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Enseñanza de la historia para la escuela actual (página 2)



Partes: 1, 2

Se discute la necesidad de un nuevo paradigma
historiográfico, que para C. Barros (2000) debe tener en
cuenta los siguientes aspectos:

  • Exigencias sociales derivadas de
    la
    globalización. La historia fragmentada de
    los ochenta no sirve para el mundo globalizado que viene, hay
    que revisar porqué no se logró avanzar en la
    historia total para llevarlo finalmente a la práctica; a
    la vez que será digitalizada la información histórica que se
    aporte con múltiples enlaces a partir del hipertexto,
    mientras que Internet
    conectará más directamente a toda la comunidad
    internacional de historiadores.
  • Exigencias culturales y educativas. Hay un retorno a
    los valores
    humanistas y formativos, como consecuencia del repliegue del
    economicismo y del tecnocratismo neoliberal.
  • Exigencias políticas y sociales de los nuevos (y
    viejos) sujetos políticos y sociales. Se busca la
    identidad en
    la historia en el ámbito local, regional, nacional e
    internacional, reavivando la función
    crítica de la historia.
  • Exigencias científicas. Ya no podemos hablar
    de una ciencia del
    pasado al estilo positivista, pues no se puede separar ciencia
    de conciencia,
    como no hay objeto de la historia sin sujeto; ya no vale que la
    historia no es ciencia porque no puede ser objetiva y exacta;
    pues la verdad absoluta no existe, solo existen verdades
    relativas; lo que perfila no abandonar la identidad de la
    historia como ciencia.

Todo deja el camino expedito para delimitar las
peculiaridades de la ciencia
historia en el siglo XXI:

  • La historia como ciencia, que se expresa en sujetos
    bien delimitados, es más científica que la vieja
    ciencia positivista, camino que se debe seguir para ofrecer
    resultados cada vez más cercanos a la realidad de la
    vida social. En concreto es
    asumir que los hombres están haciendo y decidiendo su
    historia, en las dos acepciones, tanto la historia de la
    ciencia como la historia de los hechos.
  • El estudio del pasado, a partir de problemas
    del presente, es un criterio cada vez más consensuado
    entre los historiadores, que justifica la utilidad social
    de la historia en la lucha por un futuro mejor para la
    humanidad.
  • Estudiar la historia desde la pluricausalidad, en el
    que interactúan los aspectos económicos,
    políticos, sociales, ideológicos y culturales,
    para obtener una visión más total de la actividad
    social de los hombres, dentro de un enfoque dialéctico.
    Esta concepción exige buscar estrategias
    globales de investigación y de divulgación de
    los hechos de la historia.
  • Se exige en el siglo XXI una gran pluralidad de temas
    y métodos.
    En cuanto a temas no para producir una fragmentación de
    la historia, sino para no dejar fuera ninguna de las aristas de
    la actividad social y sus interacciones, incluyendo la macro y
    microhistoria, que conlleva a interesantes estudios intra e
    interdisciplinar; y con los métodos sucede algo similar:
    no debe pasar que al criticar la absolutización de los
    métodos cuantitativos propios del positivismo,
    se caiga en otra reducción cualitativa, se trata de la
    adecuada interrelación entre lo cuantitativo y
    cualitativo.
  • La historia debe plantearse una posición que
    vaya de lo pluridisciplinar (convergencia de disciplinas) a lo
    transdisciplinar, que posibilita atravesar las disciplinas y
    trascender; es establecer una alianza estable con otras
    ciencias
    como el resto de las sociales, la geografía, la economía, entre
    otras. Las demandas crecientes de la interdisciplinaridad
    solamente pueden ser satisfechas por una disciplina
    histórica consciente de su unidad y su irreductible
    singularidad.
  • La historia debe dejar claro que hay futuro, y que
    precisamente hay futuro porque hay historia, hay esperanza
    porque hay historia. La historia tiene que pensar
    históricamente el futuro, es transformar desde el
    presente que no ocurran los grandes errores del pasado
    histórico de los hombres. "La aldea global que viene,
    sin la historia y las ciencias humanas, será el futuro
    de las cosas, jamás el futuro de los hombres" C. Barros
    (1996 : 58)
  • El debate
    sistemático de los historiadores, elaborando los
    fundamentos teóricos de esta ciencia será
    indispensable en el siglo que recién comienza. Hay que
    acabar de romper con el esquema conceptual positivista que la
    historia es colectadora de datos, con
    desprecio a la teoría y en menor medida por la
    historiografía y la metodología. Lo anterior supone
    también alejar la idea de que las escuelas
    historiográficas que más impactaron en el siglo
    XX Annales y Marxista, son cosas del pasado y no están
    activas, queriendo despojar a la Historia de dos de las
    corrientes que más la hicieron avanzar y la pueden
    seguir hacer avanzar.

Siendo la historia una ciencia de orden social y a su
vez una disciplina escolar, sus principales problemas
teóricos se reflejan en la manera de enseñar, de
ahí que las corrientes historiográficas que han
existido y existen influyan de manera directa en la forma de
concebir el currículum de la asignatura. "La
historiografía tiene una relación directa con la
epistemología en tanto que una corriente
historiográfica se define por su teoría y por su
método" S.
Sánchez (1995 : 42). En fin, la teoría que sustenta
a una determinada escuela
histórica aporta su metodología y todo redunda en
el campo epistemológico, lo cual supone cambios y
afectaciones en los fundamentos científicos de la historia
y sus métodos, y a su vez, esa metodología de la
ciencia llega de forma directa a la estructura
didáctica de la asignatura, lo que tiene su
explicación desde la relación ciencia –
asignatura.

Relación entre
la cultura
histórica, la memoria
histórica y la conciencia histórica como base para
la educación
histórica de los alumnos

La formación de la cultura es un proceso
eminentemente histórico-social, continuo,
dialéctico; que como acumulación de los
conocimientos de la humanidad es siempre cultura de una sociedad,
marcado por el proceso de socialización en que el hombre a lo
largo de toda su vida aprende de las generaciones
anteriores.

