haya el
mítico candado gigante, que resguarda otros tesoros
misioneros.

En fin El Toro es leyenda y es realidad de paisajes,
lamentablemente la voracidad de la agricultura,
la presencia de ganado, las quemas y talas continuas están
provocando su destrucción y deterioro. Podría
perderse a corto plazo uno de los patrimonios vegetales,
topográficos, hídricos y culturales de
Upata.

Contacto con la naturaleza

Otros hitos en la Upata que da paso a la ciudad lo
constituían los paseos a La Carata, el obligatorio viaje a
Los Chorros, a la Carata y Guayabal, para buscar el agua escasa,
los paseos a Laguna Larga, uno de los riachuelos que forman el
Yocoima, los paseos a Santa María, Sabaneta y Santa Rosa,
el baño de agua dulce en la quebrada de La Samba, en la
vía a El Pao.

Para los niños y adolescentes,
las aventuras eran de otra dimensión. Solían
escaparse a los tapones, o lagunas artificiales que eran tan
comunes en las sabanas. Las más famosas El Tapón de
La Viuda, el Tapón de El Burro, el Tapón de la
Carata, El Tapón de Banco Obrero. En
épocas lejanas el río Yocoima, en creciente,
poseía varios pozas y balnearios, ya desaparecidos por la
tala, la
contaminación y la canalización de ese curso de
agua.

Transformación y Desarrollo
urbano: el tránsito difícil y lento de pueblo a
ciudad

Upata después de un siglo XIX de altibajos, con
el nuevo Siglo XX obtuvo un nuevo impulso, que le permitió
por décadas mantener una discreta población cercana
a los 4000 habitantes, cifra que mentiene para 1931. En 50
años no creció la población. Pero
sobrevivió y no sufrió la suerte de tantos pueblos
fundados en el 1700, de los que hoy sólo existen
tímidas referencias históricas y casi ninguna
huella arqueológica.

Para 1941 Upata según el censo de
población eleva timidamente su población a 4.100
personas. En el municipio 13 mil habitantes se esparcían
de manera dispersa por sus cuatro puntos cardinales, hasta la
zona minera, agroforestal y pecuaria de El Manteco, y El Palmar,
hasta la región de El Pao y el viejo Puerto de Tablas, hoy
San Félix. En 1951, con el influjo y la influencia de los
primeros desarrollos industriales y mineros de lo que hoy es la
Zona del Hierro, la población inicia su ascenso, ya que
sólo en Upata se contabilizaron 6.999 habitantes y en el
municipio 18.832. En 1961, a un año del bicentenario, la
población de Upata se sitúa en 12.753 habitantes y
la del municipio sube a 26.199. Diez años después
en 1971 Upata posee ya unos 21.000 habitantes.

En 1981 la población se sitúa en 32 mil
habitantes. En 1990 la ciudad concentra unos 46 mil habitantes,
mientras que en el municipio la población se aproxima a
los 65 mil habitantes. La OCEI para el año 2000 calcula la
población en unos 89 mil habitantes, mientras que en Upata
proyecta 69 mil personas. Todas estas cifras, sin embargo, son
datos limitados, obtenidos en registros
censales de incierta exactitud, que desafortunadamente no
registran en toda su magnitud la totalidad de pobladores que
pueblan el Valle del Yocoima y el disperso territorio de sus
más de 100 caseríos.

En lo atinente a su territorio Upata sufre varios
desgarramientos. Primero pierde a San Félix, cuando se
crea el Municipio Caroní en la década del 60. 25
años después en 1995 la Asamblea Legislativa la
separa de El Palmar, al crear el Municipio Padre Chen. Antes, al
sancionar la creación del Municipio Gran Sabana,
había perdido unos 20 mil kilómetros cuadrados de
territorio, y su frontera anteriormente en contacto con Brasil,
se corre hacia la zona de Canaima.

En la década del 50, con la consolidación
de Puerto Ordaz y el movimiento humano hacia Palúa, El
Roble y el viejo San Félix, Upata cede el segundo puesto
en la jerarquía regional, y pasa a ser la tercera ciudad
del estado, muy distante de la población y desarrollo que
alcanzan Ciudad Guayana y Ciudad Bolívar.

Paralelo a este fenómeno desde la Villa del
Yocoima parten hacia San Félix, Puerto Ordaz y Ciudad
Bolívar, hacia Caracas y la zona petrolera de
Anzoátegui, pequeñas oleadas de
emigrantes.