Lo creado por el hombre refleja
las peculiaridades y tradiciones de una región o de un
país, que a su vez aporta a los valores y
tradiciones universales. Las peculiaridades con que se desarrolla
el proceso de globalización en la actualidad exigen la
preservación de lo que es propio, autóctono del
acervo cultural de cada pueblo y que lo distingue del resto
porque refleja su identidad cultural.

Decía Miguel de Unamuno: "Que la memoria es
la base de la
personalidad individual, así como la tradición
es la base de la personalidad
colectiva de un pueblo. Vivimos en y por el recuerdo, y nuestra
vida espiritual no es en el fondo sino el esfuerzo que hacemos
para que nuestros recuerdos se perpetúen y se vuelvan
esperanza, para que nuestro pasado se vuelva futuro", citado por
F. Mayor (1997 : 42).

Lo histórico de la cultura humana es algo
inherente a su origen, a la necesaria preservación de lo
acumulado por el hombre para dejarlo como legado a otras
generaciones, como testimonio de cuanto se ha hecho de una etapa
histórica a otra, que no es más que el reflejo del
avance de la sociedad. Este legado se diferencia en cada
región del planeta por expresar las peculiaridades de
diferentes sectores sociales en un contexto tempo-espacial con
sus características distintivas.

La cultura histórica son todos los valores
materiales y
espirituales producidos por el hombre en su actividad
histórico-social, y que constituye el legado generacional
de su actividad económica, política, social y
cultural a nivel universal, nacional, regional y
comunitario.

La cultura histórica se expresa en la conciencia
histórica de la humanidad. Cuando una sociedad es capaz de
percatarse cual es su historia, la manera en que las generaciones
de un país o región ha desarrollado su vida
práctico-social, incluyendo el acervo cultural resultado
de la actividad material y/o espiritual, está en
condiciones de mantener y preservar determinados valores
patrimoniales: construcciones, lugares históricos,
objetos, información sobre su evolución histórica, normas,
costumbres y valores que expresan una continuidad y a su vez la
discontinuidad histórica.

"La historia se convierte en una necesidad social desde
el momento en que los grupos
sociales poseen – o adquieren – una conciencia
histórica a través de la cual adecuan su presente y
sitúan las esperanzas de su futuro". P. Pagés (1993
: 73).

La conciencia histórica que forma parte de la
conciencia social, viene dada de la experiencia concreta que cada
grupo social,
que cada colectividad nacional ha acumulado. Esos puntos de
vistas, ideas, valores y criterios que sobre la historia se van
formando los hombres en el propio desarrollo de
una sociedad y que expresan el grado de identificación de
un pueblo con su historia total, refleja implícita, y a
veces hasta explícitamente el nivel de conciencia
histórica de un país.

La conciencia histórica nacional necesita de la
experiencia para su formación. Es práctico pues
devela el protagonismo colectivo al formarse a través de
un largo proceso en que va incorporando a la memoria colectiva
todos aquellos fenómenos y hechos que ocurren en la vida
de un grupo social, una región y un país, entre
otros.

Lo importante radica en que cada pueblo tenga conciencia
del valor de
preservar todo el resultado de la cultura creada. Tal significado
tiene lo anterior que C. Anta Diop (1982 : 5) señala "que
la identidad cultural de un pueblo depende de tres factores
principales: el histórico, el lingüístico y el
psicológico", manejándolo de manera
interrelacionada, pero destacando el rol de la conciencia
histórica como baluarte de defensa de esa identidad frente
a las contingencias internas o foráneas
enajenantes.

La conciencia histórica de una nación
se nutre de los propios acontecimientos históricos vividos
por ese país: qué han hecho sus habitantes al
transitar por diferentes períodos de su evolución,
cómo han resuelto sus problemas, qué acciones han
desarrollado en la conformación de su nación,
lo cual en general se erige como memoria colectiva y como
guía más directa de actuación social por el
impacto afectivo transmitido generacionalmente.

De ahí que consideremos la memoria
histórica como la facultad que se tiene para conservar los
acontecimientos, los fenómenos, los sentimientos, los
ideales, las normas, las costumbres y los valores
autóctonos, genuinos que caracterizan a una nación
y trasladarlos al plano de la conciencia
histórica
.

Sin memoria histórica, no hay conciencia ni
cultura histórica. El esfuerzo de una nación para
no olvidar sus orígenes, desentrañar sus hilos
conductores, a veces complejos, significa darle el justo lugar a
todos los que en conjunto han aportado en la formación,
desarrollo y consolidación de la nación.

La interiorización de los valores
históricos de una nación, no se puede lograr al
margen de develar el protagonismo individual y colectivo de su
pueblo. Si entre todos se preserva y construye la identidad de la
nación, no se pueden desechar todas las fuentes que
nutren de información y de fortaleza espiritual para ese
empeño.

Si el proceso de formación de la conciencia
histórica combina lo espontáneo con lo consciente
su nivel cualitativo será superior. Cuánto
aportaría la educación si
interviniera de manera más directa, organizada y de forma
sistematizada sobre las fuentes que establecen los nexos
generacionales haciendo de la preservación de la identidad
nacional un afectivo intercambio entre la escuela, la familia y
la comunidad.

Potencialidades educativas de la
historia

La finalidad educativa de la asignatura Historia es
contribuir el desarrollo integral del alumno, propiciar el
crecimiento de su personalidad, incidir en su formación
humanista, y para este propósito la Didáctica de la Historia posee un
importante papel.