En compensación jóvenes orientales del
estado Sucre, Monagas y en menor medida margariteños y
deltanos, comienzan a establecerse en Upata, aprovechando su
cercanía al área industrial de Matanzas, las
facilidades de transporte que dan las empresas
básicas y beneficiándose del proyecto de
construcción de la Represa del Guri. En el
70 Upata comienza su expansión urbana continua al
consolidarse como ciudad residencial, comercial y de servicios de
centenares de trabajadores de las empresas básicas, que se
asientan en el Valle, por su clima, por el bajo costo de las
viviendas, cómodos alquileres, el acceso barato a algunos
productos de la dieta básica. La tranquilidad y el bajo
índice delictivo, así como los vínculos
familiares sólidos que mantienen sus habitantes, estimulan
a muchos de sus habitantes a permanece acá, a pesar de la
falta de oportunidad o el hecho de trabajar en Ciudad
Guayana.

En la década del 60 Upata además del casco
central se reducía a unas pocas urbanizaciones y barrios.
La urbanización Bicentenario, inaugurada en el 62 con
motivo de los 200 años de la Villa del Yocoima, fue la
pionera, estaba ubicada en un excelente terreno llano, entre las
dos vías principales que se ramificaban del centro, la
avenida Valmore Rodríguez construida a finales de los
años 60 y la calle Independencia, que se extendía
hasta la salida a Guasipati, y era el asiento de las primeras
industrias forestales de aserrío de la zona.

Bicentenario primeramente se le conoció como
Santo Domingo, a un costado suyo se había construido un
hermoso parque, con atracciones para el juego
infantil, laberintos, tobogán, cilindros,
caminerías, churuatas. Más allá surgieron
las primeras casas de Bicentenario II, luego nació en el
70 una nueva urbanización, bautizada Rafael Caldera,
incipiente existían alguna casas en Bella Vista. Hasta
acá llegaba Upata por el Este, hacia el Norte solo
había la calle principal de Santo Domingo II, con
residencias aisladas y la prolongación de la Monagas. La
Milagrosa estaba a un costado del viejo parque ferial de Upata,
construido estratégicamente al lado de la sede del
Ministerio de Agricultura y Cría.

Incontables hazañas de coleadores y ferias
agropecuarias se organizaron en este sector de la ciudad, pero al
desaparecer esta infraestructura, la zona comenzó a
poblarse de casas de tablas, fue quizás esa la primera
invasión "organizada" en el pueblo, y la génesis de
lo que hoy conocemos como Las Tablitas.

Hacia el Sur comenzaban a surgir las primera
expansión del barrio La Antena, y se preparaba el
movimiento de tierra para la urbanización Banco Obrero. El
Guamito, era casi un caserío aislado de la ciudad, durante
las crecientes del Yocoima, que impedían el
tránsito automotor, permitiendo apenas el paso por un
viejo puente metálico de exclusivo uso
peatonal.

El Corozo también era unas casas aisladas,
también de difícil acceso. Hacia el Oeste
sólo la urbanización San Antonio y los barrios
Merecure, Borbón, la 23 de Enero, 19 de Abril y calle
Piar, eran los sectores poblados, siempre por escasas familias, y
con vías de tierra en su mayor parte. A esto se limitaba
la ciudad.

Sin embargo, Upata, a pesar de sus limitaciones
económicas, por la falta de fuentes de
empleo
industrial y un mayor dinamismo comercial, comenzó a
consolidarse como centro poblado intermedio. Este crecimiento si
se quiere de magnitud apreciable para su modesta base productiva
interna, concentrada en las actividades agrícolas,
pecuarias, madereras, gubernamentales y de pequeños
comercios y áreas de servicios, se hizo notorio y evidente
a partir de 1976, cuando la calle Independencia, fue convertida
en avenida desde el cruce con la Ruiz Pineda hasta la
Urbanización Bicentenario. Esta obra, construida a paso de
tortuga, y con un diseño
realmente limitado para su ampliación futura, fue
bautizada Raúl Leoni en homenaje al hijo ilustre de El
Manteco que fue presidente entre 1964 y 1969. Posteriormente esta
avenida se amplió hasta el cruce con la Polanco, en
diagonal con el Centro de Salud de la
ciudad.