La presencia de la Historia en la educación se
justifica desde múltiples razones:

  • Despertar el interés
    del alumno por el pasado, que facilita la comprensión
    del presente:
    no se puede entender el presente del alumno
    sin que se adentre en el estudio del pasado. El presente tiene
    unos hilos conductores que se mueven hacia el pasado, tanto al
    pasado reciente como al pasado pasado como señalan
    algunos autores. Heller, A. (1997)
  • Comprensión del presente para hacer
    reflexionar al alumno sobre su proyección futura:
    el
    estudio del pasado a partir de hechos, procesos y
    fenómenos, con el protagonismo de los actores de la
    historia, entra en conexión con la vida presente y se
    convierte en una vía para que el alumno piense
    cómo debe ser la posición de la sociedad y la de
    él como miembro de la misma en el transcurrir de la
    historia. Qué lugar le corresponde en la sociedad como
    futura generación adulta.
  • Potenciar en los educandos el sentido de
    identidad:
    sentirse parte de la historia y la vida de un
    país, conocedor de sus costumbres, raíces,
    tradiciones y defensor de esos valores identitarios. Esto es
    algo necesario en la era de la globalización neoliberal
    que trata de aniquilar los valores autóctonos nacionales
    para imponer los valores que provienen de los centros de
    poder en el
    mundo.
  • Respetar la historia y las tradiciones de otros
    pueblos del mundo:
    al conocer la historia de otros pueblos
    del mundo, encontrará relaciones, conexiones entre el
    mundo, el continente y la región con el país en
    que vive y elevará su cultura sobre otros países,
    lo que fomenta la tolerancia y la
    valoración de lo diferente a partir del desarrollo
    histórico de cada pueblo. Desde lo diverso que es el
    mundo actual encontrará lo semejante entre los pueblos,
    tal y como afirma Martí
    (1975 : 468) "Patria es humanidad"
  • Preparar a los alumnos para la vida adulta: al
    comprender desde la historia los problemas
    sociales, al formar criterios, actitudes y
    valores relacionados con la vida ciudadana. Desde la historia y
    la actividad desplegada por los hombres se aprende cómo
    enfrentar los problemas sociales.
  • Desarrollo del pensamiento
    del escolar:
    la enseñanza de la Historia favorece el
    ejercicio humano de pensar, se activan todos los procesos
    lógicos: análisis, síntesis, abstracción, inducción, deducción, comparación,
    generalización. Se aprende a pensar con sentido
    crítico, buscando elementos factuales y lógicos
    que posibiliten argumentar, contrastar las opiniones que
    tenemos con las de otros en el acto comunicativo que es la
    educación.
  • Se enseña los métodos y procedimientos
    para la investigación histórico social:
    todas
    las habilidades que se enseñan para reconstruir el
    pasado, son útiles en la formación integral del
    alumno. Cuando aprende a formular hipótesis, a buscar datos que permiten
    corroborarla o desecharla en fuentes variadas, se está
    preparando al alumno en un serio ejercicio intelectual, que
    será útil en su vida futura, independientemente
    de la profesión que elige más tarde estudiar.

En esta dirección ideas martianas aportan pautas
teórico – metodológicas. Para ello hemos
tomado algunos de los planteados en la bella y trascendente
carta a
María Mantilla, escrita el 9 de abril de 1895, que
constituye su testamento pedagógico. Cuando José
Martí
dice: "[ …] Elévate, pensando y trabajando "[…]
Cuadernos Martianos II (1997 :102) ofrece las vías para
lograr el crecimiento individual y social, pues según
él " […] Enseñar, es crecer […]" Cuadernos
Martianos II (1997: 102).

Es particularmente significativa su opinión al
decir: [ … ] Donde yo encuentro poesía
mayor en los libros de
ciencia, en la vida del mundo, en el orden del mundo […] Es
hermoso, asomarse a un colgadizo, y ver vivir al mundo: verlo
nacer, crecer, cambiar, mejorar y aprender en esa majestad
continua el gusto de la verdad […] (Cuadernos Martianos II
(1997: 102). Para nosotros, entender y explicar el desarrollo del
mundo social es esencial, como esencial es contribuir a
establecer relaciones significativas entre el mundo social y el
mundo individual del alumno.

Recordemos que en la formación de valores la
significación para sí de lo aprendido es
fundamental y que en este complejo proceso la dialéctica
de lo objetivo y lo
subjetivo es cuestión clave dado el carácter subjetivo y personal de los
valores. Nuestro Héroe Nacional en el año 1880 hace
referencia a las interrogantes que él mismo se fomentaba
cuando apenas tenía doce años y dice: "¿Y de
qué me sirve toda esta miseria que me han enseñado,
estos rosarios de hechos huecos, estos textos escritos en jerga
pomposa y oscura? El mundo que llevo en mí, él se
me va explicando solo: pero ese otro mundo vivo de afuera, que me
llama a sí con atracción seductora,
¿quién me lo explica?… Se cría hoy a los
carneros, toros y caballos con más realidad y juicio que a
los hombres, porque a los caballos, torso y carneros los cuidan,
afinan desenvuelven las partes del cuerpo que han de necesitar
para el oficio a que se les destina, el hueso si son para la
carga, la fibra si son para la matanza, los elementos de la
leche si son
para la cría, Y al niño, que ha de vivir en
la tierra, no
le enseñan ni la tierra ni la
vida[…]" J. Martí (1995 : 34)

He ahí nuestra principal función, lograr
que aprendan la vida social en necesaria y dialéctica
relación con su vida interior, con su mundo espiritual que
saldrá enriquecido.

El aprendizaje de la
Historia ayuda al alumno a tomar conciencia de sus propios
valores y a fundamentar sus relaciones sociales, su
práctica a lo largo de la vida. Para ello es necesario
establecer una adecuada relación entre ciencia y humanismo,
pues, por una parte, tienen relevante importancia los conceptos y
posiciones teóricas de la Historia como ciencia y su
devenir en asignaturas, y por otra, que la clase de
Historia es un espacio social de comunicación, intercambio y enriquecimiento
en función de la formación integral humanista de
los alumnos.

Como vemos, para el logro de esta intencionalidad
formativa es preciso tener en cuenta al alumno, a las demandas y
necesidades de la época y sociedad en que vivimos, a la
epistemología de la Historia como ciencia y a
condicionamientos de carácter psicológico y
propiamente didácticos, todo ello para poder contribuir al
desarrollo de las capacidades de los alumnos para valorar,
sentir, amar, imaginar y poner en práctica lo aprendido
para defender nuestras ideas y principios
revolucionarios y hacer posible un mundo mejor.