Viviendas rurales para una ciudad poco
urbanizada

Después en la década del 80 Upata se
inició su expansión definitiva al Este, el Sur y el
Oeste. Con Luis Herrera comenzaron a construirse un grupo notable
de soluciones
habitacionales tipo vivienda rural en lo que hoy constituye
Libertador, Carlos Enrique Alvárez, Alberto Palazzi o Las
Malvinas e
Hipódromo Sur.

Estas viviendas, a pesar de sus modestas dimensiones y
de haber sido levantadas sin mayor pretensión de
ordenamiento urbano y servicios básicos, prontamente
fueron invadidas o asignadas en plena ebullición del
populismo.

En algunos casos fueron literalmente tomadas por la
fuerza, para alojar en ellas a centenares de familia que
habitaban zonas inundables del Yocoima y otros sectores de alto
riesgo.

En esa misma década del 80, en sus inicios se
proyectaron, otros proyectos
habitacionales más ambiciosos, entre éstas las
viviendas multifamiliares de Coviaguarn, como centro residencial
del contingente de efectivos de la Guardia Nacional, que se
concentraban en el Destacamento 78 de la FAC, pero al ser mudado
este comando a Ciudad Guayana, el proyecto construido en un 70
por ciento fue repentinamente paralizado y las casas quedaron
abanadas a su suerte.

Al finalizar esa década, oleadas de invasores
organizados comenzaron a habitar por la fuerza de los hechos, las
viviendas de Coviaguarn, que por años habían estado
abandonadas.

Paralelamente otros proyectos desarrollados con la
tradicional lentitud de pueblo fueron también paralizados
a medio construir o ya culminados.

Se daba un fenómeno interesante y casi
único en el país, ya que muchas urbanizaciones
permanecieron años frías, sin ocupantes. No
obstante con el paso de los años la tendencia se
invirtió cuando la demanda de
viviendas se hizo superior a la oferta. El
conjunto residencial El Bosque, fue uno de esos experimentos, que
de pronto recobró vida, sus bloques solitarios de repente
se hicieron atractivos y fueron ocupados.

Por la Perimetral surgió en la década del
80 la urbanización de clase media
Loma Verde. A su costado, por lo que fue siempre zona de
conuncos, piñales, pedregales y hábitat
de animales de
carga, un grupo de pioneros, aventureros y osados comenzaron a
darle forma a un nuevo barrio, esta vez bautizado 3 de
Mayo.

Por el Sur, además de Carlos Enrique
Alvárez, surgió una nueva urbanización,
bautizada La Victoria, San Lorenzo, se acercó
progresivamente a Upata, y un nuevo proyecto de Cementerio
Municipal lo convirtió pese a su distancia y rostro de
caserío rural en parte inseparable de la nueva
ciudad.

Por ese mismo rumbo, apareció la pequeña
urbanización Monserrat. El Guamito, creció, se
extendió con nuevas casas rurales hasta casi rozar con Los
Coloraditos, un viejo lugar de recolección de relleno y
basurero ilegal, que a finales del 80 fue proyectado como la sede
del Complejo Ferial de Upata, otra obra de la democracia,
largamente paralizada, hasta su rescate definitivo y puesta en
marcha en 1994.

El Guamito por su parte comenzó a fundirse con el
final de la Calle Luis Hurtado, con La Antena, y Banco Obrero. Un
ramal de ese poblado comunicaba con Hipódromo Sur,
construida a principios del 80, sin servicios y en condiciones
deplorables.

Siguiendo una especie de anillo, desde 1980 estaba
también desprovista de habitantes la hoy acaudalada
Urbanización La Campiña, cuyas casas por más
de 5 años permanecieron vacías y sin
compradores.

Por ese mismo camino se llegaba al Hipódromo Las
Guarataras, quizás uno de los puntos más lejanos
pero atractivos de la Upata de la década del 70, cuando se
consolidó como el principal atractivo turístico y
de diversión de la Villa del Yocoima, que incluso
llegó a alojar a un costado una nueva manga de coleo, que
luego fue sustituida por la privada que operó por la
vía El Guamito- Los Coloraditos.

A principios del 70 la zona aledaña a la
Campiña, y al Matadero Viejo, estaba todavía
habitada por bestias, burros, ganado flacuchento y era si se
quiere otro basurero ilegal de la ciudad, con caminos de
arena.