En nuestro caso, la ciencia Historia es la fuente,
ofrece el rigor de la lógica
histórica, el modo de razonar histórico, y
constituye un pilar esencial, y la ética del
historiador es el otro pilar fundamental para el desarrollo de
las opiniones, el fortalecimiento de criterios propios, el
establecimiento de un compromiso ideológico, humanista y
científico para ejercer la crítica desde una
actitud
histórica, revolucionaria y transformadora, basada en la
idea martiana que plantea que " La crítica no es la
censura; es sencillamente y hasta en su acepción formal _
en su etimología _ es eso, el ejercicio del criterio " J.
Martí T 19 (1978 : 366).

Por tanto, contribuir al desarrollo del pensamiento
histórico y de la conciencia histórica de los
estudiantes constituye una importante vía para enfrentar
los problemas del mundo actual pues "conocer es resolver" J.
Martí T 6 (1978 : 18). Para ello es necesario fortalecer
la relación entre ciencia y humanismo, por la relevancia
de las fuentes, métodos, ideas, conceptos, enfoques, que
aporta la primera, y por el valor del segundo como
concepción integral acerca del hombre y su
realización.

Son conocidas las características del modo de
razonar en la ciencia histórica y en la clase de historia
es necesario contribuir a su desarrollo. Creemos oportuno agregar
la utilidad de tener en cuenta conceptos históricos
estructurantes para una verdadera comprensión
histórica tales como: causa – efecto, clases
sociales, continuidad, ruptura, identidad, cultura, objetivo,
subjetivo, contradicciones, desarrollo, interrelación y
otros. Estos conceptos expresan la forma de pensar la Historia,
son construcciones propias para una adecuada interpretación histórica, por eso
son conceptos sociales claves, o sea, son aplicables para el
análisis del desarrollo
social.

En nuestra asignatura esto supone la utilización
de métodos científicos de la Historia, asumir una
lógica histórica en los razonamientos, una actitud
histórica, trabajar con fuentes históricas y del
conocimiento
histórico, acercar el aprendizaje de
la Historia y la actividad de historiar, propiciar un
acercamiento objetivo y científico a la huella
histórica, pero a la vez afectivo y emocional, teniendo en
cuenta al alumno, sus particularidades, intereses, necesidades,
así como las necesidades de nuestra época y
sociedad, o sea, la clase de Historia debe aportar herramientas y
recursos intelectuales
para pensar, debe entrenar en una metodología de
indagación histórico social, y debe aportar
también vías para el enjuiciamiento ético,
debe dejar una lección humana que enriquezca al alumno
integralmente, que permita el crecimiento de su personalidad, el
mejoramiento individual en su inserción social, el
desarrollo de un saber humanizante.

La vida social, el mundo en que vivimos, puede ser una
importante fuente de aprendizaje histórico social. Conocer
sobre lo atractivo y actual del estudio de la vida cotidiana y el
hombre común nos revela la posibilidad de diseñar
una opción alternativa que permita trabajar un
currículum de Historia Social de la comunidad para la
escuela. ¿Conoce y aprovecha la escuela las
potencialidades cognitivas y afectivas de la Historia Social de
la comunidad? Una vez conocidas, ¿Concibe acciones que
contribuyan al desarrollo científico y humano de los
estudiantes? ¿Están preparados los futuros
profesionales de la docencia para
ello? ¿Cómo prepararlos?

¿Se han elaborado propuestas que tengan en cuenta
a la comunidad, a los alumnos, a la familia para el
estudio de la historia local? ¿Existen innovaciones
educativas relacionadas con ello? ¿Cuáles son sus
fundamentos? Estas interrogantes incentivan nuestras
reflexiones.

Estrategias de
enseñanza-aprendizaje de la Historia en la escuela actual,
a partir del aprovechamiento de la variedad de
fuentes

El proceso de enseñanza-aprendizaje de la
Historia en la actualidad exige de un docente con un alto
desarrollo de la competencia
profesional, vista en sus dos aristas, como competencia
científica (dominio de los
contenidos que imparte, gran actualización
científica en la(s) materia(s) que
imparte) y como competencia pedagógica (comprometidos con
el proceso formativo de los estudiantes y un alto dominio acerca
de la conducción pedagógica del proceso formativo,
que incluye conocimientos biológicos, sociológicos,
psicológicos, pedagógicos y didácticos,
entre otros).

El docente de Historia de hoy no puede pensar en los
términos que lo hace un profesor
positivista, único protagonista del proceso, conocedor de
la verdad, aportador de datos fácticos provenientes solo
de documentos y que
ofrece una visión distorsionada de la historia al
centrarla solo en los elementos políticos,
diplomáticos y militares de la actividad de las
personalidades históricas. Aquí cabe una sola
estrategia de
aprendizaje: la memorización de hechos, procesos y
fenómenos históricos y el transcurrir en la
historia de las grandes personalidades.

El docente de Historia debe potenciar estrategias
didácticas que favorezcan la calidad del
aprendizaje de esta asignatura. Se entiende por estrategias
didácticas "el conjunto de las acciones que realiza el
docente con clara y explícita intencionalidad
pedagógica" C. Bixio (1998 : 48)

La enseñanza de la Historia desde una perspectiva
estratégica implica que el docente desarrolle estrategias
de enseñanza que favorezcan las estrategias de aprendizaje
de los alumnos. De esta manera se favorece el aprendizaje
estratégico de los alumnos y se enseña a
aprender y se aprende a aprender.

Uno de los retos mayores que tiene el docente en la
contemporaneidad es saber enseñar a sus alumnos a aprender
Historia. Que el docente domine el contenido histórico no
significa que lo enseñe bien y mucho menos que los alumnos
lo aprendan bien, aunque se considere una importante
condición para poder enseñar esta materia. En la
literatura
pedagógica de los últimos años hemos
estado
encontrando los términos enseñar a aprender,
aprender a aprender, enseñar a aprender a aprender y cada
uno encierra una interesante meta para el trabajo
pedagógico de los docentes.
Veamos qué cuota de responsabilidad tenemos ante la esencia de cada
término anteriormente mencionado:

  • Enseñar a aprender sobre la historia: supone
    el proceso en el que el docente no se ocupa solo del
    aprendizaje de los conocimientos históricos, sino el
    dominio de procedimientos, técnicas, métodos para adquirir
    los conocimientos con mayor independencia y aplicarlos a la práctica
    social. Se revela, desde esta concepción, una alta
    responsabilidad del docente ante el aprendizaje
    histórico del escolar.
  • Aprender a aprender sobre la historia: se
    sitúa desde la posición del alumno, que no solo
    debe acumular conocimientos históricos, sino que se
    ocupa de apropiarse de procedimientos eficaces para llegar por
    sí solo a nuevos conocimientos históricos,
    determinar cuáles se ajustan mejor a sus peculiaridades
    personales y saber pedir ayuda para avanzar en el camino de su
    propio aprendizaje. Esta asociado con la metacognición, con el aprendizaje
    autorregulado.
  • Enseñar a aprender a aprender sobre la
    historia: Establece la relación entre enseñar a
    aprender sobre la historia y aprender a aprender sobre la
    historia. El docente debe aprender cómo enseñar a
    aprender sobre la historia, concentrar su atención no sólo en cómo se
    apropia el alumnado del contenido histórico
    (conocimientos, habilidades, hábitos, normas, ideales,
    actitudes, valores) sino a la vez, cómo concientizan los
    métodos de aprendizaje y cómo ayudar a cada
    alumno a dominar su proceso de aprender a aprender sobre la
    historia.

Se aprende a aprender sobre la historia desde la
experiencia personal de los aprendices, pero sin obviar la
experiencia histórico-cultural acumulada por la sociedad,
la experiencia de aprendizaje de otros: coetáneos,
docentes, familia, comunidad y miembros de la sociedad en
general.

Enseñar a aprender equivale a introducir entre la
información que el maestro presenta y el
conocimiento que el alumno se apropia un tercer elemento:
tradicionalmente este tercer elemento era el método; hoy
se considera las estrategias didácticas de
enseñanza que utiliza el docente y para el alumno este
tercer elemento lo definimos como estrategias de aprendizaje. Por
lo tanto este tercer elemento queda subdividido en: estrategias
didácticas que utiliza el docente y estrategias de
aprendizaje de los alumnos.

Cuadro # 1 J. I. Reyes (2000)

Estos procesos que el alumno pone en juego a la
hora de resolver una determinada situación o de aprender
un determinado concepto,
principio, hecho o procedimiento, es
lo que llamamos estrategias de aprendizaje.

C. Bixio (1998) se refiere a pilares que son el marco
constitutivo de la estrategia de aprendizaje, de los que comparto
los siguientes:

  • La estructura cognoscitiva.
  • Los conocimientos previos que posee un sujeto sobre
    el tema.
  • Los procedimientos de que disponga y las destrezas de
    las que sea capaz.
  • El interés que el estudio de dicho tema le
    despierta; los lazos afectivos con el tema.
  • Las intenciones y objetivos
    que lo mueven a realizar este estudio.
  • Las condiciones psico – físicas en las
    que se encuentra en ese momento.

Pero tan importante como lo anterior son los factores
externos que pueden ser determinantes en el momento de
seleccionar una estrategia: tiempo para
estudiar, material bibliográfico que dispone, tipo y
cantidad de contenido a estudiar, las condiciones ambientales del
lugar y la presencia de otras personas con quien compartir el
estudio.

Tomando en consideración lo anterior, el sujeto
selecciona la estrategia de aprendizaje que seguirá, la
que le permita asegurar el cumplimiento de las exigencias del
programa
escolar, a la vez que crece como ser humano y se transforma
personológicamente. Esto revela que no siempre el sujeto
utiliza la misma estrategia de aprendizaje, pero si hay una
conducción pedagógica correcta se estará
apropiando de mecanismos de autoaprendizaje que le
permitirá moverse de manera cada vez más
independiente en la escuela, en la familia, en la comunidad, en
la sociedad.

Lo anterior se relaciona con los enfoques de aprendizaje
que señala J. C. Torres Puente (1997):

  • Enfoque superficial: motivos externos en el
    aprendizaje, estudio de puntos importantes y para
    reproducirlos, tendencia a memorizar, percepción del contenido de forma
    aislada, se desea aprobar con el mínimo de
    esfuerzo.
  • Enfoque profundo: realización de la
    tarea por motivos intrínsecos, intención de
    encontrar el significado de lo que estudia, deseo de obtener
    una comprensión profunda de lo que estudia.
  • Enfoque de logro: implicación personal
    en la tarea como medio, no como fin, intención de
    obtener los mejores resultados posibles, tendencia a ser
    ordenado y disciplinado en función de la importancia de
    la tarea, uso eficaz del tiempo y del esfuerzo.

Estos enfoques son características que los
estudiantes presentan de forma continuada, pero no suelen
considerarse como rasgos de la personalidad, pues en determinadas
circunstancias pueden variar. Un alumno con poco tiempo para
estudiar un tema, presionado por un examen cercano, puede hacer
un estudio superficial, sin embargo su tendencia es hacer
estudios profundos y de logro.

Es necesario concebir las estrategias de aprendizaje
como instrumentos al servicio del
progreso personal y no como meros recursos técnicos para
estudiar mejor.

Es imposible un proceso de enseñanza-aprendizaje
estratégico desde la historia sin percatarse de las
potencialidades que ofrecen las variadas temáticas y las
fuentes históricas para su estudio.

Desde la enseñanza de la historia el profesor
debe desarrollar estrategias didácticas para que el alumno
pueda:

  • Localizar información en diferentes fuentes
    históricas y del conocimiento histórico, tales
    como documentos, textos, objetos de la cultura histórico
    material, participantes y testigos de los hechos
    históricos, videos, filmes, software, entre
    otros.
  • Procesar la información en forma de notas,
    informes,
    resúmenes, cuadros, esquemas, tablas, entre
    otros.
  • Elaborar hipótesis, ideas
    y hacerse preguntas alrededor del material histórico que
    guíen la búsqueda de la verdad
    histórica.
  • Analizar el material histórico como base para
    comparar y arribar a generalizaciones sobre los hechos,
    procesos y fenómenos históricos.
  • Exponer el material histórico en forma de
    narraciones, descripciones, caracterizaciones, explicaciones,
    argumentaciones, demostraciones y valoraciones, en un movimiento
    dialéctico desde lo fáctico hasta lo
    lógico.
  • Relacionar el conocimiento histórico del
    pasado con el presente, comprendiendo la utilidad personal y
    social de lo que aprende.
  • Establecer nexos causales, temporales y espaciales
    entre los hechos, procesos y fenómenos históricos
    universales, nacionales, locales, familiares y personales
    favoreciendo la formación de la
    temporalidad.