Pero ese sector en la década del 80, a mediados
de esos años, comenzó con fuerza a ser el epicentro
de un incesante proceso de ocupación urbana, desorganizado
en su mayor parte.

En menos de cinco años hasta el 90 surgieron La
Floresta, Las Guarataras, Brisas de la Campiña, La Floreta
y se consolidó la ocupación de
Coviaguarn.

En los 90 sigue la expansión urbana
residencial

En el 90 se comenzó la construcción de un
nuevo proyecto: la urbanización La Loma, ejecutada con
financiamiento
de Del Sur. En esa misma década surgieron las
urbanizaciones públicas José Gregorio
Hernández, Antonio José de Sucre, Andrés
Eloy Blanco y la privada Villa Los Mangos, en el sector
Hipódromo Sur.

En esa misma década se expande la semi rural
Sierra Tres y Santo Domingo, se puebla el área de San
Marcos, San José y La Romana. Igualmente la CVG y luego
Invibolívar desarrollan la urbanización Manuel
Carlos Piar, quizás una de las de mayor tamaño y
población de la nueva Upata, con más de 500
viviendas para la clase popular y la clase media.

Por el Norte el crecimiento de Upata eleva colinas en
Los Chivos II, surge el barrio Los Chorros, el caserío La
Armonía se integra a la ciudad, nace un nuevo sector al
lado del distribuidor a la Autopista, otro es fundado en lo que
se denomina Colinas del Yocoima, y los viejos barrios de La
Laguna, Maturín, la 23, 19 de Abril, Tocorito, la
Piñerúa, son definitivamente poblados y reciben
algunas mejoras en sus redes de servicios e
infraestructura.

Hacia el Oeste, La Caramuca, anteriormente una zona de
carrizales es terraceada y convertida en urbanización de
viviendas rurales, con sus áreas cercanas de
Borbón, la Pugas Padilla y el propio caserío
homónimo de La Caramuca rural.

Más allá de la Represa Cupapuicito,
Sabanetica y Sabaneta mantienen su población y su nivel de
contacto con Upata. Se cierra así la fase de
expansión de la ciudad del Yocoima, que ahora
contará con nuevas urbanizaciones, una ya en
construcción en el sector Terrazas de La Armonía,
otra ya planificada en Coviaguarn Este, y la ya en
ejecución III Etapa de la Urbanización Manuel
Carlos Piar.

Crecimiento del comercio y el sector
inmobiliario

La referencia al desarrollo y la historia de la
ganadería y cría de Upata, es tema incluso de
libros
aún por escribir, ya que sobre este tema son miles los
proyectos, aventuras, anécdotas y reseñas que
pueden escribirse.

Más sencillo, pero no menos complejo, resulta
describir cómo las viejas casitas de bahareque y teja,
casonas de cinz y patios centrales, fueron evolucionando con el
paso del siglo XX.

El punto de partida de estos cambios es posible situarlo
en la década del 60 con la inauguración de las
primeras viviendas obreras, vendidas por los gobernantes de turno
a módicos precios de 3
mil a 4 mil bolívares.

También en esos años comenzaron a
construirse las primeras quintas de la Avenida Valmore
Rodríguez, con frentes descubiertos, chaguaramos, pinos,
araucarias y engramado al estilo americano. Para la clase media y
empresarios se comenzaron a hacer nuevas casas de lujo, de
líneas modernas cuadriculadas y a con techos de
platabanda, antecesores de los más modestos y livianos
techos de alivén.

En esos aposentos comenzaron a exhibir sus
pequeños o grandes lujos las clases pudientes de Upata, en
su mayoría emparentados con medio pueblo o por lo general
igualados socialmente con los hijos de la clase media y baja,
debido a que en la pequeña Upata los vínculos de
amistad, estudio,
convivencia y hasta de festividades eran realmente estrechos, y
no era extraña esa solidaridad
colectiva, a pesar de los diferentes standares de vida y nivel de
ingreso.

Con otro estilo, sin retiro, con techo de una sola agua,
alta fachada, rectangular pero con adornos, también
surgieron inmuebles de un diseño particular, como asientos
de farmacias, fuentes de soda, mueblerías, restaurantes,
hoteles y almacenes, sobre todo en las calles céntricas
Ayacucho, Bolívar, Sucre y Miranda. Nacieron los famosos
arcos y pórtico de una vieja casona de la calle Vargas, y
hasta casas de dos plantas y semi
circulares, que daban un poco de variedad, a la monotonía
del paisaje urbano.