En Cuba se han
realizado diferentes investigaciones
relacionadas con la historia social integral con un fundamento
epistemológico desde el materialismo
dialéctico e histórico, cuyas estrategias
didácticas implican:

  • Un estudio de la historia social integral, como una
    historia que recrea todas las aristas de la actividad social:
    económica, política, social, cultural e
    ideológica desde la dialéctica pasado –
    presente – futuro.
  • Un acercamiento a temáticas que han tenido
    menos espacio en el currículo histórico escolar, como
    la historia del hombre común, la historia personal, la
    historia familiar, historia social comunitaria, la historia de
    las mujeres, la historia de los oficios y las profesiones, la
    historia de la vida cotidiana, entre otros.
  • Un protagonismo activo de los estudiantes en el
    proceso del aprendizaje a partir de la participación en
    la decisión de contenidos que entran al
    currículo, métodos y procedimientos para
    aprenderlos y sistema de
    evaluación.
  • El estudiante, de manera individual o grupal, utiliza
    los procedimientos de la investigación histórico
    social para realizar sus estudios históricos, que los
    pertrecha para comprender mejor el entramado de relaciones
    sociales en diferentes niveles de relaciones que se ve
    compulsado a establecer.
  • La interacción del estudiante con su grupo
    escolar y el colectivo pedagógico, su familia, miembros
    de la comunidad y de la sociedad en general, utilizando lo
    aprendido para comprender el contexto
    familiar, comunitario, y nacional en que vive.

Dentro de esas investigaciones podemos mencionar las
realizadas por R. M. Álvarez (1998)
Historia-Alumno-Sociedad; J. I. Reyes (1999) La
historia familiar y comunitaria como vía para el
aprendizaje de la historia nacional y de la vinculación
del alumno de secundaria básica con su contexto
social
; M. Romero (1999) Una propuesta de diseño
curricular de historia social de la comunidad para la
escuela
; A. F. Jevey y J. I. Reyes (2001) Historia
personal y familiar en el currículo de la escuela
primaria
; A. Palomo (2001) Didáctica para favorecer
el aprendizaje de la historia nacional y la vinculación
del alumno de secundaria básica con su contexto social a
partir del tema del hombre común
; A. Laurencio (2002)
La historia local y su proyección
axiológico-identitario en el proceso de enseñanza
– aprendizaje de la Historia de Cuba en secundaria
básica;
Y. Frías (2003) La vida civil en el
campo mambí holguinero durante la guerra de
1895. Una aproximación a su estudio desde lo
cotidiano
; L. Bao (2004) Una concepción
didáctica dirigida a desarrollar los intereses
cognoscitivos, profesionales y sociales de los estudiantes para
el estudio de la Historia de Cuba en la educación
superior
; M. Rivera (2004) El patrimonio
cultural de la localidad y su contribución al desarrollo
del proceso de enseñanza – aprendizaje de la
Historia de Cuba en la Secundaria Básica;
entre
otras.

Para la discusión en este curso se utilizaran los
resultados de:

I.- J. I. Reyes (1999) La historia familiar y
comunitaria como vía para el aprendizaje de la historia
nacional y de la vinculación del alumno de secundaria
básica con su contexto social

El hombre forma parte de la historia, lo hace
cotidianamente, es protagonista y a su vez registrador de su
transitar por la vida social y su conexión primaria le
llega a través de la historia familiar. Ese micromundo
familiar tiene lazos que lo conectan con la sociedad, que expresa
los rasgos de carácter general, común a otras
familias, a su comunidad y a su nación.

El estudio de la historia familiar posibilita conservar
la memoria histórica de un núcleo de personas
unidas por lazos sanguíneos y afectivos, que permiten
percibir la continuidad en las relaciones
humanas, el sentido del cambio, la
transformación, la heterogeneidad de elementos que
influyen en la actuación de los seres humanos, la
necesaria relación entre los elementos individuales y
sociales, la capacidad de reflexión ante situaciones
distintas incluyendo las más dramáticas y
conmocionantes, las costumbres de cada época
histórica, las normas y códigos éticos y su
influencia social.

Las historias contadas por los familiares, una vez
organizadas, sistematizadas y enmarcadas en su contexto se
irán convirtiendo poco a poco en "Historia con
mayúsculas"

Hay estudiosos de este tema como H. Pluckrose (1993) que
consideran que los niños
que cuentan con una familia numerosa y que se encuentran con
frecuencia en contacto con sus abuelos desarrollan un sentido del
tiempo mucho más arraigado que aquellos que se ven
más limitado a entrar en contacto con los abuelos de la
familia. Hay que aprovechar el arsenal de información que
poseen sobre todo los abuelos, pues como dice un proverbio
africano "cuando muere un anciano es como si ardiera toda una
biblioteca"
Pluckrose (1993: 76).

Es fructífero y estimulante cuando la
comunicación entre los mayores de la familia,
incluyendo los abuelos, asume una posición
protagónica en la formación histórico –
social de los niños y adolescentes y
apelan a sus historias para prepararlos para la vida adulta; pero
como no sucede siempre así, la escuela, y en particular la
asignatura Historia, debe facilitar la integración de los alumnos y sus
familiares, lo que indudablemente enriquecerá a ambas
partes.

Es bueno atender la alerta de Pluskrose (1993: 72) que
afirma que "la irrupción en el pasado de una familia puede
ser causa de problemas y tensiones". No siempre la familia desea
que se busque en su pasado, por temor a exhibir sucesos que
trajeron conflictos o
no están en sintonía correcta desde la óptica
del presente. Esto supone una comunicación fluida entre el
profesor y sus alumnos para no violentar lo que no se desee
revelar al auditorio o lograr el análisis objetivo y
desprejuiciado de la actuación de algún familiar o
varios de ellos.

El alumno se tiene que sentir orgulloso de que al
desempolvar la historia familiar, recupera y preserva sus objetos
y sentimientos más significativos, recrea anécdotas
y vivencias, las sistematiza y organiza convirtiéndose en
el protagonista de una actividad de rescate histórico con
el que entrará a la historia de modo que en el futuro de
su familia será siempre considerado como el actor que en
el presente (ya pasado en el futuro) produjo una reflexión
colectiva (sobre las tradiciones, costumbres, normas y otros
elementos de valor histórico) que llegará a sus
descendientes.

La historia asume el verdadero realismo que
tiene, ya no es ficción que me cuentan otros, es el
resultado de utilizar los métodos de la
investigación histórica ajustada a las
posibilidades de la edad, pero permitiendo develar que el
historiador tiene la necesidad de acudir a variadas fuentes,
contrastar la información, analizar detalladamente y
llegar a conclusiones mediante un serio esfuerzo indagativo que
el alumno ahora reproduce en menor escala.

El pasado histórico familiar es real, como reales
son los miembros de su familia aunque algunos no están ya
vivos, pero se conservan objetos sobre ellos o huellas de su paso
por la vida que recoge la historia oral familiar. La historia
familiar libera a la enseñanza de la historia de esa
sujeción estéril a los textos escolares, como la
única fuente de aprendizaje lo que en parte ha
contribuido, por su mala utilización, al rechazo de los
alumnos hacia esta materia.

Esta propuesta didáctica se realizó con
adolescentes de secundaria básica de Las Tunas y se
siguió la siguiente secuencia:

  • Investigación individual de la historia
    familiar de cada alumno, utilizando las fuentes a su
    disposición.
  • Exposición ante el grupo de la
    reconstrucción histórico familiar realizada,
    apoyada en objetos de la familia.
  • Investigación en equipo de algunas historias
    de familia, desde el estudio histórico familiar
    individual realizado.
  • Exposición ante el grupo de la
    reconstrucción histórico familiar realizada,
    apoyada en objetos de la familia y con la presencia de algunos
    de sus miembros que fueron informantes claves.
    Contrastación con respecto a la primera versión
    de la historia familiar, enfatizando en las vías
    utilizadas e información obtenida.
  • Discusión en taller acerca de qué
    aprendí con respecto a la historia nacional y local
    desde la historia de mi familia. Cada estudiante previamente
    tiene que contextualizar los sucesos familiares dentro de los
    periodos de estudio de la historia nacional y
    local.

II.- M. Romero (1999) Una propuesta de diseño
curricular de historia social de la comunidad para la
escuela

Esta propuesta se desarrolló con adolescentes de
una secundaria básica de la capital de
país, promoviendo el acercamiento de ellos a determinadas
aristas de la historia de su comunidad que antes no habían
sido objeto de estudio desde la escuela.

El plan
diseñado de Historia Social Comunitaria tiene los
siguientes pasos:

1.¿Quién soy? ¿De dónde
vengo? ¿ A dónde voy? Mi autohistoria. Valores
personales. La historia de mi familia. Tradiciones familiares.
¿Cómo puedo crecer en mi contexto histórico
social?

2. Mi comunidad y sus valores. Yo y ellos.
¿Dónde vivo? ¿ Quiénes me
rodean?

En la comunidad en que vivo la historia de la familia
más antigua, del anciano más longevo, del parque
principal, de la casa más antigua, de las luchas
históricas, las tradiciones culturales de mi comunidad, la
historia de un científico, de un maestro, de un obrero, de
un deportista, de un internacionalista, de un artista, de una
figura pintoresca de mi comunidad.

¿Cuáles son los valores patrimoniales de
mi comunidad?

¿Cómo puedo enriquecer y rescatar los
valores y tradiciones de la misma?

3. Las ideas nos hacen fuertes y los ideales
invencibles.

¿Cómo pienso? ¿Cómo pensamos
en mi comunidad?

Nuestras raíces históricas. Los mejores
valores de cubanía. Ayer y hoy.

El pensamiento de José Martí. Valor
universal y metodológico del Manifiesto de Montecristi y
de Yugo y Estrella. Actualidad.

¿Cómo podemos desarrollar nuestra sociedad
para el futuro?

Objetivo del programa:

Desarrollar un aprendizaje funcional para la vida sobre
la base de la relación entre el conocimiento cotidiano y
el conocimiento teórico, tomando como referente a la
sociedad, lo que promueve el desarrollo del pensamiento
histórico y los valores.

Conocimientos fácticos:

Se mueven en el plano de: autohistorias, historias
familiares, historias de lugares, entidades y personas de la
comunidad.

Conceptos: historia social, autohistoria, comunidad,
valores, familia, tradiciones, ideas, ideales, patrimonio,
identidad, cubanía, sociedad, raíces
históricas, historiador, además de conceptos
relacionados con la ciencia histórica, su enfoque, tales
como: desarrollo, cambio, tiempo histórico,
duración, sucesión, común, diverso, causas,
consecuencias, relaciones.

Regularidades:

En el desarrollo de la sociedad el hombre común
tiene un importante papel.

Existe una relación dialéctica entre el
hombre y la sociedad.

Idea Rectora.

El mejoramiento de la sociedad depende en gran medida de
las actitudes y valores de los hombres que la conforman y de la
identificación de cada hombre con su contexto
social.

Habilidades relacionadas con el pensamiento
social.

Trabajo con fuentes

Recogida de datos (información) :
observación

Procesos de primer nivel: análisis y
síntesis, interpretación y
clasificación

Procesos intermedios: comparación,
inferencia

Procesos de nivel superior: generalización y
valoración

Actitudes y valores:

Actitudes autorreflexivas que promuevan el
autorreconocimiento, la autoestima y
sentido de pertenencia, y el mejoramiento individual en su
inserción social, promoviendo una cultura de paz y
relaciones de integración.