Los edificios eran escasos, ya que sólo fue a
partir de los finales del 60 cuando se proyectaron el Edificio
Ortega, el edificio Morelli, y el que fungía como sede de
Radio Guayana,
en la calle Ayacucho, y el que fue largos años el asiento
del desaparecido Banco Agrícola y Pucuario. Otro edificio
de fama era el ubicado al final de la calle Independencia, frente
al Mercado Municipal, que era el asiento de uno de los hoteles
más famosos de la Upata del 70. Sin embargo, entre todos
destacaba el edificio sede del Concejo y la Prefectura, y otras
oficinas, conocido durante años como el Centro
vico de Upata,
una construcción de líneas modernas y cinco pisos,
que todavía funge como sede de la
Alcaldía.

Otras edificaciones de rasgos modernos eran el Hospital
de Upata o Centro de Salud, la que posteriormente fue sede de la
V Brigada de Infantería de Selva, el Colegio de las Monjas
María Inmaculada, el liceo Tavera Acosta, el Grupo Escolar
Santo Domingo y el más antiguo de todos el grupo Escolar
Morales Marcano, soberbia construcción de la Dictadura de
Pérez Jiménez,

Hoteles famosos ya había, casi todos de una sola
planta, el Hotel Emilia, el
más viejo de todos, el Comercio, El Adriático, El
Yocoima Internacional, por mucho tiempo el de mayor prestigio.
Otros pequeños edificios, eran más bien residencias
de los comerciantes y obstentaban ese título con
dificultad.

La propiedad
horizontal por mucho tiempo fue una palabra desconocida y los
centros comerciales eran realmente escasos. Quizás el
primero que obstentó ese nombre fue el Cubillo, que
aún con sus pocos locales, permanece en pie en la Av
Raúl Leoni.

Luego surgió el Centro Comercial Rossi,
construido a finales de la década del 70. Posteriormente
surgirían en los 80 otras construcciones
emblemáticas y edificios de no más de seís
plantas, que le dieron otra fisonomía al pueblecito de
antaño. Nacieron el Edificio Yocoima en la Av
Bicentenario, el Edificio San Antonio en la calle Miranda, el
Centro Comercial Traki en la Sucre, el Centro Comercial Maderas
del Sur, donde funciona el Banco Caroní, el Centro
Comercial Antonelli, el Hotel Andrea, el Edificio Anakaro. En el
90 nacieron el edificio Puleo, el edificio Naitex, el Hotel
Crismar, el Hotel Roraima, el Romenca.

Comercios y empresas afamadas se mantienen en la ciudad.
Otros han desaparecido para siempre. Cerraron definitivamente los
cines Principal, el Canaima y el Bolívar. Upata tuvo un
concesionario Aco, ya desaparecido. Tuvo otra concesionaria Fiat
Neoespartana de Motores,
exhibió su Industrial del Mueble, en donde hoy funciona la
Coca Cola,
también contó en la década del 60 con una
miniplanta de la misma Coca- Cola.

En el 80 nació Mademaca, fabrica de aglomerados,
hoy cerrada y abandonada, que en su mejor época dio empleo
directo a más de 50 trabajadores. Upata tuvo su agencia
del ICAP, cerrada en la década del 90, su oficina de
Bandagro, clausurada en la década del 80. Fuentes de soda
famosas han desaparecido, al igual que las tascas, que surgieron
y prosperaron en el 80 y han ido dando paso a otro tipo de
negocios en la década del 90.

Entre otras se fueron Tasca Mar, la pionera,
murió El Rincón, cerró el Mesón de
Julio, igual suerte corrió la Tasca , El Emperador. La
oficina comercial de CANTV recientemente fue cerrada. El Banco
Orinoco luego de 15 años en la ciudad bajó la
Santamaría. Almacenes El Triunfo fue derrotada por la
adversidad. También cerró la tienda Graffiti de la
calle Sucre. Las discotiendas pasaron a la historia, entre otras
la muy recordada de Requena, ubicada en la calle
Vargas.

La pasteurizadora Ugateca, luego Cilaca, famosa por su
leche cremosa y su excelente jugo de naranja tuvo una
época dorada en el 80, pero con el noventa se hizo pesada,
adquirió deudas y tuvo que ceder ante la quiebra.