Valores como: solidaridad,
dignidad,
tolerancia, independencia y justicia.

Evaluación:

La tendencia evaluativa es sistemática, a partir
del diálogo
informativo y reflexivo resultado de la indagación
individual desarrollada según las exigencias de cada tema.
Cada alumno presentará los textos históricos
producidos y defenderá sus criterios.

Sobre esta base el resto de los alumnos y el profesor
formularán interrogantes que facilitarán el
desarrollo de la actividad metacognitiva y la conciencia
afectiva.

III.- A. Palomo (2001) Didáctica para
favorecer el aprendizaje de la historia nacional y la
vinculación del alumno de secundaria básica con su
contexto social a partir del tema del hombre
común

La historia del hombre corriente, la historia de los de
abajo o también la historia del hombre común, ha
puesto en manos de los historiadores una posibilidad para
enriquecer la investigación y la reconstrucción
histórica. No menos importante, ha sido para los docentes
contar con una cantidad y variedad de materiales que poseen una
carga emotiva referida a personas sencillas, que potencian las
motivaciones de los alumnos al facilitar la conexión vital
que poseen los conocimientos históricos.

En este proyecto
curricular el hombre común es su eje, para motivar al
estudiante, promover desde las historias individuales el
conocimiento de la historia comunitaria y nacional, movilizando
el pensamiento histórico del estudiante.

Reflexionar en historia con relación al hombre
significa detenerse en sus acciones como ser individual y social,
con el cual se confiere a esta ciencia un enorme potencial no
solo en el plano intelectual sino educativo.

La historia no solo está hecha por
personalidades, sino también y sobretodo por el hombre
común, los de abajo, como dirían algunos
teóricos de la historia. Todos vivimos nuestras vidas y
con sus acciones construimos nuestras respectivas historias. Son
historias individuales que entretejidas resultan la historia de
la familia, de la localidad, de la nación. Ninguna
historia humana ocurre por la acción
exclusiva del propio individuo, sin
vínculo con el resto de los seres humanos que le
rodean.

La actividad del hombre común, es esencialmente
significativa para la sociedad, su actuación acorde a
determinadas exigencias histórico-sociales, constituye un
eslabón más de la cadena de hechos
políticos, económicos, sociales, ideológicos
y culturales que enriquecen su propia historia, la de su
localidad, la de su nación y la del universo.

Reconocer que la labor cotidiana, anónima,
incansable es el punto de partida para construir la sociedad
aunque hasta ahora la historiografía y la didáctica
de la Historia no la tengan en ese lugar.

La historia del hombre común tiene una
dimensión individual y otra dimensión colectiva. La
actividad desplegada por cada individuo por una parte y lo que
aporta a un colectivo donde se inserta socialmente.

"El hombre común es aquel sujeto de la historia
cuya actividad, de muy diversas gradaciones, se desenvuelve
esencialmente en lo cotidiano constituyendo al mismo tiempo, un
eslabón de la cadena de los hechos políticos,
económicos, sociales, ideológicos y culturales, las
que, al formar parte de una colectividad mayor, contribuyen a
mover los resortes de la historia de su localidad, de su
nación y del universo" A. Palomo (2001)

Este proyecto didáctico se desarrolló en
una secundaria básica de Holguín en los contenidos
referidos a la historia nacional después de 1959. El
proyecto transcurrió por cuatro fases:

  • Fase 1: De exploración de los conocimientos,
    habilidades y actitudes previas de alumno para el aprendizaje
    de la historia.
  • Fase 2: Introducción del tema y de
    preparación
  • Fase 3: Despliegue del conocimiento de la historia de
    mujeres y hombres comunes
  • Fase 4: Exposición de los resultados y
    evaluación
  • Fase 5: De socialización en la
    comunidad

Los alumnos estudian las historias de personas comunes
que despliegan actividades sociales variadas, utilizan los
métodos de la investigación histórica,
experimentan cómo se construye el conocimiento
histórico, al percibir que el hombre común forma
parte de la historia se transforma su concepción del lugar
de ellos en la historia al sentirse protagonistas de ellos, se
sensibilizan con diferentes actividades sociales creciendo la
apreciación que tienen de lo cotidiano y también de
lo que es trascendente.

En resumen, la historia que se debe enseñar debe
abarcar la totalidad de las aristas de la actividad social,
promover el desarrollo del pensamiento histórico en los
alumnos y una fuerte vocación humanista de
aceptación del otro a partir de conocer la historia de los
hombres comunes, las grandes personalidades, historias de
familias (incluyendo la suya), historia de la comunidad, de la
nación y el universo.

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    pensar para aprender. Estrategias de aprendizaje .__ Madrid :
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Autor:

Dr.C José Ignacio Reyes
González

Profesor Titular

es Doctor en Ciencias Pedagógicas, especialista
en Didáctica de la Historia, Profesor Titular, Director
del Centro de Estudios Pedagógicos del Instituto Superior
Pedagógico "Pepito Tey" de las Tunas, Cuba; dirige tesis
doctorales y de maestría en enseñanza de la
Historia.

MSc Manuel Romero Ramudo,

Profesor Auxiliar

es Master en Enseñanza de la Historia, Profesor
Auxiliar, profesor del Instituto Superior Pedagógico
"Enrique José Varona, de La Habana, actualmente se
desempeña como asesor de la enseñanza de la
Historia del Ministerio de Educación de Cuba

Dra. C Adalys Palomo Alemán,

Profesor Titular

es Doctora en Ciencias Pedagógicas, especialista
en Didáctica de la Historia, Profesora Titular,
Vicerrectora de Investigaciones y Postgrado del Instituto
Superior Pedagógico "José de la Luz y Caballero" de
Holguín, Cuba; dirige tesis doctorales y de
maestría en enseñanza de la Historia.

Este trabajo
constituye la base de un curso impartido por los autores en el
Congreso Internacional Pedagogía 2007, celebrado en La Habana,
Cuba, febrero de 2007

Partes: 1, 2
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