Pero otros negocios son florecientes, las
carpinterías, casi todas artesanales, sin nombre conocido,
se mantienen en pie. Han crecido y multiplicado las
licorerías, hoy se cuentan más de 40 en la ciudad.
Los centros de juego de loterías, venta de terminales,
inundan la ciudad, no sólo en humildes kioscos sino en
organizados y lujosos comercios establecidos.

Crecieron las casas de empeño. Se han
multiplicado los abastos y quincallas chinas, hay más de
15 en la ciudad. A pesar de sus vaivenes las tiendas, almacenes y
zapatarías han crecido en número. Negocios
inéditos, han aparecido, entre otros los restaurantes
chinos.

Se han multiplicado con fuerza las panaderías,
las ventas de
respuestos, ferreterías, clínicas, apartamentos de
alquiler, venta de alimentos
concentrados para animales, tiendas nacionales, alquiler de
películas, entre otros comercios.

Hay más hoteles y habitaciones disponibles, hay
más agencias bancarias, hay más concesionarios
automotrices, centros de servicio de neumáticos. Hay cinco
emisoras radiales en dura competencia,
una empresa de
TV por cable, peluquerías, centros de servicios
telefónicos e informáticos.

Anexo
Fotográfico

Vista de Upata desde el edificio sede de la
Alcaldía municipal, al fondo serranías de las
estribaciones occidentales de la Sierra Imataca, en primer plano
calles Bolívar y Ricaurte.

Monumento de la Virgen de La Paz,
localizado en la cima del Cerro Guacarapo, al Noreste de
Upata.

Vista Panorámica de Upata, sector
Santo Domingo, desde el Cerro Guacarapo.

Ganado Vacuno en exposición
durante la Feria Ganadera de Upata.

Vista lateral de la Iglesia de San
Antonio de Padua, patrono de Upata, al fondo el Cerro El Corozo,
sitio de esparcimiento y tradición cultural de la
ciudad.

Lago de Guri, ubicado al Suroeste de
Upata, atractivo turístico de singular importancia
estratégica y natural, en el sector Cogollal, tramo
carretero hacia El Manteco.

Bibliografía

  • Rodríguez Jiménez Carlos, Upata, Tomo
    1. Editorial Aguilar, Madrid,
    1965
  • Lanz Sigfrido, Apuntes Históricos de Upata-
    Biblioteca
    Yocoima, Valencia 1994
  • Peraza Celestino, Leyendas del Caroní,
    Biblioteca Popular de la Academia de la Historia y el
    Ministerio de Educación, Caracas 1988.
  • Upata- Recopilación histórica del
    Cronista Pedro Quijada Marcó- Publicación
    Digital
  • Material Documental de la Alcaldía de
    Piar
  • Datos recientes resumidos de diferentes fuentes
    informativas de la prensa
    regional, elaborados por el licenciado Juan Ruiz
    Correa.

Autor del trabajo: Juan Alfredo Ruiz Correa- Fecha
de Nacimiento: 13 de marzo de 1966, lugar de Nacimiento: Upata-
Estado Bolívar Venezuela- Licenciado en Comunicación
Social (Medios Impresos) egresado de la Universidad Central
de Venezuela en diciembre de 1988- Con experiencia de 20
años en diferentes medios de prensa regional en los
estados Bolívar y Anzoátegui,,entre otros El
Expreso de La Tarde, Mundo Oriental, El Guayanés, Nueva
Prensa de Guayana- Desempeñó cargos de
dirección de Relaciones
Públicas en las Alcaldías de Caroní,
Piar, Sifontes, con experiencia en medios nacionales como Ultimas
Noticias,
Unión Radio. Actualmente ejerce la docencia en la
Universidad Bolivariana de Venezuela y elabora trabajo
periodísticos y de asesoría en diversas
instituciones privadas y públicas- Director del mensuario
El Sol del Yuruari, publicación de la ciudad de Guasipati.
Premio Municipal de Periodismo
Pedro Cova en los años 2004 y 2006, conferido por el
Concejo del Municipio Piar, Botón de Oro Ciudad de El
Palmar, otorgado por el Alcalde del Municipio Padre
Chien.

Trabajo elaborado por el Licenciado Juan Ruiz Correa, en
la ciudad de Upata, Venezuela, con recopilación,
revisión y redacción final entre los meses de Enero y
Agosto del año 2007-

 

Juan Alfredo Ruiz Correa

Partes: 1, 2
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